CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 78 / 1era. quincena de febrero 2011 / Bs 5 Impericia gubernamental agrava la crisis post gasolinazo Inflación de precios y de mentiras Mientras el gobierno recomienda a la población cambiar sus hábitos “coloniales” de alimentación para hacer frente a la carestía y la escalada de precios de los productos de la canasta familiar –miel en lugar de azúcar, huesos de ganado en vez de café– las organizaciones sociales preparan movilizaciones destinadas a incrementar sustancialmente los salarios. Las nuevas tarifas de transporte podrían disparar la inflación en medio de una situación internacional cada vez más adversa, derivada de la crisis mundial de alimentos y la subida del precio del petróleo y sus derivados. Artista invitado: Tito Kuramoto. Pasear, nadar y comer pescado Las revelaciones del ex vicecanciller Hugo Fernández sobre las negociaciones con Chile, dan una idea cabal de la talla de la política exterior boliviana bajo la actual administración plurinacional. “Cualquier solución pasa por un tamaño de costa que pueda verse en un mapa de esos que utilizan en las escuelas. Es decir, nada pequeño... A Chile le hemos dicho que nosotros queremos irnos a bañar, navegar en nuestro barquito, que nuestros miembros de la Armada boliviana paseen en el mar. Nosotros queremos pescar y si es posible tener una fabriquita de enlatados de pescado. Todo eso en el mar”. La fabriquita de enlatados debe ser parte de la nueva política de seguridad alimentaria propuesta por el presidente Evo Morales que consiste en sustituir el azúcar por miel de abeja y el café del desayuno por una sopa de “huesos de nuestro ganado”. No se sabe quién gana en este torneo de disparates, pero con certeza pierde el país. Contrapuntos Fernando L. García Yapur: Para polemizar la Constitución Política del Estado, 10 Jean-Pierre Lavaud: Por una sociología de los linchamientos en Bolivia. El caso de Achacachi, 12-13 Daniela Espinoza M.: “El Viejo”, una marioneta peligrosa, 4 Gabriela Calderón de Burgos: La draconiana ley de drogas ecuatoriana, 5 Cultura, libros Carlos Federico Valverde Bravo: “El Viejo”: entre el Gobierno y la oposición. ¿A quién le interesa más, 6 Juan Antonio Morales: La historia económica Entrevista a Alberto Bonadona: Pagar un bono es apasionada de Flavio Machicado Saravia, 14-15 mejor que controlar precios, 7 Jorge Luna Ortuño, Apuntes para un retrato de Gilles José Luis Carvajal: Inflación de alimentos, ¿senasación Deleuze, 16 térmica?, 8 El filósofo Slavoj Žižek llega a La Paz, 17 Debate Cine Emir Sader: Grupo Comuna, desafío teórico de la izquierda latinoamericana, 9 Mauricio Souza C.: El hombre que no amaba a las mujeres: el policial como pastiche, 18 /3 editorial 1era. quincena de febrero 2011 La estridencia y la eficacia en política exterior U Consejo editorial: Joan Prats (†) Fernando Mayorga U. Horst Grebe López Director: José Antonio Quiroga T. Redacción: Daniela Espinoza M. Instituto PRISMA Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201, Calacoto Tel: 2799673 [email protected] www.institutoprisma.org Plural editores c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel: 2411018 [email protected] www.plural.bo ISSN: 1996-4420 www.cesu.umss.edu.bo n principio de sentido común dice que la política exterior tendría que ser una extensión de la política interna. Ocurre sin embargo que la enorme desigualdad de poder en el mundo trae consigo que pocos países estén en condiciones de emitir políticas internacionales, mientras que el resto sòlo cuenta con la disyuntiva del acomodo (más o menos dócil o creativo) o la confrontación, según sus propios recursos de poder y los que agregue en función de las alianzas que sea capaz de establecer. El período que sigue a la Guerra Fría se ha caracterizado por notables reacomodos económicos y políticos en el mundo, sin que eso se hubiera expresado ya en un orden internacional estable y democrático, capaz de encarar de manera efectiva los temas de “la paz perpetua”; la erradicación del hambre y la pobreza; la promoción de la autodeterminación efectiva de los pueblos, y el aseguramiento universal de opciones de vida sin ningún tipo de discriminación. La globalización asimétrica en curso carece por consiguiente de gobernanza, entre otras razones, como consecuencia del debilitamiento de los foros universales del sistema de Naciones Unidas. En su lugar se han establecido varios mecanismos intergubernamentales de tipo informal. Está, en primer lugar, el G 20 que congrega a un grupo cooptado de países cuya representatividad y capacidad de adoptar decisiones vinculantes para todo el mundo han sido cuestionadas desde diferentes perspectivas. Existen también otros mecanismos de alcance geográfico y capacidad de acción más reducidos, como es el caso obvio de la Unión Europea y desde hace poco del grupo bric (Brasil, Rusia, India y China), que se ha ampliado recientemente con la incorporación de Sudáfrica. Para los países en desarrollo, sin embargo, ninguno de esos mecanismos tiene el alcance y gravitación que alcanzaron en algunos momentos el Grupo de los 77 o el Movimiento de los No Alineados. Aunque no tienen carácter intergubernamental, por momentos adquieren amplia visibilidad instancias como el Foro de Davos y el Foro Social Mundial, donde se congregan anualmente las élites económicas y políticas del mundo industrializado en el primer caso, y los movimientos sociales, en el otro. El escenario internacional consiste por tanto en un mosaico complejo y asimétrico, compuesto de diferentes tableros de negociación, coordinación, concertación y confrontación. Muy pocos países latinoamericanos están en condiciones de participar efectivamente en todos ellos, impulsando de manera sistemática y congruente sus intereses nacionales. Si el Gobierno pretende ejercitar una política exterior de tipo propositivo tendría que tomar en cuenta todas estas circunstancias, para evitar los fracasos registrados en dos oportunidades recientes. Las repercusiones mediáticas efímeras y el eco que pueda lograr el país en el mundo de las ong altermundistas no es suficiente. Se requiere reforzar, en cambio, la capacidad diplomática de concertar y negociar el apoyo de un número suficiente de países que coincidan en las causas justas que defiende el país en varias materias de la agenda global. Así, por ejemplo, la despenalización del consumo tradicional de la coca podría merecer mucho más respaldo si se la articula apropiadamente junto a la demanda cada vez más amplia de cambiar el enfoque prevaleciente en la lucha contra el narcotráfico, cuyo fracaso es ampliamente reconocido. En su lugar crece el respaldo intelectual y político a la descriminalización del consumo de drogas planteada, entre otras corrientes, hace poco por un grupo de ex Presidentes latinoamericanos. Y algo parecido ocurre con el tema del cambio climático, aunque en este caso, una de las condiciones sine qua non para tener éxito en los diversos tableros internacionales que tratan el tema, consiste en mostrar resultados y logros nacionales relevantes. La posición retórica del país sobre el tratamiento de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, adquiriría mucha mayor credibilidad si se pudieran mostrar resultados internos tangibles tales como la recuperación de las áreas protegidas invadidas por parte de los cocaleros y de las minas avasalladas por cooperativistas y comunidades campesinas. Una visión estrecha y sectaria de los objetivos de la política exterior del país en esta compleja coyuntura internacional está condenada necesariamente al fracaso. Se podrían alcanzar en cambio importantes logros si se dan los pasos necesarios para ampliar el respaldo a esas iniciativas dentro y fuera del país. Usos y abusos del caso Rósza L La versión digital de los números pasados de la revista pueden ser obtenidos en la siguiente dirección: www.institutoprisma.org Los lectores de Nueva Crónica pueden escribir al correo electrónico [email protected] Las colaboraciones no solicitadas serán sometidas a la consideración del Consejo Editorial a reaparición de un testigo clave del caso Rósza –primero en un video en el que se lo ve recibir un soborno y luego concediendo una entrevista desordenada a un canal de televisión– ha sido utilizada por el gobierno y algunas fuerzas opositoras para reafirmar sus propias versiones de los hechos. Según el gobierno, no hay duda de que existió una banda terrorista que quería “dividir Bolivia” y, por lo tanto, fue un acto de “responsabilidad estatal” (Navarro) y hasta de “lealtad revolucionaria” (Puente) pagar por la información que permitió aniquilar a los integrantes del grupo y perseguir a sus colaboradores. Para cierta oposición, en cambio, el soborno demuestra que los testimonios y pruebas fueron fabricados para incriminar a la dirigencia cruceña. Lo dramático del caso es que aparentemente ambos tienen razón. Hay pocas dudas de que hubo un grupo irregular, apoyado por pocos dirigentes empresariales y cívicos de Santa Cruz, en el momento de mayor tensión entre el gobierno del mas y la “media luna”. Pero no hay pruebas fehacientes de que el grupo era “terrorista” y que podía dividir al país mediante una guerra civil. Las fotografías de los mercenarios extranjeros posando con armas y contando dinero en habitaciones de hotel parecen obtenidas para un casting de una mala película de bandidos y muestra la poca peligrosidad real del grupo. Pero a estas alturas ha quedado confirmado que el grupo estuvo infiltrado por oficiales de inteligencia policial y del aparato político del gobierno y que las acciones judiciales han sido funcionales al objetivo de desarticular al principal núcleo de oposición política. Resulta evidente que el testigo clave goza de protección gubernamental y que sus declaraciones incriminatorias fueron obtenidas mediante soborno o coacción. Un grupo de aventureros como el de Eduardo Rósza difícilmente podría haber “dividido Bolivia” como insiste la versión oficial, pero en cambio ha sido capaz de sembrar división entre las filas de la oposición cruceña y también entre la nomenklatura masista, de donde provino el video del soborno. La completa subordinación del Ministerio Público al poder gubernamental impidió que hasta ahora se conozca la verdad de los hechos. Fueron los medios de comunicación –acusados de complicidad con el “terrorismo”– los que sacaron a luz lo poco o mucho que se conoce. Habría que premiarlos en lugar de perseguirlos. 4/ contrapuntos 1era. quincena de febrero 2011 “El Viejo”, una marioneta peligrosa Daniela Espinoza M.* Aunque figura en la lista de los más buscados, nadie se atreve a detenerlo. Se ha convertido en un testigo doble, que supuestamente cobra a cambio de incriminar a la oposición cívica cruceña en el delito de sedición, pero que también incomoda a un gobierno que siembra muchas dudas sobre el manejo del caso. U n par de días después de que, presionado por las circunstancias, el vicepresidente Álvaro García Linera, en entrevista concedida al periódico Página 7, abriera la posibilidad de debatir el tema de la legalización de los gastos de seguridad (reservados) en la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuando más de un ex y actual funcionario de gobierno había justificado la necesidad de “pagar por información al enemigo”, y en el preciso momento en que se establecían las condiciones para la declaración de Carlos Núñez del Prado –principal incriminado por el video/soborno que incomodó al Ejecutivo y puso en entredicho la credibilidad de la investigación del caso terrorismo–, “El Viejo” salió de la sombra. Con asombrosa tranquilidad, Ignacio Villa Vargas, testigo clave y luego acusado en el todavía no del todo esclarecido episodio que mantuvo en vilo al país en abril de 2008, reapareció en una calle de Santa Cruz para afirmar que dijo la verdad, pero que lo hizo bajo tortura, que el video del soborno fue montado, que recibió dinero pero luego se lo quitaron y que volverá a desaparecer porque teme por su seguridad. El polémico personaje parece seguir el guión de una película de suspenso y sus declaraciones sólo añaden más dudas a una historia que tiene mucho de sórdida. Nadie supo de él durante más de seis meses, hasta que en el programa “A todo pulmón” de Cadena A, fue difundido un video donde apareció recibiendo más de 30 mil dólares de manos del ex funcionario gubernamental Carlos Núñez del Prado, aparentemente a cambio de que salga del país sin dejar rastros y durante un buen tiempo. A partir de la difusión del mencionado video, las cosas cambiaron. Ignacio Villa Vargas dejó de ser sólo una pieza fundamental para el objetivo del gobierno de poner en la mira y bajo persecución a la oposición cívica de Santa Cruz, y se convirtió en un incómodo testigo que podía actuar en contra. El controvertido personaje, que en su testimonio implicó al gobernador Rubén Costas, a Branko Marinkovic y otros líderes cruceños en la supuesta sedición, de pronto emergía como una ficha peligrosa para sus propios captores, pues en la trama de espionaje y presunto soborno de la que formó parte, también vio y supo de temas y acciones comprometedoras para las autoridades. * Periodista. Por eso el video desconcertó e inquietó al gobierno y dejó al descubierto las diferencias existentes en el mas, sobre todo entre dirigentes y personajes que estuvieron y están detrás del manejo de la seguridad del Estado. Tras la difusión del documento, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, dejó en claro que Ignacio Villa Vargas era un “acusado” y que iba a ser detenido. Sin embargo, de manera inexplicable y muy sospechosa, nadie giró la orden de captura, nacional o internacional, contra “El Viejo”. Es más, por lo que se pudo advertir hace algunos días por un nuevo video esta vez filmado por el programa Sin Letra Chica del periodista Carlos Valverde, estuvo siempre bajo custodia. Contra el testigo que se convirtió en acusado aparentemente no existía una orden de captura internacional –el fiscal Soza dijo en declaraciones al periódico La Razón que no recordaba si había o no dicha orden– y nunca se advirtió mayor preocupación del Ejecutivo sobre el tema. El supuesto desaparecido, de quien se presumía estaba en Argentina o España, permitió primero que se lo vea y filme en las calles de Santa Cruz, acompañado por agentes de inteligencia, y luego concedió una entrevista a la Red Uno, para decir su palabra y anunciar una nueva desaparición, pese a estar bajo vigilancia. La reaparición de “El Viejo” no aclaró nada. Sólo dejó más dudas. Reiteró sus denuncias contra los cívicos opositores de Santa Cruz, desmintió haber recibido un soborno gubernamental como pago por su testimonio y, de paso, pese a la aparente protección oficial de la que goza, dijo que estaba en peligro. En síntesis, Villa Vargas habló en términos convenientes y funcionales a los intereses del Ejecutivo, pero poco convincentes, dadas las circunstancias sospechosas que rodearon su salida a la escena pública y su dudosa reputación personal. En su prontuario figuran estafa, giro de cheque al descubierto, robo, lesiones graves y calumnias. Un perfil que lo que menos inspira es confianza. Un ex funcionario de gobierno, que pidió mantener su nombre en reserva, aseguró que Villa Vargas fue considerado al inicio del caso como “testigo clave”, pero posteriormente se pudo comprobar que “era un informante que se contradecía, mentía e inventaba su propia película sobre los hechos”. “El Viejo”, sigue la fuente, sabía algunas cosas en su calidad de chofer de Eduardo Rózsa, pero no conocía detalles de las conversaciones que sostenía éste cuando no se encontraba en el automóvil “sin embargo, las inventaba. Fue así que contó una versión en diputados y otra a las autoridades de seguridad”. Videos y popularidad El costo que paga en términos de imagen pública el gobierno y sobre todo el Presidente del Estado, por el manejo de este caso, es muy alto y se suma al bajón en la popularidad provocado por el gasolinazo y la secuela de alza de precios en productos de la canasta básica. Hay un cuestionamiento ético, al profundizarse la sospecha de que se paga por testimonios contra opositores y se presiona a la justicia, y también una dura crítica a la gestión, cuando el manejo de la economía se refleja de manera desfavorable en el bolsillo del ciudadano, pese a que las arcas del Estado, supuestamente, están más llenas de dinero que nunca. La convergencia temporal de estos dos temas resulta devastadora, porque mina la credibilidad de una gestión que, hasta hace poco más de un mes, gozaba de un inédito respaldo, pero que ahora parece haber ingresado aceleradamente en el tobogán de la censura pública. A lo largo de por lo menos dos años, la población fue testigo de un escabroso manejo de los sistemas de inteligencia para perseguir a los adversarios políticos, mediante la organización de una estructura muy similar a la que estuvo vigente en tiempos de las dictaduras militares y que, según algunos entendidos, tiene también relación con la forma en que se conduce este tipo de dependencias del Estado en países como Cuba y Venezuela. El Ministro de Gobierno subrayó, en diversas oportunidades, la importancia de no perder de vista la magnitud del caso Rózsa, por la amenaza que significó para la unidad del Estado; e insistió en que el video del pago a “El Viejo” y los sucesos siguientes sólo buscan distraer la atención sobre este hecho. Las últimas declaraciones de “El Viejo”, justamente, vienen a secundar dichas declaraciones y reafirman las intenciones separatistas del grupo Rózsa. Aunque son varias las autoridades que han intentado restar validez a estas evidencias y concentrarse más bien en reiterar que a través de esas acciones encubiertas se logró evitar el asesinato del Presidente del Estado, el ex viceministro de Gobierno, Rafael Puente, admitió y defendió la existencia de un aparato de virtual control político, y justificó el pago por información a “El Viejo”. “En cualquier país del mundo se paga para obtener información sobre el enemigo”, dijo Puente, y no sólo eso, sino que también censuró a quienes filtraron el video, acusándolos de atentar contra la seguridad del Estado. De una manera u otra, el también ex prefecto de Cochabamba, dejó entrever que el gobierno administra gastos reservados para financiar este tipo de operaciones. Las afirmaciones de Puente suscitaron inmediatas críticas en distintos ámbitos. El analista político, Gonzalo Mendieta, dijo que de ninguna manera 1era. quincena de febrero 2011 se puede justificar este manejo delictivo de los