INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 114 - 7.1. DIVISIÓN DEL REINO. MOTIVOS SITUACIÓN DE AMBOS REINOS TRAS EL CISMA A la muerte de Salomón (ca. 926 o 922 a.C.), el reino se divide, sin que se vuelva a lograr su unificación. Los hechos1 El descontento –que se percibe ya en vida de Salomón (cf. “revuelta de Jeroboam” de la tribu de Efraim: 1 Reyes 11,26s) y que ya había minado las bases de la unificación– explota apenas muerto el monarca. La carga tributaria y la imposición de trabajos forzados perjudicó especialmente a las tribus del norte. Éstas, por su parte, nunca se terminaron de integrar del todo a Sión (cf. 2 Samuel 20,1s: revuelta de Šeba de la tribu de Benjamín a David). Todo esto sumado permite vislumbrar que la aceptación de “la dinastía davídica” no será tan espontánea –al menos en el norte– como lo pretendía la teología de Sión. La lectura religiosa Un profeta de Silo –antigua residencia del “Arca de la Alianza”– anuncia al efraimita Jeroboam mediante un gesto profético que va a gobernar sobre 10 tribus por decisión de Yahweh (1 Reyes 11,29-39). Yahweh rompe el reino porque Salomón rompió la Alianza postrándose ante Astarté, diosa de los sidonios, ante Kemo$, dios de Moab y ante Milkom, dios de los ammonitas, y no ha seguido mis caminos haciendo lo que es justo a mis ojos, ni mis decretos ni mis sentencias, como su padre David (1 Reyes 11,33). Dios reserva, sin embargo, una tribu para los descendientes de Salomón, por amor a su siervo David (1 Reyes 11,36), y, sobre todo, por la fidelidad de Dios a sus promesas.2 Roboam y Jeroboam Llegado el momento de ungir al sucesor de Salomón, uno de sus hijos, ROBOAM, se dirige a Siquem para ser proclamado rey por todo Israel (1 Reyes 12,1): La decisión es correcta y demuestra un cierto tino diplomático. Pero la respuesta a los ancianos de Israel –encabezada por JEROBOAM que habría vuelto del exilio en Egipto– que le pedía aligerara el yugo impuesto por su padre para aceptarlo como monarca– es insolente y Cf. R. ALBERTZ, “Insurrección de Jeroboam y su motivación teológica”, en: Id., Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento 1. De los comienzos hasta el final de la monarquía, Madrid (Trotta 19991992), 259-264. 1 2 Es interesante leer con cuidado el discurso del profeta Ajías de Silo, favorable, por un lado a David y a Jerusalén, pero, por otro, le transfiere a Jeroboam –con el mismo lenguaje de 2 Samuel 7– la promesa dinástica: cf. 1 Reyes 11, 37-39: Te tomaré a ti y te haré reinar sobre cuanto desee tu alma, y serás rey de Israel. v38 Si escuchas todo cuanto yo te ordene, y andas por mi camino, y haces lo recto a mis ojos guardando mis decretos y mis mandamientos como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré una casa estable como se la edifiqué a David. Te entregaré Israel v39 y humillaré el linaje de David por esta causa. Pero no para siempre…». 1 Reyes 12,21-24 y 14,1-18 se tienen por leyendas proféticas relacionadas con este acontecimiento, las primeras tendientes a presentar a Jeroboam como una suerte de elegido de Yahweh; la última tiene a Jeroboam por un pecador, y en cuanto tal, su destino será la ruina. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 114 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 115 desatinada. Roboam –aconsejado por los jóvenes y desatendiendo a los ancianos de Judá– no sólo que desoye el pedido de las tribus del norte sino que les manifiesta con claridad su intención de tratarlas más duramente que el propio Salomón. Las tribus del norte –cuyas pretensiones eran legítimas– ante semejante respuesta inmediatamente se rebelan: no aceptan al monarca davídico y se separan del reino de Judá (cf. 1 Reyes 12,2-16). Adoram, jefe de una leva, es enviado por Roboam a intentar someter a Israel, pero es lapidado (1 Reyes 12,18). Jeroboam es aclamado rey allí mismo en Siquem, en una asamblea (1 Reyes 12,20, como volviendo a los tiempos de Josué). ¿Se buscaba crear una monarquía semejante a la de Saúl, que, a diferencia de la de David, ofreciera más sólidas garantías a los intereses tribales? Roboam intentará someterlos por la fuerza, pero lo disuade un profeta (1 Reyes 12,21-24). El reino quedaba definitivamente dividido. De ahora en más habrá que contar con dos estados