sobre la verdad en el periodismo1 - Universidad Nacional Mayor de

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CERVANTES, QUIJOTE, SANCHO Y EL MILAGRO DE LA PALABRA
SOBRE LA VERDAD EN EL PERIODISMO1
JULIO VÍCTOR ESTREMADOYRO ALEGRE
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
R
Introducción
uando un periodista informa sobre un desastre natural, con gran
pérdida de vidas, las autoridades y las fuentes de primera mano
dan cifras que son difundidas como verdades del suceso. Sin
embargo, y la experiencia lo confirma, al día siguiente la cifras
pueden haber cambiado y, por lo tanto, la verdad informativa es
otra. Y así, sucesivamente, cada día habrá novedades y nuevas cifras
verdaderas.
Aquí un ejemplo:
C
TSUNAMIS EN EL SUDESTE ASIÁTICO
Lunes 27 de diciembre 2004
Tsunamis causaron más de 1,500 muertos en el Sudeste Asiático.
Martes 28 diciembre 2004
La cifra de muertos en el sur de Asia superan los 25 mil muertos.
Sábado 1 de enero 2005
El número total de víctimas superó los 150 mil.
Miércoles 27 de Enero de 2005
El número de muertos o desaparecidos después del maremoto que el 26
de diciembre del 2004 arrasó el litoral del Océano Indico supera los 280
mil, luego de un nuevo recuento en Indonesia.
En el ejemplo se aprecia que día a día fue cambiando la verdad
periodística, ya que los alcances del desastre eran otros en cada
oportunidad, pero en realidad, profesionalmente hablando, lo que fue
cambiando fueron las noticias del desastre. En otras palabras, en este
contexto, noticia puede ser considerada como sinónimo de verdad
periodística, en la tarea de informar.
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Del ejemplo se puede afirmar que el periodista no busca la verdad
absoluta y definitiva. El periodista busca la noticia, que no es lo mismo.
El significado de la verdad periodística corresponde plenamente a lo
sostenido por Aristóteles. Según el filósofo griego, una proposición es
verdadera cuando lo que ella dice es como lo que dice. Así la proposición
«la sangre es roja» es verdadera porque, efectivamente, la sangre es roja.
En cambio, «Jauja es la capital de Junín», es falsa, porque Jauja no es la
capital de Junín, es decir no es como dicha proposición dice que es.
Cuando se trata de saber qué es la verdad, se encuentran grandes
dificultades. El concepto de «verdad» es el tema más importante de la
filosofía. Desde la época de los griegos hasta nuestros días los más
grandes filósofos han abordado el tema, sin llegar a un acuerdo
universal.
La verdad periodística
Para los efectos de esta investigación acudimos a la llamada verdad
objetiva que sostiene que el término verdad se usa primariamente en
dos sentidos: el primero, para referirse a una proposición y, el segundo,
para referirse a una realidad. En el primer caso se dice de una proposición
que es verdadera diferenciándose de la falsa. En el segundo caso se
dice de una realidad que es verdadera diferenciándose de la aparente,
ilusoria,irreal,inexistente,etc.
No siempre es fácil distinguir entre dos sentidos de verdad porque
una proposición verdadera se refiere a una realidad y de una realidad
se dice que es verdadera. Pero puede destacarse un aspecto de la verdad
sobre el otro. Es lo que ocurrió en la idea de verdad que predominó en
los comienzos de la filosofía. Los filósofos griegos comenzaron por
buscar la verdad frente a la falsedad, la ilusión, la apariencia, etc. La
verdad era en este caso idéntica a la realidad, y ésta última era
considerada como idéntica a la permanencia, a lo que es.
Los griegos no solamente se ocuparon de la verdad como realidad.
Igualmente se ocuparon de la verdad como propiedad de ciertos
enunciados, de los cuales se dice que son verdaderos. Aunque antes
de Aristóteles ya se había concebido la verdad como propiedad de
ciertos enunciados, la más celebrada fórmula al respecto es la que se
encuentra en Aristóteles: «Decir de lo que es que no es, o de lo que no
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es que es, es falso; decir de lo que es que es, y de lo que no es que no
es, es verdadero».