organismos de seguridad del Estado para hallar pruebas que incriminen a los adversarios. “Esas acciones contradicen los principios que ha venido propugnando el gobierno respecto de una gestión transparente, en la que no se manejan gastos reservados”, añadió. “Puente afirma que todos los Estados han pagado delatores. Esa premisa no basta. La corrupción ha existido en toda la historia y no por eso estamos condenados a convalidarla”, señaló Mendieta a tiempo de criticar que una ex autoridad afirme que le parece bien pagar a los delatores. “Supongo que no secundará que exista un presupuesto abierto para ese fin. Si lo prefiere así, sería bueno que se rinda cuentas a los movimientos sociales (de paso a la ciudadanía), de cómo se gastan esas partidas. Si debe haber gastos reservados, ya que siempre se lo ha hecho y sirve, entonces ¿no es hipócrita criticarlos conceptualmente o no decir ni pío cuando los cuates lo hacen?”, añade el analista. La defensa de Núñez El misterio que rodea las declaraciones del principal sospechoso de haber sobornado a “El Viejo”, Carlos Núñez del Prado, no deja de ser llamativo. Quien fuera funcionario de la Defensoría del Pueblo hasta el día en que se difundió el video, desapareció por un corto período, y reapareció para establecer sus propias condiciones antes de hablar ante la comisión de fiscales encargada de investigar el caso. Hijastro del ex senador y alto dirigente masista, Antonio Peredo Leigue, y por esa misma vía también pariente del ex ministro de Gobierno, Alfredo Rada, quien condujo los operativos que concluyeron con la muerte de los presuntos terroristas en el hotel las Américas –en un enfrentamiento que no dejó heridos ni víctimas entre los policías–, Carlos Núñez del Prado estuvo en todo momento acompañado por su abogado defensor y también por Peredo, quien representó, por razones que no se conocen, un extraño papel de protector político del incriminado. Al respecto, el dirigente del mas que prefirió mantener su nombre en reserva dijo que no se pueden ocultar los problemas que existen en el Ministerio de Gobierno y que precisamente su actual titular, Sacha Llorenti, estaría detrás de una serie de acciones orientadas a buscar el desprestigio de sus antecesores. Para algunos analistas la presencia de Antonio Peredo revela las diferencias que existen entre grupos que responden a distintos intereses dentro del mas. Aunque el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti rechazó en varias oportunidades que se estuviera tratando de fomentar diferencias con su antecesor en el cargo, Alfredo Rada, otras voces señalan que la tensión es evidente y que se ha convertido en un dolor de cabeza para el propio Evo Morales. /5 contrapuntos El también ex funcionario gubernamental entrevistado, afirmó que la presencia de Peredo acompañando a Núñez “obviamente se dio por la necesidad de protección política, no sólo de Núñez sino de aquellos blancos principales a los que parece apuntar el objetivo de las autoridades”. “Éste es un claro tema que muestra los intereses de los allegados al mas que quieren, no sólo ganar espacio sino quitar el espacio a quienes forman parte de los cuadros importantes del movimiento. Desde ese punto de vista, está clara la intención malsana de deshacerse de ellos, especialmente de Rada”, añadió la fuente. Asimismo, el entrevistado sugiere que las susceptibilidades de algunas autoridades surgieron, claramente, luego de las declaraciones que el Presidente Morales hiciera antes del cambio en el gabinete ministerial, en las que comentaba la sugerencia de los movimientos sociales de retomar su gabinete inicial. Hasta la fecha no se han tomado declaraciones a Núñez, la comisión que investiga el caso, a cargo de los fiscales Carlos Fiorilo, Isabelino Gómez y Aldo Ortiz, solicitó al Juzgado Sexto de Instrucción en lo Penal la reserva del caso, por 10 días, con el justificativo de que se trata de un asunto delicado que involucra la seguridad del Estado. “No es un caso como para entrar en detalles, se debe tener cuidado en lo que se va a hacer y decir en el tema”, aseguró Fiorilo. Las revelaciones de Wikileaks Las declaraciones de “El Viejo” vienen a contradecir las últimas revelaciones incluidas en los cables de Wikileaks, y publicadas el pasado 30 de diciembre en el diario El País de Madrid, que afirman que una fuente cercana ofreció a la Embajada de Estados Unidos una versión diferente de los hechos de terrorismo que se habrían suscitado con la banda de Rózsa señalando que, en realidad, “los mercenarios fueron contratados por los servicios de inteligencia bolivianos para montar una falsa trama terrorista y justificar la persecución desatada después contra los dirigentes de Santa Cruz, bastión opositor del gobierno”. Los servicios de inteligencia, presumiblemente, habrían liquidado a los tres miembros del grupo para borrar las pistas y sembrar pruebas. La Embajada estadounidense asegura que no tiene la forma de comprobar la versión, aunque califica a su fuente como un personaje “bien ubicado y con una trayectoria solvente”. El documento, con fecha de mayo del 2009, y que revela que los supuestos mercenarios fueron contratados por los servicios de inteligencia bolivianos, identifican al director de Inteligencia, coronel Jorge Santiesteban y al capitán Walter Andrade como los responsables de contratar a Rózsa. Según los últimos informes, Andrade salió del país y supuestamente se encuentra en Venezuela en un curso de capacitación. Una ley de drogas draconiana Gabriela Calderón de Burgos* Las leves reformas a la Ley 108 para narcóticos del Ecuador deben profundizar el mandato de la nueva Constitución, aprobada en 2008, que considera al tema de las drogas como un problema de salud antes que una ofensa criminal. E cuador tiene una de las leyes para narcóticos más draconianas de América Latina. Así lo dice un reporte publicado por el Transnational Institute y la Washington Office on Latin America (wola). Vivimos en un país donde la pena máxima por homicidio es de 16 años, mientras que un narcotraficante de poca monta puede terminar con una sentencia mucho mayor, de hasta 25 años. No siempre fue así. Antes de que se promulgara la Ley 108 en 1991, el Estado ecuatoriano había enfocado el tema de las drogas como un problema de salud, más no de seguridad pública. Estados Unidos influyó de manera decisiva sobre este cambio. Las autoridades ecuatorianas recibieron cuantiosos fondos de ayuda externa bajo el compromiso de cumplir con ciertos parámetros de rendición de cuentas. Según la prensa ecuatoriana estos parámetros incluían: 1) aumentar en un 10% la droga incautada, 2) aumentar en un 15% la incautación de armas e insumos químicos y 3) incrementar en un 12% el número de personas detenidas y los procesos judiciales ligados al narcotráfico. Por cumplir con esas cuotas, las cárceles y juzgados se sobrecargaron. La Ley 108 es una de las más aplicadas por el sistema de justicia penal a pesar de que la gran mayoría de delitos registrados son contra la propiedad y las personas, mas no relacionados con drogas. En 2007, 34% de todas las personas encarceladas lo estaban por delitos de drogas. Si se considera solamente las cárceles en áreas urbanas, esa cifra aumenta a un 45%. Durante los últimos 15 años, entre el 65 y 79% de la población carcelaria femenina del Ecuador se encontraba detenida por delitos de drogas. En 2009, el 80% de las mujeres en la cárcel El Inca –la más grande del país para mujeres–, estaban ahí por la Ley 108. Aunque se la ha reformado levemente desde 1991, esta ley continúa promoviendo estigmas que hacen que para efectos prácticos a cualquier acusado de delitos relacionados con drogas se lo siga presumiendo culpable antes de demostrar su inocencia. Los abogados entrevistados por los autores del reporte confiesan no querer defender a los acusados de estos delitos por miedo al estigma que se ganarían. Los jueces también tienen motivos para negarse a tomar una decisión favorable para el acusado. Por ejemplo, en 1998 ee.uu. le revocó la visa a un juez ecuatoriano que, según las autoridades estadounidenses, estaba tomando decisiones inadecuadas en casos relacionados con drogas. El enfoque de salud pública profesado en la nueva Constitución, que fue aprobada en septiembre del 2008, fue el primer paso en la dirección correcta. El indulto a 2.300 personas que habían sido condenadas por traficar, transportar o adquirir sustancias ilegales fue el segundo paso. La tasa de reincidencia de los que fueron liberados con ese indulto es menos de 1%. Ya es hora de dejar de señalar a los liberados como contribuyentes a la creciente delincuencia y también de que el Gobierno derogue la Ley 108 e inicie un debate que genere una ley que se adapte a la realidad de nuestro país: el cual ni está en riesgo de convertirse una zona importante de cultivo y procesamiento y donde tampoco existe un consumo de drogas alto o en crecimiento. Además, Ecuador al ser un país pequeño no puede cambiar la política del hemisferio sobre las drogas, pero si se atreve, el gobierno por lo menos estaría adoptando una posición que defiende nuestros intereses: que aquí se reduzca la violencia relacionada al narcotráfico y se evite que los narcos lleguen a corromper a autoridades del más alto nivel y que se reconozca que las drogas siempre van a estar presentes en la sociedad y es mejor considerarlas como un problema de salud que una ofensa criminal. * Ecuatoriana, investigadora del Cato Institute. 6/ contrapuntos 1era. quincena de febrero 2011 “El Viejo”, entre el Gobierno y la oposición. ¿A quién le interesa más? Carlos Federico Valverde Bravo* V aya revuelo el que se armó cuando apareció el video de “El Viejo” recibiendo 30.000 dólares americanos (al parecer ese el monto oficial) y… 1.500 más que aparentemente consiguieron entre “los muchachos del Min. Gobierno” como cariñoso regalo de sus nuevos amigos para que este deje Bolivia, rumbo a Argentina porque “esa tarde lo iban a cautelar”. Y si ese fue revuelo, su aparición en pantallas de Red Uno y en el diario La Estrella del Oriente, con entrevistas exclusivas, fue mucho más. Se me antoja que la prisa por la salida de Villa Vargas del país (vídeo de los 30.000) fue en vano dado que el fiscal Soza pidió en su memorial de imputación que éste se defienda en libertad por estar enfermo y porque tenía familia y domicilio conocido, como los que están detenidos por el mismo caso. Como sea, el Gobierno (el Ministerio Gobierno más específicamente) no podía correr riesgo alguno porque, seguramente, el testigo clave de la investigación del fiscal Soza al ser cautelado y entrar al pleito como acusado, podía cambiar de carácter y convertirse en el testigo clave ya no de la Fiscalía sino contra el Gobierno porque daría pie a la hipótesis que en Sin Letra Chica hemos trabajado desde hace mucho tiempo, referida a la posibilidad de que el Gobierno haya sido el que urdió la conspiración en la que cayeron muchas personas cruceñas, benianas y demás que cayeron engatusados por Rózsa. Esta operación que se la conoce con el nombre de “patear hormigueros”: consiste en lanzar una idea y ver si alguien la hace suya. Rózsa, probablemente movido por el Gobierno (eso es lo que se tiene que probar) encontró en Santa Cruz, el motivo que precisaba el gobierno para “asestar una derrota política y militar a la oposición que se atrincheraba en el Oriente”, como dijo en más de una oportunidad, el propio vicepresidente García Linera. De probarse nuestra hipótesis, como creo que al final se probará, fundada en elementos que pueden probarse, si acaso el fiscal de la causa inicia una investigación independiente del Gobierno (no digo imparcial porque la fiscalía debe parcializarse con la verdad) estaríamos ante un hecho de traición a la patria de parte de los que la urdieron y los que la siguieron, por las connotaciones que tiene. Me explico: “El Viejo” , Ignacio Villa Vargas, es testigo de todo lo que ocurrió en el ínterin transcurrido desde el inicio de la última aventura de Eduardo Rózsa Flores y su violenta muerte ocurrida en el Hotel Las Américas de Santa Cruz. Y digo última aventura porque Eduardo Rózsa, tras salir de los Balcanes y ser buscado como criminal de guerra en varios países europeos, se fue al Medio Oriente a tratar de hacer alguna cosa por allá, como él mismo aseveró en más de una entrevista. Si Villa Vargas hubiese sido o es detenido, tendrá que dar “ate y desate” de las idas y venidas de Rózsa Flores con gente del Gobierno infiltrada en el grupo con el objetivo de detectar a los subversivos y “separatistas” (va entrecomillado porque no hay proclama alguna que lo pruebe, aunque, algo estaban haciendo para subvertir el orden en el país) que caigan en la trampa del “Comandante Chico”, como se dio a conocer al mundo a Eduardo Rózsa Flores en una película en la que se lo muestra como un hombre violento dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. ¿Qué tendría que cantar “El Viejo”? Para comenzar, las muy cercanas relaciones entre el policía Andrade y el cabecilla militar de la “subversión”, es decir, Eduardo Rózsa Flores. Todos hemos visto las fotografías que muestran imágenes de una borrachera en la casa de Villa Vargas en la que estaban presentes los dos citados y Rózsa; a estas alturas de las cosas, ya nadie duda de esa relación y que Andrade está fuera del país, protegido para que no se sepa de su boca de quién recibió las órdenes para trabajar con Rózsa Flores. Entre otras cosas, “El Viejo” tendría que hablar de las relaciones entre Norberto Clavijo y Eduardo Rózas. En Sin Letra Chica mostramos una triangulación de llamadas entre Clavijo, Villa Vargas y E. Rózsa el día del operativo del Hotel Las Américas, triangulación de llamadas que no fue desmentida nunca por ninguno de los involucrados ni por el Fiscal Soza que nunca convocó a Clavijo para preguntarle el porqué de esas llamadas a escasos minutos de la intervención en el Hotel; personalmente concluyo que Clavijo estaba asegurándose de que todos los integrantes del grupo subversivo estén en sus dormitorios para el momento del asalto final, si no, para qué las llamadas? Probablemente “El Viejo” pueda saber exactamente cuáles eran las relaciones de Rózsa Flores con gente de la Embajada venezolana que pagó pasajes entre La Paz y Santa Cruz al guerrero de los Balcanes, cuando éste actuaba con el nombre de Jorge Hurtado Flores, nombre con el que fue muerto en el asalto al Hotel Las Américas; digo que Villa Vargas puede dar explicación de esa relación porque el fiscal Soza nunca quiso seguir esta pista tan importante pese a que es llamativa la serie de pasajes pagados a ese nombre por la Embajada venezolana, siendo que encausó a Alejandro Melgar Pereyra por haber reservado pasajes a nombre de los acompañantes de Rózsa. Nuestras investigaciones periodísticas revelan la existencia de varios mails que están en las computadoras secuestradas por el fiscal Soza entre Rózsa y el “camarada Linera”; cuando los dimos a conocer, el Vicepresidente se molestó por aquello y desmintió haber tenido relación con Rózsa Flores (nunca dijimos que fuera él). Es bueno hacer notar que el fiscal Soza nunca desmintió que esos mails sean salidos, efectivamente de los equipos secuestrados en el Hotel Las Américas y que están en su poder. Con el tiempo, pudimos trabajar con mucha certidumbre la hipótesis de que el “camarada Linera” puede ser Raúl García Linera, el “clandestino” más importante del país, del que nadie sabe a ciencia cierta su lugar de residencia, tampoco su número de teléfono o dónde encontrarlo. Trabaja- mos la hipótesis basados en un mail entre “Kananchiri” y un tal “Eduardo” que le avisa que Eduardo, el héroe anónimo, estaba aquí, es decir Rózsa Flores; en este mail aparece también el nombre de Jaber A. El-Banehl, un terrorista de Al Qaeda, buscado en EE.UU. que aparece en los mails de “camarada Linera”. Además de ellos, detectamos un intercambio de llamadas entre uno de los teléfonos celulares de Rózsa Flores (que no figura en la lista de lo que Soza dio a conocer, lo que muestra que la investigación no es transparente) y un número que sabemos que es de Raúl García Linera. Esto último, tampoco fue desmentido por el fiscal, lo que nos permite concluir que estamos trabajando sobre hipótesis valederas. Villa Vargas puede aclarar mucho sobre las relaciones entre Rózsa y la gente del Gobierno; “El Viejo” puede aclarar las preguntas que, a estas alturas se hace la ciudadanía acerca de este tema que es muy serio porque pudo poner al país al borde de una guerra civil si acaso haya prosperado la idea de “patear hormigueros”. Como en este país no hay “primera sin segunda”, los acontecimientos se precipitaron, reitero, negativamente para el Gobierno porque Villa Vargas está en el país, concretamente en Santa Cruz. No sólo valida el hecho de que Sin Letra Chica lo haya grabado en video saliendo de un sitio de llamadas internacionales en la céntrica calle Bolívar de la ciudad de Santa Cruz el 1 de febrero a las 15:30 horas y los otros medios hayan detectado su presencia en más de un lugar de esta ciudad sino que, concedió entrevistas exclusivas a Red Uno y La Estrella del Oriente donde, a mi entender, (así sea llenas de contradicciones y mentiras) confirma que la conspiración pudo ser tal sólo porque el Gobierno estaba detrás. Veamos por qué: Villa Vargas asegura que cuando él llegó a trabajar con Rózsa, Andrade ya estaba con el cabecilla de la conspiración que sin duda alguna informaba a sus superiores (rgl?) las andanzas de los de por acá (Santa Cruz) y éstos les permitían seguir con la tramoya, dado que, conocidas las andanzas “terroristas” y la buena vida de Rózsa y sus acompañantes, es imposible pensar que esa gente haya sido siquiera capaz de dividir a las Logias locales, peor aún serían capaz de armar un movimiento de la magnitud de la que se adjudica. Es claro que esto no terminó acá. Seguiremos en la huella; queremos confirmar que estamos en lo correcto cuando sostenemos que alguien en el Gobierno tuvo la idea de “patear hormigueros”. * Periodista, Director de Sin Letra Chica. 