El concepto filosófico de la Inteligencia Algorítmica Levy Pierre 1 Traducción: Victoria Carrizo (FSOC-UBA) - Gino Cingolani Trucco (FSOC-UBA) “Transcending the media, airborne machines will announce the voice of the many. Still indiscernible, cloaked in the mists of the future, bathing another humanity in its murmuring, we have a rendezvous with the over­language.” Collective Intelligence, 1994, p. xxviii. Veinte años después de la Inteligencia Colectiva Inteligencia colectiva reflexiva La clave: un modelado completo del lenguaje El archivo científico: La esfera semántica El metalenguaje: IEML Una nueva frontera: Inteligencia Algorítmica La genealogía filosófica de los algoritmos inteligentes Las tres edades del conocimiento reflexivo La era teosófica y su intelecto agente La era científica y su sujeto trascendente La era tecnológica y su inteligencia algorítmica Veinte años después de la Inteligencia Colectiva Este paper fue escrito en el 2014, veinte años después de L’intelligence collective [la edición original francesa de Collective Intelligence ]2 . El propósito principal de Collective Intelligence fue formular una visión evolutiva cultural y social que fuese capaz de crear el mejor uso a partir de las nuevas posibilidades abiertas por la 1 2 Profesor en la Universidad de Ottawa Y veintitrés años después de la Ideografía dinámica ( Paris, La Decouvérte, 1991) comunicación digital. Mucho antes del éxito de las redes sociales en la web3, predije el ascenso de la “ingeniería de las relaciones sociales” . Ocho años antes de la fundación de Wikipedia en el 2001, me imaginé una “cosmopedia” online estructurada en links de hipertexto . Cuando las humanidades digitales y los social media no habían sido nombrados todavía, yo estaba llamando a hacer una transformación epistemológica y metodológica de las ciencias humanas. Pero sobre todo, en un momento en el que menos del uno por ciento de la población estaba conectada4 , yo estaba prediciendo (junto con una pequeña minoría de pensadores) que Internet iba a convertirse en el centro del espacio público global y el principal medio de comunicación, en particular para la producción colaborativa y los conocimientos compartidos y la diseminación de las noticias5. A pesar del considerable crecimiento de la comunicación digital interactiva en los últimos veinte años, estamos todavía lejos del ideal descripto en Collective Intelligence . Me parece a mi que, ya en 1994, los cambios antropológicos en curso pueden arraigarse e inaugurar una nueva etapa en la aventura humana sólo si inventábamos lo que en ese tiempo llamé un “ sobre-lenguaje ”. ¿Cómo puede llegar la comunicación rápidamente a través de una multiplicidad de dialectos y culturas? ¿Cómo podemos mapear el diluvio de los datos digitales, ordenarlos alrededor de nuestros intereses y extraer conocimiento de ellos? ¿Cómo podemos dominar las olas, corrientes y profundidades del océano del software? Collective Intelligence prevé un sistema simbólico capaz de aprovechar la inmensa potencia de cálculo del nuevo medio y hacer que funcione para nuestro beneficio. Pero el sobre-lenguaje que veía en 1994 estaba todavía en el período “imperceptible”, envuelto en las “nieblas del futuro”. Veinte años más tarde, las cortinas de niebla fueron parcialmente perforadas: el 3 Y antes de la propia WWW, que se convirtió en un fenómeno público sólo en 1994 con el desarrollo del primer navegador, como Mosaic. En ese momento, cuando el libro se estaba escribiendo, la Web sólo existía en la mente de Tim Berners­Lee. 4 Aproximadamente el 40% en el 2014 y probablemente más de la mitad en el 2015. 5 Obviamente no me proclamo el único “visionario” en la materia a comienzos de los ‘90. El pionero trabajo de Douglas Engelbart y Ted Nelson y las predicciones de Howard Rheingold, Joël de Rosnay y muchos otros que deberían ser citados. sobre-lenguaje ahora tiene un nombre, IEML (acrónimo de las siglas en inglés Information Economy Meta Language), una gramática y un diccionario 6. Inteligencia colectiva reflexiva La inteligencia colectiva conduce al desarrollo humano, y el desarrollo humano apoya el crecimiento de la inteligencia colectiva. Mediante la mejora de la inteligencia colectiva podemos situarnos en un bucle de retroalimentación ( feedback loop ) y orientarlo en la dirección de un círculo virtuoso de auto-organización. Esta es la intuición estratégica que ha guiado mi investigación. ¿Pero cómo podemos mejorar la inteligencia colectiva? En 1994, el concepto de inteligencia colectiva digital seguía siendo revolucionario. En el 2014, este término es usado comúnmente por las consultoras, políticos, entrepreneurs, tecnólogos, académicos y educadores. El crowdsourcing ( NdT: Crowdsourcing (del inglés crowd –multitud– y outsourcing –recursos externos–) se podría traducir al español como colaboración abierta distribuida o externalización abierta de tareas , y consiste en externalizar tareas que, tradicionalmente, realizaban empleados o contratistas, dejándolas a cargo de un grupo numeroso de personas o una comunidad, a través de una convocatoria abierta. (Wikipedia) ) se convirtió en una práctica común, y la gestión del conocimiento es ahora apoyada por la descentralización del uso de los medios sociales. La interconexión de la humanidad a través de Internet, el desarrollo de la economía del conocimiento, el impulso de una educación superior y el auge de la computación en la nube y el big data, son todos indicadores de un aumento en nuestro poder cognitivo. Pero todavía tenemos que cruzar el límite de la inteligencia colectiva reflexiva. Así como los bailarines sólo pueden perfeccionar sus movimientos