CAPÍTULO 6 COMPLICACIONES PEROPERATORIAS Y POSTOPERATORIAS EN LA VITRECTOMÍA DE LA RETINOPATÍA DIABÉTICA PROLIFERATIVA Carlos Mateo Gilberto Rosales COMPLICACIONES INTRAOPERATORIAS Hemorragia intraocular La hemorragia intraocular, es un dificultad añadida durante la vitrectomía en pacientes afectos de retinopatía diabética proliferativa (RDP). Teniendo en cuenta que el tejido que se extirpa de la cavidad intraocular es fundamentalmente vascular, no es infrecuente que durante ciertas fases del tratamiento quirúrgico deba manejarse esta eventualidad. Por todo ello se hace evidente que cuanto más activa se encuentre la enfermedad, es decir cuanto mayor sea el componente vascular dentro de las proliferaciones fibrovasculares y cuanta mayor sea el área o extensión que ocupen, mayor importancia tendrá el control de la hemorragia intraoperatoria. En el paciente diabético se añade una dificultad, cual es el aumento de coagulabilidad y el déficit de fibrinolisis. Varios mecanismos se han implicado para explicar esta tendencia aumentada a la formación de fibrina. Por un lado, el aumento de actividad plaquetaria (1,2) y los elevados niveles de fibrinógeno (3,4) y por otro la reducción de antitrombina III (5), potente inhibidor de la trombina, por la pérdida a través del fallo renal y su disminuida actividad, llevan a una rápida formación de fibrina en el acto operatorio cuando la hemorragia se produce. Ello conduce a la formación de extensiones hemorrágicas sobre la retina que se vuelven muy adherentes a ésta, dificultando sensiblemente su extracción. Así pues, la hemorragia intraocular en la RDP prolonga ostensiblemente el tratamiento quirúrgico obligando a mayor cantidad de maniobras (entrada y salida de instrumentos) y provoca dificultades de visualización ya sea por la misma hemorragia o por las maniobras que se realizan para su control (aumento de la presión intraocular). Secundario a todo ello no es infrecuente la aparición de mayores lesiones iatrogénicas como las roturas retinianas. Existen tres grandes medidas para el control de la hemorragia intraocular: 1. Empleo se sustancias procoagulantes (6-9). Diferentes tipos de trombina, tanto heteróloga como homóloga han sido empleadas para parar una hemorragia activa durante las maniobras de delaminación o segmentación. Las de origen bóvino se han relacionado con un aumento significativo de inflamación en el periodo postoperatorio. 2. Aumento de la presión intraocular. El aumento de la presión puede conseguirse, elevando la altura de la botella del fluido de infusión o bien aumentando el parámetro de presión intraocular del sistema vitrectomo que en general poseen todos los sistemas modernos de vitrectomía. En general con esta elevación de la presión intraocular se consigue un enlentecimiento del sangrado y en casos con mayor componente vascular que fibrótico de los neovasos requieren medidas adicionales para proseguir la cirugía con buena visualización. El aumento sostenido de la presión intraocular presenta problemas adicionales como son: Déficit de visualización por edema corneal superficial: En general es transitorio en el tiempo en el que la presión intraocular se mantiene eleva- 80 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP Fig. 1. Presionando con dos hemostetas repetidamente puede conseguirse una deshidratación de las capas superficiales de la córnea y así mejorar la transparencia. da; sin embargo dada la fragilidad del epitelio corneal en el paciente diabético, en no raras ocasiones se producen roturas de las Fig. 2. El h. vítreo periférico, incarcerado en las esclerotomías, transmite sus tracciones a la retina periférica pudiendo inducir la aparición de roturas periféricas. capas superficiales de este epitelio, lo que impide una buena visualización a partir de ese momento. Si esto no ocurre, puede obtenerse de nuevo una correcta deshidratación de la córnea, aplicando con presión hemostetas en la superficie corneal durante unos segundos y posteriormente material viscoelástico (fig. 1). La desepitelización corneal es particularmente problemática en el paciente diabético ya que dados los defectos neurotróficos corneales que en estos pacientes concurren, la reepitelización se hace más prolongada, apareciendo en ocasiones infecciones, cicatrización anómala y defectos de transparencia definitivos. Roturas retinianas periféricas. Al aumentar la presión en el globo ocular, el fluido intraocular