Inflación de precios y de mentiras

Anuncio
CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 78 / 1era. quincena de febrero 2011 / Bs 5
Impericia gubernamental agrava la crisis post gasolinazo
Inflación de precios y de mentiras
Mientras el gobierno
recomienda a la población
cambiar sus hábitos
“coloniales” de alimentación
para hacer frente a la
carestía y la escalada de
precios de los productos de
la canasta familiar –miel
en lugar de azúcar, huesos
de ganado en vez de café–
las organizaciones sociales
preparan movilizaciones
destinadas a incrementar
sustancialmente los salarios.
Las nuevas tarifas de
transporte podrían disparar
la inflación en medio de una
situación internacional cada
vez más adversa, derivada de
la crisis mundial de alimentos
y la subida del precio del
petróleo y sus derivados.
Artista invitado: Tito Kuramoto.
Pasear, nadar y comer pescado
Las revelaciones del ex vicecanciller Hugo Fernández sobre las negociaciones con Chile, dan una idea
cabal de la talla de la política exterior boliviana bajo
la actual administración plurinacional. “Cualquier
solución pasa por un tamaño de costa que pueda
verse en un mapa de esos que utilizan en las escuelas. Es decir, nada pequeño... A Chile le hemos dicho que nosotros queremos irnos a bañar, navegar
en nuestro barquito, que nuestros miembros de la
Armada boliviana paseen en el mar. Nosotros queremos pescar y si es posible tener una fabriquita de
enlatados de pescado. Todo eso en el mar”.
La fabriquita de enlatados debe ser parte de la
nueva política de seguridad alimentaria propuesta
por el presidente Evo Morales que consiste en sustituir el azúcar por miel de abeja y el café del desayuno por una sopa de “huesos de nuestro ganado”.
No se sabe quién gana en este torneo de disparates,
pero con certeza pierde el país.
Contrapuntos
Fernando L. García Yapur: Para polemizar la
Constitución Política del Estado, 10
Jean-Pierre Lavaud: Por una sociología de los
linchamientos en Bolivia. El caso de Achacachi, 12-13
Daniela Espinoza M.: “El Viejo”, una marioneta
peligrosa, 4
Gabriela Calderón de Burgos: La draconiana ley de
drogas ecuatoriana, 5
Cultura, libros
Carlos Federico Valverde Bravo: “El Viejo”: entre el
Gobierno y la oposición. ¿A quién le interesa más, 6 Juan Antonio Morales: La historia económica
Entrevista a Alberto Bonadona: Pagar un bono es
apasionada de Flavio Machicado Saravia, 14-15
mejor que controlar precios, 7
Jorge Luna Ortuño, Apuntes para un retrato de Gilles
José Luis Carvajal: Inflación de alimentos, ¿senasación
Deleuze, 16
térmica?, 8
El filósofo Slavoj Žižek llega a La Paz, 17
Debate
Cine
Emir Sader: Grupo Comuna, desafío teórico de la
izquierda latinoamericana, 9
Mauricio Souza C.: El hombre que no amaba a las
mujeres: el policial como pastiche, 18
/3
editorial
1era. quincena de febrero 2011
La estridencia y la eficacia en política exterior
U
Consejo editorial:
Joan Prats (†)
Fernando Mayorga U.
Horst Grebe López
Director:
José Antonio Quiroga T.
Redacción:
Daniela Espinoza M.
Instituto PRISMA
Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201, Calacoto
Tel: 2799673
[email protected]
www.institutoprisma.org
Plural editores
c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador
Tel: 2411018
[email protected]
www.plural.bo
ISSN: 1996-4420
www.cesu.umss.edu.bo
n principio de sentido común dice que la política exterior tendría que ser una extensión de la política interna.
Ocurre sin embargo que la enorme desigualdad de poder en el mundo trae consigo que pocos países estén en
condiciones de emitir políticas internacionales, mientras que el
resto sòlo cuenta con la disyuntiva del acomodo (más o menos
dócil o creativo) o la confrontación, según sus propios recursos
de poder y los que agregue en función de las alianzas que sea
capaz de establecer.
El período que sigue a la Guerra Fría se ha caracterizado
por notables reacomodos económicos y políticos en el mundo,
sin que eso se hubiera expresado ya
en un orden internacional estable y
democrático, capaz de encarar de
manera efectiva los temas de “la paz
perpetua”; la erradicación del hambre y la pobreza; la promoción de
la autodeterminación efectiva de los
pueblos, y el aseguramiento universal de opciones de vida sin ningún
tipo de discriminación.
La globalización asimétrica
en curso carece por consiguiente
de gobernanza, entre otras razones, como consecuencia del debilitamiento de los foros universales
del sistema de Naciones Unidas.
En su lugar se han establecido varios mecanismos intergubernamentales de tipo informal. Está, en primer lugar, el G 20 que
congrega a un grupo cooptado de países cuya representatividad
y capacidad de adoptar decisiones vinculantes para todo el mundo han sido cuestionadas desde diferentes perspectivas. Existen
también otros mecanismos de alcance geográfico y capacidad de
acción más reducidos, como es el caso obvio de la Unión Europea y desde hace poco del grupo bric (Brasil, Rusia, India y
China), que se ha ampliado recientemente con la incorporación
de Sudáfrica. Para los países en desarrollo, sin embargo, ninguno
de esos mecanismos tiene el alcance y gravitación que alcanzaron
en algunos momentos el Grupo de los 77 o el Movimiento de los
No Alineados.
Aunque no tienen carácter intergubernamental, por momentos adquieren amplia visibilidad instancias como el Foro de
Davos y el Foro Social Mundial, donde se congregan anualmente
las élites económicas y políticas del mundo industrializado en el
primer caso, y los movimientos sociales, en el otro.
El escenario internacional consiste por tanto en un mosaico complejo y asimétrico, compuesto de diferentes tableros de
negociación, coordinación, concertación y confrontación. Muy
pocos países latinoamericanos están en condiciones de participar
efectivamente en todos ellos, impulsando de manera sistemática
y congruente sus intereses nacionales.
Si el Gobierno pretende ejercitar una política exterior de
tipo propositivo tendría que tomar en cuenta todas estas circunstancias, para evitar los fracasos registrados en dos oportunidades
recientes. Las repercusiones mediáticas efímeras y el eco que
pueda lograr el país en el mundo de las ong altermundistas no es
suficiente. Se requiere reforzar, en
cambio, la capacidad diplomática
de concertar y negociar el apoyo
de un número suficiente de países
que coincidan en las causas justas
que defiende el país en varias materias de la agenda global.
Así, por ejemplo, la despenalización del consumo tradicional
de la coca podría merecer mucho
más respaldo si se la articula apropiadamente junto a la demanda
cada vez más amplia de cambiar el
enfoque prevaleciente en la lucha
contra el narcotráfico, cuyo fracaso es ampliamente reconocido. En
su lugar crece el respaldo intelectual y político a la descriminalización del consumo de drogas planteada, entre otras corrientes,
hace poco por un grupo de ex Presidentes latinoamericanos.
Y algo parecido ocurre con el tema del cambio climático,
aunque en este caso, una de las condiciones sine qua non para
tener éxito en los diversos tableros internacionales que tratan el
tema, consiste en mostrar resultados y logros nacionales relevantes. La posición retórica del país sobre el tratamiento de los
recursos naturales y la protección del medio ambiente, adquiriría
mucha mayor credibilidad si se pudieran mostrar resultados internos tangibles tales como la recuperación de las áreas protegidas invadidas por parte de los cocaleros y de las minas avasalladas
por cooperativistas y comunidades campesinas.
Una visión estrecha y sectaria de los objetivos de la política exterior del país en esta compleja coyuntura internacional
está condenada necesariamente al fracaso. Se podrían alcanzar
en cambio importantes logros si se dan los pasos necesarios para
ampliar el respaldo a esas iniciativas dentro y fuera del país.
Usos y abusos del caso Rósza
L
La versión digital de los números
pasados de la revista pueden ser
obtenidos en la siguiente dirección:
www.institutoprisma.org
Los lectores de Nueva Crónica pueden
escribir al correo electrónico
[email protected]
Las colaboraciones no solicitadas
serán sometidas a la consideración
del Consejo Editorial
a reaparición de un testigo clave del
caso Rósza –primero en un video en
el que se lo ve recibir un soborno y
luego concediendo una entrevista desordenada a un canal de televisión– ha sido
utilizada por el gobierno y algunas fuerzas opositoras para reafirmar sus propias
versiones de los hechos.
Según el gobierno, no hay duda
de que existió una banda terrorista que
quería “dividir Bolivia” y, por lo tanto,
fue un acto de “responsabilidad estatal”
(Navarro) y hasta de “lealtad revolucionaria” (Puente) pagar por la información
que permitió aniquilar a los integrantes
del grupo y perseguir a sus colaboradores. Para cierta oposición, en cambio, el
soborno demuestra que los testimonios
y pruebas fueron fabricados para incriminar a la dirigencia cruceña. Lo dramático del caso es que aparentemente
ambos tienen razón. Hay pocas dudas
de que hubo un grupo irregular, apoyado por pocos dirigentes empresariales y
cívicos de Santa Cruz, en el momento
de mayor tensión entre el gobierno del
mas y la “media luna”.
Pero no hay pruebas fehacientes de
que el grupo era “terrorista” y que podía
dividir al país mediante una guerra civil.
Las fotografías de los mercenarios extranjeros posando con armas y contando
dinero en habitaciones de hotel parecen
obtenidas para un casting de una mala
película de bandidos y muestra la poca
peligrosidad real del grupo.
Pero a estas alturas ha quedado
confirmado que el grupo estuvo infiltrado por oficiales de inteligencia policial y del aparato político del gobierno
y que las acciones judiciales han sido
funcionales al objetivo de desarticular
al principal núcleo de oposición política. Resulta evidente que el testigo clave
goza de protección gubernamental y que
sus declaraciones incriminatorias fueron
obtenidas mediante soborno o coacción.
Un grupo de aventureros como el
de Eduardo Rósza difícilmente podría
haber “dividido Bolivia” como insiste la
versión oficial, pero en cambio ha sido
capaz de sembrar división entre las filas
de la oposición cruceña y también entre
la nomenklatura masista, de donde provino el video del soborno. La completa
subordinación del Ministerio Público al
poder gubernamental impidió que hasta
ahora se conozca la verdad de los hechos.
Fueron los medios de comunicación –acusados de complicidad con el “terrorismo”–
los que sacaron a luz lo poco o mucho
que se conoce. Habría que premiarlos en
lugar de perseguirlos.
4/
contrapuntos
1era. quincena de febrero 2011
“El Viejo”, una marioneta peligrosa
Daniela Espinoza M.*
Aunque figura en la lista de los más buscados, nadie se atreve a detenerlo. Se ha convertido en un testigo doble, que supuestamente
cobra a cambio de incriminar a la oposición cívica cruceña en el delito de sedición, pero que también incomoda a un gobierno
que siembra muchas dudas sobre el manejo del caso.
U
n par de días después de que,
presionado por las circunstancias, el vicepresidente Álvaro
García Linera, en entrevista
concedida al periódico Página 7, abriera la posibilidad de debatir el tema de la
legalización de los gastos de seguridad
(reservados) en la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuando más de un ex
y actual funcionario de gobierno había
justificado la necesidad de “pagar por
información al enemigo”, y en el preciso
momento en que se establecían las condiciones para la declaración de Carlos
Núñez del Prado –principal incriminado por el video/soborno que incomodó
al Ejecutivo y puso en entredicho la credibilidad de la investigación del caso terrorismo–, “El Viejo” salió de la sombra.
Con asombrosa tranquilidad, Ignacio Villa Vargas, testigo clave y luego
acusado en el todavía no del todo esclarecido episodio que mantuvo en vilo al
país en abril de 2008, reapareció en una
calle de Santa Cruz para afirmar que dijo
la verdad, pero que lo hizo bajo tortura,
que el video del soborno fue montado,
que recibió dinero pero luego se lo quitaron y que volverá a desaparecer porque teme por su seguridad. El polémico
personaje parece seguir el guión de una
película de suspenso y sus declaraciones
sólo añaden más dudas a una historia
que tiene mucho de sórdida.
Nadie supo de él durante más de
seis meses, hasta que en el programa “A
todo pulmón” de Cadena A, fue difundido un video donde apareció recibiendo más de 30 mil dólares de manos del
ex funcionario gubernamental Carlos
Núñez del Prado, aparentemente a cambio de que salga del país sin dejar rastros
y durante un buen tiempo.
A partir de la difusión del mencionado video, las cosas cambiaron. Ignacio
Villa Vargas dejó de ser sólo una pieza
fundamental para el objetivo del gobierno de poner en la mira y bajo persecución a la oposición cívica de Santa Cruz,
y se convirtió en un incómodo testigo
que podía actuar en contra.
El controvertido personaje, que
en su testimonio implicó al gobernador
Rubén Costas, a Branko Marinkovic y
otros líderes cruceños en la supuesta sedición, de pronto emergía como una ficha peligrosa para sus propios captores,
pues en la trama de espionaje y presunto
soborno de la que formó parte, también
vio y supo de temas y acciones comprometedoras para las autoridades.
* Periodista.
Por eso el video desconcertó e inquietó al gobierno y dejó al descubierto las diferencias existentes en el mas,
sobre todo entre dirigentes y personajes
que estuvieron y están detrás del manejo
de la seguridad del Estado.
Tras la difusión del documento, el
ministro de Gobierno, Sacha Llorenti,
dejó en claro que Ignacio Villa Vargas
era un “acusado” y que iba a ser detenido. Sin embargo, de manera inexplicable y muy sospechosa, nadie giró la
orden de captura, nacional o internacional, contra “El Viejo”. Es más, por
lo que se pudo advertir hace algunos
días por un nuevo video esta vez filmado por el programa Sin Letra Chica
del periodista Carlos Valverde, estuvo
siempre bajo custodia.
Contra el testigo que se convirtió
en acusado aparentemente no existía
una orden de captura internacional –el
fiscal Soza dijo en declaraciones al periódico La Razón que no recordaba si
había o no dicha orden– y nunca se advirtió mayor preocupación del Ejecutivo
sobre el tema.
El supuesto desaparecido, de quien
se presumía estaba en Argentina o España, permitió primero que se lo vea y
filme en las calles de Santa Cruz, acompañado por agentes de inteligencia, y
luego concedió una entrevista a la Red
Uno, para decir su palabra y anunciar
una nueva desaparición, pese a estar bajo
vigilancia.
La reaparición de “El Viejo” no
aclaró nada. Sólo dejó más dudas. Reiteró sus denuncias contra los cívicos
opositores de Santa Cruz, desmintió haber recibido un soborno gubernamental
como pago por su testimonio y, de paso,
pese a la aparente protección oficial de
la que goza, dijo que estaba en peligro.
En síntesis, Villa Vargas habló en
términos convenientes y funcionales a
los intereses del Ejecutivo, pero poco
convincentes, dadas las circunstancias
sospechosas que rodearon su salida a
la escena pública y su dudosa reputación personal. En su prontuario figuran
estafa, giro de cheque al descubierto,
robo, lesiones graves y calumnias. Un
perfil que lo que menos inspira es confianza.
Un ex funcionario de gobierno,
que pidió mantener su nombre en reserva, aseguró que Villa Vargas fue considerado al inicio del caso como “testigo
clave”, pero posteriormente se pudo
comprobar que “era un informante que
se contradecía, mentía e inventaba su
propia película sobre los hechos”. “El
Viejo”, sigue la fuente, sabía algunas cosas en su calidad de chofer de Eduardo
Rózsa, pero no conocía detalles de las
conversaciones que sostenía éste cuando
no se encontraba en el automóvil “sin
embargo, las inventaba. Fue así que contó una versión en diputados y otra a las
autoridades de seguridad”.
Videos y popularidad
El costo que paga en términos de imagen pública el gobierno y sobre todo el
Presidente del Estado, por el manejo de
este caso, es muy alto y se suma al bajón
en la popularidad provocado por el gasolinazo y la secuela de alza de precios
en productos de la canasta básica.
Hay un cuestionamiento ético,
al profundizarse la sospecha de que se
paga por testimonios contra opositores
y se presiona a la justicia, y también una
dura crítica a la gestión, cuando el manejo de la economía se refleja de manera
desfavorable en el bolsillo del ciudadano, pese a que las arcas del Estado, supuestamente, están más llenas de dinero
que nunca.
La convergencia temporal de estos
dos temas resulta devastadora, porque
mina la credibilidad de una gestión que,
hasta hace poco más de un mes, gozaba
de un inédito respaldo, pero que ahora
parece haber ingresado aceleradamente
en el tobogán de la censura pública.
A lo largo de por lo menos dos
años, la población fue testigo de un escabroso manejo de los sistemas de inteligencia para perseguir a los adversarios
políticos, mediante la organización de
una estructura muy similar a la que estuvo vigente en tiempos de las dictaduras
militares y que, según algunos entendidos, tiene también relación con la forma
en que se conduce este tipo de dependencias del Estado en países como Cuba
y Venezuela.
El Ministro de Gobierno subrayó,
en diversas oportunidades, la importancia de no perder de vista la magnitud del
caso Rózsa, por la amenaza que significó
para la unidad del Estado; e insistió en
que el video del pago a “El Viejo” y los
sucesos siguientes sólo buscan distraer la
atención sobre este hecho. Las últimas
declaraciones de “El Viejo”, justamente,
vienen a secundar dichas declaraciones
y reafirman las intenciones separatistas
del grupo Rózsa.
Aunque son varias las autoridades
que han intentado restar validez a estas
evidencias y concentrarse más bien en
reiterar que a través de esas acciones encubiertas se logró evitar el asesinato del
Presidente del Estado, el ex viceministro
de Gobierno, Rafael Puente, admitió y
defendió la existencia de un aparato de
virtual control político, y justificó el
pago por información a “El Viejo”.
“En cualquier país del mundo se
paga para obtener información sobre el
enemigo”, dijo Puente, y no sólo eso,
sino que también censuró a quienes filtraron el video, acusándolos de atentar
contra la seguridad del Estado. De una
manera u otra, el también ex prefecto de
Cochabamba, dejó entrever que el gobierno administra gastos reservados para
financiar este tipo de operaciones.