Aristóteles expresó por primera vez límpidamente lo que luego se
llamará «concepción lógica», y que sería más adecuado llamar
«concepción semántica» de la verdad. Por tanto, no hay verdad sin
enunciado. En rigor, no hay enunciado como tal, pues un enunciado lo
es siempre de algo. Para que un enunciado sea verdadero es menester
que haya algo de lo cual se afirme que es verdad: sin la cosa no hay
verdad, pero tampoco la hay sólo con la cosa. Esta relación del
enunciado con la cosa enunciada ha sido llamada luego correspondencia
o adecuación; la verdad es verdad del enunciado en cuanto corresponde
con algo que se adecua al enunciado.
Y esto es lo que ocurre en el periodismo, en que el enunciado es la
noticia y la realidad el hecho o la declaración a la que se refiere la
noticia. Esto es lo que consideramos como la verdad periodística. Desde
luego no es la verdad filosófica ya que el periodista no es un filósofo y
los sucesos informativos no son absolutos e inmutables.
Como se afirmó al comienzo, en periodismo la realidad de los hechos
puede ser distinta de un día para otro, lo que obliga a un nuevo
enunciado o noticia. En otras palabras, la verdad periodística no es
absoluta e inmutable, como podría ser esta verdad: «el oro es amarillo»,
en el que el enunciado corresponde a una realidad inmodificable, así
pasen los siglos.
Cuando un periodista informa sobre lo sostenido por un político en
el sentido de que no está comprometido en ningún acto de corrupción,
el reportero difunde una verdad periodística: «el político asegura que no
está comprometido en ninguna inmoralidad». Si semanas después se
descubre un video que revela que ese político estuvo involucrado en
la corrupción, la verdad periodística será muy distinta: «el político estuvo
comprometido en la corrupción. Fue un corrupto.»
Esto es muy fácil de entender en la práctica profesional del
periodismo. Lo que es verdad en un momento dado, no lo puede ser,
necesariamente, en otra circunstancia.El periodista informa sobre hechos
o declaraciones. Su obligación es que su información sea objetiva,
imparcial, honesta, responsable, pero, sobre todo, veraz. Es decir,
informar con el mayor celo posible en la exactitud de sus datos. En
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otras palabras, informar sobre lo que se considera que es la verdad y
sólo la verdad. Pero, como se ha indicado, la verdad en periodismo- es
decir, la correspondencia entre el enunciado por la noticia y la realidadno depende solo del profesional: depende de los hechos y las
declaraciones o testimonios que pueden, muchas veces, ser inexactos o
disfrazar la exacta realidad. El periodista no puede penetrar en la mente
de un declarante para concluir que miente, o que los hechos a los que
no puede tener acceso directo o presencial, no son como las autoridades
o supuestos testigos dicen que fueron.
Desde luego esto se presenta fundamentalmente en el periodismo
diario, noticioso. El periodismo de investigación está obligado a buscar
la verdad más allá de la apariencia de los hechos o las declaraciones,
porque es un periodismo que no trabaja con la urgencia del cierre de
los diarios o de las ediciones apremiantes de la radio y la televisión.
Al respecto es bueno referirse a lo sucedido entre un congresista y el
Canal 13 de Santiago de Chile. Ante la demanda civil interpuesta por el
senador Novoa contra dicho canal, por dar una información que afectaba
su honra y que resultó falsa, la televisora contestó a la demanda
afirmando que «no compete a los medios asegurar que lo que se transmite
sea verdadero». Lo que ha reabierto el antiguo y nunca acabado debate
acerca del grado de veracidad que corresponde exigir a los medios de
comunicación respecto de las informaciones que entregan. En este caso
particular, entran en colisión dos derechos fundamentales: la libertad de
informar y el derecho a la honra de las personas.
