Información extraída íntegramente de: Montaner, Alberto (ed.) y Rico

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Montaner, Alberto (ed.) y Rico, Francisco (estudio
preliminar) Cantar de Mio Cid, Biblioteca clásica, Crítica, Barcelona, 1998.
Información extraída íntegramente de:
VV
1-14
Resumen – Cantar primero
El texto conservado comienza con un pasaje cuya cuidada
composición e innegable eficacia han hecho pensar a algunos
autores que se trataba del autentico inicio del Cantar y que la
hoja perdida estaba en blanco (aunque esto es muy improbable).
El Çid se aleja de Vivar camino de Burgos y, antes de
decidirse por completo a partir, contempla entristecido la casa
que abandona en total desolación, enumerando los objetos de los
que queda vacía, lo que acentúa el dolor de la partida y atrae
sobre el héroe la simpatía del público. Después, pasando de la
contemplación a la acción, el Campeador y los suyos se
apresuran en dirección Burgos, y en el trayecto observan los
augurios contrapuestos de las cornejas. Es el momento sin
retorno en su marcha hacia el destierro.
15-64
El mal augurio de los versos anteriores se cumple en Burgos,
cuyos habitantes, pese al afecto que sienten por el Çid, no son
capaces de contravenir el mandato real que les prohíbe hospedar
o vender alimentos al desterrado. Se narra primeramente la
llegada del Çid a Burgos, con la llorosa acogida y buenos deseos
de sus ciudadanos (15-20). En contraste con este recibimiento, se
refieren a continuación la prohibición del rey Alfonso, que había
llegado la noche anterior (21-30), y la tensa escena en la que el
Çid y sus tropas están a punto de entrar por la fuerza en su
posada (31-39). La violencia sólo es interrumpida por la
aparición de la niña de nueve años, que informa al Çid de la
disposición real (40-49). Conocida ésta, el Campeador decide
acampar a la orilla del río pasando la noche fuera de la ciudad,
como un marginado (50-64)
65-233
El Çid, acampado a orillas del río, recibe la ayuda de un
vasallo suyo burgalés, Martín Antolinez, quien le provee de
alimentos (65-77). Sin embargo, esto no basta para cubrir las
necesidades del Campeador, que ha de dejar dinero a su familia
y pagar a sus hombres. Por ello, el Çid se ve obligado a recurrir
a un ardid: llenar unas pesadas arcas de arena y empeñárselas a
dos prestamistas burgaleses, Rachel y Vidas, haciéndoles creer
que están llenas de riquezas y que le resulta peligroso llevarlas
consigo (78-95). Martín Antolinez pondrá en práctica el engaño
con gran habilidad, consiguiendo seiscientos marcos para el Çid
y treinta para sí mismo, en concepto de comisión (96-200).
Después, Martín Antolinez regresa a Burgos, para dejar
arreglados sus asuntos (201-212), y el Campeador, tras
encomendarse a la protección de la Virgen, parte hacia San
Pedro de Cárdena, donde se reunirá con su familia.
235-411
El Çid y sus hombres llegan a Cárdena, donde son muy bien
recibidos por el abad, a quien el Campeador da instrucciones
sobre el cuidado de su familia, que quedará acogida al
monasterio durante el destierro (235-284). Después se reúnen el
Çid, su esposa y sus hijas, en una escena marcada por el dolor
de la separación y la incertidumbre de futuro (262-284). Sin
embargo, no todo es motivo de tristeza, pues el Çid recibe la
adhesión de nuevos caballeros, que vienen conducidos por
Martín Antolinez (285-305). Como el plazo vence muy pronto, se
prepara la partida, ante la cual doña Ximena ruega a Dios por su
marido (306-367). La despedida es descrita en términos de un
enorme dolor, que provoca el único y momentáneo
desfallecimiento del Çid en el Cantar. (368-390). En la marcha
hacia el destierro se le unen al Campeador nuevos hombres
(391-403). Cuando llegan a la frontera, en su última noche en
Castilla, el Çid recibe la respuesta a sus oraciones y a las de su
esposa en forma de una visión, en la que el arcángel Gabriel le
profetiza un futuro mejor (404-411)
412-546
El Çid y sus hombres cruzan la frontera de Castilla con los
territorios musulmanes (412-434) y comienzan lo que será su
actividad durante la primera parte de su destierro: la obtención
de botín de guerra y el cobro de tributos (parias) a los
musulmanes. La primera campaña del Campeador tiene lugar
en el valle de Henares, mediante una doble acción: la toma de
Castejón por parte del Çid (435-475) y la expedición de saqueo
(algara) Henares abajo, capitaneada por Álvar Fánez (476-483).
Ambos ataques ocurren de modo simultáneo, pero se narran
sucesivamente. Al regresar las tropas expedicionarias, se reúne
todo el botín y se distribuye según las leyes de la época (484515). Por último, temiendo que el rey Alfonso acuda en ayuda
de este territorio, que está bajo su protectorado, el Çid abandona
Castejón en dirección noroeste (516-546)
547-624
Continuando con su actividad guerrera, el Çid realiza la
campaña del Jalón. Tras descender por el valle de este río,
saqueándolo (547-552), se establece en un fuerte campamento
para dominar la zona (553-563). Después de obtener el pago de
tributos por parte de las principales localidades del valle (564572), el Çid, valiéndose de una huida fingida, ocupa el castillo
de Alcocer, que es presentado en el Cantar como un enclave
especial para dominar la comarca (573-612). Además, esta
conquista le proporciona un rico botín (613-624).
625-861
La conquista de Alcocer, clave estratégica de la zona, según el
Cantar, provoca el temor en las localidades musulmanas
circundantes, que piden ayuda al rey Tamín de Valencia (625635). Éste, viendo una seria amenaza en el Çid, envía a dos de
sus generales, Fáriz y Galve, al frente de tres mil hombres, a
recuperar la plaza (636-651). El ejército musulmán,
incrementado por tropas de la frontera, pone cerco al Çid y a sus
hombres en Alcocer (652-664). El asedio se prolonga durante tres
semanas, al cabo de las cuales el Çid, con el consejo de Álvar
Fánez (que suele actuar de estratega del Campeador), decide
atacar por sorpresa al amanecer a los sitiadores (665-680). Se
produce así la primera lid campal del Cantar, que comienza con
la carga en solitario de Pero Vermúez, que atrae tras sí a la
mesnada del Campeador (679-725). La batalla, pese a algunas
dificultades ocasionales, como las sufridas por Álvar Fánez (744758), es vencida por los hombres del Çid, que obtienen un gran
botín, aunque no consiguen dar muerte a Fáriz ni a Galve (725809). Gracias a las riquezas conseguidas, el Campeador puede
encargar a Minaya que vuelva a Castilla a pagar su voto en
Santa María de Burgos, a entregar dinero a su familia y a hacer
su primer regalo al rey Alfonso (810-835). Tras la partida de
Álvar Fánez, el Çid, por razones estratégicas, decide abandonar
Alcocer, que es vendido a los moros (836-845). Repartidas las
ganancias, y entre las bendiciones de los alcocereños, el
Campeador y sus hombres parten jalón abajo (846-861)
862-953
La tercera campaña del Çid se desarrolla en el Bajo Aragón.
En primer lugar, desde El Poyo, se somete la cabecer del valle
del Joloca y su entorno, los valles de los ríos martín y
Aguasvivas (862-869 y 899-907). Posteriormente se desplaza
hacia el este, acampando en Tévar, desde donde ataca Alcañiz
(908-950), aunque vuelve por un momento hacia el oeste, en la
incursión a Huesa y Montalbán, realizada desde el campamento
de Alucant, de donde regresa a Tévar (950-953). Como en las dos
campañas anteriores (la de Henares y la del Jalón), el fin
primordial de estas acciones es la obtención de parias y botín, no
la conquista de un lugar de asentamiento. La narración de estas
acciones se alterna con el relato de la embajada de Álvar Fánez a
Castilla (870-898), cuyo objeto primordial es la entrega al rey del
regalo del Çid. Aunque esta misión no cumple aún su fin último
(la obtención del perdón real), sirve para dar a conocer a don
Alfonso las hazañas del Campeador y predisponerlo a su favor.
954-1086
La actuación del Çid, que anteriormente le había hecho
oponerse al rey musulmán de Valencia, representado por Fáriz y
Galve, le lleva ahora a enfrentarse al conde don Remont de
Barcelona, un príncipe cristiano, si bien éste actúa en defensa de
un reino musulmán y cuenta con moros entre sus tropas (954968). Esto provocará la segunda lid campal del Cantar, en el
pinar de Tévar (969-1009). Sin embargo, en esta ocasión el poeta
no presta tanta atención al aspecto heroico del combate como a
su resultado, la prisión del conde (hábilmente contrapuesto al
Campeador) y el rico botín obtenido (1010-1086). Todo el
episodio está constuido con una evidente ironía, en la que se
revela un claro deseo de criticar (y aun de ridiculizar) a la alta
nobleza cortesana, que, pese a su elevada posición y a su
refinamiento, es incapaz de vencer al Campeador y a sus
hombres, inferiores socialmente pero mejores caballeros (*).
1085-1169
Resumen – Cantar segundo
El Çid abandona definitivamente las tierras del interior para
iniciar la campaña de Levante (1085-1091), que le conducirá a su
mayor hazaña, la conquista de Valencia. Pero antes de
acometerla, el Campeador, como buen estratega, la deja aislada,
ocupando las principales poblaciones de su entorno (1092-1097).
Cuando el Çid ha tomado Murviedro (plaza de gran
importancia estratégica), los moros valencianos intentan detener
el avance del Çid, asediándolo allí. Sin embargo, las tropas del
Campeador, mediante un plan propuesto por Álvar Fánez, los
derrotan por completo (1098-1156). Impulsado por esta victoria,
el Çid incrementa sus actividades, y en el plazo de tres años
controla totalmente el territorio levantino y deja aislada a
Valencia (1157-1169).
1170-1220
Tras sojuzgar toda la zona y estrechar el cerco en torno a
Valencia, la situación en su interior se hace insostenible (11701179). Los valencianos piden ayuda al rey de Marruecos, pero
éste no puede proporcionársela (1180-1183). Sabido esto, el Çid
se dispone a tomar la cuidad, para lo cual envía pregones por los
reinos cristianos, a fin de reclutar tropas suficientes para ello
(1184-1199). Cuando las ha reunido, el Çid asedia Valencia por
completo y, pasados nueve meses sin ser ayudados, los
valencianos entregan la ciudad (1200-1210). El Campeador y sus
tropas se instalan en ella, consiguiendo un enorme botín (12111220). Tras esta importante conquista, el Çid ya no deberá
continuar sus campañas de pillaje, sino que podrá establecerse
de modo definitivo.
1221-1235
Tras la conquista de Valencia, la posesión de la plaza
está asegurada, pues el rey de Sevilla, informado
conquista, intenta recuperarla (1221-1224). El resultado
nueva e impresionante derrota musulmana, aunque
aún no
de la
es una
el rey
sevillano logra escapar del propio Campeador (1225-1230). Esto
todavía proporciona más riquezas a los cristianos (1225-1234) y
más fama a su caudillo (1235). Con esta batalla se concluye de
momento la campaña levantina, cuyo botín permitirá al Çid
enviar una nueva embajada al rey Alfonso.
1236-1307
Frente a sus campañas anteriores, en las que el Çid no
buscaba establecerse en ninguna de sus conquistas o
campamentos, la toma de Valencia les proporciona a él y a sus
hombres un nuevo lugar de asentamiento, una morada
permanente, a la que el Campeador intentará traer a su familia.
Por ello, lo primero que hace el caudillo castellano es organizar
la vida en el interior de la ciudad conquistada, para que aquella
se normalice con rapidez. En consecuencia, les reparte a sus
hombres casas y tierras donde establecerse (1236-1248). Para
evitar deserciones, hace un censo de los repobladores cristianos
y establece medidas contra los que intenten irse sin su permiso
(1249-1269). Además, prepara un nuevo regalo para el rey
Alfonso, que llevará Álvar Fánez con la petición de que deje a la
familia del Çid reunirse con éste (1270-1286). Por último, el
Campeador instaura la sede episcopal valenciana, en la persona
de don Jerónimo, un venerable clérigo francés animado por las
ideas de cruzada, lo que también contribuye a asentar la
conquista cristiana (1287-1307).
1308-1390
Al salir de Valencia, Minaya se dirige a un lugar sin
especificar, probablemente Burgos, en busca del rey. Se le
informa entonces (seguramente por boca de los oficiales reales)
que el monarca se encuentra en Carrión, de acuerdo con el
carácter itinerante propio de la corte altomedieval. En
consecuencia, Minaya se dirige hacia allí (1308-1315). Al llegar,
ofrece a don Alfonso el regalo del Campeador y le refiere la
conquista de Valencia, así como la petición del Çid sobre su
familia. El rey, complacido, accede a que ésta parta hacia
Valencia y además permite a cualquier vasallo suyo que se una
al Çid (1316-1344 y 1350-1371). Los favores del rey ocasionan en
la corte reacciones contrapuestas. Por una parte, el despecho
despectivo de Garcí Ordóñez (1345-1349); por otra, la codiciosa
admiración de los infantes de Carrión, que se plantean la
posibilidad de casar con las hijas del Çid, pese a la notable
diferencia de linaje, y , sin decir aún nada, envían un saludo al
Campeador a través de Minaya. (1372-1390).
1391-1617
Concluida la embajada ante el rey, Álvar Fánez se encamina a
Cárdena, donde se realizan los alegres preparativos para la
partida hacia Valencia (1391-1430). Mientras Minaya compra en
Burgos todo lo necesario, se produce la segunda aparición de
Rachel y Vidas, que reclaman, al parecer infructuosamente, el
dinero prestado (1431-1438). Por fin, la familia del Çid se
despide del abab don Sancho y, con una nutrida comitiva de
nuevos caballeros, comienza el viaje hacia Valencia y llega hasta
Medinaceli, el extremo de la frontera castellana (1439-1452). La
narración pasa entonces a ocuparse de Valencia: allí el Çid ha
sido avisado por los emisarios de Minaya y envía una escolta a
buscar a su familia a Medinaceli (1453-1493). Esta parte del
relato ocurre simultáneamente a lo referido entre los versos 1405
y 1452. A partir del verso 1494, con la llegada de las tropas
valencianas a Medinaceli, se recupera el orden lineal de la
narración. Se describe entonces el viaje hasta Valencia (14941559)y, especialmente, el recibimiento, a la vez alegre y solemne,
del que es objeto la familia del Çid (1560-1609). El episodio
concluye con una escena culminante: desde lo más alto del
alcázar el Campeador les muestra a doña Jimena y a sus hijas la
gran heredad que, con su esfuerzo, ha obtenido para ellas (16101617).
1618-1802
El bienestar y la holganza de las huestes cristianas se van a
ver interrumpidos por la llegada de la primavera (1618-1620).
Con ella, los ejércitos se movilizan y, en este caso, el rey de
Marruecos se dispone a recuperar Valencia por mar (1620-1629).
La llegada del enemigo suscita la alegría del Çid, quien ve en
ella un nuevo motivo para enriquecerse y, además, para que él y
sus caballeros se luzcan ante las damas hace poco llegadas
(1630-1670). Al atacar los almorávides, se produce una primera
batalla en las huertas que rodean Valencia, de las que los
caballeros del Çid hacen retirarse a los musulmanes, si bien
Álvar Salvadores queda preso, caso único en el Cantar (16711684). El Campeador decide hacer la salida definitiva para el día
siguiente y se acuerda que Álvar Fánez comandará un flanco
móvil, mientras que el Çid capitanea el grueso de la hueste
(1685-1698). A la mañana siguiente, tras haber oído misa, con la
absolución general, los sitiados se lanzan al ataque, que es
iniciado por el obispo guerrero don Jerónimo. El empleo de la
táctica acordada les permite conseguir una nueva y rotunda
victoria, en la que obtienen un botín superior a cualquier otro
(1699-1740). Tras la batalla, el Campeador se presenta ante su
mujer, hijas y damas para cumplimentarlas y prometer a estas
últimas ricas dotes para sus matrimonios (1741-1771). Mientras
tanto, se recuenta el enorme botín, del que el Çid piensa enviar
un nuevo regalo al rey Alfonso, además de entregar el diezmo al
obispo don Jerónimo (1772-1798). Tras este nuevo y lucrativo
triunfo, el ambiente en Valencia es de enormes satisfacción y
alegría (1799-1802).
1803-1958
Gracias al importante botín obtenido con la derrota de Yúcef,
el Çid puede enviar su tercera dádiva al rey Alfonso (1803-1815).
Tras un viaje hasta Valladolid, rápidamente narrado (1816-1830),
Minaya y Pero Vermúdez le entregan al rey los doscientos
caballos que le regala el Campeador, lo que complace mucho a
don Alfonso y, por el contrario, provoca la ira de los contrarios
al Çid, encabezados por Garcí Ordóñez (1831-1878). En cambio,
el evidente ascenso del desterrado mueve a los infantes de
Carrión a rogarle por fin al rey que los case con las hijas de
aquél, a lo que el monarca, tras un momento de duda, accede
(1879-1893). Convoca entonces a los embajadores del Çid y les
comunica dos noticias: que va a perdonar al Campeador y que
les solicita la mano de sus hijas para los infantes. Además, le
concede el honor de decidir el lugar de las vistas o reunión
solemne para la formalización del perdón regio. Minaya y Pero
Vermúdez acogen con poco entusiasmo la petición de mano,
pero parten presurosos a comunicar las nuevas al Çid (189941915). La reacción de éste es de gran alegría por la concesión del
favor real y de grave contrariedad por la propuesta matrimonial,
que en absoluto es de su agrado, pero a la que se pliega por ser
deseo del rey (1916-1942). Por último, se acuerda que las vistas
se celebren junto al Tajo, lo que se comunica a don Alfonso
(1943-1958).
1959-2167
Una vez que el rey acepta el lugar propuesto por el Çid y fija
el plazo para la celebración de las vistas (1959-1964), por ambas
partes comienzan los preparativos. Tanto el séquito real como la
comitiva del Çid se aprestan con sus mejores galas, descritas en
términos muy similares para ambas partes, lo que expresa la
grandeza alcanzada por el Campeador (1965-2012). Reunidos
ambos cortejos, las vistas se desarrollan a lo largo de tres días.
En el primero, don Alfonso, que ha llegado con antelación,
recibe al Çid, quien se le humilla, recibe el perdón regio y se
hace de nuevo vasallo de Alfonso, besándole la mano (20132040). A continuación, el Çid y sus hombres son los huéspedes
del rey, con quien pasan el resto del día (2041-2061). Al día
siguiente, es el Campeador quien invita al rey y a su séquito, a
los que ofrece una suculenta comida (2062-2067). En el tercer
día, y después de la misa matinal oficiada por don Jerónimo, se
plantean las negociaciones matrimoniales. Don Alfonso solicita
al Çid la mano de sus hijas para los infantes, a lo que aquél
accede, no sin antes dejar claro que lo hace acatando la voluntad
real, y no por deseo propio, lo que, en definitiva, convierte al
monarca en responsable último del matrimonio y de sus
consecuencias (2068-2090). Se desarrollan después los
esponsales, mediante el besamanos de los infantes al Çid, el
intercambio de espadas entre ellos (en señal de alianza) y la
entrega simbólica por parte del rey de las novias a sus futuros
maridos (2091-2110). A continuación se prepara la despedida, en
la que el Çid reparte nuevos y numerosos regalos al rey y a su
séquito (2111-2120). La última parte del relato de las vistas
consiste en una repetición amplificada de los sucesos del tercer
día: las negociaciones nupciales (2121-2126 y 2131-2140) y la
despedida del Campeador, al que muchos caballeros del rey
acompañan a Valencia para la celebración de las bodas (21272130 y 2141-2167).
2168-2277
2278-2310
El segundo Cantar concluye con el relato de las bodas
celebradas en Valencia. Tras la llegada y la acomodación de los
infantes (2168-2181), el Çid se reúne con su familia, a la que
comunica los matrimonios que ha concretado. Tanto doña
Jimena como sus hijas los aceptan complacidas, si bien el Çid
comunica que no ha sido decisión suya sino del rey, lo cual es
un honor, pero también una amenaza, dado que no ha sido el
propio héroe quien ha tratado unos matrimonios a su gusto
(2182-2204). Al día siguiente se hacen los preparativos para la
boda, aderezando con lujo el palacio y reuniendo a los asistentes
(2205-2210). La ceremonia se realiza según lo pactado con don
Alfonso: Minaya entrega en su nombre a doña Elvira y a doña
Sol a los infantes, con lo que el Çid se desvincula de la
formalización del matrimonio (2111-2135?). Tras el rito civil se
realiza el religioso, oficiado por don Jerónimo en la catedral de
Santa María y apenas descrito (2236-2240). Luego comienzan las
fiestas que solemnizan las bodas, con deportes caballerescos, en
los que los infantes demuestran su habilidad, para alegría del
Çid, y con un rico banquete (2241-2248). Las bodas duran quince
días, con similares festejos, y al cabo los invitados se despiden,
recibiendo ricos regalos de Campeador y sus vasallos (22492266). Los yernos del Çid se quedan con él en Valencia y la
convivencia es satisfactoria durante dos años (2267-2273).
Dejando de este modo la acción en suspenso, el cantar se cierra
con una admonición del narrador, que no presagia nada bueno
para el futuro, y con una despedida al auditorio (2274-2277).
Resumen – Cantar tercero
Un león propiedad del Cid se escapa por la corte, provocando
gran terror. Como el Campeador está durmiendo, sus caballeros,
desarmados, lo protegen con sus propios cuerpos, mientras que
sus yernos huyen despavoridos y se refugian en lugares poco
convenientes. Al despertar el Cid con el tumulto, se dirige al
león, que se le humilla y se deja conducir de nuevo a su jaula,
acto de reverencia y respeto que muestra las cualidades del
héroe y que maravilla a sus vasallos. Cuando, pasado todo, los
infantes salen de sus escondites, sus ropas manchadas son
señales ostensibles de su cobardía, lo que provoca las burlas en
la corte valenciana, que son rápidamente atajadas por el Cid.
Este incidente, en apariencia nimio, es el desencadenante de la
acción del tercer cantar, tanto por mostrar el egoísmo de los
infantes, que escapan sin ni siquiera avisar a sus suegro
dormido, como por la vergüenza que les acarrea las chanzas de
la corte del Campeador. Desde la perspectiva de la época, esto
constituía para ellos una afrenta, que exigía una venganza
reparadora. El desarrollo de este asunto es la base argumental
de la última parte del Cantar.