tiende a escapar por las esclerotomías, alrededor de los instrumentos, incarcerando de forma constante el gel vítreo periférico. Con los movimientos de entrada y salida de los instrumentos, el gel vítreo periférico, atrapado entre el tallo del instrumento y la pared escleral, transmite las tracciones a la retina periférica provocando roturas que si pasan inadvertidas provocaran indefectiblemente un desprendimiento de retina regmatógeno en el postoperatorio (fig. 2). Defectos isquémicos en la de la cabeza del nervio óptico particularmente sensible en el paciente diabético. Por todo ello, y a pesar de la utilidad de esta medida para coercer la hemorragia intraocular, debe utilizarse tan solo temporalmente y en combinación con otras opciones. 3. Diatermia sobre los puntos sangrantes. La diatermia intraocular es muy útil en aquellos casos en los que el componente vascular de los neovasos es muy importante y por lo tanto la tendencia al sangrado. Existen varias formas de aplicación: A. Diatermia bimanual Bipolar no coaxial: Los electrodos son conectados a los tallos terminales metálicos de los instrumentos intraoculares. Sin extraer estos instrumentos y juntándolos en la punta puede estable- 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP 81 Fig. 3. Fig. 4. cerse la corriente de radiofrecuencia entre ellos consiguiendo el efecto hemostático (fig. 3). B. Diatermia unimanual coaxial. Existen diversos tipos con diferentes terminales. Algunos ofrecen la posibilidad de infundir fluido para mejorar la visualización del punto sangrante. C. Manipulador de Tejidos (fig. 4). Este terminal dispone de tres funciones: — Diatermia: la corriente de radiofrecuencia se establece entre la cubierta externa y el tubo paracentral. — Iluminación: entre el tubo paracentral y la cubierta externa existe una fibra óptica que provee de iluminación. — Irrigación-Aspiración. Por el tubo paracentral puede infundirse fluido para localizar más exactamente el punto sangrante. Asimismo puede emplearse para aspirar tejido y de esta manera sujetarlo en cirugía bimanual. No es conveniente aspirar hemorragias a través del mismo, ya que al ser de pequeño calibre es fácil que se obture y de esa manera se vuelva inservible. La diatermia, sin embargo, tampoco está exenta de complicaciones ya que provoca necrosis de la retina (10) y ello puede inducir la aparición de roturas retinianas. En la conclusión del procedimiento quirúrgico debe elegirse el elemento que permanecerá en la cavidad intraocular. En aquellos casos en los que el componente vascular es muy importante, y por lo tanto existe un mayor riesgo de sangrado precoz se han ensayado varias posibilidades para controlarlo. El intento de taponar con aire o gases en el postoperatorio para evitar la hemorragia postoperatoria precoz no presenta efecto hemostático (11). Si embargo en algunos casos el taponamiento con aceite de silicona por un breve espacio de tiempo puede mostrarse útil (fig. 5A, B, C, D). Roturas retinianas Existen fundamentalmente dos tipos de roturas retinianas. 1. Las derivadas de la manipulación de los neovasos 2. Las relacionadas con la entrada y salida de los instrumentos. Manipulación de los neovasos: Durante las maniobras de segmentación y delaminación pueden aparecer roturas retinianas. Dado que en general las proliferaciones son de predominio posterior y por lo tanto no relacionadas con el borde posterior de la base del vítreo, no es necesario la coloca- 82 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP Fig. 5. A) Paciente afecta de severa RDP con desprendimiento de retina traccional. A pesar del aspecto fibrótico de las proliferaciones, la delaminación de los neovasos producen intensas hemorragias. Agudeza Visual: Movimiento de mano. B) Delaminación parcial de las proliferaciones. C) Aspecto panorámico del primer día del postoperatorio. Pueden observarse múltiples áreas hemorrágicas en la base de las proliferaciones extraídas. El aceite de silicona impide la ocupación hemática de la cavidad vítrea. D) Aspecto panorámico tras la extracción del aceite de silicona. Agudeza visual 6 meses tras el tratamiento: 0,05. ción de procedimientos extraesclerales para su indentación. Sin embargo sÍ es absolutamente fundamental, la delaminación de los restos neovasculares que existan alrededor de las roturas evitando así tracciones locales que favorezcan su levantamiento y por consiguiente la aparición de un desprendimiento de retina postoperatorio. En ocasiones los neovasos se extienden hasta el borde posterior de la base del vítreo, siendo difícil técnicamente la delaminación en estos casos. Si se producen roturas a este nivel, la colocación de un procedimiento escleral circular, relaja las tracciones centrípetas y puede taponar las roturas. Una vez que la retina se encuentra aplicada se procede a la fotocoagulación con láser alrededor de las roturas y en general al taponamiento mediante SF6 ó C3F8 a concentración no expansible. 