reflejándose en un espejo, al igual que los yoguis desarrollan conciencia de su ser interior sólo a través de la contemplación meditativa de su propia mente, la inteligencia colectiva sólo será capaz 6 Ver “The basics of IEML The basics of IEML (Disponible en: http://wp.me/P3bDiO­9V) de emprender el camino de aprendizaje significativo, y por lo tanto pasar a una nueva etapa de su crecimiento, mediante la consecución de la reflexividad. Por lo tanto, necesitará adquirir un espejo que le permita observar sus propios procesos cognitivos. ¡Pero cuidado! La inteligencia colectiva no tiene y no tendrá conciencia autónoma: cuando hablo de inteligencia colectiva reflexiva, me refiero a que los individuos humanos tendrán un conocimiento más claro y mejor compartido del que tienen hoy sobre la inteligencia colectiva en la que ellos participan, un conocimiento basado en principios transparentes y métodos científicos perfectibles. La clave: un modelado completo del lenguaje Pero ¿cómo se puede construir un espejo de la inteligencia colectiva? Está claro que el contexto del reflejo será el medio algorítmico o, para decirlo de otra manera, Internet, la potencia de cálculo de la computación en la nube , la comunicación ubicua y las interfaces interactivas móviles distribuidas. Dado que solo podemos reflejar la inteligencia colectiva en el medio algorítmico, debemos ceder a la naturaleza de ese medio y tener un modelo calculable de nuestra inteligencia, un modelo que sea alimentado por los flujos de datos digitales de nuestras actividades. En resumen, necesitamos una ciencia de inteligencia colectiva basada en matemáticas (con modelos calculables) y empírica (basada en datos). Pero, una vez más, ¿es esto posible? Dado que la humanidad es una especie altamente social, su inteligencia es intrínsecamente social, o colectiva. Si tuviésemos una ciencia matemática y empírica de la inteligencia humana en general, podríamos sin duda derivar de ella a una ciencia de inteligencia colectiva. Esto nos conduce a un problema mayor que ha sido investigado en las ciencias sociales, las ciencias humanas, la ciencia cognitiva y la inteligencia artificial desde el siglo veinte: ¿es posible una ciencia matematizada de la inteligencia humana? Es el lenguaje o, para decirlo de otra manera, la manipulación simbólica la que distingue a la cognición humana. Nosotros usamos el lenguaje para categorizar datos sensoriales, para organizar la memoria, para pensar, comunicarnos, para llevar adelante acciones sociales, etc. Mi investigación me ha llevado a la conclusión que la ciencia de la inteligencia humana es ciertamente posible, pero con la condición que resolvamos el problema del modelo matemático del lenguaje. Estoy hablando aquí de una modelización científica completa del lenguaje, que no se limita a los aspectos puramente lógicos y sintácticos, o a las correlaciones estadísticas de corpus de textos, sino que fuese capaz de expresar relaciones semánticas formadas entre unidades de significado y haciéndolos en un modo algebraico y generativo7 . Convencido que un modelo semántico algebraico era la clave para una ciencia de la inteligencia, enfoqué mis esfuerzo en descubrir un modelo de este tipo; el resultado fue la invención de IEML8 . IEML -un lenguaje artificial con semántica calculable- es la tecnología intelectual que hará posible descubrir la respuesta a todas las preguntas mencionadas más arriba. Ahora tenemos una modelización científica completa del lenguaje, incluyendo los aspectos semánticos. Por lo tanto, una ciencia de la inteligencia humana es ahora posible. De ello se desprende, entonces, que una ciencia matemática y empírica de la inteligencia colectiva es posible. En consecuencia, una inteligencia colectiva reflexiva es a su vez posible. Esto significa que la aceleración del desarrollo humano está a nuestro alcance. El archivo científico: La esfera semántica Escribí dos volúmenes sobre mi proyecto acerca del desarrollo de un marco científico de la inteligencia colectiva reflexiva, y actualmente estoy escribiendo el tercero. Esta 7 Más allá de lógica y estadísticas. IEML es el acrónimo de Information Economy MetaLanguage (Información Económica del Metalenguaje) Ver La grammaire d’IEML (Disponible en: http://wp.me/P3bDiO­9V) 8 trilogía puede ser leída como la historia de un viaje de descubrimiento. El primer volumen, La esfera semántica 1 (2011)9, provee la justificación de mi proyecto. Contiene la declaración de mis objetivos, una breve autobiografía intelectual y, sobre todo, un detallado dialogo con mis contemporáneos y antecesores. Con una sustancial bibliografía10 , el primer volumen presenta los principales temas de mi proceso intelectual, compara mis pensamientos con aquellos dentro de la tradición filosófica y científica, se involucra en una conversación con la comunidad de investigación, y finalmente, describe técnica, cultural y epistemológicamente el contexto que motivó mi investigación. ¿Por qué escribir más de cuatrocientas hojas para justificar un programa científico de investigación? Por una simple razón: nadie en la comunidad científica contemporánea pensó que mi programa de investigación tenía alguna chance de éxito. Lo que es importante en ciencias de la computación e inteligencia artificial es la lógica, sintaxis formal, estadísticas y modelos biológicos. Los ingenieros generalmente ven a las ciencias sociales, como a la sociología y antropología, como nada más que disciplinas auxiliares limitadas a las funciones cosméticas: por ejemplo, el análisis del uso o la experiencia de los usuarios. En las ciencias humanas, la situación es aún más difícil. Todos aquellos que han intentado matematizar el lenguaje, desde Leibniz a Chomsky, por mencionar los mejores, han fallado, logrando sólo resultados parciales. Peor aún, los mejores maestros, aquellos de quienes aprendí mucho, desde el semiólogo Umberto Eco11 , al antropólogo Levi-Strauss12 , han declarado categóricamente que la matematización del lenguaje y de las ciencias humanas es impracticable, imposible, utópico. El camino que quise seguir estaba prohibido no sólo por los hábitos de ingenieros y de las más grandes autoridades de las ciencias humanas, sino también por la mirada universal de que “el significado depende del 9 La esfera semántica 1: Economía de la Computación, Cognición e Información (London: ISTE, 2011; New York: Wiley, 2011). 