Las afirmaciones de Puente suscitaron inmediatas críticas en distintos
ámbitos. El analista político, Gonzalo
Mendieta, dijo que de ninguna manera
1era. quincena de febrero 2011
se puede justificar este manejo delictivo
de los organismos de seguridad del Estado para hallar pruebas que incriminen
a los adversarios. “Esas acciones contradicen los principios que ha venido propugnando el gobierno respecto de una
gestión transparente, en la que no se
manejan gastos reservados”, añadió.
“Puente afirma que todos los Estados han pagado delatores. Esa premisa
no basta. La corrupción ha existido en
toda la historia y no por eso estamos
condenados a convalidarla”, señaló
Mendieta a tiempo de criticar que una
ex autoridad afirme que le parece bien
pagar a los delatores. “Supongo que no
secundará que exista un presupuesto
abierto para ese fin. Si lo prefiere así, sería bueno que se rinda cuentas a los movimientos sociales (de paso a la ciudadanía), de cómo se gastan esas partidas.
Si debe haber gastos reservados, ya que
siempre se lo ha hecho y sirve, entonces
¿no es hipócrita criticarlos conceptualmente o no decir ni pío cuando los cuates lo hacen?”, añade el analista.
La defensa de Núñez
El misterio que rodea las declaraciones
del principal sospechoso de haber sobornado a “El Viejo”, Carlos Núñez del
Prado, no deja de ser llamativo. Quien
fuera funcionario de la Defensoría del
Pueblo hasta el día en que se difundió el
video, desapareció por un corto período,
y reapareció para establecer sus propias
condiciones antes de hablar ante la comisión de fiscales encargada de investigar el caso.
Hijastro del ex senador y alto dirigente masista, Antonio Peredo Leigue,
y por esa misma vía también pariente
del ex ministro de Gobierno, Alfredo
Rada, quien condujo los operativos que
concluyeron con la muerte de los presuntos terroristas en el hotel las Américas –en un enfrentamiento que no dejó
heridos ni víctimas entre los policías–,
Carlos Núñez del Prado estuvo en todo
momento acompañado por su abogado
defensor y también por Peredo, quien
representó, por razones que no se conocen, un extraño papel de protector político del incriminado.
Al respecto, el dirigente del mas
que prefirió mantener su nombre en
reserva dijo que no se pueden ocultar
los problemas que existen en el Ministerio de Gobierno y que precisamente
su actual titular, Sacha Llorenti, estaría
detrás de una serie de acciones orientadas a buscar el desprestigio de sus antecesores.
Para algunos analistas la presencia
de Antonio Peredo revela las diferencias
que existen entre grupos que responden
a distintos intereses dentro del mas.
Aunque el ministro de Gobierno, Sacha
Llorenti rechazó en varias oportunidades que se estuviera tratando de fomentar diferencias con su antecesor en el
cargo, Alfredo Rada, otras voces señalan
que la tensión es evidente y que se ha
convertido en un dolor de cabeza para el
propio Evo Morales.
/5
contrapuntos
El también ex funcionario gubernamental entrevistado, afirmó que la
presencia de Peredo acompañando a
Núñez “obviamente se dio por la necesidad de protección política, no sólo de
Núñez sino de aquellos blancos principales a los que parece apuntar el objetivo
de las autoridades”.
“Éste es un claro tema que muestra
los intereses de los allegados al mas que
quieren, no sólo ganar espacio sino quitar el espacio a quienes forman parte de
los cuadros importantes del movimiento. Desde ese punto de vista, está clara
la intención malsana de deshacerse de
ellos, especialmente de Rada”, añadió la
fuente.
Asimismo, el entrevistado sugiere
que las susceptibilidades de algunas autoridades surgieron, claramente, luego
de las declaraciones que el Presidente
Morales hiciera antes del cambio en el
gabinete ministerial, en las que comentaba la sugerencia de los movimientos
sociales de retomar su gabinete inicial.
Hasta la fecha no se han tomado
declaraciones a Núñez, la comisión que
investiga el caso, a cargo de los fiscales
Carlos Fiorilo, Isabelino Gómez y Aldo
Ortiz, solicitó al Juzgado Sexto de Instrucción en lo Penal la reserva del caso,
por 10 días, con el justificativo de que
se trata de un asunto delicado que involucra la seguridad del Estado. “No es
un caso como para entrar en detalles, se
debe tener cuidado en lo que se va a hacer y decir en el tema”, aseguró Fiorilo.
Las revelaciones de Wikileaks
Las declaraciones de “El Viejo” vienen
a contradecir las últimas revelaciones
incluidas en los cables de Wikileaks, y
publicadas el pasado 30 de diciembre en
el diario El País de Madrid, que afirman
que una fuente cercana ofreció a la Embajada de Estados Unidos una versión
diferente de los hechos de terrorismo
que se habrían suscitado con la banda de
Rózsa señalando que, en realidad, “los
mercenarios fueron contratados por los
servicios de inteligencia bolivianos para
montar una falsa trama terrorista y justificar la persecución desatada después
contra los dirigentes de Santa Cruz, bastión opositor del gobierno”.
Los servicios de inteligencia, presumiblemente, habrían liquidado a los
tres miembros del grupo para borrar las
pistas y sembrar pruebas. La Embajada
estadounidense asegura que no tiene la
forma de comprobar la versión, aunque
califica a su fuente como un personaje
“bien ubicado y con una trayectoria solvente”.
El documento, con fecha de mayo
del 2009, y que revela que los supuestos mercenarios fueron contratados por
los servicios de inteligencia bolivianos,
identifican al director de Inteligencia,
coronel Jorge Santiesteban y al capitán
Walter Andrade como los responsables
de contratar a Rózsa. Según los últimos
informes, Andrade salió del país y supuestamente se encuentra en Venezuela
en un curso de capacitación.
Una ley de drogas draconiana
Gabriela Calderón de Burgos*
Las leves reformas a la Ley 108 para narcóticos del Ecuador
deben profundizar el mandato de la nueva Constitución,
aprobada en 2008, que considera al tema de las drogas como un
problema de salud antes que una ofensa criminal.
E
cuador tiene una de las leyes
para narcóticos más draconianas de América Latina.
Así lo dice un reporte publicado
por el Transnational Institute y
la Washington Office on Latin
America (wola). Vivimos en un
país donde la pena máxima por
homicidio es de 16 años, mientras que un narcotraficante de
poca monta puede terminar con
una sentencia mucho mayor, de
hasta 25 años.
No siempre fue así. Antes de que
se promulgara la Ley 108 en 1991, el
Estado ecuatoriano había enfocado el
tema de las drogas como un problema
de salud, más no de seguridad pública.
Estados Unidos influyó de manera decisiva sobre este cambio. Las
autoridades ecuatorianas recibieron
cuantiosos fondos de ayuda externa
bajo el compromiso de cumplir con
ciertos parámetros de rendición de
cuentas. Según la prensa ecuatoriana
estos parámetros incluían: 1) aumentar en un 10% la droga incautada, 2)
aumentar en un 15% la incautación
de armas e insumos químicos y 3)
incrementar en un 12% el número
de personas detenidas y los procesos
judiciales ligados al narcotráfico. Por
cumplir con esas cuotas, las cárceles y
juzgados se sobrecargaron.
La Ley 108 es una de las más
aplicadas por el sistema de justicia penal a pesar de que la gran mayoría de
delitos registrados son contra la propiedad y las personas, mas no relacionados con drogas.
En 2007, 34% de todas las personas encarceladas lo estaban por delitos de drogas. Si se considera solamente las cárceles en áreas urbanas,
esa cifra aumenta a un 45%. Durante
los últimos 15 años, entre el 65 y 79%
de la población carcelaria femenina
del Ecuador se encontraba detenida
por delitos de drogas. En 2009, el
80% de las mujeres en la cárcel El
Inca –la más grande del país para mujeres–, estaban ahí por la Ley 108.
Aunque se la ha reformado levemente desde 1991, esta ley continúa
promoviendo estigmas que hacen
que para efectos prácticos a cualquier
acusado de delitos relacionados con
drogas se lo siga presumiendo culpable antes de demostrar su inocencia.
Los abogados entrevistados por los
autores del reporte confiesan no querer defender a los acusados de estos
delitos por miedo al estigma que se
ganarían. Los jueces también tienen
motivos para negarse a tomar una decisión favorable para el acusado. Por
ejemplo, en 1998 ee.uu. le revocó la
visa a un juez ecuatoriano que, según
las autoridades estadounidenses, estaba tomando decisiones inadecuadas
en casos relacionados con drogas.
El enfoque de salud pública profesado en la nueva Constitución, que
fue aprobada en septiembre del 2008,
fue el primer paso en la dirección correcta. El indulto a 2.300 personas que
habían sido condenadas por traficar,
transportar o adquirir sustancias ilegales fue el segundo paso. La tasa de
reincidencia de los que fueron liberados con ese indulto es menos de 1%.
Ya es hora de dejar de señalar a
los liberados como contribuyentes a
la creciente delincuencia y también
de que el Gobierno derogue la Ley
108 e inicie un debate que genere
una ley que se adapte a la realidad de
nuestro país: el cual ni está en riesgo
de convertirse una zona importante
de cultivo y procesamiento y donde
tampoco existe un consumo de drogas alto o en crecimiento.
Además, Ecuador al ser un país
pequeño no puede cambiar la política
del hemisferio sobre las drogas, pero
si se atreve, el gobierno por lo menos
estaría adoptando una posición que
defiende nuestros intereses: que aquí
se reduzca la violencia relacionada al
narcotráfico y se evite que los narcos
lleguen a corromper a autoridades
del más alto nivel y que se reconozca que las drogas siempre van a estar
presentes en la sociedad y es mejor
considerarlas como un problema de
salud que una ofensa criminal.
* Ecuatoriana, investigadora del Cato
Institute.
6/
contrapuntos
1era. quincena de febrero 2011
“El Viejo”, entre el Gobierno y la oposición.
¿A quién le interesa más?
Carlos Federico Valverde Bravo*
V
aya revuelo el que se armó cuando apareció el video de “El Viejo” recibiendo 30.000 dólares
americanos (al parecer ese el
monto oficial) y… 1.500 más que aparentemente consiguieron entre “los
muchachos del Min. Gobierno” como
cariñoso regalo de sus nuevos amigos
para que este deje Bolivia, rumbo a Argentina porque “esa tarde lo iban a cautelar”. Y si ese fue revuelo, su aparición
en pantallas de Red Uno y en el diario
La Estrella del Oriente, con entrevistas
exclusivas, fue mucho más.
Se me antoja que la prisa por la salida de Villa Vargas del país (vídeo de los
30.000) fue en vano dado que el fiscal
Soza pidió en su memorial de imputación que éste se defienda en libertad por
estar enfermo y porque… tenía familia y
domicilio conocido, como los que están
detenidos por el mismo caso. Como sea,
el Gobierno (el Ministerio Gobierno más
específicamente) no podía correr riesgo
alguno porque, seguramente, el testigo
clave de la investigación del fiscal Soza
al ser cautelado y entrar al pleito como
acusado, podía cambiar de carácter y
convertirse en el testigo clave ya no de la
Fiscalía sino contra el Gobierno porque
daría pie a la hipótesis que en Sin Letra
Chica hemos trabajado desde hace mucho tiempo, referida a la posibilidad de
que el Gobierno haya sido el que urdió
la conspiración en la que cayeron muchas
personas cruceñas, benianas y demás que
cayeron engatusados por Rózsa. Esta
operación que se la conoce con el nombre de “patear hormigueros”: consiste en
lanzar una idea y ver si alguien la hace
suya. Rózsa, probablemente movido por
el Gobierno (eso es lo que se tiene que
probar) encontró en Santa Cruz, el motivo que precisaba el gobierno para “asestar una derrota política y militar a la oposición que se atrincheraba en el Oriente”,
como dijo en más de una oportunidad, el
propio vicepresidente García Linera.
De probarse nuestra hipótesis, como
creo que al final se probará, fundada en
elementos que pueden probarse, si acaso
el fiscal de la causa inicia una investigación independiente del Gobierno (no
digo imparcial porque la fiscalía debe parcializarse con la verdad) estaríamos ante
un hecho de traición a la patria de parte
de los que la urdieron y los que la siguieron, por las connotaciones que tiene.
Me explico: “El Viejo” , Ignacio Villa Vargas, es testigo de todo lo que ocurrió
en el ínterin transcurrido desde el inicio
de la última aventura de Eduardo Rózsa
Flores y su violenta muerte ocurrida en el
Hotel Las Américas de Santa Cruz. Y digo
última aventura porque Eduardo Rózsa,
tras salir de los Balcanes y ser buscado
como criminal de guerra en varios países
europeos, se fue al Medio Oriente a tratar de hacer alguna cosa por allá, como él
mismo aseveró en más de una entrevista.
Si Villa Vargas hubiese sido o es
detenido, tendrá que dar “ate y desate”
de las idas y venidas de Rózsa Flores
con gente del Gobierno infiltrada en el
grupo con el objetivo de detectar a los
subversivos y “separatistas” (va entrecomillado porque no hay proclama alguna
que lo pruebe, aunque, algo estaban haciendo para subvertir el orden en el país)
que caigan en la trampa del “Comandante Chico”, como se dio a conocer al
mundo a Eduardo Rózsa Flores en una
película en la que se lo muestra como un
hombre violento dispuesto a cualquier
cosa con tal de conseguir sus objetivos.
¿Qué tendría que cantar “El Viejo”? Para comenzar, las muy cercanas
relaciones entre el policía Andrade y el
cabecilla militar de la “subversión”, es
decir, Eduardo Rózsa Flores. Todos hemos visto las fotografías que muestran
imágenes de una borrachera en la casa de
Villa Vargas en la que estaban presentes
los dos citados y Rózsa; a estas alturas de
las cosas, ya nadie duda de esa relación
y que Andrade está fuera del país, protegido para que no se sepa de su boca de
quién recibió las órdenes para trabajar
con Rózsa Flores. Entre otras cosas, “El
Viejo” tendría que hablar de las relaciones entre Norberto Clavijo y Eduardo
Rózas. En Sin Letra Chica mostramos una
triangulación de llamadas entre Clavijo,
Villa Vargas y E. Rózsa el día del operativo del Hotel Las Américas, triangulación
de llamadas que no fue desmentida nunca
por ninguno de los involucrados ni por el
Fiscal Soza que nunca convocó a Clavijo
para preguntarle el porqué de esas llamadas a escasos minutos de la intervención
en el Hotel; personalmente concluyo que
Clavijo estaba asegurándose de que todos
los integrantes del grupo subversivo estén
en sus dormitorios para el momento del
asalto final, si no, para qué las llamadas?
Probablemente “El Viejo” pueda
saber exactamente cuáles eran las relaciones de Rózsa Flores con gente de la
Embajada venezolana que pagó pasajes
entre La Paz y Santa Cruz al guerrero de
los Balcanes, cuando éste actuaba con el
nombre de Jorge Hurtado Flores, nombre con el que fue muerto en el asalto al
Hotel Las Américas; digo que Villa Vargas puede dar explicación de esa relación
porque el fiscal Soza nunca quiso seguir
esta pista tan importante pese a que es
llamativa la serie de pasajes pagados a
ese nombre por la Embajada venezolana,
siendo que encausó a Alejandro Melgar
Pereyra por haber reservado pasajes a
nombre de los acompañantes de Rózsa.
Nuestras investigaciones periodísticas revelan la existencia de varios mails
que están en las computadoras secuestradas por el fiscal Soza entre Rózsa y
el “camarada Linera”; cuando los dimos
a conocer, el Vicepresidente se molestó
por aquello y desmintió haber tenido relación con Rózsa Flores (nunca dijimos
que fuera él). Es bueno hacer notar que
el fiscal Soza nunca desmintió que esos
mails sean salidos, efectivamente de los
equipos secuestrados en el Hotel Las
Américas y que están en su poder.
Con el tiempo, pudimos trabajar con
mucha certidumbre la hipótesis de que el
“camarada Linera” puede ser Raúl García
Linera, el “clandestino” más importante
del país, del que nadie sabe a ciencia cierta
su lugar de residencia, tampoco su número
de teléfono o dónde encontrarlo. Trabaja-
mos la hipótesis basados en un mail entre “Kananchiri” y un tal “Eduardo” que
le avisa que Eduardo, el héroe anónimo,
estaba aquí, es decir Rózsa Flores; en este
mail aparece también el nombre de Jaber
A. El-Banehl, un terrorista de Al Qaeda,
buscado en EE.UU. que aparece en los
mails de “camarada Linera”. Además de
ellos, detectamos un intercambio de llamadas entre uno de los teléfonos celulares
de Rózsa Flores (que no figura en la lista
de lo que Soza dio a conocer, lo que muestra que la investigación no es transparente)
y un número que sabemos que es de Raúl
García Linera. Esto último, tampoco fue
desmentido por el fiscal, lo que nos permite concluir que estamos trabajando sobre
hipótesis valederas.
Villa Vargas puede aclarar mucho sobre las relaciones entre Rózsa y la gente
del Gobierno; “El Viejo” puede aclarar
las preguntas que, a estas alturas se hace la
ciudadanía acerca de este tema que es muy
serio porque pudo poner al país al borde
de una guerra civil si acaso haya prosperado la idea de “patear hormigueros”.
Como en este país no hay “primera
sin segunda”, los acontecimientos se precipitaron, reitero, negativamente para el
Gobierno porque Villa Vargas está en el
país, concretamente en Santa Cruz. No
sólo valida el hecho de que Sin Letra Chica lo haya grabado en video saliendo de
un sitio de llamadas internacionales en la
céntrica calle Bolívar de la ciudad de Santa Cruz el 1 de febrero a las 15:30 horas y
los otros medios hayan detectado su presencia en más de un lugar de esta ciudad
sino que, concedió entrevistas exclusivas
a Red Uno y La Estrella del Oriente donde, a mi entender, (así sea llenas de contradicciones y mentiras) confirma que la
conspiración pudo ser tal sólo porque el
Gobierno estaba detrás. Veamos por qué:
Villa Vargas asegura que cuando él llegó
a trabajar con Rózsa, Andrade ya estaba
con el cabecilla de la conspiración que sin
duda alguna informaba a sus superiores
(rgl?) las andanzas de los de por acá
(Santa Cruz) y éstos les permitían seguir
con la tramoya, dado que, conocidas las
andanzas “terroristas” y la buena vida de
Rózsa y sus acompañantes, es imposible
pensar que esa gente haya sido siquiera
capaz de dividir a las Logias locales, peor
aún serían capaz de armar un movimiento de la magnitud de la que se adjudica.
Es claro que esto no terminó acá.