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP Roturas relacionadas con la entrada y salida de los instrumentos Estas roturas se producen por la tracción sobre el borde posterior de la base del vítreo incarcerado entre el tallo del instrumento y las paredes de la esclerotomía. Típicamente se producen dentro de los dos husos horarios alrededor de las esclerotomías activas. Existen en nuestra opinión algunas condiciones que favorecen la aparición de roturas periféricas: 1. Trabajar a alta presión: Como ya se ha comentando previamente el trabajar a alta presión durante ciertas fases de la cirugía favorece la aparición de roturas retinianas (fig. 2). 2. Existencia de panretinofotocoagulación hasta la extrema periferia. La existencia de cicatrices de láser provoca el adelgazamiento y rigidez de la retina. Esta rigidez, al contrario que la elasticidad propia de la retina, hace que se produzcan roturas con más facilidad. 3. Existencia de hemorragias metabolizadas. En algunos pacientes diabéticos en que se producen hemorragias vítreas de repetición, durante la vitrectomía se observa la opacidad blanquecina que no roja típica de la hemorragia fresca, por la metabolización de los elementos formes así como probablemente restos de fibrina. Probablemente una rigidez mayor del vítreo periférico, cargado con estos elementos favorezca la aparición de roturas iatrogénicas. A esto se le añade una más difícil exploración de la retina periférica. Su correcto tratamiento comienza por la revisión de forma constante y sistemática de la retina periférica al final del procedimiento (fig. 6). Esta revisión es absolutamente necesaria incluso en aquellos casos en los que no haya existido una gran manipulación, como en la hemorragia vítrea. Ocasionalmente la exploración puede ser difícil por la existencia de un faldón hemorrágico periférico que impide una buena visualización de la retina periférica. Cuando se observan roturas, en la mayoría de ocasiones, es suficiente la aplicación de 83 Fig. 6. La revisión mediante la indentación escleral pone en evidencia la existencia de una rotura en el meridiano de la esclerotomía no dominante que debe ser tratada mediante pexia (fotocoagulación con láser o crioterapia) para evitar la aparición de un desprendimiento de retina regmatógeno. crioterapia o fotocoagulación con láser y el taponamiento con gas. En raras ocasiones se hace necesaria la colocación de un procedimiento escleral. Opacificación del cristalino Durante la vitrectomía, el cristalino del paciente diabético puede sufrir cambios que modifiquen su transparencia y por lo tanto dificulten la visualización. Esto puede observarse en tres situaciones: 1. Lesión de la cápsula posterior con o sin rotura de la misma por contacto con el vástago de los instrumentos. En general se aprecia muy claramente una lesión lineal que partiendo del meridiano de la esclerotomía sigue la dirección en la que se estaba empleando el instrumento. En general no impide la continuación de la cirugía pero típicamente en el postoperatorio aparece una opacidad triangular con base en el ecuador que evoluciona generalmente de forma lenta en pacientes jóvenes. Esta eventualidad debe 84 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP Fig. 7. 1.-A: Abertura del cristalino por el ecuador del mismo para introducir una vía de infusión que mantendrá el saco capsular abierto en todo momento. B: Abertura cristaliniana por el ecuador para el facoemulsificador. C, D: Lensectomía. tenerse en cuenta cuando el paciente deba ser intervenido de catarata por si además existiera rotura de la cápsula posterior, lo que complicaría la realización de la facoemulsificación. 2. Lesión por la cánula de infusión. La cánula de infusión en caso de horizontalizarse de forma brusca puede lesionar también el cristalino en aquellos casos en los que se produce hipotonía brusca durante la cirugía (p. ej. al extraer los instrumentos del globo ocular). 