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COMENTARIO DE TEXTOS
Cf. UBIETO ARTETA, Agustín, Cómo se comenta un texto histórico, Valencia 1976.
En la selección de los textos se debería rechazar (en un primer momento)
aquellos que den cifras exageradas y relatos inverosímiles, fabulosos o legendarios.
Habría que analizar bien los textos en busca de posibles interpolaciones, añadidos,
anacronismos o alteraciones. Depurar y valorar la documentación, y tener siempre muy
presente el carácter partidista y tendencioso que pueden tener los textos. Hay que aplicar
la duda metódica. Pero todo esto será tarea del editor o del que haga la selección, en
nuestro caso del profesor de la asignatura. Asimismo, han de ser estos los que
destaquen y seleccionen los textos que proporcione información relevante y que, en su
caso, se encarguen de buscar e indicar otros textos relacionados con el seleccionado. En
nuestra asignatura habría que recurrir a la comparación con otros pasajes de nuestra
primera fuente, la Biblia, en cuyas ediciones se suele indicar en notas a pie de página los
pasajes paralelos o los relacionados. Después se recurre a los textos extrabíblicos, que
serán mejores cuanto más próximos estén en el tiempo y en el espacio al “Mundo
Bíblico”. Disponemos de antologías de textos del Oriente Próximo Antiguo (J. B.
Pritchard (ed.) Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, Princeton,
1969, y W.W.Hallo (ed.), The Context of Scripture..., Leiden. New York. Köln, 1997...)
A falta de mejores datos, se puede recurrir, pero con mucha cautela, a establecer
comparaciones con los llamados “primitivos modernos”, grupos humanos de épocas más
recientes, incluso contemporáneos, que pueden conservar tradiciones atávicas. Los
profesores, por didactismo en las clases, y a falta de mejores datos, pueden recurrir a esto,
pero se corre el riego de incurrir en excesos eruditos más o menos sugestivos y
evocadores, pero que conviene evitar en el análisis de los textos, especialmente en un
examen.
En resumen, al seleccionar y analizar los textos, se pretende obtener
información relevante sobre unos hechos, situarlos en su contexto, estudiar las
causas que los originaron, y cuál es su significación.
Para el comentario, aunque parezca una obviedad, hay que insistir en ello, uno
tiene que leer y releer el texto dado, y demostrar que lo ha entendido. Si el texto es muy
extenso, conviene numerar las líneas de 5 en 5 al margen izquierdo, pero en la Biblia se
aprovecha la división ya dada mediante los versículos.
Se debe localizar y marcar en el texto palabras guía o claves que hagan
referencia a hechos relevantes. Es preciso clasificar objetivamente estos datos según su
importancia relativa, agrupar esta información, contrastarla, si es posible, e interpretarla.
Se trata de interrogar al texto para obtener información relevante sobre unos
hechos (en nuestro caso, será, claro está, sobre la institución bíblica de la que se
trate).
Es muy importante evitar los siguientes defectos al comentar un texto:
La explicación externa, que consiste en no referirse al texto propuesto ( que suele
tener fechas, ideas, personajes, etc. suficientes para servir de base a una explicación
interna), sino en soltar todo “el rollo” de los apuntes o el manual. Es un error considerar
que el texto no es más que un pretexto para exponer algunos puntos del temario, lo que se
pretende es sacarle información al texto, no dársela.
La explicación parafrástica, que consiste en ampliar y cambiar las palabras del
texto, haciendo una disertación que no añade el más mínimo matiz al texto dado. Es
frecuente en textos literarios que la ampliación verse sobre juicios estéticos o formales
(“el texto es muy bonito”) y no de fondo, o emitiendo juicios laudatorios o peyorativos,
en textos históricos y religiosos, lo que constituye una falta de objetividad.
(...)