10 Más de 400 referencias bibliográficas. 11 Umberto Eco, La búsqueda de la lengua perfecta (Oxford: Blackwell, 1995) 12 “Pero más locura que genio se necesitará para tal trabajo”: Claude Levi­Strauss, The Savage Mind (University of Chicago Press, 1966), p. 130. contexto”13 , confundiendo inescrupulosamente matematización y cuantificación, denunciando en principio y a través de una reacción instintiva, el “sesgo etnocéntrico” de cualquier enfoque universalista14 y recordando el “fracaso” de Esperanto15 . Incluso he oído a algunos de los más agnósticos hablar de la maldición de Babel. Es por ello, nada sorprendente que quiera realizar un fuerte caso en defensa de las ciencias naturales de mi proyecto: todos los exploradores han regresado con las manos vacías de este viaje hacia el lenguaje matemático , si es que regresaron en absoluto. El metalenguaje: IEML Pero uno no puede seguir para siempre anunciando su propia partida de viaje: uno debe avanzar , navegar….y volver. El segundo volumen de la trilogía, La Gramática de IEML16 , contiene el verdadero trayecto técnico de mi recorrido del álgebra al lenguaje. En él, explico cómo construir oraciones y textos en IEML, con mucho ejemplos. Pero dentro esas 150 páginas del libro, también incluyo 52 páginas muy densas de algoritmos y matemáticas que muestran en detalle como la red semántica interna del lenguaje artificial puede ser calculada y traducida automáticamente al lenguaje natural. Para conectar la sintaxis matemática a una semántica del lenguaje natural, tuve que, casi sin ayuda17 , enfrentar tormentas de mares desconocidos, para avanzar a través del desierto sin ninguna certeza de que tierras fértiles podrían ser encontradas en el 13 Que es obviamente cierto, pero que solo define el problema más que prohibir la solución. Pero el verdadero universalismo es un todo incluido, y nuestra vida cotidiana está estructurada de acuerdo a una multitud de estándares universales, desde coordenadas espacio­temporales a HTTP en la Web. Respondí largamente en La Esfera Semántica a los prejuicios de extremo posmodernismo contra la universalidad científica. 15 Que todavía sigue siendo utilizado por una gran comunidad. Pero la única cosa que tienen en común Esperanto e IEML es el hecho de que ambos son lenguajes artificiales. Ninguno tiene la misma forma o el mismo propósito, o el mismo uso, que invalida críticas de IEML, basadas en críticas de Esperanto. 16 Ver IEML Grammar (Disponible en: http://wp.me/P3bDiO­9V). 17 Pero, afortunadamente, apoyado por el programa de Canada Research Chairs y mi esposa, Darcia Labrosse. 14 horizonte, vagar durante veinte años en el difícil laberinto del sentido . Pero uniendo gradualmente el signo, el ser y la cosa a la vez, en el sentido de lo virtual y lo real, finalmente tuve mi hilo de Ariadna, e hice un mapa del laberinto, un mapa complicado del metalenguaje, ese “Northwest Passage”18 donde las aguas de las ciencias exactas y las ciencias humanas convergen. Había establecido mi camino en una dirección que nadie consideraba digna de exploración seria, dado que la travesía era imposible. Pero, en contra de toda expectativa, mi viaje alcanzó su meta. La gramática IEML es la prueba científica de eso. La matematización del lenguaje es efectivamente posible, dado que nos encontramos con un metalenguaje matemático. ¿Qué es exactamente? IEML es un lenguaje artificial con una semántica calculable, que no tiene límites a las posibilidades de expresiones con nuevos significados. Dado un texto en IEML, los algoritmos reconstruyen la gramática interna y la red semántica del texto y lo traducen a la red dentro del lenguaje natural y calculable de la relación semántica entre el texto y los otros textos de IEML. El metalenguaje genera un enorme grupo de transformaciones simétricas entre la red semántica, que puede ser medida y navegada utilizando algoritmos. La gramática IEML demuestra la calculabilidad de la red semántica y presenta el trabajo del algoritmo detallado del metalenguaje. Usado como un sistema de metadatos semánticos, IEML abre el camino a un nuevo método de análisis de grandes cantidades de datos. Será capaz de soportar nuevas formas de comunicación translingüística hipertextual en los medios sociales, y hará posible una red de conversaciones para observar y perfeccionar su propia inteligencia colectiva. Para los investigadores en ciencias humanas, IEML estructurará una biblioteca enciclopédica abierta y universal de datos multimedia, que se reorganizan automáticamente alrededor de los sujetos e intereses de los usuarios. 