2311-2534
La acción del tercer cantar supone la paulatina degradación
de los infantes, que se manifiesta de nuevo en su única
experiencia guerrera valenciana. Tras el episodio del león, y
mientras los infantes mantienen su resquemor por ello (2311), se
produce la llegada de las tropas expedicionarias del rey o
`general´ marroquí Bucar (2312-2314), en un tercer intento moro
de recuperar Valencia, lo que ocasiona la última batalla del
Cantar. Mientras los caballeros del Cid se alegran, con la
perspectiva de una nueva ganancia, los infantes se atemorizan y
se duelen de tener que entrar en batalla. Muño Gustioz los oye y
se lo comunica al Cid, quien les dispensa de entrar en batalla
(2315-2337). Aquí hay una laguna, por la falta de un folio en el
manuscrito. Cuando se reanuda el texto, ya ha ocurrido la
primera parte de la batalla, tras la que el Cid encarga a Pero
Vermúez que cuide de los infantes, a lo que este se niega,
solicitando, en cambio mandar las tropas de vanguardia. Igual
coraje muestra don Jerónimo, que, como ya había hecho frente a
Yúcef, pide el honor de dar las primeras heridas. El Campeador
se lo concede y da así comienzo la segunda parte de la batalla,
en la que los moros resultan completamente derrotados y el
propio Cid mata a Bucar, tras una reñida persecución (23382428). En los momentos finales del combate, el Campeador se
reúne en el campamento moro con sus yernos, que al parecer
han luchado bien en esta ocasión, aunque se toman a mal el
sincero elogio que les hace su suegro (2429-2464). Como
siempre, la victoria se salda con la obtención de un importante
botín, con el que todos se enriquecen, y en especial los infantes,
aspecto esencial de esta batalla en relación con los
acontecimientos posteriores (2465-2491). En este momento, el
Cid se siente en la cumbre de su carrera y se alegra de que sus
yernos, a quienes sinceramente cree buenos guerreros, se hallen
a su lado. Sus elogios, en cambio, provocan una fría respuesta de
Fernando, que , al vanagloriarse de su actuación bélica, da pie a
nuevas murmuraciones y sarcasmos de los caballeros del Cid
(2492-2534).
2535-2762
2763-2984
El recrudecimiento de las chanzas contra los infantes y el
sentirse ricos y, por tanto, independientes de su suegro mueven
a aquéllos a tomar una grave decisión: partir con las hijas del
Cid y abandonarlas, después de inflingirles un grave ultraje, que
les vengue de tal afrenta (2535-2556). Con la excusa de
enseñarles a sus esposas las propiedades carrionenses que tienen
por arras, los infantes obtienen el permiso del Campeador para
irse. Los preparativos para la partida se realizan entre la
confianza general, sólo turbada por el dolor de la separación de
la familia del Cid (2557-2614). Sin embargo, en el momento
mismo de la despedida, el Campeador advierte agüeros
contrarios, y decide enviar a su sobrino Félez Muñoz para que
esté al tanto de los que pueda suceder (2615-2642). Parte, por fin,
la comitiva de los infantes, que hace alto en Molina, donde los
hospeda Avengalvón. Éste les escolta hasta la frontera de
Castilla, en Medinaceli. Al ir a despedirse, el alcaide moro les
hace grandes regalos, lo que despierte la codicia de los infantes,
quienes planean asesinarlo para robarle. Uno de los
componentes del séquito de Avengalvón descubre sus planes y
avisa a su señor, quien hace fuertes reproches a los infantes y se
marcha. Se establece así un marcado contraste entre lealtad y
categoría humana del gobernador musulmán y la creciente
vileza de los infantes de Carrión (2643-2688). Ya en Castilla, la
comitiva avanza hasta llegar a un bosque solitario, el robledo de
Corpes. Allí acampan en un hermoso claro, donde, de acuerdo
con una asentada tradición literaria, se produce una escena de
amor entre los infantes y sus esposas. Sin embargo, al amanecer,
mientras la comitiva se adelanta, los dos hermanos maltratan
cruelmente a las hijas del Cid y las abandonan a su suerte en
medio del bosque. Con ello dan por cumplida sus venganza, al
devolverles al Campeador y a los suyos la afrenta que de ellos
recibieron (2689-2762)
Un presentimiento de Félez Muños, el primo de doña Elvira y
doña Sol, le hace apartarse de la comitiva y ocultarse a la espera
de que lleguen los infantes con sus mujeres. Al verlos pasar
solos y oír lo que dicen, se precipita hacia el robledo para
rescatar a sus primas. Las encuentra desvanecidas y debe
hacerlas reaccionar para salir del bosque antes de que caiga la
noche y queden a merced de las alimañas. Lo consigue y las saca
del robledal justo a tiempo. Después, con el auxilio de Diego
Téllez, antiguo vasallo de Álvar Fánez, las conduce a San
Esteban de Gormaz, donde convalecerán una temporada (27632823). Mientras tanto, las noticias de la afrenta llegan tanto al rey
Alfonso como al Cid y a su corte, a todos los cuales provoca
gran aflicción. El Campeador reacciona con serenidad y se
prepara a obtener reparación. Pero, antes que nada, envía a por
sus hijas a sus mejores caballeros, quienes las traen de vuelta
desde San Esteban. Al regreso, las muestras de emoción
contenida del Cid y su familia se aúnan al deseo de venganza
(2824-2897). Según la tradición épica, un ultraje de tal
envergadura hubiera exigido una represalia sangrienta a título
personal. Frente a ello, el Cantar muestra una reparación
obtenida a través de una querella judicial. Así, cuando sus hijas
ya están a salvo en Valencia, el Cid manda a Muño Gustioz a
demandar a los infantes ante don Alfonso, de quien solicita una
reunión judicial de la corte, el foro adecuado para enjuiciar a los
nobles (2898-2916). Expuesto el caso, el rey, a quien también
afecta la deshonra en tanto que promotor y, en cierto modo,
garante de estos matrimonios, acepta la demanda presentada
por el Cid. Para entender en ella convoca cortes, el tipo de
reunión judicial de mayor categoría, que se celebrarán en Toledo
al cabo de siete semanas. Todos los vasallos del rey son
conminados a asistir a ellas, bajo pena de incurrir en la ira regia
y ser desterrados (2917-2984).
2985-3532
La convocatoria de cortes desagrada a los infantes, pero no
logran que el rey les dispense de asistir. Ante esta situación,
congregan a sus parientes, a los que se une Garcí Ordóñez, como
enemigo del Campeador (2985-2999). Llegado el plazo acuden a
Toledo el rey y sus magnates, los mejores jurisperitos del reino y
el bando de los infantes. Poco después llega el Cid con sus
hombres (3000-3043). Al día siguiente, tras la entrada triunfal del
Cid y sus mejores caballeros, lujosamente ataviados, comienza la
sesión de cortes, con el nombramiento de los jueces y otras
formalidades (3044-3141). A continuación, el rey da la palabra al
Campeador, quien parece desentenderse de la parte criminal de
la querella (la afrenta inflingida a sus hijas) y sólo se ocupa de la
civil, exigiendo la restitución de sus dos espadas, Colada y
Tizón. Los infantes, creyendo que el Cid se limitará a eso,
acceden a la petición (3142-3198). Sin embargo, el Campeador
hace una nueva demanda: la devolución de los tres mil marcos
de dote que dio a sus hijas, pues la disolución del matrimonio
por culpa del marido obligaba a éste a reintegrar la dote a su
mujer. Los de Carrión alegan defecto de forma, pero el rey
admite a trámite la demanda. Los infantes se ven entonces en un
gran apuro, pues han gastado todo ese dinero y han de pagarle
en especie: caballos, mulas, armas, arneses (3199-3249). Por fin,
cuando las demandas parecían concluidas, el Cid plantea la
querella criminal: el abandono y las lesiones a sus hijas, por las
cuales los acusa de menos valer. Le responde entonces Garcí
Ordóñez, que actúa como portavoz o abogado de los infantes y
alega, como justificación, la enorme diferencia de linaje. El Cid le
recuerda que está deshonrado, por haberse dejado mesar las
barbas por el Campeador sin exigir reparación, lo cual le
incapacita para intervenir en la corte (3250-3290). Los infantes se
ven obligados a abogar por sí mismos y repiten los argumentos
de Garcí Ordóñez. Los caballeros del Cid les responden
recordándoles su cobarde actuación en Valencia, que demuestra
su menos valer. De este modo, pero Vermuéz desafía a
Fernando González, Martín Antolinez a su hermano Diego y
Muño Gustioz al hermano mayor, Asur González (33291-3391).
En ese momento, se presentan ante la corte los embajadores de
los príncipes de Navarra y Aragón, solicitando la mano de las
hijas del Cid para sus respectivos señores. El matrimonio se
concierta, lo que agrada a casi todos los presentes (3392-3428).
Tras eso continúa la sesión y Minaya reta de nuevo a los infantes
y a su bando. Le responde Gómez Peláyet, pero el rey no
concede más que las lides que ya se habían concertado, cuya
realización se aplaza, dado que los infantes han entregado todo
su equipo al Cid como pago de la deuda (3429-3485). Con esto se
dan por finalizadas las cortes y el Cid se despide delo rey,
dejando bajo su protección a sus campeones, y regresa a
Valencia (3486-3532).
3533-3707
Vencido el plazo, los lidiadores se reúnen en Carrión para
celebrar los combates judiciales. El bando de los infantes planea
un asalto a los caballeros del Cid, a pesar de que la tregua era
obligatoria entre el reto y la lid. Sin embargo, el temor al rey
Alfonso les impide efectuarlo (3533-3543). Todos se disponen,
pues, a realizar las lides. Como era preceptivo, velan las armas
la noche anteriory, venida la mañana, se reúnen bajo la
presidencia del rey Alfonso, que garantiza la pureza del proceso.
Los infantes, acobardados por el prestigio de las espadas del
Campeador, intentan en ese momento que Colada y Tizón no
sean empleadas en el combate, pero el rey rechaza la petición,
por no haberse hecho en las cortes. El temor hace que los
infantes se arrepientan por primera vez de su acción en Corpes.
Los caballeros del Cid también se dirigen al rey, pero para
pedirle seguridad contra el bando de los infantes, lo que don
Alfonso les concede (3544-3581). Tras estas consultas previas,
comienzan las lides, cuyo relato se ajusta con minuciosidad a lo
previsto en las leyes. Los contrincantes se dirigen a la palestra,
un terreno delimitado por mojones, y el rey nombra a los jueces
de campo, que vigilarán el cumplimiento del reglamento de la
lid y determinarán quién es el vencedor. Tras recordarles a los
participantes que quien salga del terreno acotado pierde el
combate, les parten el sol, es decir, los sitúan de forma que el sol
no le dé frontalmente a ningún luchador. Tras estas
formalidades, comienzan las lides (3482-3611). La carga de los
seis combatientes se describe conjuntamente (3612-3622), pero el
choque se presenta por separado, de modo que los tras combates
simultáneos se narran sucesivamente, en el mismo orden en que
se efectuaron los retos. Por lo tanto, se refiere en primer lugar la
lucha entre Pero Vermúez y Fernando González. Cada uno de
ellos golpea a su adversario, aunque el infante sale peor parado,
pues cae del caballo. Cuando Pero Vermúez saca la espada para
continuar el combate, Fernando reconoce a Tizón y se rinde
antes de esperar el golpe (3623-3645). El segundo combate
descrito es el de Martín Antotínez y Diego González, quienes
rompen las lanzas y desenvainan inmediatamente las espadas.
Un certero golpe dado con Colada hiere en la cabeza al infante y
éte, aterrorizado como su hermano por la espada del
Campeador, huye del campo, lo que implica su derrota (36463670). Por último, se narra el enfrentamiento de Muño Gustioz y
Asur González, el más valiente de los hermanos, pero el que
menos resiste. Del primer golpe de lanza, Gustioz lo derriba
malherido y su padre, Gonzalo Ansúrez, lo declara vencido
(3671-3692). Las lides se dan por concluidas y los del
Campeador vuelven satisfechos a Valencia, dejando a los tres
hermanos infamados a perpetuidad, pena que el narrador desea
a cualquiera que maltrate a una dama (3693-3707).
3708-3730
Final del Cantar. El definitivo desagravio de los primeros
matrimonios se une a la gran honra proporcionada por el Cid y
a su familia por los nuevos casamientos concertados con los
príncipes navarro y aragonés. El honor del Campeador se halla
en su apogeo y no sólo es capaz de recibir honra por emparentar
con reyes, sino que él mismo la trasmite a sus parientes, debido
a la altura de sus propios méritos. La referencia final a la muerte
del Cid en la celebrada fiesta de Pentecostés cierra
definitivamente la historia, pues, tras este punto culminante y
meta de llegada de sus esfuerzos, nada queda por contar.
EL BUSCÓN DE QUEVEDO
- Libro Primero
Pablos nació en una familia pobre y conflictiva. Su padre era barbero y robaba a sus clientes mientras les afeitaba o cortaba el
pelo, y además ya había estado en la cárcel por esta clase de delitos. Aldonza era su madre, a la cual acusaban de ser bruja y de
hacer pactos con el diablo. También existían dudas sobre si Pablos realmente podía ser hijo de un criado.
Entre todas estas dificutades, Pablos decidió entrar en el colegio donde conoce a Diego, que se convierte en su amigo inseparable.
A causa de un problema en un desfile de disfraces de la escuela, decide irse como criado y acompañante de Diego a una casa de
estudiantes en Segovia. El regidor de la casa, caracterizado por su tacañería, tiene como consecuencia la vuelta de Diego y Pablos
a casa de Don Alonso Zuñiga (el padre de Diego) debido a la desnutrición de Pablos y Diego.
Una vez recuperados de la enfermedad, Diego y Pablos se van a estudiar a Alcalá de Henares. Allí se encuentran con las típicas
novatadas crueles entre los estudiantes, que ponen obstáculos en la vida de Pablos; en cambio Diego, sale airoso de estas
novatadas gracias a su dinero.
Harto de todas sus deshonras, Pablos empieza a cometer engaños y travesuras, y así, empieza a tomar fama de pícaro.
Cuando esto llega a oídos del padre de Diego le obliga a volver a casa.
Pablos recibe una carta de su tío Alonso Ramplón. En esta carta le contaba que su padre había sido ahorcado por robo y su madre
retenida en la cárcel de la Santa Inquisición acusada de brujería. Bajo esas circunstancias Pablos decide dejar sus estudios y volver
a Segovia para obtener su herencia.
- Libro Segundo.
En el camino de vuelta Pablos se encuentra con varios hombres:
El primero está perturbado, y mantienen una conversación sin importancia alguna.
Seguidamente conoce a un fanático de la esgrima que calcula los ángulos del movimiento de la espada.
Continuando con el viaje se encuentra con un clérigo poeta. Ambos llegan a Madrid juntos, y una vez allí se separan, cada uno se
va por su camino.
Se encuentra con un soldado y después con un ermitaño. Los tres siguen con su viaje hasta Cercedilla, donde se alojan en una
posada. Allí juegan a un juego de suerte y ni Pablos ni el soldado salen con beneficios. En cambio, el ermitaño se hace con una
buena cantidad de dinero.
Pablos y el soldad continúan juntos hasta Segovia. Pablos se encuentra con su tío y este le prepara un banquete en su casa con
algunos invitados amigos de su tío, Alonso. Tras comer todos quedan dormidos por todo el alcohol que habían consumido.
Entonces Pablos aprovecha, coge la herencia y seguidamente se fuga dejando una carta para su tío, en la que le decía que no
pensaba volver nunca a Segovia.
Después de irse, Pablos parte hacia Madrid, encontrándose por el camino a un hidalgo, que estaba arruinado y solo trataba de
ocultar su situación. Y este hidalgo ayuda a Pablos a engañar a la Corte sobre su identidad al igul que él lo había hecho.
- Libro tercero.
Una vez en la Corte, se acomodaron en la casa en la que estaban todos
los farsantes que hacían ver que eran nobles. Todos ellos le dieron consejos sobre cómo comportarse para que su condición
humilde no le delataral.
También tuvo nuevos nombres.
Pablos simulaba una falsa vida sin demasiadas complicaciones, hasta que finalmente todo el grupo de farsantes es descubierto y
terminan todos en la cárcel.
Sobornando a algunos carceleros consigue escapar, dejando allí a sus compañeros.
Al haber salido de la cárcel, Pablos se aloja en una posada bajo el nombre de Ramiro de Guzmán, que era un noble muy rico.
Allí conoce a una preciosa dama con la que quiere casarse. Intenta llegar hasta ella en mitad de la noche cruzando un tejado, pero
lo descubren creyendo que es un ladrón y lo meten en la cárcel. Finalmente gracias a unos amigos que había hecho en la posada,
consigue quedar libre.
Al salir de la cárcel continuó con su farsa. Fue hacia la Casa de Campo haciendo ver que era Felipe Tristán. En aquel lugar conoció a
unos nobles que le presentaron a una dama con la cual tendría su futuro asegurado. Con esta finalidad, Pablos tratará de
conquistar a la dama, lo que no sabe es que la dama es prima de Diego, su señor, y este avisa a todo el mundo de la verdadera
procedencia de Pablos y todas las mentiras y engaños que ha cometido. Todos, sintiéndose indignados, le dan una paliza a Pablos.
Pablos va a una posada donde curan sus heridas, por desgracia no permanece mucho tiempo allí ya que detienen a la dueña.
Sin dinero y dolorido, Pablos encuentra su única salida en pedir limosnas.
Gracias a estas limosnas consigue mucho dinero y decide marchar a Toledo, donde se une a un grupo de actores. Pablos tuvo
mucho éxito como actor y escritor de comedias, pero esto no le dura demasiado, puesto que el dueño de la compañía es detenido
y los actores se separan. Pablos deja la profesión.
Después de esto, Pablos se enamora de una religiosa, que no le corresponde y entonces, decide irse a Sevilla.
En Sevilla conoce a unos ladrones con los que entabla amistad. Y una noche de borrachera, asesinan a los guardias que patrullaban
y corren a una iglesia a esconderse. Logran escapar saliendo disfrazados.
Finalmente, Pablos toma la decisión de fugarse a la Indias para intentar cambiar de vida, pero el autor nos da a entender que
fracasa.