Ejemplos:
A) Matusalén llevaba de vida ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamek, y
vivió Matusalén después de haber engendrado a Lamek setecientos ochenta y dos años, y
engendró hijos e hijas. Resultaron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta
y nueve años; luego murió. Lamek llevaba de vida ciento ochenta y dos años cuando
engendró un hijo, a quien llamó con el nombre de Noé... (Gén 5, 25-29)
B) ...Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey, a Hebrón, y el rey David pactó
con ellos alianza en Hebrón, delante de YHVH, y ungieron a David como monarca sobre
Israel. Treinta años contaba David cuando subió al trono, y reinó cuarenta años. En
Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años
sobre todo Israel y Judá.
(2 Sam 5, 3-5)
C) Ajab, hijo de Omrí, comenzó a reinar sobre Israel el año treinta y ocho de Asá (que era
hijo de Abías y nieto de Roboam), rey de Judá; y reinó Ajab, hijo de Omrí, sobre Israel,
en Samaría, veintidos años. (1 Re 16, 29)
Monolito Asirio IIIR, 8, l. 90-92 del Año 6º de Salamanasar III (853 a.C.) Yo destruí,
arrasé y quemé la ciudad de Qarqar, su ciudad real ( del rey de Hamat).1.200 carros,
1.200 de caballería, 20.000 de infantería de Adad-idri del país de Damasco; 700 carros,
700 de caballería, 10.000 de infantería de Irhuleni del país de Hamat; 2000 carros,
10.000 de infantería de Ahab de Israel (= Ajab, hijo de Omrí)...(derroté en combate).
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Cuando unos hermanos vivan juntos y uno de ellos muera sin tener un hijo, la mujer del
difunto no habrá de casarse fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, la
tomará por esposa y cumplirá con ella la ley del levirato. El primogénito que ella dé a luz
deberá llevar el nombre del hermano difunto, para que su nombre no sea borrado de
Israel. Pero si al hombre no le agrada tomar a su cuñada, ésta subirá a la puerta, a donde
los ancianos, y dirá: “ mi cuñado se niega a perpetuar el nombre de su hermano en Israel;
no quiere cumplir la ley del levirato”. Entonces los ancianos de aquella ciudad le citarán
para interpelarle. Si se presenta y dice: “No quiero tomarla (por esposa)”, su cuñada se
acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará la sandalia de su pie y le escupirá en
la cara, y dirá: “¡Así se hace con el hombre que no quiere edificar la casa de su
hermano!” Y se le apodará en Israel “Familia del descalzado”. (Deut 25, 5-10. Cf. Gén
38, y Rut 4, 1-10)
Finalmente, hay que recordar que “Estudiar no vol pas dir solament llegir i
repetir. Estudiar vol dir llegir i a més a més reflexionar, relacionar, integrar, detallar,
aclarir, absorbir, rebutjar, decidir –saber el que té importància i el que no en té. És
una operació enormement complexa i al mateix temps naturalíssima. Estudiar és fer
funcionar l’esperit, partint de vegades de l’esperit mateix o per incitació de coses que
provoquen una curiositat: és a dir, que agraden positivament. El que no agrada, el que
no provoca un grau o altre de fascinació, no pot ésser objecte de reflexió, d’estudi. No
hi ha atenció ni aproximació possible. Estudiar és una forma de l’amor –en definitiva
una forma de la sensualitat: la carícia mental més fina i delicada que l’esperit pot
produir.”
Estudiar no quiere decir sólo que se lee y se
repite. Estudiar quiere decir leer y, además,
reflexionar,
relacionar,
integrar,
detallar,
esclarecer, absorber, rechazar, decidir: saber lo
que tiene importancia y lo que no. Es una
operación enormemente compleja y, a la vez, muy
natural. Estudiar es poner en marcha el espíritu, a
veces a partir del mismo espíritu o porque incitan
las cosas que provocan curiosidad, es decir, que
complacen positivamente. Lo que no gusta, lo que
no provoca uno u otro grado de fascinación, no
puede convertirse en objeto de reflexión, de
estudio. No hay atención ni aproximación posible.
Estudiar es una forma del amor. Por así decir, una
forma de la sensualidad: la caricia mental más
fina y delicada que puede producir el espíritu.
Josep Pla, El quadern gris (« El cuaderno gris »), anotación del 19 de octubre de 1919.
Textos citados según Jesús de Prado Plumed.
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