¿Quién nombra y clasifica en la ciencia? Linneo, el primer gran

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odos tenemos un nombre y apellidos
con los cuales nos identificamos. En
el tiempo de nuestros abuelos, la
costumbre era nombrar a los hijos
de acuerdo al santoral que correspondía en el
calendario según la fecha de nacimiento; no
obstante, esta costumbre empieza a caer en
desuso y ahora –por lo general previo al nacimiento- nuestros padres elaboran un listado
con una larga serie de nombres a escoger para
que finalmente seleccionen aquel que, al ser
pronunciado, además de que nos caracterice
como únicos u originales, se escuche agradable. Te sorprenderá saber que así como nuestros padres se encargaron de darnos un nombre adecuado, los científicos hacen los mismo
con los diversos seres vivos que habitan el
planeta. ¿Sabías que los humanos tenemos
un nombre científico y que, además, éste va
acompañado por apellidos?
¿Quién nombra y clasifica en la ciencia?
A través de su historia, el hombre se ha dado
a la tarea de conocer a los seres vivos y diferenciarlos por su utilidad, el daño que causan
o para establecer sistemas que le permitan
identificarlos; la metodología para llevar a cabo
dicha clasificación ha sufrido cambios con el
tiempo. En Biología existe una rama que se
encarga de nombrar y, además, de clasificar u
ordenar a todos y cada uno de los seres vivos
que habitan la tierra. Esta disciplina se conoce
con el nombre de Taxonomía (del griego taxis,
arreglo u ordenación, y nómos, ley) y dicho
término fue acuñado en 1823 por el botánico
Augustin-Pyramus de Candolle.
Linneo, el primer gran “bautista”
¿Qué no fueron papá y mamá los que me
bautizaron? Sí, ellos fueron; pero en el siglo XVIII Carl Von Linneo ya estaba ocupado
Estrada, C. A. (2010). ¡Mucho gusto, me llamo Homo sapiens! [Versión
electrónica], Ciencia Compartida, 0, 6-10. Recuperado el (día) de (mes)
de (año), de (dirección electrónica).
en nombrar y clasificar a los seres vivos
(incluidos los seres humanos). Este médico y botánico sueco se dedicó a conocer
la flora y fauna de Europa, encargándose
de recolectar, clasificar y describir una gran
diversidad de especies; publicó en 1735 su
libro Sistema Natural (considerada su gran
contribución a la ciencia), en el cual demuestra que es necesario utilizar caracteres
definidos y limitados para tipificar a las especies de manera más precisa.
Linneo postuló lo que se consideran los
“apellidos científicos”, de manera formal conocidos como taxones o categorías taxonómicas: imperio, reino, clase, orden, género,
variedad y especie; estas categorías se encuentran en una jerarquía de inclusión, es decir, una categoría abarca a otra menor y está
subordinada a una categoría mayor. Con el
paso del tiempo, Linneo y otros taxónomos
hicieron cambios en las categorías taxonómicas, por lo que los géneros se agruparon en
familias, las familias en órdenes, los órdenes
en clases y las clases en phyla (en caso de
animales) o divisiones (en caso de plantas) y
los phylum o divisiones en reinos; este último
taxón es considerado el de mayor jerarquía
(véase recuadro uno). Además, permíteme
contarte que estas categorías pueden, a su
vez, subdividirse en subfamilias, subclases,
etc,. Cada uno de los taxones nos indican características específicas con las cuales nos
podemos identificar o diferenciar de otros seres vivos. Establecidos los criterios para los
apellidos, ahora vamos con el nombre.
¡¿Que me llamo cómo...?!
Casi por regla general, todos conocemos
a diversos animales, plantas, bacterias u
otros seres vivos por su nombre común o
vulgar (por ejemplo gato, perro, lactobacilo,
pino, etc,). El problema de esto es que al referirnos a un animal o a una planta por su
nombre vulgar estaremos abarcando toda la
diversidad de organismos que se relacionan
con ese nombre, lo cual es poco conveniente debido a que los nombres vulgares varían
en su significado entre distintas regiones.
Esto no nos permite diferenciar características particulares entre especies; para ilustrar
esto, imagínate que buscas en el directorio el
número telefónico de algún amigo o familiar
llamado José, ¿cuántos números telefónicos
podrías encontrar con sólo esa característica? Lo mejor es buscar, además del nombre,
otra característica distintiva, por ejemplo el
apellido, con lo que la cantidad de números
que encontrarías sería menor, ya que estás
definiendo de manera más particular tu búsqueda; esto, eventualmente, te llevaría a dar
con el número adecuado. Algo similar pasa
en la biología, y para “no hacernos bolas”
con tanto nombre Linneo propuso un sistema de nomenclatura conocido como el sistema de nomenclatura binomial (lo que conocemos como el nombre científico), el cual es
universal y utilizado actualmente.
