EL CULTIVO DE LA ALFALFA EN ZONAS HUMEDAS

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JOSE JESUS GARCIA GONZALEZ
Ingeniero Agrónomo
MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACION
EL CULTIVO DE LA ALFALFA
EN ZONAS HUMEDAS
Tradicionalmente, en las zonas húmedas de España, se vienen
cultivando praderas mixtas dando lugar a una producción estacional de forraje con dos picos o puntas, una máxima a final de
la primavera o principio del verano y otra menor al comienzo
del otoño. Queda, entre ambas, una parada estival, más corta
cuanto más cerca se esté de la costa cantábrica, que tiene que ser
cubierta bien con forrajes conservados o bien con cultivos de
alternativa estival, tales como maíz y en menor cuantía con
híbrido de sorgo y pasto del Sudán o bien con girasol forrajero
últimamente. Ello obliga a realizar labores anuales, lo cual
supone, además de un gasto, un trastorno para la explotación, ya
que las épocas más adecuadas para hacerlas suelen coincidir con
las temporadas de lluvias primaverales y otoñales.
El incremento de los regadíos y la implantación de especies
más resistentes a las temperaturas estivales son factores que han
venido a paliar, en parte, estos problemas. Entre estas especies
cabe destacar la alfalfa y la festuca.
Las mayores dificultades para la expansión del cultivo de la
alfalfa en las zonas húmedas han sido, entre otras, las falta de
inoculación con cepas de bacterias específicas para esta especie, la
carencia de conocimientos agronómicos para su implantación y,
por último, el desconocimiento de los sistemas para ayudar a la
alfalfa a combatir las especies espontáneas, mucho más agresivas,
especialmente en el final del invierno y comienzo de la
primavera.
Fig. I.-Alfalfa bien implantada,
limpia de malas hierbas.
Estas cuestiones son las que se pretenden aclarar en la presente publicación.
TECNICAS DE IMPLANTACION
Los controles realizados en explotaciones de alfalfa en toda la
región gallega han proporcionado datos que demuestran que,
cuando el cultivo cumple ciertas condiciones técnicas:
- Los rendimientos en secano son superiores a los de las
mejores praderas polífitas, expresados en kilogramos de materia
seca por hectárea.
- En regadío, los rendimientos son similares a los obtenidos
en otras zonas donde este cultivo es tradicional.
- Su persistencia es asimismo similar a la que tiene en
otras zonas.
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ELECCION DEL TERRENO
Las parcelas destinadas al cultivo de la alfalfa deben:
- Contar con suelos profundos.
- Ser sanas, es decir, que no se encharquen en invierno, ya
que la asfixia radicular es uno de los mayores problemas de esta
especie forrajera por carecer de un sistema radicular fasciculado
importante.
- Provenir de terrenos de cultivo. Este punto tiene gran
importancia en zonas en donde se estén roturando terrenos de
monte, bajo o alto, para dedicarlos a cultivos forrajeros.
Exceptuando casos extremos y zonas muy sombrías, la alfalfa
se puede sembrar en cualquier zona de Galicia y de la cornisa
cantábrica.
PREPARACION DEL SUELO
Cumpliendo las parcelas las condiciones descritas, la preparación del suelo se reduce a una serie de labores que den lugar a
una cama de cultivo adecuada para la siembra. Esta se efectuará
preferentemente hacia el final de la primavera, por lo que habrá
que evitar la nascencia y posterior desarrollo de malas hierbas.
Si el terreno va a estar en barbecho durante el invierno, es
preferible alzarlo con arado en el otoño anterior, previo un pase
de fresadora si proviene de pradera.
La cal, de la que se hablará al describir el abonado de fondo,
se incorpora, en el caso de terrenos ácidos, como es lo normal en
las zonas húmedas, a la vez que se realizan estas labores.
A finales de febrero o primeros de marzo es conveniente
incorporar el abonado de fondo a base de fósforo y potasa,
dejando el terreno desmenuzado por medio de pases de grada de
discos, y a ser posible, ligeramente apelmazado. Se debe utilizar
incluso un rulo si se dispone de él.