RESUMEN Y CARACTERÍSTRICAS GENMERALES
“EL LIBRO DEL BUEN AMOR”
JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA
1. Características Generales
El Libro de buen amor es una miscelánea (contenido diverso y en ocasiones inconexo) compuesto en 1330 y 1343 (la versión más completa) por Juan Ruiz, Arcipreste de la ciudad de Hita. 1.1. Género y estilo
Se trata de una obra del Mester de Clerecía y como tal está escrito en cuaderna vía, recordemos: serie ilimitada de estrofas de 4 versos de 14 sílabas monorrimos con rima en consonante. Sin embargo, tenemos que precisar que se trata de una obra del mester de clerecía del siglo XIV. Estas obras difieren de las del mismo género del siglo XIII, en que ahora los versos se vuelven mas irregulares, no se respetan en excesivas ocasiones ni la medida (pueden variar entre versos de 14 y 16 sílabas) ni la regularidad en la rima. Además, al tratarse de una miscelánea, en la obra aparecen otras composiciones diferentes como canciones, sermones, fábulas, etc… 2. Resumen
Se inicia el libro con un prólogo en prosa donde el autor afirma escribir el libro desde la cárcel (seguramente se trata de una alegoría: la vida terrena = cárcel del pecado, y no de una prisión real); en dicho prólogo apunta indicaciones para una correcta interpretación del libro (la preocupación por la interpretación acertada del libro se repetirá en diversos momentos a lo largo de la obra): (…) compuse este nuevo libro, en que son escritas algunas maneras e maestrías et sotilesas engañosas del loco amor del mundo, que usan algunos para pecar. Las quales leyéndolas et oyéndolas omen o muger de buen entendimiento, que se quiera salvar, descogerá, et obrar lo ha: et podrá desir con el psalmista: Viam veritatis, etc. Otrosí los de poco entendimiento no se perderán: ca leyendo et coydando el mal que fasen o tienen en la voluntat de faser, et los porfiosos de sus malas maestrías (…) en pero, porque es humanal cosa el pecar, si algunos (lo que non los consejo) quisieren usar del loco amor aquí fallarán algunas maneras para ello, e ansí este mi libro a todo omne e muger, al cuerdo e al non cuerdo, al que entendiere el bien et escojiere salvaçión, e obrare bien amando a Dios: otrosí al que quisiere el amor loco en la carrera que andubiere puede cada uno bien deçir: Intelleclum tibi dabo (…) Et Dios sabe que la mi intençión no fuer de lo faser por dar manera de pecar ni por mal desir, más fuer por reduçir a toda persona a memoria buena de bien obrar et dar ensiempro de buenas costumbres e castigos de salvaçión: et porque sean todos aperçebidos, e se puedan mejor guardar de tantas maestrías como algunos usan por el loco amor. Siguen unas canciones a la virgen y unas oraciones a Dios para que bendigan el libro. Después el autor nos narra el relato breve de “la disputa entre griegos y romanos” un cuentecillo popular y en clave de humor que resume en su moraleja el cuidado que hay que tener ante posibles malas interpretaciones de lo que se dice. Se introduce de esta manera otros parlamentos del Arcipreste donde nos da, de nuevo, orientaciones de cómo interpretar correctamente el contenido y el sentido del Libro de buen amor: Et yo como soy omen como otro pecador,/ ove de las mugeres a veses grand amor;/ probar omen las cosas non es por ende peor,/ e saber bien, e mal, e usar lo mejor Por sus palabras se deduce que si bien el libro nos va a hablar de amor, de sus secretos, de lo bueno y lo malo que hay en el galanteo y la relación amorosa, debe interpretarse la lección correctamente para alejarnos del vicio y el libertinaje acercándonos al virtuosismo y al respeto por la dama “(…) e saber bien, e mal, e usar lo mejor”. Aunque en ocasiones el voluntario tono de ambigüedad que tienen muchos de los pasajes del libro, como veremos, nos invite también a hacer la interpretación totalmente contraria a la propuesta inicial del arcipreste. Y en última instancia, “el buen amor” del libro es el amor a Dios: Como dize Salamö (e dize la verdat)/ que las cosas del mundo‐ todas son vanjdat,/ todas son pasaderas, vanse con la edat:/ ssaluo amor de Dios, todas sson lyujandat. Siguen una serie de exemplos al tradicional modo medieval de los que se extrae una moraleja final que viene a la sazón del tema central del libro: “el buen amor”. Se encomienda pues el arcipreste en la busca de “compañera”, para lo que se hace ayudar de un mensajero (De lo que contesçió al arçipreste con Fernand Garçía, su mensajero.) Está, al parecer, enamorado por una tal Crus (cruzada panadera…). La narración se interrumpe por la intromisión de nuevos exemplos: Aquí fabla de la constelaçión, et de la planeta, en que los omes nasçen, el del juiçio del hora quando sabios naturales dieron en el nasçimiento del fijo del rey Alcarás. Le sigue la breve mención a su “segunda conquista” o mejor dicho intento de ella. Se trata de una dama prudente que, como tal, no se deja embaucar por los regalos que éste le hace con el fin de conseguirla. Se entiende que el pago en compensación sería el favor sexual, al que la dama rehúsa con estas palabras: Et non perderé yo a Dios, nin al su paraíso/ por pecado del mundo, que es sombra de aliso:/non soy yo tan sin seso, si algo he priso;/ quien toma, dar debe, díselo sabio enviso. Para ejemplificar el pasaje se narra “De lo que aconteció a un ladrón con un mastín”. La disputa con don Amor En la estrofa 181 se inicia la disputa que tuvo el arcipreste con “don Amor”. La conclusión: el amor es destructivo, hace enloquecer a los hombres y es mejor alejarse de su influencia. Le siguen unos cuantos ejemplos más y una serie de estrofas dedicadas a los pecados capitales: Aquí fabla el pecado de la soberbia (…) Para que nos hagamos mejor una idea respecto a este contenido, finalizan las estrofas de la soberbia así: El omen muy soberbio et muy denodado,/ que non a de Dios miedo, nin cata aguisado/ ante muere que otro más fraco et más lasrado,/contésçel’ como al asno con el caballo armado. Y después nos cuenta, en relación con el pecado, el ejemplo “del asno y el caballo”. Hasta que en la estrofa 423 le contesta “don Amor”. Arçipreste, sañudo non seyas, yo te ruego,/ non digas mal de amor en verdat nin en juego (…) Si tú fasta agora cosa non recabdeste/ de dueñas et de otras que dises que ameste,/ tórnate a tu culpa, pues por ti lo erreste,/ porque a mí non veniste, nin oíste, nin prometiste. Quesiste ser maestro ante que disçípulo ser,/ et non sabes la manera como es deprender,/ oye e leye mis castigos, e sábelos bien faser,/ recabdarás la dueña, e sabrás otras tener. El amor echa mano de Ovidio para apoyar sus lecciones. En realidad es una adaptación del Ars Amandi, la obra del autor latino mas popular en la Edad Mediai: Si leyeres Ovidio el que fue mi criado/ en él fallarás fablas que le ove yo mostrado,/ muchas buenas maneras para enamorado. Le instruye en cómo debe ser físicamente la mujer que ha de buscar. Cata muger fermosa, donosa, et loçana,/ que non sea mucho luenga, otrosí nin enana;/ si podieres, non quieras amar muger villana/ que de amor non sabe, es como bausana. Busca muger de talla, de cabeça pequeña, / cabellos amarillos, non sean de alheña,/ las çejas apartadas, luengas, altas en peña,/ ancheta de caderas: ésta es talla de dueña. Ojos grandes, fermosos, pintados, relusçientes,/ et de luengas pestañas bien claras e reyentes,/ las orejas pequeñas, delgadas, para ál mientes,/ si ha el cuello alto, atal quieren las gentes. La narís afilada, los dientes menudillos,/ egoales, e bien blancos, un poco apretadillos,/ las ensivas bermejas, los dientes agudillos,/ los labros de la boca vermejos, angostillos. La su boca pequeña así de buena guisa, / la su fas sea blanca, sin pelos, clara, e lisa,/ puña de aver muger, que la veas de prisa/ que la talla del cuerpo te dirá esto a guisa. También le aconseja que se deje ayudar por una “celestina” experta en hacer pociones para enamorar; para por último resumir las principales virtudes que debería reunir una buena mujer, recordemos algunas de las mas celebradas: En la cama muy loca, en casa muy cuerda;/ non olvides tal dueña, mas d’ella te enamora; / esto que te castigo con Ovidio concuerda; Concluyen las lecciones de don Amor con consejos de “cómo se ha de guardar de beber vino” y de cómo comportarse con la dama. De otra muger non le digas, más a ella alava,/ et trebejo, dueña non lo quiere en otra aljava,/ raçón de fermosura en ella la alava:/ quien contra esto fase, tarda e non recabda. Non le seas mintroso, seyle muy verdadero,/ quando fables con ella, non seas tú parlero,/ do te fablare de amor, sey tú plasentero,/ ca el que calla et aprende, éste es mansellero. (…) De una cosa te guarda quando amares a una:/non se sepa que amas otra muger alguna;(…) La historia de don Melón y doña Endrina En este apartado se inicia uno de los relatos centrales de todo el libro, la adaptación de la novela latina Pamphilus (del siglo XII), que el arcipreste adapta con los burlescos nombre de don Melón y doña Endrina (se repiten los tópicos: el dolor de amor, la idealización de la dama, etc…): »Doña Endrina que mora aquí en mi vesindat/ »de fermosura e donayre, et de talla e de beldat/ »sobra e vençe a todas quantas ay en la çibdat./ »Si el amor no me engaña, yo vos digo la verdat./ »Esta dueña me ferió de saeta enerbolada/ »atraviésame el coraçón, en él la tengo fincada/ »toda mi fuerça pierdo, et del todo me es tirada,/ »la llaga va cresçiendo, del dolor non mengua nada La narración de los amores de don Melón y doña Endrina comienzan en la estrofa 653 y concluirán allá por la estrofa 891. Continúa el relato en primera persona. El Arcipreste tal y como le aconsejó don Amor se busca una vieja consejera para entrar en contacto con doña Endrina. Sin embargo, no pierde oportunidad de recordarnos que Dios es el mejor guía de su corazón, y que nada de provecho puede venir alejado del amor a Dios. La vieja mensajera se entrevista con doña Endrina para que esta acepte a don Melón por esposo. La entrevista resulta satisfactoria para los intereses de don Melón. Después de este encuentro y de la intromisión de un nuevo ejemplo: el de la avutarda y la golondrina, va la vieja a darle las nuevas a don Melón. Finalmente se acuerda, en casa de la vieja, una cita entre los dos enamorados. Con engaños logra la vieja que queden encerrados los dos dentro de la casa. En este punto, por desgracia, se produce un vacío en el texto original por la falta de versos, pero se deduce que entre ambos se produjo un encuentro amoroso y que para limpiar la honra de doña Endrina se concierta la boda. Por tanto, se alcanza el objetivo del casamiento pero recurriendo a engaños y malas artes. Aventuras con las serranas Trascurridos un par de pasajes inconexos con lecciones, cuentecillos y nuevas consejas de viejas, llegamos a otro de los momentos mas recordados e importantes del libro: el encuentro del arcipreste con las serranas (estrofa 950 y siguientes) El encuentro con la primera serrana “la Chata” es del todo cómico y burlón. Están desmedidas las cualidades masculinas de la moza así como su lenguaje vulgar y directo en cuanto a la búsqueda del sexo se refiere. Es más, esta, sin escrúpulos, pide directamente que se le haga un buen regalo en compensación por “los servicios prestados”. Yo desque me vi con miedo, con frío e con quexa/ mandele pancha con broncha e con çorrón de coneja, echome a su pescueso por las buenas respuestas,/ et a mí non me pesó, porque me llevó a cuestas:/ escusome de pasar los arroyos et las cuestas,/ fis’ de lo que y pasó las copras de yuso puestas. (…) Yo con miedo et arresido prometil’ una garnacha,/ et mandel’ para el vestido una broncha et una pancha: ella dis: «Dam’ más, amigo, anda acá trota conmigo, »non ayas miedo al escacha.» Tomome resio por la mano, en su pescueso me puso como a çurrón liviano, e levom’ lo cuesto ayuso, «¡Ha de duro! Non te espantes, que bien te daré que yantes, »como es de la sierra uso.» Al escapar de las serranas de somosierra se encuentra en la falda de la montaña con otra serrana si cabe más “bestia” que las anteriores. El motivo se repite: el arcipreste pide posada, ella pide a cambio recompensa (tanto sexual como en regalos) y él se ve obligado a acceder intimidado con la nada femenina dama. Las orejas mayores que de añal burrico;/ el su pescueço negro, ancho, velloso, chico;/ las narises muy gordas, luengas, de çarapico,/ bebería en pocos días cabdal de buhón rico./ Su boca de alana et los rostros muy gordos:/ dientes anchos et luengos, asnudos e muy mordos,/ las sobreçejas anchas e más negras que tordos:/ los que quieran casarse aquí, non sean sordos. Mayores que las mías tiene sus prietas barbas,/ yo non vi en ella ál, mas si tú en ella escarvas,/ creo que fallarás de las chufetas darvas: Terminan sus encuentros con las serranas en la estrofa 1042. Combate entre don Carnal y doña Cuaresma Siguen un par de dictados a propósito de la virgen y la pasión de cristo que introducen el combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma, estrofa 1067. Por tanto veremos como estos dos conceptos “El carnal y la cuaresma” se van a batir en duelo, cual caballeros medievales se tratase. Se describe con detalle toda la parafernalia que acompaña a los contendientes: [don Carnal] Puso en las delanteras muchos buenos peones, (…)Éstos traíen lanzas de peón delantero,(…) En pos los escudados están los ballesteros,/las ánsares, çeçinas, costados de carneros,(…) Estava don Toçino con mucha otra çeçina,/ cidiérvedas e lomos finchida la cosina, todos aperçebidos para la lid malina, Don Carnal reúne un poderoso ejército que parece invencible, pero la displicencia de sus tropas con la gula y el vino hace que se presenten en el campo de batalla en malas condiciones, con lo cual las fuerzas se equilibran: Fasía la media noche en medio de las salas/ vino doña Quaresma: «¡Dios Señor, tú me valas!»/ Dieron voses los gallos, batieron de las alas,/ llegaron a don Carnal aquestas nuevas malas./ Como avía el buen omen sobra mucho comido,/ con la mucha vianda mucho vino ha bebido,/ estava apesgado e estava adormido,/ por todo el su real entró el apellido. Todos amodorrados fueron a la pelea,/ pusieron las sus fases, ninguno non platea,/ la compaña del mar las sus armas menea,/ viniéronse a ferir desiendo todos: «¡Ea! » El primero de todos que ferió a don Carnal,/ fue el puerro cuello albo, e feriolo muy mal, (…)Allí lidian las ostras con todos los conejos,/ con la liebre justavan los ásperos cangrejos,/ d’ella e d’ella parte danse golpes sobejos,/ de escamas et de sangre van llenos los vallejos. Finaliza el combate con la victoria de doña Cuaresma que toma a don Carnal como prisionero (estrofa 1127). Mandó a don Carnal, que guardase el ayuno,/ et que lo toviesen ençerrado a do non lo vea ninguno,/ si non fuese doliente o confesor alguno,/ et que l’ diesen a comer al día manjar uno. Don Carnal, como cualquier pecador, tiene que hacer penitencia hasta alcanzar la absolución. En sus pechos feriendo a Dios manos alzando,/ sospiros dolorosos muy tristes sospirando,/ signos de penitençia de los ojos llorando,/ do más faser non puede, la cabeza inclinando. La penitencia de don Carnal dura, como es lógico, hasta que concluye el tiempo de abstinencia el sábado santo por la noche. A partir de entonces vuelve a ser libre durante un año. En su triunfante regreso se hace acompañar de don Amor. Vigilia era de Pascua, abril çerca pasado,/ el sol era salido, por el mundo rayado,/ fue por toda la tierra grand roído sonado/ de dos emperadores, que al mundo han llegado. Estos emperadores Amor et Carnal eran;(…) Últimas aventuras amorosas: una viuda, una monja y una mora Finalizada la aventura entre Don Carnal y Doña Cuaresma, continúan las aventuras amorosas del arcipreste. La narración de cada una de ellas se hace acompañar de numerosos ejemplos, fabulillas, incluso tratados de rapsodia… De nuevo se hace ayudar por Trotaconventos para hallar conquistas. Primero, la vieja le recomienda que enamore a una viuda(Díxome, que conosçía una viuda loçana,/ muy rica, e bien moça, e con mucha ufana). Pero el intento de la vieja por convencerla fracasa. Sin perder el desaliento, vuelve a intentarlo ahora con una una dueña que vido estar façiendo oraçión, pero la aventura finaliza otra vez en fracaso (de la estrofa 1321 a la 1331) Inmediatamente después sigue la aventura del Arcipreste con una monja llamada Gaorça (De cómo Trotaconventos consejó al arçipreste que amase alguna monja, e de lo que le contesçió con ella. [estrofa 1332] ). Los comentarios que se vierten en el pasaje no pueden por menos que resultar escandalosos. Resulta extraño pensar que el arcipreste tratase seriamente un tema tan peliagudo como este: ¡enamorar a una monja! Entablan relación (Fuime para la dueña, fablome e fablela,/ enamorome la monja, e yo enamorela) pero parece ser que la monja no rompe los votos divinos y con ésta muestra de fidelidad salva también la pecadora alma del arcipreste (aunque el pasaje, como la mayoría, tiene difícil interpretación). Al final de la aventura muere la monja y los versos vuelven a complicar la interpretación de esta aventura: Atal fue mi ventura, que dos meses pasados/ murió la buena dueña, ove menos cuydados,/ a morir an los hombres que son o serán nados/ , Dios perdone su alma a los nuestros pecados. El libro se acerca a su final, convendría destacar la aventura que sigue a continuación es con una mora. Concluido esta breve romance, muere la trotaconventos y el arcipreste lamenta su perdida. Después de algunos pasajes más con diversos contenidos (cántigas a la virgen, alabanzas a Dios por la gracia del libro), alcanzamos la estrofa 1626 para que el arcipreste cierre el libro cómo lo empezó; es decir, advirtiendo al lector de la correcta interpretación que ha de tener el texto. Buena propriedat ha, do quier que sea, que si lo oye alguno que tenga muger fea, o si muger lo oye, que su marido vil sea, faser a Dios servisio en punto lo desea. Desea oír misas et faser oblaçiones, desea dar a pobres bodigos et rasiones, faser mucha limosna, et desir orasiones, Dios con esto se sirve, bien lo vedes, varones. (…) Pues es de buen amor, emprestadlo de grado, non desmintades su nombre, nin dedes refertado, non le dedes por dineros vendido nin alquilado, ca non ha grado, nin graçias, nin buen amor complado. Todavía después de esta advertencia se incluyen un par de breves cantares de ciego para finalizar la obra en la estrofa 1728. Para que completéis la información : http://www.cervantesvirtual.com/obra‐visor/el‐libro‐de‐buen‐amor–0/html/ff0ec418‐82b1‐
11df‐acc7‐002185ce6064.html RENACIMIENTO POESÍA CORTESANA El siglo XV es un siglo de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Los temas centrales de la literatura de esta época serán la fortuna, el amor y la muerte. En el siglo XV aumenta la influencia de la literatura italiana y, a través de ella, la difusión de la cultura grecolatina (lo que dará lugar al Renacimiento en el s. XVI). Por otra parte, la Iglesia va perdiendo peso en la cultura. Entre la clase noble (que está ociosa, pues hay menos guerras) fue surgiendo un nuevo lector, interesado en una literatura sin intención doctrinal. La Corte se convirtió en escenario de debates poéticos y la cultura fue imprescindible en la educación de la clase aristocrática. En este marco florece la poesía cancioneril o de cancionero. Los cancioneros son recopilaciones de poemas de distintos autores. Destacan el Cancionero de Baena, el Cancionero de Stúñiga, el Cancionero musical de Palacio... La poesía amorosa mantiene todavía la influencia de la tradición trovadoresca de origen provenzal. El amor refleja las convenciones del amor cortés: el caballero sirve a la dama, en una relación de vasallaje (la dama es el señor, y el enamorado es el vasallo). Esta poesía es abstracta, de difícil comprensión; además, es una poesía poco sincera, fría y convencional. En el siglo XV destacan tres poetas: El Marqués de Santillana, famoso por sus serranillas de inspiración popular. Juan de Mena, cuya principal obra es el Laberinto de Fortuna. Jorge Manrique, cuya obra más conocida son las Coplas a la muerte de su padre JORGE MANRIQUE (Paredes de Navas, España, h. 1440 ‐ Castillo de Garcimuñoz, Cuenca, id., 1479) Poeta castellano autor de las célebres Coplas a la muerte de su padre, máxima creación de la lírica cortesana del siglo XV y una de las mejores elegías de la literatura española. Miembro de una familia de la nobleza más rancia de Castilla (era hijo de don Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, y sobrino del poeta Gómez Manrique), Jorge Manrique compaginó su afición por las letras con la carrera de las armas, participando junto a su padre en las luchas que precedieron al ascenso de los Reyes Católicos. Ambos pertenecían a la orden de Santiago, y combatieron del lado de Isabel la Católica contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Pereció a causa de las heridas recibidas durante al asalto al castillo de Garcimuñoz, en el feudo del marqués de Villena. La poesía de Jorge Manrique se sitúa dentro de la corriente cancioneril del siglo XV. Su producción poética menor, reunida en un Cancionero, está formada por medio centenar de composiciones breves, en su mayor parte de tema amoroso, que siguieron los cánones trovadorescos y cortesanos de finales de la Edad Media. Más originales son sus piezas burlescas, como las "Coplas a una beoda" o la titulada "Convite que hizo a su madrastra". •
Las Coplas a la muerte de su padre Pero la celebridad de Jorge Manrique se debe fundamentalmente a las Coplas a la muerte de su padre, su obra maestra, compuesta a raíz del fallecimiento de don Rodrigo (1476) y publicada en 1494 en Sevilla con el título Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, el Maestre don Rodrigo. Esta elegía pertenece a la tradición medieval de la ascética cristiana: contra la mundanidad de la vida, postula una aceptación serena de la muerte, que es tránsito a la vida eterna. Sin embargo, apunta ya una idea original que preludia la concepción renacentista del siglo siguiente: aparte de la vida terrenal y la vida eterna, Manrique alude a la vida de la fama, a la perduración en este mundo en virtud de una vida ejemplar que permanece en la memoria de los vivos. Tras un primer bloque en el que medita sobre la brevedad de la vida, el paso del tiempo y la muerte, la atención del autor se centró en las figuras desaparecidas de su pasado inmediato, como Juan II, Enrique IV o Álvaro de Luna, para concluir con un repaso de las virtudes morales del maestre y su diálogo final con la Muerte. De este modo, la lírica castellana pasó del concepto abstracto de la muerte a su presencia histórica y a su dimensión particular, en un movimiento de flujo temporal que es uno de los grandes hallazgos del poeta. Las Coplas se apartaron de los tópicos macabros tan abundantes en la literatura moral de la época y consiguieron alcanzar una extraordinaria hondura emotiva. También destacaron por evitar todo exceso erudito o retórico: el estilo posee una elegante sobriedad, fruto del empleo de los vocablos más sencillos y pertenecientes al habla patrimonial. Exponente de esta búsqueda de simplicidad es la elección de una forma estrófica menor, las coplas de pie quebrado (que, por la popularidad de la obra, pasarían a llamarse coplas manriqueñas). Cada copla está formada por dos sextillas de pie quebrado (8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c, con rima consonante). El tono exhortativo característico del poema refuerza la gravedad de los versos, en una evocación serena del tiempo pasado. En el desarrollo del poema pueden apreciarse tres partes. La primera (coplas I‐XIII) es una exposición doctrinal en la que, de acuerdo con los principios de la religión cristiana y con la mentalidad medieval, se señala el nulo valor de la vida humana terrenal (sometida a los vaivenes de la fortuna y al poder destructor del paso del tiempo y de la muerte), destacándose en cambio el valor de la vida eterna en el más allá, que se alcanza mediante la virtud y el cumplimiento de las obligaciones propias del estado social. Dentro de esta primera parte, las tres primeras coplas exhortan al lector a tomar conciencia de la temporalidad y de la naturaleza efímera de la vida terrenal. La vida y sus placeres pasan rápidamente (coplas I‐II) y terminan en la muerte (III), que iguala a "los que viven por sus manos / e los ricos". En la Invocación (coplas IV‐VI), en lugar de dirigirse a las musas paganas, como otros poetas de su época, el autor se encomienda significativamente a Jesucristo (IV) y expone su concepción cristiana de la existencia (V‐VI): nuestra vida terrenal, breve y llena de sufrimientos, es el medio (camino) para alcanzar la vida eterna y la felicidad en el más allá. Y alcanzaremos esta vida eterna mediante la práctica de la virtud y el cumplimiento de las normas de la moral cristiana, obrando "con buen tino", "como debemos". Las coplas VII‐XIV invitan a considerar la futilidad de los bienes terrenales, que son inevitablemente destruidos por el paso del tiempo o la fortuna (copla VIII). El paso del tiempo acaba con la hermosura y la fuerza de la juventud (IX); la pureza de los linajes se pierde (X), y las riquezas y la posición social están sujetas a la fortuna (XI). Y aunque tales bienes durasen toda la vida, carecerían igualmente de valor por su brevedad, que se contrapone a los sufrimientos eternos del infierno (XII), por lo cual perseguir ciegamente placeres y riquezas es caer en una trampa (XIII). La segunda parte (coplas XIV‐XXIV) es una ilustración de la doctrina expuesta en la primera. El nulo valor de la vida y de los bienes terrenales (riquezas, placeres, linaje) se ejemplifica mostrando los efectos del paso del tiempo, la fortuna y la muerte sobre una serie de personajes poderosos: de nada les sirvió su poder ante la muerte, que los trató igual que "a los pobres pastores / de ganados" (XIV). El autor renuncia a poner ejemplos de épocas antiguas; "lo de ayer", la historia reciente, le proporciona ejemplos suficientes: El rey Juan II y los Infantes de Aragón (coplas XVI‐XVII), Enrique IV (coplas XVIII‐
