Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 • ISSN 1666-8987 • Nº 13.721 • AÑO LIII • ED 262 Director: Guillermo F. Peyrano D i a r i o d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a Continuación del uso de la vivienda locada y la fianza, en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación por Héctor Eduardo Kenny Sumario: 1. Preliminar. – 2. Régimen turaleza jurídica. Cesión actual. – 3. Na- de la posición c ­ ontractual del locatario. – 4. Situación jurídica del fiador en la le– 5. Extinción y falta de caducidad de la fianza. – 6. Régimen general sobre los contratos en la nueva ley. – 7. Continuidad locativa por abandono o muerte del inquilino en el nuevo código. – 8. Algunas apostillas sobre el concepto de contrato de fianza. – 9. Extensión de la fianza en el nuevo régimen. – 10. Sobre la responsabilidad por daños al fiador. – 11. Atribución del uso de la vivienda familiar alquilada. – 12. Colofón. gislación vigente. 1 Preliminar Da motivo al presente trabajo la puesta en vigencia para el 1º de agosto de 2015 del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCN), sancionado por la ley 26.994, el cual produce, entre muchas modificaciones, algunas en referencia a la extensión y los derechos de quienes pueden ser continuadores legales en el uso del inmueble familiar arrendado, por causa de abandono o fallecimiento del inquilino del citado bien. En torno a la fianza locativa, que responde también por los mencionados ocupantes, en las condiciones prescriptas por la nueva ley, haremos algunas consideraciones sobre su régimen de aplicación. Lo expuesto es sin perjuicio de formular un adelanto, en cuanto suponemos se puede generar un alivio respecto de su responsabilidad accesoria, por los perjuicios generados por dichos terceros como continuadores locativos en la finca arrendada. Corresponde hacer notar que el nuevo código instituye otras normas relativas a la posibilidad del derecho a la continuación del uso de la vivienda familiar alquilada por quienes resulten ser sus ocupantes, pero no con los mismos efectos que en la hipótesis anterior. Nos referiNota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes trabajos publicados en El Derecho: Cláusulas “avispadas” en los contratos de locación, por Julio Chiappini, ED, 185-1471; “La fianza en el contrato de locación”. La aplicación del nuevo art. 1582 bis del Código Civil Argentino, ¿ya exige un plenario?, por Ignacio M. Rebaudi Basavilbaso, ED, 204-335; Legitimación del fiador en los procesos locativos, por Héctor Eduardo Kenny, ED, 204-759; Inconstitucionalidad del nuevo art. 1582 bis del Código Civil, por Néstor J. Ottonello, ED, 213-792; La subsistencia de la garantía por la falta de restitución del inmueble en debido tiempo frente a la cesación automática de la fianza por el cumplimiento del plazo del contrato de locación (a propósito del primer párrafo del art. 1582 bis del cód. civil), por Ignacio M. Bravo D’André, ED, 237-758; La desocupación del inmueble en los términos del art. 598 del cód. procesal civil y comercial de la Nación. El problema constitucional, por Julio Chiappini, ED, 238-1088; Cuatro posibles errores del Código Civil y Comercial en ciernes, por Julio Chiappini, ED, 256-738. Todos los artículos citados pueden consultarse en www. elderecho.com.ar. mos, concretamente, a cuando media una atribución convencional otorgada por el inquilino para el uso y goce de la vivienda en los casos de mediar un divorcio, o bien la finalización de la unión convivencial (de vivir en compañía de otro). Estos temas serán objeto de especial tratamiento en estas mismas páginas. Resulta propicio anotar que, frente a tales circunstancias innovadoras, se hace oportuno formular una reseña del régimen normativo en vigencia en materia de continuadores de la locación, de acuerdo con las normas establecidas en el Código Civil de la Nación (CCN) y por la reforma de la ley 23.091. Ello servirá de utilidad para hacer luego un parangón con la nueva legislación que entrará próximamente en vigor. 2 Régimen actual Conforme al art. 1195 del CCN, y como principio general aplicable a todos los contratos, establece: “Los efectos de los contratos se extienden activa y pasivamente a los herederos y sucesores universales, a no ser que las obligaciones que nacieren de ellos fuesen inherentes a la persona, o que resultase lo contrario de una disposición expresa de la ley, de una cláusula del contrato, o de su naturaleza misma. Los contratos no pueden perjudicar a terceros”. Debe expresarse, en ese sentido, que en caso de existir una sucesión ab intestato el orden sucesorio se rige por los principios generales de los arts. 3545 y 3565 y sigs. concs. del Código Civil de la Nación. a) Contratos locativos. Como aplicación de tal principio en los contratos locativos, para el supuesto de producirse el fallecimiento de alguno de sus otorgantes, el art. 1496 del citado código expresa lo siguiente: “Los derechos y obligaciones que nacen del contrato de locación, pasan a los herederos del locador y del locatario”. De haber una sucesión intestada, sea del locador o del inquilino, el orden sucesorio queda regulado por los principios generales sentados en un párrafo anterior, sin perjuicio de las excepciones legales previstas para el supuesto de existir continuadores en la locación, tal como se verá más adelante. Respecto del tiempo de la locación, en la legislación actual no puede exceder el máximo previsto de diez años (art. 1505, cód. cit.). En el caso de locaciones con destino a vivienda, con o sin muebles, el plazo mínimo está establecido por dos años (art. 2º, ley 23.091). Por otra parte, en la situación de que el inmueble arrendado fuere transmitido a terceros por cualquier título, el art. 1498 del CCN señala que aun “enajenada la finca arrendada, por cualquier acto jurídico que sea, la locación subsiste durante el tiempo convenido”. Consejo de Redacción: Gabriel Fernando Limodio Daniel Alejandro Herrera Nelson G. A. Cossari Luis Alfredo Anaya NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN Análisis doctrinarios, comentarios y apostillas b) Continuadores legales en la locación. Disposiciones que arrancan de antigua data pretendieron dar soluciones y una firme protección al ocupante del inmueble arrendado que hubiese tenido un “trato familiar” con el inquilino en caso de abandono o fallecimiento de este. Su objetivo concreto era paliar los problemas habitacionales creados a partir de 1943 por las sucesivas leyes de prórroga de las locaciones, que eran acompañadas simultáneamente del “congelamiento de los alquileres”, lo que provocó el cese de las ofertas de departamentos para ser ocupados en arrendamiento. En esa misma dirección la ley 23.091, que no contiene, como en algunos antecedentes, prórrogas en los plazos locativos, tiene dispuesto en su art. 9º: “En caso de abandono de la locación o fallecimiento del locatario, el arrendamiento podrá ser continuado en las condiciones pactadas, y hasta el vencimiento del plazo contractual, por quienes acrediten haber convivido y recibido del mismo ostensible trato familiar”. Pasaremos a examinar en el punto siguiente cuál es la naturaleza jurídica en que se apoyan los derechos de los referidos ocupantes para desplazar al inquilino en su calidad de tal, por abandonar el inmueble arrendado, o a sus sucesores por causa de su fallecimiento. 3 Naturaleza jurídica. Cesión de la posición ­contractual del locatario Estas personas a las cuales se transmiten, en particular, los derechos del inquilino los asumen por cesión exclusiva de la ley en los casos propuestos y revisten el carácter de sucesores a título singular del locatario. De tal modo que, en adelante, pueden ejercer esos derechos en su propio nombre. Excluyen, por lo tanto, a los sucesores universales del inquilino en la relación contractual locativa (sobre el concepto de sucesor universal y singular, cfr. arts. 3262, 3263 y sigs., CCN). Pero también debe agregarse, que no es menos importante, que estos sucesores asumen las obligaciones tomadas por el inquilino en el contrato de locación, aun cuando el art. 9º de la ley 23.091 no lo manifieste explícitamente. a) Habida cuenta de lo expuesto, podemos observar que se está, en este caso, frente a una “cesión de la posición contractual” de la que estaba investido el inquilino, pero que no actúa por la vía convencional normal entre locador y locatario, sino que se opera ministerio legis. Esto es así porque se trata de una norma de orden público y los ocupantes del inmueble suceden a título particular entre vivos al locatario en la posición jurídica que este había asumido en la locación (configurado en la suma de CONTENIDO CUENTA Nº 13.547 DOCTRINA Continuación del uso de la vivienda locada y la fianza, en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, por Héctor Eduardo Kenny............................................................... 1 JURISPRUDENCIA Penal Nulidad Procesal: Medios de prueba: teléfono celular hallado en lugar público; validez; improcedencia de la nulidad. Procesal Penal: Instrucción: denuncia; prueba existente en un teléfono celular (CNCrim. y Correc., sala de Feria A, enero 15-2015)............................................................................................................................................ 5 Provincia de Buenos Aires Cheque: Al portador: transmisión; endoso; efectos; rechazo; mora; configuración (CApel.CC Azul, sala II, octubre 14-2014)............................................................................ 7 CO ARG CASA 2 Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 derechos y obligaciones) y que resulta del contrato ahora cedido por la ley. Queda, por supuesto, al margen de todo consentimiento de esta cesión, el locador del inmueble arrendado. Un antecedente de la “cesión de la posición contractual” en materia locativa, ope legis, lo suministra el supuesto previsto en el art. 1498 del CCN, en cuanto dispone que “enajenada la finca arrendada, por cualquier acto jurídico que sea, la locación subsiste durante el tiempo convenido”. Por lo que se le transmiten en cabeza al nuevo dueño del inmueble los derechos y obligaciones asumidas por el anterior locador titular del bien enajenado. Debemos señalar que se ha regulado en nuestro ordenamiento jurídico en otros casos específicos, y remarcamos, por vía consensuada, la transmisión de actos bilaterales, por lo que se traspasa a terceros no originales contratantes los derechos y las obligaciones en ciertos contratos. Tal el supuesto de la cesión del arrendamiento por la cual, y salvo prohibición contractual, se transmiten los derechos y las obligaciones del locatario, rigiendo en lo pertinente las normas relativas a la cesión de derechos (arts. 1583 y 1584, CCN). En materia de una sociedad civil, se puede hacer la cesión a un tercero de la calidad de socio, transmitiéndole consecuentemente sus derechos y obligaciones contractuales; mas debe contar para ello con el consentimiento de los restantes socios para dicha sustitución (arts. 1667, 1671, 1675 y concs., CCN). Como lo hemos dejado ya expresado en un trabajo anterior, y que acá exponemos por resultar de interés en la materia, la protección legal a los ocupantes como continuadores locativos del inquilino se otorga en los siguientes casos(1). b) Continuadores por abandono de la finca locada. Los ocupantes que demuestren haber convivido con el locatario y recibido de él un claro, manifiesto o patente trato familiar pueden continuar, en el supuesto de abandono del inmueble del locatario, como sucesores singulares de la locación por todo el resto del plazo del contrato y en las mismas condiciones estipuladas entre el locador y el inquilino. Se produce, como dijimos en el punto anterior, una cesión de la posición contractual del inquilino a favor de los indicados ocupantes, por lo cual se conforma entonces una relación jurídica directa entre ellos y el locador, en las condiciones señaladas en el art. 9º de la ley 23.091. Cabe hacer notar que el abandono del inmueble puede deberse a una diversidad de circunstancias, como por ejemplo: por provenir de un acto meramente voluntario del inquilino, o bien por el cambio de destino del lugar de trabajo; por exclusión del hogar conyugal por orden judicial en caso de divorcio; por problemas atendibles de salud que exijan su internación; o por pena privativa de su libertad personal, etcétera. c) Continuadores por deceso del inquilino. De producirse el fallecimiento del locatario, aquellos ocupantes del inmueble alquilado, en las condiciones anteriormente prescriptas de familiaridad, pueden continuar también en la locación hasta el vencimiento del plazo contractual. Se establece también en esta hipótesis la cesión de la posición del contrato, por lo cual se conforma un vínculo directo entre los ocupantes y el locador, desplazando así, conforme a la norma precedente, a los sucesores universales a que se refiere el art. 1195 del CCN. d) Contingencias procesales. Aquel que considere que tiene un pretenso derecho a continuar la locación, ya fuere por abandono o fallecimiento del locatario, está facultado para promover el juicio contra el locador por reconocimiento de dicha calidad. En este caso, deberá integrar la litis con el inquilino si hay un abandono del inmueble, o con los presuntos herederos en el caso de fallecimiento. La integración de la litis en estos supuestos tiene plena justificación por cuanto, de no producirse, puede ir en desmedro de los intereses del inquilino, del cual se dice haberse retirado de la tenencia del inmueble, o bien de los derechos acordados por su fallecimiento a los herederos por las normas de fondo. Se está en presencia, pues, en estas circunstancias apuntadas, de un litisconsorio necesario de integración ineludible y que tiene como principal fundamento el respeto de la defensa en juicio (arts. 18, CN y 89, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación [CPCCN])(2). (1) Kenny, Héctor E., Proceso de desalojo, 2ª ed., Astrea, 2006, pág. 106. (2) Ibídem, pág. 107 y jurisprudencia ahí referida. Pero cabe señalar también que, si obra un proceso previo de desalojo, el ocupante puede reclamar el pertinente reconocimiento como continuador de la locación cuando se le hace saber sobre la existencia de la litis por medio fehaciente del oficial notificador, y siempre que se presente y produzca su prueba pertinente dentro del término acordado por las normas regulares de procedimiento (art. 684 y concs., CPCCN). 