Seguiremos en la huella; queremos confirmar que estamos en lo correcto cuando
sostenemos que alguien en el Gobierno
tuvo la idea de “patear hormigueros”.
* Periodista, Director de Sin Letra Chica.
1era. quincena de febrero 2011
/7
plática
Entrevista a Alberto Bonadona:
Pagar un bono es mejor que controlar precios
El economista Alberto Bonadona aconseja el pago de un bono extraordinario a sectores específicos para compensar la subida de precios
que se registró en los últimos meses, en lugar de aplicar políticas poco efectivas de control de precios.
E
l especialista en economía, en una entrevista
con Nueva Crónica,
asegura que esa medida es mucho más efectiva que
continuar aplicando un control
en busca de equidad en los precios.
Bonadona asegura, sin embargo, que hay mucha improvisación de parte del gobierno
en el manejo económico y poca
planificación de la producción
sobre todo agrícola.
Advierte que pensar en
productos sustitutivos para el
azúcar es muy difícil, sobre todo
si se trata de aquellos que sean
equivalentes en el precio o más
baratos aún.
No ve mayor solución que
la importación de los productos
faltantes, lo que implicará, efectivamente, nuevos ajustes en los
precios, tanto en el producto final como en el producto que se importe, de acuerdo al
mercado internacional.
¿En qué medida la política aplicada por el gobierno para la
formación de precios va a lograr la estabilidad de los mismos, y no va a ocurrir que el mercado se imponga de todas
maneras?
Creo que el gran problema del gobierno ha sido, justamente, ir en contra del mercado y lo que se está
mostrando es que éste se ha impuesto. Ahora, la forma
en que el gobierno actúa, por lo menos en lo que ya
se hace evidente con el tema del azúcar, es que se va a
permitir que se establezca un equilibrio con el precio
de este producto en particular, lo que no quiere decir
que ello se repita en otros productos, particularmente
porque las condiciones de producción han sido modificadas en lo que se refiere, particularmente, a los
insumos para la parte pecuaria. En ese sentido, puede
haber una serie de implicaciones todavía difíciles de
prever.
Por algunas declaraciones de dirigentes y autoridades del
mas, se puede presumir cierta intención de controlar los pre-
cios o en otras palabras suprimir el libre mercado. ¿De ser
así, qué supondría eliminar el espíritu del libre mercado en
el país?
No creo en la posibilidad de que el gobierno vaya a hacer un control de precios, si bien se podría esperar ello
por las serias presiones inflacionarias, hacerlo no sería
sino “una metida de pata”, principalmente por el hecho
de que se ha visto que en este momento cualquier control lo único que va a hacer es afectar la producción del
próximo año, entonces, en lugar de tener un año malo
lo que va a ocurrir es que se tengan dos o tres años
malos, con todas las consecuencias que podrían derivar
posteriormente.
Yo no aconsejaría, desde ningún punto de vista,
un control de precios en las actuales circunstancias. Lo
que habría que hacer es lograr la generación de polí-
tanto en lo que significa importación como en lo que significa exportación, y al haber
prohibido exportaciones como
la de maíz e incluso al querer
controlar, en su momento, las
exportaciones de azúcar como
ocurrió el año pasado, los privados tienen una intervención
bastante reñida que no ha permitido su adecuación a las nuevas condiciones del mercado.
ticas de equidad que significa poner en marcha algunas medidas, que podrían ser bonos muy focalizados
y destinados a la población menos favorecida, los mismos que podrían ir acompañados de los bonos que ya
se otorgan, obviamente determinando los sectores. Es
mejor dar un bono para compensar y generar una medida de equidad que creer que se puede controlar el
mercado para conseguir esa equidad. Controlando el
mercado, simplemente, se genera un proceso que va a
tener repercusiones en la economía más adelante.
Efectivamente hay una crisis alimentaria a nivel global, sin
embargo, también hay una responsabilidad del gobierno en
el tema, por no haber tomado medidas cuando se vislumbraba esta situación hace aproximadamente dos años. ¿Cuánta
responsabilidad tiene el gobierno en este tema?
Es importante ver que la crisis alimentaria le llega a
Bolivia de refilón, en la medida en que no tenemos demasiadas importaciones. Aparte de harina, porque no
producimos trigo, no existe un producto que directamente nos afecte.
Ahora, sin embargo, está el tema del azúcar que
efectivamente nos afecta y eso sí pudo haber sido previsto. Lo que ocurre es que parece que no existe al
interior del gobierno una unidad que se dedique a ver
qué está ocurriendo con los mercados internacionales,
qué está ocurriendo con la producción agropecuaria
en Bolivia, y eso, durante los años agrícolas. No se
tiene una clara precisión de cuánto se produce en Bolivia, cuánto se consume, en qué lugares se consume,
por qué lugares ingresan los productos, a qué lugares
sale el contrabando, en qué cantidades. Y esa unidad
o repartición que debería ser la encargada de estudiar
esos aspectos está ausente en el gobierno, por lo tanto,
aquí “lo pescaron” al gobierno y “nos pescaron” a todos, como se dice comúnmente “en calzoncillos”, en
una situación que no se previó. Sin embargo, también
se pudo pensar que la pudo haber previsto el sector
privado, pero ese sector ha estado muy restringido
¿Qué soluciones racionales pueden
aplicarse para tener una formación adecuada de los precios? Y le
digo racionales porque la sugerencia de sustituir el consumo de azúcar con un producto más costoso
como la miel de abeja, no parece
del todo acertada.
En este momento no veo ninguna forma de solución, salvo la
búsqueda de productos sustitutivos que sean equivalentes en
el precio o más baratos aún, lo cual es muy difícil en
el caso del azúcar y más difícil todavía pensar en que
se puede sustituir de forma inmediata la alimentación
para vacas y pollos.
Ante esas situaciones, salvo que se vaya por el lado
de las importaciones, no existe otra forma. No se puede
dar arroz a los pollos, por ejemplo. Entonces, se tiene
que hacer vía importación y eso supone tiempo, supone nuevos ajustes a los precios, tanto en el producto
final como en el producto que se importe, de acuerdo
al mercado internacional.
Ahí recién nos estaría llegando la crisis internacional, porque mientras no comprábamos del exterior,
teníamos una situación casi como la de una isla, por
decirlo de alguna manera –a pesar de que somos mediterráneos parecemos una isla en muchos aspectos de la
producción–.
Pero ahora también se han llegado a ver ciertas
falencias, y es que crecientemente estamos importando
productos alimenticios como papas y frutas, ahí también se muestra que ha habido algunos cambios y que
son radicales de lo que se producía en Bolivia y que de
nuevo, y eso sí ya es una responsabilidad del gobierno,
prever qué es lo que está pasando y lo que va a ocurrir
en este campo así como qué medidas se van a tomar
para paliar cualquier situación futura.
Algunos analistas han considerado que el “errático” manejo
de los precios es un síntoma más del mal manejo que se viene
haciendo de la economía. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Sin duda hay un manejo errático y una continua improvisación. Creo que el gobierno se ha ocupado más de
la parte política y ha descuidado, absolutamente, todo
lo que significa economía, con la excepción de haber
mantenido la estabilidad macroeconómica, pero no ha
habido una preocupación respecto de la planificación
de la producción, no ha habido preocupación para impulsarla en ninguno de los sectores y, particularmente,
en el agrícola, como ahora se ve. (dem).
8/
contrapuntos
1era. quincena de febrero 2011
La inflación de alimentos,
¿un problema de sensación térmica?
José Luis Carvajal B.*
El tema de la escasez de alimentos no es un tema reciente, el Gobierno ha esperado a que la situación llegue a los límites actuales
para empezar a reaccionar.
L
a inflación es uno de los ejes de
la estabilidad económica de cualquier país. Bolivia no ha sido la
excepción, más aún cuando recordamos que fue este país el escenario
de una de las hiperinflaciones más importantes de la historia a mediados de
la década del 80. Una vez recuperada
la estabilidad económica, se pensó que
este tema había sido controlado y el
país entró en una época de estabilidad
de los precios. Sin embargo, en los últimos años se han presentado nuevamente
presiones inflacionarias que reavivan la
necesidad de volver a analizar este problema y no descuidar el control de su
comportamiento.
En la revisión de los últimos diez
años se puede apreciar que la inflación
pasó de 0,92% el 2001 a más del 11% en
los años 2007 y 2008. El año 2009 por la
recesión de la economía tanto a nivel interno como externo, la inflación cae a su
nivel más bajo de 0,26% y el 2010 cierra
la gestión con un 7,18%. El promedio
de los últimos 5 años (2006-2010) fue de
7,19% comparado con los 5 años anteriores (2001-2005) que fue de 3,36%.
Cada vez existe más consenso acerca de cuáles son los efectos que generaron y generan las presiones inflacionarias en los últimos años. A continuación
cito algunas de las más importantes:
1. El crecimiento del consumo de
alimentos y consecuentemente el incremento de los precios de los alimentos en
el mundo.
2. El incremento de la cantidad de
billetes y monedas en poder del público
en los últimos cinco años.
3. El aumento de la demanda interna que se debe al incremento de la
liquidez, las remesas que llegan al país,
el incremento del gasto corriente del
gobierno, los bonos del gobierno y las
actividades ilícitas del contrabando y
narcotráfico.
4. La disminución de la oferta de
producción de alimentos, disminución
de las siembras y las cosechas.
5. Los efectos climatológicos del
calentamiento global, los efectos de la
Niña y el Niño.
6. La presencia de la enfermedad
holandesa en el país que provoca el incremento de los precios de los transables.
7. La importación de inflación externa.
Ante este escenario económico,
las medidas adoptadas por el gobierno
fueron fundamentalmente de corte monetario: se optó por la reducción de la
liquidez de la cantidad de dinero en la
economía a partir de la emisión de bonos y letras del tesoro (deuda interna),
y la segunda fue la apreciación del tipo
de cambio combinada con temporadas
largas de la mantención de un tipo de
cambio fijo.
A pesar de la fuerza de los efectos
que generan presión en los precios, las
políticas de control de inflación tuvieron
un éxito relativo. Digo relativo porque
lo único que se hacía era contener la
sensación térmica, haciendo la analogía
con el tratamiento de un incendio, en el
que las políticas del gobierno se comparan a rociar con agua a los bomberos
encargados de apagar el incendio: el rociado ayuda a bajar la sensación térmica
del aumento de la temperatura pero no
resuelve el mismo. Durante los últimos
cinco años se estuvo rociando a la inflación y lo único que se logró fue bajar la
sensación térmica, pero no se encaró el
problema fundamental que está asociado a la ausencia de políticas y acciones
para resolver el déficit productivo, más
al contrario muchas de las reacciones
han agregado combustible al incendio
como las prohibiciones a las exportaciones y la fijación de precios máximos.
A partir del cambio de año base del
Índice de Precios al Consumidor (ipc)
realizado por el Instituto Nacional de
Estadística (ine) en 2008, la ponderación del capítulo de alimentos bajó de
49% a 39%. A pesar de esta reducción
la inflación del capítulo de alimentos y
bebidas en 2008 alcanzó a un poco más
de 20% y en 2010 fue superior al 10%.
Revisando la nueva base del ipc hay 14
artículos del capítulo de alimentos y bebidas de un total de 118 que son responsables en términos de la ponderación de
un 20%, es decir, estos artículos representan más de la mitad del total de la
ponderación del capítulo de alimentos y
bebidas y un quinto de toda la canasta
básica de alimentos.
La relevancia de estos 14 artículos
radica en la necesidad de hacerles seguimiento para evitar que la escasez de los
mismos pueda ser causante de desencadenar una espiral inflacionaria. Estos
artículos son: el pan, el arroz, la carne de
res, la carne de pollo, la leche, el aceite,
el fideo, el maíz, la harina de trigo, el
azúcar, las frutas frescas, el tomate, la cebolla y la papa. Considerando que el número no es cuantioso, lamentablemente,
es muy poco lo que el Gobierno ha hecho en términos de políticas productivas
respecto de cada uno de estos artículos.
Un diagnóstico muy sucinto del
sector agropecuario muestra que además
de la importante migración del campo
a la ciudad también el financiamiento
bancario concedido al sector agropecuario bajó de 474 millones de dólares en
2000 hasta 255 millones de dólares en
2010. El año 2010 fue muy desfavorable
para el sector agrícola, especialmente en
el oriente del país debido a las sequías,
el bajo rendimiento y la falta de incentivos a al producción. La variedad de
estos problemas ocasionó una reducción
importante en la superficie cultivada que
bajo de 1,96 millones de hectáreas en el
año 2009 a 1,81 millones de hectáreas el
año 2010. La producción tuvo una caída
más fuerte, de 11,58 millones de toneladas cayó a 9,33 millones de toneladas.
Las reducciones principales se dieron
en los siguientes artículos: soya, girasol,
caña de azúcar y maíz, generando problemas de abastecimiento en el aceite, el
azúcar y en el sector avícola.
En términos de las importaciones
de alimentos la situación se ha complejizado los últimos años. Según el ibce y
el ine, la importación de papa subió de
1.899 toneladas el 2006 a 10.587 toneladas el 2009, la harina de trigo de 157.260
toneladas a 301.113 en el mismo período, la cebolla de 267 toneladas a 2.037
y el arroz de 2.011 a 16.197 toneladas.
Las exportaciones de los 30 principales
productos de origen agropecuario de
Santa Cruz en 2009 versus el año 2010
evidencian una caída de un poco más de
5% en valor y 8% en volumen.
Los problemas que atraviesa el
sector productivo agropecuario son
transversales a prácticamente todos los
14 artículos que se mencionó en los párrafos anteriores y se pueden resumir
en: i) la ausencia de seguridad jurídica
a la tierra y a las inversiones, ii) el bajo
rendimiento de los cultivos debido a la
baja tecnología y la falta de riego, iii) las
prohibiciones para el acceso a los actuales mercados de exportación, iv) la presencia de los fenómenos climatológicos
y, por último, la intervención estatal a
partir de la fijación de precios máximos
en el mercado interno.
Como se puede apreciar, todas
esas tareas pudieron ser encaradas por
el gobierno en los últimos cuatro años,
iniciando con la dotación de seguridad
jurídica a la propiedad de la tierra y de
garantías a las inversiones para la ampliación de la frontera agrícola, apoyando al
sector agropecuario con transferencia de
tecnología y riego para el incremento de
la productividad, asegurando mercados
de exportación para la producción excedentaria, implementando un seguro
agrícola y regulando la fijación de precios del mercado interno que no desincentive a los productores. Sin embargo,
la propuesta actual consiste en mantener
a emapa para el “fomento a la producción de alimentos”, que hasta ahora sólo
ha significado importación de los mismos. Asimismo, proponen la creación
de la empresa estatal productora de alimentos, plantean la conformación de un
consejo de productores para atender la
seguridad alimentaria y por último, la
elaboración de una política de silos.
El tema de la escasez de alimentos
no es un problema reciente, el gobierno
ha esperado a que llegue a los límites actuales para reaccionar, es indudable que
el Estado tiene mucho que hacer en el
campo económico e incluso en el productivo, pero hay que decirlo claramente, su trabajo no es sustituir a los productores ni competir deslealmente con
ellos. El fortalecimiento del Estado no
se logrará involucrándolo en todo tipo
de empresas e iniciativas económicas,
incluso en aquellas que el sector privado
podría realizar con ventaja.
* Economista, ex director ine.
1era. quincena de febrero 2011
/9
debate
Grupo Comuna, desafío teórico de la izquierda
latinoamericana
Emir Sader*
El grupo Comuna supo encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y
desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. Para ello, releyó la historia boliviana y realizó el trabajo teórico
indispensable para concertar el casamiento entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista
histórico esencial del actual período boliviano.
C
on excepción del caso boliviano, que puede
apoyarse en las producciones del grupo Comuna, en general los avances de los procesos posneoliberales ocurrieron por ensayo y por error,
y sobre los eslabones de menor resistencia de la cadena
neoliberal (…). Desde que la hegemonía neoliberal se
consolidó, la resistencia a ese modelo y las luchas de
los movimientos sociales, incluso la organización del
[Foro Social Mundial], desplazaron la reflexión hacia
el plano de la denuncia y de las resistencias, y soslayaron la cuestión política y estratégica. (…) Esa postura
teórica disminuyó con creces la capacidad de análisis
de las fuerzas antineoliberales, que casi se limitaron a
exaltar las posturas de resistencia y el valor de las movilizaciones de base, en desmedro de las posiciones de los
partidos y de los gobiernos.
Los nuevos movimientos no contaron con una
actualización del pensamiento estratégico latinoamericano en la que pudieran apoyarse, y ni siquiera con
balances de las experiencias positivas y/o negativas anteriores. (…) Teorizaciones como las de Holloway y
Toni Negri aparecían como adecuaciones a situaciones
reales que, en vez de proponer soluciones estratégicas,
intentaban hacer del vicio virtud. Aunque distintas en
sus esbozos teóricos, ambas terminaron por acomodarse a la falta congénita de estrategia por parte de quienes rechazaban el Estado y la política para refugiarse
en una mítica “sociedad civil” y en una reduccionista
“autonomía de los movimientos sociales”, renunciando a las reflexiones y las proposiciones estratégicas y
dejando así al campo antineoliberal sin armas para responder a los desafíos de la crisis de hegemonía, que se
hicieron más evidentes cuando la disputa hegemónica
pasó a estar a la orden del día. (…) El posneoliberalismo trajo nuevos desafíos teóricos que, por las nuevas
condiciones que las luchas sociales y políticas enfrentan
en el continente, iluminan una práctica necesariamente novedosa y, más que en cualquier otro momento,
requieren reflexiones y propuestas estratégicas orientadas según las coordenadas de las nuevas formas de
poder. Las propuestas del grupo boliviano Comuna
como mencionamos, son una excepción: constituyen el
conjunto de textos más rico con que cuenta la izquierda
latinoamericana, un ejemplo único en su historia por
la capacidad de conjugar trabajos académicos y análisis individuales de gran creatividad teórica –de autores
como Álvaro García Linera, Luis Tapia, Raúl Prada,
entre otros–, a intervenciones políticas directas. En
estas condiciones, García Linera se convirtió en vicepresidente de la República y Prada fue un importante
parlamentario constituyente.