XIX), don Alfonso (XX), don Álvaro de Luna (XXI) y los maestres Juan Pacheco y Pedro Girón (XXII). Terminada la lista, el poeta se dirige en apóstrofe a la Muerte para destacar su inmenso poder destructor, ante el que no hay defensa posible (XXIII‐XXIV). Como último de los personajes de la serie anterior, y por lo tanto como nueva y última ilustración de las doctrinas expuestas en la primera, la tercera parte (coplas XXV‐XL) se centra en la figura del padre del autor, don Rodrigo Manrique. Se inicia con el elogio fúnebre de don Rodrigo; el poeta exalta primero sus virtudes de modo directo o mediante comparaciones con personajes históricos (coplas XXV‐XXVIII) y luego repasa elogiosamente los principales hechos de su vida (XXIX‐XXXII). Al elogio fúnebre le sigue un diálogo entre don Rodrigo, próximo a morir, y la Muerte personificada (coplas XXXIII‐XXXIX). Inicia el diálogo la Muerte, que expone de nuevo el concepto cristiano de la existencia y afirma que don Rodrigo merecerá la vida eterna por la conducta ejemplar que siempre ha observado. En su respuesta, don Rodrigo acepta su final con modélica resignación cristiana y eleva una oración a Jesucristo rogándole el perdón de sus pecados. En la última copla, el poeta relata con máxima simplicidad el momento de su muerte y halla nuevo consuelo en el recuerdo del difunto. POESÍA ASCÉTICA Y MÍSTICA El Renacimiento impone una división entre lo natural y lo sobrenatural, frente a la Edad Media en que se mezclaban de una forma que Dios, la Virgen y los Santos intervenían en todo tipo de asuntos mundanos con apariciones y milagros. En esta nueva época, hay escritores mundanos, como Garcilaso de la Vega, y autores que únicamente expresan sentimientos religiosos, tanto en verso como en prosa. En el Renacimiento se desarrollan y manifiestan ampliamente estos sentimientos, fuertemente impulsados por la Contrarreforma, lucha contra la Reforma protestante, en la que se empeñaron la Iglesia y la Corona españolas. La literatura religiosa puede manifestarse en tratados en prosa sobre materias espirituales (como Los nombres de Cristo, de Fray Luis de León), o bien en poemas cargados de espiritualidad (San Juan de la Cruz). De ambas maneras se expresaron las principales vivencias religiosas de la época; la Ascética y la Mística. La ascética trata de perfeccionar a las personas incitándolas al cumplimiento estricto de las obligaciones cristianas e instruyéndolas en ello. Escritores importantes son fray Luis de León (1504‐1588), San Juan de Ávila (1500‐1569) y fray Juan de los Ángeles (1536 ‐1609). La mística trata de expresar los prodigios que algunos privilegiados experimentan en su propia alma al entrar en comunicación con Dios. La forma de expresión más cultivada es el verso, cuyo más grande representante es San Juan de la Cruz, mientras que Santa Teresa de Jesús es la más importante prosista. SAN JUAN DE LA CRUZ San Juan de la Cruz, O.C.D., cuyo nombre de nacimiento era Juan de Yepes Álvarez y su primera identificación como fraile Juan de San Matías, O. Carm. (Fontiveros, Ávila, España, 24 de junio de 1542 – Úbeda, Jaén, 14 de diciembre de 1591) fue un religioso y poeta místico del renacimiento español. Fue reformador de la Orden de los Carmelitas y cofundador de la Orden de Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús. Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua española. Nació en Fontiveros (Ávila), en 1542, probablemente el 24 de junio. Tras estudiar Humanidades, su intención era hacerse cartujo, pero tras conocer a Santa Teresa, ingresa a los veintidós años en la orden de los carmelitas descalzos, cambiando su nombre, Juan de Yepes, por el de Juan de la Cruz. Sus intentos de reforma de la orden le supusieron numerosas enemistades e incluso prisión; fue desplazado y encarcelado en un convento de Toledo por sus hermanos carmelitas en 1577, durante un período de ocho meses, tiempo en el que compuso su Cántico Espiritual. En 1578 huyó de la cárcel. Durante el resto de su vida desempeñó numerosos cargos en la orden carmelita, siempre en Andalucía; fue prior del Calvario (Jaén), rector del colegio de Baeza, director espiritual de las carmelitas de Beas, (para ellas compondrá el comentario de Cántico Espiritual), prior de los cármenes y confesor de las carmelitas en Granada, Vicario provincial de Andalucía y fundador de varios conventos. En 1591 cesa en todos sus cargos y, ya enfermo, se traslada desde La Peñuela a Úbeda (Jaén), donde muere el 14 de diciembre del mismo año. Es autor de algunas composiciones de corte tradicional, escritas en su mayoría en octosílabos, pero su obra más importante son tres grandes poemas que expresan experiencias místicas: Noche oscura del alma, breve poema formado por ocho liras en el que describe simbólicamente el proceso de unión del alma con Dios, por medio de una alegoría: la amada (el alma) sale de su casa en una noche oscura para encontrarse con su amado (Dios) y unirse a él (éxtasis místico). Cántico espiritual, subtitulado Canciones entre el alma y el Esposo, es el más extenso de sus poemas. En las cuarenta liras que lo componen se describen, también por medio de una alegoría, las tres vías místicas: vía purgativa: la esposa (el alma) sale a buscar a su esposo (Dios), preguntando por él a la naturaleza; vía iluminativa: la esposa encuentra al esposo reflejado en una fuente y entabla con él un diálogo amoroso; vía unitiva: se produce la unión amorosa de los dos esposos, símbolo de la unión mística entre el alma y Dios. Llama de amor viva, el más breve de los tres poemas, consta de veinticuatro versos en seis estrofas que expresan el sentir del alma abrasada por el amor divino. Para explicar el significado simbólico de estos tres poemas, escribió posteriormente cuatro tratados en prosa, a modo de comentario, en los que expone lo esencial de su doctrina mística: Subida al Monte Carmelo, que comenta las dos primeras estrofas de Noche Oscura; Noche oscura del alma, que comenta esas mismas estrofas y el principio de la tercera, y Llama de amor viva, que comenta el poema del mismo nombre. SANTA TERESA (Gotarrendura, Ávila, 1515 ‐ Alba de Tormes, 1582) Religiosa y escritora mística española, conocida también como Santa Teresa de Ávila. Teresa de Jesús es el nombre de religión adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda, probable descendiente de judíos conversos, y de Beatriz de Ahumada, perteneciente a una noble familia abulense. Su vida y su evolución espiritual se pueden seguir a través de sus obras de carácter autobiográfico, entre las que figuran algunas de sus obras mayores: La vida (escrito entre 1562 y 1565), las Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones (iniciado en 1573 y publicado en 1610) y sus cerca de quinientas Cartas. La Vida abarca desde su infancia hasta la fundación del primer convento reformado de San José de Ávila, en 1562. Gracias a ella se sabe de su infantil afición por los libros de caballerías y de vidas de santos. En 1531, su padre la internó como pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia, pero al año siguiente tuvo que volver a su casa aquejada de una grave enfermedad. Determinada a tomar el hábito carmelita contra la voluntad de su padre, en 1535 huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación. Vistió el hábito al año siguiente, y en 1537 hizo su profesión. Por entonces empezó para ella una época de angustia y enfermedad, que se prolongaría hasta 1542. Durante estos años confiesa que aprendió a confiar ilimitadamente en Dios y que empezó a practicar el método de oración llamado «recogimiento», expuesto por Francisco de Osuna en su Tercer abecedario espiritual. Repuesta de sus dolencias, empezó a instruir a un grupo de religiosas de la Encarnación en la vida de oración y a planear la reforma de la orden carmelitana para devolverle el antiguo rigor, mitigado en 1432 por Eugenio IV. Empezó entonces a ser favorecida con visiones «imaginarias» e «intelectuales», visiones que habrían de sucederse a lo largo de su vida y que determinaron sus crisis para averiguar si aquello era «espíritu de Dios» o del «demonio». Su ideal de reforma de la orden se concretó en 1562 con la fundación del convento de San José. Se inicia entonces una nueva etapa en su vida, en la que la dedicación a la contemplación y la oración es compartida con una actividad extraordinaria para conseguir el triunfo de la reforma carmelitana. Desde 1567 hasta su muerte, fundó en Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos. En 1568 se erigió en Duruelo el primer convento reformado masculino, gracias a la colaboración de san Juan de la Cruz y del padre Antonio de Heredia. Redactó las Constituciones (1563), que fueron aprobadas en 1565 por Pío IV, y que se basan en los siguientes puntos: vida de oración en la celda, ayuno y abstinencia de carne, renuncia de rentas y propiedades, comunales o particulares, y práctica del silencio. Para ayudar a sus religiosas a la realización de su ideal de vida religiosa compuso Camino de perfección (escrito entre 1562 y 1564 y publicado en 1583) y Las moradas o Castillo interior (1578). La reacción de los miembros de la antigua observancia carmelita llegó a su punto culminante en 1575, año en que denunciaron a los descalzos a la Inquisición. Un breve de Roma, en 1580, ordenó la separación de las dos órdenes. En 1604 se inició el proceso de canonización de Teresa. En 1614 fue declarada beata, y en 1622 fue canonizada por Gregorio XV. En 1970 fue proclamada doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer que recibía esta distinción. Además de las obras citadas, dejó escritas las siguientes: Meditaciones sobre los cantares, Exclamaciones, Visita de descalzas, Avisos, Ordenanzas de una cofradía, Apuntaciones, Desafío espiritual, Vejamen y unas treinta poesías. GARCILASO DE LA VEGA (Toledo, 1501? ‐ Niza, 1536) Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago. En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate, durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió. Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Boscán, en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido. Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista. Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los 40 sonetos y las 3 églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista y en ellos el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausias March. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una elegía a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía horaciana y virgiliana. FRAY LUIS DE LEÓN (Belmonte, España, 1527‐Madrigal de las Altas Torres, id., 1591) Escritor español en lenguas castellana y latina. De ascendencia judía, desde muy joven militó en la orden agustina. Estudió en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, donde obtuvo dos cátedras: la primera de filosofía moral y la segunda de Sagradas Escrituras, que abandonó más tarde para dedicarse a su orden. Fue detenido por la Inquisición y encarcelado durante casi cuatro años (1573‐1576) a causa de su Comentario al Cantar de los Cantares (1561), traducción al castellano del texto bíblico, entonces prohibido. Fray Luis fue un gran humanista de espíritu cristiano y muy buen conocedor de los clásicos latinos. Destacó ante todo como prosista en castellano: su conciencia estilística, que se manifiesta en los efectos rítmicos que introdujo en su prosa, y su empeño en conseguir un lenguaje cuidado y natural lo convierten en un escritor fundamental para la consolidación de la prosa castellana. Destacan en este sentido La perfecta casada (1583), sobre las virtudes de la mujer cristiana, y, sobre todo, De los nombres de Cristo (1574‐1575), comentario erudito que constituye sin duda su obra más conseguida estilísticamente. Sin embargo, su fama literaria se debe a sus composiciones poéticas, veintitrés poemas publicados por primera vez por Quevedo en 1637 en un intento de ofrecer contramodelos a la corriente gongorina. Tan riguroso como en su prosa, su poesía demuestra un gran dominio del ritmo y del tono. Siguió las innovaciones métricas introducidas por Boscán y Garcilaso, pero se decantó exclusivamente por la lira. Máximo representante de la corriente horaciana, consiguió una expresión poética de gran perfección formal y fuerza expresiva, de ejemplar sencillez. Sobre la base de su pensamiento platónico‐agustiniano, cantó el ideal de vida retirada y el anhelo de plenitud que prefigura la vida celestial. OBRAS RENACENTISTAS EL LAZARILLO DE TORMES LA NOVELA PICARESCA: EL LAZARILLO DE TORMES Este género se consolida con la aparición en 1599 de la segunda novela picaresca: Vida de Guzmán de Alfarache, obra de Mateo Alemán. Características de la NOVELA PICARESCA: Existencia de un personaje que es el pícaro (o pícara). El pícaro es un personaje sin oficio conocido, entre cuyas actividades entran las de mendigar y robar; sin ninguna conciencia moral, vive a costa de los demás y llega a caer en la delincuencia, pero suele ser víctima de sus propios ardides. El protagonista de una verdadera novela picaresca tiene que narrar su propia vida en primera persona (AUTOBIOGRAFÍA). Es decir, tiene que contar su vida desde el presente inmediato (cuando es adulto) remontándose a su niñez. Si os fijáis, cuando uno recuerda parte de su vida anterior, siempre la contamos desde la perspectiva de hombre adulto, no desde la perspectiva que teníamos cuando éramos niños; por tanto, en la novela picaresca se unen esas dos perspectivas: la del pícaro maduro y la del pícaro niño (el pícaro que “se hace”). El pícaro siempre es hijo de padres “sin honra”. Se ve obligado a abandonar su hogar por la pobreza y suele pasar hambre. Sirve a varios amos (episodios continuados, uno detrás de otro). •
El Lazarillo de Tormes La importancia de esta novela breve, titulada Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, no consiste solo en haber iniciado el género picaresco en nuestra narrativa, sino en que con ella empieza la NOVELA MODERNA. En efecto, hasta el Lazarillo los relatos presentaban a un héroe adulto (un caballero o un señor refinado consagrado a la vida pastoril, un príncipe, etc.) cuyos caracteres estaban ya fijados cuando el Lazarillo se publicó, y entre los que destacaba el hecho de que ese héroe anterior al Lazarillo (generalmente noble) no cambiaba a lo largo de su historia y aventuras, es decir, su personalidad se mantenía inalterable, no cambiaba su forma de ser y, por lo tanto, por muchas aventuras que tuviese ese héroe anterior al Lazarillo, no observamos en él ninguna transformación importante de su personalidad. Este tipo de relato no es moderno. Sin embargo, con Lázaro de Tormes se produce un cambio importante: ahora se nos presenta una vida haciéndose, puesto que narra la historia de un personaje (no noble) desde su niñez, para que entendamos por qué, en el último capítulo, ha caído en el deshonor. De esta manera, ese personaje (por primera vez en la historia literaria, un protagonista pobre y miserable) es, en cada momento, una consecuencia de lo que ha vivido. No podríamos comprender cómo piensa y actúa en un capítulo sin saber qué le ha sucedido en el anterior y en los anteriores. Este es un RASGO NOVELESCO MODERNO. Aparición del Lazarillo: en 1554 se publicaron simultáneamente cuatro ediciones de la obra, sin nombre de autor, en Burgos, Alcalá, Amberes y Medina del Campo (el único ejemplar de la edición de Medina del Campo se encontró en 1992, oculto en una pared, en Barcarrota, Badajoz). Tuvo un éxito fulminante, a pesar de que muy pronto, en 1559, fue prohibida por la Inquisición. Sin embargo, continuó leyéndose porque entraban en España muchos ejemplares impresos en el extranjero. Estructura de la obra: El pregonero Lázaro de Tormes narra su vida, desde que nace en Tejares (Salamanca) hasta que ejerce aquel oficio en Toledo. La obra está dividida en un prólogo y siete tratados. PRÓLOGO: La obra comienza con un prólogo en que Lázaro de Tormes, pregonero de Toledo, dirigiéndose a un desconocido “vuestra merced”, confiesa su decisión de alcanzar fama contando su vida entera, para que sirva de ejemplo de cómo, con voluntad, se puede salir adelante (se trata de un prólogo sarcástico en el que se burla del afán de alcanzar la fama: hasta la pretende él, que ha llegado al poco envidiable oficio de pregonero y al estado de maridillo deshonrado). Los tres primeros tratados están unidos por el tema del hambre: TRATADO I: El protagonista sirve a un ciego tacaño y mezquino, a quien tiene que engañar para poder comer; al entrar a servirle es un niño inocente, pero a su lado aprende toda suerte de malicias, y cuando lo abandona sabe ya más tretas. Recordar los siguientes episodios con el ciego: episodio del toro de piedra; episodio de la jarra de vino; episodio de las uvas; episodio de la longaniza, episodio final de la venganza de Lazarillo. TRATADO II: En este tratado, Lázaro sirve al cura de Maqueda (Toledo), un clérigo avariento que lo mata de hambre y a quien tiene que robar los panes que le daban los fieles cristianos, sobre todo Lázaro los roba con gran ingenio (episodio del arca y la llave, la falsa culebra, los garrotazos finales). Este clérigo es, pues, peor amo que el ciego; y Lázaro critica así en su relato la avaricia de algunos clérigos y su inhumanidad. TRATADO III: Cuando ya parecía que no cabía más ruindad, Lázaro sirve a un escudero (un hidalgo sin fortuna) en cuya casa no hay absolutamente nada; pero este hidalgo lo trata bien, frente a la crueldad que mostraron con él los dos primeros amos. Lázaro, en este tercer tratado, siente piedad por el escudero y mendiga para alimentarlo (de esta manera queda ridiculizado en la obra el orgullo de quienes aparentaban ser de casta superior y eran, en realidad, unos pobretes). Pero, además, este tratado, el más importante de todos, permite contemplar el sentimiento de humana solidaridad que mueve a Lázaro, en contraste con la presunción de aquel hidalgo fantasmón. TRATADO IV: El tiempo pasa, Lázaro va creciendo, y ya no sufre hambre con el cuarto amo. Este tratado es brevísimo: un apunte anticlerical que toca el tema de la homosexualidad. TRATADO V: En este tratado, Lázaro no actúa como protagonista, sino que se limita a contemplar, asombrado, cómo un eclesiástico, vendedor de bulas (privilegios que el Papa concedía a quienes las compraban; eran como certificados que, por ejemplo, permitían comer carne a los cristianos en períodos no permitidos; estaban, supuestamente, firmadas por el Papa) engaña a unos incultos y crédulos aldeanos. Harto de ambos amos, Lázaro los abandona cuando se cansa de ellos. De esta manera continúa la crítica anticlerical. TRATADO VI: También muy corto, habla de su servicio a un maestro de pintar panderos[1]. También sirve Lázaro en este tratado a un capellán, que lo empleaba como aguador[2]. Con este último ahorra sus primeros dineros, que emplea para comprarse unas ropillas que mejoren su aspecto. Lázaro, pues, empieza a situarse en el mundo de los que aspiran a ser algo. TRATADO VII: Por fin, tras servir como auxiliar de un alguacil[3] (oficio que deja pronto por considerarlo peligroso), obtiene el cargo de PREGONERO REAL. Ahora lo protege un ARCIPRESTE, el cual lo casa con una criada suya que era su amante; esto da mucho que hablar en Toledo (el CASO que se comenta en el prólogo y al final del libro). Su largo “aprendizaje” (aprendizaje de la vida) ha terminado: ya puede aceptar la deshonra como una especie de triunfo. Si nos fijamos bien, toda la obra muestra el cumplimiento de una profecía: el ciego, en el tratado I, episodio de la jarra de vino, dice a Lázaro. “Yo te digo [...] que si un hombre en el mundo ha de ser bienaventurado con vino, que serás tú”. Y, efectivamente, Lazarillo alcanza su “ventura” cuando conoce al arcipreste de San Salvador, cuyos vinos pregonaba por Toledo para venderlos (tratado VII). Temas Anticlericalismo: Cinco de los nueve amos que Lázaro tiene a lo largo de su vida son eclesiásticos y ninguno es caritativo. Son, en cambio, egoístas y avariciosos. La crítica de la corrupción del clero revela el carácter erasmista de la novela. La limpieza de sangre y la honra: La obra critica el concepto externo y superficial de la honra que regía las relaciones sociales entre los españoles del Siglo de Oro. En esta época no hay dignidad ni honor si no se heredan con el linaje. El antihéroe: El pícaro es producto de una sociedad invertida, donde todo está trastocado y los religiosos no viven según manda la Biblia, ni los hidalgos con nobleza. Si todo está al revés, también lo estará la mentalidad del héroe. El hidalgo le enseñó a Lázaro que el honor era pura apariencia superficial, y por consecuencia Lázaro se creyó honrado sólo por la ropa que llevaba. Ironía en cuanto al concepto del honor: Lázaro ignora los rumores y las sospechas que su mujer le está engañando con el clérigo porque está contento en su situación. No le falta comida ni bienestar. Las dos Españas: Vemos la gloriosa e imperial en la honra superficial, y la real de esta época, que es doliente y deshonrada. MIGUEL DE CERVANTES Y EL QUIJOTE A diferencia de la de su contemporáneo Lope de Vega, quien conoció desde joven el éxito como comediógrafo, poeta y seductor, la vida de Cervantes fue una ininterrumpida serie de pequeños fracasos domésticos y profesionales, en la que no faltó ni el cautiverio, ni la injusta cárcel, ni la afrenta pública. No sólo no contaba con renta, sino que le costaba atraerse los favores de mecenas o protectores; a ello se sumó una particular mala fortuna que lo persiguió durante toda su vida. Sólo al final, tras el éxito de las dos partes del Quijote, conoció cierta tranquilidad y pudo gozar del reconocimiento hacia su obra, pero siempre agobiado por las penurias económicas. Sexto de los siete hijos del matrimonio de Rodrigo de Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas, Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá (dinámica sede de la segunda universidad española, fundada en 1508 por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros) entre el 29 de septiembre (día de San Miguel) y el 9 de octubre de 1547, fecha en que fue bautizado en la parroquia de Santa María la Mayor. La familia de su padre conocía la prosperidad, pero su abuelo Juan, graduado en leyes por Salamanca y juez de la Santa Inquisición, abandonó el hogar y comenzó una errática y disipada vida, dejando a su mujer y al resto de sus hijos en la indigencia, por lo que el padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, lo cual convirtió la infancia del niño en una incansable peregrinación por las más populosas ciudades castellanas. Por parte materna, Cervantes tenía un abuelo magistrado que llegó a ser efímero propietario de tierras en Castilla. Estos pocos datos acerca de las profesiones de los ascendientes de Cervantes fueron la base de la teoría de Américo Castro sobre el origen converso (judíos obligados a convertirse en cristianos tras 1495) de ambos progenitores del escritor. El destino de Miguel parecía prefigurarse en parte en el de su padre quien, acosado por las deudas, abandonó Alcalá para buscar nuevos horizontes en el próspero Valladolid, pero sufrió siete meses de cárcel por impagos en 1552, y se asentó en Córdoba en 1553; dos años más tarde, en esa ciudad, Miguel ingresó en el flamante colegio de los jesuitas. Aunque no fuera persona de gran cultura, Rodrigo se preocupaba por la educación de sus hijos; el escritor fue un lector precocísimo y sus dos hermanas sabían leer, cosa muy poco usual en la época, aun en las clases altas. Por lo demás, la situación de la familia era precaria. En 1556 Leonor vendió el único sirviente que le quedaba y partieron hacia Sevilla, con el fin de mejorar económicamente, pues esta ciudad era la puerta de España a las riquezas de las Indias y la tercera ciudad de Europa, tras París y Nápoles, en la segunda mitad del siglo XVI. A los diecisiete años Miguel era un adolescente tímido y tartamudo, que asistía a clase al colegio de los jesuitas y se distraía como asiduo espectador de las representaciones del popular Lope de Rueda, como recordaría luego, en 1615, en el prólogo a la edición de sus propias comedias: «Me acordaba de haber visto representar al gran Lope de Rueda, varón insigne en la representación y del entendimiento». En 1551 la hasta entonces pequeña y tranquila villa de Madrid había sido convertida en capital por Felipe II, por lo que en los años siguientes la ciudad quintuplicaría su tamaño y población y llevados, nuevamente, por el afán de prosperar, los Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital. No se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, a pesar de que en sus obras mostró familiaridad con los usos y costumbres estudiantiles; en cambio, su nombre aparece en 1568, firmando cuatro composiciones en una antología de poemas en loa de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, fallecida ese mismo año. El editor del libro, Juan López de Hoyos, humanista, probable introductor de Cervantes a la lectura de Virgilio, Horacio, Séneca y Catulo y, sobre todo, a la del humanista Erasmo de Rotterdam, se refiere a aquél como «nuestro caro y amado alumno». Otros aventuran, sin embargo, que en el círculo o escuela de Hoyos, Cervantes había sido profesor y no discípulo. En el año de 1569 un tal Miguel de Cervantes fue condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes salió de España ese mismo año huyendo de esta sanción, pero lo cierto es que en diciembre de 1569 se encontraba en los dominios españoles en Italia, provisto de un certificado de cristiano viejo (sin ascendientes judíos o moros) y meses después era soldado en la compañía de Diego de Urbina. Pero la gran expectativa bélica estaba puesta en la campaña contra el turco, en que el Imperio español cifraba su continuidad en el dominio y hegemonía en el Mediterráneo. Diez años antes, España había perdido en Trípoli cuarenta y dos barcos y ocho mil hombres. En 1571 Venecia y Roma formaban, con España, la Santa Alianza, y el 7 de octubre, comandados por el hermanastro bastardo del rey de España, Juan de Austria, vencieron a los turcos en la batalla de Lepanto. Fue la gloria inmediata, una gloria que marcó a Cervantes quien relataría luego, en la primera parte del Quijote, las circunstancias de la lucha. En su transcurso recibió el escritor tres heridas, una de las cuales, si se acepta esta hipótesis, inutilizó para siempre su mano izquierda y le valió el apelativo de «el manco de Lepanto» como timbre de gloria. Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes entró en batalla nuevamente en Corfú, también al mando de Juan de Austria. En 1573 y 1574 se encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo relaciones amorosas con una joven a quien llamó «Silena» en sus poemas y de la que tuvo un hijo, Promontorio. Es posible que pasara por Génova a las órdenes de Lope de Figueroa, puesto que la ciudad ligur aparece descrita en El licenciado Vidriera, y finalmente se dirigiera a Roma, donde frecuentó la casa del cardenal Aquaviva (a quien dedicaría La Galatea), conocido suyo, tal vez desde Madrid, y por cuya cuenta habría cumplido algunas misiones y encargos. Fue la época en que Cervantes se propuso conseguir una situación social y económica más elevada dentro de la milicia, con el cargo de alférez o capitán, para lo cual obtuvo dos cartas de recomendación ante Felipe II, firmadas por Juan de Austria y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su valiente actuación en la batalla de Lepanto. Con esta intención, los Cervantes se embarcaron en la goleta Sol, que partió de Nápoles el 20 de septiembre de 1575, y lo que debía ser un expeditivo regreso a la patria se convirtió en el principio de una infortunada y larga peripecia. A poco de zarpar, la goleta se extravió tras una tormenta que la separó del resto de la flotilla y fue abordada, a la altura de Marsella, por tres corsarios berberiscos al mando de un albanés renegado de nombre Arnaute Mamí. Tras encarnizado combate y consiguiente muerte del capitán cristiano, los hermanos cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación salvaron la vida a Cervantes pero serían, a la vez, la causa de lo prolongado de su cautiverio: Mamí, convencido de hallarse ante una persona principal y de recursos, lo convirtió en su esclavo y lo mantuvo apartado del habitual canje de prisioneros y del tráfico de esclavos corriente entre turcos y cristianos. Esta circunstancia y su mano lisiada lo eximieron de ir a las galeras. Argel era en aquel momento uno de los centros de comercio más ricos del Mediterráneo. En él muchos cristianos pasaban de la esclavitud a la riqueza renunciando a su fe. El tráfico de personas era intenso pero la familia de Cervantes estaba bien lejos de poder reunir la cantidad necesaria siquiera para el rescate de uno de los hermanos. Cervantes protagonizó, durante su prisión, cuatro intentos de fuga. El primero fue una tentativa frustrada de llegar por tierra a Orán, que era el punto más cercano de la dominación española. El segundo, al año de aquél, coincidió con los preparativos de la liberación de su hermano. En efecto, Andrea y Magdalena, las dos hermanas de Cervantes y de quienes se supone que ejercían la prostitución, mantuvieron un pleito con un madrileño rico llamado Alonso Pacheco Pastor, durante el cual demostraron que debido al matrimonio de éste sus ingresos como barraganas se verían mermados, y, según costumbre, obtuvieron dotes que fueron destinadas al rescate de Rodrigo, quien saldría de Argel el 24 de agosto de 1577, fracasado otro intento de fuga de Miguel, y los hermanos se despidieron, salvando este último la vida de la ejecución debido a que su dueño lo consideraba un «hombre principal». El tercer intento fue mucho más dramático en sus consecuencias: Cervantes contrató un mensajero que debía llevar una carta al gobernador español de Orán. Interceptado, el mensajero fue condenado a muerte y empalado, mientras que al escritor se le suspendieron los dos mil azotes a los que se le había condenado y que equivalían a la muerte. Una vez más, la presunción de riqueza le permitió conservar la vida y alargó su cautiverio. Esto sucedía a principios de 1578. Finalmente, un año y medio más tarde, Cervantes planeó una fuga en compañía de un renegado de Granada, el licenciado Girón. Delatados por un tal Blanco de Paz, Cervantes fue encadenado y encerrado durante cinco meses en la prisión de moros convictos de Argel. Tuvo un nuevo dueño, el rey Hassán, que pidió seiscientos ducados por su rescate. Estaba aterrado: temía un traslado a Constantinopla. Mientras, su madre, doña Leonor, había iniciado trámites para su rescate. Fingiéndose viuda, reunió dinero, obtuvo préstamos y garantías, se puso bajo la advocación de dos frailes y, en septiembre de 1579, entregó al Consejo de las Cruzadas 475 ducados. Hasta el último momento, Hassán retuvo a Cervantes, mientras los frailes negociaban, pedían limosna para completar la cantidad y por último, el 19 de septiembre de 1580, fue liberado y, tras un mes en que para limpiar su nombre pleiteó contra Blanco de Paz, se embarcó para España el 24 de octubre. Cinco días más tarde, después de un lustro de cautiverio, Cervantes llegó a Denia y volvió a Madrid. Tenía treinta y tres años y había pasado los últimos diez entre la guerra y la prisión; su familia, empobrecida y endeudada con el Consejo de las Cruzadas, reflejaba, en parte, la profunda crisis general del imperio, que se agravaría luego de la derrota de la Armada Invencible en 1587. Al retornar, Cervantes renunció a la carrera militar, se entusiasmó con las perspectivas de prosperidad de los funcionarios de Indias, trató de obtener un puesto en América y fracasó. Mientras, fruto de sus relaciones clandestinas con una joven casada, Ana de Villafranca (o Ana de Rojas), nació una hija, Isabel, criada por su madre y por el que aparecía como su padre putativo, Alonso Rodríguez. A los treinta y siete años Cervantes se casó. Su novia, Catalina de Salazar y Palacios, era de una familia de Esquivías, pueblo campesino de La Mancha. Tenía sólo dieciocho años, no obstante, no parece haber sido una unión signada por el amor. Meses antes, el escritor había acabado su primera obra importante, La Galatea, una novela pastoril al estilo puesto en boga por la Arcadia de Sannazaro cincuenta años atrás. El editor Blas de Robles le pagó 1.336 reales por el manuscrito. Esta cifra nada despreciable y la buena acogida y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a dedicarse a escribir comedias; aunque sabía que mal podía competir él, todavía respetuoso de las normas clásicas, con el nuevo modo de Lope de Vega, dueño absoluto de la escena española. Las dos primeras (La comedia de la confusión y Tratado de Constantinopla y muerte de Selim, escritas hacia 1585 y desaparecidas ambas) obtuvieron relativo éxito en sus representaciones, pero Cervantes fue vencido por el vendaval lopesco y, a pesar de las veinte o treinta obras (de las que sólo conocemos nueve títulos y dos textos, Los tratos de Argel y Numancia), alrededor de 1600 había dejado de escribir comedias, actividad que retomaría al fin de sus días. Entre 1585 y 1600 Cervantes fijó su residencia en Esquivías, pero solía visitar Madrid solo y, allí, alternaba con los escritores de su tiempo, leía sus obras y mantenía una permanente querella con Lope de Vega. En 1587 ingresó en la Academia Imitatoria, primer círculo literario madrileño, y ese mismo año fue designado comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible. También este destino le fue adverso: en Écija se enfrentó con la Iglesia por su excesivo celo recaudatorio y fue excomulgado; en Castro del Río fue encarcelado, en 1592, acusado de vender parte del trigo requisado, hasta que, al morir su madre en 1594, abandonó Andalucía y volvió a Madrid. Pero sus penurias económicas siguieron acompañándole. Nombrado recaudador de impuestos, quebró el banquero a quien había entregado importantes sumas y Cervantes dio con sus huesos en la prisión, esta vez en la de Sevilla, donde permaneció cinco meses. En esta época de extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote. Entre 1604 y 1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas de tan dudosa reputación y su aguerrida hija natural, así como sus sobrinas, siguieron a la corte a Valladolid, hasta que el rey Felipe III ordenó el retorno a Madrid. Pero en 1605, a principios de año, apareció en Madrid El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Su autor era por entonces hombre enjuto, delgado, de cincuenta y ocho años, tolerante con su turbulenta familia, poco hábil para ganar dinero, pusilánime en tiempos de paz y decidido en los de guerra. La fama fue inmediata, pero los efectos económicos apenas se hicieron notar. Cuando, en junio de 1605, toda la familia Cervantes, con el escritor a la cabeza, fue a la cárcel por unas horas a causa de un turbio asunto que sólo tangencialmente les tocaba (la muerte de un caballero asistido por las mujeres de la familia, ocurrida tras ser herido aquél a las puertas de la casa), don Quijote y Sancho ya pertenecían al acervo popular. Su autor, mientras tanto, seguía pasando estrecheces. No le ofreció respiro ni siquiera la vida literaria: animado por el éxito del Quijote, ingresó en 1609 en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento, a la que también pertenecían Lope de Vega y Quevedo. Era ésta costumbre de la época, que ofrecía a Cervantes la oportunidad de obtener algún protectorado. En aquel mismo año se firmó el decreto de expulsión de los moriscos y se acentuó el endurecimiento de la vida social española sometida al rigor inquisitorial. Cervantes saludó la expulsión con alegría, mientras su hermana Magdalena ingresaba en una orden religiosa. Fueron años de redacción de testamentos y contiendas sórdidas: Magdalena había excluido del suyo a Isabel en favor de otra sobrina, Constanza, y Cervantes renunció a su parte de la finca de su hermano también en favor de aquélla, dejando fuera a su propia hija, enzarzada en un pleito interminable con el propietario de la casa en la que vivía y en el que Cervantes se había visto obligado a declarar a favor de su hija. A pesar de no conseguir siquiera (como tampoco lo logró Góngora) ser incluido en el séquito de su mecenas el nuevo virrey de Nápoles, el conde de Lemos, quien, sin embargo, le daba muestras concretas de su favor, Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas ejemplares, que aparecieron en 1613; el Viaje al Parnaso, en verso, 1614. Ese mismo año lo sorprendió la aparición, en Tarragona, de una segunda parte del Quijote, por un tal Avellaneda, que se proclamó auténtica continuación de las aventuras del hidalgo. Así, enfermo y urgido, mientras impulsaba la aparición de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados (1615), acabó la segunda parte del Quijote, que aparecería en el curso del mismo año. A principios de 1616 estaba terminando su novela de aventuras en estilo bizantino, Los trabajos de Persiles y Segismunda; el 19 de abril recibió la extremaunción y al día siguiente redactó la dedicatoria al conde de Lemos, ofrenda que ha sido considerada como exquisita muestra de su genio y conmovedora expresión autobiográfica: «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...». Unos meses antes de su muerte, Cervantes tuvo una recompensa moral por sus penurias e infortunios económicos: uno de los censores, el licenciado Marques Torres, le envió una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615 con notables caballeros del séquito del embajador francés ante la corte Mariela: «Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: "Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?". Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo"». En efecto, ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde 1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma literaria nueva. Supo también que introducía el género de la novela corta en castellano con sus Novelas ejemplares y sin duda adivinaba los ilimitados alcances de la pareja de personajes que había concebido. Sus contemporáneos, si bien reconocieron la viveza de su ingenio, no vislumbraron la profundidad del descubrimiento del Quijote, fundación misma de la novela moderna. Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616 murió en su casa de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas, en la entonces llamada calle de Cantarranas. Hoy se desconoce la localización exacta de su tumba. Las fuentes del arte de Cervantes como novelista son complejas: por un lado, don Quijote y Sancho son parodia de los caballeros andantes y sus escuderos; por otro, en ellos mismos se exalta la fidelidad al honor y a la lucha por los débiles. En el Quijote confluyen, pues, realismo y fantasía, meditación y reflexión sobre la literatura: los personajes discuten sobre su propia entidad de personajes mientras las fronteras entre delirio y razón y entre ficción y realidad se borran una y otra vez. Pero el derrotero de Cervantes, que acompañó tanto las glorias imperiales de Lepanto como las derrotas de la Invencible ante las costas de Inglaterra, sólo conoció los sinsabores de la pobreza y las zozobras ante el poder. Al revés que su personaje, él no pudo escapar nunca de su destino de hidalgo, soldado y pobre. •
El quijote Es posible que Cervantes empezara a escribir el Quijote en alguno de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. Mas casi nada se sabe con certeza. En el verano de 1604 estaba terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos de 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato. En 1614 aparecía en Tarragona la continuación apócrifa escrita por alguien oculto en el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, quien acumuló en el prólogo insultos contra Cervantes. Por entonces éste llevaba muy avanzada la segunda parte de su inmortal novela. La terminó muy pronto, acuciado por el robo literario y por las injurias recibidas. Por ello, a partir del capítulo 59, no perdió ocasión de ridiculizar al falso Quijote y de asegurar la autenticidad de los verdaderos don Quijote y Sancho. Esta segunda parte apareció en 1615. En 1617 las dos partes se publicaron juntas en Barcelona. Y desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria. •
Génesis del Quijote Considerado en su conjunto, el Quijote ofrece una anécdota bastante sencilla, unitaria y bien trabada: un hidalgo manchego, enloquecido por las lecturas caballerescas, da en creerse caballero andante y sale tres veces de su aldea en búsqueda de aventuras, siempre auténticos disparates, hasta que regresa a su casa, enferma y recobra el juicio. Sin embargo, el conjunto de la trama no está diseñado de un tirón, sino que responde a un largo proceso creativo, de unos veinte años, un tanto sinuoso y accidentado: cabe la posibilidad de que Cervantes ni siquiera imaginara en los inicios cuál sería el resultado final. Algunos cervantistas han defendido la tesis de que Cervantes se propuso inicialmente escribir una novela corta del tipo de las "ejemplares". Esta idea se basa en la unidad de los seis primeros capítulos, en los que se lleva a cabo la primera salida de don Quijote, su regreso a casa descalabrado y el escrutinio de su biblioteca por el cura y el barbero. Otra razón es la estrecha relación entre el comienzo de cada capítulo y el final del anterior. Y también apoya esta tesis la semejanza entre los seis primeros capítulos y el anónimo Entremés de los romances, donde el labrador Bartolo, enloquecido por la lectura de romances, abandona su casa para imitar a los héroes del romancero, defiende a una pastora y resulta apaleado por el zagal que la pretendía, y cuando es hallado por su familia imagina que lo socorre el marqués de Mantua. Pero la tesis de la novelita ejemplar es rechazada por otros estudiosos que consideran que Cervantes concibió desde el principio una novela extensa. •
Intención y significación de la obra Lo que sí resulta seguro es que Cervantes escribió un libro divertido, rebosante de comicidad y humor, con el ideal clásico de instruir y deleitar. Cervantes afirmó varias veces que su primera intención era mostrar a los lectores de la época los disparates de las novelas de caballerías. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas invenciones de tales obras. Pero significa mucho más que una invectiva contra los libros de caballerías. Por la riqueza y complejidad de su contenido y de su estructura y técnica narrativa, la novela admite muchos niveles de lectura, e interpretaciones tan diversas como considerarla una obra de humor, una burla del idealismo humano, una destilación de amarga ironía, un canto a la libertad o muchas más. También constituye una asombrosa lección de teoría y práctica literarias. Porque, con frecuencia, se discute sobre libros existentes y acerca de cómo escribir otros futuros, ya desde la primera parte: escrutinio de la biblioteca de don Quijote, lectura de El curioso impertinente en la venta de Juan Palomeque y disputa sobre libros de caballerías y de historia, revisión de la novela y el teatro de la época en la conversación entre el cura y el canónigo toledano... En la segunda parte de la novela algunos personajes han leído ya la primera y hacen la crítica de la misma. La primera parte será así el punto de referencia de las discusiones sobre teoría literaria incluidas en la segunda. Entre otras aportaciones más, el Quijote ofrece asimismo un panorama de la sociedad española en su transición de los siglos XVI al XVII, con personajes de todas las clases sociales, representación de las más variadas profesiones y oficios, muestras de costumbres y creencias populares. Sus dos personajes centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una síntesis poética del ser humano. Sancho representa el apego a los valores materiales, mientras que don Quijote ejemplifica la entrega a la defensa de un ideal libremente asumido. Mas no son dos figuras contrarias, sino complementarias, que muestran la complejidad de la persona, materialista e idealista a la vez. •
La locura y los ideales La locura era un motivo frecuente en la literatura del renacimiento, como prueban las obras de Ariosto y de Erasmo de Rotterdam. Don Quijote actúa como un paranoico enloquecido por los libros de caballerías. Unos lo consideran un loco rematado, otros creen que es un "loco entreverado", con intervalos de lucidez. En general se admite que don Quijote actúa como loco en lo concerniente a la caballería andante y razona con sano juicio en lo demás. Don Quijote transforma la realidad y la acomoda a su ficción caballeresca: imagina castillos donde hay ventas, ve gigantes en molinos de viento y, cuando se produce el descalabro, también lo explica según el código caballeresco: los malos encantadores le han escamoteado la realidad, envidiosos de su gloria. Pero Don Quijote es también un modelo de aspiración a un ideal ético y estético de vida. Se hace caballero andante para defender la justicia en el mundo y desde el principio aspira a ser personaje literario. En suma, quiere hacer el bien y vivir la vida como una obra de arte. Se propone acometer "todo aquello que pueda hacer perfecto y famoso a un andante caballero". Por eso imita los modelos, entre los cuales el primero es Amadís de Gaula, a quien don Quijote emula en la penitencia de Sierra Morena. De ahí que Don Quijote provoque, como se ha señalado a menudo, una sonrisa y una lágrima. Nos reímos de los disparates del caballero; pero también sentimos la tristeza de ver fracasar su intento de realizar unos ideales que deberían ser posibles. •
Su influencia Quizá Cervantes nunca llegó a imaginar la importancia que su obra llegaría a tener para el desarrollo de la literatura. Tan importante ha sido la influencia del Quijote, que han sido innumerables los autores que han tomado esta obra como fuente de inspiración. Entre ellos cabe citar a William Shakespeare, Giovanni Meli, G. K. Chesterton, A. V. Lunacharski y Jorge Luis Borges. La obra de Cervantes también fue el punto de partida para importantes ensayos, entre los que se puede mencionar Vida de don Quijote y Sancho, de Miguel de Unamuno, y La ruta de don Quijote, de Azorín. EL MESTER DE CLERECÍA
Es una escuela literaria cultivada en España durante los siglos XIII y XIV por clérigos y poetas con amplia formación cultural. A diferencia del mester de juglaría, el mester de clerecía destaca por su carácter culto, abandono gradual del anonimato, perfección formal (la cuaderna vía, versos alejandrinos, rima consonante) y el uso de recursos retóricos (metáforas, símiles, alegorías, etc.). Estas composiciones poéticas suelen tener una línea narrativa y un fin didáctico o adoctrinador. Si bien predominan los temas religiosos y morales, también los hay de carácter novelesco, histórico‐legendario, épico y jocoso. Estos poemas a veces se leían en auditorios ante un público privilegiado. El mester de clerecía marca un hito importante en la evolución del castellano, pues los clérigos, que hasta este entonces venían escribiendo en latín, optaron por el romance (castellano medieval) dado que la mayoría de la gente ya no entendía el latín. De hecho, Gonzalo de Berceo, el exponente más importante del mester de clerecía, es considerado el primer poeta en componer en castellano. Como nota aparte, en esta época (1215 más concretamente), el romance también fue reconocido por la Iglesia en el Concilio Lateranense IV cuando lo aceptó como vehículo de catequización. Ejemplos: Algunas obras importantes del mester de clerecía: Libro de Alexandre, anónimo Libro de Apolonio, anónimo Poema de Fernán González, anónimo Vida de santo Domingo de Silos, Berceo Vida de san Millán de la Cogolla, Berceo Milagros de Nuestra Señoras, Berceo Libro de Buen Amor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Rimado de Palacio, Pero López de Ayala La cuaderna vía es el nombre que recibe la estrofa usada en el mester de clerecía, el tetrástrofo monorrimo. Su nombre proviene del quadrivium (del latín ‘cuatro caminos’), referido a las cuatro ciencias que constituían la base de los estudios medievales y que provenían de los pitagóricos. Los clérigos o sabios que escribían en cuaderna vía habían cursado los altos estudios de entonces, la educación superior derivada del quadrivium. Se trata de una estrofa de la métrica española compuesta por cuatro versos alejandrinos, es decir, de catorce sílabas (tetrástrofo), con rima consonante uniforme (monorrimo), repartidos en dos hemistiquios de siete sílabas, con pausa o cesura entre ellos. Por lo tanto, el esquema métrico de la cuaderna vía es A14 (7+7), A14 (7+7), A14 (7+7), A14 (7+7). GONZALO DE BERCEO (Berceo, Logroño, hacia 1195 ‐ Monasterio de San Millán de la Cogolla, hacia 1268) Escritor medieval que fue primer poeta en lengua castellana con nombre conocido. Fue clérigo y vivió en el monasterio de San Millán de la Cogolla (Logroño), donde se ordenó sacerdote, y en el de Santo Domingo de Silos (Burgos). En el monasterio de San Millán de la Cogolla ofició como clérigo secular, y llegó a ocupar los cargos de diácono (hacia 1120) y presbítero (hacia 1237). Es el primer representante del llamado «mester de clerecía», escuela medieval de hombres de letras (una calificación que en aquella época casi coincidía con la de sacerdote) cuya principal aportación fue la difusión de la cultura latina. Berceo inauguró la senda de la poesía erudita, en contraposición con la desarrollada por la poesía épica popular y la de los juglares. Sus obras, escritas en cuaderna vía (estrofa de cuatro versos alejandrinos monorrimos) como era habitual en el «mester», son estrictamente religiosas y se suelen clasificar en tres grupos: vidas de santos, obras marianas y obras de temática religiosa más amplia, de tipo doctrinal. Los poemas hagiográficos, sobre santos locales (Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos y Vida de Santa Oria), se basan en fuentes latinas y en tradiciones del propio monasterio. Las dos primeras siguen una idéntica estructura tripartita: la primera parte cuenta la vida del santo, la segunda relata los milagros que el santo realizó en vida y la tercera los realizados tras su muerte a personas que rogaron su favor. No hay duda de que, además de la finalidad moral del conjunto, las terceras partes obedecían al propósito de atraer peregrinos a los monasterios de San Millán de la Cogolla y de Santo Domingo de Silos, donde se hallaban enterrados los santos. El grupo de obras marianas cuenta con tres títulos fundamentales: Loores de Nuestra Señora, Milagros de Nuestra Señora y Duelo de la Virgen. Los poemas religiosos de naturaleza doctrinal son El martirio de San Lorenzo, El sacrificio de la misa y Los signos que aparecerán antes del Juicio. Destaca entre sus obras los Milagros de Nuestra Señora, llena de notas folclóricas y detalles cómicos. Inspirada por una colección de milagros en latín, está compuesta por una introducción alegórica y veinticinco poemas que cuentan milagros atribuidos a la Virgen, descrita como un personaje cercano que ampara a los fieles. Berceo, en su ánimo de acercarse al pueblo, se hizo portavoz de una religiosidad emotiva y llena de sucesos con la que fácilmente podían identificarse sus oyentes, alejándose así de la aridez teológica propia de los tratados latinos. Probablemente difundida de forma oral por los juglares, su obra tiene un claro objetivo didáctico y moral, y se caracteriza por un tratamiento sencillo y popular del lenguaje. A menudo Berceo hace referencia a sus propios avatares biográficos y da muestras, con su expresión realista y auténtica, de su gusto por la recreación de detalles pintorescos y cotidianos. Su forma de narrar los sucesos religiosos y de intentar acercarlos al pueblo mediante un estilo y una forma de sentir humilde y sencilla hizo de Berceo un autor de gran valor simbólico para la Generación del 98. DON JUAN MANUEL (Escalona, actual España, 1282 ‐ Córdoba, 1348) Escritor medieval castellano. Hijo del infante don Manuel y sobrino de Alfonso X el Sabio, heredó el título de gobernador general del reino de Murcia y participó activamente en las luchas políticas de su tiempo. Así, apoyó en un principio a Fernando IV durante su minoría de edad, para pasarse después al bando de Alfonso de la Cerda cuando éste fue proclamado rey. A su caída, volvió junto a Fernando IV, y tras la muerte de éste participó en las luchas nobiliarias sobre la regencia del menor Alfonso XI (1327‐1337), quien le había prometido el gobierno del reino de Toledo; cuando el regente incumplió la promesa, le retiró su favor y abogó por el infante don Juan. Juan Manuel se casó tres veces: con la infanta Isabel de Mallorca, con Constancia de Aragón y con Blanca, heredera de la casa de Lara, con lo que consiguió incrementar considerablemente su fortuna y su prestigio nobiliario. Posteriores problemas con el rey lo alejaron por un tiempo de la política y se refugió entonces en la labor literaria. Fue uno de los hombres más cultos de su época y contribuyó de forma importante a dar un impulso decisivo a la prosa castellana. Basándose en fuentes latinas, creó una obra personal, de intención didáctica, de gran unidad lingüística y estilística. Sus obras iban dirigidas a formar a los jóvenes caballeros nobiliarios, instruyéndolos en una moral práctica destinada a darles recursos para desenvolverse en la vida de la corte. Una de las tesis predominantes de su producción, toda ella de carácter didáctico y moral, consistió en asegurar que cualquier hombre puede salvarse, siempre y cuando sea fiel a las obligaciones de su condición social. Así se aprecia en el Libro del cavallero et del escudero (1326), en el cual es notable la influencia de Ramon Llull, y en el Libro de los estados (escrito entre 1327 y 1332), adaptación de la leyenda medieval de Barlaam y Josafat. Si bien en la primera obra el elemento narrativo es mínimo, en la segunda se cuenta ya con un estilo definido la conversión al cristianismo del rey de Morobán, su hijo Johás y el maestro Turín gracias a la sabiduría del cristiano Julio, que se detiene en el análisis concienzudo de los principales estamentos sociales. Otras obras del autor son el Libro de la caza y el Libro infinido, en los que abundan las referencias autobiográficas, y la Crónica abreviada, resumen de la Primera Crónica General de Alfonso X. Preocupado por la transmisión de su obra, algo insólito en la Edad Media, depositó todos los originales en el monasterio de Peñafiel con el objeto de asegurarse de que no sufrieran alteración alguna por parte de los copistas. •