3. Lesión por desecación de la cápsula posterior. En los intercambios por aire puede producirse una opacidad difusa de la parte posterior del cristalino por desecación de la cápsula posterior que dificulta la visualiza- ción. Estos intercambios por aire generalmente se realizan en las fases terminales de la cirugía y por lo tanto no suelen requerir medidas adicionales. En general estas condiciones que han sido mencionadas no requieren la extracción del cristalino en el mismo acto quirúrgico. En nuestra experiencia es preferible posponer la cirugía de la catarata tras conocer la evolución de la misma en un segundo tiempo. En aquellos casos en los que si dificulte un correcto tratamiento de las proliferaciones fibrovasculares y por lo tanto limiten la probabilidad del éxito quirúrgico es preferible emplear la lensectomía vía pars plana dejan- 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP 85 Fig. 7. 2.-E, F: extracción de material cortical. G, H: Pulido de la cápsula anterior via pars plana, obteniendo una perfecta transparencia para continuar con las maniobras posteriores. do intacta la cápsula anterior que es pulida. Al final de la cirugía, dependiendo del pronóstico, se puede implantar una lente intraocular en cámara posterior por delante de la cápsula anterior (fig. 7) (1,2). En aquellos pacientes en los que debe instituirse un taponamiento por gas, es frecuente la aparición de opacidad subcapsular posterior durante los primeros días, por contacto del gas con la superficie posterior del cristalino. En general este tipo de opacificación del cristalino va desapareciendo a medida de que el gas se reabsorbe pero claramente acelera la aparición de catarata en pacientes por encima de los 40 años. COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS Reacción fibrinoide La rotura de la barrera hemato-acuosa, las maniobras endoculares que se realizan, y la inflamación secundaria a la fotocoagulación o crioterapia, provocan la aparición de fibrina en mayor o menor cuantía en el periodo postoperatorio inmediato (fig. 8). Esta aparición de fibrina se manifiesta tanto en la parte anterior de la cavidad intraocular como en la posterior. En el segmento anterior no es infrecuente apreciar tras la vitrectomía de pacientes diabéticos, la existencia de sinéquias posteriores que acaban muchas veces provocan- 86 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP do una miosis fija, dificultando posteriores evaluaciones. En la cavidad vítrea los tractos de fibrina se observan en el caso de una gran rotura de la barrera hematorretiniana y cuando no se ha introducido un elemento taponador (foto fibrina). En el caso de haber utilizado un elemento taponador, es muy difícil observarlo ya que estos elementos aprisionan las mallas de fibrina contra la retina y dada su moderada transparencia no se distinguen. En los casos de taponamiento con aceite de silicona o con gas de larga duración (C3F8), este efecto de cavitación es más prolongado en el tiempo y puede llevar a la formación de nuevos neovasos que crecen sobre las mallas de fibrina que se han formado (reproliferación). Reproliferación fibrovascular Los neovasos para crecer necesitan un sostén que en principio es la hialoides posterior. Mediante la vitrectomía este soporte se extrae y en teoría los neovasos en su ausencia no pueden crecer y se vuelven abortivos. Sin embargo, como ha sido explicado previamente, la formación de mallas de fibrina puede representar un excelente sostén para el crecimiento de los neovasos en el caso de que los factores angiogénicos sigan en alta concentración en la cavidad vítrea (fig. 9, AD). Existe otro lugar en el que siempre queda soporte para el crecimiento de los neovasos, y este es el gel vítreo anterior, incarcerado en las esclerotomías y que lleva a la aparición de hemorragias recidivantes, como será comentado a continuación. Hemorragia vítrea La aparición de hemorragia vítrea en el periodo postoperatorio es un problema altamente frustrante para médico y paciente y más si tenemos en cuenta que un porcentaje importante de la indicación de vitrectomía es la hemorragia vítrea. Fig. 8. Intensa reacción inflamatoria en la cavidad vítrea tras delaminación extensa de retinopatía diabética en paciente con diabetes tipo I e insuficiencia renal. (Cortesía Dr B. Coscóstegui). Existen fundamentalmente dos tipos de hemorragia vítrea en el