(…) Los procesos de superación real del neoliberalismo introdujeron temas alejados de la dinámica de la reflexión académica, como el de los pueblos
originarios y los Estados plurinacionales, la nacionalización de los recursos naturales, la integración regional, el nuevo nacionalismo y el posneoliberalismo,
que están muy alejados de los que suelen abordarse
en los cursos universitarios y de aquellos privilegiados
por las instituciones de fomento e investigación. Éstas
privilegiaron las propuestas definidas por las matrices fragmentadas de las realidades sociales, desvalorizando interpretaciones históricas globales, y a la vez
acentuaron la fragmentación entre las distintas esferas
–económica, social, política y cultural– de la realidad
concreta. (…).
Temas esenciales para las estrategias de poder,
como el poder mismo, el Estado, las alianzas, la construcción de bloques alternativos de fuerzas, el imperialismo, las alianzas externas, los análisis de las correlaciones de fuerzas, los procesos de acumulación de
fuerzas, el bloque hegemónico, entre otros, quedaron
desplazados o prácticamente desaparecieron, en especial a medida que los movimientos sociales pasaron a
ocupar un lugar protagónico en las luchas antineoliberales. El pasaje de la fase defensiva a la fase de disputa hegemónica ha de significar –como significa en los
textos del grupo Comuna y en los discursos de Hugo
Chávez y Rafael Correa– una recuperación de esas
temáticas. (…) Refugiarse en la óptica de simple denuncia, sin compromiso con la formulación y la construcción de alternativas políticas concretas, tiende a
distanciar a una parte importante de la intelectualidad
de los procesos históricos concretos que el movimiento
popular enfrenta en el continente, y de ese modo lo
condena a intentos empíricos de ensayo y error, en la
medida en que no cuenta con el apoyo de una reflexión
teórica comprometida con los procesos de transformación existentes.
La tentación contraria es grande. Dado que Fidel Castro no es Lenin, el Che no es Trotsky, Hugo
Chávez no es Mao Tsé-Tung, Evo Morales no es Ho
Chi Minh y Rafael Correa no es Gramsci, sería más
fácil rechazar los procesos históricos reales, porque
no corresponden a los sueños de revolución construidos con el impulso de otras eras, que intentar
descifrar la historia contemporánea con sus enigmas
específicos. En fin, intentar reconocer los signos del
nuevo topo latinoamericano o quedar relegado a los
compendios a los que son reducidos los textos clásicos
por las manos poderosas y sectarias de quienes tienen
miedo de la historia. (…) Las derrotas no se explican
por razones políticas, sino morales –y la “traición” es
la más común–. La falta de respuesta política lleva a
visiones infrapolíticas, morales. (…) La defensa de los
principios supuestamente contenidos en los textos de
los clásicos parece explicarse por sí misma, pero no
da cuenta de lo esencial: ¿por qué las visiones de la
ultraizquierda, doctrinarias, extremistas, nunca triunfan, nunca consiguen convencer a la mayoría de la
población, nunca construyeron organizaciones que
estén en condiciones de dirigir los procesos revolucionarios? Se identifican con los grandes balances de
las derrotas, pero nunca conducen a procesos de cons-
trucción de fuerzas políticas revolucionarias. No es
casual que su horizonte acostumbre ser la polémica en
el interior de la ultraizquierda y las críticas a los otros
sectores de izquierda, sin protagonizar grandes debates nacionales, sin enfrentar centralmente a la derecha
o participar de la disputa hegemónica. Aquellos que
sólo aparecen en los espacios públicos para criticar a
los sectores de izquierda, muchas veces valiéndose de
los espacios mediáticos de los órganos de la derecha,
perdieron de vista a sus enemigos fundamentales, los
grandes enfrentamientos con la derecha.
El desafío es encarar las contradicciones de la
historia en las condiciones concretas de los países de
la América Latina de hoy y desentrañar los puntos
de apoyo para así construir el posneoliberalismo. El
grupo Comuna supo hacerlo porque releyó la historia boliviana, en especial a partir de la revolución de
1952, descifró su significado, hizo las periodizaciones
posteriores de la historia del país, comprendió los ciclos que llevaron al agotamiento de la fase neoliberal,
consiguió deshacer los equívocos de la izquierda tradicional en relación con los sujetos históricos y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el
casamiento­entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano.
Pudo así recomponer la articulación entre la práctica
teórica y la política, y ayudar al nuevo movimiento
popular a abrir los caminos de lucha por las reivindicaciones económicas y sociales en los planos étnico y
político.
* Sociólogo brasileño, director de CLACSO.
10 /
debate
1era. quincena de febrero 2011
Para polemizar la Constitución Política del Estado
Fernando L. García Yapur*
No es posible analizar y acercarse a la cpe sin tomar el pluralismo normativo y la necesidad de identificar los consensos normativos
que constituyen lo “común” a partir de la incidencia de lo diverso.
H
ay tres formas de acercarse al estudio y comprensión de la Constitución Política del Estado (cpe). Una, estrictamente jurídica, se
aproxima al texto como si fuera algo que habla sin mediaciones interpretativas que no sean las que
emanan de la cpe, ya que soporta prescripciones normativas que tienen efectos vinculantes para el conjunto
de la sociedad y, como norma jurídica, adquiere fuerza
coactiva para incentivar y/o generar procesos de integración comunitaria. La lectura es un tanto descontextualizada respecto a los pormenores de la producción o
generación de las normas, no se pregunta del por qué
los dispositivos normativos están fijados y/o registrados en la cpe, tampoco indaga demasiado sobre los
posibles significados o contenidos que expresa: ¿Qué
proyecto político está detrás?, sino los asume como un
hecho factual. El acercamiento deambula y oscila entre
la aplicación lineal de la nominación a la realidad presuponiendo su efectividad en la “fuerza de ley”; o bien,
en una perspectiva de auxilio al cierre jurídico, construye una dimensión discursiva que recurre a principios
“universales” para dar cuenta y guiar la fundamentación y explicación racional de los contenidos que la
norma prescribe como dispositivo común y obligatorio
de y para los miembros de la comunidad.
Esta segunda estrategia es la que Norberto Bobbio
(2002) denomina co­mo propia de la filosofía política,
cuya metodología para acercarse al pensamiento de los
clásicos –la lección de los clásicos– y/o documentos histórico-normativos, es analítica y conceptual. Pretende
ofrecer una perspectiva explicativa para descifrar y dar
cuenta de los contenidos que se encadenan o bien se entrelazan como discurso de una corriente o de una lectura
que ensaya construir respuestas a los grandes asuntos canónicos del debate político: la organización de la óptima
república, la fundamentación del poder, y la definición
o esencia de la política (Bobbio, 2002). En todas estas
construcciones, lecturas, posiciones y visiones, hay una
pluralidad de enunciaciones o discursos que ciertamente
son desplazados al campo político en el que la fijación y
determinación de las normas, como artificios aceptados
o asumidos (validados) por todos, se ponen en querella,
en relación polémica.
Retomando, esta forma de aproximación a la
cpe va directamente al examen de la relaciones conceptuales inscritas en su seno, busca encontrar la(s)
marca(s) de determinada(s) tradición(es) discursiva(s)
(político-cultural o ideológica), a saber: las huellas de
construccio­nes argumentativas que confieren validez,
coherencia lógica y racional a los dispositivos normativos. Una especie de apertura y cierre a la vez. La utilidad de esta estrategia, como su impacto en la realidad,
es la constatación de la operación de una diversidad de
matrices y tradiciones político-ideológicas como re­
cursos de (re)significación de la producción legislativa;
lo que ofrece no es una descripción de la realidad, del
fenómeno o hecho particular, sino, la prescripción de
horizontes normativos como los techos desde donde se
dilucida la validez de lo que es posible o no legislar.
En nuestro caso, la dilucidación, por la incidencia de la
pluralidad de tradiciones político-culturales o matrices
de procesamiento político (liberal, comunitario, nacio* Fue director de proyectos de la repac.
nal-popular, socialista, etc.), no es armónica, viene penetrada por el conflicto, el desacuerdo o la tensión de
posiciones inconmensurables que disputan una y otra
vez la fijación y registro de su fuerza enunciativa. En
otras palabras, la apertura de un campo de litigio, de
disputa política e ideológica.
Una tercera forma de acercarse y estudiar la Constitución es aquella que intenta ir en ruta contraria a la
analítica-conceptual, pues indaga sobre el “afuera constitutivo” del texto: el proceso constituyente. La cpe
no habla por sí misma, sino en referencia a algo que la
constituye, afirma y sustenta. La indagación, abarca no
sólo el evento que dio fruto al texto (Asamblea, Congreso), la red de relaciones que se entretejen como parte
del despliegue de estrategias de los actores que de una
u otra forma, a partir de la fuerza que adquieren y de la
capacidad de afirmación de sus posiciones en los intercambios políticos, son los centrales; sino, intenta mirar y
dar cuenta de la particularidad y eventualidad extraordinaria del hecho en su consecuencia y proyección histórica. Particularidad y eventualidad que no son poca cosa,
puesto que a partir de lo que una sociedad puede y se
propone –en un momento de crisis y/o de vivencia intensa de un hecho de dimensiones colectivas– hace visible y posible lo que la sociedad es y será durante un lapso
de tiempo (Antezana, 1991). Por ello, ésta perspectiva es
muy rica en capacidad explicativa y comprensiva de la
cpe. A partir de ella, el texto constitucional se la comprende de acuerdo al marco contextual en el que ocurre:
el referente histórico que la particulariza, fruto tanto de
la contingencia como de la sedimentación de relaciones
de fuerzas en (continua) tensión.
Digamos algo más sobre esta estrategia. En principio no es incompatible con la primera y segunda forma de
aproximación al texto constitucional, pues intenta ser un
complemento a los recursos coactivos e interpretativos de
la realidad normativa, pretende ofrecer mayores razones
para el ejercicio legislativo y la validación específica de los
“consensos normativos” que constituyen densa y orgánica
a la sociedad. Empero, es importante marcar la diferencia.
Este tipo de análisis no busca prescribir la realidad, sino
ofrecer una explicación plausible de lo que ella (la sociedad en particular) se fija a sí misma como norma y red
institucional y, siguiendo la reflexión de Luis Antezana a
propósito del aporte de Zavaleta Mercado a la teoría o
pensamiento local de Bolivia, conocimiento, estableciendo las posibilidades y límites de autocomprensión para
transformar e incidir políticamente en la realidad, esto
es, las fronteras que la propia sociedad en el momento
constitutivo instituye como posibilidad, deseo y trauma
(Antezana: 1991). Por eso su interés no es conceptualanalítico, no va al texto para descifrar en él contenidos y
encadenamientos discursivos organizados bajo principios
“universales”, sino es enteramente histórico y político.
Encuentra las explicaciones de la normatividad, de la fijación y registro de ellas, en el (los) hecho(s) histórico(s) y,
en la referencia a la acumulación de “sentidos prácticos”,
que son formas de incorporación de pautas de acción y
conocimiento en la memoria colectiva. Aquí, la visión
general de acercamiento al texto constitucional, no es la
explosión de una pluralidad de interpretaciones sobre el
contenido de la norma, el significado o significados que
uno pudiera conferir desde una posición concreta (liberal,
comunitarista, republicana, socialista, etc.) y que entran
necesariamente en litigio en el campo político, sino la
identificación de un producto, un plus que se agrega en la
memoria histórica del conjunto de la sociedad y que, en
su efecto normativo, proyectan horizontes de visibilidad.
De ahí se entiende que lo que se encuentra en el
texto constitucional, como estructura y proyecto nor-
mativo, no es enteramente un resultado contingente ni
fortuito de la intención y voluntad de individuos o grupos particulares, las denominadas posiciones políticas e
ideológicas, sino la cristalización de la tensión de dinámicas heterogéneas que traen consigo la configuración
de telos normativos de la sociedad. Algo que Zavaleta
Mercado (1986), al analizar los momentos constitutivos que dan cuenta a la sociedad y al Estado boliviano,
denominó: intersubjetividad social, la acumulación sedimentada de prácticas, significados y conocimientos
en el “seno de la masa”, de la “multitud”, como formas
de articulación de la diversidad social, de las partes que
componen el todo, que se manifiesta en momentos de
crisis. En otras palabras, una práctica de construcción
de intersubjetividad social que explica lo que una sociedad es y, al mismo tiempo, ambiciona ser. En palabras
de Zavaleta, momentos de nacionalización.
El colofón de este preámbulo para estudiar la cpe
es que no es posible analizar y acercarse a ella sin tomar
en cuenta ambas estrategias. Por una parte, el reconocimiento y, por ende, la vinculación con el pluralismo
normativo que en el fondo presupone tomar posición
en tanto sujeto de una de las matrices de procesamiento
político que contiene y expresa la sociedad. Por otra
parte, la necesidad de identificar los consensos normativos que constituyen lo “común” a partir, precisamente, de la incidencia de lo diverso, del abigarramiento de
la formación social boliviana.
En ese sentido, el ejercicio de acer­carse a la cpe
y a su polemización, consiste en preguntarse y, a la
vez, en responder performativamente un conjunto de
cuestiones. Hagamos el ejercicio: ¿Qué somos en tanto realidad normativa? Para bien, una pluralidad de
posiciones político-culturales, ideológicas. ¿En qué
consiste el reconocimiento de la pluralidad u heterogeneidad social y política? En asumir la diversidad como
dimensión política que desborda y disloca toda forma
institucional de concreción del poder. ¿Qué tensiones y desafíos trae consigo? La hibridación de formas
institucionales y de matrices de procesamiento político. Por otra: ¿Qué somos como colectividad, cómo
espíritu colectivo, cómo época? Una acumulación de
“sentidos prácticos”, de memoria histórica, de consensos normativos que sedimenta nuestra identidad y sus
proyectos emancipatorios. ¿Qué es lo que, a partir de
la polemización y la acumulación de experiencias prácticas, producimos como nuevo? ¿Qué efectivamente es
lo nuevo que, ahora, constituye la cpe? El pluralismo,
la reinvención del imaginario del pluralismo. Y, por ultimo: ¿Cuál es el horizonte de visibilidad del campo
político? La nación, la democracia y, a partir de la aprobación del texto constitucional, la construcción plural
(plurinacional) del Estado.
/ 11
debate
1era. quincena de febrero 2011
Más voces por la legalización de las drogas
Redacción Nueva Crónica
El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, que preside la Comisión Global
de Políticas de Drogas, consideró que legalizar las drogas es la única alternativa ante
el evidente fracaso de la política antidrogas basada en la represión, liderada por Estados
Unidos y las Naciones Unidas.
A
demás, el ex presidente brasileño dejó claro que el
consumo de drogas no puede ser tratado como un
problema criminal, sino que se trata de un asunto
de salud pública. La iniciativa estuvo inspirada en la
Comisión Latinoamericana creada con el mismo fin
por Cardoso y los expresidentes César Gaviria de Colombia y Ernesto Zedillo de México que encabezaron
la primera reunión de la Comisión Global de Políticas
de Drogas realizada en Ginebra así como el español
Javier Solana, ex Alto Representante para la Política
Exterior y de Seguridad de la Unión Europea.
Dentro de los próximos seis meses, la Comisión formulará sus recomendaciones para solucionar
los problemas asociados al consumo de drogas. “Hay
que descriminalizar el uso de todas las drogas”, dijo
el ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2002). El narcodependiente debe ser
considerado “como un enfermo y (hay que) ofrecerle salud”, dijo Cardoso, agregando que ninguna
política antidrogas va a funcionar “si no hay también
información, educación” de forma que la gente disponga de elementos “para usar su libertad” y para
saber “que la droga hace daño”, agregó Cardoso.
Gaviria, que también fue secretario general de
la Organización de Estados Americanos (oea) entre
1994 y 2004, instó por su lado a “concentrar la lucha
en los carteles de droga, no en los consumidores”.
“Hay que abandonar esa idea de que los consumidores de drogas son criminales”, dijo Gaviri.
La comisión preconiza una regularización de
las drogas en términos similares a los del tabaco y el
alcohol y recomienda ofrecer tratamientos médicos
a las personas dependientes de la droga para reducir
el daño individual y social.
También participaron en la reunión de fundación de esta comisión la ex presidente suiza Ruth
Dreifuss y el noruego Thorvald Stoltenberg, ex Alto
Comisionado de la onu para los Refugiados.
La entidad sostiene que las evidencias empíricas y las pruebas científicas aconsejan dar mayor
preponderancia a la prevención y a la reducción de
la adicción a las drogas, tareas que, a su entender,
no reciben la misma atención que la erradicación, la
prohibición y el encarcelamiento.
“No se necesita más plata, sino usar mejor la
plata. La utilizada en la llamada guerra contra las
drogas de los americanos es enorme, (pero es) una
plata mal usada, porque no tiene resultado efectivo;
si se utilizara eso para salud, tratamiento médico,
educación, para campañas de publicidad, sería mucho mejor”, evalúa Cardoso.
Por su parte, César Gaviria manifestó que los
Estados Unidos “han tenido una política por muchas décadas, la etapa de la guerra contra las drogas
ya lleva casi 40 años, que ha sido de total prohibición
y de llevar a la cárcel a todos los consumidores y los
traficantes. Es una política que no está mostrando
resultados”, afirma Gaviria.
“Los consumos siguen iguales en los últimos 20
años, la violencia y los prisioneros han crecido, se ha
vuelto un gigantesco negocio criminal, y eso está generando una enorme cantidad de violencia, no solo
en Estados Unidos, sino en México, en Colombia, y
en general toda Latinoamérica, y es hora de repensar esa política”, concluyó.
La comisión, de la que asimismo forman parte los
escritores Carlos Fuentes, de México, y Mario Vargas
Llosa, de Perú (Premio Nobel de Literatura 2010),
quienes estuvieron ausentes del cónclave de Ginebra,
decidió volver a reunirse en junio próximo en ee.uu.
Fuente: Semana, afp, Informe 21
12 /
sociedad
1era. quincena de febrero 2011
Por una sociología de los linchamientos en Bolivia.
El caso de Achacachi
Jean-Pierre Lavaud*
El funcionamiento de la Policía y la justicia, ya malo desde antes, se deterioró claramente a partir de la presidencia de Evo Morales.
El aparato jurídico fue en parte decapitado por un gobierno que se empeña en desacreditarlo e infeudarlo. Como corolario, la justicia
comunitaria dispensa, según los usos y costumbres, los castigos físicos, incitando a las poblaciones a arreglar sus cuentas entre ellas.
P
resentar una explicación sociológica de los linchamientos es, sin duda, una tarea difícil. Pero el
objeto de esta presentación es modesto. Apunta,
sobre todo, a cuestionar ciertas explicaciones rápidas, únicamente fundadas en variables contextuales.