independientes: EL REINO DEL SUR O JUDÁ: Con capital en Jerusalén, gobernado ininterrumpidamente por reyes del linaje de David. La tribu de Benjamín –o al menos parte de ella– se pliega a Judá (cf. Por ejemplo, 1 Reyes 12,21). EL REINO DEL NORTE O ISRAEL: Formado por las diez tribus restantes (aunque la situación de la tribu de Benjamín, ubicada en el límite con Judá, no será demasiado clara a lo largo de la historia), con sucesivas capitales, hasta que queda fijada en Samaria. Los reyes del norte pertenecerán a distintas estirpes o familias, hasta que finalmente Omrí se instala en Samaría y funda una dinastía3 (1 Reyes 16,23-28). A partir de estos acontecimientos, las historias de los dos reinos serán independientes. La separación no fue en absoluto amigable: ya desde el comienzo se produjeron serios enfrentamientos entre el norte y el sur (cf. 1 Reyes 14,30 “Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam”). El culto en el Reino del Norte4 Los Santuarios rehabilitados por Jeroboam - la institución de sacerdotes no levitas Una de las primeras medidas de JEROBOAM fue la de establecer otros lugares de culto para su pueblo (cf. 1 Reyes 12,26-33). El nuevo monarca fue lo suficientemente hábil para aislar a Israel de Judá también en el orden cultual, evitando las peregrinaciones hacia Jerusalén, donde se guardaba el Arca de la Alianza. Para ello, restableció dentro de su propio territorio antiguos santuarios de la época patriarcal: El santuario de Dan, en el extremo norte (cf. Jueces 17-18). El santuario de Betel, en el extremo sur, cerca de Jerusalén, con fuerte tradición patriarcal.5 3 Hasta ese momento y a diferencia de Judá, en el norte predomina el principio carismático de la elección del rey. Los cambios son frecuentes: por ejemplo, Zimrí reina una semana (cf. 1 Reyes 16,8-14.15-21); además, muchos de estos reyes acabaron sus días asesinados. 4 R. ALBERTZ, “El culto oficial en Betel”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 264-273. 5 Betel está ligado a la experiencia espiritual de Jacob (cf. Génesis 28,10-22); Abraham peregrinó a Betel (Génesis 13,3; cf. 12,8); hay testimonios de peregrinajes al santuario de Betel desde los tiempos premonárquicos (Jueces 20,18-26; 1 Samuel 7,16). Por tanto se trata de un lugar que, a diferencia de 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 115 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 116 El Becerro de oro (égel zfhfb “el dios que te hizo subir de Egipto” ... ¿un burdo acto de idolatría? El “tus dioses que te sacaron de Egipto” (en el texto hebreo está en plural) aparece como una fuerte crítica de la escuela deuteronomista –responsable de la redacción de 2 Reyes– a la reimplantación del culto en los antiguos santuarios patriarcales, episodio calificado en el libro de Reyes lisa y llanamente como un acto idolátrico. Pero una vez más –como el caso de la fabricación del “becerro de oro” en el marco de la peregrinación por el desierto tras la salida de Egipto (cf. Éxodo 32)– debemos sospechar que subyace al episodio una referencia al antiguo culto pre-monárquico a “El/Ilu” en cuanto dios de los patriarcas.6 Recordemos nuevamente que a “El” se le daba el título de “toro” en los textos mitológicos de Ugarit –sin duda por su fabulosa potencia sexual– y que, además, se han encontrado varias imágenes de toros en lugares santos de la región, lo que habla en favor de una antigua tradición cúltica del norte, y en particular, de Betel («bet 'el» = casa de “El”). De hecho, en Betel se habrìa rendido culto al dios «El-Betel» en época pre-israelita, incluso en los primeros tiempos (cf. Génesis 31,13; 35,7), antes que la divinidad local («'el») se fusionara con Yahweh.7 Por otra parte, los «becerros», mas que como objetos idolátricos de culto, solían entenderse como pedestales o partes del trono del dios invisible.8 De hecho, en el Templo de Jerusalén, los querubines tenían una función parecida.9 A decir de Frank MOORE CROSS,10 Jeroboam no habría inventado un nuevo culto sino, al elegir Jerusalén, goza de una antigua legitimación tribal. Recordemos, además, que Jeroboam instaló provisoriamente la capital en Penuel (1 Reyes 12,25), lugar en el que Jacob luchó con Dios (Génesis 32) y en donde recibió el nombre de Israel. Los tres nombres hacen referencia a “El”, no a “Yahweh”. El Reino del Norte –Israel– estaría volviendo a las tradiciones del pasado, vinculadas a su propio territorio. 