4 Situación jurídica del fiador en la legislación ­vigente De producirse esa legal cesión de la posición contractual del inquilino, en los casos precedentes, el fiador responde igual y accesoriamente y en forma amplia por todas las obligaciones emergentes del contrato principal y hasta su vencimiento, salvo pacto expreso en contrario. Asimismo, debe responder como obligación accesoria por la no restitución a su debido tiempo del inmueble arrendado. a) Normativa legal. Es así que el art. 1582 del CCN estatuye: “Las fianzas o cauciones de la locación o sublocación, obligan a los que las prestaron, no sólo al pago de los alquileres o rentas, sino a todas las demás obligaciones del contrato, si no se hubiese expresamente limitado al pago de los alquileres o rentas”. Están comprendidas dentro de las demás obligaciones contractuales, y salvo pacto en contrario, las relativas usualmente al pago de tasas e impuestos, por expensas comunes, indemnización por daños y perjuicios, gastos del juicio, etcétera(3). Como una mejora de la postura del fiador, se incorporó por la ley 25.628 el art. 1582 bis en el CCN, que prescribe: “La obligación del fiador cesa automáticamente por el vencimiento del término de la locación, salvo la que derive de la no restitución a su debido tiempo del inmueble locado. Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o prórroga expresa o tácita del contrato de locación, una vez concluido éste. Será nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria como codeudor o principal pagador, del contrato de locación original”. Esto ha dejado problemas irresueltos, como lo hemos hecho notar en nuestro trabajo sobre la fianza locativa, por la no devolución en término de la cosa arrendada. En dichas situaciones, el garante deberá responder por los daños y perjuicios por la demora en la restitución del inmueble, como por los deterioros producidos en este, con más los gastos judiciales que se pudiesen haber devengado(4). b) Responsabilidad accesoria por la continuación locativa. Dentro de los problemas que han quedado latentes, abordamos ahora el tema de la responsabilidad accesoria del fiador, que perdurará durante el resto del plazo de vigencia del contrato de locación (salvo pacto expreso en contrario), como también por la mora en la restitución del inmueble respecto de quienes resulten ser ocupantes beneficiarios de la cesión de la posición contractual del inquilino, sea por abandono de la finca arrendada o por su fallecimiento. Hay que tomar en cuenta, en primer lugar y como cuadro real de situación, que la fianza se concede a título gratuito, ya que asegura al acreedor una ventaja independiente de toda prestación de su lado, como lo dispone el art. 1139, in fine, del CCN. Por otra parte, es característico en la fianza civil, y sobremanera en el tema de las locaciones de inmuebles con destino de vivienda, que el garante asuma su condición de tal por razones de parentesco o amistad, con el propósito de respaldar o favorecer al deudor, sin percibir retribución alguna. No se sigue de ello que la fianza constituya una liberalidad, por cuanto el fiador dispone de la pretensión de reembolso una vez que paga al acreedor por medio de la subrogación, con la posibilidad de resarcirse con el cobro dirigido sobre el patrimonio del deudor, que es la prenda común de los acreedores (arts. 768, inc. 2º; 771, inc. 1º, y 2029, CCN)(5). Ahora bien, cuando se produce la continuación locativa en la persona de los ocupantes que hubieren recibido un ostensible trato familiar del locatario, en los términos del art. 9º de la ley 23.091, se advierte que en tales cir(3) Kenny, Héctor E., Fianza, Astrea, 2012, pág. 57. (4) Ibídem, pág. 59 y sigs., con jurisprudencia anotada. (5) Ibídem, pág. 9 y sig. cunstancias el locador, podríamos decir, en muy poco se perjudica. Ello en virtud de que, pese a la sustitución del inquilino, sigue manteniendo el resguardo patrimonial garantizado por la persona y los bienes del fiador, que se ha comprometido por el resto del plazo del contrato locativo en sus obligaciones accesorias, y aún más en el caso de la indebida retención del inmueble. c) Imposibilidad de la subrogación contra el inquilino original. Debemos convenir que fue propósito del art. 9º de la ley 23.091, como el de los regímenes anteriores, el de beneficiar por los problemas acuciantes de vivienda a los terceros ocupantes del inmueble familiar locado. Pero lo que no se tuvo en consideración fue que, por la susodicha exclusión del inquilino original, puede resultar perjudicado el fiador, que no ha podido prever ni tener en miras las deudas que pudieren contraer los referidos ocupantes y que emerjan por incumplimiento, parcial o total, del contrato de locación (ya fuere por alquileres, expensas, daños y perjuicios, etcétera). Lo expuesto naturalmente es así, en razón de que el garante pierde, en nuestro criterio, frente al inquilino excluido, la posibilidad de ejercer por subrogación el pedido de reembolso de tales obligaciones que tuvo que pagar al locador (acreedor). Obsérvese que todo fiador, regularmente y ab initio, al contraer sus obligaciones accesorias con relación al contrato principal de locación tiene en cuenta la situación patrimonial de su afianzado (inquilino). Por lo tanto, puede ser azarosa su recuperación patrimonial, en cuanto concierne a su legítimo reclamo frente a los continuadores locativos, si no cuentan estos últimos con un respaldo económico suficiente. El panorama puede variar en el futuro si, con la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación, se aplican algunas de sus disposiciones internas que, consideramos, pueden ayudar a aliviar el perjuicio sufrido por el fiador, que ha pagado la deuda de los continuadores locativos (ver apart. 10). 5 Extinción y falta de caducidad de la fianza De conformidad con lo establecido por el art. 2042 del CCN, “la fianza se extingue por la extinción de la obligación principal, y por las mismas causas que las obligaciones en general, y las obligaciones accesorias en particular”. Lo expuesto tiene una razón determinante, dado que la garantía es una obligación accesoria y, por ende, cuando se produce la extinción de la obligación principal, queda extinguida aquella obligación por vía de consecuencia (arts. 1986 y 525, CCN). Una de las cuestiones que nos interesa abordar ahora, en particular, se refiere a la operatividad de la extinción de la fianza locativa, y en qué condiciones no, en el caso de la imposibilidad para el garante de la subrogación en los derechos del locador acreedor, por pérdida de las seguridades y los privilegios, tal como se verá seguidamente. a) Extinción por hechos del acreedor. El art. 2043 del CCN prevé: “La fianza se extingue también, cuando la subrogación a los derechos del acreedor, como hipotecas, privilegios, etc., se ha hecho imposible por un hecho positivo o por negligencia del acreedor”. Apunta en tal sentido el art. 2044 que “el artículo anterior sólo es aplicable respecto a las seguridades y privilegios constituidos antes de la fianza, o en el acto en que ésta se dio, y no a las que se dieran al acreedor después del establecimiento de la fianza”. Hemos señalado oportunamente que, para que acontezca la extinción total o parcial de la fianza, es requisito que la conducta del acreedor le ocasione un perjuicio cierto y no hipotético al fiador. Por lo tanto, de no producirse perjuicio alguno que sea consecuencia de ese hecho, la extinción de la garantía no debe producirse. Un fallo interesante que hemos anotado en su momento es el relativo al hecho de permitir al locador extraer las instalaciones o mercaderías del local arrendado en las circunstancias de realizarse el desalojo. Esto le ha permitido al tribunal arribar a la conclusión de que se ha impedido al fiador subrogarse en los derechos del acreedor para que, una vez que pagara la deuda del inquilino, pudiera resarcirse del perjuicio sufrido. La conducta citada del acreedor, se ha dicho en el fallo, ha constituido una renuncia a los privilegios que la ley le ha acordado sobre las cosas existentes en la finca locada (arts. 3883 y 3885, CCN). Como consecuencia, se ha declarado que la fianza debe te- Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 nerse por extinguida, a mérito de lo dispuesto por los arts. 2018, 2043 y 2046 del referido código(6). b) Inoperatividad de su extinción. Régimen de la ley 23.091. Hemos expuesto precedentemente que, al concretarse la “cesión de la posición del contrato” a favor de los ocupantes del inmueble alquilado, con arreglo al art. 9º de la citada ley, la fianza contratada no se extingue (salvo convenio que disponga lo contrario). Lo expuesto, en razón de que, pese a que la subrogación en los derechos del acreedor sobre los bienes del inquilino cedente, como privilegios, hipotecas, etc., se ha hecho imposible, al retirarse el inquilino en su calidad de tal, la garantía persiste por voluntad de la propia ley. Se constituirá, en este sentido, no obstante, un nuevo privilegio por las cosas que tengan los continuadores de la locación en la casa arrendada, garantizándose no sólo los alquileres que se deban, sino las otras obligaciones contractuales, en los términos y las condiciones de los arts. 3883, 3884 y 3885 del CCN. De ahí que, para el futuro, de emerger tales tipos de obligaciones contraídas por los continuadores locativos y de ser pagadas por el fiador, este podrá ejercer contra aquellos la subrogación en los derechos y privilegios del locador (acreedor). Debe agregarse que este mismo sistema de cesión de la posición contractual del inquilino, por voluntad de la ley, sea por abandono de la finca o derivada de su fallecimiento, ha quedado plasmado en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. No obstante, y como lo hemos adelantado, existe en el nuevo sistema la oportunidad jurídica de adoptar algunas medidas tuitivas a favor del fiador. 6 Régimen general sobre los contratos en la nueva ley Salvo algunas diferencias de redacción, se mantienen en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCN) las disposiciones que regulan los efectos de los contratos en lo que concierne a los sucesores de las partes otorgantes. También son similares las normas que reglan esos efectos en lo que concierne a los contratos de locación de inmuebles. a) De los contratos en general. Dice el art. 1024 del CCyCN en la materia: “Sucesores universales. Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley”. Relativo a las sucesiones intestadas, el orden sucesorio se mantiene conforme al régimen del Código Civil que se deroga, por lo que rige, al efecto, lo que disponen los nuevos arts. 2424, 2426, 2431, sigs. y concs. del CCyCN, al que nos remitimos por razones de brevedad. En materia de terceros ajenos a las partes contratantes, también queda plasmado en el nuevo cuerpo legal el mismo sistema legislativo hasta ahora vigente, salvo cuestiones de detalle. El art. 1021 dice: “Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”. Art. 1022: “Situación de los terceros. El contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido, excepto disposición legal”. b) De los contratos de locación. El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, recogiendo la normativa de los arts. 1496 y 1498 del CCN, más arriba expuestos, expresa, en especial en materia locativa, lo siguiente: art. 1189: “Transmisión por causa de muerte. Enajenación de la cosa locada. Excepto pacto en contrario, la locación: a. se transmite activa y pasivamente por causa de muerte; b. subsiste durante el tiempo convenido, aunque la cosa locada sea enajenada”. Es así que el orden sucesorio se mantiene en cuanto concierne a la transmisión por causa de muerte del locador y del locatario. También perdura la locación si se enajena el inmueble, y se transmite la calidad de locador en el nuevo adquirente del bien. Pero rigen también, en la nueva normativa, las excepciones en cuanto guardan protección para los ocupantes (6) Kenny, Héctor E., Fianza, cit., págs. 259 y 263, con citas de doctrina y jurisprudencia. del inmueble familiar arrendado, en caso de abandono o fallecimiento del inquilino, revistiendo la calidad de sucesores a título particular (infra, apart. 7). 1º) En lo que sí se presentan variantes es en cuanto al plazo máximo de la locación, ya que el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación los amplía respecto de los vigentes, de acuerdo con el destino que se dé al inmueble arrendado. Es así que el art. 1197 establece: “Plazo máximo. El tiempo de la locación, cualquiera sea su objeto, no puede exceder de veinte años para el destino habitacional y cincuenta años para los otros destinos. El contrato es renovable expresamente por un lapso que no exceda de los máximos previstos contados desde su inicio”. Respecto del plazo mínimo legal del contrato locativo, el art. 1198 establece: “Plazo mínimo de la locación de inmueble. El contrato de locación de inmueble, cualquiera sea su destino, si carece de plazo expreso y determinado mayor, se considera celebrado por el plazo mínimo legal de dos años, excepto los casos del artículo 1199. El locatario puede renunciar a este plazo si está en la tenencia de la cosa”. 2º) Hay que tomar en cuenta, en especial, que con motivo de la posibilidad de que el plazo de la locación con destino de vivienda, convenida entre locador y locatario, pueda llegar con la reforma hasta veinte años resulta por lo menos, a nuestro modo de ver, riesgosa o aleatoria la concertación de un extenso tiempo locativo. Ello es así por las posibles dificultades que pueden emerger en caso de querer enajenar el locador propietario el inmueble cuando está ocupado y con un plazo locativo muy extenso. Sumado a esto, se deben considerar las ­variantes inflacionarias que, aunque fueren atenuadas, pueden redundar ciertamente en el precio del arrendamiento durante su transcurso, ya que resultaría ser imprevisible, en algunos casos, el escalonamiento correcto de su quantum, con la suficiente anticipación. 7 Continuidad locativa por abandono o muerte del inquilino en el nuevo código Al tratar en su momento de la continuación de la locación por los ocupantes del inmueble alquilado, con ajuste al art. 9º de la ley 23.091, nos hemos referido a que la cesión del contrato locativo a favor de aquellos no actuaba por la vía del acuerdo normal entre locador y locatario, sino que se operaba ministerio legis por tratarse de una norma de orden público. a) Habíamos señalado, también, que por dicho texto legal los ocupantes de la finca alquilada suceden a título particular al inquilino, sea por abandono o por fallecimiento, entrando en la posición jurídica que este tenía en la locación. Se trata, así lo manifestamos, de la “cesión de la posición contractual” que tenía el locatario y que exterioriza ope legis. Esta posición contractual que se transmite engloba el conjunto integral de los derechos y las obligaciones contractuales asumidas por el inquilino, y que resultaban cedidos por la ley. En orden a tal circunstancia, el locador queda eliminado de todo consentimiento que pudiera dar, para que dicha transferencia de derechos y obligaciones se constituya legalmente (apart. 3, a). b) Dice, al efecto, el art. 1190 del nuevo texto legal: “Continuador de la locación. Si la cosa locada es inmueble, o parte material de un inmueble, destinado a habitación, en caso de abandono o fallecimiento del locatario, la locación puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas, y hasta el vencimiento del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario ostensible trato familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento. El derecho del continuador en la locación prevalece sobre el del heredero del locatario”. Se debe cumplir como variante, según la norma y para continuar la locación, que el ocupante haya recibido ostensible trato familiar por el inquilino por lo menos durante el año previo al abandono o de su fallecimiento. Queda expresado en el texto legal, con mayor claridad, el mejor derecho del ocupante a la permanencia en la locación, prevaleciendo sobre los sucesores del locatario. Son aplicables aquí, sobre el tema de los continuadores de la locación y con las particularidades apuntadas con arreglo a la nueva norma legal, las consideraciones que hemos vertido más arriba sobre los pasos judiciales que deben efectuar, para que se satisfagan sus pretensos dere- 3 chos, en cuanto a que se declare judicialmente su calidad locativa. Siempre dejando en claro que el procedimiento a seguir se realizará con salvaguarda de los derechos e intereses del locatario del cual se alega que abandonó el inmueble, o bien de sus sucesores universales en caso de ocurrir su fallecimiento, el cual, obviamente, debe ser demostrado (ver apart. 3, d). c) Concepto de la “cesión de la posición contractual” en el nuevo régimen civil. Vía convencional. Los puntos específicos doctrinales que hemos tratado sobre la cesión de la posición contractual han quedado plasmados en el texto de los arts. 1636 a 1640 del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, pero cabe hacer la salvedad de que se encuentran circunscriptos a la cesión generada por la vía convencional. Adelantamos que el conocimiento de estas disposiciones que se incorporan, si se las compara con referencia a las cesiones de la posición contractual actuada por ministerio de la ley (caso del art. 1190 del CCyCN), tiene consecuencias diferentes en torno al tratamiento de las garantías constituidas por terceras personas. Dejamos en claro que, para el presente estudio, únicamente haremos una reseña de los textos legales o partes pertinentes de ellos que nos resulten provechosos para esclarecer las proyecciones de ambas clases de cesiones de la posición contractual. Tanto las que pesen sobre los continuadores locativos como también sobre las obligaciones accesorias formalizadas ab initio por terceros ajenos a la susodicha relación. d) Cesión de la posición contractual consentida. El art. 1636 del CCyCN define esta clase de cesiones de la siguiente manera: “Transmisión. En los contratos con prestaciones pendientes cualquiera de las partes puede transmitir a un tercero su posición contractual, si las demás partes lo consienten antes, simultáneamente o después de la cesión. Si la conformidad es previa a la cesión, ésta sólo tiene efectos una vez notificada a las otras partes, en la forma establecida para la notificación al deudor cedido”. A su vez, el art. 1637 expresa en su primera parte: “Efectos. Desde la cesión o, en su caso, desde la notificación a las otras partes, el cedente se aparta de sus derechos y obligaciones, los que son asumidos por el cesionario”. 1º) Su alcance en el plano locativo: Cabe preguntarse, en primer lugar, si es aplicable este régimen de la cesión de la posición contractual consensuada en materia de locaciones de inmuebles. La respuesta debemos encontrarla por su ubicación, en la parte de cesiones y sublocaciones en el nuevo código, y será afirmativa siempre que se cumplan los requisitos impuestos por la norma correspondiente. Es así que el art. 1213 del CCyCN expresa sobre el tema: “Cesión. El locatario sólo puede ceder su posición contractual en los términos previstos en los artículos 1636 y siguientes. La cesión que no reúna tales requisitos viola la prohibición de variar el destino de la cosa locada. La prohibición contractual de ceder importa la de sublocar y viceversa. Se considera cesión a la sublocación de toda la cosa”. Consecuencia de estos principios es que la cesión locativa, como la sublocación, habrá de tener lugar en cuanto haya un consentimiento expreso del locador que lo permita. En caso negativo, rige la prohibición para el locatario de constituir tales actos jurídicos de cesión y sublocación. 2º) La garantía en la cesión consensuada: Una segunda cuestión que se presenta es la relativa a saber si en una cesión de la posición contractual consentida la garantía formalizada por un tercero para responder por las obligaciones principales del cedente del contrato pasa o no automáticamente a quien le es transmitida la posición contractual como cesionario. En tal sentido, el principio general aplicable a todos los contratos, que es el art. 1640 del CCyCN, es concluyente en cuanto dispone: “Garantías de terceros. Las garantías constituidas por terceras personas no pasan al cesionario sin autorización expresa de aquéllas”. De modo tal que, por aplicación de las nuevas normas que entrarán en vigencia, de establecerse una cesión de la locación por el inquilino a otra persona, y aunque fuere consentida por el locador, la garantía dada por un tercero a favor del locatario no pasa al cesionario si no es autorizada expresamente por el fiador. Por lo tanto, será necesario, a nuestro criterio, que el locador que esté de acuerdo con la cesión contractual del locatario, para no tener problemas futuros, adopte las medidas de prevención necesarias para no perjudicarse. Estas 4 Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 son: a) precaverse de tener, con antelación suficiente a la cesión locativa, la conformidad del garante original de continuar en tal calidad respecto del inquilino cesionario; o b) condicionar dicha cesión locativa a que se presente un nuevo garante a su satisfacción para que responda por las obligaciones del cesionario por el resto del plazo contractual. 3º) La garantía en la cesión de la posición del contrato “ope legis”: Como resulta del art. 1640 del CCyCN, en la hipótesis de existir una cesión de la posición contractual con prestaciones pendientes, y que fueren consentidas por las demás partes, a las que se refiere el art. 1636 del mismo dispositivo legal, las garantías constituidas por terceros no se transmiten al cesionario si no obra una autorización expresa del fiador en tal sentido. De ahí se sigue, respetando la interpretación restrictiva del texto legal, y utilizando el argumento a contrario sensu, que en el caso de existir una cesión de la posición contractual no consentida, y que obra por “ministerio de la ley” (tal como la continuación locativa por los ocupantes de la finca alquilada, por abandono o fallecimiento del locatario, en los términos y plazos del art. 1190, CCyCN), las garantías constituidas por terceros continúan y son transmitidas al continuador cesionario. No está permitido, en tal supuesto, una manifestación del garante que le permita dar por extinguida su obligación accesoria, y actúa en este caso el denominado “silencio de la ley”. De haber existido una voluntad presunta del legislador, en el sentido de facultar al fiador para la exclusión de su garantía, en este tipo de cesiones ope legis hubiera quedado plasmada claramente en el texto legal. 