1era. quincena de febrero 2011 /7 plática Entrevista a Alberto Bonadona: Pagar un bono es mejor que controlar precios El economista Alberto Bonadona aconseja el pago de un bono extraordinario a sectores específicos para compensar la subida de precios que se registró en los últimos meses, en lugar de aplicar políticas poco efectivas de control de precios. E l especialista en economía, en una entrevista con Nueva Crónica, asegura que esa medida es mucho más efectiva que continuar aplicando un control en busca de equidad en los precios. Bonadona asegura, sin embargo, que hay mucha improvisación de parte del gobierno en el manejo económico y poca planificación de la producción sobre todo agrícola. Advierte que pensar en productos sustitutivos para el azúcar es muy difícil, sobre todo si se trata de aquellos que sean equivalentes en el precio o más baratos aún. No ve mayor solución que la importación de los productos faltantes, lo que implicará, efectivamente, nuevos ajustes en los precios, tanto en el producto final como en el producto que se importe, de acuerdo al mercado internacional. ¿En qué medida la política aplicada por el gobierno para la formación de precios va a lograr la estabilidad de los mismos, y no va a ocurrir que el mercado se imponga de todas maneras? Creo que el gran problema del gobierno ha sido, justamente, ir en contra del mercado y lo que se está mostrando es que éste se ha impuesto. Ahora, la forma en que el gobierno actúa, por lo menos en lo que ya se hace evidente con el tema del azúcar, es que se va a permitir que se establezca un equilibrio con el precio de este producto en particular, lo que no quiere decir que ello se repita en otros productos, particularmente porque las condiciones de producción han sido modificadas en lo que se refiere, particularmente, a los insumos para la parte pecuaria. En ese sentido, puede haber una serie de implicaciones todavía difíciles de prever. Por algunas declaraciones de dirigentes y autoridades del mas, se puede presumir cierta intención de controlar los pre- cios o en otras palabras suprimir el libre mercado. ¿De ser así, qué supondría eliminar el espíritu del libre mercado en el país? No creo en la posibilidad de que el gobierno vaya a hacer un control de precios, si bien se podría esperar ello por las serias presiones inflacionarias, hacerlo no sería sino “una metida de pata”, principalmente por el hecho de que se ha visto que en este momento cualquier control lo único que va a hacer es afectar la producción del próximo año, entonces, en lugar de tener un año malo lo que va a ocurrir es que se tengan dos o tres años malos, con todas las consecuencias que podrían derivar posteriormente. Yo no aconsejaría, desde ningún punto de vista, un control de precios en las actuales circunstancias. Lo que habría que hacer es lograr la generación de polí- tanto en lo que significa importación como en lo que significa exportación, y al haber prohibido exportaciones como la de maíz e incluso al querer controlar, en su momento, las exportaciones de azúcar como ocurrió el año pasado, los privados tienen una intervención bastante reñida que no ha permitido su adecuación a las nuevas condiciones del mercado. ticas de equidad que significa poner en marcha algunas medidas, que podrían ser bonos muy focalizados y destinados a la población menos favorecida, los mismos que podrían ir acompañados de los bonos que ya se otorgan, obviamente determinando los sectores. Es mejor dar un bono para compensar y generar una medida de equidad que creer que se puede controlar el mercado para conseguir esa equidad. Controlando el mercado, simplemente, se genera un proceso que va a tener repercusiones en la economía más adelante. Efectivamente hay una crisis alimentaria a nivel global, sin embargo, también hay una responsabilidad del gobierno en el tema, por no haber tomado medidas cuando se vislumbraba esta situación hace aproximadamente dos años. ¿Cuánta responsabilidad tiene el gobierno en este tema? Es importante ver que la crisis alimentaria le llega a Bolivia de refilón, en la medida en que no tenemos demasiadas importaciones. Aparte de harina, porque no producimos trigo, no existe un producto que directamente nos afecte. Ahora, sin embargo, está el tema del azúcar que efectivamente nos afecta y eso sí pudo haber sido previsto. Lo que ocurre es que parece que no existe al interior del gobierno una unidad que se dedique a ver qué está ocurriendo con los mercados internacionales, qué está ocurriendo con la producción agropecuaria en Bolivia, y eso, durante los años agrícolas. No se tiene una clara precisión de cuánto se produce en Bolivia, cuánto se consume, en qué lugares se consume, por qué lugares ingresan los productos, a qué lugares sale el contrabando, en qué cantidades. Y esa unidad o repartición que debería ser la encargada de estudiar esos aspectos está ausente en el gobierno, por lo tanto, aquí “lo pescaron” al gobierno y “nos pescaron” a todos, como se dice comúnmente “en calzoncillos”, en una situación que no se previó. Sin embargo, también se pudo pensar que la pudo haber previsto el sector privado, pero ese sector ha estado muy restringido ¿Qué soluciones racionales pueden aplicarse para tener una formación adecuada de los precios? Y le digo racionales porque la sugerencia de sustituir el consumo de azúcar con un producto más costoso como la miel de abeja, no parece del todo acertada. En este momento no veo ninguna forma de solución, salvo la búsqueda de productos sustitutivos que sean equivalentes en el precio o más baratos aún, lo cual es muy difícil en el caso del azúcar y más difícil todavía pensar en que se puede sustituir de forma inmediata la alimentación para vacas y pollos. Ante esas situaciones, salvo que se vaya por el lado de las importaciones, no existe otra forma. No se puede dar arroz a los pollos, por ejemplo. Entonces, se tiene que hacer vía importación y eso supone tiempo, supone nuevos ajustes a los precios, tanto en el producto final como en el producto que se importe, de acuerdo al mercado internacional. Ahí recién nos estaría llegando la crisis internacional, porque mientras no comprábamos del exterior, teníamos una situación casi como la de una isla, por decirlo de alguna manera –a pesar de que somos mediterráneos parecemos una isla en muchos aspectos de la producción–. Pero ahora también se han llegado a ver ciertas falencias, y es que crecientemente estamos importando productos alimenticios como papas y frutas, ahí también se muestra que ha habido algunos cambios y que son radicales de lo que se producía en Bolivia y que de nuevo, y eso sí ya es una responsabilidad del gobierno, prever qué es lo que está pasando y lo que va a ocurrir en este campo así como qué medidas se van a tomar para paliar cualquier situación futura. Algunos analistas han considerado que el “errático” manejo de los precios es un síntoma más del mal manejo que se viene haciendo de la economía. ¿Cuál es su opinión al respecto? Sin duda hay un manejo errático y una continua improvisación. Creo que el gobierno se ha ocupado más de la parte política y ha descuidado, absolutamente, todo lo que significa economía, con la excepción de haber mantenido la estabilidad macroeconómica, pero no ha habido una preocupación respecto de la planificación de la producción, no ha habido preocupación para impulsarla en ninguno de los sectores y, particularmente, en el agrícola, como ahora se ve. (dem). 8/ contrapuntos 1era. quincena de febrero 2011 La inflación de alimentos, ¿un problema de sensación térmica? José Luis Carvajal B.* El tema de la escasez de alimentos no es un tema reciente, el Gobierno ha esperado a que la situación llegue a los límites actuales para empezar a reaccionar. L a inflación es uno de los ejes de la estabilidad económica de cualquier país. Bolivia no ha sido la excepción, más aún cuando recordamos que fue este país el escenario de una de las hiperinflaciones más importantes de la historia a mediados de la década del 80. Una vez recuperada la estabilidad económica, se pensó que este tema había sido controlado y el país entró en una época de estabilidad de los precios. Sin embargo, en los últimos años se han presentado nuevamente presiones inflacionarias que reavivan la necesidad de volver a analizar este problema y no descuidar el control de su comportamiento. En la revisión de los últimos diez años se puede apreciar que la inflación pasó de 0,92% el 2001 a más del 11% en los años 2007 y 2008. El año 2009 por la recesión de la economía tanto a nivel interno como externo, la inflación cae a su nivel más bajo de 0,26% y el 2010 cierra la gestión con un 7,18%. El promedio de los últimos 5 años (2006-2010) fue de 7,19% comparado con los 5 años anteriores (2001-2005) que fue de 3,36%. Cada vez existe más consenso acerca de cuáles son los efectos que generaron y generan las presiones inflacionarias en los últimos años. A continuación cito algunas de las más importantes: 1. El crecimiento del consumo de alimentos y consecuentemente el incremento de los precios de los alimentos en el mundo. 2. El incremento de la cantidad de billetes y monedas en poder del público en los últimos cinco años. 3. El aumento de la demanda interna que se debe al incremento de la liquidez, las remesas que llegan al país, el incremento del gasto corriente del gobierno, los bonos del gobierno y las actividades ilícitas del contrabando y narcotráfico. 4. La disminución de la oferta de producción de alimentos, disminución de las siembras y las cosechas. 5. Los efectos climatológicos del calentamiento global, los efectos de la Niña y el Niño. 6. La presencia de la enfermedad holandesa en el país que provoca el incremento de los precios de los transables. 7. La importación de inflación externa. Ante este escenario económico, las medidas adoptadas por el gobierno fueron fundamentalmente de corte monetario: se optó por la reducción de la liquidez de la cantidad de dinero en la economía a partir de la emisión de bonos y letras del tesoro (deuda interna), y la segunda fue la apreciación del tipo de cambio combinada con temporadas largas de la mantención de un tipo de cambio fijo. A pesar de la fuerza de los efectos que generan presión en los precios, las políticas de control de inflación tuvieron un éxito relativo. Digo relativo porque lo único que se hacía era contener la sensación térmica, haciendo la analogía con el tratamiento de un incendio, en el que las políticas del gobierno se comparan a rociar con agua a los bomberos encargados de apagar el incendio: el rociado ayuda a bajar la sensación térmica del aumento de la temperatura pero no resuelve el mismo. Durante los últimos cinco años se estuvo rociando a la inflación y lo único que se logró fue bajar la sensación térmica, pero no se encaró el problema fundamental que está asociado a la ausencia de políticas y acciones para resolver el déficit productivo, más al contrario muchas de las reacciones han agregado combustible al incendio como las prohibiciones a las exportaciones y la fijación de precios máximos. A partir del cambio de año base del Índice de Precios al Consumidor (ipc) realizado por el Instituto Nacional de Estadística (ine) en 2008, la ponderación del capítulo de alimentos bajó de 49% a 39%. A pesar de esta reducción la inflación del capítulo de alimentos y bebidas en 2008 alcanzó a un poco más de 20% y en 2010 fue superior al 10%. Revisando la nueva base del ipc hay 14 artículos del capítulo de alimentos y bebidas de un total de 118 que son responsables en términos de la ponderación de un 20%, es decir, estos artículos representan más de la mitad del total de la ponderación del capítulo de alimentos y bebidas y un quinto de toda la canasta básica de alimentos. La relevancia de estos 14 artículos radica en la necesidad de hacerles seguimiento para evitar que la escasez de los mismos pueda ser causante de desencadenar una espiral inflacionaria. Estos artículos son: el pan, el arroz, la carne de res, la carne de pollo, la leche, el aceite, el fideo, el maíz, la harina de trigo, el azúcar, las frutas frescas, el tomate, la cebolla y la papa. Considerando que el número no es cuantioso, lamentablemente, es muy poco lo que el Gobierno ha hecho en términos de políticas productivas respecto de cada uno de estos artículos. Un diagnóstico muy sucinto del sector agropecuario muestra que además de la importante migración del campo a la ciudad también el financiamiento bancario concedido al sector agropecuario bajó de 474 millones de dólares en 2000 hasta 255 millones de dólares en 2010. El año 2010 fue muy desfavorable para el sector agrícola, especialmente en el oriente del país debido a las sequías, el bajo rendimiento y la falta de incentivos a al producción. La variedad de estos problemas ocasionó una reducción importante en la superficie cultivada que bajo de 1,96 millones de hectáreas en el año 2009 a 1,81 millones de hectáreas el año 2010. La producción tuvo una caída más fuerte, de 11,58 millones de toneladas cayó a 9,33 millones de toneladas. Las reducciones principales se dieron en los siguientes artículos: soya, girasol, caña de azúcar y maíz, generando problemas de abastecimiento en el aceite, el azúcar y en el sector avícola. En términos de las importaciones de alimentos la situación se ha complejizado los últimos años. Según el ibce y el ine, la importación de papa subió de 1.899 toneladas el 2006 a 10.587 toneladas el 2009, la harina de trigo de 157.260 toneladas a 301.113 en el mismo período, la cebolla de 267 toneladas a 2.037 y el arroz de 2.011 a 16.197 toneladas. Las exportaciones de los 30 principales productos de origen agropecuario de Santa Cruz en 2009 versus el año 2010 evidencian una caída de un poco más de 5% en valor y 8% en volumen. Los problemas que atraviesa el sector productivo agropecuario son transversales a prácticamente todos los 14 artículos que se mencionó en los párrafos anteriores y se pueden resumir en: i) la ausencia de seguridad jurídica a la tierra y a las inversiones, ii) el bajo rendimiento de los cultivos debido a la baja tecnología y la falta de riego, iii) las prohibiciones para el acceso a los actuales mercados de exportación, iv) la presencia de los fenómenos climatológicos y, por último, la intervención estatal a partir de la fijación de precios máximos en el mercado interno. Como se puede apreciar, todas esas tareas pudieron ser encaradas por el gobierno en los últimos cuatro años, iniciando con la dotación de seguridad jurídica a la propiedad de la tierra y de garantías a las inversiones para la ampliación de la frontera agrícola, apoyando al sector agropecuario con transferencia de tecnología y riego para el incremento de la productividad, asegurando mercados de exportación para la producción excedentaria, implementando un seguro agrícola y regulando la fijación de precios del mercado interno que no desincentive a los productores. Sin embargo, la propuesta actual consiste en mantener a emapa para el “fomento a la producción de alimentos”, que hasta ahora sólo ha significado importación de los mismos. Asimismo, proponen la creación de la empresa estatal productora de alimentos, plantean la conformación de un consejo de productores para atender la seguridad alimentaria y por último, la elaboración de una política de silos. El tema de la escasez de alimentos no es un problema reciente, el gobierno ha esperado a que llegue a los límites actuales para reaccionar, es indudable que el Estado tiene mucho que hacer en el campo económico e incluso en el productivo, pero hay que decirlo claramente, su trabajo no es sustituir a los productores ni competir deslealmente con ellos. El fortalecimiento del Estado no se logrará involucrándolo en todo tipo de empresas e iniciativas económicas, incluso en aquellas que el sector privado podría realizar con ventaja. * Economista, ex director ine. 1era. quincena de febrero 2011 /9 debate Grupo Comuna, desafío teórico de la izquierda latinoamericana Emir Sader* El grupo Comuna supo encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. Para ello, releyó la historia boliviana y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el casamiento entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano. C on excepción del caso boliviano, que puede apoyarse en las producciones del grupo Comuna, en general los avances de los procesos posneoliberales ocurrieron por ensayo y por error, y sobre los eslabones de menor resistencia de la cadena neoliberal (…). Desde que la hegemonía neoliberal se consolidó, la resistencia a ese modelo y las luchas de los movimientos sociales, incluso la organización del [Foro Social Mundial], desplazaron la reflexión hacia el plano de la denuncia y de las resistencias, y soslayaron la cuestión política y estratégica. (…) Esa postura teórica disminuyó con creces la capacidad de análisis de las fuerzas antineoliberales, que casi se limitaron a exaltar las posturas de resistencia y el valor de las movilizaciones de base, en desmedro de las posiciones de los partidos y de los gobiernos. Los nuevos movimientos no contaron con una actualización del pensamiento estratégico latinoamericano en la que pudieran apoyarse, y ni siquiera con balances de las experiencias positivas y/o negativas anteriores. (…) Teorizaciones como las de Holloway y Toni Negri aparecían como adecuaciones a situaciones reales que, en vez de proponer soluciones estratégicas, intentaban hacer del vicio virtud. Aunque distintas en sus esbozos teóricos, ambas terminaron por acomodarse a la falta congénita de estrategia por parte de quienes rechazaban el Estado y la política para refugiarse en una mítica “sociedad civil” y en una reduccionista “autonomía de los movimientos sociales”, renunciando a las reflexiones y las proposiciones estratégicas y dejando así al campo antineoliberal sin armas para responder a los desafíos de la crisis de hegemonía, que se hicieron más evidentes cuando la disputa hegemónica pasó a estar a la orden del día. (…) El posneoliberalismo trajo nuevos desafíos teóricos que, por las nuevas condiciones que las luchas sociales y políticas enfrentan en el continente, iluminan una práctica necesariamente novedosa y, más que en cualquier otro momento, requieren reflexiones y propuestas estratégicas orientadas según las coordenadas de las nuevas formas de poder. Las propuestas del grupo boliviano Comuna como mencionamos, son una excepción: constituyen el conjunto de textos más rico con que cuenta la izquierda latinoamericana, un ejemplo único en su historia por la capacidad de conjugar trabajos académicos y análisis individuales de gran creatividad teórica –de autores como Álvaro García Linera, Luis Tapia, Raúl Prada, entre otros–, a intervenciones políticas directas. En estas condiciones, García Linera se convirtió en vicepresidente de la República y Prada fue un importante parlamentario constituyente. (…) Los procesos de superación real del neoliberalismo introdujeron temas alejados de la dinámica de la reflexión académica, como el de los pueblos originarios y los Estados plurinacionales, la nacionalización