6 Éxodo 32 también hace referencia a los dioses de la liberación de Egipto (en hebreo también aparece en plural): “los tomó él de sus manos, hizo un molde y fundió un becerro. Entonces ellos exclamaron: «Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto»” (Éxodo 32,4.8). Para los innegables contactos entre Éxodo 32 y 1 Reyes 12,26-33, cf. B. RENAUD, « Le veau de Béthel et le «peché de Jeroboam» (1 R 12, 26-33) », en: Id., L'Aliance, un mystère de miséricorde. Une lecture de Exode 32-34, Paris (Les éditions du cerf 1998), 124-135. Según R. ALBERTZ –“El culto oficial en Betel”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 269; cf. 146s– es probable que ya en la época pre-monárquica se intercambiaran los títulos de “El” y Yahweh, y hasta cabe la posibilidad de que Yahweh heredase de “El”, entre otros muchos elementos, el simbolismo del toro. Recordar, además que, Génesis 49,24 se refiere al dios de Jacob como “el toro de Jacob”: cf. Salmo 132,2; Isaías 1,24; 49,26; 60,16). Cf. también la llamativa formulación de los oráculos de Balaam en Números 23,22 y 24,8: Dios que los hace salir de Egipto, como cuernos de búfalo es para él. Es decir, que la imagen del toro se encontraba claramente asociada a la profesión de fe de Israel. Por consiguiente, el toro de Jeroboam no supuso una novedad absoluta sino que dio forma sensible al sincretismo entre Yahweh y El que ya existía en Betel (R. ALBERTZ, Ibid. 269). 7 8 El mundo religioso del Antiguo Oriente ha dado múltiples representaciones en las que Hadad, dios de la tormenta, aparece de pie sobre el lomo de un toro. De allí que el toro del santuario de Betel –designado despectivamente como becerro– no habría sido originariamente una verdadera imagen de Dios sino una especie de pedestal o de cabalgadura sobre la que se erguía, invisiblemente, Yahweh. 9 Es decir, que no eran adorados en sí mismos sino que eran considerados custodios del arca y signos de la sacralidad del lugar y del majestuoso poder de Dios. F. M. CROSS, “Yahweh and 'El”, en: Id., Canaanite Myth and Hebrew Epic, Cambridge (1973), 74.75: [...] it appears that Jeroboam did not invent a new cultus, but, choosing the famous sanctuary of ‘El at Bethel, attemped to archaized even more radically than the astute David has done when he brought tent and ark and the cherubim iconography to Jerusalem, transferring the nimbus of the old league sanctuary at Siloh to Zion. The sanctuary of Bethel had Patriarchal connections according to tradition, and the Bull 10 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 116 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 117 el famoso santuario de “El” en Betel, buscó arcaizar más radicalmente de lo que el astuto David había hecho al llevar la tienda, el arca y la iconografía de los querubines a Jerusalén. Con la rehabilitación de estos santuarios patriarcales y de las antiguas tradiciones pre-monárquicas, Jeroboam aseguraba la separación de su pueblo del Templo de Jerusalén. Al identificar Jeroboam a este dios como «el dios que los sacó de Egipto» –fórmula característica de la confesión yahvista– aparentemente quería integrar este culto en Betel y Dan a la historia de la salvación, con referencia explícita al Dios del éxodo, que otra vez, como antaño, se mostraba como el Dios de la liberación, rescatándolos ahora de los trabajos forzados impuestos por Salomón.11 En Betel, pues, no se adoraba a Yahweh como rey entronizado en Sión sino al liberador de su pueblo esclavizado en Egipto. Por supuesto, y como era de esperar desde la perspectiva teológica de la escuela deuteronomista, el texto buscaba mostrar que el culto de Betel era totalmente ilegítimo e idolátrico.12 La evaluación final del reinado de Jeroboam según el deuteronomista –expresada por el profeta Ajías– se ceñirá exclusivamente al ámbito cultual y será totalmente negativa: 1 Reyes 14,6-11 En oyendo Ajías el ruido de sus pasos, cuando entraba por la puerta, dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué quieres pasar por otra? Tengo un duro mensaje para ti. v.7 Vete a decir a Jeroboam: Así dice Yahweh, Dios de Israel: Por cuanto te