CAMBIO CLIMÁTICO Señoras y señores, Los impactos del cambio climático tienen consecuencias más graves sobre quienes tienen menos capacidad de responder, y con frecuencia sobre las personas que menos han contribuido a sus causas. Aunque América Latina y Caribe representa sólo el 12 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, ya está experimentando las consecuencias adversas del cambio climático, desde patrones climáticos y eventos climáticos extremos hasta la subida del nivel del mar que afectan a los grupos más vulnerables. La acción retardada en el cambio climático significa una mayor tasa de cambio climático en el corto plazo y probablemente más impactos climáticos a menor plazo, así como la continuación del uso de la infraestructura intensiva en carbono y de alto consumo energético, de acuerdo con el informe de emisiones publicado por el PNUMA y más de 44 institutos de investigación de 17 países antes de la COP de Varsovia, el año pasado. La investigación del PNUMA muestra que incluso si las naciones cumplen con sus promesas climáticas actuales, es probable que las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020 alcancen hasta 12 gigatoneladas de CO2 equivalente (Gt de CO2e) por encima del nivel que proporcionaría una oportunidad de permanecer en el camino de menor costo. En América Latina y el Caribe, los impactos del cambio climático son evidentes en la pérdida de los corales, la afectación a las pesquerías y el turismo en la cuenca del Caribe, el aumento del nivel del mar afectando los acuíferos costeros y los ecosistemas, y la intensificación de huracanes que amenazan las poblaciones e infraestructuras costeras. De acuerdo con la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), de no combatirse, el impacto económico del cambio climático en la región para el año 2050 es probable que tenga efectos devastadores: El impacto combinado de la subida del nivel del mar, pérdida de la pesca y el turismo se calcula alcanzaría entre el 5 y el 30 por ciento del PIB en el Caribe; El suministro de agua a las ciudades se verá afectada (Quito podría ver incrementados los costos de suministro de agua en 30 por ciento; La Paz, Lima y Bogotá también se verían afectados por decrecientes suministros debido al cambio climático); Los costos en salud se verán afectados por el aumento de la exposición a enfermedades tropicales; El costo del impacto de huracanes ha aumentado en dos órdenes de magnitud en la cuenca del Caribe en los últimos 20 años y se espera la intensidad de los huracanes continúe incrementándose. La pérdida de la biodiversidad y la integridad de los ecosistemas: ¡no tiene precio! 1 La piedra angular de la meta mundial 2020 todavía puede alcanzarse mediante el fortalecimiento de los compromisos actuales y de nuevas medidas, entre ellas la ampliación de las iniciativas de cooperación internacional en áreas como la eficiencia energética, la reforma de los subsidios de los combustibles fósiles, la energía renovable, la silvicultura y los esquemas REDD+. Para América Latina y el Caribe, la adaptación es la prioridad “número uno”. Según cifras del Banco Mundial, el costo de la adaptación en América Latina y el Caribe es la segunda más alta a nivel global, con un estimado de 21,5 miles de millones de dólares al año, precedido sólo por Asia y Oceanía con un monto de 25 mil millones al año. Los dos sectores que requieren asumir la mayor parte de los costos de adaptación son la infraestructura y las zonas costeras, que requieren inversiones globales de entre 29,5 a 30,1 mil millones al año. Y si bien el crecimiento económico verde puede ser la forma más poderosa de adaptación, los gobiernos tendrán que tener en cuenta la integración en sus planes nacionales de desarrollo de los costos de adaptación y metodologías para una transformación hacia una economía verde inclusiva. Para hacer frente a los complejos desafíos del cambio climático que afronta el mundo hoy en día, hay una necesidad de medidas urgentes, concertadas y eficaces. Esto requiere no sólo un compromiso político renovado, y las decisiones correctas por parte de la comunidad internacional, sino también el apoyo de una red de actores, de condiciones adecuadas y de arreglos institucionales que faciliten la toma de decisiones y la traducción de los compromisos en acciones. América Latina y el Caribe sigue desempeñando un papel cada vez más significativo en las negociaciones sobre el clima; un papel que necesita ser reforzado y fortalecido aún más en los próximos meses hacia la COP en Perú y a lo largo de 2015 en el camino a París, para asegurar que se alcance un acuerdo amplio y definitivo. AGENDA DE DESARROLLO POST- 2015 En Río +20, la comunidad internacional acordó trabajar en un nuevo conjunto de objetivos universales de desarrollo sostenible (ODS) para atender la sostenibilidad ambiental, social y económica de una manera más coherente, enfocada y medible. Las necesidades del mundo, comprendidas en la Agenda Post-2015, requieren de un cambio en el pensamiento para pasar de trabajar en silos a un enfoque más integrado. Focalizar las reformas de inversión y políticas en