Todo esto nos lleva a concluir que la verdad periodística es, en
algunos casos, circunstancial, temporal, variable. Y al respecto el
periodismo responsable no debe estar atado a la información inicial
sobre un hecho. Debe dar otra versión, otra verdad, en cuanto tenga
elementos que varíen su primer informe.
En el anecdotario periodístico se puede recordar la actitud de un
diario británico que se preciaba de no dar nunca noticias falsas. Un día
informó que fulano de tal había muerto, lo que no era cierto porque el
personaje vivía. No se rectificó ni se refirió más al personaje, hasta que
un día publicó lo siguiente: « tal como lo informamos hace un tiempo,
fulano de tal ha fallecido».
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Dar siempre la verdad o esforzarse para lograrlo y rectificarse cuando
se descubre que la verdad dada no es tal, otorga a los periodistas y
medios una de las más ambicionadas metas: la credibilidad. Tener
credibilidad es poseer un capital inapreciable: la confianza del público.
Aspectos de la verdad periodística
En la dinámica de la comunicación periodística hay dos dimensiones
que hay que tener en cuenta para entender la verdad en periodismo: la
cobertura noticiosa y la información que el periodista da de esa
cobertura.
En la cobertura, el reportero podrá tener los datos del suceso de
manera directa, presencial, como en las conferencias de prensa,
exposiciones, inauguraciones y actos diversos. Pero habrá coberturas
en las que necesariamente requerirá acudir a diversas fuentes
informativas. Sean testimoniales (declaraciones, denuncias, etc.),escritas
o documentales, las fuentes ocasionarán que el periodista tenga una
información indirecta y hasta subjetiva de los hechos.
En el aspecto de la información se puede precisar la que origina el
periodista y la versión que difunde su medio. En el que origina el
periodista cabe la tergiversación, la parcialización, la inexactitud o
falsedad, debido a fuentes no confiables o no confirmadas. En la que
da el medio, se puede producir la manipulación en sus diferentes
manifestaciones.
Recuérdese el caso de la revista Quinto Poder que manipuló su
información sobre el supuesto romance del Ministro de Comercio, Alfredo
Ferrero y la ex Miss Perú Claudia Hernández. Desastre informativo basado
en fuentes anónimas no verificadas y comprobadas. Un periodismo
responsable de la verdad no se basa en expresiones: «en fuentes confiables
se dijo»... «trascendió que»... «voceros bien informados».
Es en el asunto de la credibilidad de las fuentes informativas donde
radica, de manera fundamental, la veracidad informativa, a tal extremo
que en los últimos meses, debido a comprobadas fallas periodísticas,
tanto en diarios como en la televisión, las grandes organizaciones
editoriales del mundo han planteado y establecido radicales medidas
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que, inclusive, han motivado el despido de numeroso profesionales,
algunos notables figuras de la televisión informativa norteamericana.
Se pueden mencionar los siguientes ejemplos:2
1) El caso de la CBS3
Hace menos de un año, la cadena televisiva estadounidense CBS
divulgó, en un documento de 224 páginas, los resultados de una
minuciosa investigación de cuatro meses, con el propósito de
determinar por qué se cometieron tantos errores éticos y profesionales
en la difusión de un informe televisivo en el prestigioso programa
noticioso «60 Minutos», dirigido por Dan Rather.
El segmento se trasmitió el 8 de septiembre del año pasado en
plena campaña electoral y allí se atribuía a los familiares de George W.
Bush el uso de influencias inapropiadas para que el actual presidente
eludiera los rigores del servicio militar, en plena guerra con Vietnam.
La acusación se sustentaba en documentos que más tarde resultaron
falsos. El episodio estremeció los cimientos del periodismo investigativo
estadounidense y puso en duda el rigor de un género periodístico –y
de un programa en particular– que tiene, antes de salir al aire, pautas
y reglas de conducta interna sumamente exigentes para verificar hasta
el cansancio todas y cada una de las imágenes y palabras que se
propalan y pronuncian. La credibilidad es el principal capital de toda
empresa periodística seria y cualquier amenaza contra ese principio
debe ser severamente sancionada, para evitar erosionar la confianza
depositada por la opinión pública en un medio de comunicación. En la
televisión no se pueden decir mentiras ni medias verdades.