Las malas hierbas que nazcan antes de la siembra deberán ser
destruidas por nuevos pases de grada. Si se quiere utilizar un
herbicida de presiembra, por ejemplo EPTC, es necesario incorporarlo con un pase de fresadora tras su distribución homogénea
sobre el terreno.
Si la parcela ha soportado un cultivo forrajero de invierno,
una vez aprovechado éste se alza el terreno incorporando el abonado de fondo, incluida la cal, dejándolo en esta situación de 10
a 15 días, si el tiempo lo permite, pasando a continuación a prepararlo definitivamente para la siembra como en el caso anterior.
ABONADO DE FONDO
En general, los terrenos de las zonas húmedas españolas son
ácidos o muy ácidos, muy pobres en cal, salvo raras excepciones,
pobres o muy pobres en fósforo, medianamente ricos o ricos en
potasa, pobres en magnesio y con porcentajes de materia orgánica
de altos a medianos. Es decir, normalmente tienen condiciones
opuestas a los de las zonas tradicionales del cultivo de la alfalfa.
Teniendo en cuenta estas características y las necesidades de
la alfalfa en nutrientes, pueden hacerse las siguientes recomendaciones en cuanto al abonado de fondo:
- Enterrar, a la vez que se da la primera labor de preparación del terreno, de 3.000 a 3.500 kilos por hectárea de calizas
molidas o su equivalente en otro material que aporte cal. Es conveniente que de estas calizas un 30 ó un 40 por 100 estén en
forma dolomítica por el aporte de magnesio que ello significa. No
se deben sobrepasar estas cantidades. Es preferible hacer aportes
periódicos posteriormente. Si el pH supera el 6,5, no es preciso el
aporte de cal.
- En una labor posterior se deben incorporar de 180 a
200 U.F. de Pz05 (unos 1.000 a 1.100 kilos de superfosfato 0
escorias, preferiblemente) y de 120 a 140 U.F. de potasa (de 240
a 280 kilos de cloruro o sulfato potásico), ya que aunque los
terrenos sean relativamente ricos en este elemento no se va a
producir ningún retorno del mismo al suelo por estercolados o
deyecciones procedentes del pastoreo, además de que no todo el
potasio existente en el suelo es directamente asimilable.
- No se deben incorporar ni estiércol ni abonos nitrogenados. La última aportación de estos abonos deberá hacerse en el
cultivo anterior. Estos aportes afectarían al funcionamiento de los
nódulos de Rhizobium y al incremento de las malas hierbas.
Fig. 2.-Se debe retrasar el
corte de limpieza lo más
posible.
SIEMBRA
Una vez abonado y preparado el terreno como se indicó
anteriormente, si las circunstancias lo aconsejan, se procederá al
empleo de un herbicida de presiembra. Los datos sobre los mismos pueden verse en el cuadro 1. Es recomendable este tratamiento en siembras tempranas, ya que la nascencia de malas
hierbas será mayor. En zonas con problemas de juncia el EPTC
ha dado excelentes resultados incorporándolo con un pase de fresadora. Este herbicida, junto con el efecto sombreador de la
alfalfa durante el verano y los riegos periódicos son suficientes
para eliminar la juncia de los terrenos de cultivo.
La semilla que se vaya a sembrar deberá ser objeto de inoculación con cepas de Rhizobium específicas para alfalfa. La técnica
de inoculación es sencilla. Se ha de proceder de la siguiente
forma: preparar agua azucarada (150 a 200 gramos de azúcar por
litro de agua) y humedecer con ella la semilla hasta que quede
bien mojada; incorporar el inóculo y remover bien hasta que
quede totalmente repartido; la cantidad necesaria es de 100 gramos de éste por cada 10 kilos de semillas; por último, añadir al
montón calizas molidas o dolomitas hasta que, mezclándolo todo
bien, queden las semillas sueltas unas de otras. Todo este proceso
-^hay que hacerlo a la sombra y dejando al final la semilla recubierta extendida, también a la sombra, hasta que se seque, siendo
suficiente un par de horas para conseguirlo.