de los recursos naturales, la integración regional, el nuevo nacionalismo y el posneoliberalismo, que están muy alejados de los que suelen abordarse en los cursos universitarios y de aquellos privilegiados por las instituciones de fomento e investigación. Éstas privilegiaron las propuestas definidas por las matrices fragmentadas de las realidades sociales, desvalorizando interpretaciones históricas globales, y a la vez acentuaron la fragmentación entre las distintas esferas –económica, social, política y cultural– de la realidad concreta. (…). Temas esenciales para las estrategias de poder, como el poder mismo, el Estado, las alianzas, la construcción de bloques alternativos de fuerzas, el imperialismo, las alianzas externas, los análisis de las correlaciones de fuerzas, los procesos de acumulación de fuerzas, el bloque hegemónico, entre otros, quedaron desplazados o prácticamente desaparecieron, en especial a medida que los movimientos sociales pasaron a ocupar un lugar protagónico en las luchas antineoliberales. El pasaje de la fase defensiva a la fase de disputa hegemónica ha de significar –como significa en los textos del grupo Comuna y en los discursos de Hugo Chávez y Rafael Correa– una recuperación de esas temáticas. (…) Refugiarse en la óptica de simple denuncia, sin compromiso con la formulación y la construcción de alternativas políticas concretas, tiende a distanciar a una parte importante de la intelectualidad de los procesos históricos concretos que el movimiento popular enfrenta en el continente, y de ese modo lo condena a intentos empíricos de ensayo y error, en la medida en que no cuenta con el apoyo de una reflexión teórica comprometida con los procesos de transformación existentes. La tentación contraria es grande. Dado que Fidel Castro no es Lenin, el Che no es Trotsky, Hugo Chávez no es Mao Tsé-Tung, Evo Morales no es Ho Chi Minh y Rafael Correa no es Gramsci, sería más fácil rechazar los procesos históricos reales, porque no corresponden a los sueños de revolución construidos con el impulso de otras eras, que intentar descifrar la historia contemporánea con sus enigmas específicos. En fin, intentar reconocer los signos del nuevo topo latinoamericano o quedar relegado a los compendios a los que son reducidos los textos clásicos por las manos poderosas y sectarias de quienes tienen miedo de la historia. (…) Las derrotas no se explican por razones políticas, sino morales –y la “traición” es la más común–. La falta de respuesta política lleva a visiones infrapolíticas, morales. (…) La defensa de los principios supuestamente contenidos en los textos de los clásicos parece explicarse por sí misma, pero no da cuenta de lo esencial: ¿por qué las visiones de la ultraizquierda, doctrinarias, extremistas, nunca triunfan, nunca consiguen convencer a la mayoría de la población, nunca construyeron organizaciones que estén en condiciones de dirigir los procesos revolucionarios? Se identifican con los grandes balances de las derrotas, pero nunca conducen a procesos de cons- trucción de fuerzas políticas revolucionarias. No es casual que su horizonte acostumbre ser la polémica en el interior de la ultraizquierda y las críticas a los otros sectores de izquierda, sin protagonizar grandes debates nacionales, sin enfrentar centralmente a la derecha o participar de la disputa hegemónica. Aquellos que sólo aparecen en los espacios públicos para criticar a los sectores de izquierda, muchas veces valiéndose de los espacios mediáticos de los órganos de la derecha, perdieron de vista a sus enemigos fundamentales, los grandes enfrentamientos con la derecha. El desafío es encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. El grupo Comuna supo hacerlo porque releyó la historia boliviana, en especial a partir de la revolución de 1952, descifró su significado, hizo las periodizaciones posteriores de la historia del país, comprendió los ciclos que llevaron al agotamiento de la fase neoliberal, consiguió deshacer los equívocos de la izquierda tradicional en relación con los sujetos históricos y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el casamiento­entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano. Pudo así recomponer la articulación entre la práctica teórica y la política, y ayudar al nuevo movimiento popular a abrir los caminos de lucha por las reivindicaciones económicas y sociales en los planos étnico y político. * Sociólogo brasileño, director de CLACSO. 10 / debate 1era. quincena de febrero 2011 Para polemizar la Constitución Política del Estado Fernando L. García Yapur* No es posible analizar y acercarse a la cpe sin tomar el pluralismo normativo y la necesidad de identificar los consensos normativos que constituyen lo “común” a partir de la incidencia de lo diverso. H ay tres formas de acercarse al estudio y comprensión de la Constitución Política del Estado (cpe). Una, estrictamente jurídica, se aproxima al texto como si fuera algo que habla sin mediaciones interpretativas que no sean las que emanan de la cpe, ya que soporta prescripciones normativas que tienen efectos vinculantes para el conjunto de la sociedad y, como norma jurídica, adquiere fuerza coactiva para incentivar y/o generar procesos de integración comunitaria. La lectura es un tanto descontextualizada respecto a los pormenores de la producción o generación de las normas, no se pregunta del por qué los dispositivos normativos están fijados y/o registrados en la cpe, tampoco indaga demasiado sobre los posibles significados o contenidos que expresa: ¿Qué proyecto político está detrás?, sino los asume como un hecho factual. El acercamiento deambula y oscila entre la aplicación lineal de la nominación a la realidad presuponiendo su efectividad en la “fuerza de ley”; o bien, en una perspectiva de auxilio al cierre jurídico, construye una dimensión discursiva que recurre a principios “universales” para dar cuenta y guiar la fundamentación y explicación racional de los contenidos que la norma prescribe como dispositivo común y obligatorio de y para los miembros de la comunidad. Esta segunda estrategia es la que Norberto Bobbio (2002) denomina co­mo propia de la filosofía política, cuya metodología para acercarse al pensamiento de los clásicos –la lección de los clásicos– y/o documentos histórico-normativos, es analítica y conceptual. Pretende ofrecer una perspectiva explicativa para descifrar y dar cuenta de los contenidos que se encadenan o bien se entrelazan como discurso de una corriente o de una lectura que ensaya construir respuestas a los grandes asuntos canónicos del debate político: la organización de la óptima república, la fundamentación del poder, y la definición o esencia de la política (Bobbio, 2002). En todas estas construcciones, lecturas, posiciones y visiones, hay una pluralidad de enunciaciones o discursos que ciertamente son desplazados al campo político en el que la fijación y determinación de las normas, como artificios aceptados o asumidos (validados) por todos, se ponen en querella, en relación polémica. Retomando, esta forma de aproximación a la cpe va directamente al examen de la relaciones conceptuales inscritas en su seno, busca encontrar la(s) marca(s) de determinada(s) tradición(es) discursiva(s) (político-cultural o ideológica), a saber: las huellas de construccio­nes argumentativas que confieren validez, coherencia lógica y racional a los dispositivos normativos. Una especie de apertura y cierre a la vez. La utilidad de esta estrategia, como su impacto en la realidad, es la constatación de la operación de una diversidad de matrices y tradiciones político-ideológicas como re­ cursos de (re)significación de la producción legislativa; lo que ofrece no es una descripción de la realidad, del fenómeno o hecho particular, sino, la prescripción de horizontes normativos como los techos desde donde se dilucida la validez de lo que es posible o no legislar. En nuestro caso, la dilucidación, por la incidencia de la pluralidad de tradiciones político-culturales o matrices de procesamiento político (liberal, comunitario, nacio* Fue director de proyectos de la repac. nal-popular, socialista, etc.), no es armónica, viene penetrada por el conflicto, el desacuerdo o la tensión de posiciones inconmensurables que disputan una y otra vez la fijación y registro de su fuerza enunciativa. En otras palabras, la apertura de un campo de litigio, de disputa política e ideológica. Una tercera forma de acercarse y estudiar la Constitución es aquella que intenta ir en ruta contraria a la analítica-conceptual, pues indaga sobre el “afuera constitutivo” del texto: el proceso constituyente. La cpe no habla por sí misma, sino en referencia a algo que la constituye, afirma y sustenta. La indagación, abarca no sólo el evento que dio fruto al texto (Asamblea, Congreso), la red de relaciones que se entretejen como parte del despliegue de estrategias de los actores que de una u otra forma, a partir de la fuerza que adquieren y de la capacidad de afirmación de sus posiciones en los intercambios políticos, son los centrales; sino, intenta mirar y dar cuenta de la particularidad y eventualidad extraordinaria del hecho en su consecuencia y proyección histórica. Particularidad y eventualidad que no son poca cosa, puesto que a partir de lo que una sociedad puede y se propone –en un momento de crisis y/o de vivencia intensa de un hecho de dimensiones colectivas– hace visible y posible lo que la sociedad es y será durante un lapso de tiempo (Antezana, 1991). Por ello, ésta perspectiva es muy rica en capacidad explicativa y comprensiva de la cpe. A partir de ella, el texto constitucional se la comprende de acuerdo al marco contextual en el que ocurre: el referente histórico que la particulariza, fruto tanto de la contingencia como de la sedimentación de relaciones de fuerzas en (continua) tensión. Digamos algo más sobre esta estrategia. En principio no es incompatible con la primera y segunda forma de aproximación al texto constitucional, pues intenta ser un complemento a los recursos coactivos e interpretativos de la realidad normativa, pretende ofrecer mayores razones para el ejercicio legislativo y la validación específica de los “consensos normativos” que constituyen densa y orgánica a la sociedad. Empero, es importante marcar la diferencia. Este tipo de análisis no busca prescribir la realidad, sino ofrecer una explicación plausible de lo que ella (la sociedad en particular) se fija a sí misma como norma y red institucional y, siguiendo la reflexión de Luis Antezana a propósito del aporte de Zavaleta Mercado a la teoría o pensamiento local de Bolivia, conocimiento, estableciendo las posibilidades y límites de autocomprensión para transformar e incidir políticamente en la realidad, esto es, las fronteras que la propia sociedad en el momento constitutivo instituye como posibilidad, deseo y trauma (Antezana: 1991). Por eso su interés no es conceptualanalítico, no va al texto para descifrar en él contenidos y encadenamientos discursivos organizados bajo principios “universales”, sino es enteramente histórico y político. Encuentra las explicaciones de la normatividad, de la fijación y registro de ellas, en el (los) hecho(s) histórico(s) y, en la referencia a la acumulación de “sentidos prácticos”, que son formas de incorporación de pautas de acción y conocimiento en la memoria colectiva. Aquí, la visión general de acercamiento al texto constitucional, no es la explosión de una pluralidad de interpretaciones sobre el contenido de la norma, el significado o significados que uno pudiera conferir desde una posición concreta (liberal, comunitarista, republicana, socialista, etc.) y que entran necesariamente en litigio en el campo político, sino la identificación de un producto, un plus que se agrega en la memoria histórica del conjunto de la sociedad y que, en su efecto normativo, proyectan horizontes de visibilidad. De ahí se entiende que lo que se encuentra en el texto constitucional, como estructura y proyecto nor- mativo, no es enteramente un resultado contingente ni fortuito de la intención y voluntad de individuos o grupos particulares, las denominadas posiciones políticas e ideológicas, sino la cristalización de la tensión de dinámicas heterogéneas que traen consigo la configuración de telos normativos de la sociedad. Algo que Zavaleta Mercado (1986), al analizar los momentos constitutivos que dan cuenta a la sociedad y al Estado boliviano, denominó: intersubjetividad social, la acumulación sedimentada de prácticas, significados y conocimientos en el “seno de la masa”, de la “multitud”, como formas de articulación de la diversidad social, de las partes que componen el todo, que se manifiesta en momentos de crisis. En otras palabras, una práctica de construcción de intersubjetividad social que explica lo que una sociedad es y, al mismo tiempo, ambiciona ser. En palabras de Zavaleta, momentos de nacionalización. El colofón de este preámbulo para estudiar la cpe es que no es posible analizar y acercarse a ella sin tomar en cuenta ambas estrategias. Por una parte, el reconocimiento y, por ende, la vinculación con el pluralismo normativo que en el fondo presupone tomar posición en tanto sujeto de una de las matrices de procesamiento político que contiene y expresa la sociedad. Por otra parte, la necesidad de identificar los consensos normativos que constituyen lo “común” a partir, precisamente, de la incidencia de lo diverso, del abigarramiento de la formación social boliviana. En ese sentido, el ejercicio de acer­carse a la cpe y a su polemización, consiste en preguntarse y, a la vez, en responder performativamente un conjunto de cuestiones. Hagamos el ejercicio: ¿Qué somos en tanto realidad normativa? Para bien, una pluralidad de posiciones político-culturales, ideológicas. ¿En qué consiste el reconocimiento de la pluralidad u heterogeneidad social y política? En asumir la diversidad como dimensión política que desborda y disloca toda forma institucional de concreción del poder. ¿Qué tensiones y desafíos trae consigo? La hibridación de formas institucionales y de matrices de procesamiento político. Por otra: ¿Qué somos como colectividad, cómo espíritu colectivo, cómo época? Una acumulación de “sentidos prácticos”, de memoria histórica, de consensos normativos que sedimenta nuestra identidad y sus proyectos emancipatorios. ¿Qué es lo que, a partir de la polemización y la acumulación de experiencias prácticas, producimos como nuevo? ¿Qué efectivamente es lo nuevo que, ahora, constituye la cpe? El pluralismo, la reinvención del imaginario del pluralismo. Y, por ultimo: ¿Cuál es el horizonte de visibilidad del campo político? La nación, la democracia y, a partir de la aprobación del texto constitucional, la construcción plural (plurinacional) del Estado. / 11 debate 1era. quincena de febrero 2011 Más voces por la legalización de las drogas Redacción Nueva Crónica El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, que preside la Comisión Global de Políticas de Drogas, consideró que legalizar las drogas es la única alternativa ante el evidente fracaso de la política antidrogas basada en la represión, liderada por Estados Unidos y las Naciones Unidas. A demás, el ex presidente brasileño dejó claro que el consumo de drogas no puede ser tratado como un problema criminal, sino que se trata de un asunto de salud pública. La iniciativa estuvo inspirada en la Comisión Latinoamericana creada con el mismo fin por Cardoso y los expresidentes César Gaviria de Colombia y Ernesto Zedillo de México que encabezaron la primera reunión de la Comisión Global de Políticas de Drogas realizada en Ginebra así como el español Javier Solana, ex Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea. Dentro de los próximos seis meses, la Comisión formulará sus recomendaciones para solucionar los problemas asociados al consumo de drogas. “Hay que descriminalizar el uso de todas las drogas”, dijo el ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2002). El narcodependiente debe ser considerado “como un enfermo y (hay que) ofrecerle salud”, dijo Cardoso, agregando que ninguna política antidrogas va a funcionar “si no hay también información, educación” de forma que la gente disponga de elementos “para usar su libertad” y para saber “que la droga hace daño”, agregó Cardoso. Gaviria, que también fue secretario general de la Organización de Estados Americanos (oea) entre 1994 y 2004, instó por su lado a “concentrar la lucha en los carteles de droga, no en los consumidores”. “Hay que abandonar esa idea de que los consumidores de drogas son criminales”, dijo Gaviri. La comisión preconiza una regularización de las drogas en términos similares a los del tabaco y el alcohol y recomienda ofrecer tratamientos médicos a las personas dependientes de la droga para reducir el daño individual y social. También participaron en la reunión de fundación de esta comisión la ex presidente suiza Ruth Dreifuss y el noruego Thorvald Stoltenberg, ex Alto Comisionado de la onu para los Refugiados. La entidad sostiene que las evidencias empíricas y las pruebas científicas aconsejan dar mayor preponderancia a la prevención y a la reducción de la adicción a las drogas, tareas que, a su entender, no reciben la misma atención que la erradicación, la prohibición y el encarcelamiento. “No se necesita más plata, sino usar mejor la plata. La utilizada en la llamada guerra contra las drogas de los americanos es enorme, (pero es) una plata mal usada, porque no tiene resultado efectivo; si se utilizara eso para salud, tratamiento médico, educación, para campañas de publicidad, sería mucho mejor”, evalúa Cardoso. Por su parte, César Gaviria manifestó que los Estados Unidos “han tenido una política por muchas décadas, la etapa de la guerra contra las drogas ya lleva casi 40 años, que ha sido de total prohibición y de llevar a la cárcel a todos los consumidores y los traficantes. Es una política que no está mostrando resultados”, afirma Gaviria. “Los consumos siguen iguales en los últimos 20 años, la violencia y los prisioneros han crecido, se ha vuelto un gigantesco negocio criminal, y eso está generando una enorme cantidad de violencia, no solo en Estados Unidos, sino en México, en Colombia, y en general toda Latinoamérica, y es hora de repensar esa política”, concluyó. La comisión, de la que asimismo forman parte los escritores Carlos Fuentes, de México, y Mario Vargas Llosa, de Perú (Premio Nobel de Literatura 2010), quienes estuvieron ausentes del cónclave de Ginebra, decidió volver a reunirse en junio próximo en ee.uu. Fuente: Semana, afp, Informe 