levanté de en medio del pueblo y te puse como caudillo de mi pueblo Israel, v.8 arranqué el reino de la casa de David para dártelo a ti, pero tú no has sido como mi siervo David que guardó mis mandamientos y me siguió con todo su corazón haciendo sólo lo que es recto a mis ojos, v.9 mientras que tú has hecho más mal que todos los que fueron antes que tú, y has ido a hacerte otros dioses, imágenes fundidas, para irritarme, y me has arrojado detrás de tus espaldas, v.10 por esto, voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam y quitaré a Jeroboam todos los varones, esclavos o libres en Israel, barreré a fondo la casa de Jeroboam como se barre del todo la basura. v.11 Los de Jeroboam que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y los que mueran en el campo, serán comidos por las aves del cielo, porque ha hablado Yahweh. iconography of Jeroboam’s shrine merely reintroduced an iconography having Aaronic connections [...] Apparently, Jeroboam’s real sin was in establishing a rival to the central sanctuary in Jerusalem, not in the introduction of a foreign god or a pagan idol. La misma idea aparece en R. ALBERTZ: “... da la impresión que Jeroboam ... quiso instaurar una alternativa más bien arcaizante al culto oficial de Jerusalén con todas sus innovaciones sincretísticas, en orden a mantener más viva la continuidad con las condiciones pre-monárquicas. Y en este contexto hay que interpretar también la sorprendente innovación cúltica tan criticada, en épocas sucesivas, de la fabricación de un becerro de oro para el santuario de Betel” (R. ALBERTZ, “El culto oficial en Betel”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 265-266). 11 Son muchos los exégetas que destacan un sorprendente paralelismo entre el relato de Jeroboam y el antiguo relato de los sucesos del éxodo, capitaneado por Moisés, a tal punto que directamente sugieren que el conjunto de la tradición del éxodo fue elaborado desde las experiencias concretas de trabajo forzado en tiempos de Salomón (cf. R. ALBERTZ, “Insurrección de Jeroboam y su motivación teológica”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 262-264). 12 Sobre todo si tenemos en cuenta que, además, según relata el libro de Reyes, Jeroboam estableció sacerdotes del común del pueblo que no eran hijos de Leví (1 Reyes 12,31), reconstruyó los «altozanos» como lugares de culto (santuarios al aire libre, en general fuera de la aldea o ciudad, hechos en lugares altos; cf. R. ALBERTZ, “Institución de culto comunitario”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 157158), amén de trasladar del séptimo al octavo mes la fecha de la fiesta de otoño (1 Reyes 12,32). Cf. también 1 Reyes 13: condenación del altar de Betel. Es claro que estos relatos están redactados desde una perspectiva polémica y tardía, que pretende reivindicar para Jerusalén el privilegio de ser el único santuario del pueblo. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 117 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 118 Situación socio-política del Reino del Norte (Siglos X-VIII a.C.) Los pueblos que rodean a Israel inciden en el curso de la historia salvífica, sea por lo que aportan, sea porque se constituyen en enemigos, amenazando su existencia. Las tramas internacionales y la apertura cultural que se produce con la creación del estado israelita llevará también a la introducción de cultos a los dioses de los países con los que la casa de Israel mantendrá relaciones políticas. Proponemos sintéticamente un breve panorama de los pueblos y/o países que incidirán de alguna manera en la vida del estado israelita en este período: Arameos Los arameos eran dueños del norte y centro de Siria, y constituyeron un verdadero peligro para Israel. El siglo IX se caracterizará por las luchas entre Israel y Aram: cf. 1 Reyes 15,18s., 20; 22; 2 Reyes 6-8; 10,32s.; 13,17s. Sólo cuando Asiria avance sobre la Palestina, los arameos –y otros pueblos de la zona– se unen a Israel para hacer un frente común. Egipcios Además, como ocurrió con Judá (cf. 1 Reyes 14,25-28), debieron soportar una invasión por parte de los egipcios, que ocuparon la llanura de Esdrelón y llegaron incluso hasta la Transjordania, las dos regiones económicamente más importantes del Reino del Norte. La arqueología