FALIERO, Johanna Caterina Congreso de Derecho Privado para estudiantes y jóvenes graduados “REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL” 1 y 2 de noviembre – Salón Azul -Facultad de Derecho (UBA) COMISIÓN Comisión Contratos Civiles y Comerciales: Diego Zentner / Miguel De Lorenzo. Aula: 385 Fecha: (A definir) Talleres de discusión y presentación de ponencias. Jueves 1 de Noviembre 12:00 – 14:00 hs. Viernes 2 de Noviembre 10:30 hs en adelante. TEMA ELEGIDO Contratos Civiles y Comerciales 3. Derechos fundamentales, dignidad humana y contrato. TÍTULO DE LA PONENCIA “El trato digno del paciente y la disposición sobre su propio cuerpo.” AUTORA Johanna Caterina FALIERO - Pág. 1 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina ABSTRACT En el siguiente trabajo se han estudiado y analizado la conveniencia, aciertos y desaciertos del Proyecto de Reforma al Código Civil, con respecto al trato digno del paciente y la disposición sobre su propio cuerpo. Se concluye que las valoraciones impuestas por la nueva codificación a los derechos sobre el cuerpo humano que autorizan su disposición, resultan restrictivas de la autonomía individual, su libertad y por lo tanto contrarias al respeto por la dignidad del ser humano. Mientras que resulta positiva y productiva la introducción del reconocimiento explícito de los derechos de la personalidad humana, la recurrente introducción del limitativo Ley/moral/buenas costumbres contraría los avances que se intentan, y el espíritu humanista y respetuoso que proclama la novedosa codificación. La redacción que principia desde la prohibición en cuanto al derecho a la disposición sobre el propio cuerpo resulta inadecuada, al mismo tiempo que la vaguedad y permisividad de una de las excepciones al consentimiento informado atentan contra la libertad, autonomía y dignidad del ser humano. Los límites establecidos en la posibilidad de declaración de abusividad de cláusulas contractuales, atenta insuperablemente contra la dignidad humana. Por todo lo cual se insta finalmente a la reflexión y revisión conceptual de estos artículos, sugiriendo su modificación en miras a procurar un genuino respeto por la dignidad humana y el derecho del paciente a disponer de su propio cuerpo. Resumen Datos Personales Johanna Caterina FALIERO Email: [email protected] Tel. Móvil: 15 4410 7777 Abogada – Diploma de Honor – Segunda Escolta Bandera Nacional Orientaciones en Derecho Privado y Derecho Empresarial, Egreso Fecha: 04/07/2011 Libro Gral. de Grados n°206 Folio 72 n°14022. Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Doctoranda en el Área de Derecho Civil. Resolución (CD) N°1440/12.Resolución (CD) N°1617/12. Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Ayudante de Segunda por Concurso (Contratos Civiles y Comerciales – Cátedra Weingarten): Derechos del Consumidor (Cátedra Ghersi Lovece), Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. - Pág. 2 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina TEXTO PONENCIA Introducción Este trabajo de análisis se enfocará primordialmente en comprender los lineamientos del respeto por la dignidad del paciente en la disposición sobre su propio cuerpo, que plantea la reforma al Código, y la incorporación de estas temáticas a su texto normativo, lo cual resulta novedoso. Intentaré, aunque breve y superficialmente, estudiar su conveniencia, aciertos y desatinos, para así plantar puntos álgidos que disparen a la reflexión en este asunto de trascendencia fundamental: el respeto de la dignidad del paciente en su derecho de disposición de su propio cuerpo, buscando resolver qué entendemos por estos conceptos y si este nuevo código consigue su tutela en los términos que merecen estos derechos personalísimos. Desarrollo Comenzaré partiendo desde el Art. 17 “Derechos sobre el cuerpo humano” del Proyecto (Capítulo 4 “Derechos y Bienes”), puesto que el paciente es el sujeto que padece corporalmente, ya sea en su físico o en su psiquis – la cual integra a su vez su cuerpo, y por lo tanto ejerce derechos sobre su propio cuerpo, cuando en su impotencia acude a la atención médica procurando resolver las especiales circunstancias que lo aquejan, cualquiera fuere la valoración que se pudiere hacer de las mismas. El Art. 17 dice: “Artículo 17.- Derechos sobre el cuerpo humano. Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social, y solo pueden ser disponibles por su titular cuando se configure alguno de esos valores y según lo dispongan leyes especiales.” Los fundamentos del Proyecto dicen al respecto “…Se admite, pues, la categoría de objeto de derechos que no tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social. Es preferible esta enumeración que es limitativa del concepto, a una enunciación negativa (“bienes que no tienen un valor económico” o “extrapatrimoniales”). El valor configura un elemento de la tipicidad de la noción de bien y está calificado porque es afectivo (representa algún interés no patrimonial para su titular), terapéutico (tiene un valor para la curación de enfermedades), científico (tiene valor para la experimentación), humanitario (tiene valor para el conjunto de la