21 12 / sociedad 1era. quincena de febrero 2011 Por una sociología de los linchamientos en Bolivia. El caso de Achacachi Jean-Pierre Lavaud* El funcionamiento de la Policía y la justicia, ya malo desde antes, se deterioró claramente a partir de la presidencia de Evo Morales. El aparato jurídico fue en parte decapitado por un gobierno que se empeña en desacreditarlo e infeudarlo. Como corolario, la justicia comunitaria dispensa, según los usos y costumbres, los castigos físicos, incitando a las poblaciones a arreglar sus cuentas entre ellas. P resentar una explicación sociológica de los linchamientos es, sin duda, una tarea difícil. Pero el objeto de esta presentación es modesto. Apunta, sobre todo, a cuestionar ciertas explicaciones rápidas, únicamente fundadas en variables contextuales. Con este propósito, tomaré el caso del linchamiento de Achacachi del 17 de noviembre de 2008. Hacia las 20:30, mientras los transportistas y los habitantes de la región se habían reunido para honrar a San Cristóbal, en el tercer día de fiesta una banda de ladrones fue encontrada en flagrante delito: seis hombres y cinco mujeres. Primero fueron rudamente interrogados, luego los golpearon y después los llevaron a un estadio en el que los desnudaron, fueron nuevamente apaleados y chicoteados, luego rociados con gasolina y quemados vivos. Dos murieron por las heridas, los otros nueve sufren contusiones y graves quemaduras. A partir de las siete de la mañana el comandante de la Policía departamental y el comandante del cuartel del regimiento Ayacucho, situado a la salida del pueblo, comenzaron a negociar la devolución de las víctimas a manos de la Policía. Hacia las diez de la mañana lograron salirse con la suya. La explicación determinista La mayor parte de los comentaristas arguye, a justo título, que ni la justicia ni la Policía tienen credibilidad en Bolivia, a causa de su ineficacia y corrupción –y * Profesor emérito de sociología, Université Lille 1. eso cuando están presentes en el territorio, lo que no ocurre en todas partes. Sólo hay jueces en el 55% de las municipalidades del país y fiscales en el 23%1. Consecuentemente, los ladrones pueden actuar sin cortapisas y la población, exasperada, es llevada a hacer justicia por sus propios medios. La pérdida de credibilidad de la justicia es entonces señalada tanto por la ministra de Justicia, Celima Torrico, que aduce que los delincuentes son liberados demasiado pronto, como por su viceministro, Valentín Ticona. También es resaltada por la mayor parte de los analistas. Si está por demás claro que el penoso estado en que se encuentran la justicia y la Policía boliviana es un factor explicativo contextual válido, e incluso indispensable, éste no podría bastar para dar cuenta de lo que sucedió en Achacachi en la noche del 17 al 18 de noviembre: la tortura (hasta la muerte en dos casos) de 11 personas por parte de un grupo constituido por individuos activos y espectadores estimados, por ciertos artículos de prensa, en varios centenares, sino más del millar. X. Albó avanza un segundo argumento: la historia, la historia que vivieron esos pobladores, los ha hecho agresivos. A finales del siglo xix, se les quitó sus tierras. Se los llevó a luchar entre ellos: indios de haciendas contra indios comunitarios. Después esas luchas continuaron, atizadas por los detestables políticos del mnr, luego por las 1 http://www.portalfio.org/inicio/content/view/606/86/ d’un texte de la Defensoría del pueblo. repris dictaduras militares. La experiencia acumulada de las violencias sufridas y perpetradas los condujo a nuevas violencias. Para E. Ticona, hay que comprender que es la colonización, la violencia colonial la que no ha sido extirpada: “Cuando la dominación es tan violenta, tan cruel, las reacciones van a ser también violentas y esas reacciones no se acaban todavía”2. Pero todo ello no dice nada preciso sobre las razones por las cuales los pobladores de Achacachi se distinguen de otros colonizados. ¿Por qué allá y no en otra parte? ¿Por qué ahora, en esta fecha precisa? ¿Por qué ciertas personas y no otras? El argumento de la violencia colonial vale para toda Bolivia, y más allá, para toda América Latina. Según X. Albó, las comunidades del altiplano debieron sobre vivir pobremente, cultivando parcelas exiguas en un entorno natural extremadamente difícil, lo que las hacía más duras y violentas, tanto más cuando “la muerte es una cosa cotidiana (que se puede dar) por mil caminos: hambre, sed, etc…” E. Ticona, pone por delante la psicología colectiva de los habitantes de Achacachi, duros en sus manifestaciones, “que son signos de bronca, de rabia y de amenaza”3. Esas explicaciones, naturalista y culturalista, valen en cualquier circunstancia, para numerosas poblaciones del territorio boliviano. Inducen a pensar que hay una fatalidad, o por lo menos un determinismo de la historia, la geografía y la psicología, de las que no se ve muy bien cómo podría escaparse. Sin embargo, una vez más, algunos y no otros se encargaron de torturar y de quemar, en un lugar preciso y un momento preciso. Para X. Albó, los autores del linchamiento no adhirieron a una causa común susceptible de orientarlos. Toma el ejemplo de la América Central post revolucionaria, en la que la inseguridad ciudadana se convirtió en una plaga: “rebeldes con causa” se habrían convertido en “violentos sin causa”. Se creía sin embargo que los habitantes de Omasuyos eran fervientes fieles de la revolución comunitaria del indígena Evo Morales y los miembros del ejército de los ponchos rojos. ¿No fueron movilizados acaso a Sucre, luego a Oruro para apoyar la reforma constitucional, y a La Paz para hacer votar las leyes propuestas por el gobierno? Para conducirse de una forma policial, ¿se debe obligatoriamente adherir a una causa? Evidentemente, no es así. Ello hasta tal punto que se puede sostener, perfectamente, la razón inversa. No faltan sectas revolucionarias violentas, agitadas por escisiones internas y que practican sangrientas rendiciones de cuentas. Otra razón avanzada por X. Albó: habían bebido. Estaban ebrios. Y, en esos momentos, la “agresividad contenida” desborda. ¡Tal vez! Pero cada fin de semana hay fiestas copiosas por toda Bolivia y, muy felizmente, no todas desembocan en linchamientos. O aún: había muchos residentes, provenientes de Achacachi pero que viven en grandes aglomeraciones 2 3 La Razón, 23 noviembre 2008. El Deber, 18 noviembre 2008. 1era. quincena de febrero 2011 “con una carga particular de agresividad contenida sobre todo frente a desconocidos”. ¿Y por qué no viciados por la gran ciudad, por oposición a los campesinos, verdaderos indios, sin duda virtuosos? Por una sociología de los actores En ese patchwork explicativo, lo que es particularmente perturbador, es que nunca se hace mención a los actores de torturas, linchamiento, asesinato. Los responsables no son hombres y mujeres de carne y hueso; es la mala administración pública de la justicia, es la historia violenta, la naturaleza hostil, la ausencia de un proyecto común, la fiesta y el alcohol... Y si hay sujetos actuantes, son los hacendados expoliadores (de hace un siglo), los políticos manipuladores (de hace sesenta años), los militares gorilas (de hace cuarenta años). En suma, los enemigos de antes. Y, como lo decía Marc Bloch: los hombres son más hijos de su tiempo que del de ellos. O bien los responsables ya no viven en el sitio: son ambulantes o nómadas: los transportistas. O, ya también, son ausentes o casi ausentes: la Policía. Dicho de otra forma, es un poco como si, para filmar una escena de acción, sólo se pusiera la decoración y algunos figurantes. Sin embargo, para explicar comportamientos colectivos, es necesario, tarde o temprano, poner en escena a los actores y espectadores e inventariar los hechos y su encadenamiento. Contrariamente a una idea recibida, las violencias de masas no son ni improvisadas ni espontáneas y los diversos papeles no son ejercidos por cualesquiera individuos. ¿Quién hace qué? ¿Cómo? ¿Cuándo y en qué momento? ¿Quién va a buscar el bidón de gasolina y quién prende el fósforo? ¿Quién excita, vocifera, injuria, anima? ¿Y quien, al contrario, trata de moderar la furia? O aún: ¿quién huye del teatro que pone la muerte en escena? De otra forma la trama explicativa transforma a los actores en marionetas prisioneras de fuerzas exteriores, o empujadas por fuerzas interiores irreprimibles (el alcohol), y no sujetos pensantes susceptibles de hacer elecciones. Así, en el estadio, según La Razón del 18 noviembre: “Las 11 personas fueron retenidas en el lugar y un anillo humano los custodiaba. Mientras tanto, los pobladores se apostaron en las graderías y otros arremetían contra ellos”. Y por la mañana, cuando las víctimas fueron libradas a la Policía, “Aunque el cuadro era desolador, poca gente se conmovió en el tránsito de más de 10 cuadras que realizaron las víctimas, pues incluso en medio de su procesión recibieron algunos golpes y patadas de los pobladores, entre los que habían también niños”. La presencia de los niños, por otra parte, hace de esas escenas una suerte de pedagogía de la venganza y la maldad. Y las autoridades locales, ¿dónde estaban antes de reunirse, a las siete de la mañana, para tomar una decisión sobre la suerte reservada a los linchados aún vivos? Dicho esto, es del todo evidente que la explicación debe retomar los elementos del contexto social y de las circunstancias en las que el linchamiento se produjo. Los linchadores se mueven en un entorno social singular que guía sus posibilidades de acción –por ejemplo, el comportamiento a adoptar frente a los ladronespero que de ninguna manera las determina. Pero las explicaciones de todos aquellos que ponen por delante las fallas de la Policía y la justicia, todo queda muy general. Convendría ser más preciso. El funcionamiento de esos dos aparatos –ya malo desde antes– se deterioró claramente a partir de la presidencia de Evo Morales. El aparato jurídico fue en parte decapitado por un gobierno que se empeña en desacreditarlo e infeudarlo. Como corolario, la programación de la implementación de una justicia comunitaria que se dispensa, según los usos y costumbres que admiten los castigos físicos –inscrita en el proyecto de Constitución– incita fuertemente a las poblaciones a arreglar sus cuentas entre ellas, localmente. / 13 sociedad Por otra parte, el contexto del crimen no se limita a esos dos aparatos de Estado. El país vive en una convulsión social continua desde, por lo menos, el año 2000. Los sectores sociales más diversos han tomado la costumbre de presentar sus reivindicaciones y de arreglar sus conflictos por medio de la confrontación. En este juego, es el más fuerte el que se impone. Y en ese desorden permanente que ninguna justicia o Policía acepta regular, también la inseguridad se ha desarrollado e instalado. Los criminales han prosperado en ese terreno fértil. Los ataques a mano armada, como las agresiones por robo, se han multiplicado. La delincuencia se ha incrementado aún más gracias al tráfico de drogas. En ese plano, la actitud del gobierno no deja de ser ambigua. Por un lado defiende los cultivos de coca y sus productores –cuyo número no deja de crecer– por el otro se pliega al combate contra la droga. Y el presidente del país se mantiene como el secretario ejecutivo de la Coordinadora de los cocaleros del Chapare, cuya producción es casi totalmente transformada en droga. Hay elementos del contexto local que también merecen precisarse. Hay solo cuatro policías (u ocho, dependiendo de las fuentes) en el pueblo de Achacachi, para 20.000 habitantes (77.000 en todo el municipio). Trataron de interponerse pero debieron replegarse rápidamente ante el número de “justicieros”, con el riesgo de sufrir violencia ellos mismos. Cuando al comenzar la noche los prisioneros fueron interrogados en la sede de la Federación de Juntas Vecinales, se presentó un policía que fue empujado fuera. Luego, en el estadio, algunos trataron de evitar que se quemara a los acusados. Tuvieron que batirse en retirada bajo los insultos y las pedradas (La Razón), y “casi los linchan a ellos también” (El Deber). Por si fuera poco, el linchamiento del 17-18 de noviembre se inscribe en una serie de recientes acciones violentas, propias de esta zona del país. Las primeras datan del año 2000, cuando Felipe Quispe (el mallku) organizó el cerco de La Paz. Después de una semana de bloqueos camineros, las fuerzas de la Policía y el Ejército comenzaron a retirar los bloqueos. Hubo enfrentamientos y uno de ellos acarreó la muerte de un maestro rural que se había acercado para apoyar a los rebeldes, y el 9 de abril una batalla entre el Ejército y los campesinos movilizados dejó dos muertos y seis heridos. En represalia, los campesinos destruyeron todos los edificios públicos del pueblo, desde la sub prefectura hasta la prisión, haciendo huir a cualquier representación pública nacional. Después sacaron del hospital a un capitán malherido y lo ultimaron. Al día siguiente, una operación militar permitió retomar el pueblo y aprisionar a decenas de habitantes. Desde entonces, sólo quedó un cuartel, como instalado en territorio enemigo. La Policía ya no fue aceptada. Sólo fue tolerada un año antes de los linchamientos, mediante un acuerdo de no agresión a los policías que firmaron las autoridades locales. Algunos meses antes de los linchamientos, el 22 de noviembre del 2007, ante las cámaras de televisión, los miembros de los ponchos rojos, con la cabeza cubierta por pasamontañas, decapitaron a dos perros después de suspenderlos de cuerdas y molerlos a palos. Esos perros representaban, se suponía, al prefecto y al presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, mientras la escena figuraba la suerte que los esperaba si persistían en obstaculizar al gobierno y su política. A todo esto, el 23 de enero del 2007, en ocasión del 181 aniversario de la creación de la provincia de Omasuyos, el presidente Morales, acompañado por el vicepresidente y el embajador de Cuba en Bolivia, y del comandante del ejército de tierra, había llamado a los campesinos locales a jugar el papel de un ejército popular: “Si antes descuartizaron el territorio nacional, ahora ningún caballero va a poder nuevamente descuartizar a Bolivia. Nuestras Fuerzas Armadas junto a los ponchos rojos defenderán la unidad, la integridad del territorio; nuestras Fuerzas Armadas con sus armas y nuestros ponchos rojos con sus chicotes, unidos por la integridad del territorio nacional”4. Dicho de otra forma, de alguna manera se prepara así el terreno para la puesta en acto del castigo de los ladrones por los actores locales, que se sienten autorizados para ello en cuanto están oficialmente investidos, por las más altas autoridades del Estado, de una suerte de poder policiaco. Conclusión De hecho, las pseudo explicaciones a medias que nunca toman en cuenta los papeles jugados por diversos protagonistas y sólo se interesan muy vagamente por las evoluciones recientes de los contextos nacionales y locales, no pueden sino llegar a la des-responsabilización total de los linchadores. ¿Cómo podrían ser condenados por un tribunal si su mala conducta es imputable a la sociedad, a la naturaleza, al pasado… o al alcohol? Además de todo, los pobladores de ninguna manera parecen problematizados, emocionados o en última instancia avergonzados o arrepentidos: “A las 13:00 horas, (del 18) la ch’alla de los vehículos no tuvo problemas y la gente, con los rezagos de tres días de borrachera, competía para comentar los hechos del día anterior como si se tratara de una simple anécdota”. Más aún, el castigo infligido a los ladrones es justificado por las autoridades locales. Después de haber organizado un cabildo, el alcalde de Achacachi prohibió a la Policía entrar al pueblo para hacer su trabajo de instrucción y dio por consigna, a los pobladores, aplicar la ley del silencio. Más tarde, en ocasión del aniversario de los sesenta años de la Declaración de los Derechos del hombre (ddhh), el 9 de diciembre, en presencia de la ministra de Justicia, C. Torrico, la población desfiló llevando una pancarta en la que decía: “No somos come gente, somos la cuna de la justicia”. !Nada menos! Y la Ministra que añade: “dicen que desde lo que pasó el 17 de noviembre hay mucha gente, que por culpa de los malhechores, ha hablado mal de la comunidad, pero la comunidad es solidaria, respetuosa de los derechos humanos…”. El lazo está cerrado : no sólo no son culpables, sino que además son defensores modelo de los derechos del hombre. 4 La Razón, 10 diciembre 2008. 