postoperatorio: 1. Hemorragia vítrea precoz: Esta se produce generalmente durante el primer mes del postoperatorio y existen tres causas fundamentales. a) Sangrado a partir de las esclerotomías: Durante la realización de las esclerotomías, se seccionan pequeños vasos esclerales. Al finalizar el procedimiento quirúrgico se procede a la sutura de las mismas. Las dos primeras esclerotomías se suturan con presión positiva en el interior del globo ocular (la cánula de infusión sigue infundiendo fluido/aire) con lo que en caso de sangrado son fácilmente distinguibles y la realización de diatermia es sencilla. Sin embargo, cuando se extrae la vía de infusión, en la última esclerotomía, la presión intraocular baja y si existe una vía de hemorragia en esta última, la hemorragia tiende a penetrar en el interior de la cavidad vítrea oscureciendo los detalles de fondo de ojo. Teniendo en cuenta esta eventualidad, cuando al principio de la cirugía se realiza la primera esclerotomía (para la vía de infusión) debe tenerse un especial cuidado en la observación, de si existe hemorragia activa y proceder a su meticulosa cauterización, para evitar que al final de la cirugía, presente hemo- 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP 87 Fig. 9. A: Aspecto fundoscópico de paciente con diabetes tipo I afecta de hemorragia vítrea de 3 meses de evolución. B: Tras la cirugía vitrectomía y delaminación de las proliferaciones fibrovasculares, el área macular se encuentra libre de tracciones alcanzando una AV de: 0,32. C: 8 meses después aparecen de nuevo proliferaciones fibrovasculares que afectan al área macular. D: Tras el último procedimiento intraocular en el que se extrajeron de nuevo las proliferaciones posteriores. rragia de nuevo y deba ser necesario volver a entrar en el globo ocular para extraerla. b) Resangrado de las «boquillas vasculares». Durante las maniobras de delaminación, segmentación y ocasionalmente pelado de las membranas, se cortan los vasos que partiendo de las venas retinianas, conforman el tejido fibrovascular de la RDP. A pesar de que en el origen de los neovasos se encuentran células musculares que favorecen su cierre al cortarlos, no es infrecuente que presenten sangrado activo y ocasionalmente se haga necesario realizar diatérmia. Probablemente cambios de presión intraocular en combinación con hipertensión arterial que muchos pacientes presentan, haga que se produzca una hemorragia a partir de esos puntos. Una de las maniobras que presenta más riesgo de sangrado en el período postoperatorio precoz es el arrancamiento quirúrgico de los neovasos que parten del disco óptico y que ha sido descrito previamente (12). En estos casos y a pesar de las células musculares que existen en el comienzo de las proliferaciones no es infrecuente el sangrado y dado que está situado en el disco óptico, la realización de diatermia estaría contraindicada ya que provocaría grandes alteraciones campimétricas. Asimismo esta extracción provoca el estiramiento y arrancamiento de axones que ha sido demostrado pre- 88 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP viamente a pesar de no correlacionarse con un empeoramiento del pronóstico visual (12). c) No es infrecuente observar durante la vitrectomía, la aparición de hemorragia en el ángulo camerular y ocasionalmente a partir de pequeños neovasos iridianos que pueden producir hemorragia intraocular en el postoperatorio. 2. Hemorragia tardía: Neovascularización en las esclerotomías En general se producen a partir de un mes de la intervención quirúrgica y su causa fundamental es la aparición de pequeños neovasos en la parte interna de las esclerotomías (fig. 10). Para entender este fenómeno deben tenerse en cuenta varias premisas: La patogénia de la retinopatía diabética proliferativa no esta claramente establecida, pero parece claro que tras la aparición de isquemia retiniana se generan una serie de factores humorales como «vascular endotelial growth factor» (VEGF), hepatocyte growth factor, otras citoquinas e integrinas y probablemente muchos otros que inducen este proceso neovascular (13-22). En la evolución de la RDP, los neovasos que parten de las venas retinianas, se anclan en la hialoides posterior, a través de la que se extienden originando la típicas membranas fibrovasculares de la RDP. Se ha postulado que sin la existencia de un soporte (sea la hialoides posterior u otros) los neovasos no crecen y