18 Michel Serre, Hermés V. Le passage du Nord­Ouest (Paris: Minuit, 1980). Una nueva frontera: Inteligencia Algorítmica Después de haber trazado un mapa del recorrido que descubrí en La gramática de IEML voy a relacionar lo que vi al final del mismo, del otro lado del supuesto territorio intransitable: el nuevo horizonte de la mente que la inteligencia algorítmica ilumina. Porque IEML no es obviamente un fin en sí mismo. Es sólamente el medio para la futura gran civilización digital, para permitir que el sol del conocimiento humano brille con más intensidad. Estoy hablando aquí acerca de un futuro (no tan distante) estado de inteligencia, un estado en el que las capacidades de reflexión, creación, comunicación, colaboración, aprendizaje, y análisis y síntesis de los datos sean infinitamente más poderosos y mejor distribuidos de lo que son hoy. Con el concepto de Inteligencia Algorítmica , completé el riesgoso trabajo de predicción y de creación cultural que me comprometí a realizar veinte años atrás con Inteligencia Colectiva . El medio de algoritmos contemporáneo ya es caracterizado por la digitalización de datos, por el procesamiento automático de datos en grandes centros industriales computacionales, interfaces móviles interactivas distribuidas por todo el mundo entre la población y comunicación ubicua. Nosotros podemos hacer de esto el medio de una nueva forma de conocimiento -una nueva episteme19 - agregando un sistema de metadatos semánticos basados en IEML. El propósito de este paper es precisamente sentar las bases filosóficas e históricas de este nuevo tipo de conocimiento. 19 El concepto de episteme, que es más amplio que el concepto de paradigma, fue desarrollado en particular por Michel Foucault en El Orden las Cosas (New York: Pantheon, 1970) y en La Arqueología del Conocimiento y el Discurso sobre el Lenguaje (New York: Pantheon, 1972). La genealogía filosófica inteligentes de los algoritmos Las tres edades del conocimiento reflexivo Dado que mi proyecto involucra la inteligencia colectiva reflexiva, me gustaría plantear la temática del conocimiento reflexivo en su contexto filosofico e histórico. Como una primera aproximación, el conocimiento reflexivo puede ser definido como el conocimiento del conocerse. “Todos los hombres por naturaleza desean saber”, escribió Aristóteles, y este conocimiento implica el conocimiento del ser20 . Los seres humanos sin duda han especulado acerca de las formas y fuentes de su propio conocimiento desde el comienzo de la conciencia. Pero la reflexividad de conocimiento dio un paso decisivo a mediados del primer milenio AdC21 , durante el periodo en que Buddha, Confucio, los profetas Hebreos, Sócrates y Zarathustra (por orden alfabético) vivieron. Estos maestros involucraron a toda la raza humana en sus investigaciones: ellos reflejaron la conciencia desde una perspectiva universal. Este primer gran tipo de investigación sistemática sobre el conocimiento, fuera filosófico o religioso, casi siempre involucraba algún ideal divino, o al menos alguna “relación con el Cielo”. Por lo tanto podríamos hablar de una era teológica de conocimiento reflexivo. Examinaré la herencia aristotélica de este conocimiento teológico , que culminó en el concepto de intelecto agente. Comenzando en el siglo XVI en Europa - y difundiéndose a través del mundo con el surgimiento de la modernidad- hubo una segunda era de reflexión sobre el conocimiento, la cual mantuvo la perspectiva universal del período anterior pero abandonó la referencia al Cielo y se confinó a sí misma al conocimiento humano, con sus límites reconocibles pero también con su 20 21 Al principio del Libro A de su Metafísica. Esta es la Era Exial identificada por Karl Jaspers idea racional de perfectibilidad. Esta fue la segunda era, la era científica del conocimiento reflexivo. Aquí, la investigación sigue por dos caminos entrecruzados: un camino sobre qué es lo que hace posible al conocimiento, el otro sobre cuáles son sus límites. En ambos casos, el conocimiento debe definir su sujeto trascendental, esto es, debe descubrir sus propias determinaciones. Hay muchas señales en el 2014 que indican que en el siglo XXI -en el momento en el que la mitad de la humanidad está conectada a Internet- experimentaremos una tercera etapa de conocimiento reflexivo. Esta “versión 3.0” mantendrá los ideales de las dos versiones anteriores, el de la universalidad y el de la perfectibilidad científica pero estará basada en el uso intensivo de la tecnología para aumentar y reflejar sistemáticamente nuestra inteligencia colectiva, y por ende nuestras capacidades para el aprendizaje personal y social. Esta es la futura era tecnológica de conocimiento reflexivo con su ideal de inteligencia algorítmica. La breve historia de estas tres modalidades - teológica, científica y tecnológica- de conocimiento reflexivo puede ser leída como la genealogía filosófica de la inteligencia algorítmica. La era teosófica y su intelecto agente Algunas generaciones antes, Sócrates podría haber sido un sacerdote en el círculo alrededor de la Pitonisa; él había tomado la famosa máxima de “Conócete a ti mismo” del Templo de Apolo en Delfos. Pero en el siglo V a.C en Atenas, Sócrates extendió el mandato délfico de una manera inesperada, introduciendo la interrogación dialéctica. Le preguntaba a sus contemporáneos: ¿Qué piensas? ¿Eres consistente? ¿Puedes justificar lo que estás diciendo sobre el coraje, la justicia o el amor? ¿Podrías repetirlo seriamente en frente de un pequeño grupo de ciudadanos curiosos o inteligente? De esta manera, abría la puerta a una nueva era de conocimiento sobre el conocimiento propio, una expansión racional de la conciencia de sí mismo. Su discípulo principal, Platón, siguió este camino de cuestionamiento riguroso de las impensadas categorías de lo real y finalmente descubrió el mundo de las Ideas. las Ideas para Platón eran formas intelectuales que, a diferencia de los fenómenos que categorizan, no corresponden al mundo del Devenir. Estas