El Conde Lucanor Pero su obra más importante es sin duda el Libro de los enxiemplos del conde Lucanor et de Patronio (redactado entre 1325 y 1335), más conocido con el título abreviado de El conde Lucanor. La primera parte consta de 51 cuentos basados tanto en fuentes orientales (sobre todo las colecciones de apólogos del Sendebar y el Calila e Dimna) como cristianas (la Disciplina clericalis de Pedro Alfonso). En cada uno de los 51 "ejemplos", el conde Lucanor pide consejo a su ayo Patronio sobre cierta inquietud o problema, y Patronio ilustra su respuesta con un relato relacionado con la cuestión planteada con el fin de instruirle. Entre los cuentos destacan el del sueño mágico de don Illán, que inspiró una comedia a P. Ruiz de Alarcón; el de doña Truhana, precedente de la fábula de la lechera; el de los tejedores que hicieron al rey un paño invisible, utilizado por Miguel de Cervantes en el Retablo de las maravillas, y el del mancebo casado con una mujer brava, que sirvió de tema a La fierecilla domada de William Shakespeare. El estilo de los cuentos de la primera parte, de gran naturalidad y concisión, alcanza un considerable nivel de fluidez narrativa, aunque don Juan Manuel nunca supeditó a este logro sus propósitos didácticos. En la segunda, tercera y cuarta parte de El conde Lucanor hallamos series de proverbios o sentencias, ordenadas de menor a mayor dificultad, y en la quinta y última, un sermón moral de Patronio sobre el modo en que los hombres pueden alcanzar la salvación. JUAN RUIZ: ARCIPRESTE DE HITA Alcalá de Henares?, actual España, s. XIII‐Hita, id., s. XIV) Escritor castellano. Escribió la obra más importante en lengua española de la época, el Libro de Buen Amor, considerada también como una de las obras literarias más relevantes de la Europa medieval. De este poema se han extraído todos los datos biográficos disponibles sobre el Arcipreste: su nombre, su lugar de nacimiento y la ciudad en que estudió, Toledo, punto de encuentro de las civilizaciones musulmana, judía y cristiana. Aunque subsisten ciertas dudas respecto a la exactitud de estos datos, se ha llegado a calificar su obra de mudéjar, por la equívoca relación que establece entre piedad religiosa y sensualidad y su refinado ideal de belleza femenina. •
Manuscrito del Libro del Buen Amor El propio Arcipreste alimenta esta confusión entre la pasión religiosa y la pasión amorosa, habitual en la literatura popular de la Edad Media, al proclamar al comienzo del libro que éste debe ser «bien entendido», con lo cual señala su doble sentido, y añade que no debiera el lector dejarse engañar por las referencias sensuales y en ocasiones abiertamente eróticas de la obra, pues si muestra estos vicios es para generar repulsa y no para tentar con ellos; sin embargo, hay quien supone que esta parte fue escrita para aplacar las críticas, y que la finalidad del libro es bien poco piadosa. Las cantigas a Santa María denotan lo que parece un verdadero fervor religioso, acentuado por la situación de tribulación moral en que confiesa hallarse el autor en más de una ocasión. El libro acata una y otra vez la moral eclesiástica y fustiga con acritud lo que ésta condena, pero procede, de manera sistemática, a un olvido «sospechoso» de las severas intenciones proclamadas para situarse en el campo de la desenfadada sátira popular. Si lo religioso parece servir a menudo a fines profanos, también ocurre a la inversa, cuando el relato más pícaro y desenvuelto sirve para inferir alguna máxima moralizadora. Su estilo es a la vez pintoresco y vivaz, y denota una extraordinaria facilidad en el empleo de términos expresivos y de gran plasticidad. Lejos de proceder a una selección cuidadosa de vocablos, ofrece una sorprendente abundancia de palabras, giros y dichos populares, que constituyen un ágil e ingenioso entramado lingüístico y suponen un avance significativo respecto del lenguaje de los poetas del siglo XIII, más limitado y mucho menos vivaz y espontáneo. La orientación popular del Libro de Buen Amor es patente y puede comprobarse en su métrica irregular y en su anunciada intención de servir como libro de cantares para ser repetido e incluso modificado por el pueblo («Cualquier homne que lo oya, si bien trobar sopiere, puede más añadir e emendar si quisiere»). En la figura del Arcipreste, el juglar y el clérigo llegan a confundirse por completo: como cualquier juglar, solicita un don al término de su relato, aunque recuerda su condición de clérigo y se limita a pedir un paternoster a guisa de recompensa, lo que constituye un nuevo y equívoco guiño al lector. Con el Arcipreste de Hita llega a su cumbre la juglaría lírica en castellano, que antes había desplazado a la gallega, predominante durante el siglo anterior. El único manuscrito que se conserva de la obra señala que fue compuesta en prisión, en donde se supone que el arzobispo de Toledo, Gil de Albornoz, ordenó que se encerrara a Juan Ruiz, aunque bien podría tratarse de una referencia alegórica al mundo como prisión del alma, lugar común de la literatura medieval. Aunque se ignora la fecha exacta de su muerte, se sabe que ya en el año 1351 el arcipreste de la ciudad de Hita era una persona distinta de Juan Ruiz. FERNANDO DE ROJAS (La Puebla de Montalbán, España, h. 1470 ‐ Talavera de la Reina, id., 1541) Escritor español, autor de La Celestina. Fernando de Rojas procedía de una familia acomodada de judíos conversos de cuatro generaciones que fue perseguida por la Inquisición. Estudió derecho en Salamanca y, como todos lo estudiantes salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde. Primera edición de La Celestina; Se cree, casi con certeza, que escribió un solo libro, pero de una importancia fundamental en la historia de la literatura: La Celestina. La primera edición que conservamos de la obra fue publicada anónimamente en 1499, en Burgos, con el título de Comedia de Calisto y Melibea. La obra está escrita como una pieza de teatro, en forma dialogada, y dividida en actos; la primera edición tenía dieciséis actos y las de 1502, tituladas Tragicomedia de Calisto y Melibea, veintiuno. Pese a este carácter de obra dramática, su extensión la hace casi irrepresentable. La obra fue escrita para ser leída en voz alta en un círculo de humanistas u oyentes cultos, los cuales pudieron haber hecho aportaciones; se sabe que el manuscrito circuló bastante antes de que el autor lo entregase a los impresores. Se calcula que de 1499 a 1634 se publicaron 109 ediciones en castellano, no sólo en España sino también en otros países de Europa, donde además fue traducida a diversas lenguas. En la Carta del autor a un su amigo, que precedió a la obra en la edición de 1500 (Toledo), Rojas declara que encontró escrito el primer acto y le gustó tanto que decidió completar la obra. Esta afirmación ha sido corroborada por la mayoría de estudiosos de La Celestina: de este modo, el extenso acto I (ocupa cerca de la quinta parte de sus páginas) habría sido escritor por una autor cuya identidad aún no ha sido verificada (Rojas mencionó en la Carta a Juan de Mena y Rodrigo Cota como posibles autores). Rojas también aclaró que los "argumentos" o resúmenes que preceden a cada acto fueron añadidos por los impresores. A esta edición se agregaron, además, once octavas acrósticas escritas por Rojas y, al final del libro, seis octavas escritas por Alonso de Proaza, un humanista que fue el corrector de la edición y que reveló cómo por los acrósticos se puede saber que Rojas es el autor del libro, ya que la Carta del autor a un su amigo no llevaba firma. La obra sufrió a lo largo de las sucesivas ediciones del siglo XVI innumerables modificaciones y agregados, probablemente no debidos a la pluma de Fernando de Rojas. Se ha discutido si son de su autoría los cinco actos que tiene de más la edición que aparece con el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea (1502), quizá escritos a petición de los lectores, que querían que se prolongara la historia de amor de Calisto y Melibea. Desde un primer momento, al parecer, el público rechazó el título de Comedia (según Rojas dado por el primer autor). Pronto se obvió el de Tragicomedia y empezó a llamarse Celestina o La Celestina al libro destinado a ser, con este nombre, uno de los más famosos de la literatura universal. Menéndez Pelayo lo consideró el mejor libro español después del Quijote. •
La Celestina A pesar de su forma dialogada, La Celestina no es estrictamente una obra teatral, sino que se inscribe en una tradición que arranca del teatro romano de Terencio y que continúa en diversos géneros medievales como la comedia elegíaca y la comedia humanística, constituidos por obras escritas en latín. Entre las comedias elegíacas destaca el Pamphilus (siglo XII), con un argumento similar al de La Celestina, aunque mucho menos desarrollado y con desenlace feliz. Pero el género con el que La Celestina guarda mayores concomitancias es sin duda la comedia humanística, creada en Italia en el siglo XIV por Petrarca, autor a quien Rojas conocía muy bien. El lento desarrollo de un argumento simple, la profundización en la psicología de los personajes, cualquiera que sea su condición social, el realismo y la variedad estilística son características de la comedia humanística perfectamente aplicables a La Celestina. Se trata, en definitiva de obras dialogadas de carácter dramático pero no destinadas a la representación, sino a la lectura en voz alta ante un auditorio, como el propio Rojas menciona en el prólogo. La Celestina es una historia de amor trágica, compuesta según el incipit "en reprensión de los locos enamorados [...] y en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos y lisonjeros sirvientes". Por su lineal simplicidad, resulta fácil trazar un resumen del argumento de La Celestina: el joven Calisto entra en un jardín para recoger a su halcón, se encuentra con Melibea y queda deslumbrado por su belleza. Calisto le declara su amor, pero Melibea le rechaza. El lugar de este primer encuentro, no obstante, sólo se conoce por los resúmenes que añadieron los impresores, y se cree que en realidad tiene lugar en un templo, lo que explica las irreverentes hipérboles sacras con que Calisto pondera su amor. Calisto regresa a su casa y se abandona a la melancolía causada por el rechazo. Desde el primer momento se advierte el extravío de Calisto, cuya extrema pasión amorosa le lleva a la blasfemia: "Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo", responde cuando su criado Sempronio le pregunta si es cristiano. Siguiendo el consejo de Sempronio, Calisto decide valerse de los servicios de una vieja alcahueta, llamada Celestina, para obtener el favor de Melibea. Su otro criado, Pármeno, previene a Calisto sobre el oficio y malas artes de Celestina: la reputación de la vieja es tal que su sola presencia es un deshonor para la casa. Pero Calisto ignora su consejo, la recibe en su casa y le cuenta su mal. Celestina acepta el encargo y le promete concertar una cita con Melibea. Ello será, por supuesto, a cambio de dinero o dávidas, que Celestina acuerda repartir con Sempronio y también con Pármeno, a quien logra poner de su lado. Con un pretexto que le proporciona una de sus múltiples actividades, Celestina penetra en casa de Melibea y logra hablarle a solas. Melibea, cuando llega comprender las intenciones de la vieja, se cierra en su orgullo de mujer, indignándose de que haya dudado de su honestidad. Pero Celestina le explica que ha venido a pedirle su amuleto para curar a Calisto, que sufre de un terrible dolor de muelas. Melibea le presta el amuleto y llega a rogar a Celestina que vuelva a verla, para darle una oración contra el mal de su protegido; superado el rechazo inicial al que le obligaba su pundonor, la pasión irá también apoderándose de Melibea. Celestina informa de la buena marcha de sus tercerías a Calisto, que, contentísimo, le da nuevos regalos. En la siguiente visita de Celestina a Melibea, la joven ya no puede ocultar su amor por Calisto, y queda concertada una cita nocturna en el huerto de Melibea. Celestina recibe por ello su salario final: una cadena de oro. Los criados Pármeno y Sempronio visitan a Celestina para exigir su parte de los beneficios, conforme a lo pactado. Pero Celestina, cegada por la codicia, se niega. Los criados la matan y, capturados por la justicia, son decapitados. Pese al escándalo y al público deshonor, Calisto se reúne con Melibea. Hallándose con ella, llegan desde la calle a oídos de Calisto los gritos de su criado Sosia, que pelea con unos rufianes. Al ir Calisto a ayudarle, cae desde el muro a la calle y se mata. Sabedora de su muerte, Melibea se encierra en una torre, desde la que confiesa todo lo ocurrido a su padre, Pleberio. Melibea se suicida arrojándose desde lo alto de la torre. La obra termina con el impresionante lamento de Pleberio, una desconsolada imprecación contra los males del mundo y el poder destructor de las pasiones. Muerte de Calisto; A pesar de la declarada intención moralizante, y como ocurre en las grandes creaciones, la riqueza significativa de la obra parece desbordar este planteamiento. No hay motivo para negar esa intención; la finalidad moral de la ficción literaria predominó durante toda la Edad Media y seguiría predominando en el Renacimiento. Ello no ha impedido a los estudiosos, sin embargo, detectar una fuerte carga crítica en la obra: el converso Rojas trazaría un agrio retrato de una sociedad que se dice cristiana pero que en modo alguno actúa como tal: todos los personajes se mueven por el egoísmo, por el propio interés; a unos los ciega la pasión, a otros las lujuria, a otros la codicia, la envida o el odio; y todos persiguen el dinero o el placer, sin importar su clase social: desde Calisto hasta los rufianes y las prostitutas protegidas por Celestina. Y no es que solamente obren de forma egoísta en la práctica; en muchos casos, como muestran sus palabras, piensan que es así como hay que obrar en el mundo. Antes de arrojarse desde la torre, Melibea no piensa en que su suicidio supondrá su condenación eterna; en su lugar, lamenta amargamente no haber disfrutado más del placer ("¿Cómo no gocé más del gozo"?). Otras interpretaciones que no ponen el acento en la condición de converso del autor coinciden también en ver en La Celestina el retrato de una sociedad en crisis: una sociedad que ha perdido ya los valores del antiguo sistema feudal (el honor y la dignidad en los señores, la lealtad en los vasallos, la moral y el concepto de vida cristianos) sin hallar en su lugar ningún otro valor fuera del individualismo. Los jóvenes amantes pasan por encima de su honor y de su dignidad, prescindiendo de los mayores y de los usos sociales; los criados, convertidos en meros asalariados, sólo persiguen su interés; el inframundo celestinesco atiende a lo inmediato y prescinde igualmente de toda moral. La Celestina sería así el reflejo de un mundo en descomposición, aquejado de una crisis tanto de orden moral como social, y del todo incapaz de sustituir los viejos valores arrinconados por otros superiores. EL MESTER DE JUGLARÍA Y LA POESÍA ÉPICA CASTELLANA
1. El mester de juglaría
La poesía épica es la primera manifestación literaria de importancia en lengua castellana. Esto
mismo ocurre en otros países europeos como Francia (Chanson de Roland). El género principal de la
poesía épica fue el de los cantares de gesta, extensas narraciones en verso en las que se exaltan las
hazañas y las virtudes de los héroes.
La poesía épica se encuadra dentro del denominado mester de juglaría, es decir, el arte popular
propio de los juglares. Los cantares de gesta eran recitados de memoria y difundidos por los juglares,
personas que se ganaban la vida actuando en espectáculos públicos. Sabían danzar, tocar instrumentos,
recitar y realizar ejercicios acrobáticos y circenses. Actuaban en las plazas de los pueblos y ciudades, en los
castillos o en las estancias de la corte.
Esta poesía se recitaba porque el pueblo era, casi en su totalidad, analfabeto. Era una “historia
cantada” que guardaba interés para el pueblo, pues fundía historia y poesía.
2. La poesía épica castellana
Entre los siglos XII y XIV aparecieron unos poemas épicos de gran extensión en los que se
relataban leyendas y hazañas de grandes héroes y guerreros. Son los cantares de gesta.
Se han conservado muy pocas obras de la épica medieval castellana, debido a que su transmisión
era oral y no escrita. Sólo el Cantar de Mio Cid se ha conservado casi completo. Además, se conserva un
fragmento de unos cien versos del Cantar de Roncesvalles y el tardío poema de las Mocedades de Rodrigo.
El gusto por estos largos poemas decayó a finales del siglo XIV.
Los poemas épicos conservados suelen agruparse en tres ciclos:
•
Ciclo francés. Los cantares de este ciclo se inspiran en la Chanson de Roland y tratan sobre el
emperador Carlomagno y sobre el guerrero Roldán, que murió luchando en los Pirineos. A este ciclo
pertenece el fragmento del Cantar de Roncesvalles que se conserva.
•
Ciclo de los condes de Castilla. En estos cantares se cuentan los orígenes legendarios del reino
castellano y su independencia del reino del León. No se conservan poemas de este ciclo, pero se sabe
que hubo cantares como el de Los siete infantes de Lara.
•
Ciclo del Cid. Su protagonista es Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, héroe castellano del siglo
XI que ganó gran fama en su lucha contra los árabes. A este ciclo pertenecen el Cantar de Mio Cid y las
Mocedades de Rodrigo.
3. Cantar de Mio Cid
El único cantar de gesta casi completo que ha llegado hasta nosotros es el Poema o Cantar de Mio
Cid.
Con respecto a la fecha de composición y a la autoría hay opiniones diversas. El manuscrito,
fechado en 1207, está firmado por Per Abbat, quien se supone que fue un simple copista. Los estudios más
recientes enmarcan su composición entre finales del siglo XII y principios del XIII. Sobre la autoría sólo
hay conjeturas: se cree que lo compuso un poeta culto que lo escribió empleando las fuentes y el estilo
propio de los poemas épicos de transmisión oral.
Argumento del Cantar de Mio Cid
La obra se divide externamente en tres partes o cantares diferentes:
“Cantar del destierro”. El rey
Alfonso VI destierra a Rodrigo
Díaz de Vivar, el Cid
Campeador, quien parte con
sus amigos vasallos hacia el
exilio. Antes, deja a su mujer
doña Jimena y a sus hijas
Elvira y Sol en el monasterio
de San Pedro de Cadeña. El
Cid y sus seguidores luchan
en tierras de moros: vencen
en la batalla de Alcocer y
saquean tierras del conde de
Barcelona, lo que ocasiona un
enfrentamiento entre éste y el
Campeador. El primer cantar
acaba con la liberación del
conde, avergonzado por su
derrota.
“Cantar de las bodas”. El
Cid conquista Valencia tras
dos años de sitio. Esto
significa el enriquecimiento del
héroe y el inicio del perdón del
rey, que permite la reunión de
toda la familia. Una nueva
victoria ante las tropas del
emir
de
Marruecos
proporciona al Cid aún mayor
poder y riqueza, lo que atrae
la codicia de los infantes de
Carrión, pertenecientes a la
alta nobleza leonesa. Piden la
mano de las hijas al rey y,
aunque el Cid se resiste, se
celebran las bodas por
decisión del monarca.
8
“Cantar de la afrenta de
Corpes”. Comienza con el
episodio del león, en el que
los infantes de Carrión dan
muestras de su cobardía. Al
regreso a sus tierras leonesas,
golpean y abandonan a dona
Elvira y doña Sol en el
robledal de Corpes. El Cid
reclama justicia en las cortes
de Toledo. Allí se muestra el
desprecio que sienten los
nobles de leoneses por el Cid,
pero éste triunfa en su
demanda. En el desafío que
sigue al juicio, sus hombres
derrotan a los infantes. Así, se
culmina
el
proceso
de
recuperación de la honra por
el héroe. Se pactan nuevas
bodas de las hijas con los
herederos de Navarra y
Aragón.
Tema y estructura
El tema principal del Cantar es el honor del protagonista. El Cid pierde su honor al ser desterrado,
pero lo recupera con sus victorias, sus hazañas y sus regalos al rey. Lo pierde de nuevo con la afrenta
realizada por los infantes de Carrión a sus hijas, por lo que se ve obligado a recuperarlo su honor y
ascender en la escala social.
Características técnicas y estilísticas
Por lo que respecta a la métrica, el Cantar se desarrolla en versos de medida irregular, en torno a
la dieciséis sílabas, y de rima asonante única. Los versos con la misma rima forman un tirada o serie, pero
la rima cambia al inicio de la tirada siguiente. El número de versos de que consta cada tirada es muy
variable: las hay de tres o cuatro versos y otras de casi doscientos.
En el arte narrativo del autor son frecuentes las intervenciones del juglar para hacer participar a los
oyentes en los sucesos relatados. Alterna los estilos directo e indirecto en la introducción de los diálogos y
varía los tiempos verbales. En las descripciones tiende a la concisión y a la sobriedad.
Los principales rasgos de estilo son los siguientes:
•
La actitud arcaizante en el uso de la lengua. Por ejemplo, el empleo de la –e final paragógica en las
palabras. Esa –e final se había perdido en el habla, pero el poeta la mantiene para dar un aire antiguo al
relato y para rimar más fácilmente los versos.
•
La abundancia y variedad del epíteto épico con que aparecen exaltados personajes y lugares. El mayor
número de esos epítetos se refiere al Cid: el que en buena hora nació, el que en buena hora ciñó
espada, el de la barba vellida, etc.
•
El recurso de figuras retóricas como los paralelismos o las comparaciones, aunque el estilo general
del Cantar es muy sobrio.
La biblioteca
de Babel
CHANSON DE ROLAND Y CANTAR DE RONCESVALLES
La conexión entre las distancias literarias épicas europeas de la Edad Media se puede comprobar
en la aparición de los mismos temas en cantares de gesta de diferentes países. Ya hemos visto en España,
por ejemplo, existe un ciclo francés de cantares de gesta, inspirados en las leyendas del país vecino.