Una vez inoculada y seca hay que sembrar antes de 24 horas,
a ser posible al atardecer. No se deberá enterrar la semilla, siendo
suficiente, y necesario para una buena implantación, el empleo de
un rulo bastante pesado.
Como ya se dijo, las siembras, con dosis de 30 kilos de semilla por hectárea, deberán hacerse preferentemente en primavera,
ya que las de otoño corren el riesgo de verse afectadas por las
heladas tempranas. De tener que hacerlas en esta segunda época,
es preferible adelantarlas todo lo posible y utilizar un cultivo protector a baja densidad de siembra.
PRIMEROS CUIDADOS
Una vez nacida la alfalfa pueden presentarse problemas de
invasión de malas hierbas. El sistema de control más aconsejable
es dar un corte de limpieza lo más tarde posible, pero sin permitir que la alfalfa resulte asfixiada, dado su desarrollo más lento en
esta etapa. El corte deberá ser alto, es decir, a 6 ú 8 cm del
suelo y, si las condiciones lo permiten, cuando la alfalfa alcance
el estado de botón floral.
También puede recurrirse a utilizar un herbicida de postemerFig. 3.-Hay diferencia de desarrollo entre las variedades tlamencas (altas) y las nacionales (bajas).
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gencia. Los datos sobre los mismos se pueden ver en el cuadro 1.
Se recomienda seguir exactamente las instrucciones del fabricante,
dada la fragilidad de la planta en sus primeros estados de
desarrollo.
A partir de este momento los cortes sucesivos deberán darse
cuando se alcance el estado de botones florales-principio de
floración.
LABORES ANUALES
Cortes
Independientemente de su destino, el primer corte de cada
año deberá realizarse en el estado anteriormente citado y, al igual
que los sucesivos, a 4 ó 5 cm del suelo. Como consecuencia, el
uso de la guadaña deberá limitarse al máximo, ya que corta los
rebrotes por muy pequeños que sean.
Los cortes sucesivos deberán realizarse cuando aparezcan los
mencionados rebrotes, estado que normalmente coincide con la
aparición de los botones florales. El intervalo viene a ser de unos
treinta días entre cortes.
Fig. 4.-El grosor de los tallos
es considerable en las variedades Flamencas.
Fig. 5.
F.fecto del herbicida en control de juncia.
Abonado de mantenimiento
A pesar de la gran variabilidad de las condiciones de cultivo,
tipos de suelos, climatología, etc., pueden indicarse como necesidades medias de abonado de mantenimiento de 120 a 140 U.F.
de Pz05 por hectárea y una cantidad igual o ligeramente superior
de potasa. Estas necesidades pueden aumentar en parcelas de
regadío en las que se alcanzan producciones elevadas y que, por
lo tanto, provocan una mayor extracción de nutrientes. Asimismo, en terrenos más pobres en potasa que los gallegos este
nutriente debería alcanzar las 200 ó 240 U.F. por hectárea para
una producción media de 10 tm de materia seca igualmente por
hectárea.
La restitución del calcio extraído y al mismo tiempo la
corrección parcial del pH puede conseguirse con aportes de
1.000 kg/ha de calizas cada dos años, siendo conveniente que
una parte de ellas vayan en forma dolomítica.
Los abonos mencionados pueden repartirse en cualquier época
del año, siendo preferible hacerlo en invierno en terrenos llanos y
después de la temporada de lluvias en zonas de fuerte pendiente
para evitar los arrastres superficiales.
- 12
Los abonos nitrogenados, no suelen ser necesarios, ya
que los nódulos de Rhizobium sintetizan el nitrógeno preciso.
No obstante, en zonas de primaveras frías puede resultar interesante añadir un máximo de 40 U.F. de nitrógeno por hectárea
para movilizar y activar ese mecanismo de síntesis. En los demás
casos, su aporte lo que hace es potenciar el desarrollo de las malas
hierbas, gramíneas especialmente, y frenar la actividad de las bacterias.