formas inteligibles son las esencias originales, los arquetipos más allá de lo real, que proyectan en el tiempo y el espacio fenoménico todas esas cosas que que para nosotros parecen reales porque son tangibles, pero que en realidad son pálidas copias de las Ideas. Diríamos hoy que nuestra experiencia está fundamentalmente determinada por nuestra manera de categorizarlas. Platón enseñó que la humanidad solo puede conocerse a sí misma como una especie inteligente yendo hacia el mundo de las Ideas y entrando en contacto con lo que explica y motiva su propio conocimiento. Aristóteles, quien fue alumno de Platón y tutor de Alejandro Magno, creó una gran síntesis enciclopédica que sería usada como modelo por dieciocho siglos en una multitud de culturas. En ella, integra el descubrimiento de Platón sobre las Ideas con la suma del conocimiento de su tiempo y coloca en el tope de su jerarquía de pensamientos divinos sobre el cosmos el conocerse a sí mismo. En su Metafísica22 , define la divinidad como “el pensamiento pensándose a sí mismo Este pensamiento supremo reflexivo del ser era para él el “primer movimiento” que inspira el eterno movimiento del cosmos. En De Anima23 , su libro sobre psicología y teoría del conocimiento, declara que bajo el efecto del intelecto agente separado del cuerpo, el intelecto pasivo de los individuos recibe formas inteligibles, algo similar a como los sentidos reciben formas sensoriales. En el pensar estas formas inteligibles, el intelecto pasivo se convierte uno con los objetos, y en el hacer eso, se conoce a si mismo. Empezando desde las enigmáticas proposiciones de la teología y la filosofía de Aristóteles, todo un linaje de filósofos Peripatéticos y Neo-platónicos - primero “paganos”, luego Musulmanes, Judíos y 22 23 Libro Lambda, 9 En particular en el Libro III Cristianos - desarrollaron la disciplina de la noética, la cual especula sobre la inteligencia divina, su relación con la inteligencia humana y el tipo de reflexibilidad caracteristica de la inteligencia en general24 . De acuerdo con los maestros de la noética, el conocimiento puede ser conceptualmente dividido en tres aspectos que en realidad, son indisociables y complementarios: ● el intelecto, o el sujeto cognoscente ● la inteligencia, o la operación del sujeto ● lo inteligible, o lo que es conocido - o puede ser conocido - por el sujeto en virtud de su operación Desde una perspectiva teosófica, todo lo que ocurre, ocurre en la unidad de la divinidad de pensamiento auto-reflexivo, o (en la tradición Hindú) en la conciencia de un Brahman o Buda omnisciente, abierto a lo infinito. En la tradición aristotélica, Avicenna, Maimónides y Alberto el Grande, consideraban que la identidad del intelecto, la inteligencia y la inteligibilidad se alcanzaban eternamente en Dios, en la perfecta reflexibilidad del pensamiento pensándose a sí mismo. En contraste, era claro para los teosofistas medievales que en el caso de los seres humanos, los tres aspectos del conocimiento no eran ni completos ni idénticos. De hecho, como el intelecto pasivo se conoce a sí mismo a través de la intermediación de los objetos, y esos objetos están constantemente desapareciendo y siendo reemplazados por otros, el conocimiento reflexivo de un ser humano finito sólo puede ser parcial y transitorio. Finalmente, el conocimiento humano puede conocerse a sí mismo solo si conociera simultáneamente, completamente y persistentemente, todos sus objetos. Pero eso, 24 Ver, por ejemplo: Moses Maimonides, The Guide For the Perplexed,traducido al Inglés por Michael Friedländer (New York: Cosimo Classic, 2007) (originales en árabe del siglo XII). – Averroes (Ibn Rushd),Long Commentary on the De Anima of Aristotle, traducido con introducción y notas de Richard C. Taylor (New Haven: Yale University Press, 2009) (originales en árabe del siglo XII). – Santo Tomás de Aquino: On the Unity of the Intellect Against the Averroists(original en Latín del Siglo XIII) – Herbert A. Davidson,Alfarabi, Avicenna, and Averroes, on Intellect. Their Cosmologies, Theories of the Active Intellect, and Theories of Human Intellect (New York, Oxford: Oxford University Press, 1992). – Henri Corbin, History of Islamic Philosophy, traducido por Liadain y Philip Sherrard (London: Kegan Paul, 1993). – Henri Corbin, En Islam iranien: aspects spirituels et philosophiques, 2d ed. (Paris: Gallimard, 1978), 4 vol. – De Libera, Alain Métaphysique et noétique: Albert le Grand (Paris: Vrin, 2005). claramente, solo está reservado a las divinidades. Debería añadir que “el que está detrás de lo Uno ” del neo - Platonista Plotino y las deidades trascendentes de las tradiciones Abrahámicas estás por fuera del alcance de las mentes humanas. Este es el motivo por el cual los teosofistas imaginaron series de meditaciones entre la trascendencia y la finitud. En el medio de esas series, una interfaz metafísica provee comunicación entre la inimaginable e inaccesible deidad y la humanidad mortal dispersa en tiempo y espacio, cuyos miembros nunca conocerán más que parcialmente. En esta interfaz encontramos al intelecto agente, que está separado de la materia en la psicología de Aristóteles. El intelecto agente no está limitado - en la esfera temporal- a enviar las categorías inteligibles que informar al intelecto pasivo humano; también determina -en la esfera de lo eterno- el límite maximo de lo que la raza humana puede recibir del conocimiento reflexivo universal y perfectible de lo divino. Es por ello que, de acuerdo con los teosofistas medievales, lo mejor que una inteligencia mortal puede hacer para acercarse al conocimiento reflexivo completo es contemplar la