En el caso de la Chanson de Roland y del Cantar de Roncesvalles, nos hallamos ante la misma
escena: el lamento del emperador Carlomagno ante el Cadáver de su sobrino Roldán, muerte un una
batalla.
2
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Comentaruio de texto y Literatura Tema-5
EL BARROCO ka
El Barroco es el período literario que sucede al Renacimiento y que abarca desde finales del s. XVI hasta finales del s. XVII. Frente a la época de esplendor del Renacimiento entramos en un periodo de decadencia: España comienza a perder su hegemonía en Europa y una fuerte crisis económica lleva a la población a la miseria y a un malestar generalizado. Podemos decir que el Barroco expresa la conciencia de una crisis, visible en los agudos contrastes sociales, el hambre, la guerra, la miseria. di
Dos escuelas: Culteranismo y Conceptismo os
Eu
re
Comienza a surgir un desengaño y una concepción pesimista del mundo, de la vida y de la situación de la nación y surgirán los temas propios del Barroco: el desengaño, la desvalorización de lo terreno, la melancolía, la comparación de la vida con un sueño del que se despierta en la muerte… Durante el barroco los juegos lingüísticos y poéticos fueron moneda común entre los escritores, buscando siempre el movimiento y la línea curva. Desde el punto de vista estético, sobresalen la búsqueda de la novedad y de la sorpresa; el gusto por la dificultad, vinculada con la idea de que si nada es estable, todo debe ser descifrado; la tendencia al artificio y al ingenio; la noción de que en lo inacabado reside el supremo ideal de una obra artística. Es
tu
La crítica desde el S. XIX, suele hablar de dos grandes corrientes estéticas tanto en la prosa como en la poesía: el culteranismo y el conceptismo. EL CULTERANISMO tro
de
También denominado gongorismo, se identifica con los recursos usados por Góngora. En esta corriente predominará la forma sobre el contenido. Los autores buscan el embellecimiento de la realidad, lo importante es lo ornamental. Realizan frecuentes alusiones a la mitología, hacen uso de un lenguaje latinizante, cultismos y como recursos más utilizados destacan: la metáfora, el hipérbaton, los paralelismos… C
en
Su autor más destacado como ya señalábamos será Luís de Góngora (pincha sobre el nombre del autor para ampliar la información). LUIS DE GÓNGORA (Córdoba, España, 1561‐id., 1627) Poeta español. Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Salamanca. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba, desempeñó varias funciones que le brindaron la posibilidad de viajar por España. Su vida disipada y sus composiciones profanas le valieron pronto una amonestación del obispo (1588). En 1603 se hallaba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando con afán alguna mejora de su situación económica. En esa época escribió algunas de sus Cenro de Estudios Eureka
Tipos de texto según su ámbito - Barroco
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más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo. Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo cual, como revela su correspondencia, no alivió sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte. Eu
re
ka
Aunque en su testamento hace referencia a su «obra en prosa y en verso», no se ha hallado ningún escrito en prosa, salvo las 124 cartas que conforman su epistolario, testimonio valiosísimo de su tiempo. A pesar de que no publicó en vida casi ninguna de sus obras poéticas, éstas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas. os
En sus primeras composiciones (hacia 1580) se adivina ya la implacable vena satírica que caracterizará buena parte de su obra posterior. Pero al estilo ligero y humorístico de esta época se le unirá otro, elegante y culto, que aparece en los poemas dedicados al sepulcro del Greco o a la muerte de Rodrigo Calderón. En la Fábula de Píramo y Tisbe (1617) se producirá la unión perfecta de ambos registros, que hasta entonces se habían mantenido separados. di
tro
de
Es
tu
Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época. En un rasgo típico del Barroco, pero que también suscitó polémica, Góngora rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de la incomprensión con que eran recibidos sus intrincados poemas extensos: «Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos». C
en
El estilo gongorino es sin duda muy personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica muestra del culteranismo barroco. Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino). La dificultad que entraña su lectura se ve acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado. Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Mena o Herrera. A la manera del primero, gusta Góngora de las correlaciones y plurimembraciones, no ya en la línea del Cenro de Estudios Eureka
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Comentaruio de texto y Literatura Tema-5
equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento barroco. Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina. EL CONCEPTISMO Eu
re
ka
Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y supuso su definitiva revalorización crítica. di
os
Es el movimiento literario que tiende a servirse del concepto, dando mayor importancia al contenido que a la forma, buscando la densidad y profundidad de los pensamientos. Más que por los aspectos formales como hacía el culteranismo, los conceptistas se inclinarán por los juegos de palabras, paranomasias, comparaciones, antítesis, hipérboles… Es
tu
Sus máximos exponentes serán Francisco de Quevedo(Pincha sobre el nombre del autor para ampliar la información) y Baltasar Gracián. de
FRANCISCO DE QUEVEDO C
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(Madrid, 1580 ‐ Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora. Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Cenro de Estudios Eureka
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Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real). Eu
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Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del conde‐
duque de Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las recomendaciones del conde‐duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628, un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León. Es
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Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó, en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde‐duque provocaron que éste empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy quebrantada, se retiró definitivamente a Torre de Juan Abad. de
Como literato, Quevedo cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su pensamiento, típico del Barroco. Sus mejores poemas muestran la desilusión y la melancolía frente al tiempo y la muerte, puntos centrales de su reflexión poética y bajo la sombra de los cuales pensó el amor. C
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A la profundidad de las reflexiones y la complejidad conceptual de sus imágenes, se une una expresión directa, a menudo coloquial, que imprime una gran modernidad a la obra. Adoptó una convencida y agresiva postura de rechazo del gongorismo, que le llevó a publicar agrios escritos en que satirizaba a su rival, como la Aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631). Su obra poética, publicada póstumamente en dos volúmenes, tuvo un gran éxito ya en vida del autor, especialmente sus letrillas y romances, divulgados entre el pueblo por los juglares y que supuso su inclusión, como poeta anónimo, en la Segunda parte del Romancero general (1605). En prosa, la producción de Francisco de Quevedo es también variada y extensa, y le reportó importantes éxitos. Escribió desde tratados políticos hasta obras ascéticas y de carácter filosófico y moral, como La cuna y la sepultura (1634), una de sus mejores obras, tratado moral de fuerte influencia estoica, a imitación de Séneca. Cenro de Estudios Eureka
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Sobresalió con la novela picaresca Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, obra ingeniosa y de un humor corrosivo, impecable en el aspecto estilístico, escrita durante su juventud y desde entonces publicada clandestinamente hasta su edición definitiva. Más que su originalidad como pensador, destaca su total dominio y virtuosismo en el uso de la lengua castellana, en todos sus registros, campo en el que sería difícil encontrarle un competidor. ka
LOPE DE VEGA Eu
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(Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562‐ id., 1635) Escritor español. Lope de Vega procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller. Es
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Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588‐1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo. de
Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares, una la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua. C
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Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente. La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios. La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos Cenro de Estudios Eureka
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sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición de La Celestina, la comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio. Eu
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Su obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como, por ejemplo: La Dragontea (1598); La hermosura de Angélica (1602), inspirado en el Orlando de Ariosto; Jerusalén conquistada (1609), basada en Tasso; La Andrómeda (1621); La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro (1599) y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una parodia épica. os
En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual (1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) y la Vega del Parnaso (1637). Es
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Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones. tro
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De las tres unidades ‐acción, tiempo y lugar‐, Lope sólo aconseja respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina), de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas). C
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En general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos ejes temáticos, el amor y el honor, y su público es de lo más variado, desde el pueblo iletrado hasta el más culto y refinado. De su extensísima obra, más de «mil quinientas» según palabras del propio autor, se conservan unas trescientas de atribución segura. La temática es tan variada que resulta de difícil clasificación. El grupo más numeroso es el de comedias de capa y espada, basadas en la intriga de acción amorosa: La dama boba, Los melindres de Belisa, El castigo del discreto, El caballero del milagro, La desdichada Estefanía, La discreta enamorada, El castigo sin venganza, Amar sin saber a quién y El acero de Madrid. De tema caballeresco: La mocedad de Roldán y El marqués de Mantua. De tema bíblico y vidas de santos: La creación del mundo y El robo de Dina. Cenro de Estudios Eureka
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De historia clásica: Contra valor no hay desdicha. De sucesos históricos españoles: El bastardo Mudarra y El duque de Viseo. Fuenteovejuna Eu
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Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del s. XV; entre ellas se encuentran: La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro. Argumento: La obra se basa en un episodio histórico que ocurrió en Fuente Ovejuna, un pueblo cordobés en 1476. Es la época de la reconquista y de la sociedad feudal tardía. Este pueblo es sometido no a la monarquía sino a la Orden de Calatrava. El Comendador del pueblo, Fernán Gómez de Gúzman, no respeta las leyes y abusa de su poder, traicionando los principios feudales y comportándose como un tirano. No sólo traiciona al puebo, sino también a los Reyes Católicos, cuando decide atacar Ciudad Real. Tras una dura batalla, conquista dicho pueblo para el bando de Juana la Beltraneja. Mientras tanto, Laurencia, la hija del alcalde, le dice a una amiga que el Comendador, que ya tenía fama de aprovecharse de las mujeres del pueblo, le había propuesto a Laurencia ser amantes, pero ella lo rechazó. Los Reyes Católicos se enteran de que la Ciudad Real ha sido conquistada por las tropas del Maestre de Calatrava y de Fernán Gómez y deciden enviar sus tropas a Ciudad Real para derrotar a los de Calatrava y retomar la ciudad. El Comendador se encuentra por casualidad con Laurencia y trata de llevarla a su palacio a la fuerza. En ese momento llega Frondoso, que está enamorado de Laurencia, y la rescata, apuntándole su ballesta al Comendador. Tras este suceso, el Comendador está furioso por el rechazo de Laurencia y quiere detener a Frondoso por haberlo amenazado con la ballesta. Además, recibe la noticia de que los Reyes Católicos han retomado Ciudad Real. Frondoso le pide la mano a Laurencia y ella lo acepta, pero en medio de la celebración de la boda, llega el Comendador y detiene a los novios. C
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Fuente Ovejuna (1619) es una obra de teatro barroco, de Lope de Vega, en la que el pueblo se levanta contra la injusticia y los abusos de poder. Según el crítico literario Menéndez Pelayo, "no hay obra más democrática en todo el teatro castellano". Cenro de Estudios Eureka
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El pueblo, ya harto de los robos, atropellos y crueldades del Comendador, decide unirse y tomar la justicia por su mano. Una noche llegan al palacio, invaden su casa y lo matan en nombre de Fuente Ovejuna y de los Reyes Católicos. En el juicio, cuando el juez les pregunta quién mató al Comendador, todo el pueblo responde: “Fuente Ovejuna, señor”. El puebo pide el perdón real y los Reyes Católicos absuelven el pueblo, porque es imposible determinar la identidad de los culpables concretos, e incorporan la villa a la corona. Estructura y estilo: En esta tragicomedia hay dos líneas narrativas paralelas: los abusos del Comendador en el pueblo, y su deseo de conquistar Ciudad Real. En el desenlace, las dos acciones se unen cuando el pueblo gana el juicio y los Reyes Católicos retoman Ciudad Real e incorporan Fuente Ovejuna a su reino. La obra consta de tres actos. En el primer acto triunfa el bien cuando Frondoso logra rescatar a Laurencia y se enfrenta al Comendador. En el segundo triunfa el mal cuando el Comendador interrumpe la boda y lleva a los novios presos. En el tercer acto vuelve a triunfar el bien cuando el pueblo derrota al Comendador y los Reyes los perdonan. En cuanto al estilo, el lenguaje de los personajes refleja su condición social. Lope de Vega emplea una varidad de métricas, que son en su mayoría de arte menor, como las redondillas y los romances. Entre las características barrocas de esta obra, destacan la corrupción del Comendador y el desencanto del pueblo, así como la desmesura y violencia exagerada con la que el pueblo asesina al Comendador, poniendo su cabeza en la punta de una lanza. de
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Temas: El poder colectivo: El personaje más importante de esta obra es de carácter colectivo. Si el pueblo no se hubiera unido en contra del Comendador, no hubiera podido derrotarlo y recibir el perdón real. La unificación del pueblo refleja la unificación de España bajo los Reyes Católicos. El abuso del poder y la traición: El Comendador abusa de su poder para aprovecharse de las mujeres de la villa, traicionando a la gente de su pueblo y el ideal del caballero medieval. También traiciona a los Reyes Católicos al tratar de apoderarse de Ciudad Real y al intentar convencer al Maestre de Calatrava a que tome armas contra el Rey. Defensa de la monarquía: En esta época el viejo sistema feudal se está cediendo paso a una monarquía fuerte. Lope defiende la monarquía y representa a los Reyes Católicos como vigorosos y sabios. •
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El honor: Las gente sencilla de la villa encarna los valores fundamentales de la vida honrada. Laurencia prefiere conservar su honor al ser amante del Comendador, a pesar de las promesas que le hace. El Comendador se burla de la idea que la gente sencilla pueda tener honor, por lo que la obra pone en evidencia que la nobleza no equivale al honor. El amor: El amor verdadero de Frondoso y Laurencia contrasta con la lujuría del Comendador que quiere abusar de Laurencia. Eu
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TIRSO DE MOLINA ka
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(Seudónimo de Fray Gabriel Téllez; Madrid, 1584 ‐ Almazán, 1648) Dramaturgo español. Es uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español. En su obra dramática se mantuvo fiel a Lope de Vega, del que sólo se diferencia por el análisis más profundo de la psicología de sus protagonistas, en especial en los tipos femeninos, cuya variedad y matización es poco usual en el teatro español de la época. de
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Pocos datos se conocen respecto de la biografía de Tirso de Molina. Se sabe que se ordenó en el convento mercedario de Guadalajara (1601); que vivió en el monasterio de Estercuel (1614‐1615); que viajó a Santo Domingo en 1616, de donde regresó dos años más tarde. Una Junta de Reformación le condenó a destierro de la corte por escribir comedias profanas. En 1626 estaba de nuevo en la corte y fue nombrado comendador del convento de Trujillo. Fue confinado en el convento de Cuenca por orden del P. Salmerón, visitador general, al parecer por las mismas causas que promovieron su destierro. En 1632 fue nombrado cronista de su orden; en 1645 fue comendador del convento de Soria, y al año siguiente, definidor provincial de Castilla. C
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Fue un autor muy fecundo. Dejó unas 300 comedias, que se imprimieron en cinco partes: Primera parte (Sevilla, 1627); Segunda parte (Madrid, 1635); Tercera parte (Tortosa, 1634); Cuarta parte (Madrid, 1635), y Quinta parte (Madrid, 1636). Como dramaturgo religioso, escribió varios autos sacramentales (El colmenero divino, No le arriendo la ganancia, El laberinto de Creta), comedias bíblicas (La mujer que manda en casa, sobre la historia de Acab y Jezabel; La mejor espigadera, sobre Ruth; La vida y muerte de Herodes; La venganza de Tamar) y comedias hagiográficas (la trilogía de La Santa Juana, La ninfa del cielo, La dama del Olivar). Extrajo de las historias y leyendas nacionales argumentos de numerosas comedias: la trilogía de los Pizarro (Todo es dar en una cosa, Amazonas en las Indias y La lealtad contra la envidia); la historia de Martín Peláez (El cobarde más valiente), o la de María de Molina (La prudencia en la mujer). Entre las comedias de carácter destacan Marta la piadosa y El vergonzoso en palacio. Al grupo de comedias de intriga pertenecen La villana de Vallecas, Desde Toledo a Madrid, Por el sótano y el torno y Don Gil de las calzas verdes. Cenro de Estudios Eureka
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Se le atribuyen, aunque no se incluyeron en las Partes de sus comedias, dos obras de contenido filosófico de gran importancia: El burlador de Sevilla y convidado de piedra, que introdujo el tema del libertino don Juan Tenorio en la literatura universal, y El condenado por desconfiado, en la que trató el tema de la arrogancia del hombre frente a la gracia divina y la importancia del libre albedrío. Su obra en prosa incluye una Historia de la orden de la Merced y dos obras misceláneas: Cigarrales de Toledo (1621) y Deleitar aprovechando (1635). El Burlador de Sevilla ka
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Tirso de Molina construye el drama uniendo los dos motivos tradicionales: el seductor y engañador de mujeres, y la cena con el difunto, en una misma línea argumental. di
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Su hilo conductor son los engaños con que este famoso caballero, don Juan, se burla de las mujeres y de las leyes del honor de su época, creyendo que no ha de llegar el momento de recibir el merecido castigo divino a tal comportamiento. Don Juan cree que tendrá tiempo de arrepentirse y, mientras llega ese momento, presume de poder actuar con absoluta maldad e impunemente. Pero el Burlador quedará burlado y, tras su burla, llegará el castigo de mano de una de sus víctimas, sin que pudiera burlar, finalmente, la ley más implacable del tiempo. Es
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La lección moral de la obra es que la salvación cristiana sólo la consiguen aquellos que utilizan el tiempo de su vida para actuar según la fe y no según el pecado. Figuras retóricas y otros recursos literarios. de
Se dan en Tirso de Molina, las dos tendencias características del estilo barroco: el culteranismo gongorino y el conceptismo. Pero este último el más acusado. C
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En los episodios de Tisbea y Aminta se recrea el ambiente de la poesía bucólica o pastoril, y sus personajes se expresan con las mismas imágenes tópicas que son metáforas cancioneriles: el fuego del amor, la amada como claro cielo o puerto seguro, la descripción de la blancura y el color sonrosado con las imágenes de rosas y lirios o jazmines... También, dentro de la tendencia culterana habría que destacar las alusiones a la mitología y a la historia antigua (Eneas, Troya, Cupido...). El gusto por la sintaxis latinizante se observa en el constante uso del hipérbaton. El estilo conceptista se puede ejemplificar con numerosos juegos de palabras, sobre todo en algunas escenas, recuérdense las maldiciones de Catalinón después del naufragio quejándose del agua o el diálogo entre el marqués de la Mota y don Juan sobre las prostitutas de Sevilla. Entre estos juegos de palabras cabe destacar el calambur, la dilogía, la antítesis, el paralelismo y, sobre todo, las segundas intenciones propias de la ironía. Cenro de Estudios Eureka
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Elementos de valor simbólico: os
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La luz contrapuesta a la oscuridad simboliza la constante lucha entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. El personaje de don Juan pertenece a las sombras, por eso actúa en la oscuridad de la noche para cometer sus engaños y cierra sus ojos a la luz de la fe. Recuérdese como seduce a Isabela y a doña Ana aprovechándose de la noche. El fuego tiene varias significaciones, la tópica metáfora del amor cortés, pero también como castigo del infierno. Tisbea primero arde de amor en brazos de don Juan, pero luego, al ser abandonada, el fuego se convierte en destrucción del honor. Don Juan se abrasa en el fuego infernal al estrechar la mano del Comendador. La mano también tiene un doble valor: la promesa de matrimonio, que don Juan utiliza para engañar a sus víctimas, y el castigo que irrevocablemente debe cumplirse, al estrechar la mano del Comendador. Eu
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Algunos temas y motivos tópicos de la literatura barroca: C
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El honor. Tema básico de la Comedia Nueva. Se basa en la reputación del individuo, la limpieza de sangre, la conducta honrosa; también se relaciona directamente con la virtud de las damas (hijas, esposas, prometidas, hermanas...) que están bajo la protección del caballero. La pérdida del honor se desagravia con la venganza. Don Juan no respeta el honor de nadie, por lo que representa un gran peligro para la sociedad. El menosprecio de corte y alabanza de aldea. Este tópico opone una visión idealizada del campo, de la vida en la naturaleza (como los ejemplos de la boda rústica de Aminta o la vida en el mar de Tisbea) a otra más crítica y negativa de la ciudad y de la corte, como lugar donde reside la inmoralidad (barrio de las prostitutas en Sevilla) así como la corrupción política y social (como se ve en algunos comentarios de Catalinón sobre los favoritos del rey). El matrimonio de palabra. Este tenía tanta validez como si la boda hubiera tenido lugar, pero en la práctica era más bien ocasión de múltiples abusos. Como los que comete don Juan con Isabela, Tisbea y Aminta. Engaño y desengaño. Tema barroco por excelencia, se relaciona con el disfraz y las falsas apariencias. Aparece cada vez que don Juan juega con otra identidad (se hace pasar por Octavio para seducir a Isabela, usa la capa del marqués de la Mota para suplantar a este con doña Ana). de
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Recursos dramáticos. Las características más importantes del teatro lopesco pueden verse representadas perfectamente en esta obra: Eu
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La mezcla de lo trágico con lo cómico, a ello contribuye la acción del gracioso en los momentos más tensos con sus chistes y salidas de tono, como por ejemplo en la escena final de la cena macabra. La división en tres actos o jornadas, con planteamiento, nudo y desenlace. No respeta las unidades de lugar, tiempo ni acción. La acción transcurre en diversos escenarios muy alejados entre sí (Nápoles, Tarragona, Sevilla, Dos Hermanas). Consecuentemente, para desplazarse se requiere un tiempo no acorde con las reglas aristotélicas. También se mezclan las acciones, concretamente en la obra hay cuatro seducciones y se entrecruzan las vidas y destinos de diversos personajes, a veces por decisión del rey. os
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En cuanto al lenguaje teatral, cabe destacar el uso del monólogo en la primera intervención de Tisbea, en un tono lírico, con un largo romancillo heptasilábico. Gracias a él, podemos conocer la vida y sentimientos de este personaje. C
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También es interesante la función de los apartes, esas frases que pronuncia un personaje sin que parezcan ser escuchadas por los otros actores que comparten la escena, pero sí por el público, que es a quien se dirigen intencionalmente. Los apartes sirven para conocer los verdaderos sentimientos de un personaje, sus malos presagios o sus intenciones reales. También para descubrir al público el juego del engaño y para que sea más cómplice de lo que ocurre en el escenario. Todos los personajes usan los apartes, pero los de Catalinón son los que consiguen una mayor complicidad con el público. CALDERÓN DE LA BARCA (Madrid, 1600‐id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder. Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro. Cenro de Estudios Eureka