14 / libros 1era. quincena de febrero 2011 Una historia económica apasionada Juan Antonio Morales* Reseña del libro Historia Económica de la República de Bolivia (1952-2009) de Flavio Machicado Saravia. F lavio Machicado Saravia escribe como actor y como observador. Como actor, tuvo una participación de primera línea en los gobiernos de Ovando y Torres, a finales de los años sesenta y a principios de los setenta, y en el gobierno de Siles Zuazo en la década de los ochenta del siglo pasado. Fuera del gobierno ha sido un observador cuidadoso, a la vez que muy crítico, de las distintas políticas económicas. Hay que destacar que fue también un proponente y artífice de pactos sociales. Su libro no es sólo una contribución importante a la historia económica del país, sino y sobre todo una invitación a una reflexión sobre el desarrollo de largo plazo de la república. El año 2002, al conmemorarse los cincuenta años de la Revolución Nacional de 1952, la atención de muchos estudiosos se volcó a lo logrado. No era mucho lo que se había alcanzado en cinco décadas. El pib real per cápita, medido en dólares corregidos por paridad de compra, era el 2002 casi similar al de 1952. Más grave aún, la distribución del ingreso había empeorado de tal manera que Bolivia se situaba entre los países latinoamericanos con mayor desigualdad. Si bien se podía observar notables progresos en algunos componentes del Índice de Desarrollo Humano, como el aumento de la longevidad y de la tasa de escolaridad, así como una reducción de la pobreza, medida en términos de la satisfacción de necesidades básicas, los adelantos eran, sin embargo, inferiores a los de los países de la región que en 1952 tenían indicadores similares. En los últimos ocho años, el pib per cápita ha crecido todos los años, lo que por cierto es una buena noticia, pero todavía a tasas contemplativas. Lo que ha estado sucediendo en los últimos ocho años, ¿le dará más dinamismo al anémico desarrollo de los cincuenta años precedentes? Lo ocurrido el último año parece estar dando más bien síntomas de un agotamiento prematuro. El libro de Machicado está extrañamente organizado. No lo está, sino parcialmente, por orden cronológico, ni tampoco por áreas temáticas. Contiene una descripción de los acontecimientos históricos, acompañada de análisis, así como un conjunto de ensayos críticos, incluyendo algunos referidos a la Nueva Constitución Política del Estado, con criterios con los cuales se puede coincidir, pero que no caben en un tratado de historia por la subjetividad que conllevan. * Profesor de la Universidad Católica Boliviana y ex-presidente del Banco Central de Bolivia. Las políticas económicas sin duda trascienden lo económico. Tienen, en general, beneficiarios y afectados, lo que lleva al tema de cómo compensar a los afectados, en un contexto además en el que las instituciones democráticas funcionan defectuosamente. Machicado identifica tres enemigos de la racionalidad técnica: las banderas políticas, la fobia cambiaria y el “oposicionismo”. Nos detendremos solamente en la fobia cambiaria, que es, en el fondo, una fobia a la inflación. Aparece especialmente cuando el público identifica a la devaluación del tipo de cambio con la inflación, lo que es natural si esta última es como el nacionalismo han dominado gran parte del debate, aún en los periodos de dictaduras militares y de neoliberales. Por esas influencias se ha visto, con gran frecuencia, a la economía como un juego de suma cero: lo que ganan unos lo hacen a expensas de otros. Escapa a esta lógica la idea de eficiencia, cuando todos pueden ganar mediante una mejor asignación de los recursos. El autor le asigna, con mucha razón, gran importancia a los pactos sociales entre los principales actores políticos y los movimientos sociales. Esos pactos, de amplio espectro, fijan las orientaciones básicas. Las políticas públicas, cualquiera alta. El indicador más a mano que tiene el público sobre la evolución futura de los precios es justamente el tipo de cambio. Si la inflación es baja, el coeficiente de traspaso de la devaluación a los precios suele ser también bajo. (Lo es también cuando hay mucho desempleo.) El tipo de cambio fijo, pero reajustable mediante fuertes pero esporádicas devaluaciones como ocurría hasta 1985, tiene el grave defecto de producir cambios masivos en precios, que obviamente, aunque no siempre, encuentran mucha resistencia. Los intentos heterodoxos de aflojar la camisa de fuerza del tipo de cambio fijo, con tipos de cambio múltiples, como en los años cincuenta, y con controles de cambios llevaron a rotundos fracasos. El país aprendió la lección. Llama la atención que Machicado no incluya más bien entre los obstáculos al desarrollo la prevalencia de ideas que, con el tiempo, resultaron ser equivocadas. Las ideas por supuesto importan y tienen mucho más peso que lo que normalmente el público les asigna. En el país, tanto el pensamiento marxista sea la orientación de los gobiernos, deben subordinarse a esta orientación básica. Hubo un ensayo de pacto social en 1984, de relativo éxito, y un atisbo en el 2003, en momentos de graves crisis políticas, con intervención de la jerarquía de la Iglesia católica y de laicos comprometidos. Los documentos que respaldaron (o respaldarían) esos pactos tienen un gran interés para la historia del pensamiento económico nacional. Las ambigüedades del modelo de capitalismo de Estado El libro comienza con el muy estudiado periodo de la Revolución Nacional. No cabe duda que el Estado oligárquico pre Revolución Nacional tenía que desaparecer para parir una nueva economía y a una nueva sociedad. Sin embargo, la Revolución Nacional se quedó corta en sus ambiciones, abriendo paso más bien al capitalismo de Estado y a un permanente descontento social. Para Machicado los sesenta fueron la década de oro. En el gobierno de Barrientos, 1964-1969 se produjo una acentuación de las tendencias desarrollistas del anterior gobierno, a las que se añadió una participación importante del sector privado, con la recuperación de muchos empresarios a los que la Revolución Nacional había alejado del país. Un acontecimiento importante de la década de los sesenta fue la nacionalización de la Gulf, de cuyos pormenores nos da cuenta el libro. De las muy importantes reflexiones acerca de esta nacionalización se pueden sacar lecciones para la ola nacionalizadora reciente. La década de los sesenta se caracteriza también, desde el punto de vista económico y de las ideas económicas, por los ejercicios de planificación y por la irrupción de una tecno-burocracia formada principalmente en los institutos de la cepal. Los técnicos formados en la cepal traían al país las ideas de industrialización por sustitución de importaciones, de participación creciente del Estado en la economía, de planificación y de liberación de la dependencia externa. Se ha de subrayar la importancia que tuvieron los teóricos de la teoría de la dependencia o “dependentistas”. En raras instancias se cumplieron las metas de los planes de desarrollo. Machicado atribuye el poco alcance de la planificación a su excesiva dependencia de recursos externos. Con todo, la contribución de la planificación estuvo lejos de ser insignificante, en cuanto proponía una visión de país y una guía para las expectativas de la población. Permitía también ordenar a las inversiones públicas. El autor piensa que el capitalismo de Estado se desarrolló por la ausencia de un sector empresarial privado dinámico y por la influencia de distintas corrientes internacionales que configuraron una economía empresarial pública extensa. La conjetura de Machicado es correcta pero hay que completarla con una descripción más amplia del fenómeno. El capitalismo de Estado se caracterizaba no sólo por una fuerte presencia estatal en la producción de bienes y servicios sino también por un complejo sistema de premios y sanciones para el sector privado. En especial, las compras estatales tuvieron un papel central; alrededor de las empresas estales se desarrolló una extensa red de proveedores privados. Machicado nos recuerda que con el modelo de capitalismo de Estado, o a pesar de él, la economía boliviana podía mostrar altas tasas de crecimiento de 1962 a 1977. Aparentemente a la economía le iba bien, a pesar de los gobiernos anti-democráticos . Como una de las ironías de la historia fue durante el gobierno de siete 1era. quincena de febrero 2011 años del general Banzer (ya en los años setenta) que el modelo de capitalismo de Estado alcanzó su cenit. Banzer, ejecutó la Estrategia de Desarrollo concebida durante el gobierno del general Ovando. El contexto internacional, durante gran parte de la década de los setenta, era muy favorable para el país, con los espectaculares precios para el estaño y el fácil acceso al financiamiento externo. Además, se crearon expectativas de que el país contaba con muy ricos yacimientos petroleros. Una importante repercusión interna del contexto internacional favorable fue la extensión de la urbanización y, como ahora, una bonanza del sector de construcción. Con la carta de presentación de su potencial energético y de los buenos precios de los metales, Bolivia acudió a los mercados internacionales de capital, tanto oficiales como privados. Estos mercados, deseosos de reciclar sus petrodólares, accedieron gustosos a prestarle al sector público boliviano. La acumulación de deuda externa tendría después consecuencias dramáticas. Esa acumulación de deuda externa en el gobierno de Banzer y de los militares que le sucedieron le explotó en la cara al gobierno de Siles Zuazo en la década siguiente. La dolarización financiera recibió un fuerte impulso durante el gobierno de Banzer, mediante cambios en la regulación bancaria. Ni en el gobierno ni en las instituciones financieras internacionales se vio los problemas que podía acarrear esa forma de dolarización. Estabilizaciones fallidas y estabilizaciones exitosas Machicado nos ofrece una buena exposición del programa de estabilización de 1957, que contó con un programa “standby” de apoyo a la balanza de pagos del Fondo Monetario Internacional (fmi). Los programas de ajuste estructural, que recogían las prescripciones del Consenso de Washington, aparecieron mucho más tarde, recién en la década de los ochenta. Con todavía más detalle el autor discute las políticas de la udp y sus esfuerzos fallidos de estabilización, así como la estabilización exitosa del ds 21060. La libros narración de los acontecimientos y del papel que le cupo en ellos es de un gran interés. No obstante, a la presentación le falta un análisis de la dinámica de la alta inflación, que degeneró en alta inflación. Le faltan también referencias más explícitas al contexto internacional y al desencadenamiento en la región latinoamericana de la grave crisis de deuda externa. Cuando Siles Zuazo asumió el gobierno en octubre de 1982 se encontró con una economía que ya estaba severamente deteriorada y tuvo que enfrentar de entrada dos problemas de política que lo arrinconaban en un dilema. El primero era el de ajustar la economía para hacer frente a las obligaciones de deuda externa, lo que implicaba una devaluación del tipo de cambio real así como mayores restricciones al consumo y la inversión nacionales. En fin de cuentas implicaba salarios reales más bajos. El segundo problema, que es al que le presta más atención Flavio Machicado, es el de la exigencia de recuperación de los salarios, que habían perdido 40% de su poder adquisitivo con la represión salarial ejercida durante los gobiernos militares, especialmente el de Banzer. Esta recuperación agravaría tanto los problemas de la cuenta corriente de la balanza de pagos, en un momento en el que el país además estaba con un nivel muy bajo de reservas, como los problemas fiscales. El gobierno de Siles Zuazo subestimó la gravedad de la crisis. Por un lado sirvió inoportunamente la deuda externa, lo que produjo transferencias netas de recursos a Bolivia (desembolsos menos servicio de la deuda) negativas de 5,8% del Producto Nacional Neto en 1983; 6.3% en 1984 y 7.5% en 1985. Por otro lado, las reivindicaciones laborales culminaban en fuertes y recurrentes aumentos salariales. La combinación de altos déficit fiscales y dificultades de financiamiento con más deuda externa fue la causa inmediata de la hiperinflación. Se recurrió entonces al financiamiento monetario, que es la forma más ineficiente de hacerlo. El público se defendía de las consecuencias previsibles de la alta emisión deshaciéndose de su dinero, para no perder valor, comprando bienes o dólares. Cerrando el círculo vicioso, para financiar un mismo déficit real la emisión monetaria y la inflación tenían que aumentar. Más todavía, como el valor real de las recaudaciones de los impuestos y de las tasas de servicios públicos caía con la inflación el déficit aumentaba. Machicado reconoce este efecto que contribuyó fuertemente al agravamiento del déficit fiscal. Al sombrío panorama anterior se ha de añadir la desdolarización por decreto y el control de cambios, que dieron lugar a una fuga de capitales y a un floreciente mercado negro de divisas. Siles Zuazo ensayó por lo menos seis veces estabilizar. Los planes de estabilización, demasiado graduales, tenían defectos técnicos y, sobre todo, sus ejecutores políticos carecían de convicción. Más importante, una oposición irresponsable parapetada en el Congreso, un movimiento obrero que había perdido la brújula y las disensiones en el seno del gobierno fueron los responsables inmediatos del fracaso de los intentos de estabilización. Los ministros independientes representaban la voz de la razón, pero se les hacía poco caso. El programa de estabilización más coherente fue, sin duda, el de abril de 1984 cuando Flavio Machicado era ministro. Se hubiese esperado en su libro una descripción y un análisis más detallado. La historia de antes y la historia de hoy EL ds 21060 logró finalmente estabilizar la inflación. Mucho se ha escrito sobre ese decreto y no repetiremos los argumentos. Simplemente habría que / 15 añadir que el ds 21060 logró solamente una estabilización parcial y la verdadera, que viene con la re-monetización de la economía en bolivianos, tardaría en llegar. Se ha de señalar también que el cansancio con la hiperinflación y los desabastecimientos era tal que el ds 21060 encontró una amplia aceptación en el público. El fracaso de los planes de estabilización de Siles Zuazo tal vez se debió a que no había todavía la demanda social por estabilidad. Machicado es injustificadamente crítico con el ds 21060. No hay duda que el mismo tenía muchos defectos pero no son los que Machicado señala. Para el libro, la historia parecería terminarse en 1986. Lo sucedido después pasa por una revisión rápida, muy desaprobatoria y no siempre acertada. El autor se detiene un poco más en la capitalización y el bonosol, que no le gustan. Tiene también algunas observaciones agudas a la ley de Administración y Control Gubernamental (ley safco). En los capítulos finales del libro está una discusión del ahorro y de la inversión. Esta es la parte más débil de la obra y está muy lejos del gran interés que tienen las páginas en las que el autor relata sus vivencias como hacedor de políticas públicas. La historia de Bolivia no comienza en enero del 2006 y el libro de Machicado nos lo recuerda para beneficio de todos los bolivianos. Machicado Saravia, Flavio. Historia Económica de la República de Bolivia (19522009). La Paz: Friedrich Ebert Stiftung y Universidad Privada Boliviana, 2010, 330 páginas. 16 / cultura 1era. quincena de febrero 2011 De lo filosófico no filosófico Apuntes para un retrato de Gilles Deleuze Jorge Luna Ortuño* En este texto que es el fragmento de una investigación en curso, se trata de esclarecer algunos temas que suelen confundirse a la hora de leer al célebre filósofo francés. U na metodología liberadora Desde ningún punto de vista se puede afirmar que Gilles Deleuze (1925-1995) se propuso ser un filósofo contra la filosofía, esto a pesar de que muchos interpreten en la actualidad su obra como un repudio del pensamiento filosófico occidental, clasificable por tanto como una especie de discurso posfilosófico o posmoderno. Deleuze elige un camino intermedio que lo lleva a entrelazar sutilmente en su discurso elementos de continuidad y elementos de ruptura con la metafísica, a hablar varias lenguas a la vez y en diferentes estilos. Es una cuestión de estrategia, de prudencia. En realidad hay que darse cuenta de que su manera de argumentar está saturada de la tradición filosófica occidental, la cual es su puerto de despegue, el cuerpo a partir del cual se plantea realizar conexiones con el exterior. Otra cosa es que él sepa intercalar movimientos de entrada y salida a partir de una metodología que diseña para escaparle a los recursos represivos de la historia de la filosofía. Podemos decir que son tres los pasos que conforman esta meto­ dología liberadora1: 1. Entra en el molde; 2. Aprende el molde; 3. Trasciéndelo, libérate del molde. Entra en el pensamiento de un autor, comprende los mecanismos que hacen funcional ese pensamiento, una vez que los comprendas toma lo que te sea útil, descarta el resto, sigue avanzando de acuerdo a tu proyecto, pero no descartes nada sin antes haberlo investigado. La lucha directa, la oposición frontal sin estrategia, el antagonismo puro, la discusión, son recursos peregrinos e indeseables para la filosofía de Gilles Deleuze; él prefirió siempre la prudencia, el trabajo silencioso en una soledad que no está poblada de personas, la inteligencia, la estrategia, los medios indirectos… No podría haber escrito nada contra la filosofía, puesto que su vida misma es una declaración de amor a la filosofía. Hay que subrayar el hecho de que lo que Deleuze repudiaba no era la filosofía en sí, sino una imagen del pensamiento llamada filosofía que impedía pensar; según esta imagen no se podía pensar y hablar en nombre propio si antes no se había leído los textos de Platón, Descartes, Hegel, Kant, Heidegger,… una enorme tontería, un mecanismo de represión muy conveniente para los intereses de la academia. Pero en todo caso, Deleuze nunca propuso un alejamiento de la filosofía, lo que decía era: “hagamos algo diferente con ella”. Entren en el molde, en la forma, en los principios, pero estúdienlos hasta el momento en que, a fuerza de haberlos dominado, se tornen prescindibles, que no se tornen más importantes que el movimiento, que no coarten su pensamiento, libérense de ellos. Lo que distinguía a Deleuze en todo esto era el ir con cuidado, la cautela, la prudencia, la paciencia, nunca fue un agitador del pensamiento –en el sentido de un provocador en busca de protagonismos–, prefirió ser cauto, imper1 Esta metodología la extraigo de mis investigaciones sobre Bruce Lee, y la propongo en este texto por encontrarla perfectamente apropiada para explicar los ejercicios del pensamiento que practicaba Gilles Deleuze. Recuérdese que él mismo señalaba que “un texto no es más que un pequeño engranaje de una práctica extratextual”. risueñas”. (p. 104) Se trata de etapas, de umbrales que se tiene que ir atravesando, de puertas que se tiene que cruzar, pero con la peculiaridad de que esas puertas no se podrán atravesar en cualquier posición. Para cada etapa corresponde una máscara. Más adelante Abraham agrega: “(Deleuze) era de izquierda, pero lo era de un modo rutinario. Una de las contraseñas exigidas para ser parte del campo intelectual francés era esta pertenencia a la gauche. […] A veces se es de izquierda para poder trabajar tranquilo y proseguir el microanarquismo personal. Para no ser interrogado, presionado, señalado. El intelectual francés tiene una larga historia de denunciar el poder, debe respetar la tradición. Este malentendido le permite permanecer activo y ensimismado”. (p. 124). De esto se trata, hay que adaptarse a la máscara y conquistar la máscara, todo con tal de que te dejen trabajar tranquilo, pues, como toda forma, una máscara no es otra cosa que un lugar de paso; es igual que la carretera, tienes que pasar por ella, pero no puedes quedarte ahí. ceptible. Imaginamos que esto lo aprendió de su maestro Spinoza –al que reconocía llevar en su corazón–; recordemos que las diferencias de Spinoza con las ideas de la teología le procuraron, primero, una violenta excomunión, y después, el atentado de un fanático que lo quiso acuchillar a la salida de la sinagoga. Spinoza conservó el abrigo agujereado para recordar que los hombres no siempre son amigos del pensamiento; además sus