operación en sí misma del intelecto agente que emana desde el cielo y volver a su fuente a través de ella. De acuerdo con este ideal regulador del conocimiento reflexivo, la humanidad viviente está jerárquicamente estructurada porque los seres humanos están más o menos orientados hacia la iluminación del intelecto agente. En la cima, los profetas y teosofistas reciben la luz brillante del intelecto agente, mientras que en la base, los seres humanos orientados a los groseros apetitos materiales, reciben casi nada. El flujo de formas intelectuales se oscurece gradualmente a medida que bajamos en la escala de apertura hacia el mundo celestial. La era científica y su sujeto trascendente El renacimiento europeo, el uso de la imprenta, la construcción de nuevos instrumentos de observación y el desarrollo de las matemáticas y la ciencia experimental proclamaron una nueva era. La reflexión sobre el conocimiento tomó un giro crítico con la introducción de la duda radical y el método científico de Descartes, de acuerdo con las necesidades de una Europa educada en el siglo XVII. Dios seguía estando presente en el sistema cartesiano, pero solo estaba ahí en última instancia para validar los esfuerzos del pensamiento científico humano: “Dios no es un engañador”25. El hecho es que la filosofía cartesiana descansa en el costado auto reflexivo, que se ha movido desde la divinidad al humano mortal: “Pienso, luego existo”26 . En la segunda mitad del siglo XVII, Spinoza y Leibniz recibieron la crítica racionalista científica desarrollada por Descartes, pero estaban insatisfechos con su dualismo de pensamiento (mete) y extensión (materia). Entonces intentaron, cada uno a su manera, constituir un conocimiento reflexivo dentro del monismo coherente. Para Spinoza, la naturaleza (identificada con Dios) es una sustancia única e infinita en la que el pensamiento y la extensión son dos atributos necesarios dentro de una infinidad de atributos. Este monismo ontológico estricto esta contrabalanceado por el pluralismo de expresión, y debido a que la única sustancia posee una infinidad de atributos y cada atributo una infinidad de modos. La cumbre de la libertad humana, de acuerdo a Spinoza es el amor intelectual de Dios, esto es: la forma más directa e intuitiva posible del conocimiento que mueve la naturaleza a la que pertenecemos. Para Leibniz, el mundo está hecho de mónadas, entidades metafísicas que son cerradas pero que son capaces de una percepción interior en la que el todo está reflejado desde su perspectiva individual. La consistencia de este pluralismo radical está asegurada por la única e infinita inteligencia divina que ha considerado todos los posibles mundos para construir el mejor, que corresponde con el más complejo - o el más rico - de las reflexiones recíprocas de las monadas. Para el conocimiento humano - que es necesariamente finito - su perfección coincide con la la reflexión más claramente posible de la totalidad que la incluye pero su unidad está pensada solo por la divina 25 26 En Meditations on First Philosophy, “First Meditation” Discurso sobre el Método, “Parte IV.” inteligencia. Después de Leibniz y Spinoza, el siglo XVIII vio el surgimiento de la investigación científica, el pensamiento crítica y las prácticas educativas del Iluminismo, en particular en Francia y las islas Británicas. La filosofía iluminista culminó con Kant, para quien el desarrollo del conocimiento estaba contenido dentro de los límites de la razón humana, sin referencia a la divinidad, ni siquiera para enmarcar o garantizar su razonamiento. Pero el ideal de reflexibilidad y universalidad continuo. El problema ahora era adquirir un conocimiento “científico” de la inteligencia humana, el cual no podía ser desarrollado sin la representación del conocimiento a sí mismo, sin un modelo que describiera la inteligencia en términos de lo que es universal sobre ella. Este fue el propósito de la filosofía trascendental kantiana. En ella, la inteligencia humana, armada solo con su razón, se enfrenta al mundo fenoménico. La inteligencia humana y el mundo fenoménico se presuponen mutuamente. La inteligencia está programada para conocer fenómenos sensoriales que están necesariamente inmersos en el espacio tiempo. Mientras que para los fenómenos, su mayor dimensión (espacio, tiempo, causalidad, etc) corresponden a las maneras de percibir y entender que son específicos de la inteligencia humana. Estas son las formas del sujeto trascendente y no las características intrínsecas de la realidad. Dado que estamos confinados a nuestras posibilidades cognitivas, es imposible saber qué son las cosas “en sí mismas”. Para Kant, la cumbre del conocimiento reflexivo humano está en con ciencia de la extensión y los límites de nuestras posibilidades de conocimiento. Descartes, Spinoza, Leibniz, la ilustración francesa y británica y Kant, lograron muchos hitos en dos siglos y prepararon el camino para la filosofía moderna de los siglos XIX y XX. Una nueva forma de conocimiento reflexivo creció, se difundió y se fragmentó dentro de las ciencias humanas que se multiplicaron con el fin del monopolio de la teosofía. Mientras ocurría esta dispersión, grandes filósofos intentaron asir el conocimiento reflexivo en su unidad. El conocimiento reflexivo de la era científica no suprimió ni abolió el conocimiento reflexivo de tipo teosófico, pero abrió un nuevo dominio de legitimidad del conocimiento, liberado del ideal del conocimiento divino. Esta separación de jure no impidió uniones de facto, ya que no faltaban académicos religiosos o creyentes de la academia. Los científicos modernos podían ser creyentes o no creyentes. Su posición