retos y oportunidades interconectados entre sí puede tener impactos positivos significativos sobre aspiraciones de desarrollo más amplias. Necesitamos comunicar al mundo la necesidad de integrar el medio ambiente en todos los aspectos del desarrollo sostenible, a través de sus voces como Ministros de Medio Ambiente y a través de la acción de colaboración promovida por este foro. 2 Moviendo a los 1,2 mil millones más pobres del mundo a una vida de dignidad para todos requerirá financiación, innovación, transferencia de tecnología y creación de capacidades, junto con una gestión eficaz y asociaciones mutuamente beneficiosas a nivel local, nacional, regional y mundial. Esto dependerá del acceso equitativo a los bienes y servicios básicos. También dependerá de nuestra capacidad para aumentar la resiliencia social y natural para resistir un entorno cambiante y del fortalecimiento de la base de recursos naturales en que se fundamenta el desarrollo. El bienestar de la humanidad y el funcionamiento de la economía y la sociedad dependen en última instancia de la gestión responsable de los recursos naturales finitos del planeta. Vivir dentro del espacio seguro de la Tierra salvaguarda a la humanidad de cruzar los umbrales ecológicos o sociales que podrían socavar o incluso revertir los logros de desarrollo. Mejorar el capital natural, el capital social y el entorno construido implica crear un espacio para reducir las responsabilidades futuras y proveer para cubrir las necesidades de hoy y de las generaciones futuras a través de un desarrollo sostenido de largo plazo. Para alcanzar el desarrollo sostenible, sin cruzar los umbrales ecológicos, los países deberán transitar hacia una economía baja en carbono, adoptar patrones de consumo y producción sostenibles, ser más eficientes en el uso de los recursos y disociar el crecimiento económico de la sobreexplotación excesiva de los recursos naturales. ECONOMÍA VERDE En una economía verde inclusiva, el crecimiento de los ingresos y el empleo son impulsados por la inversión pública y privada que reduce las emisiones de carbono y la contaminación, aumenta la energía y la eficiencia en el uso de los recursos y evita la pérdida de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Estas inversiones deben ser catalizadas y apoyadas por gasto público dirigido, reformas de políticas específicas y cambios en la regulación. Si bien gran parte del capital privado en el mundo desarrollado está comprometido con la inversión intensiva en carbono, la inversión de países en desarrollo en un futuro bajo en carbono va en aumento. Las inversiones en energía limpia alcanzaron 244 mil millones dólares en 2012, mientras que los gastos en los países en desarrollo ascendieron a 112 millones, de acuerdo a las estimaciones de REN 21 (Red de Política de Energías Renovables para el Siglo 21). Estimaciones del Foro Económico Mundial indican que una inversión en infraestructura de cerca de 6 billones de dólares es necesaria en los próximos 16 años para lograr una economía baja en carbono. De esta cantidad, casi un billón de dólares está por encima de la trayectoria del patrón común de negocios o “business as usual”. 3 Esta evidencia muestra que cuando las inversiones se dirigen hacia el enverdecimiento de sectores económicos clave, pueden producirse múltiples beneficios para la sociedad, para la economía y para el medio ambiente. El PNUMA ha lanzado recientemente una revisión sobre las opciones de política para guiar el sistema financiero global a fin de invertir en la transición hacia una economía verde. La investigación expondrá una serie de opciones para fomentar un sistema financiero sostenible. Involucrará, informará y orientará a los responsables políticos, los actores del mercado financiero y otros actores interesados en la salud del sistema financiero y su potencial para dar forma a la economía del futuro. Las políticas fiscales son de particular importancia en la transición hacia una economía verde y los gobiernos tienen una gran variedad de instrumentos fiscales a su disposición: gravar el uso o las emisiones de combustibles fósiles en los diferentes sectores, la reforma de los subsidios energéticos que promueven la actividad económica derrochadora y dañina para el medio ambiente y el apoyo a las tecnologías limpias y producción sostenible con la ayuda de los incentivos fiscales. Frente a un mundo fiscalmente restringido, las reformas de política fiscal pueden parecer un desafío de enormes proporciones para una transición hacia una economía verde. Sin embargo, se ha observado en el pasado que las crisis externas - ya sean fiscales, económicas o ambientales - pueden acelerar las reformas políticas. El fortalecimiento de redes de seguridad social en la aplicación de las reformas de política fiscal no sólo aumenta la aceptación social y política de las reformas fiscales, sino también podría contribuir a una transición justa y equitativa hacia una economía verde. A nivel mundial, el costo de la subvención de la energía es alto y representa una parte importante del PIB anualmente. Los subsidios de petróleo solamente, por ejemplo, han