cartas llevaban como sello una rosa espinosa acompañada de la inscripción latina caute, ten cuidado. De ahí la necesidad de entrar primero en aquello que se oponía y de tratar de comprenderlo. Desde luego, esto requería del uso de algún tipo de máscara. En Nietzsche y la filosofía, Deleuze escribe: Una nueva fuerza no puede aparecer y apropiarse de un objeto más que adaptando, en su momento inicial, la máscara de las fuerzas precedentes que ya han ocupado. La máscara o la astucia son las leyes de la naturaleza, o sea algo más que una máscara o una astucia. Una fuerza no sobrevivirá, si antes no tomase en préstamo la faz de las fuerzas precedentes contra las que lucha. Por eso el filósofo sólo puede nacer y crecer con alguna posibilidad de sobrevivir, teniendo el aire contemplativo del sacerdote, del hombre ascético y religioso que domina el mundo antes de su desaparición. Se trata de pasar por etapas. La huída requiere de un largo proceso previo de estudio y meditación en el que se analizan y comparan cuáles son las posibles salidas. Pero durante el proceso se debe seguir la corriente, hacer como que uno acepta las reglas. En La máquina Deleuze, Tomás Abraham nos brinda una apreciación que refuerza este punto: “Deleuze no aparece en L’Ecole Normale Superieure con un violín que le permita a los parisinos aplaudir a un nuevo artista latinoamericano, lo hace pensando con la misma salsa que lo hacen estos serios señores del concepto, de las categorías y la verdad. Es importante la risa, pero para llegar a ella hay que pasar por etapas no tan * Editor, filósofo y gestor cultural. Salir de la filosofía por la filosofía “Para mí, tan pronto como uno hace algo, se trata de dejarlo; se trata al mismo tiempo de quedarse ahí y de dejarlo –y en tal caso, quedarse en la filosofía es también cómo salir de la filosofía, pero salir de la filosofía no quiere decir hacer otra cosa: y por ello hay que salir quedándose dentro, y no hacer otra cosa. […] Yo quiero salir de la filosofía por la filosofía”.2 La filosofía es un territorio, tiene su propia geografía y sus coordenadas móviles, y como cualquier territorio no vale más que en relación del movimiento mediante el cual se sale del mismo. Hay que ser como los animales, que lo primero que se fijan en el lugar que se encuentran es: ¿dónde está la salida? Y cuando uno estudia filosofía existe la misma necesidad, tienes que saber desde el principio dónde están las puertas de salida, de otro modo te volverías loco, disfuncional, desequilibrado; intelectuales, toda esa gente con sus lentes, sus libros, sus citas y sus cuerpos descuidados, “ratas papívoras” –les dice Zorba–; pesando hasta la más mínima cosa en una balanza todo el tiempo; tomándose la vida como un problema, trabajando con problemas, replanteándolos, creándolos, dándoles vueltas, problemas y lógicas y problemas, sin darse cuenta de que ese es el mayor problema. Como dice Osho, cuando entras por esa vía estás perdido, pues una vez que piensas que la vida es un problema nunca lo podrás resolver. Y la filosofía no ofrece soluciones a nada, no es su función, lo que ofrece son maneras de preguntar, formas de plantearse un problema, ideas para debatir un problema. La filosofía no tiene la humildad suficiente como para aceptar que la vida es un misterio. Entonces se hace imperioso saber por donde salir, escaparse y traicionar a la filosofía; sólo el que aprende a hacerlo es un verdadero filósofo. Nietzsche lo fue. “Hay que escapar de la filosofía, hacer cualquier cosa para poder producirla desde fuera. Los filósofos siempre han sido otra cosa, siempre han surgido de otra cosa”.3 Foucault comenta en una entrevista: 2 3 Claire Parnet, El Abedecedario de Gilles Deleuze, p. 19, 19881989. Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, p. 84. Para mí, Nietzsche, Bataille, Blanchot, Klossowski, representan medios de salir de la filosofía. Había en las violencias de Bataille, en las dulzuras insidiosas e inquietas de Blanchot, en las espirales de Klossowski, algo que tomaba como punto de partida la filosofía y, a un mismo tiempo, la colocaba como objeto de análisis, la cuestionaba, después salía de ella para volver a ella enseguida… Algo análogo a cómo la teoría de los “alientos” (soplos) de Klossowski se liga, por no sé cuántos hilos, a toda la filosofía occidental. […] Esas idas y venidas en torno de las propias márgenes de la filosofía vuelven permeable –por tanto, finalmente irrisoria– la frontera entre lo filosófico y lo no-filosófico.4 Dentro de la enorme afinidad que tenía con Foucault, la pregunta para Deleuze era la siguiente: ¿Cómo dejar algo y al mismo tiempo quedarse para seguirlo haciendo? ¿Cómo alejarse de una manera tan total que este alejamiento dé lugar a una mayor cercanía? En otras palabras: ¿cómo salir de la filosofía quedándose dentro, sin tener la necesidad de hacer otra cosa? Ésta la meta: aprender a salir de la filosofía por la misma filosofía, saber alejarse de ella pero como un artificio de acercamiento, para darse la oportunidad de volver después a ella con la mirada renovada, dejando de condenarla a los tratamientos demasiado rutinarios y empantanados en la tradición de una historiografía oficial. Se hace filosofía para salir de ella, para hacerla devenir otra cosa, y al mismo tiempo, se sale de ella para quedarse en ella. ¿Acaso no es cuando más intentamos alejarnos de una mujer, de un lugar, de un vicio, o de algo que nos apasiona, cuando más envueltos estamos dentro de esa pasión? Con la filosofía sucede algo similar, también envuelve sus propias historias de apasionamiento, de amor y de odio. Es simple lo que afirmamos: hay veces en que intentar salirse es la mejor manera de seguir avanzando dentro. Corriendo para todavía quedarse. Edge, el legenda4 Entrevista de Roger-Pol Droit a Michel Foucault. “La literatura en las investigaciones de Foucault”. Traducido por Alfonso Forero. rio guitarrista de u2, encuentra una similitud maravillosa entre la música y la literatura, pueden existir varias desde luego, pero él propone esta: ambas pueden transportarte a otros lugares sin moverte de tu sitio. Y es que algunas canciones empiezan con un tipo de humor y un lugar en mente. De hecho esto lo comenta a propósito de uno de los temas del álbum The Joshua Tree que se llama “Running to stand still” (“Corriendo para todavía quedarse”): “Trabajamos con muchos estados de ánimo en este disco que evoca un cierto lugar, que sería nuestro punto de partida, como si fuese realmente un lugar. Eso lo llamábamos música cinemática. La música puede evocar un paisaje y llevarte hacia él, te puede llevar a un lugar de verdad, un lugar físico y no emocional, una verdadera locación con sus propias coordenadas espaciales”. En filosofía esto también es posible, remite precisamente a una manera de salir quedándose, de moverse sin desplazarse, lo que nos lleva al concepto de línea de fuga; Deleuze lo utiliza para designar los viajes inmóviles, las fugas, pero reivindicando siempre un tipo de huida que no constituye una renuncia a la acción, puesto que se debe tratar de un movimiento absolutamente activo. (“Fugarse es crear”). En su filosofía las figuras del nómada y el viajero se contrastan en tanto que el primero no necesita desplazarse físicamente, puesto que nómade es el que se fuga, y fugarse no requiere de hacer un recorrido a lo largo del espacio, sino de ir franqueando umbrales de intensidad –es un movimiento intensivo y no extensivo. Deleuze es un nómada, no un viajero. (“Tengo poca inclinación a los viajes: no hay que moverse mucho, para no espantar a los devenires”). De esto se trata: hacer viajes inmóviles, es decir, viajes animados por un montón de movimientos imperceptibles que se realizan en el mismo lugar: salir de la filosofía quedándose en ella, o hacer que la filosofía devenga no filosofía; huir y hacer huir, una cuestión de realizar viajes inmóviles, un ejercicio puro de nomadismo. Los nómadas atraviesan rupturas imperceptibles a los ojos de la percepción ordinaria, justamente porque nómadas –citando esa frase de Toynbee que El filósofo Slavoj Žižek llega a La Paz S eguramente uno de los eventos más atractivos de este año será la visita de Slavoj Žižek a La Paz, gracias a gestiones realizadas por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional. Žižek estará en Bolivia el 10 de marzo y dictará algunas conferencias. El condimento especial será la publicación de su nuevo libro titulado Bienvenidos a tiempos interesantes, traducido por Mauricio Souza y su esposa, que tiene cosas del cine de hollywood, literatura, política global, Grecia, Irán, las crisis, y política ecológica. ¿Quién es Žižek? Es un personaje de película, un loco, un pensador que incomoda, él se presenta como un revolucionario chapado a la antigua. Confiesa que eligió hacerse filósofo como segunda opción: su aspiración principal era el cine, hasta que se dio cuenta de que necesitaba a la filosofía para entender por qué Charles Chaplin se oponía tanto al cine sonoro. Žižek tiene una capacidad innata para sorprenderse ante dichos, hechos, o situaciones que a la mayoría le resultan normales, y la filosofía es un instrumento apropiado para dar contenido a su capacidad de sorpresa. Su otra arma es el psicoanálisis, que le permite reconstruir la subjetividad del hombre moderno; con la ayuda de Lacan recompone el escenario en el que debe desarrollarse un sujeto a la altura de nuestro tiempo. Su proyecto intelectual / 17 cultura 1era. quincena de febrero 2011 aborda muchos temas, pero quizás lo más atrayente sea la forma en que dice lo que piensa, su talento interdisciplinario, la manera en que combina literatura con cine y anécdotas y situaciones actuales con chistes judíos o pasajes del budismo Zen. Con Žižek no se puede uno fiar: piensas que está contigo pero pronto adviertes que es por razones opuestas a las tuyas, así lo explica Reyes Mate: “Esto pasa con el multiculturalismo que él acosa sin respiro. ¿De qué sirve, se pregunta, no guisar las hamburguesas en la India con grasa de vaca si esa multinacional es portadora del virus económico que arruina los recursos naturales? ¿El respeto al otro debe cerrar los ojos a costumbres bárbaras como quemar viva a la mujer del viudo que es lo que se hace hoy en la India? Ni está con los que subliman el respeto al otro, ni con quienes defienden valores universales sin atreverse a tocar el uniformismo letal del capitalismo”1. A manera de preparación para su llegada, todos los martes a las 18:00 horas en la sala de la Vicepresidencia se reúnen estudiosos y lecto­res para conocer más del trabajo de Žižek. (Jorge Luna). 1 Reyes Mate, “Un filósofo que piensa de nuevo”. a Deleuze tanto le gustaba– son los que no se mueven, se convierten en nómadas porque se niegan a partir. Los nómadas permanecen literalmente inmóviles, y no se quedan ahí porque no quieren irse, porque se aferran a la tierra, se aferran a su tierra. Su tierra se convierte en un desierto pero ellos se aferran a ella, de tal suerte que no pueden más que nomadizar en su tierra: nomadizan a fuerza de querer quedarse en su tierra. Es curioso Deleuze, porque aun sin haber salido mucho de su casa, llevando una vida tan sobria, disciplinada y casi ascética, siempre en el mismo barrio, con su misma chompa vieja y sus uñas largas, y su misma ventana y la misma esposa, etc., a nivel del pensamiento y de la vida, es un nómada que no se va de su territorio. “Puesto que el nómada es en sí mismo una guarida, no puede confundir la luz de su recinto íntimo con los materiales atados a un solo lugar de la tierra. Y siendo asimismo el último refugio del silencio y de la palabra, es justo que haya guardado para sí el flexible trampolín de la imaginación que requiere su cuerpo para llegar donde su alma quiere ir”.5 No se tenga dudas, desde su casa, Deleuze hizo en vida todos los viajes que le dio la gana. Claire Parnet le provoca algunos comentarios en la entrevista para televisión El abecedario… acerca de su poca inclinación por los viajes donde dice: Sí, en todo caso, no tengo necesidad de moverme. Yo... todas las intensidades que tengo son intensidades inmóviles, sabes: las intensidades se distribuyen en el espacio o bien en otros sistemas, pero no necesariamente en el espacio exterior. Yo te aseguro que cuando leo un libro que admiro, que encuentro hermoso, o cuando escucho una música que encuentro hermosa, la verdad, tengo entonces la impresión de atravesar tales estados que nunca me ha proporcionado un viaje... semejantes emociones. Así que, para qué ir a buscar esas emociones, que no me convienen mucho, mientras que están a mi alcance, con mayor hermosura, en sistemas inmóviles, como la música o la filosofía. Con ello quiero decir que hay una geomúsica, hay una geofilosofía, son países profundos. Y además son mis países, sí. Gilles Deleuze, el pensador nómada, vitalista, el filósofo de la alegría, de la afirmación creadora, conservador en muchos sentidos, pero sorprendentemente subversivo en otros. Deleuze, siempre en el medio, siempre fugándose, el filósofo del devenir, el filósofo contracultural, un amigo generoso con el que nos encontramos frecuentemente a partir de nuestros propios viajes inmóviles. ¿Para qué sirve leerlo hoy? –preguntará alguno. Quizás para aprender a pensar y reír al mismo tiempo –responderemos. ¿Les parece poco? 5 Jesús Urzagasti, Los tejedores de la noche, p. 125. 18 / ocho y medio 1era. quincena de febrero 2011 El hombre que no amaba a las mujeres: el policial como pastiche Mauricio Souza C.* Sobre esta primera entrega cinematográfica de la trilogía se puede de hecho decir algo infrecuente: quizá sea mejor que la novela. La película es fiel a los atractivos del relato, es incapaz por razones logísticas de perderse en detalles y, sobre todo, logra construir lo que cautiva en Larsson: sus dos detectives. U no: La leyenda dice así: El periodista sueco Stieg Larsson fumaba tres cajetillas al día, comía casi sólo hamburguesas, bebía café por litros y dormía poco o nada. No fue por eso del todo sorprendente su sorpresiva muerte, de un ataque cardiaco, el 9 de noviembre del 2004, al final de los siete pisos de escaleras que había decidido subir porque el ascensor estaba descompuesto. Las escaleras y el ascensor conducían a las oficinas de Expo, una revista a la que Larsson había dedicado casi diez años de trabajo. En ella, se ocupó de exponer a grupos de la ultraderecha, neonazis algunos, cómodamente conectados y protegidos por la sociedad pudiente sueca. Dicen también que las amenazas de muerte eran ya parte de su rutina; que se tuvo que acostumbrar a trabajar de noche por seguridad y que, en los restaurantes, se sentaba cerca de las salidas. Por si acaso. Dos: Larsson enriquecía su dieta de cigarrillos, café y comida chatarra con el consumo, también adicto, de novelas de ciencia ficción y policiales. Hacia el final de su vida, y en sus ratos de insomnio ocioso, decidió probar la mano en el policial. Se incorporaba así a la gran tradición de la novela policial sueca (que tiene en Maj Sjöwall y Per Wahlöö a sus maestros arquetípicos y en novelistas contemporáneos como Henning Mankell y Håkan Nesser a maestros recientes). Poco después de su muerte anunciada –y de un par de rechazos de editoriales–, apareció El hombre que no amaba las mujeres, primera entrega de la trilogía Millenium. El resto ya se conoce o, para decirlo rápido, desconocerlo equivale a vivir en Bolivia e ignorar que hubo un gasolinazo o a imaginar que el azúcar cuesta todavía cinco pesos el kilo. A saber: millones y millones de libros vendidos, comentarios elogiosos de premios Nobel de literatura, leyendas sobre el autor. Que se adaptaran las novelas al cine era sólo cuestión de tiempo. Tres: Por lo que entiendo, el talento de Larsson radica en su habilidad para construir una narración cautivante, de esas que nos empujan a preguntarnos, con cada vuelta de página, ¿qué pasará ahora? A ese talento –exaltado entre otros por Vargas Llosa (que confesó que leyendo la trilogía se sentía como un niño con Los tres mosqueteros de Dumas)–, Larssen añade otro: su pasión por el detalle. Se cuenta que la versión original de El hombre que no amaba a las mujeres comenzaba con una descripción, luego eliminada por el editor, de una flor: ¡12 páginas! Y si las flores ameritan esa dedicación descriptiva, hay poco en Larsson que llame a la parquedad: no en vano se ha hablado de sus novelas como de una especie de fresco a la Balzac de las sociedad sueca. Fresco algo deprimente, sin duda: desde la izquierda, se da cuenta del fin de la utopía socialdemócrata. (Un fin que, desde la derecha, Vargas Llosa ha celebrado. Larsson, que era comunista, hubiera sufrido otro ataque cardiaco leyendo tal elogio). Cuatro: Se sabe que Larsson no era un gran estilista de la lengua. Tampoco tenía mayor oído para los diálogos. Con frecuencia, su obsesión por los detalles y la digresión ahogan el resto. Escribe, por ejemplo, que su protagonista, Lisbeth Salander –esa gran andrógina hacker autista– no sólo tiene una computadora Apple sino una Apple PowerBook g4/1.0 ghz con un procesador Powerpc 7451 con una AltiVec Velocity Engine, 960 mb ram y un disco duro de 60 gb. Felizmente, estas debilidades –que desde cierto punto de vista son entrañables– son eliminadas en su adaptación al cine. Al menos con esta primera entrega cinematográfica de la trilogía –dirigida por Nils Arden Oplev– se puede de hecho decir algo infrecuente: quizá sea mejor que la novela. La película es fiel a los atractivos del relato, es incapaz por razones logísticas de perderse en detalles y, sobre todo, logra construir lo que cautiva en Larsson: sus dos detectives. Cinco: En el centro de la trilogía Mi­llenium hay dos personajes: un ya mayorcito periodista de investigación, Mikael Blomkvist, y una joven bisexual experta en computadoras, Lisbeth Salander. El primero es, grosso modo, una proyección autobiográfica de Larssen: la revista que dirige Blomkvist, Millenium, es muy parecida a la que dirigía Larssen, Expo. Salander, por su parte, es el misterio en el centro de la trilogía (de novelas o películas): dura, antisocial, violenta, brillante. Seis: La novela y el cine policial suelen organizarse según dos tradiciones centrales: a) la llamada novela de “intriga”, en la que un genio deduce, por sus habilidades de lectura casi sobrehumanas, el “misterio” de un crimen (Sherlock Holmes); b) el policial negro, en el que importa menos el misterio del crimen que el retrato de una sociedad violenta y, sobre todo, la inscripción de un punto de vista (el del detective) que la retrata. Si en el primer