Con este propósito, tomaré el caso del linchamiento de Achacachi del 17 de noviembre de 2008. Hacia las
20:30, mientras los transportistas y los habitantes de la
región se habían reunido para honrar a San Cristóbal,
en el tercer día de fiesta una banda de ladrones fue encontrada en flagrante delito: seis hombres y cinco mujeres. Primero fueron rudamente interrogados, luego los
golpearon y después los llevaron a un estadio en el que
los desnudaron, fueron nuevamente apaleados y chicoteados, luego rociados con gasolina y quemados vivos.
Dos murieron por las heridas, los otros nueve sufren
contusiones y graves quemaduras. A partir de las siete
de la mañana el comandante de la Policía departamental
y el comandante del cuartel del regimiento Ayacucho,
situado a la salida del pueblo, comenzaron a negociar la
devolución de las víctimas a manos de la Policía. Hacia
las diez de la mañana lograron salirse con la suya.
La explicación determinista
La mayor parte de los comentaristas arguye, a justo
título, que ni la justicia ni la Policía tienen credibilidad en Bolivia, a causa de su ineficacia y corrupción –y
* Profesor emérito de sociología, Université Lille 1.
eso cuando están presentes en el territorio, lo que no
ocurre en todas partes. Sólo hay jueces en el 55% de las
municipalidades del país y fiscales en el 23%1. Consecuentemente, los ladrones pueden actuar sin cortapisas
y la población, exasperada, es llevada a hacer justicia
por sus propios medios. La pérdida de credibilidad de
la justicia es entonces señalada tanto por la ministra de
Justicia, Celima Torrico, que aduce que los delincuentes son liberados demasiado pronto, como por su viceministro, Valentín Ticona. También es resaltada por
la mayor parte de los analistas. Si está por demás claro
que el penoso estado en que se encuentran la justicia y
la Policía boliviana es un factor explicativo contextual
válido, e incluso indispensable, éste no podría bastar
para dar cuenta de lo que sucedió en Achacachi en
la noche del 17 al 18 de noviembre: la tortura (hasta
la muerte en dos casos) de 11 personas por parte de
un grupo constituido por individuos activos y espectadores estimados, por ciertos artículos de prensa, en
varios centenares, sino más del millar. X. Albó avanza
un segundo argumento: la historia, la historia que vivieron esos pobladores, los ha hecho agresivos. A finales del siglo xix, se les quitó sus tierras. Se los llevó
a luchar entre ellos: indios de haciendas contra indios
comunitarios. Después esas luchas continuaron, atizadas por los detestables políticos del mnr, luego por las
1
http://www.portalfio.org/inicio/content/view/606/86/
d’un texte de la Defensoría del pueblo.
repris
dictaduras militares. La experiencia acumulada de las
violencias sufridas y perpetradas los condujo a nuevas
violencias. Para E. Ticona, hay que comprender que
es la colonización, la violencia colonial la que no ha
sido extirpada: “Cuando la dominación es tan violenta, tan
cruel, las reacciones van a ser también violentas y esas reacciones no se acaban todavía”2.
Pero todo ello no dice nada preciso sobre las razones por las cuales los pobladores de Achacachi se distinguen de otros colonizados. ¿Por qué allá y no en otra
parte? ¿Por qué ahora, en esta fecha precisa? ¿Por qué
ciertas personas y no otras? El argumento de la violencia colonial vale para toda Bolivia, y más allá, para toda
América Latina.
Según X. Albó, las comunidades del altiplano debieron sobre vivir pobremente, cultivando parcelas exiguas en un entorno natural extremadamente difícil, lo
que las hacía más duras y violentas, tanto más cuando
“la muerte es una cosa cotidiana (que se puede dar) por mil
caminos: hambre, sed, etc…” E. Ticona, pone por delante la psicología colectiva
de los habitantes de Achacachi, duros en sus manifestaciones, “que son signos de bronca, de rabia y de amenaza”3.
Esas explicaciones, naturalista y culturalista, valen en cualquier circunstancia, para numerosas poblaciones del territorio boliviano. Inducen a pensar que
hay una fatalidad, o por lo menos un determinismo de
la historia, la geografía y la psicología, de las que no se
ve muy bien cómo podría escaparse. Sin embargo, una
vez más, algunos y no otros se encargaron de torturar y
de quemar, en un lugar preciso y un momento preciso.
Para X. Albó, los autores del linchamiento no adhirieron a una causa común susceptible de orientarlos.
Toma el ejemplo de la América Central post revolucionaria, en la que la inseguridad ciudadana se convirtió
en una plaga: “rebeldes con causa” se habrían convertido en “violentos sin causa”. Se creía sin embargo que
los habitantes de Omasuyos eran fervientes fieles de la
revolución comunitaria del indígena Evo Morales y los
miembros del ejército de los ponchos rojos. ¿No fueron
movilizados acaso a Sucre, luego a Oruro para apoyar
la reforma constitucional, y a La Paz para hacer votar
las leyes propuestas por el gobierno? Para conducirse
de una forma policial, ¿se debe obligatoriamente adherir a una causa? Evidentemente, no es así. Ello hasta tal
punto que se puede sostener, perfectamente, la razón
inversa. No faltan sectas revolucionarias violentas, agitadas por escisiones internas y que practican sangrientas rendiciones de cuentas.
Otra razón avanzada por X. Albó: habían bebido.
Estaban ebrios. Y, en esos momentos, la “agresividad
contenida” desborda. ¡Tal vez! Pero cada fin de semana
hay fiestas copiosas por toda Bolivia y, muy felizmente,
no todas desembocan en linchamientos.
O aún: había muchos residentes, provenientes de
Achacachi pero que viven en grandes aglomeraciones
2
3
La Razón, 23 noviembre 2008.
El Deber, 18 noviembre 2008.
1era. quincena de febrero 2011
“con una carga particular de agresividad contenida sobre
todo frente a desconocidos”. ¿Y por qué no viciados por la
gran ciudad, por oposición a los campesinos, verdaderos indios, sin duda virtuosos?
Por una sociología de los actores
En ese patchwork explicativo, lo que es particularmente
perturbador, es que nunca se hace mención a los actores de torturas, linchamiento, asesinato. Los responsables no son hombres y mujeres de carne y hueso;
es la mala administración pública de la justicia, es la
historia violenta, la naturaleza hostil, la ausencia de un
proyecto común, la fiesta y el alcohol... Y si hay sujetos actuantes, son los hacendados expoliadores (de hace
un siglo), los políticos manipuladores (de hace sesenta
años), los militares gorilas (de hace cuarenta años). En
suma, los enemigos de antes. Y, como lo decía Marc
Bloch: los hombres son más hijos de su tiempo que del
de ellos. O bien los responsables ya no viven en el sitio: son ambulantes o nómadas: los transportistas. O, ya
también, son ausentes o casi ausentes: la Policía. Dicho
de otra forma, es un poco como si, para filmar una escena de acción, sólo se pusiera la decoración y algunos
figurantes.
Sin embargo, para explicar comportamientos colectivos, es necesario, tarde o temprano, poner en escena a los actores y espectadores e inventariar los hechos
y su encadenamiento. Contrariamente a una idea recibida, las violencias de masas no son ni improvisadas ni
espontáneas y los diversos papeles no son ejercidos por
cualesquiera individuos. ¿Quién hace qué? ¿Cómo?
¿Cuándo y en qué momento? ¿Quién va a buscar el
bidón de gasolina y quién prende el fósforo? ¿Quién
excita, vocifera, injuria, anima? ¿Y quien, al contrario,
trata de moderar la furia? O aún: ¿quién huye del teatro
que pone la muerte en escena?
De otra forma la trama explicativa transforma a
los actores en marionetas prisioneras de fuerzas exteriores, o empujadas por fuerzas interiores irreprimibles
(el alcohol), y no sujetos pensantes susceptibles de hacer elecciones. Así, en el estadio, según La Razón del 18
noviembre: “Las 11 personas fueron retenidas en el lugar y
un anillo humano los custodiaba. Mientras tanto, los pobladores se apostaron en las graderías y otros arremetían contra
ellos”. Y por la mañana, cuando las víctimas fueron libradas a la Policía, “Aunque el cuadro era desolador, poca
gente se conmovió en el tránsito de más de 10 cuadras que
realizaron las víctimas, pues incluso en medio de su procesión
recibieron algunos golpes y patadas de los pobladores, entre
los que habían también niños”. La presencia de los niños,
por otra parte, hace de esas escenas una suerte de pedagogía de la venganza y la maldad. Y las autoridades
locales, ¿dónde estaban antes de reunirse, a las siete de
la mañana, para tomar una decisión sobre la suerte reservada a los linchados aún vivos?
Dicho esto, es del todo evidente que la explicación
debe retomar los elementos del contexto social y de las
circunstancias en las que el linchamiento se produjo.
Los linchadores se mueven en un entorno social singular que guía sus posibilidades de acción –por ejemplo,
el comportamiento a adoptar frente a los ladronespero que de ninguna manera las determina. Pero las
explicaciones de todos aquellos que ponen por delante
las fallas de la Policía y la justicia, todo queda muy general. Convendría ser más preciso. El funcionamiento
de esos dos aparatos –ya malo desde antes– se deterioró
claramente a partir de la presidencia de Evo Morales.
El aparato jurídico fue en parte decapitado por un gobierno que se empeña en desacreditarlo e infeudarlo.
Como corolario, la programación de la implementación de una justicia comunitaria que se dispensa, según
los usos y costumbres que admiten los castigos físicos
–inscrita en el proyecto de Constitución– incita fuertemente a las poblaciones a arreglar sus cuentas entre
ellas, localmente.
/ 13
sociedad
Por otra parte, el contexto
del crimen no se limita a esos
dos aparatos de Estado. El país
vive en una convulsión social
continua desde, por lo menos,
el año 2000. Los sectores sociales más diversos han tomado la costumbre de presentar
sus reivindicaciones y de arreglar sus conflictos por medio
de la confrontación. En este
juego, es el más fuerte el que
se impone. Y en ese desorden
permanente que ninguna justicia o Policía acepta regular,
también la inseguridad se ha
desarrollado e instalado. Los
criminales han prosperado en
ese terreno fértil. Los ataques
a mano armada, como las agresiones por robo, se han multiplicado. La delincuencia
se ha incrementado aún más gracias al tráfico de drogas. En ese plano, la actitud del gobierno no deja de ser
ambigua. Por un lado defiende los cultivos de coca y
sus productores –cuyo número no deja de crecer– por
el otro se pliega al combate contra la droga. Y el presidente del país se mantiene como el secretario ejecutivo
de la Coordinadora de los cocaleros del Chapare, cuya
producción es casi totalmente transformada en droga.
Hay elementos del contexto local que también
merecen precisarse. Hay solo cuatro policías (u ocho,
dependiendo de las fuentes) en el pueblo de Achacachi,
para 20.000 habitantes (77.000 en todo el municipio).
Trataron de interponerse pero debieron replegarse
rápidamente ante el número de “justicieros”, con
el riesgo de sufrir violencia ellos mismos. Cuando al
comenzar la noche los prisioneros fueron interrogados
en la sede de la Federación de Juntas Vecinales, se presentó un policía que fue empujado fuera. Luego, en el
estadio, algunos trataron de evitar que se quemara a
los acusados. Tuvieron que batirse en retirada bajo los
insultos y las pedradas (La Razón), y “casi los linchan a
ellos también” (El Deber).
Por si fuera poco, el linchamiento del 17-18 de
noviembre se inscribe en una serie de recientes acciones violentas, propias de esta zona del país. Las primeras datan del año 2000, cuando Felipe Quispe (el
mallku) organizó el cerco de La Paz. Después de una
semana de bloqueos camineros, las fuerzas de la Policía
y el Ejército comenzaron a retirar los bloqueos. Hubo
enfrentamientos y uno de ellos acarreó la muerte de
un maestro rural que se había acercado para apoyar a
los rebeldes, y el 9 de abril una batalla entre el Ejército y los campesinos movilizados dejó dos muertos y
seis heridos. En represalia, los campesinos destruyeron
todos los edificios públicos del pueblo, desde la sub
prefectura hasta la prisión, haciendo huir a cualquier
representación pública nacional. Después sacaron del
hospital a un capitán malherido y lo ultimaron. Al día
siguiente, una operación militar permitió retomar el
pueblo y aprisionar a decenas de habitantes. Desde entonces, sólo quedó un cuartel, como instalado en territorio enemigo. La Policía ya no fue aceptada. Sólo fue
tolerada un año antes de los linchamientos, mediante
un acuerdo de no agresión a los policías que firmaron
las autoridades locales.
Algunos meses antes de los linchamientos, el 22 de
noviembre del 2007, ante las cámaras de televisión, los
miembros de los ponchos rojos, con la cabeza cubierta
por pasamontañas, decapitaron a dos perros después de
suspenderlos de cuerdas y molerlos a palos. Esos perros
representaban, se suponía, al prefecto y al presidente
del Comité Cívico de Santa Cruz, mientras la escena
figuraba la suerte que los esperaba si persistían en obstaculizar al gobierno y su política.
A todo esto, el 23 de enero del 2007, en ocasión
del 181 aniversario de la creación de la provincia de
Omasuyos, el presidente Morales, acompañado por
el vicepresidente y el embajador de Cuba en Bolivia,
y del comandante del ejército de tierra, había llamado
a los campesinos locales a jugar el papel de un ejército
popular: “Si antes descuartizaron el territorio nacional,
ahora ningún caballero va a poder nuevamente descuartizar a Bolivia. Nuestras Fuerzas Armadas junto a los ponchos rojos defenderán la unidad, la integridad del territorio;
nuestras Fuerzas Armadas con sus armas y nuestros ponchos
rojos con sus chicotes, unidos por la integridad del territorio
nacional”4. Dicho de otra forma, de alguna manera se
prepara así el terreno para la puesta en acto del castigo
de los ladrones por los actores locales, que se sienten
autorizados para ello en cuanto están oficialmente investidos, por las más altas autoridades del Estado, de
una suerte de poder policiaco.
Conclusión
De hecho, las pseudo explicaciones a medias que nunca toman en cuenta los papeles jugados por diversos
protagonistas y sólo se interesan muy vagamente por
las evoluciones recientes de los contextos nacionales
y locales, no pueden sino llegar a la des-responsabilización total de los linchadores. ¿Cómo podrían ser
condenados por un tribunal si su mala conducta es
imputable a la sociedad, a la naturaleza, al pasado…
o al alcohol?
Además de todo, los pobladores de ninguna manera parecen problematizados, emocionados o en última instancia avergonzados o arrepentidos: “A las 13:00
horas, (del 18) la ch’alla de los vehículos no tuvo problemas y
la gente, con los rezagos de tres días de borrachera, competía
para comentar los hechos del día anterior como si se tratara
de una simple anécdota”. Más aún, el castigo infligido a
los ladrones es justificado por las autoridades locales.
Después de haber organizado un cabildo, el alcalde de
Achacachi prohibió a la Policía entrar al pueblo para
hacer su trabajo de instrucción y dio por consigna, a los
pobladores, aplicar la ley del silencio.
Más tarde, en ocasión del aniversario de los sesenta años de la Declaración de los Derechos del hombre
(ddhh), el 9 de diciembre, en presencia de la ministra
de Justicia, C. Torrico, la población desfiló llevando
una pancarta en la que decía: “No somos come gente, somos
la cuna de la justicia”. !Nada menos! Y la Ministra que
añade: “dicen que desde lo que pasó el 17 de noviembre hay
mucha gente, que por culpa de los malhechores, ha hablado
mal de la comunidad, pero la comunidad es solidaria, respetuosa de los derechos humanos…”. El lazo está cerrado : no
sólo no son culpables, sino que además son defensores
modelo de los derechos del hombre.
4
La Razón, 10 diciembre 2008.
14 /
libros
1era. quincena de febrero 2011
Una historia económica apasionada
Juan Antonio Morales*
Reseña del libro Historia Económica de la República de Bolivia (1952-2009) de Flavio Machicado Saravia.
F
lavio Machicado Saravia escribe
como actor y como observador.
Como actor, tuvo una participación de primera línea en los gobiernos de Ovando y Torres, a finales de
los años sesenta y a principios de los setenta, y en el gobierno de Siles Zuazo en
la década de los ochenta del siglo pasado.
Fuera del gobierno ha sido un observador cuidadoso, a la vez que muy crítico,
de las distintas políticas económicas. Hay
que destacar que fue también un proponente y artífice de pactos sociales.
Su libro no es sólo una contribución importante a la historia económica
del país, sino y sobre todo una invitación
a una reflexión sobre el desarrollo de
largo plazo de la república. El año 2002,
al conmemorarse los cincuenta años
de la Revolución Nacional de 1952, la
atención de muchos estudiosos se volcó a lo logrado. No era mucho lo que
se había alcanzado en cinco décadas. El
pib real per cápita, medido en dólares
corregidos por paridad de compra, era
el 2002 casi similar al de 1952. Más grave aún, la distribución del ingreso había
empeorado de tal manera que Bolivia se
situaba entre los países latinoamericanos con mayor desigualdad. Si bien se
podía observar notables progresos en
algunos componentes del Índice de Desarrollo Humano, como el aumento de
la longevidad y de la tasa de escolaridad,
así como una reducción de la pobreza,
medida en términos de la satisfacción de
necesidades básicas, los adelantos eran,
sin embargo, inferiores a los de los países de la región que en 1952 tenían indicadores similares.
En los últimos ocho años, el pib per
cápita ha crecido todos los años, lo que
por cierto es una buena noticia, pero todavía a tasas contemplativas. Lo que ha
estado sucediendo en los últimos ocho
años, ¿le dará más dinamismo al anémico desarrollo de los cincuenta años
precedentes? Lo ocurrido el último año
parece estar dando más bien síntomas de
un agotamiento prematuro.
El libro de Machicado está extrañamente organizado. No lo está, sino
parcialmente, por orden cronológico, ni
tampoco por áreas temáticas. Contiene
una descripción de los acontecimientos
históricos, acompañada de análisis, así
como un conjunto de ensayos críticos,
incluyendo algunos referidos a la Nueva Constitución Política del Estado, con
criterios con los cuales se puede coincidir, pero que no caben en un tratado de
historia por la subjetividad que conllevan.
* Profesor de la Universidad Católica Boliviana
y ex-presidente del Banco Central de Bolivia.