Control de las malas hierbas
Es uno de los aspectos fundamentales para alcanzar una
buena persistencia del alfalfar. Consecuentemente, el cultivo de la
alfalfa asociada a una gramínea es difícil en zonas de primaveras
y otoños húmedos.
Durante los últimos años, en Galicia, se viene utilizando
Paracuat, a finales del invierno, aprovechando dos o tres días de
buen tiempo, al menos sin lluvias. El hacerlo en esta época y no
al principio del invierno lo justifica el hecho de que para entonces, ya han germinado muchas semillas de especies espontáneas,
principalmente las más agresivas.
Se han realizado tratamientos de ultra bajo volumen (ULV), a
base de 10 1/ha de caldo preparado, con excelentes resultados y
con dosis de 0,8 kg de materia activa (4 a 5 1/ha de producto
comercial del 20 por 100). Se puede reducir la dosis en función
de la infestación existente.
A1 utilizar cualquier otro herbicida de los recogidos en el
cuadro 1, es preciso seguir las instrucciones del fabricante. No se
recoge en este cuadro el caso particular de las labazas (Rumex)
que pueden controlarse con Asulam a dosis de 1,2 kg de materia
activa por hectárea. La cantidad de producto a utilizar es baja, al
ser aconsejable tratar sólo los rodales infestados.
APROVECHAMIENTOS
Exceptuando un pastoreo ocasional del rebrote otoñal, el resto
de los aprovechamientos lo serán en forma de siega, tanto si es
para verde como para henificar o para ensilar.
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Gráfico I.
Variación del nivel de reservas de la raíz en función del desarrollo de la
parte aérca.
Cuando la alfalfa se aprovecha en verde es preciso compaginar las necesidades fisiológicas de esta planta con la siega de la
misma (ver gráfico 1).
Ello es fácil de realizar, ya que dada la rapidez de su rebrote
se puede calcular la superficie a cultivar de forma que al terminar
el aprovechamiento de una parcela por un extremo puede comenzarse por el opuesto.
El henificado es posible, dada su alta producción estival,
cuando haya una cierta garantía de buen tiempo que permita su
realización. Se obtiene, en general, un heno de calidad, cosa que
no suele ocurrir utilizando la mayor parte de las praderas existentes. Hay que destacar aquí el grosor del tallo de las variedades
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flamencas, superior al de las nacionales, lo que retrasa su henificación, aunque su rendimiento sea superior en un 15 ó un 20
por 100. Asimismo, hay que hacer constar la dificultad que presentan las acondicionadoras que, aunque aplastan el tallo facilitando su secado, provocan pérdidas importantes de hojas al quedar adheridas éstas a los rodillos humedecidos. A pesar de estas
últimas indicaciones, y dadas las condiciones climáticas, es una de
las pocas posibilidades que tienen los ganaderos de conseguir un
heno de calidad.
La alfalfa destinada a ser ensilada ofrece el inconveniente de
necesitar imprescindiblemente un conservante adecuado o realizar
un silo al vacío, además de seguir extrictamente las reglas de un
buen ensilado incluyendo un picado lo más fino posible. Aunque
queda abierta esta posibilidad, existen otros forrajes que se ensilan
con menos problemas; entre ellos las praderas, el girasol y, sobre
todo, el maíz, que se complementa muy bien con la alfalfa equilibrando la ración.
Los rendimientos medios, en secano, si se exceptúan determinadas zonas de Orense y Pontevedra, pueden fijarse en 40.000 a
45.000 kg de materia verde por hectárea y año, si bien en años
excepcionales se pueden alcanzar hasta 75.000 kg, siendo esta
última una cifra normal en regadío. El porcentaje medio de materia seca, en el estado de botones florales, está entre el 19 y el 21
por 100 en las zonas húmedas.
VARIEDADES
Aunque tanto las condiciones climáticas como los suelos
varían mucho de unas partes a otras, se puede afirmar que, en
general, las variedades flamencas se adaptan mejor a las zonas
húmedas, proporcionando mayores rendimientos anuales, mayor
resistencia a determinadas enfermedades y una mejor tolerancia
respecto al pH bajo.