se vuel- Fig. 10. ven abortivos. Por todo ello, tras la intervención quirúrgica y por lo tanto la extracción más o menos completa de la hialoides posterior se impediría la formación de neovasos posteriores. Si embargo dentro de la cavidad vítrea y a pesar del efecto de la panretinofotocoagulación, cuyo mecanismo de actuación se desconoce, persisten niveles altos de los factores humorales que favorecen la neovascularización. Una vez asumido todo lo citado, hemos de pensar que la cicatrización de las esclerotomías comporta una fase de vascularización y posteriormente de fibrosis. Es nuestra opinión que en la fase vascular de la cicatrización de las esclerotomías, este proceso hasta ahora fisiológico, se convierte en anómalo al encontrarse con un medio (cavidad intraocular) rico en factores proliferativos. Dado que de forma constante el gel vítreo periférico se encuentra incarcerado en las esclerotomías, éste sirve de soporte necesario para la aparición de los neovasos periféricos (23). La existencia de estos neovasos periféricos ha sido ampliamente demostrado en numerosos estudios (24-26). Si observamos detenidamente el área donde se localizan las esclerotomías, observaremos en muchos de estos casos como de la cubierta epiescleral penetra un vaso hacia la esclerotomía (fig. 11). Esto es observable en ojos vitrectomizados por otras patologías (Membrana epirretiniana macular, Proliferación Vitreorretiniana...) en los que sin embargo no es frecuente la aparición de hemorragia intravítrea postoperatoria. La diferencia probablemente estriba en que en la RDP los factores que favorecen la angiogénesis (VEGF, HGF...) están muy elevados, cosa que no ocurre de igual forma en estas otras entidades. En nuestra experiencia y mediante la observación directa durante una nueva cirugía, los neovasos se encuentran más frecuentemente en las esclerotomías correspondientes a los instrumentos activos mientras que es raro en la esclerotomía de la vía de infusión (fig. 12). Para otros autores sin embargo, y explorando 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP 89 Fig. 12. Fig. 11. mediante biomicroscopía ultrasónica, el lugar más frecuente se encuentra en el correspondiente a la vía de infusión (26). La apariencia de estos neovasos en general sigue la forma del vítreo incarcerado en la esclerotomía y su tamaño y crecimiento se relaciona muy probablemente con la actividad de la RDP (fig. 13). Para evitar esta complicación se ha propugnado la crioterapia periférica extensa para producir la ablación de la retina periférica. Si tenemos en cuenta lo anteriormente expuesto, un acercamiento posible sería el de reducir la cicatrización de las esclerotomías previamente suturadas y cerradas correctamente. En un trabajo no publicado que hemos realizado, tratamos las eslerotomías con Mitomicina C (0,4 mg/ml) durante 1 minuto, tratando de impedir la llegada de grandes vasos a la esclerotomía, no habiendo mostrado efectos indeseables y habiendo reducido de manera clara la aparición de grandes vasos en la entrada de las esclerotomías. Un cuadro muy severo es la Proliferación Fibrovascular Hialoidea Anterior (27-32) (fig. 14). En este grave cuadro clínico, extensas áreas de tejido fibrovascular ocupan los 360° de la parte anterior de la retina y la pars plana, provocando en su evolución densas hemo- rragias vítreas que impiden su diagnóstico temprano, tracción sobre el cuerpo ciliar y secundariamente hipotonía severa hasta la atrofia del globo ocular. Los pacientes que presentan predisposición a este cuadro clínico son en general pacientes jóvenes con extensas áreas de isquemia periférica y proliferación fibrovascular muy severa a pesar de haber sido realizada la panretinofotocoagulación y que han sido intervenidos de vitrectomía y acasionalmente colocado un procedimiento circular (33). Su tratamiento sigue presentando serias dificultades y generalmente consiste en la realización de lensectomía vía pars plana, revisión de la vitrectomía periférica, realización de intensa diatermia sobre los extensos neova- Fig. 13. 