En efecto, todos y cada uno de los seres
vivos que habitan el planeta cuentan con su
nombre científico, el cual está conformado
por el género (escrito con mayúscula al inicio)
y la especie (escrita en minúscula), ambos
-por convención- van escritos en latín y con
letras cursivas. Sí, así es, mi querido Homo
sapiens, así se escribe tu nombre y lo mismo se aplica, por ejemplo, a tu perro “Pulgas”
al cual puedes llamar científicamente Canis
familiaris. Los diversos nombres científicos
que encuentres pueden hacer referencia al
nombre de algún científico (Escherichia coli,
una bacteria denominada así por Theodor
Escherich), a las características físicas de
la especie (Pantera pardus, conocido como
leopardo) o al sitio geográfico donde se encuentra (Loxodonta africana, conocido como
elefante africano), etc. Como verás, hay tantos nombres como seres vivos en el planeta.
Vamos ordenando el desorden
(o los cinco Reinos)
Después de que se consolidaron las aportaciones de Linneo, sólo se aceptaba la existencia de dos reinos: el de las plantas y los
animales; si hace tiempo esa era la clasificación general, ¿dónde te imaginas que estaban los hongos o las bacterias?. La solución
llegó después, ya que con el desarrollo del
microscopio se descubrió una gran diversidad de microorganismos cuya clasificación
fue necesaria.
Aproximadamente en 1861 John Hogg,
un naturalista británico, observó que había
organismos “inferiores o seres orgánicos primitivos, tanto de naturaleza parecida a los
animales como a las plantas”, a los cuales
denominó protista (que quiere decir “primeros seres”). Para finales del siglo XIX el evolucionista alemán Ernst Haeckel reformula
la propuesta de Hogg, además de que reconoció que algunos de estos microorganismos carecían de núcleo celular y los denominó monera (del griego moneres, simple).
Formalmente para 1956, Herbert Copeland, un botánico estadounidense, propuso
la creación del reino Monera en el cual se
“ Todos y cada uno de los seres
vivos que habitan el planeta
cuentan con su nombre científico”
englobaron a las bacterias. Los últimos organismos ubicados dentro de un reino fueron los hongos: en 1959, el ecólogo Robert
Whittaker postula el denominado reino Fungi
(derivado de latín, significa hongo).
Tenemos, así, una clasificación general
de los seres vivos en cinco reinos: Monera, Protista, Fungi, Animalae y Plantae. En
1979 Lynn Margulis propone una modificación al reino Protista en el cual se incluyeron a las algas, cambiando así el nombre
del reino Protista a Protoctista; sin embargo,
mucha literatura sigue empleando el primer término (véase recuadro dos). Ahora
si, ya tenemos nombre, apellidos y un lugar
al cual pertenecemos y nos caracteriza de
manera particular.
Entonces ¿cómo me presento?
Como podrás darte cuenta la tarea de
clasificar a los diversos seres vivos que
habitan en el planeta no es fácil. Los científicos encargados de clasificar tienen que
analizar las diferentes características que
nos hacen diferentes unos de otros; ellos,
al igual que nuestros padres, emplearon
parte de su tiempo en asignarnos un nombre con el cual nos podemos identificar. Así
que cuando te pregunten tu nombre tienes
dos opciones: primero, podrías presentarte
con todo y tus apellidos “soy AnimalaeCordata-Mammalia-Primate-Hominidae
Homo sapiens”; o, si quieres ser más breve, podrías solo dar tu nombre de pila y
contestar “como usted, tocayo, también me
llamo Homo sapiens”.
Nuestro nombre científico
Reino
Animalae
Organismos multicelulares, se
alimentan por ingestión.
Animales con cordón espinal,
Phylum
Cordata
sacos branquiales, en la faringe en
alguna etapa de su vida.
Animales con glándulas
Clase
Mammalia
productoras de leche, piel con pelo,
temperatura corporal elevada
Animales con movilidad del
Orden
Primates
brazo, manos con dedos y uñas
planas, agudeza visual
Animales con cara plana, ojos
Familia
Hominidae
orientados hacia delante, bípedos,
locomoción erguida, cráneo
crecientemente mayor
Género
Especie
Homo
Sapiens
Hombre
Pensante
Reinos biológicos (según Whittaker y Margulis)
Reino Monera
Bacterias. Organismos unicelulares, procariontes
(sin núcleo celular), nutrición por absorción, algunos
fotosintéticos.
Reino Protista o Protoctista
Algas, protozoarios y hongos acuáticos. Organismos
unicelulares o multicelulares, eucariontes (con
núcleo celular), nutrición por fotosíntesis, absorción o
ingestión.
Reino Fungi
Hongos y líquenes. Organismos multicelulares, eucariontes, heterótrofos (se nutren por absorción).
Reino Animalae
Animales vertebrados e invertebrados. Organismos
multicelulares, eucariontes, nutrición por medio de
ingestión.
Reino Plantae
Musgos, helechos, coníferas y plantas con flor.
Organismos multicelulares, eucariontes, nutrición por
fotosíntesis.
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