caso estamos pendientes de la solución de un misterio (y la forma en que se lo soluciona), en el segundo nos desvela el aura de los personajes y, sobre todo, del investigador (el entrañable Philip Marlowe de Raymond Chandler, por ejemplo). Parte del secreto de la trilogía Millenium es que combina estos dos modos: Larsson y Oplev arman un misterio detectivesco clásico y, a la vez, configuran dos detectives entrañables que deambulan un territorio social violento y corrupto. Siete: La película –en ello fiel a la novela– sigue la pista de varios enigmas paralelos (la desaparición, hace décadas, de la sobrina de un magnate; los nexos nazis de la familia de ese magnate; la muerte violenta de varias mujeres, etc.), pero el más interesante es el que explicaría por qué Lisbeth Salander es como es. Y ella es una especie de Sherlock Holmes –que en vez de leer cenizas o huellas descifra y navega códigos de programación informática–, figura central para la que el Watson es aquí otro detective, el periodista Blomkvist. Enamorado, Blomkvist va lentamente reconstruyendo el pasado, el misterio, de Salander. Ocho: La película añade a los atractivos de la novela algo que ésta carece: una suerte de constante variación de estilos y modos (los ambientes ominosos a la David Fincher, cierta violencia de cine de terror, la reconstrucción documental del thriller político, paisajes y primeros planos a la Bergman). La película es, quiero decir, un pastiche, un collage. Y, como pocos, es un pastiche entretenido y eficiente. (El gran caso histórico de un buen pastiche: Casablanca de Michael Curtiz). Y medio: Las tres partes de la trilogía de Larssen ya fueron adaptadas al cine (y estrenadas en Europa el 2009). La primera, esta El hombre que no amaba a las mujeres, fue la película europea más taquillera del 2009 y la película sueca más exitosa en la historia de esa venerable cinematografía. De las tres, la mejor es esta, la primera, pero las dos restantes ameritan ser vistas (ojalá nos lleguen). Entre tanto, los gringos –que no pueden leer subtítulos y detestan los doblajes– ya preparan su versión. El director será David Fincher (el de La Red Social y El club de la pelea), con Daniel Craig (el último James Bond) como Blomkvist y una desconocida como Lisbeth Salander (difícil será superar a la magnífica Salander sueca, Noomi Rapace). * Periodista y catedrático. / 19 libros 1era. quincena de febrero 2011 Jóvenes, FB y globalización Conectados Isabel Mercado* El complejo proceso hacia la independencia de Charcas (1808-1826). María Luisa Soux Asdi-ifea-ieb - Plural editores / Colección Historia Mar interior Yuri Soria-Galvarro Plural editores - Ficticia - Kultrún / Colección Narrativa Geografía del conflicto. Claves para decodificar la confrontación social y política Alejandro Nató y César Rojas Ríos Plural editores - Fundación Unir / Colección Sociedad El libro reconstruye un proceso histórico y sus matices: el que conduce a la independencia de Charcas. Según su autora, María Luisa Soux, en principio deberíamos iniciar la “narrativa” de ese proceso en los siguientes términos: “Diversas fueron las respuestas americanas a la crisis de la monarquía española. Este momento fue el principio de un largo periodo bélico en el que Charcas y, específicamente, Oruro tuvieron que soportar diversas guerras: una guerra entre los dos virreinatos por el control de ese territorio, una guerra civil entre bandos y una lucha social de la población indígena por la reivindicación de sus derechos”. María Luisa Soux es historiadora, docente e investigadora de la umsa y la Universidad Católica Boliviana. Ha publicado, entre otros trabajos, los libros La coca liberal (1993) y La Paz en su ausencia (2009). Veinte relatos breves de un narrador boliviano (Cochabamba, 1968) radicado en Chile (Puerto Montt) desde niño. De sus textos, Edmundo Paz Soldán escribe lo siguiente: “Recuerdan de la mejor manera a los de Horacio Quiroga. Como el escritor uruguayo, Soria-Galvarro nos relata historias de hombres al borde del mundo, en conflicto con la naturaleza fascinante y abrumadora que los rodea. Aquí tenemos una gran descripción del sur del Sur. Este escenario es punto de partida para la verdadera lucha, la del individuo consigo mismo. Los personajes de estos cuentos habitan su propio purgatorio. Con su quieta desesperación, están a punto de convertirse en comida para los cangrejos. Soria-Galvarro sabe que las fronteras, los límites con los que nos topamos, se encuentran más dentro de nosotros que en ese afuera sobrecogedor”. El mayor valor de este libro, según la desaparecida Ana María Romero de Campero, es que se ocupa del conflicto a partir “de un territorio y sociedades concretas al sur del continente americano. Acostumbrados a nutrirnos de reflexiones y exégesis sobre conflictología que, en su mayor parte, provienen del norte, Geografía del conflicto viene a llenar un vacío teórico y a convertirse en aporte a un diálogo más horizontal para el estudio de los fenómenos sociales. Se trata de uno de los pocos trabajos especializados en el conflicto que tienen como punto de apoyo la realidad latinoamericana. En concreto, la de dos países paradigmáticos en ello: Argentina y Bolivia”. César Rojas Ríos es sociólogo, comunicador y analista político. Alejandro Nató, abogado y mediador profesional, fue Defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires. Protestantismo indígena. Procesos de la conversión religiosa en la provincia de Chimborazo. Susana Andrade Abya Yala-ifea-Flacso / A la venta en Librerías Plural Paisajes, espacios y territorios. Reelaboraciones simbólicas y reconstrucciones identitarias en A. L. Nicolás Ellison y Mónica Martínez Mauri (coords.) Abya Yala / A la venta en Librerías Plural Espadas y corazones. Pequeñas delicias de héroes y villanos de la historia argentina Daniel Balmaceda Marea Editorial / A la venta en Librerías Plural Páginas que permiten una verdadera inmersión en el universo protestante quechua. Un estudio que, a partir de más de diez años de investigación, le sigue los pasos al pentecostalismo indígena en la provincia ecuatoriana de Chimborazo. El análisis intenta un doble gesto: por un lado, indaga la conversión al protestantismo en tanto proceso de “transformación de las mentalidades indígenas, en particular el ethos económico”; por el otro, observa las formas en que ese protestantismo se “quechuiza”, en particular a través de la resignificación de prácticas como la oración, la interpretación de sueños, los bautismos en lagunas, etc. Susana Andrade es doctora en etnología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Francia. Es autora del libro Visión mundial, entre el cielo y la tierra. Serie de estudios que abordan, de diferentes maneras, una misma problemática: los cambios que algunas culturas latinoamericanas experimentan en la relación con su medio, entendido este último como “paisaje, espacio, territorio”. En palabras de los coordinadores del tomo, la intención es la siguiente: “Basándose en diversas etnografías de la vida cotidiana y considerando los usos agro-ecológicos como técnicas para la producción de localidad, los contribuyentes a este volumen analizan cómo ciertos elementos cosmológicos pueden ser usados para convertir aspectos del paisaje y del territorio en emblemas de identidades diferenciadas”. Y añaden: “Se trata, en este análisis, de ir más allá del discurso de las élites indígenas porque en muchas casos las nuevas retóricas sobre el territorio están muy lejos de las visiones locales y cotidianas del entorno”. Sabroso libro de anécdotas y chismerío histórico del periodista argentino Daniel Balmaceda. La idea es simple: aplicar a los grandes próceres e hitos de la historia argentina el método que los programas de televisión de ese país aplica a su grotesco parnaso laico de vedettes ensiliconadas, millonarios tatuados y deportistas adictos. Las preguntas que presiden este anecdotario son simples: ¿Era Belgrano homosexual? ¿San Martín era un cornudo? ¿Quién fue el irlandés borracho que convenció a los ingleses de invadir Buenos Aires? ¿Cómo pudo un mujeriego como Sarmiento convertirse en un puritano consejero matrimonial? Y un largo etcétera por el estilo: duelos, lances amorosos, locuras repentinas, embarazos misteriosos, fugas increíbles, asesinatos y robos de esos hombres y mujeres que “construyeron Argentina”. A una década del siglo xx, una visionaria Virginia Woolf decretaba que la humanidad había cambiado. Se refería fundamentalmente a las relaciones entre amos y sirvientes, esposos y esposas, padres e hijos y predecía que estos cambios afectarían “cada esfera de nuestras vidas”, desde la religión a la política. Muchos criticaron estas ideas apocalípticas, pero tenía razón. Ahora, a una década del siglo xxi no necesitamos a una Virginia Woolf para percatarnos que vivimos otro periodo de transición y transformación tanto o más profundo. Para apreciarlo basta conocer las cifras de movimiento por minuto de uno de los fenómenos sociales más importantes de estos tiempos, el Face Book: 510,404 comentarios; 382,861 aprobaciones (“me gusta”), 231,605 mensajes enviados, 135,849 fotos adicionadas, 98,604 amigos aprobados y un larguísimo etcétera. Todo esto en 60 segundos. Como señala la revista Times –que eligió a su creador de 26 años, Mark Zuckerberg, como el personaje del año 2010 por “cambiar la forma en que interactuamos y lo que conocemos del otro”–, el fb ha conectado a un doceavo de la humanidad en una sola red, con lo que creó una entidad social casi dos veces tan grande como los ee.uu. Cambio es el emblema de estos tiempos, a no dudarlo. Pero, más que un símbolo ideológico o un recurso discursivo, lo que estos vientos traen son transformaciones tangibles. La forma en que nos conectamos con el otro y con las instituciones está evolucionando; se percibe una erosión de confianza en la autoridad, en los sistemas y en las instituciones; se descentraliza el poder, pero, al mismo tiempo, se advierten enormes necesidades de interrelación entre personas, con la información y con las realidades ajenas; una inclinación por reivindicar principios comunes y encontrar coincidencia en la diversidad. Tal vez, como diría Woolf, de encontrar lo coincidentemente humano que reside en cada uno. Así como es indiscutible lo irrefrenable y vertiginoso de este cambio, lo es la constatación de que quienes lo abanderan son jóvenes, generaciones que nacen conectadas, enganchadas a las nuevas tecnologías, dondequiera que se encuentren. No es cínico, por tanto, aventurar que aún en contextos pobres y subdesarrollados, los jóvenes van un paso adelante y pugnan por entrar en la vía de la modernidad a cualquier costo. Baste, para comprobarlo, conocer las realidades de los jóvenes en cualquier municipio de este atrasado país. Y es que los jóvenes –no los de ese futuro retórico al que aluden los demagogos– se esfuerzan, donde estén, por apuntalar un presente que, a veces, es más rápido que ellos mismos. Para ello y por ello, demandan condiciones que muchas veces se les niega: educación competitiva, educación, educación, educación. Porque para que exista un Mark Zuckerberg –para bien o para mal–, o para que se inserten en una globalización más equitativa, a los jóvenes no les hace falta consignas y prebendas, tampoco castigos ni paternalismo, sino únicamente herramientas para ponerse en igualdad de condiciones con los otros, con sus pares. Al cambio habría que buscarlo en ellos. En sus necesidades no satisfechas, en sus capacidades no explotadas, en sus proyectos ignorados, en sus sueños y esperanzas frustradas. Y no habría que hacerlo para ganarse su afecto o su aplauso, sino por un sentido estratégico de desarrollo digno y sostenible. Como decían aquellos rebeldes del 68, “la imaginación al poder”. * Periodista padem 20 / 1era. quincena de febrero 2011 La otra orilla Tito Kuramoto, artista invitado Transindividualidad integradora La búsqueda de la verdad Etienne Balibar* C iertas proposiciones básicas de la Ética [Baruch Spinoza] expresan, de hecho, la idea de la individualidad como transindividualidad o el “proceso transindividual de individualización” (…). Siguiendo esta hipótesis, la transindividualidad surgirá como un concepto latente que articula “imaginación” y “razón” (o, más precisamente, las leyes psicológicas de la imaginación o de la vida imaginaria, derivándose de la ambivalencia básica del deseo humano, y la regla racional de la utilidad recíproca, que crea la posibilidad de comunidades relativamente estables). (…) Es un programa no-lineal, diametralmente opuesto al kantiano, donde la causalidad es identificada con la sucesión necesaria (…). Al igual que Kant, Spinoza tiene uno y el mismo programa para explicar la física, u orden causal, y la ética, u orden práctico. En Kant es el de la sucesión, en Spinoza el de la modulación (usando terminología de Simondon). Pero contrariamente a Kant, el de Spinoza no intenta oponer ambos órdenes, siendo uno la inversión del otro (…). La idea de un individuo hecho de partes constituyentes (por lo tanto siendo una “totalidad”), y siendo a su vez parte de una totalidad más completa, no es por supuesto nada original. Es exactamente esta representación la que da lugar a las antinomias clásicas entre individualismo u holismo, unidad “mecánica” u “orgánica”, dependiendo de qué término sea visto como primordial. Spinoza mismo ha reanudado esto en su Carta xxxii a Oldenburg donde aclara que hay órdenes de magnitud objetivos en la naturaleza que están asociados a interacciones o acciones recíprocas (…). Permítanme sugerir la siguiente explicación. Toda conservación de un individuo (o estabilidad, y por tanto identidad) puede ser compatible con la “continua regeneración” de sus partes constituyentes, i.e. lo que en términos modernos podríamos llamar flujo interno o externo regulado, o intercam- bio material con otros individuos, ¾ el equivalente mental sería el hecho de que toda (auto) conciencia del cuerpo que mezcla o “confunde” su propio estado con las ideas de otras cosas, es semejante a cómo la percepción de los objetos externos está mezclada o confundida con la representación del propio cuerpo ¾. (…) Decir que un individuo permanece existiendo es equivalente a decir que se está regenerando o reproduciendo. Un individuo aislado, no teniendo “intercambios” con el medio ambiente, no se regeneraría, por lo tanto no existiría. Bien desde el comienzo, lo que Spinoza da a entender es que todo individuo tiene necesidad de otros individuos para preservar su forma y su existencia (…). Un individuo es más complejo cuanto más relaciones tenga con el mundo externo; i.e. cuanto más intensivamente intercambie sus propias “partes” con otros individuos (similares o no), cuanto más necesite esos intercambios para preservar su existencia; pero además, y por lo tanto, cuanto más amenazada esté su preservación por la fuerza de las otras cosas. Tomo a Spinoza para decir que, finalmente lo que es necesariamente más fuerte (más poderoso, y potencialmente más destructivo) que toda cosa singular (p.e. que “yo”) es la multiplicidad de las otras cosas singulares (tanto más si esas múltiples cosas están combinadas para formar unidades donde “yo” estoy excluido). A la inversa, lo que podría ser más fuerte que algo dado, una multiplicidad finita de cosas externas, es la unidad combinada o “convergencia de fuerzas”, una convenientia de la que “yo” mismo soy parte constitutiva (finalmente, la naturaleza como tal). (…) El patrón de la transindividualidad que hemos tratado no es sólo entendido como una interacción horizontal o reciprocidad en el mismo nivel, sino también como un proceso de interacción en el que cualquier tipo de individuo (…) regresa al nivel inferior y simultáneamente progresa al nivel superior (…). Retornar al nivel pre-individual (consistente, entre otras cosas, en patrones emocionales) para integrarlo en una (…) entidad metaestable (ni externa ni interna, sino transindividual). Cf. Etienne Balibar (1993). De la individualidad a la transindividualidad, Córdoba, Encuentro Grupo Editor, 2009, pp. 23-43. C ada mes de diciembre, desde hace bastante tiempo, Tito Kuramoto hace una exposición de los cuadros que pintó durante el año, es casi una cuestión rutinaria, un saldo de cuentas se diría, pero surge también por una necesidad de entrar en contacto con otros flujos aledaños a la pintura. En esta oportunidad la exposición se presenta al iniciar un nuevo año, pero tiene la misma función, se realiza en el centro cultural Manzana 1, en Santa Cruz, y se llama “Iconos en extinción”. Kuramoto incorpora elementos que había dejado de lado en su pintura, y que tienen que ver con elementos del oriente boliviano, utensilios de esta cultura que otrora fueron de uso diario y ahora son obsoletos: los carretones, las vasijas, etc. Este cambio no responde a un capricho sino a una concepción de la actividad del pintor que dice mucho más del artista de lo que dicen sus datos biográficos. Para Kuramoto lo importante es el movimiento, su manera de avanzar viene con el acto de romper con lo hecho en el pasado. “No quiero decir que es totalmente novedoso lo que hago, aunque para mí sea un cambio radical, como es natural, cuando uno comienza este tipo de trabajos tiene que pasar por la huella que han dejado otros, por eso no puedo decir que es único, son cosas que más o menos ya se han tratado y dentro de ese camino, de esas etapas, sigo con la esperanza de que algún día saque alguna cosa que sea realmente mía”, explica. Para este personaje de ascendencia japonesa, pero como prefiere aclarar, “cruceñísimo” ante todo, la pintura como arte no consiste en hacer figuras bonitas y decorar paredes, ya que en realidad es uno de los caminos para conocer nuestro propio ser, nuestro origen y, en suma, el devenir de nuestras posibilidades en el mundo. Confiesa su interés por la filosofía y cree que lo que tiene en común con el arte es que ambas buscan una verdad que es inexpresable en palabras. Tito Kuramoto, pintura y filosofía al servicio de la sociedad. Como parte de su aporte al arte, Kuramoto diseñó y pintó, personalmente y por más de 40 años, más de 160 carros alegóricos de la entrada carnavalera de la ciudad de Santa Cruz, dando la pauta para el uso de determinados materiales e influyendo sobre quienes se dedican a esa labor, siempre destacando temáticas de la cultura cruceña. Entre sus más destacados trabajos figura el gran elefante de los años 60 y otro que mostraba una carreta cruzando el Piraí con el agua a media rueda, los bueyes en perspectiva y el paisaje con un arco iris.