90 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP Fig. 14. sos, repetición de la panretinofotocoagulación y recambio por aceite de silicona (34,35). Ocasionalmente son necesarias grandes retinotomías de relajación. A pesar de todo ello el pronóstico es incierto en la mayoría de ocasiones. Este cuadro clínico se ha descrito ocasionalmente tras extracción extracapsular de catarata (36). En el manejo de la hemorragia vítrea tras la vitrectomía existen varias posibilidades: Se han descrito buenos resultados empleando recambio fluido-aire (o mezcla no expansible de SF6 o C3F8 (37-40) que se realiza con anestesia tópica y en régimen ambulatorio una vez han sido descartadas Fig. 15. mediante Ecografía B la existencia de desprendimiento de retina o la Proliferación Fibrovascular Hialoidea Anterior. El problema radica en muchas ocasiones en que la hemorragia se repite en un breve espacio de tiempo en aquellos casos en los que existen neovasos anteriores que parten de las esclerotomías. Ante una hemorragia vítrea postoperatoria, realizamos control ecográfico semanal, durante tres semanas, intentando conocer si se están produciendo hemorragias de repetición o ha sido una simple hemorragia vítrea (y descartando evidentemente la existencia de desprendimiento de retina que justificaría una nueva intervención de forma urgente). Estas últimas suelen desparecer en el término de un mes y tan sólo un 10% de ellas debe ser reintervenidas. Sin embargo en otras ocasiones se producen hemorragias recidivantes que no se aclaran en este espacio de tiempo. Ante esta eventualidad nosotros preferimos realizar una nueva cirugía endocular con revisión de las esclerotomías anteriores, fotocoagulación (fig. 15) o diatermia sobre los neovasos y ocasionalmente la eliminación de los neovasos mediante el vitrectomo (fig. 16). Esto, aunque no exento de riesgos de lesionar el cristalino, puede efectuarse en pacientes fáquicos si tenemos en cuenta algunas consideraciones anatómicas que han sido descritas previamente (41). Si normalmente colocamos las esclerotomías en los meridianos de las 10 y las 2, a cuatro milímetros del limbo esclerocorneal, en la nueva cirugía colocaremos las nuevas esclerotomías en una posición más cerrada. De esta forma con la nueva esclerotomía podremos acceder sin problemas a la esclerotomía izquierda previa desde el lado derecho y viceversa. Es evidente que pueden aparecer nuevos neovasos en las últimas esclerotomías realizadas, pero ello es claramente infrecuente si en la primera cirugía se completó la panretinofotocoagulación. 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP En aquellos pacientes fáquicos en los que a pesar de realizar este tratamiento, presentan de nuevo una hemorragia intravítrea de repetición, realizamos lensectomía vía pars plana dejando la cápsula anterior, disección completa del vitreo anterior, diatérmia de los neovasos de las esclerotomías y extracción con el vitrectomo y eventualmente al final de la cirugía implante de lente intraocular en la cámara posterior por delante de la cápsula anterior (42,43). En este mismo supuesto de hemorragia de repetición en un paciente afáquico y con ojo único, tras varios procesos de hemorragia vítrea, puede valorarse la posibilidad de introducir aceite de silicona en la cavidad vítrea para una más rápida rehabilitación. Esto presenta la ventaja de que en caso de producirse una hemorragia vítrea, el aceite de silicona la cavita en la parte inferior dejando libre el eje visual. Sin embargo a largo plazo, el aumento de la presión intraocular y la palidez de la papila pueden hacer necesaria su extracción. Desprendimiento de retina regmatógeno Esta es una de las complicaciones más severas que puede aparecer tras la vitrectomía en la RDP y que puede aparecer en pacientes con un relativo buen pronóstico visual preoperatorio. Las roturas retinianas pueden ser de dos tipos: Roturas posteriores: Estas roturas se producen durante las maniobras de delaminación o segmentación de los neovasos. Cuando se producen, obligan al cirujano a la extracción de todas la tracciones alrededor de éstas, ya que de otra manera la aparición de desprendimiento de retina, es prácticamente constante. Asimismo debe aplicarse la retina y realizar fotocoagulación alrededor de ellas y a instituir un taponamiento (en general con gas a concentración no expansible). En el caso de producirse varias pequeñas roturas puede ser útil mar- 91 Fig. 16. carlas mediante diatérmia o fotocoagulación para reconocerlas al final de la cirugía. Un problema añadido en la producción de roturas iatrogénicas es la aparición de hemorragia subretiniana que en el caso de presentar desprendimiento traccional de la retina puede acabar bajo la fóvea y comprometer el pronóstico visual. En estos casos, es útil