8 Algunas apostillas sobre el concepto de contrato de fianza Haremos ahora algunas acotaciones de detalle que nos parecen interesantes sobre lo que concierne al concepto brindado respecto del contrato de fianza en el régimen actual, cotejado con las nuevas disposiciones sobre el mismo tema que entrarán prontamente en vigencia. a) Concepto de contrato de fianza en el código vigente. El art. 1986 del CCN establece el carácter consensual del contrato de fianza de la siguiente manera: “Habrá contrato de fianza, cuando una de las partes se hubiere obligado accesoriamente por un tercero, y el acreedor de ese tercero aceptase su obligación accesoria”. Este concepto contractual de la fianza surge del principio general sentado de que “hay contrato cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos” (art. 1137, cód. cit.). El art. 1987 del CCN, a su vez, señala: “puede también constituirse la fianza como acto unilateral antes que sea aceptada por el acreedor”. Parecería desprenderse una contradicción entre ambos artículos, ya que, mientras que el art. 1986 caracteriza la fianza como un contrato, el art. 1987 la considera como un acto unilateral, antes de su aceptación por el acreedor. Ya nos hemos abocado a este tema en un trabajo anterior, señalando que tal contradicción es aparente y fue salvada por Acuña Anzorena. Expresaba este autor que ambas disposiciones del Código han tenido como fuente directa el Proyecto de Freitas, siendo que su art. 3285, reproducido en el art. 1986 del Código argentino, se refería al carácter contractual de la fianza, mientras que el art. 3286 fue reproducido parcialmente en el art. 1987 de nuestro Código, en cuanto decía que “habrá fianza, como acto unilateral, antes de su aceptación por el acreedor, cuando la fianza fuere legal o judicial” (lo puesto en bastardilla es nuestro). De modo tal, concluía dicho autor que ambos artículos de nuestro ordenamiento civil debían ser armonizados de acuerdo con las fuentes del Proyecto de Freitas, y que al correlacionarlos correspondía interpretar que, cuando la fianza no era legal ni judicial, solo podía existir a condición de que la obligación accesoria contraída por el garante fuera aceptada por el acreedor, lo que ha estimado como lógico(7). Pronunciado en otros términos, diremos que el contrato de fianza siempre requiere, para ser constituido como tal, (7) Ibídem, pág. 9, con cita de Acuña Anzorena, en Salvat, Raymundo, Tratado de derecho civil. Contratos, t. III, nº 1981.b, pág. 234 y sigs. el consentimiento del acreedor, a menos que se trate de la fianza legal o judicial, en cuyas hipótesis dicho consentimiento es innecesario. El supuesto previsto del art. 1987 del CCN se trata de una “promesa de fianza” y, mientras no haya sido aceptada por el acreedor, el fiador puede retractarse de ella. A menos que quien realizó la oferta hubiere renunciado a la facultad de retirarla, o bien se hubiese obligado al hacerla a mantenerla hasta una época determinada (art. 1150, CCN). b) Concepto de contrato de fianza en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Dice el art. 1574 del CCyCN, en su primera parte: “Concepto. Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento...”. En nuestra simple opinión, consideramos que no se ha brindado en este supuesto un concepto del contrato de fianza, sino que, más bien, en forma similar al art. 1987 del CCN, se refiere a una “promesa de fianza”, que mientras no haya sido aceptada por el acreedor el fiador puede retractarse de ella. Corroboran dicha aserción diversas disposiciones generales contenidas en el nuevo Código Civil y Comercial destinadas a caracterizar a los contratos. Es así que el art. 957 define el contrato como “el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”. Por otra parte, el art. 971, en cuanto a la formación del consentimiento, expresa que “los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo”. Respecto de los términos de la oferta y de su posibilidad de retractación por el fiador en el nuevo régimen legal, invitamos a la lectura de los arts. 972 a 975, que reglan sobre la formación del consentimiento para la existencia de los contratos. 9 Extensión de la fianza en el nuevo régimen Sin perjuicio de operarse reformas en el tema de las garantías accesorias, en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación no encontramos, como ya se adelantó más arriba, mayores cambios en la situación jurídica del fiador con relación a los contratos locativos y en los casos de la continuación del uso del inmueble por abandono o fallecimiento del inquilino. En tales situaciones, reiteramos, el garante responde igual, accesoria y ampliamente, por todas las obligaciones emergentes del contrato principal y hasta su vencimiento, a menos que hubiese celebrado un pacto expreso en contrario con el acreedor. También responde el fiador, por similares razones, por las obligaciones emergentes por la no devolución en término del inmueble arrendado. a) Fundamentos en la nueva ley. Si bien es cierto que no existe una cláusula tan abierta y concluyente como la del art. 1582 del CCN, que explicita que salvo pacto en contrario las fianzas o cauciones obligan a sus prestadores no únicamente al pago de los alquileres, sino a todas las demás obligaciones contractuales, encontramos otras, no obstante, en el nuevo código, que consideramos aplicables en forma similar a este tipo de fianzas. Es la que contiene, en primer lugar, el art. 1580 del CCyCN cuando expresa: “Extensión de la fianza. Excepto pacto en contrario, la fianza comprende los accesorios de la obligación principal y los gastos que razonablemente demande su cobro, incluidas las costas judiciales”. El art. 856, 2ª parte, del mismo código define así a las obligaciones accesorias: “Los derechos y obligaciones son accesorios a una obligación principal cuando dependen de ella en cualquiera de los aspectos precedentemente indicados, o cuando resultan esenciales para satisfacer el interés del acreedor”. Debemos tener presente que los accesorios de la obligación principal pueden tener su fuente, según la doctrina, en el acuerdo de las partes, o bien generados por la ley. Respecto de estos últimos se encuentran, a título enunciativo, las obligaciones establecidas para responder por los daños y perjuicios generados por el incumplimiento en tiempo y forma de las prestaciones debidas por el deudor (por ejemplo: retención indebida del inmueble alquilado). En cuanto a las obligaciones accesorias acordadas por las partes, se pueden citar las que se contraen para asegurar el cumplimiento de una obligación principal, tal como son las cláusulas penales. b) Amplitud temporal de la garantía. Por otra parte, el art. 1225 del referido cuerpo legal especifica, a su vez, en materia locativa, lo que ya estaba establecido en el art. 1582 bis del CCN en cuanto a la extensión temporal de la fianza. Dice así el art. 1225, CCyCN: “Caducidad de la fianza. Renovación. Las obligaciones del fiador cesan automáticamente al vencimiento del plazo de la locación, excepto la que derive de la no restitución en tiempo del inmueble locado. Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o prórroga expresa o tácita, una vez vencido el plazo del contrato de locación. Es nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria como codeudor o principal pagador, del contrato de locación original”. Este artículo en comentario prevé la cesación de las obligaciones accesorias del garante en forma automática por el vencimiento del plazo del contrato locativo, salvo su no reintegro puntual en la fecha estipulada. La ilegítima retención del inmueble cumplido el plazo contractual puede deberse, como lo expusimos en forma reiterada, a la conducta del inquilino, o bien de los continuadores de la locación, por los cuales el garante también debe responder (apart. 7, d, 3º). 10 Sobre la responsabilidad por daños al fiador En todas las circunstancias apuntadas a lo largo de este artículo hemos expuesto que el garante tiene siempre a su cargo la obligación accesoria de responder por las obligaciones incumplidas del contrato locativo. Esto se aplica aun en el caso de procederse a la cesión de la posición contractual del inquilino a los ocupantes del inmueble, cuya fuente operativa está en la voluntad de la ley. Ahora, corresponde tratar unos casos inversos, que son los de la posibilidad de que el garante pueda accionar por el valor de la pérdida sufrida cuando se produce: a) un agravamiento del daño producido a su patrimonio, efectuado por el acreedor damnificado, y b) en las situaciones en que el inquilino abandone el inmueble sin causas que lo justifiquen debidamente. a) Agravamiento del daño por el acreedor damnificado. Hemos tenido oportunidad de referirnos a este tópico en nuestra obra sobre la fianza locativa. Planteamos el caso de que, en vigencia del plazo contractual, mientras los alquileres y demás obligaciones del locatario (o bien sus continuadores, ahora agregamos) se siguen devengando, el locador se refrena de ejecutarlos aunque estuviera en las condiciones de hacerlo, dado que cuenta con la seguridad de que, si aquellos no pagan la deuda, de cualquier modo puede recaer su cobro sobre los bienes del garante. En dicho supuesto hemos expresado que el acreedor que no contribuye, dada su conducta dilatoria y voluntaria, en el marco de sus medios disponibles, para que se constriña y modere la importancia del daño que pueda sufrir el fiador, persiguiendo una excesiva acumulación de reclamos, puede calificarse como alguien que no actúa de buena fe, y encima con abuso de su derecho. Se ha sostenido, y con razón, que esta falta del deber de colaboración del locador perjudicado, que con su demora acciona luego contra el garante pero produciéndole un perjuicio cierto y agravado, al no adoptar las medidas racionales y útiles para morigerar el daño, motiva como efecto que la cuota del daño producida causalmente de esa circunstancia corresponde que sea considerada como ocasionada o provocada por él, y en esa medida no es susceptible de resarcimiento(8). En el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación se ha legislado expresamente sobre la materia, y la norma que la trata puede ser de plena aplicación en la hipótesis del agravamiento del daño al fiador locativo. Nos referimos concretamente al art. 1729, que dice así: “Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial”. (8) Ibídem, pág. 218 y sigs., con referencias de legislación, doctrina y de proyectos de reformas al Código Civil argentino. Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 b) Responsabilidad por daños del exinquilino. Nos referiremos concretamente al caso de abandono del inmueble arrendado que ha efectuado el locatario, dejando a sus ocupantes en las condiciones de seguir haciendo uso y goce del inmueble como continuadores locativos y en virtud del privilegio que les concede la legislación en la materia. Cuando ese acto del abandono de la finca por el inquilino puede llegar a ser calificado como injustificado y que ha sido, con la intención encubierta o no, de abstraerse finalmente de sus obligaciones contractuales, y eso produce daños al garante (quien debe responder por los continuadores locativos ante el locador por sus obligaciones accesorias), se trata entonces de una acción antijurídica de aquel, dado lo cual, estimamos, debe reparar el daño causado. Este deber de reparar el daño producido por el exinquilino al fiador locativo surge, en nuestro concepto, de la aplicación de diversas normas del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. En primer lugar, el art. 1710, en su primera parte, establece: “Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: a. evitar causar un daño no justificado; b. adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud...”. En segundo término, el deber de reparar el daño surge de varias hipótesis generadas por la ley. En efecto, señala el art. 1716: “Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código”. En cuanto al daño, como acto antijurídico, queda precisado en el siguiente art. 1717: “Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada”. Por último, el exinquilino que cause u ocasione un daño al garante, en los términos antes expuestos, entra en la calificación de sujeto responsable y por ello debe reparar los perjuicios. Es así que el art. 1749 establece: “Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u omisión”. La reparación de los daños por el exinquilino entra en la categoría de obligaciones concurrentes con la de los continuadores locativos, por lo cual el fiador que ha pagado la deuda al locador puede promover su pretensión de cobro contra uno de ellos, o todos los deudores, simultánea o sucesivamente, como surge de las disposiciones legales que se citan del nuevo código(9). El art. 850 del CCyCN señala al respecto: “Concepto. Obligaciones concurrentes son aquellas en las que varios deudores deben el mismo objeto en razón de causas diferentes”. En cuanto a sus efectos, el art. 851 expresa en sus primeros párrafos: “Excepto disposición especial en contrario, las obligaciones concurrentes se rigen por las siguientes reglas: a. el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores, simultánea o sucesivamente; b. el pago realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros...”. 