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Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1561, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663, el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid. Eu
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Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática. di
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A. Valbuena ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras. de
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En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra. C
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Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético‐simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien. Con él adquirieron así mismo especial relevancia la escenografía –lo que él llamaba «maneras de apariencia»– y la música. La carpintería teatral se convirtió en un Cenro de Estudios Eureka
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elemento clave en la composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción. ka
La vida es sueño: Eu
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Los investigadores literarios de la obra de Calderón de la Barca afirman, basándose en un comentario de Lope de Vega, que La vida es sueño pudo ser escrita entre los años 1627 y 1629. La razón de que no se publicara hasta 1636 obedece a que hasta el año 1635 no se levantaría la prohibición real de imprimir comedias en Castilla. Es en este año de 1636cuando aparece publicada la obra “Primera parte de comedias de Don Pedro Calderón de la Barca escogidas por Don Ioseph Calderón, su hermano”. tro
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La vida es sueño fue escrita, por tanto, durante el reinado de Felipe IV, perteneciente a la casa real de los Austrias (o de Habsburgo), ejerciendo el gobierno efectivo su valido, el Conde‐Duque de Olivares. España entonces mantiene guerras en Flandes y otras posesiones europeas contra Inglaterra y Francia y está perdiendo gran parte del poderío territorial heredado deCarlos I o de Felipe II. C
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En ese contexto histórico de frentes bélicos y decadencia del Imperio español, de inmovilismo social, de vuelta a una religiosidad tenebrista, de bancarrota de la Corona, asistimos al nacimiento del Arte Barroco, un movimiento artístico deslumbrante que trastoca lo racional, lo sencillo y lo clásico del Renacimiento en un gusto por lo desmesurado, lo artificioso y lo recargado. En el plano literario el Barroco en España fue encarnado por figuras de la talla deFrancisco de Quevedo, Luis de Góngora, Sor Juana Inés de la Cruz, Lope de Vega, Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón o el propio Calderón de la Barca. Cenro de Estudios Eureka
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En lo que respecta al Teatro Barroco español, a principios del siglo XVII nacen los “Corrales de Comedias”, o teatros a pie de calle, lo que supone un auge del drama y de los autores teatrales, muy apreciados en este contexto. Estos Corrales de Comedias tenían un carácter muy popular y eran en realidad patios interiores de casas donde se representaban comedias, entremeses o piezas cortas que se escenificaban entre actos de una comedia o drama más largos, y autos sacramentales, o pequeñas piezas dramáticas de caracter religioso que enfatizaban el sacramento de la Eucaristía. Por otra parte, en 1609, cuando Calderón de la Barca apenas tenía 9 años, Lope de Vega escribe un ensayo titulado “Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo” en el cuál va a fijar las lineas directrices que van a regir en el Teatro barroco español del siglo de Oro y que podemos resumir en las siguientes características, trasladables también a La vida es sueño: os
‐ Tiene una finalidad de entretenimiento. di
‐ Confirma la regla de las tres unidades: unidad de acción, unidad de lugar y unidad de tiempo, aunque no la sigue a rajatabla. Es
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‐ División del drama en tres actos o escenas (o jornadas), respondiendo al esquema planteamiento, nudo y desenlace ‐ El uso de la métrica: es un teatro en verso. ‐ El lenguaje ha de ser cuidado y decoroso, pero profuso en el uso de metáforas y otrasfiguras retóricas. tro
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‐ Los temas principales van a ser la honra y el amor, tocando a veces el tema satírico. Esta obra, La vida es sueño, tiene una temática filosófica: la libertad del hombre o la predestinación divina. C
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Acto I Entra Rosaura violentamente en escena pues se ha caído del caballo y ha rodado por un monte (hipógrifo violento). Rosaura va vestida de hombre y ha llegado a Polonia. Sale a continuación a escena el gracioso Clarín, acompañante deRosaura en esta aventura. Ambos se dirigen, en aquel desierto montañoso, hacia un edificio que divisan. Se acercan a la puerta. Del oscuro interior sale un ruido de cadenas y una voz quejumbrosa. Cenro de Estudios Eureka
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Es la entrada en escena de Segismundo con su clásico “¡Ay mísero de mí, ay infelice!”. Rosaura yClarín dudan si huir o quedarse. Éste último piensa que la torre está encantada. Se aproximan, y a la luz ven a Segismundo, un hombre vestido de pieles y encadenado que profiere una declamación contra“los cielos” (Dios, en sentido figurado), pues quiere saber cuál fue su delito para recibir ese trato de prisionero y esas cadenas cuando cualquier animal salvaje goza de más libertad que él, aunque llega a la conclusión que el mayor delito del hombre es nacer. Rosaura, apiadada, se acerca aSegismundo diciéndole que su discurso le ha impresionado, pero la reacción de Segismundo es intentar matar a Rosaura, creyendo que es un hombre, por haberse enterado de sus flaquezas o debilidades. Al oirla hablar se enternece y la suelta. tro
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Rosaura se dispone a contarle su historia cuando interrumple Clotaldo, del que Segismundodice que es el alcaide de su prisión. Clotaldo está armado y acompañado de varios soldados a los que ordena tarparse el rostro. Clotaldo amenaza a Rosaura y Clarín diciéndoles que serán apresados porque han quebrantado la prohibición real de examinar a Segismundo (el prodigio que entre peñas yace). Clotaldo ordena a los soldados que venden los ojos a Rosaura y aClarín, quienes deponen las armas. Rosaura le entrega la espada a Clotaldo y éste la reconoce, preguntándole a Rosaura quién se la dio. Ella dice que una mujer que le dijo que partiera aPolonia y la mostrase entre los nobles y principales, porque el que la reconociera la ampararía y cuidaría de ella. Clotaldo dice que esa espada se la dejó a Violante, una hermosa mujer, con el encargo que quien se la llevara de vuelta a Polonia sería hijo suyo. Rosaura es hija, pues, deClotaldo, aunque éste todavía cree que es un hombre. Sin embargo en su soliloquio Clotaldoestá dudando entre el honor y la lealtad al rey, que le obliga a matar a ese joven (Rosaura) o el amor de padre. Clotaldo decide llevar a los prisioneros ante el rey Basilio y que él decida su destino. C
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En un lugar del palacio seguidos de cortesanos, se encuentran Astolfo y Estrella. Astolfo cuenta que ambos, él y Estrella son los aspirantes al trono del ya anciano e inclinado a los estudios, rey Basilio. No son hijos suyos sino hijos de dos hermanas del rey. A continuación sale el rey Basilioy su séquito y pide que todos escuchen lo que tiene que decir: el monarca cuenta, en primer lugar, que es un estudioso avezado de las matemáticas y de la astrología y que es capaz de leer profecías en los astros. Había profetizado que Clorilene, su esposa nacería el día que diera a luz a Segismundo, el hijo de ambos, y así sucedió luego. Luego vio en los astros que Segismundosería un príncipe cruel que convertiría el reino en una escuela de traiciones y de vicio, derrocándole del trono, por lo que a temprana edad decidió Cenro de Estudios Eureka
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recluirlo en una torre de piedra abandonada en las montañas, donde sólo Clotaldo‘ le ve para atender sus necesidades más básicas de alimento y educarlo en ciencias y en los preceptos del Catolicismo. os
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Tres cosas hacen dudar al rey Basilio: la primera: él debe velar por su reino y por sus súbditos y por si era cierta la profecía, decidió encerrar a Segismundo; la segunda es que para impedir que Segismundo cometa los delitos que ha visto anunciados en los astros, es el propio Basilio quien está cometiendo delitos, privando a la corona del sucesor legítimo; la tercera es la curiosidad que tiene Basilio por descubrir si su vaticinio, el oráculo estaba equivocado ySegismundo, en contra de los que dicen los planetas, será un buen rey. Entonces la decisión deBasilio es poner en el trono a su hijo Segismundo: si es prudente, cuerdo y benigno lo nombrará heredero a la corona; si es cruel, soberbio y nefasto, lo devolverá a la cárcel. Todos aclaman su decisión y se van. tro
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Entonces llegan hasta el rey Basilio, Clotaldo y sus prisioneros. Clotaldo le cuenta al rey que han visto a Segismundo y el lugar secreto donde lo ocultaban. El rey le dice a Clotaldo que no se preocupe, pues ya ha contado a sus súbditos el secreto del encierro de Segismundo y lo que piensa hacer con él. Entonces Clotaldo le dice a Rosaura y Clarín que son libres. Rosaura(aún disfrazada de muchacho) le cuenta a su padre, sin saber que es él, que ha venido a deshacer una afrenta contra Astolfo, duque de Moscovia, que se fue a Polonia a casarse con la infanta Estrella, mancillando el honor de su familia. Se van Rosaura y Clarín, dejando pensativo a Clotaldo. Acto II C
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Comienza el acto II de La vida es sueño con un díalogo entre Clotaldo y el rey Basilio. Aquél le cuenta al monarca que han sacado a Segismundo de la prisión dándole un bebedizo para adormecerlo y lo han trasladado al cuarto del rey. Basilio le cuenta a Clotaldo que hace esto para demostrar y demostrarse que el hombre predomina a las estrellas, es decir que el libre albedrío rige al ser humano y no un destino fijo escrito en los astros. Cenro de Estudios Eureka
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Por el díalogo siguiente entre Clarín y Clotaldo sabemos que Rosaura ha desvelado su personalidad y confiado la satisfacción de su honor a Clotaldo. Clarín se queja de que nadie atiende sus necesidades ahora que Rosaura está en palacio como dama de Estrella, y amenaza a Clotaldo con contarlo todo si no tiene lo que desea. En ese momento sale a escenaSegismundo, asombrado y despertando de su sueño, con unos criados que tratan de vestirlo.Clotaldo se acerca y le dice a Segismundo que es el príncipe heredero de Polonia. de
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Saliendo de su confusión, Segismundo muestra su rabia y violencia y quiere matar a Clotaldo.Clarín, se pone de parte de Segismundo (“yo soy un grande agradador de todos los Segismundos”). A continuación sale Astolfo y se presenta a Segismundo como primo suyo. Segismundo lo saludo con desgano. Luego sale a recibirlo Estrella y Segismundo parece prendado por su belleza (sólo sabe de las mujeres por los libros que ha leído y nunca ha visto a ninguna, dado su cautiverio); quiere tomar su mano pero un criado le quiere estorbar el gesto pues sabe que Astolfo se disgustaría si Segismundo tuviera ese contacto con Estrella, equivalente prácticamente a un compromiso formal. Entonces Segismundo alza en brazos al criado y lo arroja por un balcón. Astolfo le recrimina la acción y Segismundo le amenaza con cortarle la cabeza. Se va Astolfo y sale Basilio a estrechar los brazos de su hijo pero al enterarse de que ha matado al criado, le repudia. Segismundo le dice al rey que no le importa no contar con su amor y le recrimina el trato cruel y el encierro recibido durante tantos años. Basilio le advierte que no sea tan soberbio y que sea más humilde ya que pudiera estar soñando lo que está viviendo en ese momento. Se va Basilio y hay un breve encuentro con Rosaura, que no se deja ver y se hace pasar por Estrella. C
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Clotaldo llega a advertirle a Segismundo que sea más humilde pero Segismundo saca la daga y trata de matarlo. Forcejea con Clotaldo hasta que llega Astolfo para protegerlo. Van a luchar pero llega el rey Basilio con Estrella y se detienen. Segismundo se va. Basilio dice queSegismundo dormirá y se desperatará de nuevo en su prisión. En un apartado Estrella rechaza a Astolfo, que se va desairado. Estrella llama a su dama, Astrea, que resulta ser Rosaura. Estrella le dice a Astrea (Rosaura) que se casará con Astolfo, el cuál renunciará al retrato de una dama que lleva en el cuello: cuando llegue Astolfo éste le entregará a Astrea (Rosaura) ese retrato. Astolfo reconoce a Rosaura y ésta trata de hacerse con el retrato. Llega Estrella y mediante una estratagema, Rosaura logra quedarse con el retrato pues Estrella ve que la retratada es Rosaura, y despide airada a Astolfo. Mientras tanto Cenro de Estudios Eureka
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el rey Basilio, acompañado de Clotaldo y unos criadosdevuelven a un Segismundo dormido a su prisión. Cuando despierta Clotaldo le hace creer que lo ha soñado todo desde que se quedó dormido. Cuando se queda solo se produce el más famoso soliloquio o monólogo de Segismundo en esta obra donde llega a la conclusión de que todo cuanto hace el hombre en su vida es sueño (incluso soñar), hasta que llega la muerte, que es el verdadero despertar. ka
Acto III Eu
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Empieza el Acto III con un episodio gracioso. Los súbditos que se han enterado de queSegismundo, el príncipe heredero, vuelve a estar preso en la torre, han ido allí para liberarlo y reponerlo en el trono, y cuando hallan allí a Clarín, también encerrado, creen que es el príncipe. Deshecha la confusión, los súbditos aclaman a Segismundo a quien le explican que las cortes se negaban a que reinara un príncipe extranjero, pues Astolfo, que es de Moscovia, había sido nombrado por Basilio como heredero a la corona. Segismundo arenga a sus vasallos y les dice que el rey Basilio ha de rendirse a sus pies. tro
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Sale Clotaldo y al ver que Segismundo ha sido liberado teme por su vida y se arrodilla a sus pies: lejos de matarlo, Segismundo le quiere abrazar pero Clotaldo, hombre de valores, le dice que no puede luchar a su lado contra el rey Basilio, pues le debe lealtad. Segismundo deja ir aClotaldo diciéndole que se verán en el campo de batalla. C
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Cuando el rey Basilio se entera, lamenta que él mismo haya sido el artífice de esa guerra y de la destrucción de su reino y se dirige a luchar contra Segismundo. Quedan solos Rosaura y Clotaldo. Ella le pide que acabe con la vida de Astolfo como había prometido pero éste le dice que está dividido entre restituir el honor de Rosaura y la lealtad que le debe pues le salvó la vida ante Segismundo. Clotaldo es el padre de Rosaura y ésta le confiesa que matará a Astolfo. Rosaura se dirige hasta donde está Segismundo vestida de mujer pero armada de espada y daga. Allí, Rosaura cuenta su historia, el deshonor que a Violante su madre y a ella misma les sometió Astolfo abandonándolas en Moscovia para venir a casarse con Estrella esperando obtener el trono de Polonia. Segismundo, Cenro de Estudios Eureka
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admirado de su belleza dice que repondrá su honor y se dirige a la batalla. En la primera refriega Clarín es herido y muere. Eu
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En la espesura del monte, Clotaldo propone a Basilio que huya en un caballo que le tiene preparado pero el rey decide quedarse y humillarse ante Segismundo, creyendo que lo dispuesto por la Astronomía ha de cumplirse y el hombre no puede cambiarlo. Lejos de este pensamiento,Segismundo declara que nadie debe evitar un daño que se teme realizando todos los actos para que ese daño se produzca: si su padre quería evitar que se convirtiera en un tirano cruel, no debió encerrarlo para que se embruteciera en su cautiverio de la torre. Es
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Forzando el destino al que las estrellas lo habían condenado, Segismundo se humilla a los pies de su padre; éste conmovido lo acepta como príncipe. Clotaldo le dice a Astolfo que Rosaura es hija suya por lo que Astolfo puede casarse con ella, al ser también de noble cuna. Segismundotoma la mano de Estrella. Acaba Segismundo diciendo que toda la dicha humana pasa como el sueño y que hay que aprovechar al máximo lo que dura, pues sigue temiendo despertar un día en su prisión. Personajes de La vida es sueño de
Los personajes de La vida es sueño son los siguientes: tro
Segismundo C
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Hijo del rey Basilio y príncipe heredero del trono de Polonia. Creyendo Basilio que su hijo estaba destinado a ser despótico y cruel, y que le arrebataría el trono, decidió encerrarlo en una torre solitaria, donde se crió embrutecido y encadenado, al cuidado de Clotaldo, noble deMoscovia y leal servidor de Basilio, pero que para Segismundo será el alcaide de su prisión. Con la llegada de Rosaura y Clarín a Polonia, Basilio temeroso de haberse equivocado quiere poner a prueba a Segismundo, restaurándole sus derechos sucesorios. Al despertar Segismundo se muestra a todos soberbio, bruto y cruel, por lo que Basilio decide restituirlo a la torre y a las cadenas. Cuando despierta Segismundo en la prisión está convencido de que aunque todo cuanto vivió en la corte le había parecido real, no es sino una apariencia, una ilusión, como lo es la vida entera. Finalmente, unos súbditos leales Cenro de Estudios Eureka
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entran a liberarlo y aunque decide en un principio vengarse, luego es benevolente con el rey y el resto de los cortesanos, perdonando a su padre, ayudando a Rosaura y Clotaldo en su afrenta de honor contra Astolfo, y tomando a Estrellacomo prometida. Segismundo es admirado por todos por su buen ingenio y aclamado como rey. ka
Rosaura Eu
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Hija de Clotaldo y de Violante, nobles de Moscovia. Llega disfrazada de hombre a Polonia con su asistente, Clarín. Allí descubren a Segismundo, encadenado en una prisión levantada en el monte. Clotaldo los detiene y los lleva ante el rey. Clotaldo, que ha reconocido una espada que llevaba le dice a Rosaura que la ayudará a limpiar su honor, matando a Astolfo, que la dejó abandonada y enamorada en Moscovia para ir a Polonia a contraer matrimonio de conveniencia con Estrella, heredera al trono. Clotaldo no puede matar a Astolfo pues este le salvó de ser asesinado por Segismundo, con lo que Rosaura decide unirse a la causa militar deSegismundo para así satisfacer su honor luchando contra Astolfo. Al final de la obra, Clotaldole confiesa a Astolfo que Rosaura es hija suya, por lo cual Astolfo y Rosaura, que también tiene noble sangre, pueden unirse. de
Clotaldo C
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Padre de Rosaura, noble de Moscovia y fiel servidor del rey Basilio de Polonia. Es un personaje eje que vertebra las dos tramas de la obra: la principal de Segismundo y Basilio, y una secundaria, la de la afrenta al honor de Rosaura realizada por Astolfo. Por una parte,Clotaldo ha sido quien estuvo al cargo de Segismundo durante todos los años de su cautiverio, cuidando de sus necesidades y enseñándole ciencias o dándole libros. Por otra parte promete aRosaura ayudarla en su resolución de matar a Astolfo, por haberla abandonado en Moscovia. Finalmente Segismundo se apiada de él y puede ver cómo su hija resuelve sus problemas conAstolfo. Basilio Cenro de Estudios Eureka
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Rey de Polonia y padre de Segismundo. Estudioso de las Matemáticas y de la Astrología, su pasión es leer los acontecimientos futuros en los astros. Cree en la predestinación, en que el camino del hombre viene marcado por los cielos desde que aquél viene al mundo y hasta que se produce su muerte. Anciano ya, decide antes de concederle el trono a Estrella y a Astolfo, sus sobrinos, ver si su hijo Segismundo tiene alguna posibilidad de enmienda. En un principio la actitud de Segismundo lleva a pensar al viejo monarca que todos los intentos humanos por cambiar la voluntad de las estrellas son vanos y lo devuelve a prisión, pero luego comprueba que el libre albedrío, la voluntad del hombre, se impone a los designios astrales. Astolfo Es
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Sobrino de Basilio, rey de Polonia, primo, por tanto, de Segismundo. Pretende a Estrella, también sobrina del rey Basilio, pero precedente a él en el orden sucesorio. En una trama paralela se descubre que dejó abandonada en Moscovia a Rosaura para intentar acceder al trono de Polonia. Lleva un retrato de Rosaura en el cuello, lo que provoca el recelo de Estrella. Finalmente, Clotaldo le cuenta que sí puede con Rosaura pues lleva sangre noble, al ser hija suya. de
Estrella C
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Sobrina de Basilio y una de las sucesoras al trono de Polonia. No está enamorada de Astolfo, y desconfía de sus pretensiones. Al contrario que éste, Estrella no se muestra ambiciosa de poder.Segismundo se fijó en su belleza durante la salida de su cautiverio y al final de la obra, ya como príncipe heredero, quiere comprometerse con ella y le toma la mano. Clarín Es el gracioso acompañante de Rosaura en su viaje a Polonia. Es miedoso y burlón. Tiene pocos escrúpulos para cambiar de bando o extorsionar a Clotaldo con contar toda la verdad aSegismundo. En la refriega del vulgo contra Basilio resulta herido y muere, parece que como castigo a su actitud interesada. Cenro de Estudios Eureka
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Violante ka
Es la madre de Rosaura y amante en otro tiempo de Clotaldo. No tiene papel escénico en la obra, pero es mencionada en el transcurso de la trama secundaria, relativa al honor de Rosaura. Eu
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Comentario a La vida es sueño os
La vida es sueño es una obra de Pedro de Calderón de la Barca que se incluye dentro delgénero literario del Teatro. En concreto es un drama, cuya estructura consta de tres jornadas o actos no titulados y que están divididos en escenas de la siguiente manera: el acto I, consta de 8 escenas, el acto II tiene 19 escenas y el acto III y último suma 14 escenas‘ di
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La vida es sueño se ajusta, en general a las reglas generales establecidas por Lope de Vegapara el arte de hacer comedias del siglo XVII: lenguaje acendrado y cuidado, utilización del verso (en variación de estrofas), hay un paralelismo de tramas, donde una de las temáticas, no la principal en este caso, tiene que ver con la honra, uno de los preferidos por los autores de la época. de
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Concretamente se ha dicho que La vida es sueño es un drama filosófico pues su trama principal abunda en la libertad, en el más puro sentido volitivo, de la voluntad. Así surge una contraposicón de personajes alegóricos: Segismundo es la alegoría de la voluntad humana, del libre albedrío que acabará imponiéndose a los inalterables designios de los astros; por su parteBasilio, es la encarnación de las teorías que abundan en el fatuum, en el destino ya escrito,inmodificable e irresoluble para el hombre. Pero, además, subyace a través del personaje de Segismundo la idea de “peregrinatio vitae”, una peregrinación o viaje vital del protagonista que se descubre a sí mismo y al mundo que lo rodea, emergiendo de un mundo de oscuridad e ignorancia, y que descubre que las realidades y los sueños están construidos del mismo material, llegando a la conclusión de que los momentos de Cenro de Estudios Eureka
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dicha hay que disfrutarlos al máximo, esencia de la máxima renacentista del carpe diem tan frecuentada por Garcilaso de la Vega. Eu
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Mucho se ha comparado la estancia de Segismundo en su prisión así como su posterior liberación y encumbramiento con el Mito de la caverna de Platón. De hecho se considera a esta explicación mitológica del libro platónico de La República una de las influencias en el texto de La vida es sueño. También se ha observado en el devenir de Segismundo desde la oscuridad a la luz la influencia de los poetas ascéticos del siglo XVI, entre los que destacó Fray Luis de León di
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Por otra parte, dentro de la dualidad de tramas que plantea la obra, hay un argumento accesorio del filosófico principal, hecho para el disfrute del público, que es la honra de Rosaura, mezclado con el amor entre ésta y Astolfo. En este sentido, también Rosaura emprende una “peregrinatio vitae” ya que parte de una etapa de caos y de falta de integridad a otra, el final feliz, donde no sólo repone el honor perdido sino que además logra encontrar la dicha amorosa al lado de Astolfo. Es
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La vida es sueño es el fruto de una época situada entre el fin del siglo de Oro de la literatura española el principio del Racionalismo ilustrado: Segismundo duda de la existencia real del mundo unos años antes de las dudas metafísicas de Descartes y de la frase “Pienso, luego existo” plasmada en su Discurso del método. C
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El lenguaje de La vida es sueño se encorseta en el verso del barroco, siendo más bien un habla de carácter culto o arcaizante aunque no excesivamente difícil y cayendo en el tono popular con notas de comicidad cuando interviene el personaje de Clarín, que supone un desahogo para el espectador en el transcurso de las dos tramas más serias de La vida es sueño. Este verso en ningún momento prescinde de la rima y alterna seis clases de estrofa:romance, redondillas, silvas, décimas, quintas y octavas reales. Las figuras retóricas más utilizadas son la metáfora, el hipérbaton, la paradoja, la hipérbole o exageración, las preguntas retóricas y las comparaciones alegóricas. En La vida es sueño tiene más importancia la elocuencia de los personajes que el diálogo vivo y rápido entre varios caracteres. Cenro de Estudios Eureka
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