ascendido a 200 miles de millones de dólares en 2011. Se estima que la eliminación de 500 mil millones de dólares de los subsidios a los combustibles fósiles podría impulsar la economía mundial en torno al 0,3 por ciento. La eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles en las economías en desarrollo y las economías emergentes podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 6 por ciento para 2050. Al considerar que de los 409 mil millones de dólares gastados en subsidios al consumo de combustibles fósiles en 2010, sólo 35 mil millones, o el 8 por ciento, alcanzó al quintil de ingresos más pobre (la parte inferior del 20 por ciento), el desempeño de los subsidios energéticos parece malo como un medio de apoyo a los ingresos de los grupos sociales pobres. Por otra parte, los impuestos ambientales pueden ser una herramienta eficaz para la política ambiental. Los impuestos al carbono podrían dirigir las inversiones hacia tecnologías más limpias y fomentar la eficiencia energética. Muchos países en desarrollo están en condiciones de beneficiarse de la incorporación de las consideraciones de sostenibilidad en sus estrategias de crecimiento impulsado por el comercio, incluso a través de la exportación de productos certificados de las pesquerías, los bosques o los sectores de la agricultura, el aumento de las inversiones en cadenas de producción y abastecimiento sostenibles, o la expansión del ecoturismo. 4 Por ejemplo, el sector de biocomercio en el Perú ha crecido en un 20 por ciento en los últimos cinco años - generando importantes ingresos y promoviendo el desarrollo sostenible, y al mismo tiempo apoyando el desarrollo de los pobres. La transición de la Economía Verde abre nuevas oportunidades para el comercio regional y global. Por ejemplo, el mercado mundial de las tecnologías de baja emisión de carbono y energéticamente eficientes se prevé que casi se triplique para alcanzar los 2,2 billones de dólares en 2020. Durante las tres últimas décadas, muchos países de la región han incluido disposiciones sobre economía verde en la legislación nacional o en las nuevas constituciones. Un nuevo estudio de Economía Verde para México será dado a conocer por el PNUMA y el Gobierno de México más adelante en el año. El informe pretende ofrecer una perspectiva económica, en términos de ventajas, obstáculos y oportunidades de una economía verde. Los sectores económicos priorizados en el informe son: la agroindustria, la pesca, el agua, la silvicultura, la energía, la industria manufacturera, el turismo y el transporte. En conjunto, representan alrededor del 37 por ciento del PIB nacional y el 42 por ciento del empleo en México. El PNUMA está trabajando con sus socios para proporcionar, con base en la demanda, asesoramiento sobre políticas, la asistencia técnica y creación de capacidad a los países que desean lograr una transición hacia el desarrollo sostenible a través de una economía verde. La Asociación para la acción en una Economía Verde (PAGE), que celebró su primera conferencia mundial en Dubái, la semana pasada, tiene como objetivo enverdecer 30 economías en desarrollo para 2020. Señoras y señores, Para muchos Pequeños Estados Insulares en Desarrollo su futuro depende de una base de recursos muy limitada que se ve amenazada constantemente por los impactos de alto riesgo del cambio climático y los desastres naturales. En nuestra vida, puede haber pequeñas naciones insulares en desarrollo que dejarán de existir como consecuencia del incremento del nivel del mar. Del crecimiento económico al cambio climático y la seguridad alimentaria, los problemas que enfrentan los PEID son multidimensionales y requieren una acción inmediata e integrada para hacer frente a ellos mientras el mundo celebra el Año Internacional de los PEID, este año. Un enfoque de Economía Verde inclusivo ofrece oportunidades para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo para administrar mejor el capital natural, proteger el medio ambiente, crear empleos verdes y lograr un desarrollo sostenible. Por ello, es vital que las condiciones facilitadoras correctas se implementen para generar y estimular las inversiones tanto del sector público y privado, incorporando criterios ambientales y sociales más amplios. UNEA 5 Excelencias, colegas, señoras y señores, La primera Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) tendrá lugar en Nairobi en junio como la plataforma global de más alto nivel para la formulación de políticas y proveerá directamente a la Asamblea General de Naciones Unidas, centrado en los objetivos de desarrollo sostenible y de la Agenda de Desarrollo Post-2015, incluyendo la producción y el consumo sostenibles. Me gustaría invitar a los países de América Latina y el Caribe a comprometerse con la UNEA y a utilizar la plataforma para acciones futuras en temas prioritarios. Con la sociedad civil, los responsables políticos, el gobierno y el sector empresarial bajo un mismo techo, no hay mejor foro para intercambiar ideas y avanzar la agenda ambiental más allá, especialmente en el contexto del desarrollo sostenible y el alivio a la pobreza. 6