La CBS encargó a Dick Thornburgh (ex fiscal general) y Louis Boccardi
(ex presidente de la Associated Press) llevar hasta sus últimas
consecuencias esa pasión por la verdad y la objetividad que distingue
al periodismo serio. Ambos escribieron una autopsia descarnada y
precisa, desprovista de emociones y conjeturas, donde se hilvanan con
rigor de cirujano los hechos y las circunstancias que precedieron a la
elaboración del segmento noticioso.
El informe comienza describiendo el momento exacto en que arriba
a la mesa de redacción la idea de elaborar una pieza sobre los recursos
utilizados por Bush para escapar de la guerra de Vietnam. Y a partir de
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allí, se rastrea el lento y gradual proceso de transformación de una
inexactitud en una mentira, así como el papel que desempeñaron los
periodistas y productores involucrados, hasta culminar finalmente
determinando a algunos de los directivos de la cadena con el propósito
de ocultar los errores cometidos y evitar que la verdad salga a flote.
El documento final debería ser el nuevo libro de consulta de
cualquier profesional de la comunicación contemporánea. Allí se
detallan, por ejemplo, los rigurosos procedimientos que acompañan a
cualquier investigación, antes de que se propale; las distintas pruebas
de verificación de los datos; la validez de las fuentes independientes;
los pasos que se siguen para evitar contaminar la información con
criterios subjetivos; la necesidad de separar la opinión de la
información; la obligación de contrastar versiones y evitar prejuicios
políticos o raciales o de cualquier otra índole a la hora de interpretar
los datos y, sobre todo, tratar de vivir lo más lejos posible de las nefastas
influencias del temido tótem del ráting: el sometimiento, en suma, a
los rigores implacables de la verdad. Como decía Sherlock Holmes:
«Déme solo los hechos, señora, los hechos».
La actitud de los directivos de CBS ha sido quirúrgica, si cabe el
término. Ha despedido a tres altos ejecutivos, lo mismo que a los
productores del informe. También ha aceptado la renuncia de Dan
Rather, sin lugar a dudas, el periodista más serio de la cadena.
Y lo que ha sido realmente un paso adelante en esa maniática
obsesión por conquistar la verdad para ofrecerla tal vez como nuevo
anillo de compromiso nupcial a la opinión pública: se ha creado una
nueva división ejecutiva, nombrando a un alto responsable de la cadena
para que se encargue exclusivamente de verificar que todos y cada uno de
los pasos previstos en una investigación se cumplan religiosamente. Antes
de difundir un informe cualquiera, el periodista tiene que demostrarle a
su cadena que dice la verdad. Es la primera prueba de fuego.
Hay que conseguir que el televidente encienda su pantalla y
sintonice un programa noticioso, sabiendo a ciencia cierta que todo lo
que allí se dice es verdad, confiando en que no se le va a engañar. El
día que conquistemos ese estatus -parecen decirnos los autores de
esta investigación- tal vez podamos mirarnos de frente, cara a cara,
sabiendo finalmente quiénes somos. Y no ser lo que otros imaginan.
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2) El caso The New York Times4
The New York Times, uno de los mejores periódicos del mundo, dictó
hace unas semanas un decálogo con la finalidad de recuperar su
recientemente dañada credibilidad. Esos «Diez Mandamientos» van
dirigidos a los periodistas de la redacción y pretenden evitar fraudes y
los plagios como los llevados a cabo por su ex redactor Jayson Blair,
escándalo que provocó la dimisión del director y del director adjunto
del rotativo.
Un comité interno formado por once redactores jefes, seis
reporteros, un corrector y un fotógrafo han sido los encargados de
elaborar un informe con la intención de aumentar la confianza de los
lectores en el diario. «Son muchas las cosas que podemos intentar
para mejorar la calidad del periodismo que hacemos», declaró su actual
director, Bill Keller, tras el escándalo protagonizado por el ex reportero.