En el cuadro 2 se recogen los rendimientos, en kg de materia
seca por hectárea, de 10 variedades, no existiendo diferencias significativas entre las variedades flamencas y sí entre ellas y las
nacionales, en los cuatro primeros años.
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- 18
En el cuadro 3 se recogen las características de una serie de
variedades de las denominadas flamencas, no haciendo mención de las nacionales por existir otras publicaciones sobre las
mismas en esta misma serie de Hojas Divulgadoras, además de
no presentar gran interés para su explotación en zonas húmedas.
No se recogen referencias respecto a la precocidad, ya que es
muy similar en todas ellas, presentando el estado de botones
florales-principio de floración entre la última decena de mayo y
la primera de junio, según las localidades y según el año,
pudiendo producirse adelantos de incluso un mes sobre estas
fechas en años de primaveras excepcionalmente cálidas.
La variedad Polder no es propiamente flamenca. Tiene una
zona de cultivo muy específica, en la actualidad, preferentemente
en comarcas con problemas de encharcamiento.
Fig. 6.-Tratamiento con Paracuat a ultra bajo volumen (ULV)
en parcelas dc ensavo (foto Reigosa ).
Fig. 7.
Aspecto de una parcela tratada con Paracuat a los ocho días ( foto Reigosa).
PLAGAS Y ENFERMEDADES
Hasta la fecha no se han observado ataques de insectos en
Galicia, exceptuando los de rosquilla (Prodenia litura) en la costa
de Lugo. Se da la circunstancia de haberse observado praderas
contiguas a alfalfares atacadas de típula y no manifestarse el ataque en la alfalfa, lo yue puede ser debido a tener un ciclo vegetativo distinto o bien a que al mantener el suelo desnudo de malas
hierbas no encuentra el cobijo que le ofrecen las praderas
polífitas.
Es de esperar que, de extenderse el cultivo, las primeras plagas que aparezcan sean: cuca (Co/aspidema atrum) en zonas cálidas y difícilmente en el norte; gusano verde (Phytonomus variabilis) en las mismas condiciones; apion (Apion s.p.) y pulgón
(Aphis s.p.) algo entrado el verano.
Para todos ellos pueden utilizarse productos a base de Carbaril, Lindano, Clorpirifos, Fenitrotión, Malatión, Triclorfón, etc.,
siguiendo las instrucciones del fabricante y utilizando unos u otros
según la época de ataque y el margen de seguridad que se desee
entre tratamiento y aprovechamiento.
-20No se han observado ataques de nemátodos de los tallos
(Ditylenchus dipsac^), siendo la única variedad resistente conocida
la Vertus.
Respecto a las enfermedades, aún no se han presentado ataques graves de raíz, aunque sí han existido casos de asfixia con
los consiguientes hongos saprofíticos posteriores. Tampoco de Verticillium, Sclerotinia y Colletotrichum (antracnosis), lo que no significa que no aparezcan en el futuro. En previsión de que ocurra,
hay que pensar en utilizar variedades resistentes a Verticillium,
que desgraciadamente aún no se comercializan en España ( Prima,
Vertus, Verneuil, Lutece, Sverre, Maris kabul y Sabilt).
En conjunto, las variedades flamencas son resistentes a los
hongos que atacan a las hojas: Pseudopeziza, Uromyces, etc., no
ocurriendo lo mismo con las nacionales que llegan a quedar
totalmente defoliadas en otoño.
La cuscuta no es problema si se utilizan variedades seleccionadas y certificadas. Los mismos tratamientos contra las malas
hierbas a base de Paracuat resultan bastante efectivos en su
control.
PUBLICACIONES DE EXTENSION AGRARIA
Corazón de María, 8- Madrid-2
Se autoriza la reproducción
íntegra de esta publicación
mencionando su origen: «Hojas
Divulgadoras del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación».
LS.B.N.: 84-341-0352-4 - Depósito legaL• M. 12.984/1984 (25.000 ejemplares)
Neografis, S. L. - Santiago Estévez, 8- Madrid-19
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