Las políticas económicas sin duda
trascienden lo económico. Tienen, en
general, beneficiarios y afectados, lo
que lleva al tema de cómo compensar
a los afectados, en un contexto además
en el que las instituciones democráticas
funcionan defectuosamente. Machicado
identifica tres enemigos de la racionalidad técnica: las banderas políticas, la fobia cambiaria y el “oposicionismo”.
Nos detendremos solamente en la
fobia cambiaria, que es, en el fondo, una
fobia a la inflación. Aparece especialmente cuando el público identifica a la devaluación del tipo de cambio con la inflación, lo que es natural si esta última es
como el nacionalismo han dominado
gran parte del debate, aún en los periodos de dictaduras militares y de neoliberales. Por esas influencias se ha visto, con
gran frecuencia, a la economía como un
juego de suma cero: lo que ganan unos
lo hacen a expensas de otros. Escapa a
esta lógica la idea de eficiencia, cuando
todos pueden ganar mediante una mejor
asignación de los recursos.
El autor le asigna, con mucha razón,
gran importancia a los pactos sociales entre los principales actores políticos y los
movimientos sociales. Esos pactos, de
amplio espectro, fijan las orientaciones
básicas. Las políticas públicas, cualquiera
alta. El indicador más a mano que tiene
el público sobre la evolución futura de los
precios es justamente el tipo de cambio.
Si la inflación es baja, el coeficiente de
traspaso de la devaluación a los precios
suele ser también bajo. (Lo es también
cuando hay mucho desempleo.) El tipo
de cambio fijo, pero reajustable mediante
fuertes pero esporádicas devaluaciones
como ocurría hasta 1985, tiene el grave defecto de producir cambios masivos
en precios, que obviamente, aunque no
siempre, encuentran mucha resistencia.
Los intentos heterodoxos de aflojar la
camisa de fuerza del tipo de cambio fijo,
con tipos de cambio múltiples, como en
los años cincuenta, y con controles de
cambios llevaron a rotundos fracasos. El
país aprendió la lección.
Llama la atención que Machicado
no incluya más bien entre los obstáculos al desarrollo la prevalencia de ideas
que, con el tiempo, resultaron ser equivocadas. Las ideas por supuesto importan y tienen mucho más peso que lo que
normalmente el público les asigna. En
el país, tanto el pensamiento marxista
sea la orientación de los gobiernos, deben
subordinarse a esta orientación básica.
Hubo un ensayo de pacto social en 1984,
de relativo éxito, y un atisbo en el 2003,
en momentos de graves crisis políticas,
con intervención de la jerarquía de la
Iglesia católica y de laicos comprometidos. Los documentos que respaldaron (o
respaldarían) esos pactos tienen un gran
interés para la historia del pensamiento
económico nacional.
Las ambigüedades del modelo
de capitalismo de Estado
El libro comienza con el muy estudiado
periodo de la Revolución Nacional. No
cabe duda que el Estado oligárquico pre
Revolución Nacional tenía que desaparecer para parir una nueva economía y
a una nueva sociedad. Sin embargo, la
Revolución Nacional se quedó corta en
sus ambiciones, abriendo paso más bien
al capitalismo de Estado y a un permanente descontento social.
Para Machicado los sesenta fueron la década de oro. En el gobierno de
Barrientos, 1964-1969 se produjo una
acentuación de las tendencias desarrollistas del anterior gobierno, a las que se
añadió una participación importante del
sector privado, con la recuperación de
muchos empresarios a los que la Revolución Nacional había alejado del país.
Un acontecimiento importante de
la década de los sesenta fue la nacionalización de la Gulf, de cuyos pormenores nos da cuenta el libro. De las muy
importantes reflexiones acerca de esta
nacionalización se pueden sacar lecciones para la ola nacionalizadora reciente.
La década de los sesenta se caracteriza
también, desde el punto de vista económico y de las ideas económicas, por
los ejercicios de planificación y por la
irrupción de una tecno-burocracia formada principalmente en los institutos
de la cepal. Los técnicos formados
en la cepal traían al país las ideas de
industrialización por sustitución de importaciones, de participación creciente
del Estado en la economía, de planificación y de liberación de la dependencia
externa. Se ha de subrayar la importancia que tuvieron los teóricos de la teoría
de la dependencia o “dependentistas”.
En raras instancias se cumplieron
las metas de los planes de desarrollo.
Machicado atribuye el poco alcance de
la planificación a su excesiva dependencia
de recursos externos. Con todo, la contribución de la planificación estuvo lejos
de ser insignificante, en cuanto proponía
una visión de país y una guía para las expectativas de la población. Permitía también ordenar a las inversiones públicas.
El autor piensa que el capitalismo
de Estado se desarrolló por la ausencia
de un sector empresarial privado dinámico y por la influencia de distintas
corrientes internacionales que configuraron una economía empresarial pública
extensa. La conjetura de Machicado es
correcta pero hay que completarla con
una descripción más amplia del fenómeno. El capitalismo de Estado se caracterizaba no sólo por una fuerte presencia
estatal en la producción de bienes y
servicios sino también por un complejo
sistema de premios y sanciones para el
sector privado. En especial, las compras
estatales tuvieron un papel central; alrededor de las empresas estales se desarrolló una extensa red de proveedores privados. Machicado nos recuerda que con
el modelo de capitalismo de Estado, o
a pesar de él, la economía boliviana podía mostrar altas tasas de crecimiento de
1962 a 1977. Aparentemente a la economía le iba bien, a pesar de los gobiernos
anti-democráticos .
Como una de las ironías de la historia fue durante el gobierno de siete
1era. quincena de febrero 2011
años del general Banzer (ya en los años
setenta) que el modelo de capitalismo de
Estado alcanzó su cenit. Banzer, ejecutó
la Estrategia de Desarrollo concebida
durante el gobierno del general Ovando. El contexto internacional, durante
gran parte de la década de los setenta,
era muy favorable para el país, con los
espectaculares precios para el estaño y
el fácil acceso al financiamiento externo.
Además, se crearon expectativas de que
el país contaba con muy ricos yacimientos petroleros. Una importante repercusión interna del contexto internacional
favorable fue la extensión de la urbanización y, como ahora, una bonanza del
sector de construcción.
Con la carta de presentación de
su potencial energético y de los buenos
precios de los metales, Bolivia acudió a
los mercados internacionales de capital,
tanto oficiales como privados. Estos mercados, deseosos de reciclar sus petrodólares, accedieron gustosos a prestarle al
sector público boliviano. La acumulación
de deuda externa tendría después consecuencias dramáticas. Esa acumulación de
deuda externa en el gobierno de Banzer
y de los militares que le sucedieron le explotó en la cara al gobierno de Siles Zuazo en la década siguiente.
La dolarización financiera recibió
un fuerte impulso durante el gobierno de
Banzer, mediante cambios en la regulación bancaria. Ni en el gobierno ni en las
instituciones financieras internacionales
se vio los problemas que podía acarrear
esa forma de dolarización.
Estabilizaciones fallidas y
estabilizaciones exitosas
Machicado nos ofrece una buena exposición del programa de estabilización de
1957, que contó con un programa “standby” de apoyo a la balanza de pagos del
Fondo Monetario Internacional (fmi).
Los programas de ajuste estructural, que
recogían las prescripciones del Consenso
de Washington, aparecieron mucho más
tarde, recién en la década de los ochenta.
Con todavía más detalle el autor discute las políticas de la udp y sus esfuerzos fallidos de estabilización, así como la
estabilización exitosa del ds 21060. La
libros
narración de los acontecimientos y del
papel que le cupo en ellos es de un gran
interés. No obstante, a la presentación le
falta un análisis de la dinámica de la alta
inflación, que degeneró en alta inflación.
Le faltan también referencias más explícitas al contexto internacional y al desencadenamiento en la región latinoamericana de la grave crisis de deuda externa.
Cuando Siles Zuazo asumió el gobierno en octubre de 1982 se encontró
con una economía que ya estaba severamente deteriorada y tuvo que enfrentar
de entrada dos problemas de política que
lo arrinconaban en un dilema. El primero
era el de ajustar la economía para hacer
frente a las obligaciones de deuda externa, lo que implicaba una devaluación del
tipo de cambio real así como mayores
restricciones al consumo y la inversión
nacionales. En fin de cuentas implicaba salarios reales más bajos. El segundo
problema, que es al que le presta más
atención Flavio Machicado, es el de la
exigencia de recuperación de los salarios,
que habían perdido 40% de su poder adquisitivo con la represión salarial ejercida
durante los gobiernos militares, especialmente el de Banzer. Esta recuperación
agravaría tanto los problemas de la cuenta corriente de la balanza de pagos, en un
momento en el que el país además estaba
con un nivel muy bajo de reservas, como
los problemas fiscales.
El gobierno de Siles Zuazo subestimó la gravedad de la crisis. Por un
lado sirvió inoportunamente la deuda
externa, lo que produjo transferencias
netas de recursos a Bolivia (desembolsos
menos servicio de la deuda) negativas
de 5,8% del Producto Nacional Neto
en 1983; 6.3% en 1984 y 7.5% en 1985.
Por otro lado, las reivindicaciones laborales culminaban en fuertes y recurrentes aumentos salariales.
La combinación de altos déficit
fiscales y dificultades de financiamiento
con más deuda externa fue la causa inmediata de la hiperinflación. Se recurrió
entonces al financiamiento monetario,
que es la forma más ineficiente de hacerlo. El público se defendía de las consecuencias previsibles de la alta emisión
deshaciéndose de su dinero, para no
perder valor, comprando bienes o dólares. Cerrando el círculo vicioso, para financiar un mismo déficit real la emisión
monetaria y la inflación tenían que aumentar. Más todavía, como el valor real
de las recaudaciones de los impuestos y
de las tasas de servicios públicos caía con
la inflación el déficit aumentaba. Machicado reconoce este efecto que contribuyó fuertemente al agravamiento del
déficit fiscal. Al sombrío panorama anterior se ha de añadir la desdolarización
por decreto y el control de cambios, que
dieron lugar a una fuga de capitales y a
un floreciente mercado negro de divisas.
Siles Zuazo ensayó por lo menos
seis veces estabilizar. Los planes de estabilización, demasiado graduales, tenían
defectos técnicos y, sobre todo, sus ejecutores políticos carecían de convicción.
Más importante, una oposición irresponsable parapetada en el Congreso, un
movimiento obrero que había perdido la
brújula y las disensiones en el seno del
gobierno fueron los responsables inmediatos del fracaso de los intentos de
estabilización. Los ministros independientes representaban la voz de la razón,
pero se les hacía poco caso. El programa
de estabilización más coherente fue, sin
duda, el de abril de 1984 cuando Flavio
Machicado era ministro. Se hubiese esperado en su libro una descripción y un
análisis más detallado.
La historia de antes y la
historia de hoy
EL ds 21060 logró finalmente estabilizar la inflación. Mucho se ha escrito
sobre ese decreto y no repetiremos los
argumentos. Simplemente habría que
/ 15
añadir que el ds 21060 logró solamente
una estabilización parcial y la verdadera, que viene con la re-monetización de
la economía en bolivianos, tardaría en
llegar. Se ha de señalar también que el
cansancio con la hiperinflación y los desabastecimientos era tal que el ds 21060
encontró una amplia aceptación en el
público. El fracaso de los planes de estabilización de Siles Zuazo tal vez se debió
a que no había todavía la demanda social
por estabilidad. Machicado es injustificadamente crítico con el ds 21060. No
hay duda que el mismo tenía muchos
defectos pero no son los que Machicado
señala.
Para el libro, la historia parecería
terminarse en 1986. Lo sucedido después pasa por una revisión rápida, muy
desaprobatoria y no siempre acertada.
El autor se detiene un poco más en la
capitalización y el bonosol, que no le
gustan. Tiene también algunas observaciones agudas a la ley de Administración
y Control Gubernamental (ley safco).
En los capítulos finales del libro
está una discusión del ahorro y de la
inversión. Esta es la parte más débil de
la obra y está muy lejos del gran interés
que tienen las páginas en las que el autor
relata sus vivencias como hacedor de políticas públicas. La historia de Bolivia no
comienza en enero del 2006 y el libro de
Machicado nos lo recuerda para beneficio de todos los bolivianos.
Machicado Saravia, Flavio. Historia Económica de la República de Bolivia (19522009). La Paz: Friedrich Ebert Stiftung
y Universidad Privada Boliviana, 2010,
330 páginas.
16 /
cultura
1era. quincena de febrero 2011
De lo filosófico no filosófico
Apuntes para un retrato de Gilles Deleuze
Jorge Luna Ortuño*
En este texto que es el fragmento de una investigación en curso, se trata de esclarecer algunos temas que suelen confundirse
a la hora de leer al célebre filósofo francés.
U
na metodología liberadora
Desde ningún punto de vista se puede afirmar que Gilles Deleuze (1925-1995) se propuso ser un filósofo contra la filosofía, esto
a pesar de que muchos interpreten en la actualidad
su obra como un repudio del pensamiento filosófico
occidental, clasificable por tanto como una especie de
discurso posfilosófico o posmoderno. Deleuze elige un
camino intermedio que lo lleva a entrelazar sutilmente en
su discurso elementos de continuidad y elementos de ruptura con la metafísica, a hablar varias lenguas a la vez
y en diferentes estilos. Es una cuestión de estrategia, de
prudencia. En realidad hay que darse cuenta de que su
manera de argumentar está saturada de la tradición
filosófica occidental, la cual es su puerto de despegue,
el cuerpo a partir del cual se plantea realizar conexiones con el exterior. Otra cosa es que él sepa intercalar movimientos de entrada y salida a partir de una
metodología que diseña para escaparle a los recursos
represivos de la historia de la filosofía. Podemos decir que son tres los pasos que conforman esta meto­
dología liberadora1: 1. Entra en el molde; 2. Aprende
el molde; 3. Trasciéndelo, libérate del molde. Entra
en el pensamiento de un autor, comprende los mecanismos que hacen funcional ese pensamiento, una vez
que los comprendas toma lo que te sea útil, descarta
el resto, sigue avanzando de acuerdo a tu proyecto,
pero no descartes nada sin antes haberlo investigado.
La lucha directa, la oposición frontal sin estrategia, el
antagonismo puro, la discusión, son recursos peregrinos e indeseables para la filosofía de Gilles Deleuze;
él prefirió siempre la prudencia, el trabajo silencioso
en una soledad que no está poblada de personas, la
inteligencia, la estrategia, los medios indirectos… No
podría haber escrito nada contra la filosofía, puesto
que su vida misma es una declaración de amor a la
filosofía.
Hay que subrayar el hecho de que lo que Deleuze
repudiaba no era la filosofía en sí, sino una imagen del
pensamiento llamada filosofía que impedía pensar; según esta imagen no se podía pensar y hablar en nombre
propio si antes no se había leído los textos de Platón,
Descartes, Hegel, Kant, Heidegger,… una enorme
tontería, un mecanismo de represión muy conveniente
para los intereses de la academia. Pero en todo caso,
Deleuze nunca propuso un alejamiento de la filosofía,
lo que decía era: “hagamos algo diferente con ella”.
Entren en el molde, en la forma, en los principios,
pero estúdienlos hasta el momento en que, a fuerza
de haberlos dominado, se tornen prescindibles, que
no se tornen más importantes que el movimiento, que
no coarten su pensamiento, libérense de ellos. Lo que
distinguía a Deleuze en todo esto era el ir con cuidado,
la cautela, la prudencia, la paciencia, nunca fue un agitador del pensamiento –en el sentido de un provocador
en busca de protagonismos–, prefirió ser cauto, imper1
Esta metodología la extraigo de mis investigaciones sobre Bruce Lee, y la propongo en este texto por encontrarla perfectamente apropiada para explicar los ejercicios del pensamiento
que practicaba Gilles Deleuze. Recuérdese que él mismo señalaba que “un texto no es más que un pequeño engranaje de una
práctica extratextual”.
risueñas”. (p. 104) Se trata de etapas, de umbrales que
se tiene que ir atravesando, de puertas que se tiene que
cruzar, pero con la peculiaridad de que esas puertas no
se podrán atravesar en cualquier posición. Para cada
etapa corresponde una máscara. Más adelante Abraham agrega: “(Deleuze) era de izquierda, pero lo era de
un modo rutinario. Una de las contraseñas exigidas para ser
parte del campo intelectual francés era esta pertenencia a la
gauche. […] A veces se es de izquierda para poder trabajar
tranquilo y proseguir el microanarquismo personal. Para no
ser interrogado, presionado, señalado. El intelectual francés
tiene una larga historia de denunciar el poder, debe respetar
la tradición. Este malentendido le permite permanecer activo y ensimismado”. (p. 124). De esto se trata, hay que
adaptarse a la máscara y conquistar la máscara, todo
con tal de que te dejen trabajar tranquilo, pues, como
toda forma, una máscara no es otra cosa que un lugar
de paso; es igual que la carretera, tienes que pasar por
ella, pero no puedes quedarte ahí.
ceptible. Imaginamos que esto lo aprendió de su maestro Spinoza –al que reconocía llevar en su corazón–;
recordemos que las diferencias de Spinoza con las ideas
de la teología le procuraron, primero, una violenta excomunión, y después, el atentado de un fanático que
lo quiso acuchillar a la salida de la sinagoga. Spinoza
conservó el abrigo agujereado para recordar que los
hombres no siempre son amigos del pensamiento; además sus cartas llevaban como sello una rosa espinosa
acompañada de la inscripción latina caute, ten cuidado.
De ahí la necesidad de entrar primero en aquello que se
oponía y de tratar de comprenderlo. Desde luego, esto
requería del uso de algún tipo de máscara. En Nietzsche
y la filosofía, Deleuze escribe:
Una nueva fuerza no puede aparecer y apropiarse de
un objeto más que adaptando, en su momento inicial, la máscara de las fuerzas precedentes que ya han
ocupado. La máscara o la astucia son las leyes de la
naturaleza, o sea algo más que una máscara o una astucia. Una fuerza no sobrevivirá, si antes no tomase
en préstamo la faz de las fuerzas precedentes contra
las que lucha. Por eso el filósofo sólo puede nacer y
crecer con alguna posibilidad de sobrevivir, teniendo
el aire contemplativo del sacerdote, del hombre ascético y religioso que domina el mundo antes de su
desaparición.