Entre las diversas medidas que se recomiendan en este decálogo,
que responde a la iniciativa lanzada el pasado otoño por su actual
director, Bill Keller, está la de limitar al máximo la atribución de
informaciones o declaraciones a fuentes no identificadas, el diferenciar
claramente entre información y opinión y reducir el número de errores
(en 2004 fueron detectados 3200).
El comité también les aconseja acercarse lo más posible a los lectores
mediante la página digital. No sólo para ofrecerles los documentos
íntegros usados en sus artículos y reportajes, sino que se recomienda
al director y a los subdirectores que se alternen para escribir una
columna quincenal en la que aborden asuntos sobre el periódico.
Se recomienda a la redacción una mayor agresividad con las fuentes
para que se reconozca la atribución de las citas; y a los editores, que
presionen en este aspecto a los redactores. Finalmente se aconseja
que el diario mejore su interacción con la radio y la televisión y reclute,
entrene y pague a redactores voluntarios para que estos desarrollen
sus contactos con grupos sociales, iglesias, campus universitarios y lo
que se considere oportuno.
A la pregunta de si la implantación de las recomendaciones logrará
acabar con la actual desconfianza del público sobre los medios de
comunicación, el director del «Times» responde: «Por supuesto que no».
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El actual director considera que hay demasiados factores que escapan
al control del más prestigioso diario de Estados Unidos. Aquí los «Diez
Mandamientos»:
1. Que el editor ejecutivo y los dos editores jefe compartan la
responsabilidad de escribir regularmente una columna que trate de
los asuntos que afecten al periódico.
2. Hacer a los reporteros y editores más accesibles a través del correo
electrónico.
3. Usar la página web para que los lectores puedan acceder a los
documentos íntegros usados para las historias así como las
transcripciones de las entrevistas.
4. Considerar la opción de crear un blog que promueva la interacción
con los lectores.
5. Reducir el uso de fuentes anónimas.
6. Que los reporteros confirmen la veracidad de sus artículos con sus
fuentes antes de su publicación y que soliciten declaraciones suyas
después de que la información haya salido a la luz.
7. Establecer un sistema de rastreo de errores. En el último año fueron
detectados hasta 3200.
8. Desarrollar un software para detectar casos de plagio.
9. Incrementar la cobertura de las áreas rurales de América y ofrecer
más noticias sobre religión.
10. Establecer un sistema para evaluar los ataques contra el trabajo de
The New York y determinar si deben se respondidos y cómo hacerlo.
3) El caso de la BBC5
La BBC quiere obligar a sus periodistas a revelar la identidad de
una fuente en los casos de informaciones delicadas que se basen en
una sola fuente. Para ello creará una escuela de periodismo con el
objetivo de cerciorarse de que toda la plantilla de periodistas tiene la
formación adecuada. Ésas son las dos propuestas más llamativas
presentadas por Ron Neil, un antiguo director de informativos de la
corporación, para corregir los problemas puestos de manifiesto por el
llamado caso Kelly.
El suicidio de David Kelly, un científico experto en Irak y en armas
de destrucción masiva, convirtió en crisis política la batalla de
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acusaciones mutuas que enfrentó la primavera y el verano pasado a la
BBC y al Gobierno laborista. La escaramuza, provocada por unas
informaciones del periodista Andrew Gilligan en las que acusaba al
Gobierno de haber exagerado de manera deliberada los peligros que
suponía Sadam Husein, terminó con un humillante dictamen del juez
lord Hutton a favor del Gobierno y en contra de la BBC. Tras la dimisión
del presidente y del director general del ente, la corporación se sumió
en un proceso de autocrítica del que han salido estas recomendaciones,
respaldadas por el nuevo director general, Mark Thompson.
La corporación invertirá varios millones de dólares en mejorar tanto
la formación de sus actuales periodistas como de los del futuro. El
tomar notas de manera «precisa y fiable» será uno de los objetivos
prioritarios y los ascensos en la redacción tendrán en cuenta no sólo la
experiencia sino la formación de los periodistas.