11 Atribución del uso de la vivienda familiar alquilada Hemos tratado, hasta aquí, algunos de los aspectos más esenciales de la ocupación por terceros como continuadores locativos del inmueble que originalmente tenía contratado el locatario hasta el vencimiento del plazo contractual. En el sistema operado por el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación también pueden terceras personas seguir teniendo el uso y goce de la finca arrendada aunque se vaya el inquilino, pero sin revestir la calidad de locatarios. Nos referimos concretamente a las situaciones que se producen cuando se atribuye la vivienda familiar alquilada en los casos de divorcio y de la denominada “unión convivencial”, como veremos. a) Efectos del divorcio. Quedan institucionalizadas en el nuevo régimen algunas pautas a seguir cuando se produce el divorcio, previéndose, entre otros efectos, el establecimiento de un convenio regulador amplio entre las partes involucradas que, para su validez, debe ser homologado judicialmente, y que habrá de regirlos en el futuro (arts. 439 al 445, CCyCN). (9) Sobre el concepto de obligaciones concurrentes, ver Ameal, Oscar J., en Código Civil Anotado, Belluscio (dir.), Zannoni (coord.), t. 3, pág. 304, comentario al art. 699 del CCN. No es propósito de este trabajo explayarnos sobre todo su contenido, sino que nos circunscribiremos a lo atinente a la atribución del uso de la vivienda familiar a favor del cónyuge no locatario. Dice el art. 444 del CCyCN, en su primera parte: “Efectos de la atribución del uso de la vivienda familiar. A petición de parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por el uso del inmueble a favor del cónyuge a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble no sea enajenado sin el acuerdo expreso de ambos; que el inmueble ganancial o propio en condominio de los cónyuges no sea partido ni liquidado. La decisión produce efectos frente a terceros a partir de su inscripción registral”. También establece el art. 444, en su segunda parte, que nos resulta de interés : “Si se trata de un inmueble alquilado, el cónyuge no locatario tiene derecho a continuar en la locación hasta el vencimiento del contrato, manteniéndose el obligado al pago y las garantías que primitivamente se constituyeron en el contrato”. No obstante los términos amplios que indica la norma, la atribución del uso de la vivienda familiar alquilada puede quedar restringida, según lo determina el art. 445: “Cese. El derecho de atribución del uso de la vivienda familiar cesa: a. por cumplimiento del plazo fijado por el juez; b. por cambio de las circunstancias que se tuvieron en cuenta para su fijación; c. por las mismas causas de indignidad previstas en materia sucesoria”. Según se puede observar, en estos supuestos de atribución del uso de la vivienda familiar al cónyuge no locatario no se produce un cambio en la posición contractual del otro cónyuge, ya que este permanece ligado en el carácter de inquilino y debe seguir respondiendo por todas las obligaciones emergentes del contrato y hasta su vencimiento. Del mismo modo, no se modifica para nada la situación del garante, quien, según el art. 444, continúa como responsable por sus tomadas obligaciones accesorias por todo el plazo de la locación (salvo pacto en contrario formulado con anterioridad). En cuanto al locador, el convenio de atribución del uso de la finca locada es res inter alios acta, por lo cual sus efectos jurídicos quedan limitados a las partes que lo realizaron. No puede afectarlo por no haber sido parte de aquel, y tanto más que no existen cambios en cuanto a los obligados principal y accesorio del contrato locativo que pudieran contrariar sus intereses. b) Cese de la unión convivencial. Según el art. 509 del CCyCN, se entiende por unión convivencial la que está “basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común, sean del mismo o de diferente sexo”. Si se produce el cese de la unión convivencial, formalizada en los términos de la nueva ley, y en forma similar a los efectos del divorcio, las partes pueden convenir, mediante intervención judicial, que se atribuya el uso de la vivienda familiar alquilada al conviviente no inquilino. Su regulación está fijada en el art. 523, segunda parte, del CCyCN, que expresa: “Si se trata de un inmueble alquilado, el conviviente no locatario tiene derecho a continuar en la locación hasta el vencimiento del contrato, manteniéndose el obligado al pago y las garantías que primitivamente se constituyeron en el contrato. El derecho de atribución cesa en los mismos supuestos previstos en el artículo 445”. Dada la similitud de este texto legal con lo normado en el caso de divorcio, en cuanto a la atribución del uso de la vivienda familiar a quien no es el inquilino, son aplicables los mismos principios y consideraciones efectuados en el ítem anterior (a), en cuanto a que se mantienen intangibles las posiciones del locatario y del fiador, al igual que la del locador del inmueble. 12 Colofón Queremos señalar, dando un cierre a este trabajo, que nos ha motivado a hacerlo el deseo de lograr un mayor sentido de justicia en lo que concierne a los derechos y las obligaciones de todos los involucrados en el tema de las locaciones urbanas (locadores, locatarios y fiadores). Pensamos, eso sí, que se ha perdido, con la reforma instituida, una oportunidad de cambio en el tema relativo a los ocupantes del inmueble alquilado que siguen como 5 continuadores locativos cuando el arrendatario hace abandono de la finca locada. No se ha tomado en cuenta, pese a la experiencia dada por los años sobre la materia, que muchas veces dicho abandono obedece, por parte de quien lo hace, al mero propósito de eludir sus obligaciones tomadas contractualmente, y perder así su condición de inquilino por su sola y exclusiva voluntad. Obsérvese que, con una muestra de mayor fineza jurídica, y con el ojo puesto en la realidad cotidiana, el legislador, en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, ha dado un régimen distinto en los casos en que se atribuye por convenio y contando con la homologación judicial el uso y goce del inmueble locado al cónyuge o conviviente no locatario, pero sin excluir para nada al inquilino titular, que sigue en esa calidad por todo el plazo locativo, al igual que permanece la garantía frente al arrendador. No obstante lo expuesto, persistimos en nuestra opinión de que el fiador locativo puede formular, conforme a las nuevas normas que entrarán prontamente en vigencia sobre responsabilidad por daños y con un cabal sentido de justicia, sus pretensiones por resarcimiento de los perjuicios patrimoniales sufridos. En tal sentido, puede proceder su reclamo pidiendo que se pongan límites equitativos a su obligación de resarcir al locador ante su postura remisa en cobrar su crédito al deudor principal. También entendemos que, en su caso, está facultado para demandar su pretensión resarcitoria frente al exinquilino, en cuanto le haya ocasionado por el abandono de la finca alquilada una merma en su patrimonio al tener que responder injustificadamente por los terceros ocupantes. Podemos considerar, por último, que en estas concretas hipótesis, y de prosperar la pretensión del garante locativo, se hará justicia, teniendo presente la definición que sobre ella da Ulpiano: “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi” (“La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar [conceder] a cada uno su derecho”). VOCES: CONTRATOS - LOCACIÓN - FIANZA - CÓDIGOS CÓDIGO CIVIL JURISPRUDENCIA Nulidad Procesal: Medios de prueba: teléfono celular hallado en lugar público; validez; improcedencia de la nulidad. Procesal Penal: Instrucción: denuncia; prueba existente en un teléfono celular. Corresponde confirmar la resolución que rechaza la solicitud de nulidad de la denuncia formulada a la cual se acompañó con el teléfono celular que contenía un video que mostraba conductas de abuso sexual a un menor, pues el teléfono celular fue encontrado en un lugar público y, al revisarlo para identificar a su propietario, se accedió a los archivos de fotos y videos que, puestos en conocimiento de la autoridad policial, promovieron un proceso penal. A.L.R. 58.697 – CNCrim. y Correc., sala de Feria A, enero 15-2015. – C. Q., A. G. Nulidad (causa nº CCC 8796/2014/2/CA2). Buenos Aires, 15 de enero de 2015 Y Vistos: Convoca al Tribunal el recurso de apelación interpuesto por la defensa contra el auto de fs. 6/9, en cuanto no hizo lugar a la nulidad interpuesta respecto de la denuncia de T. V. C. y del aporte que hiciera en ese acto del teléfono celular marca N... con IMEI .../.../.../... El juez Julio Marcelo Lucini dijo: El recurrente ha centrado sus agravios en que V. C. compulsó los archivos digitales que tenía almacenados en la memoria del aparato, de los cuales se desprenderían las conductas que son objeto de esta investigación, afectando así el derecho a la privacidad contenido en los arts. 18, 19 y 33 de la Constitución Nacional, art. 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y art. 17, incs. 1 y 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en función del art. 75, inc. 22, de la Carta Magna. Fundamentó su postura en que la Convención Interamericana de Derechos Humanos establece que “El artículo 11 de la Convención prohíbe toda injerencia arbitraria o 6 Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 abusiva en la vida privada de las personas, enunciando diversos ámbitos de la misma como la vida privada de sus familias, sus domicilios o sus correspondencias”. Y que en ese sentido el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que: “el ámbito de la privacidad se caracteriza por quedar exento o inmune a las invasiones o agresiones abusivas o arbitrarias por parte de terceros o de la autoridad pública” (“E. y otros vs. B., rta. 6/07/2009). El artículo 18 de la Constitución Nacional dispone la inviolabilidad de domicilio, la correspondencia epistolar y los papeles privados. No caben dudas respecto a que dentro de esa enunciación quedan comprendidas también las comunicaciones de cualquier tipo, sean correos electrónicos, llamados telefónicos o mensajes de texto, entre otros. Sobre ello prácticamente no hay controversia jurisprudencial ni doctrinaria. No obstante, en los casos “F.”, “A.” y “F. P.” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y “K.” y “L.” de la Cámara Federal de Casación Penal, se advierte una postura cautelosa tendiente a evitar una extensión de esa protección más allá de la letra de la norma. Ante la razonabilidad de su aplicación entonces, corresponde determinar ahora en qué circunstancias los archivos multimedia pueden ser objeto de la tutela que establece nuestra Carta Magna. Así es evidente que la protección otorgada tiene por finalidad garantizar el respeto a la vida privada de la persona en sus ámbitos más íntimos, por lo que resulta difícil excluir a los registros audiovisuales que un individuo conserva en su computadora personal, sea en una memoria de almacenamiento (pendrive) o, como en este supuesto, en un teléfono móvil. El avance de la tecnología y el desarrollo de los medios de comunicación obligan necesariamente a extender el resguardo a todos aquellos objetos que se encuentran “dentro de la esfera de custodia de cada individuo” y que contengan datos de su vida privada, reveladores de su personalidad que desea preservar. En este sentido la Sala II del Tribunal Constitucional de España ha entendido que “si no hay duda de que los datos personales relativos a una persona individualmente considerados (...), están dentro del ámbito de la intimidad constitucionalmente protegido, menos aún puede haberla de que el cúmulo de la información que se almacena por su titular en un ordenador personal, entre otros datos sobre su vida privada y profesional (en forma de documentos, carpetas, fotografías, videos etc.) –por lo que sus funciones podrían equipararse a los de una agenda electrónica–, no sólo forma parte del mismo ámbito, sino que además a través de su observación por los demás pueden descubrirse aspectos de la esfera más íntima del ser humano” (Sentencia 173/2011, del 7/11/11). Partiendo de tal premisa, debe analizarse si la intromisión de T. V. C. en el teléfono de C. Q. resultó o no ilegítima y si, por lo tanto, la denuncia que radicara como consecuencia del contenido de los videos allí contenidos puede ser admitida en el proceso. A diferencia de lo sostenido por el juez de la anterior instancia, entiendo que el imputado no renunció a su expectativa de privacidad por el solo hecho de haber olvidado el teléfono en el comercio de la denunciante. El Diccionario de la Real Academia Española define la renuncia como la “dimisión o dejación voluntaria de algo que se posee, o del derecho a ello”. No caben dudas que quien olvida sus pertenencias en la vía pública no las está