PAZ EN ORIENTE MEDIO ¿Es realista imaginar que la

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PAZ EN ORIENTE MEDIO
¿Es realista imaginar que la definición de dos estados reconocidos internacionalmente, Israel y Palestina,
pueda traer paz a la región? Personalmente no lo creo, por una serie de razones que intentaré describir,
entre las cuales excluyo la mala voluntad de ambas partes.
La primera razón y la más evidente es que ya se está experimentando, aunque de un modo no manifiesto,
la realidad de dos Estados estrechamente vecinos que representan en sus modelos el mundo occidental
con sus democracias más o menos completas y avanzadas, y el mundo árabe musulmán en su forma más
moderada y más fundamentalista presentes hoy en el mundo. Los resultados están a la vista de todos,
porque es imposible que puedan convivir civil y pacíficamente en el mismo territorio, dos realidades
históricas alejadas una de otra en el tiempo. Porque no debemos vacilar al decir que la constitución de
estados laicos y democráticos, con todas sus contradicciones, es una conquista histórica de una humanidad
que busca el modo de llevar a cabo una convivencia entre las libertades individuales y una necesaria
organización social que al día de hoy no tiene alternativas más avanzadas, además reconocidas por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU en el lejano 1947, y que las teocracias son una
etapa de la evolución humana y social ya superadas definitivamente en el sentir general.
La segunda razón es que ese territorio es considerado por los dos pueblos patrimonio de su respectiva
civilización que se ha formado y desarrollado en la historia; por lo tanto lo reivindican legítimamente como
suyo en su totalidad, y se consideran recíprocamente invadidos por el extranjero usurpador.
La tercera razón es que tanto las estructuras de gobierno como las infraestructuras económicas y de
servicios del territorio hacen referencia y funcionan como las del Estado de Israel, ya que son fruto de la
cultura democrática de ese estado, y el pueblo Palestino no puede ni quiere renunciar, ni siquiera en
nombre de un reconocimiento internacional que en estos términos lo privaría de la dignidad de vivir, de
poder vivir, proyectar y dirigir de forma autónoma su propio desarrollo. Por estos motivos el proyecto de
alcanzar la paz con la definición de dos estados no es factible, y aún si lo fuese no llevaría al resultado
deseado.
La solución que podría intentarse con la perspectiva de obtener un resultado razonable, según mi opinión,
sería la construcción de un único estado, que podría llamarse de Oriente Medio, con una capital por definir,
tal vez Jerusalén, compuesto por dos autonomías que se reconozcan en una única constitución donde la
diferencia entre poder temporal y poder religioso sería una de sus piedras angulares. Así lo es para todas
las democracias que se han constituido en la historia y que han demostrado su eficacia en acompañar el
desarrollo de una humanidad cada vez más compleja y global, y que por este motivo no tolera más
desequilibrios evidentes en su proceso de evolución porque causan conflictos y guerras que finalmente son,
a la vista de todos, comportamientos ineficaces para el desarrollo de la civilización, y claramente antihistóricos ya que son útiles y funcionales sólo para los intereses privados de lobbies individuales.
Este nuevo Estado sería un ejemplo para todo el mundo, incluido el Occidente democrático, porque
aprobaría definitivamente la creación de un Estado Constitucional como el nuevo pacto para la construcción
de una civilización mundial capaz de ir más allá del antiguo concepto de Nación, y los consiguientes
nacionalismos, que han hecho derramar tanta sangre a la humanidad- una humanidad que no quiere
renunciar a su desarrollo ni a su historia y no sabe cómo conseguirlo.
Para Israel sería nuevamente la oportunidad de ser el pueblo que señala el camino de la humanización para
el tercer milenio, como lo fue cuando, constituyéndose Nación en el nombre de un Dios de vivientes, podía
vivir su dignidad de pueblo libre y próspero porque no tenía tierra que defender ni ejército que mantener.
Sólo tenía la responsabilidad de construir la historia de una humanidad que se reconocía en toda su
dignidad de creatura de un único Dios, por tanto libre y capaz de darse a sí misma y al mundo aquellos
Mandamientos que son la base de cualquier convivencia que pueda llamarse humana.
Y para los Palestinos sería la ocasión de adquirir, como co-creadores de este nuevo Estado, la dignidad de
ser primogénitos de una nueva civilización capaz de reconocer a todos los seres humanos en su unicidad,
dándoles los instrumentos necesarios y suficientes para que puedan ejercitar libremente su capacidad de
transformación, mejorando su propia realidad, creando una nueva historia.
Grazia Baroni
Traduzione: Diana Islas Norris
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