y otras fuentes extrabíblicas13 atestiguan la conquista por parte del faraón Sonsanq I –de la dinastía XII– de Siquem y Tirsá. Fuera de esta campaña, los egipcios no volverán a tener incidencia en la zona hasta el siglo VII. Asirios Es en este momento cuando el imperio Asirio –imperio que acabará definitivamente con Israel– comienza a expandirse. Asurbanipal II (ca. 884-858) con habilidad y decisión, consigue llegar hasta el Mediterráneo y someter a los arameos y los fenicios. En la época de Salmanasar III (ca 854-824) aparece por primera vez mencionado un rey de Israel –Omrí– en los anales asirios. Este rey hará cerca de seis campañas para someter esta región siro-palestina. Pueblos vecinos Moabitas Cf. 2 Reyes 3. De esta época –segunda mitad del siglo IX a.C.– se conserva una estela del rey Me$a de Moab, uno de los documentos historiográficos extrabíblicos más importantes que poseemos. La estela presenta un resumen –en parte paralelo pero en gran medida suplementario– de 2 Reyes 1,1 y 2 Reyes 3, pero desde una perspectiva moabita: Moab consigue liberarse de la ocupación israelita durante el reinado del «hijo de Omrí» (=/= de 2 Reyes 3). Edomitas Parece que Edom siguió dependiendo de Judá (cf. 2 Reyes 8,20). 13 Una inscripción del Templo de Amón en Karnak conserva la lista de 150 nombres de ciudades capturadas en aquella campaña. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 118 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 119 Israel Israel también tuvo conflictos con Judá: 1 Reyes 14,30 y 15,16. Judá tenía la necesidad estratégica de ampliar sus fronteras hacia el norte puesto que la frontera pasaba a pocos metros al norte de Jerusalén (incluso luego, con la incorporación a Judá de gran parte de Benjamín la frontera quedaba apenas a unos 20 km al norte de Jerusalén). Si bien al comienzo fue Israel el que prevaleció sobre Judá, en la época del rey Asá, Judá pidió ayuda de los arameos de Damasco –que eran aliados de Israel– para combatir al Reino del Norte, atacándolo por la retaguardia (1 Reyes 15,18-20).14 Alianza con los Fenicios e introducción oficial del culto a Baal en Israel Polémica contra el sincretismo oficial del siglo IX a.C.15 Los fenicios16 se encontraban en el apogeo de su extensión comercial y cultural en todo el mundo Mediterráneo, llegando hasta España y el Atlántico. Comerciantes y artesanos fenicios se establecieron en las costas de todo el Mediterráneo, fundando establecimientos permanentes o verdaderas ciudades a lo largo de las rutas comerciales: Cádiz, Tartessos e Ibiza en España; Cartago en el norte de África. Hay influencia Fenicia en Chipre, Cerdeña y Sicilia. Omrí y la fundación de Samaría (comienzos del siglo IX) Los 50 años que siguieron al reinado de Jeroboam fueron turbulentos, inestables y sangrientos. Israel se debilitaba por interminables guerras defensivas en el sur y en el norte y, en lo que hace a la situación interna, por asesinatos diversos y golpes de estado de algunos generales del ejército que rivalizaban por el poder (cf. 1 Reyes 16,1-21). Esto abonaba el terreno para la creación también en el reino del norte de una instancia política fuertemente centralizada como había en Judá. El general Omrí, uno de los más enérgicos, capitaneó un cambio político trascendental en el estado septentrional al usurpar el poder (881-870). Según el modelo davídico transformó la ciudad de Samaría17 en capital del reino, dándole por primera vez a la monarquía del norte una 14 Cf. A. SOGGIN, Guerras fratricidas. Intervención aramea, en: Id., Nueva historia de Israel, 262-266. 15 Cf. R. ALBERTZ, Polémica sobre el sincretismo oficial del siglo IX, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 273-294. 