en relación a la divinidad era solo una cuestión de motivación. Los creyentes amaban la ciencia porque revelaba la gloria de la divinidad, y los no creyentes la amaban porque explicaba el mundo sin Dios. Pero ninguno de ellos usaba como argumentos lo que ahora concernia solo a sus convicciones personales. En las ciencias humanas hubo exploraciones sistemáticas de las determinaciones de la existencia humana. Y ya que somos sujetos pensantes, la determinaciones de nuestra existencia también son las de nuestro pensamiento. ¿Cómo las condiciones técnicas, históricas, económicas, sociales y políticas en las que vivimos deformar y trazan los límite de nuestro conocimiento? ¿Cuales son las estructuras de nuestra biologia, nuestro lenguaje, nuestros sistemas simbolicos, nuestras interacciones comunicativas, nuestras psicologia y nuestros procesos de subjetivacion? El pensamiento moderno, con su ideal crítico y cientifico, busca constantemente las condiciones y los limites impuestos en el, particularmente aquellos que todavía le son desconocidos, los que quedan en las sombras de la conciencia. Busca descubrir que lo determina detrás de su espalda. Mientras que el sujeto trascendente descrito por Kant en su Crítica de la razón pura impuso la imagen que una gran mente tenía sobre el en el siglo XVIII, la filosofia moderna explora al sujeto trascendente en el proceso de convertirse, continuamente siendo re examinado y definido más precisamente por las ciencias humanas, en un objeto inmerso en los caprichos de las culturas y la historia, emergiendo desde sus determinaciones incoscientes y desde los mecanismos tecno simbólicos que lo impulsan. Describiré en sus rasgos generales la figura del sujeto trascendente de la era cientifica, una figura que re examina y al mismo tiempo transforma los tres aspectos complementarios del intelecto agente. ● El intelecto aristotélico se vuelve inteligencia viviente. Esto involucra las actividades efectivamente cognitivas de los sujetos, lo que es experimentado espontáneamente en el tiempo por un ser humano vivo y mortal. ● La inteligencia se vuelve investigación científica. Utilizo este término para designar todas las misiones por las cuales la inteligencia viva se vuelve científicamente inteligible, incluyendo las herramientas técnicas y simbólicas, los métodos y las disciplinas utilizadas en estas misiones. ● Lo inteligible se vuelve inteligencia inteligible, que es la imagen de la inteligencia viva que se producirá a través de la investigación científica y crítica. Un sujeto trascendente en desarrollo emerge desde este ciclo reflexivo en el que la inteligencia viva contempla su propia imagen en la forma de inteligencia científicamente inteligible. La investigación científica es así el espejo interior de la subjetividad trascendental, la mediación a través de la cual la inteligencia viva se observa a sí misma. Es obviamente imposible confundir la inteligencia viva y su imagen científicamente inteligible, más de uno podría confundir el mapa y el territorio, o la experiencia y su descripción. Tampoco se puede confundir el espejo ( la investigación científica) con el ser reflejado en ella (la inteligencia viva), ni la imagen que aparece en el espejo (la inteligencia inteligible). Estos tres aspectos juntos forman una unidad dinámica que colapsaría si uno de ellos fuera eliminado. Mientras que la inteligencia viva podría continuar existiendo sin un espejo o imagen científica, sería muy disminuida. Perdería su capacidad de reflejar desde una perspectiva universal. La paradoja creativa de la reflexibilidad intelectual de la era científica podría formularse de la siguiente manera. Es claro, en principio, que la inteligencia viva es verdaderamente transformada por la investigación científica, ya que la inteligencia viva. E s claro, en principio, que la inteligencia viva es verdaderamente transformada por la investigación científica, ya que la inteligencia viva que sabe su imagen a través de ciertas investigaciones cientificas no es la misma (no tiene la misma experiencia) que una que no lo sabe, o que conoce otra imagen, el resultado de otra investigaciones científica. Pero estan claro, por definición, que la inteligencia viva se refleja a sí misma en una imagen inteligible presentada a través del conocimiento científico. En otras palabras, la inteligencia viva es igualmente dependiente de la investigación crítica y científica que produce la imagen inteligible en que se refleja. Cuando observamos nuestra apariencia física en el espejo, la imagen en el espejo de ninguna manera cambia nuestra apariencia física, solamente la representación mental que tenemos nosotros de ella. Sin embargo, la inteligencia viva no puede descubrir su imagen inteligible sin incluir el proceso reflexivo en su experiencia, y sin al mismo ser cambiado. En resúmen, una ciencia crítica que explore los límites y determinaciones del sujeto cognoscente no sólo refleja conocimiento -sino que lo aumenta. Por lo tanto, el sujeto moderno trascendental es -por su propia naturaleza- evolutivo, participante en una dinámica en crecimiento. En línea con este evolutivo punto de vista de la era científica, que contrasta con la fijeza de la era previa, la colectividad que posee conocimiento reflexivo ya no es una jerarquía teosófica orientada hacia el intelecto agente , sino una república de las letras orientada hacia el aumento del conocimiento humano, una comunidad científica que se está expandiendo demográficamente y está organizada en academias, en sociedades y universidades cultas. Mientras que el intelecto agente miraba hacia un cosmos que emana de la eternidad, en resonancia analógica