Se trata de pasar por etapas. La huída requiere de
un largo proceso previo de estudio y meditación en el
que se analizan y comparan cuáles son las posibles salidas. Pero durante el proceso se debe seguir la corriente,
hacer como que uno acepta las reglas. En La máquina
Deleuze, Tomás Abraham nos brinda una apreciación
que refuerza este punto: “Deleuze no aparece en L’Ecole
Normale Superieure con un violín que le permita a los parisinos aplaudir a un nuevo artista latinoamericano, lo hace
pensando con la misma salsa que lo hacen estos serios señores
del concepto, de las categorías y la verdad. Es importante la
risa, pero para llegar a ella hay que pasar por etapas no tan
* Editor, filósofo y gestor cultural.
Salir de la filosofía por la filosofía
“Para mí, tan pronto como uno hace algo, se trata de
dejarlo; se trata al mismo tiempo de quedarse ahí y de
dejarlo –y en tal caso, quedarse en la filosofía es también cómo salir de la filosofía, pero salir de la filosofía
no quiere decir hacer otra cosa: y por ello hay que salir
quedándose dentro, y no hacer otra cosa. […] Yo quiero
salir de la filosofía por la filosofía”.2
La filosofía es un territorio, tiene su propia geografía y sus coordenadas móviles, y como cualquier territorio no vale más que en relación del movimiento
mediante el cual se sale del mismo. Hay que ser como
los animales, que lo primero que se fijan en el lugar que
se encuentran es: ¿dónde está la salida? Y cuando uno
estudia filosofía existe la misma necesidad, tienes que
saber desde el principio dónde están las puertas de salida, de otro modo te volverías loco, disfuncional, desequilibrado; intelectuales, toda esa gente con sus lentes,
sus libros, sus citas y sus cuerpos descuidados, “ratas
papívoras” –les dice Zorba–; pesando hasta la más mínima cosa en una balanza todo el tiempo; tomándose
la vida como un problema, trabajando con problemas,
replanteándolos, creándolos, dándoles vueltas, problemas y lógicas y problemas, sin darse cuenta de que ese
es el mayor problema. Como dice Osho, cuando entras
por esa vía estás perdido, pues una vez que piensas que
la vida es un problema nunca lo podrás resolver. Y la filosofía no ofrece soluciones a nada, no es su función, lo
que ofrece son maneras de preguntar, formas de plantearse un problema, ideas para debatir un problema.
La filosofía no tiene la humildad suficiente como para
aceptar que la vida es un misterio. Entonces se hace imperioso saber por donde salir, escaparse y traicionar a la
filosofía; sólo el que aprende a hacerlo es un verdadero
filósofo. Nietzsche lo fue. “Hay que escapar de la filosofía,
hacer cualquier cosa para poder producirla desde fuera. Los
filósofos siempre han sido otra cosa, siempre han surgido de
otra cosa”.3 Foucault comenta en una entrevista:
2
3
Claire Parnet, El Abedecedario de Gilles Deleuze, p. 19, 19881989.
Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, p. 84.
Para mí, Nietzsche, Bataille, Blanchot, Klossowski,
representan medios de salir de la filosofía. Había en
las violencias de Bataille, en las dulzuras insidiosas e
inquietas de Blanchot, en las espirales de Klossowski,
algo que tomaba como punto de partida la filosofía y,
a un mismo tiempo, la colocaba como objeto de análisis, la cuestionaba, después salía de ella para volver
a ella enseguida… Algo análogo a cómo la teoría de
los “alientos” (soplos) de Klossowski se liga, por no sé
cuántos hilos, a toda la filosofía occidental. […] Esas
idas y venidas en torno de las propias márgenes de la
filosofía vuelven permeable –por tanto, finalmente
irrisoria– la frontera entre lo filosófico y lo no-filosófico.4
Dentro de la enorme afinidad que tenía con
Foucault, la pregunta para Deleuze era la siguiente:
¿Cómo dejar algo y al mismo tiempo quedarse para seguirlo haciendo? ¿Cómo alejarse de una manera tan total que este alejamiento dé lugar a una mayor cercanía?
En otras palabras: ¿cómo salir de la filosofía quedándose
dentro, sin tener la necesidad de hacer otra cosa? Ésta la
meta: aprender a salir de la filosofía por la misma filosofía, saber alejarse de ella pero como un artificio de acercamiento, para darse la oportunidad de volver después a
ella con la mirada renovada, dejando de condenarla a los
tratamientos demasiado rutinarios y empantanados en la
tradición de una historiografía oficial. Se hace filosofía
para salir de ella, para hacerla devenir otra cosa, y al mismo tiempo, se sale de ella para quedarse en ella. ¿Acaso
no es cuando más intentamos alejarnos de una mujer, de
un lugar, de un vicio, o de algo que nos apasiona, cuando
más envueltos estamos dentro de esa pasión? Con la filosofía sucede algo similar, también envuelve sus propias
historias de apasionamiento, de amor y de odio. Es simple lo que afirmamos: hay veces en que intentar salirse es
la mejor manera de seguir avanzando dentro.
Corriendo para todavía quedarse. Edge, el legenda4
Entrevista de Roger-Pol Droit a Michel Foucault. “La literatura en las investigaciones de Foucault”. Traducido por Alfonso
Forero.
rio guitarrista de u2, encuentra una similitud maravillosa entre la música y la literatura, pueden existir varias desde luego, pero él propone esta: ambas pueden
transportarte a otros lugares sin moverte de tu sitio.
Y es que algunas canciones empiezan con un tipo de
humor y un lugar en mente. De hecho esto lo comenta
a propósito de uno de los temas del álbum The Joshua
Tree que se llama “Running to stand still” (“Corriendo
para todavía quedarse”): “Trabajamos con muchos estados
de ánimo en este disco que evoca un cierto lugar, que sería
nuestro punto de partida, como si fuese realmente un lugar.
Eso lo llamábamos música cinemática. La música puede evocar un paisaje y llevarte hacia él, te puede llevar a un lugar
de verdad, un lugar físico y no emocional, una verdadera
locación con sus propias coordenadas espaciales”. En filosofía
esto también es posible, remite precisamente a una manera de salir quedándose, de moverse sin desplazarse,
lo que nos lleva al concepto de línea de fuga; Deleuze
lo utiliza para designar los viajes inmóviles, las fugas,
pero reivindicando siempre un tipo de huida que no
constituye una renuncia a la acción, puesto que se debe
tratar de un movimiento absolutamente activo. (“Fugarse es crear”). En su filosofía las figuras del nómada
y el viajero se contrastan en tanto que el primero no
necesita desplazarse físicamente, puesto que nómade
es el que se fuga, y fugarse no requiere de hacer un
recorrido a lo largo del espacio, sino de ir franqueando
umbrales de intensidad –es un movimiento intensivo
y no extensivo. Deleuze es un nómada, no un viajero.
(“Tengo poca inclinación a los viajes: no hay que moverse
mucho, para no espantar a los devenires”). De esto se trata:
hacer viajes inmóviles, es decir, viajes animados por un
montón de movimientos imperceptibles que se realizan
en el mismo lugar: salir de la filosofía quedándose en
ella, o hacer que la filosofía devenga no filosofía; huir y
hacer huir, una cuestión de realizar viajes inmóviles, un
ejercicio puro de nomadismo.
Los nómadas atraviesan rupturas imperceptibles a los ojos de la percepción ordinaria, justamente
porque nómadas –citando esa frase de Toynbee que
El filósofo Slavoj Žižek llega a La Paz
S
eguramente uno de los eventos más atractivos de
este año será la visita de Slavoj Žižek a La Paz,
gracias a gestiones realizadas por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional. Žižek estará en Bolivia el 10 de marzo y dictará algunas conferencias.
El condimento especial será la publicación de su
nuevo libro titulado Bienvenidos a tiempos interesantes, traducido por Mauricio Souza y su esposa, que
tiene cosas del cine de hollywood, literatura, política
global, Grecia, Irán, las crisis, y política ecológica.
¿Quién es Žižek? Es un personaje de película,
un loco, un pensador que incomoda, él se presenta
como un revolucionario chapado a la antigua. Confiesa que eligió hacerse filósofo como segunda opción: su aspiración principal era el cine, hasta que
se dio cuenta de que necesitaba a la filosofía para
entender por qué Charles Chaplin se oponía tanto
al cine sonoro. Žižek tiene una capacidad innata para
sorprenderse ante dichos, hechos, o situaciones que
a la mayoría le resultan normales, y la filosofía es un
instrumento apropiado para dar contenido a su capacidad de sorpresa. Su otra arma es el psicoanálisis,
que le permite reconstruir la subjetividad del hombre moderno; con la ayuda de Lacan recompone el
escenario en el que debe desarrollarse un sujeto a
la altura de nuestro tiempo. Su proyecto intelectual
/ 17
cultura
1era. quincena de febrero 2011
aborda muchos temas, pero quizás lo más atrayente
sea la forma en que dice lo que piensa, su talento
interdisciplinario, la manera en que combina literatura con cine y anécdotas y situaciones actuales con
chistes judíos o pasajes del budismo Zen.
Con Žižek no se puede uno fiar: piensas que
está contigo pero pronto adviertes que es por razones opuestas a las tuyas, así lo explica Reyes Mate:
“Esto pasa con el multiculturalismo que él acosa sin
respiro. ¿De qué sirve, se pregunta, no guisar las
hamburguesas en la India con grasa de vaca si esa
multinacional es portadora del virus económico que
arruina los recursos naturales? ¿El respeto al otro
debe cerrar los ojos a costumbres bárbaras como
quemar viva a la mujer del viudo que es lo que se
hace hoy en la India? Ni está con los que subliman
el respeto al otro, ni con quienes defienden valores
universales sin atreverse a tocar el uniformismo letal
del capitalismo”1.
A manera de preparación para su llegada, todos
los martes a las 18:00 horas en la sala de la Vicepresidencia se reúnen estudiosos y lecto­res para conocer
más del trabajo de Žižek. (Jorge Luna).
1
Reyes Mate, “Un filósofo que piensa de nuevo”.
a Deleuze tanto le gustaba– son los que no se mueven,
se convierten en nómadas porque se niegan a partir. Los
nómadas permanecen literalmente inmóviles, y no se
quedan ahí porque no quieren irse, porque se aferran
a la tierra, se aferran a su tierra. Su tierra se convierte
en un desierto pero ellos se aferran a ella, de tal suerte que
no pueden más que nomadizar en su tierra: nomadizan a
fuerza de querer quedarse en su tierra. Es curioso Deleuze, porque aun sin haber salido mucho de su casa,
llevando una vida tan sobria, disciplinada y casi ascética, siempre en el mismo barrio, con su misma chompa
vieja y sus uñas largas, y su misma ventana y la misma
esposa, etc., a nivel del pensamiento y de la vida, es
un nómada que no se va de su territorio. “Puesto que el
nómada es en sí mismo una guarida, no puede confundir la
luz de su recinto íntimo con los materiales atados a un solo
lugar de la tierra. Y siendo asimismo el último refugio del
silencio y de la palabra, es justo que haya guardado para
sí el flexible trampolín de la imaginación que requiere su
cuerpo para llegar donde su alma quiere ir”.5 No se tenga dudas, desde su casa, Deleuze hizo en vida todos
los viajes que le dio la gana. Claire Parnet le provoca
algunos comentarios en la entrevista para televisión
El abecedario… acerca de su poca inclinación por los
viajes donde dice:
Sí, en todo caso, no tengo necesidad de moverme. Yo...
todas las intensidades que tengo son intensidades inmóviles, sabes: las intensidades se distribuyen en el espacio o bien en otros sistemas, pero no necesariamente
en el espacio exterior. Yo te aseguro que cuando leo un
libro que admiro, que encuentro hermoso, o cuando
escucho una música que encuentro hermosa, la verdad,
tengo entonces la impresión de atravesar tales estados
que nunca me ha proporcionado un viaje... semejantes
emociones. Así que, para qué ir a buscar esas emociones, que no me convienen mucho, mientras que están a
mi alcance, con mayor hermosura, en sistemas inmóviles, como la música o la filosofía. Con ello quiero decir
que hay una geomúsica, hay una geofilosofía, son países
profundos. Y además son mis países, sí.
Gilles Deleuze, el pensador nómada, vitalista, el
filósofo de la alegría, de la afirmación creadora, conservador en muchos sentidos, pero sorprendentemente subversivo en otros. Deleuze, siempre en el medio,
siempre fugándose, el filósofo del devenir, el filósofo
contracultural, un amigo generoso con el que nos encontramos frecuentemente a partir de nuestros propios
viajes inmóviles. ¿Para qué sirve leerlo hoy? –preguntará alguno. Quizás para aprender a pensar y reír al mismo tiempo –responderemos. ¿Les parece poco?
5
Jesús Urzagasti, Los tejedores de la noche, p. 125.
18 /
ocho y medio
1era. quincena de febrero 2011
El hombre que no amaba a las mujeres:
el policial como pastiche
Mauricio Souza C.*
Sobre esta primera entrega cinematográfica de la trilogía se puede de hecho decir algo infrecuente: quizá sea mejor que la novela. La película
es fiel a los atractivos del relato, es incapaz por razones logísticas de perderse en detalles y, sobre todo, logra construir lo que cautiva en
Larsson: sus dos detectives.
U
no: La leyenda dice así: El periodista sueco Stieg Larsson fumaba tres cajetillas al día, comía
casi sólo hamburguesas, bebía
café por litros y dormía poco o nada. No
fue por eso del todo sorprendente su sorpresiva muerte, de un ataque cardiaco, el
9 de noviembre del 2004, al final de los
siete pisos de escaleras que había decidido
subir porque el ascensor estaba descompuesto. Las escaleras y el ascensor conducían a las oficinas de Expo, una revista a la
que Larsson había dedicado casi diez años
de trabajo. En ella, se ocupó de exponer
a grupos de la ultraderecha, neonazis algunos, cómodamente conectados y protegidos por la sociedad pudiente sueca. Dicen también que las amenazas de muerte
eran ya parte de su rutina; que se tuvo que
acostumbrar a trabajar de noche por seguridad y que, en los restaurantes, se sentaba cerca de las salidas. Por si acaso.
Dos: Larsson enriquecía su dieta de
cigarrillos, café y comida chatarra con el
consumo, también adicto, de novelas de
ciencia ficción y policiales. Hacia el final de su vida, y en sus ratos de insomnio ocioso, decidió probar la mano en
el policial. Se incorporaba así a la gran
tradición de la novela policial sueca
(que tiene en Maj Sjöwall y Per Wahlöö
a sus maestros arquetípicos y en novelistas contemporáneos como Henning
Mankell y Håkan Nesser a maestros
recientes). Poco después de su muerte
anunciada –y de un par de rechazos de
editoriales–, apareció El hombre que no
amaba las mujeres, primera entrega de la
trilogía Millenium. El resto ya se conoce o, para decirlo rápido, desconocerlo
equivale a vivir en Bolivia e ignorar que
hubo un gasolinazo o a imaginar que el
azúcar cuesta todavía cinco pesos el kilo.
A saber: millones y millones de libros
vendidos, comentarios elogiosos de premios Nobel de literatura, leyendas sobre
el autor. Que se adaptaran las novelas al
cine era sólo cuestión de tiempo.
Tres: Por lo que entiendo, el talento de Larsson radica en su habilidad
para construir una narración cautivante,
de esas que nos empujan a preguntarnos,
con cada vuelta de página, ¿qué pasará
ahora? A ese talento –exaltado entre
otros por Vargas Llosa (que confesó
que leyendo la trilogía se sentía como
un niño con Los tres mosqueteros de Dumas)–, Larssen añade otro: su pasión
por el detalle. Se cuenta que la versión
original de El hombre que no amaba a las
mujeres comenzaba con una descripción,
luego eliminada por el editor, de una
flor: ¡12 páginas! Y si las flores ameritan
esa dedicación descriptiva, hay poco en
Larsson que llame a la parquedad: no en
vano se ha hablado de sus novelas como
de una especie de fresco a la Balzac de las
sociedad sueca. Fresco algo deprimente,
sin duda: desde la izquierda, se da cuenta
del fin de la utopía socialdemócrata. (Un
fin que, desde la derecha, Vargas Llosa
ha celebrado. Larsson, que era comunista, hubiera sufrido otro ataque cardiaco
leyendo tal elogio).
Cuatro: Se sabe que Larsson no era
un gran estilista de la lengua. Tampoco
tenía mayor oído para los diálogos. Con
frecuencia, su obsesión por los detalles
y la digresión ahogan el resto. Escribe,
por ejemplo, que su protagonista, Lisbeth Salander –esa gran andrógina hacker
autista– no sólo tiene una computadora Apple sino una Apple PowerBook
g4/1.0 ghz con un procesador Powerpc
7451 con una AltiVec Velocity Engine, 960 mb ram y un disco duro de 60
gb. Felizmente, estas debilidades –que
desde cierto punto de vista son entrañables– son eliminadas en su adaptación al
cine. Al menos con esta primera entrega
cinematográfica de la trilogía –dirigida por Nils Arden Oplev– se puede de
hecho decir algo infrecuente: quizá sea
mejor que la novela. La película es fiel
a los atractivos del relato, es incapaz por
razones logísticas de perderse en detalles y, sobre todo, logra construir lo que
cautiva en Larsson: sus dos detectives.
Cinco: En el centro de la trilogía
Mi­llenium hay dos personajes: un ya
mayorcito periodista de investigación,
Mikael Blomkvist, y una joven bisexual
experta en computadoras, Lisbeth Salander. El primero es, grosso modo, una
proyección autobiográfica de Larssen: la
revista que dirige Blomkvist, Millenium,
es muy parecida a la que dirigía Larssen,
Expo. Salander, por su parte, es el misterio en el centro de la trilogía (de novelas
o películas): dura, antisocial, violenta,
brillante.
Seis: La novela y el cine policial
suelen organizarse según dos tradiciones centrales: a) la llamada novela de
“intriga”, en la que un genio deduce,
por sus habilidades de lectura casi sobrehumanas, el “misterio” de un crimen
(Sherlock Holmes); b) el policial negro,
en el que importa menos el misterio del
crimen que el retrato de una sociedad
violenta y, sobre todo, la inscripción de
un punto de vista (el del detective) que
la retrata. Si en el primer caso estamos
pendientes de la solución de un misterio (y la forma en que se lo soluciona),
en el segundo nos desvela el aura de los
personajes y, sobre todo, del investigador (el entrañable Philip Marlowe de
Raymond Chandler, por ejemplo). Parte
del secreto de la trilogía Millenium es
que combina estos dos modos: Larsson
y Oplev arman un misterio detectivesco
clásico y, a la vez, configuran dos detectives entrañables que deambulan un territorio social violento y corrupto.