16 Los cananeos que habitaban el corredor sirio-palestino (es decir, la franja de territorio encerrada entre el Mediterráneo y los ríos Orontes y Jordán) fueron corridos entorno al siglo XII a.C. hacia el sector noroccidental de la costa del Mediterráneo a causa de las sucesivas invasiones (los israelitas, que ocuparon las montañas de la Palestina central; los filisteos, la parte sur de la costa; los arameos que crearon el poderoso reino de Damasco). Así, los cananeos perdieron la mitad de su costa y casi todo el interior del país, excepto el Líbano. En compensación, los fenicios (= los cananeos del territorio reducido) desarrollaron una gran actividad comercial y marítima, sobre todo por las condiciones naturales de la costa, que le permitieron tener importantes puertos naturales (Tiro, Arvad; Sidón, Beirut y Biblos). Ver Ez 27. El vocablo fenicio deriva del griego fóinix que significa rojo púrpura o la tintura de ese color. Y lo mismo parece que significa cananeo: antes de designar a los habitantes de la región, el adjetivo calificaba –de acuerdo se puede inferir por los documentos de Nuzi del siglo XV– a los comerciantes en tinta púrpura o mercaderes textiles (cf. Proverbios 31,24; Job 40,30; Zacarías 14,21). J. S. CROATTO, Las culturas del antiguo próximo oriente, Buenos Aires (Educab, Isedet 1994), 159-160. 17 Por esos tiempos, la capital del Reino del Norte se encontraba en Tirsá (cf. 1 Reyes 16,23.24), al noroeste de Siquem, lugar muy expuesto a los ataques arameos, pues la ciudad estaba abierta directamente al valle del Jordán a través de un desfiladero. Samaría, si bien estaba en la zona, estaba más resguardada de los ataques arameos: se trata de una colina, aislada en una cuenca, rodeada a su vez de altos montes. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 119 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 120 base consistente y estable de poder (cf. 1 Reyes 16,24) y se propuso también sacar al reino del norte del aislamiento político en el que estaba sumido desde el comienzo de su existencia. Desarrolló una política de apertura a las naciones vecinas especialmente con arameos y fenicios pero también con Judá –de hecho, dio a su hija Atalía en matrimonio al rey Jorán de Judá–. El síntoma más evidente de esta nueva apertura internacional fue el matrimonio de su hijo Ajab con Jezabel, hija de Itobaal, rey de Sidón (1 Reyes 16,31). 18 Ajab –dice R. ALBERTZ – continuó la política... iniciada por su padre. Por ejemplo, ocupó una posición de liderazgo en la «alianza entre los doce reyes de Hati» (Siria) y de la costa (Fenicia)» que, a pesar de la derrota de Qárqar (853), detuvo el incontenible avance de Salmanasar III, rey de Asiria19. Los logros de la nueva política exterior del reino del norte fueron verdaderamente espectaculares. Los dos mil carros de combate que Ajab, por sí solo, pudo aportar a la batalla de Qárqar, la construcción monumental de fortalezas como la de Jazor (estrato VIII), la elaborada técnica arquitectónica de su palacio en Samaría, con sus maravillosas incrustaciones de marfil, atestiguan el poderío político, económico y cultural que llegó a alcanzar el reino del norte por medio de sus contactos internacionales y su actitud aperturista hacia el mundo de la cultura. La introducción oficial del culto a Baal en Israel La resistencia profética: Elías y Eliseo AJAB (870-851) también se destacará por su política religiosa. El texto bíblico le reprocha vehementemente haber edificado un santuario a Baal en Samaría que debía servir, sobre todo, para las prácticas cultuales de la reina Jezabel y de su séquito fenicio: 1 Reyes 16,29-34 Ajab, hijo de Omrí, comenzó a reinar en Israel el año 38 de Asá, rey de Judá. Ajab, hijo de Omrí, reinó sobre Israel en Samaría veintidós años. v.30 Ajab, hijo de Omrí, hizo el mal a los ojos de Yahweh más que todos los que fueron antes que él. v.31 Lo de menos fue haber seguido los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que, además, tomó por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a servir a Baal postrándose ante él. v.32 Alzó un altar a Baal en el santuario de Baal que edificó en Samaría. v.33 Hizo Ajab el cipo y aumentó la indignación de Yahweh, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que le precedieron. v.34 En su tiempo Jiel de Betel reedificó Jericó. Al precio de Abirón, su primogénito, puso los fundamentos, y al precio de su hijo menor Segub, puso las puertas, según la palabra que dijo Yahweh por boca de Josué, hijo de Nun. En la nueva capital de Israel coexisten –en el mejor de los casos– el culto a Yahweh con el de Baal y A$era (cf. 1 Reyes 16,31-33; 2 Reyes 10,18s.). El dios Baal durante siglos había sido venerado en la región que más tarde habría de convertirse en el reino de Israel. La religiosidad de Baal es la de la fertilidad, con cultos orgiásticos y la mitología de la muerte y resurrección del ciclo natural. Tiene sus sacerdotes y profetas, sus santuarios y sus mitos. Baal es el dios dador de las lluvias,20 reside sobre las nubes, en las montañas (el Tabor, el Según 1 Reyes 16,24, el nombre de Samaría deriva de su propietario, Sémer. El nombre hebreo de la ciudad es Šomrôn, y en los anales asirios aparece como “Samerina”. 