abandonando voluntariamente, aunque sí las coloca en una situación de exposición frente a terceros que condiciona su expectativa de privacidad. En definitiva, doy por sentado que la renuncia implica un acto voluntario que no se verifica en el legajo y que haber dejado por descuido el objeto en un lugar de acceso público relativiza el nivel de protección que la normativa privilegia. En este aspecto, A. C. enseña que para que el ámbito de privacidad sea digno de tutela, será necesario por un lado que el individuo se haya comportado de manera tal de exhibir un interés en mantenerlo; al tiempo que la expectativa de privacidad deberá ser una que el Estado esté dispuesto a reconocer como razonable (Garantías constitucionales en el proceso penal, ed. Hammurabi, pág. 438). Resulta difícil sostener la existencia de una invasión al ámbito privado cuando el objeto fue dejado en un lugar de acceso público. La actitud de quien lo encuentra y lo revisa en aras de identificar a su titular para reintegrarlo no resulta ilegítima, máxime si se tiene en cuenta que el teléfono se hallaba en su local de comidas y, por consiguiente eventualmente bajo su égida. En este aspecto, la jurisprudencia norteamericana ha entendido que la persona tiene una expectativa de privacidad respecto de los bienes que tiene dentro de su domicilio (United States Supreme Court, “Payton v. New York”, 445 US 573, citado en “La investigación penal y las garantías constitucionales”, Ricardo Matías Pinto, Ed. La Rocca, Buenos Aires, 2009, pág. 232), postura que comparto aunque con la aclaración que el vocablo “domicilio” que allí se utiliza, debe ser entendido como la esfera de custodia o ámbito inmediato de protección. En el contexto en análisis un tercero accedió a la información, con la única finalidad aparente de individualizar a su dueño, ya que una vez que ese objetivo se interrumpió por el hallazgo que lo sorprendió, concurrió a la prevención en un lapso prudente e hizo entrega del celular. Cabe recordar que si bien el artículo 2534 del Código Civil dispone que el que hallare una cosa perdida y no supiere la identidad de su titular debe entregarlo al juez más cercano o a la policía del lugar, pero lo cierto es que es usual que sea el particular quien primero intente dar con su dueño y lo restituya, para lo cual obviamente debe previamente examinarlo. Además, el teléfono olvidado por C. Q. carecía de un chip de una compañía prestataria de servicios, lo que posiblemente dificultaba aún más contactar a su usuario. Ante ese panorama es posible afirmar que el acceso a los archivos de fotos y videos se presume de buena fe y sólo para determinar si conocía al propietario. De otra manera no lo hubiese luego puesto a disposición de la autoridad, sino que se habría apoderado del objeto. Resta determinar si el Estado puede utilizar la novedad que el particular puso en su conocimiento para dar inicio a una investigación criminal. En tal sentido debe recordarse que las reglas de exclusión de la prueba ilegalmente obtenida buscan evitar que el Estado se beneficie, o eventualmente construya sus sentencias, como consecuencia de un acto que los funcionarios hayan desplegado transgrediendo las normas (Corte Suprema de Justicia de la Nación, “C. H.”, Fallo 46:36; “M., L.” Fallo 303:1938). De tal manera, no es nula la actuación de un particular que no interviene como funcionario, en tanto las garantías constitucionales, en principio, tienen como fin proteger al imputado frente al poder estatal. Por ello, la exclusión de la prueba obtenida ilegítimamente sólo procede contra actos que provengan de órganos estatales. En ese aspecto se sostiene que “la regla de exclusión probatoria requiere que la evidencia obtenida sea la consecuencia directa o indirecta de la violación por parte del gobierno a las enmiendas cuarta, quinta y sexta de la Constitución” (Corte Suprema de los Estados Unidos, fallos: “Weeks v. U.S.”, 232 U.S. 383, 398 –1914–; “Mapp v. Ohio”, 367 U.S. 643, 654 –1961–, citado en C.C.C., Sala VI, causa nro. 1259/2012 “G., R. N.”, rta. 3/10/2012, entre otras). En la misma línea se dijo “la Corte Suprema norteamericana ha sostenido que la cuarta enmienda constitucional no se aplica a registros, aun cuando sean irrazonables, que son practicados por un individuo particular que no actúa como un agente del gobierno. De esta manera no puede presentar una afectación a las garantías constitucionales, y por ello no puede ocurrir un caso de exclusión de la prueba, por ser el producto de un acto gubernamental ilegal” (“Pinto...”, ob. cit. Pág. 233, en la que se citó: “United States v. Millar”, 425 US 435). En síntesis, la información que el Estado obtenga de un particular en situación como la aquí estudiada no puede ser excluida como indicio válido para iniciar un proceso penal y, en consecuencia, no advirtiéndose una violación a las garantías consagradas en nuestra Constitución Nacional, voto por homologar la decisión recurrida. El juez Juan Esteban Cicciaro dijo: Con arreglo a la propuesta formulada por el juez Lucini, el rechazo del planteo de nulidad debe confirmarse. El caso reporta circunstancias particulares que conducen a desechar cualquier afectación a la intimidad o privacidad (arts. 18 y 19 de la Constitución Nacional) y, de igual modo, no se ha verificado una injerencia arbitraria o abusiva en la vida privada del imputado Á. G. C. Q. (art. 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Debe puntualizarse en ese orden que el teléfono celular fue dejado –olvidado o no– en un lugar que oficia como sitio de comidas al que accede públicamente cualquier persona (fs. 1 y 9). Como indica la experiencia común –uno de los sustratos de la sana crítica–, es habitual en la vida cotidiana el hallazgo de dispositivos de tal naturaleza, sean perdidos o previamente sustraídos, como también lo es que quien encuentra un teléfono en tales circunstancias pretenda devolverlo. T. V. C. es quien explota el lugar y luego de que se retirara el sujeto que adquiriera comida, encontró el teléfono. Aquella se trata de una persona de nacionalidad ..., de 32 años de edad y que reside en el país desde hace tres años. Harto improbable es que, al tiempo del hallazgo, conociera las disposiciones del art. 2534 del Código Civil, que reza: “Si el que hallare la cosa no supiese quién era el dueño, deberá entregarla al juez más inmediato, o a la policía del lugar, los que deberán poner avisos de treinta en treinta días”; como tampoco podría achacársele que no examinara el teléfono de modo tal que esquivara –conocimientos especiales mediante– cualquier dato o contenido que pudiera invadir la intimidad o privacidad de quien lo utilizaba. No otro móvil que el de concretar el reintegro del aparato se desprende de su conducta y una de las maneras dirigidas a tal fin, razonablemente –el aparato carecía de chip–, consistía en comparar alguna fotografía que pudiera contener el dispositivo con aquellas personas que en la mañana del 16 de enero de 2014 se habían constituido en su local. Precisamente, a fs. 9 vta. dijo haber visto a una persona “en las fotos”. Debe recordarse que ningún proceso penal se había iniciado y que evidentemente lo que ocurrió fue un hallazgo de las imágenes involucradas, extremo éste que concita cierto parecido con la situación que emerge de la autorización prevista en el art. 224 in fine del Código Procesal Penal en ocasión de un registro domiciliario. Por lo demás, el hecho de que en menos de 24 horas se constituyera en una comisaría para dar cuenta de tal hallazgo, evidencia un prudente y razonable proceder –al cabo, paradojalmente, satisfizo aquello que manda la norma civil aludida–, de modo que puede inferirse su buena fe, pues como lo ha sostenido nuestra Corte Federal ya en el siglo XIX (1871), “...es también un principio de derecho que todo hombre se reputa bueno, mientras no se le pruebe lo contrario” (Fallos: 10:338, citado en Fallos: 321:3630). Como podrá verse, V. C. no se ha quedado con el teléfono ni se advierte que su conducta se hubiera encaminado a conocer datos de la vida privada de una persona a la que, a la sazón, no conocía. La denunciante no reviste la condición de funcionaria pública. En torno a la prueba aportada por particulares, en base a un texto constitucional análogo, “la jurisprudencia norteamericana ha considerado que cuando un ciudadano privado entrega pruebas de un delito a un oficial de policía, no se entiende que la prueba esté manchada de ilegalidad, y tradicionalmente se la ha juzgado admisible ante el Tribunal” (Corwin, E. S., La Constitución de los Estados Unidos y su significado actual, Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1987, p. 463). Igual orientación ha seguido nuestra jurisprudencia al respecto, en el sentido de que las grabaciones constituyen prueba documental, de suyo válidas, en la medida en que se trata de la documentación de un hecho histórico acaecido, en el marco del criterio de no taxatividad de los medios de prueba (CFCP, Sala IV, causas números 847, “W., C.”, del 30-10-1998 y 1390, “P., D.”, del 7-9-1999; en igual sentido, de la Sala VII de esta Cámara, causa Nº 27.283, “G., N.”, del 20-9-2005). A mayor abundamiento, debe apuntarse que se está en presencia de una gravosa imputación, según la cual C. Q. habría obligado reiteradamente a un menor de seis años de edad a practicarle sexo oral aprovechando la situación de convivencia preexistente, práctica que era filmada. Sucesos de tales características evocan las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, cuya aplicación cabe a las autoridades judiciales (arts. 6, 16, 19 y concordantes) –de la Sala VII de esta Cámara, causa Nº 41.024, “O., C.”, del 31-5-2011–. Por ello y de conformidad con lo dictaminado oralmente por el Ministerio Público Fiscal en la audiencia, debe confirmarse lo resuelto. 7 Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 En consecuencia, esta Sala resuelve: Confirmar el auto documentado a fs. 6/9 de este incidente, en cuanto fue materia de recurso. Devuélvase y sirva lo proveído de atenta nota de envío. – Juan E. Cicciaro. – Julio M. Lucini (Sec.: María D. Gallo). Cheque: Al portador: transmisión; endoso; efectos; rechazo; mora; configuración. 1– Tratándose de cheques que fueron librados al portador sin indicación del beneficiario del título, su transmisión se realiza por la simple entrega, conforme lo establece el art. 12, último párrafo, de la ley 24.452, sin que resulte óbice a ello que al dorso de los cheques consten endosos efectuados por terceros, ya que el cheque al portador que es endosado continúa siendo al portador, por lo que la legitimación activa se funda en la simple tenencia del documento sin que funcione la presunción del art. 17 de la Ley de Cheques. 2– Un endoso puesto en un cheque al portador no influye en el modo de transmisión del documento, que continúa legitimando al tenedor que lo ha recibido por la simple entrega, el cual podrá cobrar el cheque y ejercer las acciones emergentes del título, y el banco paga bien si lo hace al tenedor, aunque este no integre la cadena de endosos. 3– El endoso puesto en un cheque librado al portador ha sido calificado como un endoso atípico, puesto que produciría efectos traslativo y vinculante, pero no influiría en la legitimación del portador del título, que sigue siendo una legitimación real y anónima. 4– Puesto que el tenedor del cheque al portador sigue estando legitimado para accionar por su cobro contra el librador, aun cuando no hubiera puesto su firma como endosante, o como tomador del cheque llenando el blanco, cabe concluir que el actor, en cuanto tenedor de los títulos ejecutados, está plenamente facultado para accionar contra el obligado al pago (arts. 6º, inc. 3º, 11, 12, 14, 15, 17, 18 y concs., ley 24.452; art. 542, inc. 4º, cód. procesal). 5– En tanto que el art. 38 de la ley 24.452 establece un régimen de mora automática en caso de rechazo del cheque por parte del girado, cabe concluir que, en el caso, ninguna relevancia presentan las vicisitudes acaecidas con respecto a la carta documento enviada por la ejecutante que acreditaba la mora ejecutada, ya que en el caso no es necesaria la interpelación. R.C. 58.698 – CApel.CC Azul, sala II, octubre 14-2014. – S., F. R. A. c. E., G. E. s/cobro ejecutivo. En la ciudad de Azul, a los catorce días de Octubre del año Dos Mil Catorce, reunidos en Acuerdo Ordinario los EDICTOS El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 29, Secretaría Única, Capital Federal, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de GAROFALO, VICENTA a los efectos de que comparezcan a hacer valer sus derechos. El presente deberá publicarse por tres días en El Derecho. Buenos Aires, abril 6 de 2015. Claudia Alicia Redondo, sec. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 49, a cargo del Dr. Osvaldo Onofre Alvarez, Secretaría unica, a cargo de la suscripta, sito en Uruguay 714 piso 7º C.A.B.A., cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de HORACIO JOSE CELLA. El presente deberá publicarse por tres días en El Derecho. Ciudad de Buenos Aires, 20 de abril de 2015. Viviana Silvia Torello, sec. I. 4-5-15. V. 6-5-15 I. 4-5-15. V. 6-5-15 SUCESIONES Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial Departamental, Sala II, Doctores María Inés Longobardi, Jorge Mario Galdós y Víctor Mario Peralta Reyes para dictar sentencia en los autos caratulados: “S. F. R. A. c/ E. G. E. s/ Cobro Ejecutivo” (Causa Nº 59.153), habiéndose procedido oportunamente a practicar la desinsaculación prescripta por los arts. 168 de la Constitución Provincial, 263 y 266 del C.P.C.C., resultando de ella que debían votar en el siguiente orden: Dr. Peralta Reyes - Dr. Galdós - Dra. Longobardi. Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes cuestiones: 1ª - ¿Es justa la sentencia apelada de fs. 52/54? 2ª - ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? A la primera cuestión, el Señor Juez Dr. Peralta Reyes, dijo: I. La demanda ejecutiva que dio inicio a las presentes actuaciones fue promovida por F. R. A. S., quien le reclama a G. E. E. la suma de $ 12.013, con más intereses y costas, con sustento en siete cheques de pago diferido librados por la demandada al portador, contra la cuenta de su titularidad en la Sucursal Tandil del Banco Galicia, los que han sido rechazados por falta de fondos. Dichos cheques fueron librados por las respectivas sumas de $ 2.500, $ 1.500, $ 1.561, $ 726, $ 726, $ 2.500 y $ 2.500, y en su conjunto alcanzan la cantidad reclamada por el accionante (véanse los títulos ejecutivos glosados a fs. 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11, y la demanda obrante a fs. 27/28 vta.). Sólo cabe señalar, a modo de acotación complementaria, que los cheques referidos aparecen endosados por terceras personas que no son los litigantes de autos. II. Cuando compareció al juicio la ejecutada opuso excepción de inhabilidad de título, a cuyo efecto adujo que el actor no es el beneficiario de los cheques traídos a ejecución, sin que se observe el carácter que tiene frente a los valores reclamados (fs. 38/38 vta.). Continuó expresando la accionada: “El actor no menciona cómo está posicionado frente a los documentos que no lo tienen como beneficiario y los endosos no le pertenecen. No dice si es cesionario, ni presenta instrumento que acredite ser beneficiario de los valores, por lo que la ejecución debe ser rechazada, al no acreditarse el requisito de la legitimación activa que tal como se ha expresado resulta ser uno de los presupuestos esenciales del título” (fs. 38 vta./39). Prosiguió señalando que no se ha presentado ninguna cesión que hubiera acreditado el derecho del ejecutante sobre los documentos, no pudiendo interpretarse la simple entrega manual que tampoco fue denunciada, ni se puede presumir la transferencia de derechos (fs. 39). En otro orden, negó categóricamente la existencia de la deuda y de la carta documento allegada con la demanda, así como también negó que se hubiera configurado la mora (fs. 40/40 vta.). El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nro. 108, a cargo de la Dra. Susana A. Novile, Secretaría única a mi cargo, sito en la calle Talcahuano 490 3º piso de Capital Federal, cita por el plazo de treinta días a herederos y acreedores de ERNESTO FLORINDO STORINO a los efectos de estar a derecho. Publíquese por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 8 de abril de 2015. Juan Martín Ponce, sec. I. 5-5-15. V. 7-5-15 4401 Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 51, Secretaría Unica, sito en Uruguay 714, Piso 2º, Capital Federal, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de YOLANDA MÓNACO, a efectos de estar a derecho. El presente edicto deberá publicarse por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 1 de abril de 2015. María Lucrecia Serrat, sec. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 19, a cargo del Dr. Pablo Trípoli, Secretaría unica a mi cargo, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de ILSA TORRES. El presente deberá publicarse por tres días en el diario El Derecho. Buenos Aires, 20 de febrero de 2015. María Belén Puebla, sec. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 108, a cargo de la Dra. Susana A. Nóvile, Secretaría única a mi cargo, sito en la calle Talcahuano 490 3º piso de Capital Federal, cita por el plazo de treinta días a herederos y acreedores de ENRIQUE JOSE DELGADILLO a los efectos de estar a derecho. Publíquese por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 16 de abril de 2015. Juan Martín Ponce, sec. I. 5-5-15. V. 7-5-15 I. 4-5-15. V. 6-5-15 I. 5-5-15. V. 7-5-15 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 79, Secretaria Nº Unica, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de GONZALEZ JOSE a fin de que comparezcan a estar a derecho. Publíquese por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 22 de abril de 2015. Paula E. Fernández, sec. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 50, secretaría única, de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de MARIA ELENA ROUCO. El presente edicto deberá ser publicado por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 17 de abril de 2015. Enrique L. Gregorini, sec. int. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 97, Secretaría Unica a mi cargo cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de HALLAN DE LAS NIEVES CHAVES y ANTONIA PALMESANO a los efectos de hacer valer sus derechos. Publíquese por tres días en El Derecho. Buenos Aires, abril 16 de 2015. Sandra L. Esposito, sec. int. I. 4-5-15. V. 6-5-15 I. 4-5-15. V. 6-5-15 I. 4-5-15. V. 6-5-15 221 4399 4398 4394 222 4393 4404 4396 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 11, Secretaría única, cita y emplaza por treinta (30) días a herederos y acreedores de WEISS, GLORIA DOLLI. Publíquese por tres días en el diario El Derecho. Buenos Aires, 10 de abril de 2015. AM. Javier A. Santiso, sec. I. 6-5-15. V. 8-5-15 4411 El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 71 cita y emplaza por el plazo de treinta días a herederos y acreedores de DANIEL ANDRÉS GINOCCHIO a presentarse en autos a fin de hacer valer sus derechos. Publíquese por tres días. Buenos Aires, 15 de abril de 2015. CC. Manuel J. Pereira, sec. I. 4-5-15. V. 6-5-15 4395 El Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Civil Nº 16, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de ANTONIO BARBIERI a fin que comparezcan a hacer valer sus derechos. Publíquese por tres días. Buenos Aires, 18 de marzo de 2015. Adrián E. Marturet, sec. III. En oportunidad de contestar la excepción aseveró el actor, con cita de los arts. 6 inciso 3, 12 y 18 de la ley 24.452, así como de doctrina y jurisprudencia sobre el tema, que el cheque al portador se transfiere con la entrega del mismo a la persona del adquirente, sin que requiera endoso ni cesión; a lo que debe agregarse que si el cheque nace “al portador”, un endoso que figure en él no cambia el régimen de circulación del título, de modo que continuará siendo “al portador” y, en consecuencia, podrá ser transmitido sin otro requisito que la simple entrega (fs. 47/48 vta.). Hizo referencia el ejecutante a la negativa de deuda y a la mora (fs. 49/50), y concluyó peticionando el rechazo de la excepción y el dictado de sentencia de remate, con ponderación de la conducta de la demandada en los términos del art. 549, segundo párrafo, del código de rito (fs. 50 vta.). IV. En la sentencia dictada en la anterior instancia se rechazó la excepción de inhabilidad de título y se mandó llevar adelante la ejecución hasta tanto la ejecutada le pague al actor la suma de $ 12.013, con más intereses desde la fecha de mora (que se situó en el momento de la constancia bancaria del rechazo de los cheques) y hasta el efectivo pago, en base a la tasa activa del Banco de la Nación Argentina para operaciones de descuento; con costas a la ejecutada vencida (fs. 53 vta./54). Para llegar a esta conclusión manifestó la a quo –en lo sustancial– que en el caso de autos se está ante cheques librados al portador y endosados en blanco por terceros, los que resultan transmisibles mediante la simple entrega (art. 12 de la ley 24.452), de manera tal que el actor se encuentra legitimado para promover la presente acción. Puntualizó, asimismo, que no se ha demostrado que los cheques fueron adquiridos con dolo o mala fe del portador, ni que se hubiera promovido la cancelación de los títulos (fs. 52 vta./53). En el tramo final del decisorio se estableció la fecha de mora y se determinaron los intereses aplicables en la especie (fs. 53 vta.). V. La aludida sentencia fue apelada por la ejecutada (fs. 61), quien fundó su recurso a través del memorial de fs. 65/70 vta. Se agravió la apelante por cuanto en la sentencia se sostuvo que se ejecutan cheques al portador que fueron depositados por el actor, dado que no existe constancia que éste haya sido el depositante de los mismos, no habiéndose explicado cuál fue la posición del ejecutante frente a los cheques, dado que no obra cesión o instrumento alguno que pudiera justificar su legitimación activa (fs. 65/65 vta.). Dijo que el actor no es beneficiario ni endosante de los valores, ni se encuentra legitimado por algún contrato de cesión de créditos, por lo que carece de facultades para la ejecución de los cheques (fs. 66 vta.). Adujo, además, que la sola tenencia de cheques rechazados no habilita la ejecución, puesto que dicha tenencia El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 55 Secretaría Única de Capital Federal, cita y emplaza por treinta días a herederos y acreedores de MERCEDES NUNCIATA VITA ARMENTO a los efectos de que hagan valer sus derechos. Publíquese por tres días en El Derecho. Buenos Aires, 20 de abril de 2015. Olga María Schelotto, sec. I. 5-5-15. V. 7-5-15 4406 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 32, sito en Av. De los Inmigrantes 1950, Piso 1°, a cargo del Dr. Eduardo Alejandro Caruso, Secretaría Única a cargo de la Dra. Marisa V. Mazzeo, cita y emplaza por treinta (30) días a los herederos y acreedores de MAIORANO ANTONIO s/ SUCESION AB-INTESTATO. Publíquese por tres (3) días en el diario El Derecho. Marisa V. Mazzeo, sec. I. 6-5-15. V. 8-5-15 4410 El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil Nº 46, Secretaría Única de la Capital Federal, cita y emplaza por el término de 30 días a herederos y acreedores de NORBERTO KARLSBRUM. Publíquese por 3 días en El Derecho. Buenos Aires, 16 de abril de 2015. PG. Damián Esteban Ventura, sec. Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 78 Secretaría Única, con domicilio en Av. de los Inmigrantes 1950, piso 6º, cita y emplaza por el término de treinta días a herederos y acreedores de HIGA NOBU a efectos de hacer valer sus derechos, en los autos “HIGA NOBU s/ SUC. ABINTESTATO Exp. Nº 12630/1997. Publíquese por tres días en el diario El Derecho. Buenos Aires, 7 de abril de 2015. Cecilia E. A. Camus, sec. I. 6-5-15. V. 8-5-15 I. 4-5-15. V. 6-5-15 I. 6-5-15. V. 8-5-15 4409 4408 4400 Convócase para estar a derecho por el plazo de treinta días a herederos y acreedores de Doña BEATRIZ ISABEL DALLAVALLE, cuyo sucesorio tramita ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 58, sito en Av. De los Inmigrantes 1950, pº 5, CABA. Publíquese por tres días. Firmado en la ciudad de Buenos Aires el 20 de abril de 2015. María Alejandra Morales, sec. I. 6-5-15. V. 8-5-15 4407 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 32 a cargo del Dr. Eduardo Alejandro Caruso, Secretaría Unica interinamente a mi cargo, sita en Av. Inmigrantes 1950 Piso 1, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cita y emplaza a herederos y acreedores del causante OSCAR HECTOR SOSA por el término de treinta días a fin de hacer valer sus derechos. Publíquese por el término de tres días. Buenos Aires, abril 23 de 2015. Marisa V. Mazzeo, sec. int. I. 5-5-15. V. 7-5-15 4402 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 104, sito en la calle Talcahuano 490, 1º piso, de esta ciudad, cita y emplaza por 30 días a herederos y acreedores de JULIAN BERNABE SAWYER. Publíquese por tres días en el diario El Derecho. Buenos Aires, 27 de abril de 2015. Hernán L. Coda, sec. I. 5-5-15. V. 7-5-15 Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: José Panfili Tel./Fax (0221) 155770480 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842 Mendoza, San Juan, San Luis: José Graffigna Tel. (0261) 1534849616 / S. S. Jujuy: Librería Universitaria Tel./Fax (0388) 4237963 / San Miguel de Tucumán: Bibliotex Tel. (0381) 4217089 Noreste: Jorge Thea Tel. (011) 1564660335 / Patagonia: Nelson Ramírez Tel. (011) 1564629553 4403 Buenos Aires, miércoles 6 de mayo de 2015 Nº 13.721 AÑO LIII Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978) Propietario Universitas S.R.L. Cuit 30-50015162-1 Tucumán 1436/38 (1050) Capital Federal Redacción y Administración: Tel. / Fax: 4371-2004 (líneas rotativas) D i a r i o d e J u r i s p r u d e n c i a debe ser legítima, lo que se podría justificar, por ejemplo, mediante un contrato de cesión de créditos o de compraventa (fs. 67). Considera inaplicables al caso las normas de la ley de cheques que fueron citadas por la magistrada de grado, brindando diversos argumentos en respaldo de su postura (fs. 68/69). En cuanto a la mora sostuvo que debe considerarse la falta de acreditación de la carta documento allegada por la actora, así como también que en el caso resulta inaplicable el art. 38 de la ley de cheques, pues es necesaria la interpelación al deudor (fs. 69/70). El referido memorial fue contestado por la parte contraria (fs. 72/74 vta.), tras lo cual se elevaron los autos a esta alzada (fs. 76/77). Habiéndose cumplimentado los pasos procesales de rigor y practicado el sorteo de ley, se encuentran estos obrados en condiciones de ser examinados para el dictado de la presente sentencia (fs. 81/83). VI. La cuestión de autos presenta ribetes diferentes a las que abordé en otros precedentes, donde los cheques ejecutados se habían librado a la orden de terceros (causa nº 54.236, “Marotta”, sentencia del 1º de junio de 2010; causa nº 54.665, “Messineo”, sentencia del 30 de noviembre de 2010). En efecto, tal como lo puse de resalto en el apartado I, los cheques objeto de autos fueron librados por la demandada al portador, esto es, sin indicación de beneficiario, siendo esta circunstancia de particular interés para la resolución del sub examine. Establece el art. 6 de la ley 24.452 que el cheque puede ser extendido a favor de una persona determinada, a favor de una persona determinada con la cláusula “no a la orden”, o al portador (sin indicación de beneficiario). De esta manera, la ley regula tres distintas formas o medios de emisión o libramiento del cheque, y cada uno de estos modos determina una forma diferente de transmisión del mismo. Pues bien, en el caso de autos se está ante cheques que fueron librados al portador sin indicación del beneficiario del título, y en este supuesto el cheque se transmite por la simple entrega, conforme lo establece –con absoluta claridad– el art. 12, último párrafo, de la mencionada ley 24.452 (conf. Alonso y Gotlieb, en Código de Comercio comentado y anotado, Rouillon director, Alonso coordinador, tomo V, págs. 418 y 422). Por lo demás, en nada altera lo antedicho la circunstancia de que al dorso de los cheques consten endosos efectuados por terceros, ya que el cheque al portador que es endosado continúa siendo al portador, por lo que la legitimación activa se funda en la simple tenencia del documento sin que funcione la presunción del art. 17 de la ley de cheques (conf. Alonso y Gotlieb, ob. cit., tomo V, pág. 423). Los autores citados en el párrafo anterior destacan la importancia que presenta el modo del libramiento del cheque, conforme al sistema establecido en el art. 12 de la ley 24.452. Y así precisan que “el cheque librado a favor de persona determinada será transmisible por endoso; el cheque a favor de persona determinada pero con cláusula ‘no a la orden’ solamente podrá ser transmitido mediante cesión de créditos; y el cheque al portador es transmisible por la simple entrega” (ob. cit. tomo V, pág. 436; lo destacado me pertenece). Y al ocuparse de la circulación con efectos cambiarios, señalan estos mismos autores: “El cheque puede circular con efectos cambiarios mediante el endoso, o por la simple entrega o tradición. Estos modos de circulación son medios típicos del derecho cambiario e invisten a quien recibe el documento de la calidad de tenedor legitimado, lo cual implica que éste puede exigir el cumplimiento de la declaración cartular o transmitir el título, legitimando a su vez al adquirente. El título de crédito –cheque en nuestro caso– permite el ejercicio del derecho que tiene incorporado, a quien lo tenga en su poder, entendiéndose por tenencia legitimada la situación de hecho de un sujeto respecto de una cosa que tiene incorporado un derecho crediticio ambulatorio. La tenencia legitimada se integra por un poder de hecho sobre el documento, que debe haber llegado a manos del sujeto de acuerdo con las reglas fijadas para la circulación del título de que se trate, y la buena fe. Esta tenencia legitimada faculta al tenedor de buena fe a exigir el y D o c t r i n a cumplimiento de la declaración o a disponer del derecho, sin necesidad de probar la existencia ni la titularidad del crédito” (ob. cit. tomo V, pág. 437; lo destacado en negrita corresponde al suscripto). Tal como ya lo puse de resalto, conforme a lo dispuesto en el art. 18 de la ley 24.452, el cheque tiene, en principio, el régimen de circulación previsto por el librador. Un endoso puesto en un cheque al portador no influye en el modo de transmisión del documento, que continúa legitimando al tenedor que lo ha recibido por la simple entrega. El tenedor podrá cobrar el cheque y ejercer las acciones emergentes del título, y el banco paga bien si lo hace al tenedor, aunque no integre la cadena de endosos (conf. Giraldi, Ley de cheque, pág. 132). Dicho en otras palabras, el tenedor del cheque al portador, para ser considerado portador legítimo, debe acreditar su legitimación real, esto es, poseer el título y exteriorizar esa posesión. Ello bastaría no sólo para efectivizarlo ante el banco girado, sino también para demandar judicialmente su cobro (conf. Gómez Leo, cobro de un cheque librado al portador, La Ley 1987-A, 47; Alonso y Gotlieb, ob. cit. tomo V, pág. 466). Insisto en lo que vengo sosteniendo con relación a los endosos de terceros que se observan en los cheques motivo de autos. El endoso puesto en un cheque librado al portador ha sido calificado como un endoso atípico, puesto que produciría efectos traslativo y vinculante, pero no influiría en la legitimación del portador del título que sigue siendo una legitimación real y anónima. La jurisprudencia ha convalidado lo expuesto en numerosos pronunciamientos, indicando que el cheque librado al portador que es endosado sigue siendo al portador, por lo que la legitimación formal se funda en la simple tenencia del documento sin que funcione la presunción de legitimidad de quien justifica su derecho por una serie ininterrumpida de endosos. El tenedor del cheque al portador sigue estando legitimado para accionar por su cobro contra el librador, aun cuando no hubiera puesto su firma como endosante, o como tomador del cheque llenando el blanco, ya que está legitimado por el solo hecho de ser tenedor del mismo. En suma, tratándose de un cheque emitido sin indicación de beneficiario, y posteriormente endosado en blanco, la transmisión se puede efectuar por simple entrega manual, lo que confiere suficiente legitimación a quien lo recibe, resultando en tal sentido irrelevante que no haya quedado constancia alguna en el papel. Conforme a ello, quien se halle en poder del título y accione en base al mismo se encuentra legitimado, aun cuando no figure en la cadena de endosos (Alonso y Gotlieb, ob. cit. tomo V, págs. 468 y 469, con cita de variada doctrina y jurisprudencia). Las consideraciones precedentes son suficientes para desestimar los agravios de la ejecutada apelante, al carecer de toda relevancia que los cheques hayan sido o no depositados por el actor, o que no haya quedado en claro cuál fue la posición que ocupó el actor en la circulación de los títulos. Tal como ya lo puse de relieve lo verdaderamente decisivo es que el actor es tenedor de los cheques, y esta circunstancia permite considerarlo tenedor legitimado de los mismos, con plenas facultades para accionar contra el obligado al pago (arts. 6 inciso 3, 11, 12, 14, 15, 17, 18 y ccs. de la ley 24.452; art. 542 inciso 4 del Código Procesal). VII. Habiendo quedado dilucidada la cuestión central traída a esta alzada, cabe ocuparse ahora del planteo del apelante relativo a la fecha de mora, la cual, como se dijo, fue fijada por la juzgadora en el momento de la constancia bancaria del rechazo de los cheques ejecutados (fs. 53 vta.). En apoyo de su postura aduce el recurrente que la parte actora allegó a los autos la carta documento que luce a fs. 12/13, fechada el día 6 de diciembre de 2013, habiendo señalado en su demanda que mediante este envío postal se acreditaba la mora de la demandada. Destaca el apelante que en autos no se acreditó la recepción de esta carta documento y asevera que por esta circunstancia no se encuentra en mora; poniendo de relieve la inaplicabilidad del art. 38 de la ley de cheques y la necesidad de que medie interpelación (fs. 69/70). e-mail: [email protected] • www.elderecho.com.ar ­COLUMNA LEGISLATIVA Legislación Nacional Resolución 6 de abril 28 de 2015 (IGJ) - Sociedades comerciales. Registración de sociedades inac­ tivas. Formulario. Inscripción. Cumplimiento de las obligaciones. Baja del registro (B.O. 29-4-15). Próximamente en nuestros boletines EDLA. El precepto legal escogido por la a quo es el pertinente para definir lo relativo a la mora, habiéndose señalado que “la ley confiere a la constancia del girado la fuerza probatoria de un acta notarial de protesto, dejando al tenedor legitimado en condiciones de ejercer la acción cambiaria, inclusive por la vía ejecutiva, sin necesidad de previo reconocimiento de firma y colocando en mora automática a todos los obligados de regreso” (conf. Zunino, Régimen de cheques ley 24.452, Textos Legales Astrea, 3ª edición, pág. 136). O sea que mediando una norma legal que establece el régimen de mora automática en el supuesto que nos ocupa, ninguna relevancia presentan las vicisitudes acaecidas con respecto a la carta documento obrante a fs. 12/13, ya que en el caso no es necesaria la interpelación (art. 38 ley 24.452; art. 509 del Código Civil). Por tal razón, también cabe desestimar esta parcela del memorial recursivo. Finalmente, deviene inaudible la pretensión de que se revise la condena en costas impuesta en la anterior instancia (fs. 70 in fine), puesto que la regla objetiva del vencimiento indica que las costas deben imponerse en ambas instancias a la ejecutada vencida (arts. 58 y 556 del Cód. Proc.). En virtud de las consideraciones hasta aquí expuestas, propicio la confirmación de la sentencia apelada de fs. 52/54, en todo lo que ha sido materia de agravio. En cuanto al pedido de aplicación de lo dispuesto en el segundo párrafo del art. 549 del Código Procesal, formulado por el actor a fs. 50 vta., cabe señalar que el mismo no fue abordado en la sentencia apelada y no ha mediado agravio del interesado; razón por la cual esta alzada no se encuentra habilitada para examinar la cuestión (art. 273 del Cód. Proc.). Así lo voto. A la misma cuestión, los Dres. Galdós y Longobardi adhieren al voto precedente, votando en igual sentido por los mismos fundamentos. A la segunda cuestión, el Señor Juez Dr. Peralta Reyes, dijo: Atento a lo que resulta del tratamiento de la cuestión anterior, se resuelve confirmar la sentencia apelada de fs. 52/54, en todo lo que ha sido materia de agravio, imponiéndose las costas de alzada a la ejecutada vencida en el trámite recursivo (arts. 68 y 556 del Cód. Proc.). Difiérese la regulación de honorarios para su oportunidad (arts. 31 y 51 del dec. ley 8.904/77). Así lo voto. A la misma cuestión, los Dres. Galdós y Longobardi adhieren al voto precedente, votando en igual sentido por los mismos fundamentos. Autos y Vistos: Considerando: Por todo lo expuesto, atento lo acordado al tratar las cuestiones anteriores, demás fundamentos del acuerdo, citas legales, doctrina y jurisprudencia referenciada, y lo dispuesto por los arts. 266 y 267 y concs. del C.P.C.C., se resuelve: confirmar la sentencia apelada de fs. 52/54, en todo lo que ha sido materia de agravio, imponiéndose las costas de alzada a la ejecutada vencida en el trámite recursivo (arts. 68 y 556 del Cód. Proc.). Difiérese la regulación de honorarios para su oportunidad (arts. 31 y 51 del dec. ley 8904/77). Regístrese. Notifíquese por Secretaría y devuélvase. – Víctor M. Peralta Reyes. – Jorge M. Galdós. – María I. Longobardi (Sec.: Marcos F. García Etchegoyen).