El sindicato de periodistas dio la bienvenida al anuncio de creación
de la escuela, pero alertó sobre los peligros que encierra la propuesta
de forzar a los periodistas a revelar la identidad de sus fuentes. Paul
McLaughlin, representante del sindicato que negocia con la BBC la
puesta en marcha de las recomendaciones del informe Neil, recordó
ayer que los jueces británicos no tienen derecho a exigir a un periodista
que revele la identidad de sus fuentes.
«Tenemos que dejar absolutamente claro a la gente que informa a
la BBC que sus nombres no serán revelados a la dirección sin su
consentimiento previo», declaró. El jefe de informativos aclaró que ese
extremo no será utilizado de manera automática y que, en cualquier
caso, los superiores podrán negarse a difundir la noticia en cuestión o
renunciar a esa exigencia si lo consideran adecuado.
Características de la verdad periodística
Si quisiéramos clasificar a la verdad periodística, según la realidad
de los sucesos, podríamos hacerlo según este cuadro:
Progresiva: Es el caso con el que iniciamos este estudio. Típica de las
coberturas de tragedias y catástrofes de gran magnitud, en las que las
cifras de las víctimas y alcances de los daños aumentan a medida que
pasan los días.
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Modificable: En sucesos conflictivos, como el anuncio de la liberación
de un peligroso delincuente que dará lugar a una reacción enérgica
que puede anular esa liberación. Igualmente en investigaciones en
curso, en las que testigos y testimonios pueden cambiar.
Definitiva: Se aplica a hechos concretos y únicos que ocurren en el día,
sin ninguna posibilidad de cambio.
Manipulada: Cuando se dan versiones parcializadas de un solo lado o
posición. Se da preferencia a declaraciones de un punto de vista o de
un partido político, por ejemplo. También cuando se omiten o
minimizan determinadas informaciones,
Inventada: Cuando se afirma algo que sólo está en la mente del
periodista. Tal los casos en que se informa de declaraciones o hechos
que nunca se han producido, pero que podrían tener algún grado de
verisimilitud. Ocurre mucho en la política, policiales, espectáculos y
deportes.
Controversial: Cuando se debe dar las versiones de partes en conflicto.
Cada una tiene su verdad. Para una información imparcial hay que dar
oportunidad a que todas se manifiesten.
Seguible: Ocurre cuando se hacen denuncias o revelaciones que van a
requerir confirmaciones, ampliaciones y nuevos ángulos noticiosos.
Provocada: Cuando se fuerzan hechos para obligar a una cobertura
noticiosa. Esta situación se produce, por ejemplo, en las demostraciones
huelguísticas, con interrupción de carreteras y otras medidas. Es
conocido que manifestantes desganados, de repente cobran un vigor
inusitado y espectacular en cuanto ven cámaras de televisión. Alejadas
éstas, vuelven a su modorra. Pero el caso más concluyente fue el que
protagonizaron Abimael Guzmán y su grupo senderista en la frustrada
audiencia de su juzgamiento en la Base Naval del Callao. Aprovecharon
la presencia periodística, en especial de la televisión, para protagonizar
uno de los espectáculos más bochornosos de los últimos tiempos, con
lo cual lograron sus propósitos: que el periodismo al cumplir con su
obligación de informar la verdad periodística de lo sucedido, difundiera
proclamas y expresiones pro terroristas.
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Notas
1
2
3
4
5
Capítulo de la investigación del autor sobre El saber científico del periodismo.
Los ejemplos incluidos a continuación han sido, en algunos casos, reescritos a partir de las
fuentes citadas para cada caso.
PEREIRA, Rodolfo: «La CBS y una enseñanza para el periodismo». El Comercio. 18/01/2005
SÁNCHEZ BUJANDA, Javier: «Los Diez Mandamientos de The New York Times».
www.periodistadigital.com 11/05/2005
«La BBC exige a sus periodistas revelar las fuentes en casos delicados».
www.periodistadigital.com 25/06/2004.
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