18 R. ALBERTZ, Política religiosa de los sucesores de Omrí, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 277. 19 El peso internacional que alcanzó el reino del norte durante el reinado de los sucesores de Omrí se deduce del hecho de que los asirios, aun después de la desaparición de la dinastía, seguían hablando de mat Xumrí («tierra de Omrí») o bit-Xumrí («casa de Omrí») (Ibid. n. 14). 20 Notar que la narración del así llamado ciclo de Elías se abre con una alusión a la sequía (1 Reyes 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 120 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 121 Carmelo,21 las colinas de Efraim), allí donde se forman las tempestades. Las tormentas, el viento, los truenos, los relámpagos y rayos, el rocío y la nieve son el lugar de sus teofanías. Eran pocos en Israel los que se mantuvieron totalmente fieles a Yahweh, sin haber caído en alguna forma de compromiso con la religiosidad cananea: cf. 1 Reyes 19,18. El texto bíblico afirma que, en realidad, no se habría tratado sólo de un estímulo y promoción de la religiosidad cananea de Baal sino que directamente se habría combatido el culto de Yahweh en Israel y –según 1 Reyes 18,4-.13.16-19– Jezabel habría mandado a exterminar a los profetas de Yahweh. En este contexto se destacará la figura de Elías (1 Reyes 17-19; 21; 2 Reyes 1-2), el primero de los grandes profetas de Israel que encabezará una feroz protesta contra este desarrollo histórico-religioso22 que terminará en un trágico desmantelamiento de la política socio-religiosa de los sucesores de Omrí en manos de Jehú. Es en este siglo IX cuando habrían aparecido por primera vez los grupos proféticos de oposición al sistema.23 En el caso de Elías, parece que el origen y el motivo del conflicto con el rey Ajab estuvieron en una prolongada sequía: ¿quién es el culpable de la situación catastrófica que está arruinando al país? ¿Elías, que durante mucho tiempo no usó su poder de impetrar la lluvia (1 Reyes 18,41-45) en favor del país (cf. 1 Reyes 17)? ¿El rey Ajab, que con todo su aparato cúltico no logró que Baal hiciera llover? ¿Qué dios podrá traer la lluvia: Yahweh o Baal? (cf. 1 Reyes 18). 1 Reyes 18,16-19 Abdías fue al encuentro de Ajab y le avisó, y Ajab partió al encuentro de Elías. v.17 Cuando Ajab vio a Elías le dijo: «¿Eres tú, azote de Israel?» v.18 El respondió: «No soy yo el azote de Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber abandonado a Yahweh y haber seguido a los Baales. v.19 Pero ahora, envía a reunir junto a mí a todo Israel en el monte Carmelo, y a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel». v20 Ajab envió a todos los israelitas y reunió a los profetas en el monte Carmelo. v21 Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: «¿Hasta cuándo vais a estar cojeando con los dos pies? Si Yahweh es Dios, seguidle; si Baal, seguid a éste». Pero el pueblo no le respondió nada. v24 Invocaréis el nombre de vuestro dios; yo invocaré el nombre de Yahweh. Y el dios que responda por el fuego, ése es Dios». Todo el pueblo respondió: «¡Está bien!» v36 A la hora en que se presenta la ofrenda, se acercó el profeta Elías y dijo: «Yahweh, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado toda estas cosas. v37 Respóndeme, Yahweh, respóndeme, y que todo este pueblo sepa que tú, Yahweh, eres Dios que conviertes sus corazones». v38 Cayó el fuego de Yahweh que devoró el holocausto y la leña, y lamió el agua de las zanjas. v39 Todo el pueblo lo vio y cayeron sobre su rostro y dijeron: «¡Yahweh es Dios, Yahweh es Dios!». 17,1.7.14; 18,1s.5), interpretada como castigo por la apostasía de Israel. ¿Qué hace el dios de la lluvia frente a la sequía que ordena Yahweh? Evidentemente, el relato está al servicio de mostrar el poder de Yahweh, dueño de la naturaleza, no sólo en su territorio, sino en el territorio de Baal (cf. visita de Elías a Sidón en 1 Reyes 17,8-24). 