con el microcosmos humano, el sujeto trascendental explora un universo infinitamente abierto a la investigación científica, el dominio técnico y la liberación política. La era tecnológica y su inteligencia algorítmica El conocimiento reflexivo, de hecho, siempre estuvo informado por alguna tecnología, dado que no puede ejercerse sin las herramientas simbólicas y por lo tanto el medio que soporta esas herramientas. Pero la próxima era del conocimiento reflexivo puede llamarse, correctamente, tecnológica porque el aumento de la cognición técnica es explícita en el centro de su proyecto. La tecnología ahora entra a un loop de conciencia reflexiva como el agente de su propio aumento acelerado.Este último punto fue, sin duda, vislumbrado por unos pocos filósofos anteriores al Siglo XX, como Condorcet en el Siglo XVIII, en su libro póstumo de 1975, Esbozo para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano . Pero la verdadera dimensión tecnológica del conocimiento reflexivo comenzó a ser pensada completamente en el Siglo XX, con Pierre Teilhard de Chardin, Norbert Wiener y Marshall McLuhan, a quien también deberíamos añadir el modesto genio Douglas Engelbart. La regulación ideal del conocimiento reflexivo de la edad teosófica fue el intelecto agente , y la de la era científica-crítica fue su sujeto trascendental. En continuidad con los dos periodos siguientes, el conocimiento reflexivo de la era tecnológica será organizado alrededor del ideal de la inteligencia algorítmica, que hereda del intelecto agente su universalidad o, dicho de otra manera, su capacidad para unificar la reflexión humana del conocimiento. También hereda su poder para reflejarse en las inteligencias finitas. Pero, en contraste con el intelecto agente, en vez de descender de la eternidad, emerge de la multitud de acciones humanas inmersas en el espacio y el tiempo. Así como el sujeto trascendental, la inteligencia algorítmica es racional, crítica, científica, puramente humana, evolutiva y siempre en un estado de aprendizaje. Pero la vocación del sujeto trascendental era contener reflexivamente el universo humano. Sin embargo, el universo humano ya no tiene un rostro reconocible. La “muerte del hombre” anunciada por Foucault27 debe entenderse en el sentido de la pérdida de figurabilidad del sujeto trascendental. El laberinto de filosofías, metodologías, teorías y datos de las ciencias humanas se ha convertido inextricablemente complicado. El sujeto trascendental no sólo fue disuelto en estructuras simbólicas o complejos sistemas anónimos, también fue fragmentado en el espejo roto de las disciplinas de las ciencias humanas. Es obvio que el medio técnico de una nueva figura del conocimiento 27 Al final de “The Order of Things (New York, Panthen Books, 1970) reflexivo será Internet, y más en general, las ciencias de la computación y la comunicación ubicua. Pero ¿cómo pueden símbolos manipulados automáticamente ser usados en grandes escalas no sólo para reunificar nuestro conocimiento reflexivo, sino para aumentar la claridad, precisión y amplitud de la abundante diversidad envuelta por nuestro conocimiento? El eslabón perdido no es solamente técnico, sino también científico. Necesitamos una ciencia que comprenda las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología con el fin de dar a la inteligencia colectiva los medios para reflejarse a sí misma, inaugurando así una nueva forma de subjetividad. Como la base de trabajo de esta nueva ciencia -que yo llamo semántica computacional- IEML nos hace utilizar la capacidad auto-reflexiva del lenguaje sin excluir ninguna de sus funciones, ya sean narrativas, lógicas, pragmáticas u otras. La semántica computacional produce una imagen científica de la inteligencia colectiva: una inteligencia calculada que sea capaz de explorar tanto como un mundo simulado y como una realidad aumentada distribuida en el espacio físico. El cambio científico generará un cambio fenomenológico28 , ya que la interacción multimedia omnipresente con una imagen holográfica de la inteligencia colectiva reorganizará la sensoriedad humana. Por último y por eso no menos importante, el cambio: el cambio social. La comunidad que posee la figura previa al conocimiento reflexivo fue una comunidad científica que era todavía distinta a una sociedad en su conjunto. Pero en la nueva forma del conocimiento, la inteligencia colectiva reflexiva emerge de cualquier grupo humano. Como las formas previas - teosófica y científica- del conocimiento reflexivo, la inteligencia algorítmica está organizada en tres aspectos interdependientes. ● La inteligencia colectiva reflexiva representa la inteligencia viva, el intelecto o el alma de la gran futura civilización digital. Podrá ser vislumbrada descifrando los signos de su enfoque en la realidad contemporánea. 28 Ver, por ejemplo, Stéphane Vial, L’être et l’écran (Paris: PUF, 2013). ● La semántica computacional sostiene un espejo técnico y científico de la inteligencia colectiva, que es reflejado en él. Su objetivo es aumentar y reflejar la inteligencia viva de la próxima civilización. ● La inteligencia calculada, finalmente, no es otra que la imagen cognoscible científicamente de la inteligencia viva de la civilización digital. La semántica computacional construye, mantiene y cultiva esta imagen, que es la de un ecosistema de ideas que provienen de la actividad humana en el medio algorítmico y puede ser explorada en un modo sensorial-motoro. En resumen, en la emergente unidad de inteligencia algorítmica, la semántica computacional calcula la simulación cognitiva que aumenta y refleja la inteligencia colectiva de la civilización venidera.