Siete: La película –en ello fiel a la
novela– sigue la pista de varios enigmas
paralelos (la desaparición, hace décadas,
de la sobrina de un magnate; los nexos
nazis de la familia de ese magnate; la
muerte violenta de varias mujeres, etc.),
pero el más interesante es el que explicaría por qué Lisbeth Salander es como es.
Y ella es una especie de Sherlock Holmes –que en vez de leer cenizas o huellas
descifra y navega códigos de programación informática–, figura central para la
que el Watson es aquí otro detective,
el periodista Blomkvist. Enamorado,
Blomkvist va lentamente reconstruyendo el pasado, el misterio, de Salander.
Ocho: La película añade a los atractivos de la novela algo que ésta carece:
una suerte de constante variación de estilos y modos (los ambientes ominosos a
la David Fincher, cierta violencia de cine
de terror, la reconstrucción documental
del thriller político, paisajes y primeros
planos a la Bergman). La película es,
quiero decir, un pastiche, un collage. Y,
como pocos, es un pastiche entretenido
y eficiente. (El gran caso histórico de un
buen pastiche: Casablanca de Michael
Curtiz).
Y medio: Las tres partes de la trilogía de Larssen ya fueron adaptadas al
cine (y estrenadas en Europa el 2009).
La primera, esta El hombre que no amaba
a las mujeres, fue la película europea más
taquillera del 2009 y la película sueca
más exitosa en la historia de esa venerable cinematografía. De las tres, la mejor
es esta, la primera, pero las dos restantes
ameritan ser vistas (ojalá nos lleguen).
Entre tanto, los gringos –que no pueden
leer subtítulos y detestan los doblajes–
ya preparan su versión. El director será
David Fincher (el de La Red Social y El
club de la pelea), con Daniel Craig (el último James Bond) como Blomkvist y una
desconocida como Lisbeth Salander (difícil será superar a la magnífica Salander
sueca, Noomi Rapace).
* Periodista y catedrático.
/ 19
libros
1era. quincena de febrero 2011
Jóvenes, FB y globalización
Conectados
Isabel Mercado*
El complejo proceso hacia la independencia de
Charcas (1808-1826).
María Luisa Soux
Asdi-ifea-ieb - Plural editores / Colección Historia
Mar interior
Yuri Soria-Galvarro
Plural editores - Ficticia - Kultrún / Colección Narrativa
Geografía del conflicto. Claves para decodificar la
confrontación social y política
Alejandro Nató y César Rojas Ríos
Plural editores - Fundación Unir / Colección Sociedad
El libro reconstruye un proceso
histórico y sus matices: el que conduce
a la independencia de Charcas.
Según su autora, María Luisa Soux,
en principio deberíamos iniciar
la “narrativa” de ese proceso en
los siguientes términos: “Diversas
fueron las respuestas americanas a
la crisis de la monarquía española.
Este momento fue el principio de
un largo periodo bélico en el que
Charcas y, específicamente, Oruro
tuvieron que soportar diversas guerras:
una guerra entre los dos virreinatos
por el control de ese territorio, una
guerra civil entre bandos y una lucha
social de la población indígena por la
reivindicación de sus derechos”.
María Luisa Soux es historiadora,
docente e investigadora de la umsa
y la Universidad Católica Boliviana.
Ha publicado, entre otros trabajos, los
libros La coca liberal (1993) y La Paz en
su ausencia (2009).
Veinte relatos breves de un narrador
boliviano (Cochabamba, 1968)
radicado en Chile (Puerto Montt)
desde niño. De sus textos, Edmundo
Paz Soldán escribe lo siguiente:
“Recuerdan de la mejor manera a los
de Horacio Quiroga. Como el escritor
uruguayo, Soria-Galvarro nos relata
historias de hombres al borde del
mundo, en conflicto con la naturaleza
fascinante y abrumadora que los rodea.
Aquí tenemos una gran descripción
del sur del Sur. Este escenario es
punto de partida para la verdadera
lucha, la del individuo consigo mismo.
Los personajes de estos cuentos
habitan su propio purgatorio. Con su
quieta desesperación, están a punto
de convertirse en comida para los
cangrejos. Soria-Galvarro sabe que
las fronteras, los límites con los que
nos topamos, se encuentran más
dentro de nosotros que en ese afuera
sobrecogedor”.
El mayor valor de este libro, según la
desaparecida Ana María Romero de
Campero, es que se ocupa del conflicto
a partir “de un territorio y sociedades
concretas al sur del continente
americano. Acostumbrados a nutrirnos
de reflexiones y exégesis sobre
conflictología que, en su mayor parte,
provienen del norte, Geografía del
conflicto viene a llenar un vacío teórico
y a convertirse en aporte a un diálogo
más horizontal para el estudio de los
fenómenos sociales. Se trata de uno
de los pocos trabajos especializados
en el conflicto que tienen como punto
de apoyo la realidad latinoamericana.
En concreto, la de dos países
paradigmáticos en ello: Argentina y
Bolivia”.
César Rojas Ríos es sociólogo,
comunicador y analista político.
Alejandro Nató, abogado y mediador
profesional, fue Defensor del Pueblo
de la ciudad de Buenos Aires.
Protestantismo indígena. Procesos de la conversión
religiosa en la provincia de Chimborazo.
Susana Andrade
Abya Yala-ifea-Flacso / A la venta en Librerías Plural
Paisajes, espacios y territorios. Reelaboraciones
simbólicas y reconstrucciones identitarias en A. L.
Nicolás Ellison y Mónica Martínez Mauri (coords.)
Abya Yala / A la venta en Librerías Plural
Espadas y corazones. Pequeñas delicias de héroes y
villanos de la historia argentina
Daniel Balmaceda
Marea Editorial / A la venta en Librerías Plural
Páginas que permiten una verdadera
inmersión en el universo protestante
quechua. Un estudio que, a partir de
más de diez años de investigación,
le sigue los pasos al pentecostalismo
indígena en la provincia ecuatoriana
de Chimborazo. El análisis intenta
un doble gesto: por un lado, indaga
la conversión al protestantismo en
tanto proceso de “transformación
de las mentalidades indígenas, en
particular el ethos económico”; por
el otro, observa las formas en que ese
protestantismo se “quechuiza”, en
particular a través de la resignificación
de prácticas como la oración, la
interpretación de sueños, los bautismos
en lagunas, etc.
Susana Andrade es doctora en
etnología de la Escuela de Altos
Estudios en Ciencias Sociales de
París, Francia. Es autora del libro
Visión mundial, entre el cielo y la
tierra.
Serie de estudios que abordan, de
diferentes maneras, una misma
problemática: los cambios que algunas
culturas latinoamericanas experimentan
en la relación con su medio, entendido
este último como “paisaje, espacio,
territorio”. En palabras de los
coordinadores del tomo, la intención
es la siguiente: “Basándose en diversas
etnografías de la vida cotidiana y
considerando los usos agro-ecológicos
como técnicas para la producción
de localidad, los contribuyentes a
este volumen analizan cómo ciertos
elementos cosmológicos pueden ser
usados para convertir aspectos del
paisaje y del territorio en emblemas de
identidades diferenciadas”. Y añaden:
“Se trata, en este análisis, de ir más
allá del discurso de las élites indígenas
porque en muchas casos las nuevas
retóricas sobre el territorio están muy
lejos de las visiones locales y cotidianas
del entorno”.
Sabroso libro de anécdotas y chismerío
histórico del periodista argentino
Daniel Balmaceda. La idea es simple:
aplicar a los grandes próceres e hitos
de la historia argentina el método
que los programas de televisión de
ese país aplica a su grotesco parnaso
laico de vedettes ensiliconadas,
millonarios tatuados y deportistas
adictos. Las preguntas que presiden
este anecdotario son simples: ¿Era
Belgrano homosexual? ¿San Martín era
un cornudo? ¿Quién fue el
irlandés borracho que convenció
a los ingleses de invadir Buenos
Aires? ¿Cómo pudo un mujeriego
como Sarmiento convertirse en un
puritano consejero matrimonial? Y
un largo etcétera por el estilo: duelos,
lances amorosos, locuras repentinas,
embarazos misteriosos, fugas
increíbles, asesinatos y robos de esos
hombres y mujeres que “construyeron
Argentina”.
A
una década del siglo xx, una visionaria Virginia
Woolf decretaba que la humanidad había cambiado. Se refería fundamentalmente a las relaciones entre amos y sirvientes, esposos y esposas, padres
e hijos y predecía que estos cambios afectarían “cada
esfera de nuestras vidas”, desde la religión a la política.
Muchos criticaron estas ideas apocalípticas, pero tenía
razón. Ahora, a una década del siglo xxi no necesitamos a una Virginia Woolf para percatarnos que vivimos otro periodo de transición y transformación tanto
o más profundo. Para apreciarlo basta conocer las cifras de movimiento por minuto de uno de los fenómenos sociales más importantes de estos tiempos, el Face
Book: 510,404 comentarios; 382,861 aprobaciones
(“me gusta”), 231,605 mensajes enviados, 135,849 fotos adicionadas, 98,604 amigos aprobados… y un larguísimo etcétera. Todo esto en 60 segundos. Como señala
la revista Times –que eligió a su creador de 26 años,
Mark Zuckerberg, como el personaje del año 2010 por
“cambiar la forma en que interactuamos y lo que conocemos del otro”–, el fb ha conectado a un doceavo de
la humanidad en una sola red, con lo que creó una entidad social casi dos veces tan grande como los ee.uu.
Cambio es el emblema de estos tiempos, a no
dudarlo. Pero, más que un símbolo ideológico o un
recurso discursivo, lo que estos vientos traen son
transformaciones tangibles. La forma en que nos
conectamos con el otro y con las instituciones está
evolucionando; se percibe una erosión de confianza
en la autoridad, en los sistemas y en las instituciones;
se descentraliza el poder, pero, al mismo tiempo, se
advierten enormes necesidades de interrelación entre personas, con la información y con las realidades
ajenas; una inclinación por reivindicar principios comunes y encontrar coincidencia en la diversidad. Tal
vez, como diría Woolf, de encontrar lo coincidentemente humano que reside en cada uno.
Así como es indiscutible lo irrefrenable y vertiginoso de este cambio, lo es la constatación de que
quienes lo abanderan son jóvenes, generaciones que
nacen conectadas, enganchadas a las nuevas tecnologías, dondequiera que se encuentren. No es cínico, por
tanto, aventurar que aún en contextos pobres y subdesarrollados, los jóvenes van un paso adelante y pugnan
por entrar en la vía de la modernidad a cualquier costo.
Baste, para comprobarlo, conocer las realidades de los
jóvenes en cualquier municipio de este atrasado país.
Y es que los jóvenes –no los de ese futuro retórico al que aluden los demagogos– se esfuerzan, donde
estén, por apuntalar un presente que, a veces, es más
rápido que ellos mismos. Para ello y por ello, demandan condiciones que muchas veces se les niega: educación competitiva, educación, educación, educación.
Porque para que exista un Mark Zuckerberg –para
bien o para mal–, o para que se inserten en una globalización más equitativa, a los jóvenes no les hace falta
consignas y prebendas, tampoco castigos ni paternalismo, sino únicamente herramientas para ponerse en
igualdad de condiciones con los otros, con sus pares.
Al cambio habría que buscarlo en ellos. En sus necesidades no satisfechas, en sus capacidades no explotadas, en sus proyectos ignorados, en sus sueños y esperanzas frustradas. Y no habría que hacerlo para ganarse
su afecto o su aplauso, sino por un sentido estratégico
de desarrollo digno y sostenible. Como decían aquellos
rebeldes del 68, “la imaginación al poder”.
* Periodista padem
20 /
1era. quincena de febrero 2011
La otra orilla
Tito Kuramoto, artista invitado
Transindividualidad integradora
La búsqueda de la verdad
Etienne Balibar*
C
iertas proposiciones básicas de la
Ética [Baruch Spinoza] expresan,
de hecho, la idea de la individualidad como transindividualidad o el
“proceso transindividual de individualización” (…). Siguiendo esta hipótesis, la transindividualidad surgirá
como un concepto latente que articula “imaginación” y “razón” (o, más
precisamente, las leyes psicológicas de
la imaginación o de la vida imaginaria,
derivándose de la ambivalencia básica
del deseo humano, y la regla racional
de la utilidad recíproca, que crea la
posibilidad de comunidades relativamente estables).
(…) Es un programa no-lineal,
diametralmente opuesto al kantiano,
donde la causalidad es identificada con la sucesión necesaria (…). Al
igual que Kant, Spinoza tiene uno y el
mismo programa para explicar la física, u orden causal, y la ética, u orden
práctico. En Kant es el de la sucesión,
en Spinoza el de la modulación (usando terminología de Simondon). Pero
contrariamente a Kant, el de Spinoza no intenta oponer ambos órdenes,
siendo uno la inversión del otro (…).
La idea de un individuo hecho
de partes constituyentes (por lo tanto siendo una “totalidad”), y siendo
a su vez parte de una totalidad más
completa, no es por supuesto nada
original. Es exactamente esta representación la que da lugar a las antinomias clásicas entre individualismo
u holismo, unidad “mecánica” u “orgánica”, dependiendo de qué término
sea visto como primordial. Spinoza
mismo ha reanudado esto en su Carta
xxxii a Oldenburg donde aclara que
hay órdenes de magnitud objetivos
en la naturaleza que están asociados
a interacciones o acciones recíprocas
(…). Permítanme sugerir la siguiente
explicación. Toda conservación de un
individuo (o estabilidad, y por tanto
identidad) puede ser compatible con la
“continua regeneración” de sus partes
constituyentes, i.e. lo que en términos
modernos podríamos llamar flujo interno o externo regulado, o intercam-
bio material con otros individuos, ¾ el
equivalente mental sería el hecho de
que toda (auto) conciencia del cuerpo
que mezcla o “confunde” su propio
estado con las ideas de otras cosas,
es semejante a cómo la percepción
de los objetos externos está mezclada
o confundida con la representación
del propio cuerpo ¾. (…) Decir que
un individuo permanece existiendo es
equivalente a decir que se está regenerando o reproduciendo. Un individuo
aislado, no teniendo “intercambios”
con el medio ambiente, no se regeneraría, por lo tanto no existiría. Bien
desde el comienzo, lo que Spinoza da
a entender es que todo individuo tiene
necesidad de otros individuos para preservar su forma y su existencia (…).
Un individuo es más complejo cuanto más relaciones tenga con
el mundo externo; i.e. cuanto más
intensivamente intercambie sus propias “partes” con otros individuos
(similares o no), cuanto más necesite esos intercambios para preservar
su existencia; pero además, y por lo
tanto, cuanto más amenazada esté su
preservación por la fuerza de las otras
cosas. Tomo a Spinoza para decir que,
finalmente lo que es necesariamente
más fuerte (más poderoso, y potencialmente más destructivo) que toda
cosa singular (p.e. que “yo”) es la multiplicidad de las otras cosas singulares
(tanto más si esas múltiples cosas están combinadas para formar unidades
donde “yo” estoy excluido). A la inversa, lo que podría ser más fuerte que
algo dado, una multiplicidad finita de
cosas externas, es la unidad combinada o “convergencia de fuerzas”, una
convenientia de la que “yo” mismo soy
parte constitutiva (finalmente, la naturaleza como tal).
(…) El patrón de la transindividualidad que hemos tratado no es
sólo entendido como una interacción
horizontal o reciprocidad en el mismo
nivel, sino también como un proceso
de interacción en el que cualquier
tipo de individuo (…) regresa al nivel
inferior y simultáneamente progresa
al nivel superior (…). Retornar al nivel pre-individual (consistente, entre
otras cosas, en patrones emocionales)
para integrarlo en una (…) entidad
metaestable (ni externa ni interna,
sino transindividual).
Cf. Etienne Balibar (1993). De la
individualidad a la transindividualidad,
Córdoba, Encuentro Grupo Editor, 2009, pp.
23-43.
C
ada mes de diciembre, desde hace
bastante tiempo, Tito Kuramoto
hace una exposición de los cuadros
que pintó durante el año, es casi una
cuestión rutinaria, un saldo de cuentas
se diría, pero surge también por una necesidad de entrar en contacto con otros
flujos aledaños a la pintura. En esta
oportunidad la exposición se presenta
al iniciar un nuevo año, pero tiene la
misma función, se realiza en el centro
cultural Manzana 1, en Santa Cruz, y se
llama “Iconos en extinción”. Kuramoto
incorpora elementos que había dejado
de lado en su pintura, y que tienen que
ver con elementos del oriente boliviano,
utensilios de esta cultura que otrora fueron de uso diario y ahora son obsoletos:
los carretones, las vasijas, etc.
Este cambio no responde a un capricho sino a una concepción de la actividad del pintor que dice mucho más del
artista de lo que dicen sus datos biográficos. Para Kuramoto lo importante es el
movimiento, su manera de avanzar viene
con el acto de romper con lo hecho en
el pasado. “No quiero decir que es totalmente novedoso lo que hago, aunque
para mí sea un cambio radical, como es
natural, cuando uno comienza este tipo
de trabajos tiene que pasar por la huella
que han dejado otros, por eso no puedo
decir que es único, son cosas que más o
menos ya se han tratado y dentro de ese
camino, de esas etapas, sigo con la esperanza de que algún día saque alguna cosa
que sea realmente mía”, explica.
Para este personaje de ascendencia japonesa, pero como prefiere aclarar, “cruceñísimo” ante todo, la pintura
como arte no consiste en hacer figuras
bonitas y decorar paredes, ya que en realidad es uno de los caminos para conocer
nuestro propio ser, nuestro origen y, en
suma, el devenir de nuestras posibilidades en el mundo. Confiesa su interés
por la filosofía y cree que lo que tiene en
común con el arte es que ambas buscan
una verdad que es inexpresable en palabras. Tito Kuramoto, pintura y filosofía
al servicio de la sociedad.
Como parte de su aporte al
arte, Kuramoto diseñó y pintó, personalmente y por más de 40 años,
más de 160 carros alegóricos de la
entrada carnavalera de la ciudad de
Santa Cruz, dando la pauta para el
uso de determinados materiales e
influyendo sobre quienes se dedican
a esa labor, siempre destacando temáticas de la cultura cruceña. Entre
sus más destacados trabajos figura el
gran elefante de los años 60 y otro
que mostraba una carreta cruzando
el Piraí con el agua a media rueda,
los bueyes en perspectiva y el paisaje
con un arco iris.
Descargar