21 Donde tendrá lugar el famoso enfrentamiento de ELÍAS con los profetas de Baal (1 Reyes 18,20-40). Israel tiene que optar entre Yahweh y Baal: no puede andar cojeando entre los dos (v.20s). El pueblo tiene que entender que es Yahweh y no Baal el que otorga la lluvia. Baal no tiene poder, o tal vez duerme (en los mitos, Baal es un dios que muere y resucita al compás de las estaciones) o está de viaje (es el protector de un pueblo de comerciantes y viajeros). 22 Cf. R. ALBERTZ, Grupos proféticos de oposición y revolución de Jehú, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 286-291. 23 Muchos exégetas coinciden hoy día en afirmar que el profetismo israelita no jugó desde sus comienzos un papel de oposición social. Se habría introducido en Israel desde el mundo circundante. En sus orígenes se trataría de una derivación del fenómeno de la adivinación (mántica intuitiva) o clarividencia. Los profetas se ganaban la vida como curanderos, exorcistas, transmisores de oráculos, etc. En 1 Samuel 10,5s.10-12; 10,19-24 se mencionan diferentes grupos de profetas extáticos sin una clara función social. Cf. R. ALBERTZ, “Grupos proféticos de oposición y revolución de Jehú”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 281-283. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 121 INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA 122 Para completar con lecturas Bíblicas: La viña de Nabot c/ la maldición de Elías 1 Reyes 21 (esp. vv. 17-24) (contra el absolutismo prepotente de los monarcas omridas)24 La actividad de Eliseo 1 Reyes 19; 2 Reyes 2,1-25 + 3,4-8,15 + 13,14-21 La historia de Jehú25 2 Reyes 9-10 El golpe de estado que puso brutalmente fin a la dinastía de Omrí. La acción militar fue promovida desde los ambientes proféticos de los discípulos de Eliseo (cf. 1 Reyes 19,15-18– que conecta también con un golpe de estado en Aram–y 2 Reyes 9,1-10). Jehú exterminó a la familia real, incluida Jezabel, y a los adoradores de Baal. El Reino del Sur Tampoco es favorable el juicio del Libro de Reyes con relación al Reino de Judá: 1 Reyes 14,22-24 Judá hizo el mal a los ojos de Yahweh. Irritaron su celo más que lo hicieron sus padres por los pecados que cometían: v.23 también ellos se construyeron altos, estelas y cipos en toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso. v.24 Hasta consagrados a la prostitución hubo en la tierra. Hicieron todas las abominaciones de las gentes que Yahweh había arrojado de delante de los israelitas. La invasión del faraón Sesonq I –que saquea Jerusalén y conquista varias ciudades fuertes de Judá (2 Crónicas 12,4)– es interpretada como castigo por esta infidelidad. De todos modos, la 26 situación de mayor aislamiento, las fronteras más claras y el carácter mucho más estable de la dinastía davídica evitaron una constante conflictividad con el exterior. Durante la época de los omridas, no hubo conflictos entre Judá e Israel: por el contrario, se los ve ayudarse (en 2 Reyes 3,8 Judá combate al lado de Israel contra Moab) y, además, las casa reales se habían emparentado: Jorán, hijo de Josafat de Judá y Atalía, hermana de Ajaz de Israel contraen matrimonio.27 Por esta época empieza a tener protagonismo el pueblo de la tierra, una especie de aristocracia rural, conservadora y ortodoxa, que sostuvo a la monarquía davídica. Cf. R. ALBERTZ, “Grupos proféticos de oposición y revolución de Jehú”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 283-286. 24 Cf. R. ALBERTZ, “Grupos proféticos de oposición y revolución de Jehú”, en: Id., Historia de la religión de Israel I, 291-294. 25 26 Gran parte de la guerra entre Israel y Judá tuvo como finalidad la de proporcionar al sur una frontera septentrional estratégica. Mispá– que al principio fue un bastión del norte contra el sur– fue transformado por el rey Asá de Judá en un bastión del sur contra el norte, según atestiguan los datos arqueológicos. A partir de este entonces, las fronteras entre los dos reinos hebreos quedaron prácticamente fijadas de manera inamovible. 27 Para el reinado de Josafat de Judá cf. 1 Reyes 22,41-51 (se le atribuye una reforma religiosa). Para la historia de Atalía cf. 2 Reyes 8,16-18s. 25-26 y especialmente 2 Reyes 11. 7.1. LA “DIVISIÓN” DEL REINO /// 15/08/2016 122