emplear una pequeña cantidad de liquido perfluorocarbonado para preservar el área macular. Roturas anteriores Esta es la causa más frecuente de aparición de desprendimiento de retina postoperatorio. En general estas roturas se sitúan dos horas a ambos lados del meridiano de las esclerotomías. Por esta razón la realización de crioterapia de forma anárquica de las esclerotomías, sin visualización, puede dejar sin tratar estas roturas. En algunos casos de desprendimiento de retina tras vitrectomía en la RDP, el diagnóstico se hace difícil por la existencia de hemorragia vítrea postoperatoria. En estos casos, es de vital importancia realizar control ecográfico B para detectar esta complicación. Sin embargo en ocasiones hasta esto es difícil cuando el desprendimiento de retina es periférico y la ecografía B normalmente empleada, detecta mal estos incipientes cambios de la parte más anterior. Existen algunos signos 92 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP En el caso de roturas anteriores grandes o de inicio visible de proliferación vitreorretiniana deberá recurrirse a la colocación de un procedimiento escleral en los 360° y eventualmente taponamiento con aceite de silicona. Desprendimiento de coroides Fig. 17. que indican la existencia de este desprendimiento de retina de forma muy probable a pesar de una ecografía B dudosa o no conclusiva en pacientes afectos de hemorragia vítrea en el postoperatorio inmediato: 1. Hipotonía ocular severa. 2. Cámara anterior anormalmente amplia y en ocasiones iridodonesis. 3. Aparición rápida de neovasos en el iris y extensas sinéquias posteriores (fig. 17). En estos casos en nuestra experiencia es preferible realizar un nuevo procedimiento intraocular y revisar la parte más anterior de la retina (35). Sea cual fuere, la causa del desprendimiento de retina tras la vitrectomía, la base del tratamiento es su diagnóstico y tratamiento precoces, ya que en el caso de larga evolución, puede añadirse un factor de mal pronóstico cual es la aparición de proliferación vitreorretiniana, entidad diferente que limita enormemente el pronóstico visual. En el tratamiento precoz de esta complicación, en general es suficiente con una nueva cirugía intraocular, reconociendo la rotura, reaplicando la retina, fotocoagulación alrededor de la/s roturas y taponamiento con gas. En algunos casos de desprendimiento localizado, puede ser suficiente con inyección de gas, posicionamiento en decúbito prono y fotocoagulación con láser. En aquellos pacientes en los que no se ha realizado previamente panretinofotocoagulación y debe realizarse durante la vitrectomía, la realización de grandes extensiones de tratamiento con láser y en ocasiones también crioterapia periférica, induce la aparición de desprendimientos exudativos de la coroides y que en ocasiones se acompañan de desprendimiento exudativo de la retina (44). En general se solucionan en el término de 10-15 días dependiendo de la extensión de los mismos. Es extraordinariamente raro que deba realizarse drenaje transescleral de los mismos y ello debe realizarse en el caso de aparición de contacto central de los aquellos. Neovascularización del iris y glaucoma neovascular La incidencia de esta complicación se ha reducido de una forma clara en estos últimos años. La causa más frecuente de neovascularización progresiva del iris, se centra en la existencia de desprendimiento de la retina como ha sido previamente comentado (35,45). Asimismo, habiéndose mejorado la visualización y el tratamiento de las áreas periféricas de la retina mediante fotocoagulación es raro observar la aparición progresiva de neovasos en el iris. La realización combinada de facoemulsificación con implante de lente intraocular y vitrectomía vía pars plana, no parece aumentar la incidencia de esta complicación (46). El glaucoma neovascular tambien se relaciona con la existencia de desprendimiento de la retina. La reaplicación retiniana completa y la realización de forma adecuada y 6. Complicaciones preoperatorias y postoperatorias en la vitrectomía de la RDP extensa de panretinofotocoagulación han disminuido de forma notable esta complicación. La afáquia como dato aislado no parece tener una relevancia importante en la producción del glaucoma neovascular (47). BIBLIOGRAFÍA 1. Freyberger H; Brocker M; Yakut H; Hammer J; Effert R; Schifferdecker E; Schatz H; Derwahl M. 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