humanidad), social (tiene valor para el conjunto de la sociedad). En todos los casos se trata de valores que califican la noción de bien como un elemento de tipicidad. En cuanto a los caracteres, hay demasiada variedad, lo que hace necesario remitir a la legislación especial la regulación de cada uno de los casos.” Me atrevo a decir que, si bien es preciso y resulta inobjetable la precisión primera respecto de los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes debido a que cualquier valoración económica daría lugar a abusos desalmados producto de las desiguales situaciones socio-económicas-culturales de los sujetos, la precisión segunda respecto de los valores (afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social) que permiten su - Pág. 3 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina disponibilidad por parte de su titular cuando se configuren y según lo disponga una ley especial, resulta a mi entender, restrictivo de la autonomía del individuo. El ser humano es el único capaz en determinar su disponibilidad, y no debiera la ley, determinar “valores”, ya que esto atenta contra su autonomía. Sin autonomía, no hay libertad, y sin libertad, la dignidad del ser humano no es más que una utopía irrealizable. El derecho que tiene el paciente a la disposición sobre su propio cuerpo, es un derecho personalísimo de operatividad relativa, porque requiere infranqueablemente de la cooperación del médico para su efectivización. Si añadimos a esta última realidad relacional colaborativa, los valores que debiera tener y caracteres que por ley se asigne a cada caso en particular, el derecho personalísimo a la disposición sobre el propio cuerpo se vería limitado, y por lo tanto e indefectiblemente, la dignidad del paciente se vería violentada. Cuando no es respetada la dignidad como cualidad intrínseca del ser humano, se ocasiona en el paciente un daño espiritual que debe ser reparado, ya sea en especie o dinerariamente, aunque siempre de modo paliativo. Sigue el proyecto en el Capítulo 3, titulado “Derechos y actos personalísimos”, del Libro Primero, Parte General Título I – Persona humana, en su Art. 511 declarando la inviolabilidad de la persona humana y el derecho en cualquier circunstancia, al reconocimiento y respeto de su dignidad, y continúa el Art. 52 diciendo “Artículo 52.Afectaciones a la dignidad. La persona humana lesionada en su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos, conforme a lo dispuesto en el Libro Tercero, Titulo V, Capitulo 1.”. En lo que respecta a la disposición de derechos personalísimos el Art. 55 fija que “Artículo 55.- Disposición de derechos personalísimos. El consentimiento para la disposición de los derechos personalísimos es admitido si no es contrario a la ley, la moral o las buenas costumbres. Este consentimiento no se presume, es de interpretación restrictiva, y libremente revocable.”, lo cual se colige con lo establecido en el Art. Subsiguiente. El Art. 56 reza: “Artículo 56.- Actos de disposición sobre el propio cuerpo. Están prohibidos los actos de disposición del propio cuerpo que ocasionen una disminución permanente de su integridad o resulten contrarios a la ley, la moral o las buenas costumbres, excepto que sean requeridos para el mejoramiento de la salud de la persona, y excepcionalmente de otra persona, de conformidad a lo dispuesto en el ordenamiento jurídico. -La ablación de órganos para ser implantados en otras personas se rige por la legislación especial. -El consentimiento para los actos no comprendidos en la prohibición establecida en el primer párrafo no puede ser suplido, y es libremente revocable.”. 1 Artículo 51.- Inviolabilidad de la persona humana. La persona humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al reconocimiento y respeto de su dignidad. - Pág. 4 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina Y dicen al respecto, en lo pertinente, los fundamentos de la reforma que “…Se incorpora un régimen sistemático de los derechos de la personalidad, largamente reclamado por la doctrina argentina; a ese fin se ha tomado en consideración la incorporación a la Constitución del derecho supranacional de derechos humanos, cuya reglamentación infraconstitucional debe tener lugar en el Código Civil. El Capítulo se abre con una declaración acerca de la dignidad de la persona humana y se reconocen explícitamente los derechos a la intimidad, honor, imagen e identidad. Se regula el derecho a la disposición del propio cuerpo con limitaciones fundadas en principios bioéticos. …”. Estoy plenamente de acuerdo con el reconocimiento explícito de los derechos de la personalidad humana, esto resulta un avance innegable en materia de derechos humanos, en particular el reconocimiento del respeto por la dignidad de la persona humana. El derecho a la dignidad es un complemento fundamental del proyecto de vida de la persona humana2, y por lo tanto, es innegable que su reconocimiento expreso es un progreso. No obstante, la recurrente e incesante introducción e invocación del anquilosado latiguillo, de que no resulte su disposición contraria “a la ley, la moral o las buenas costumbres”, nos vuelve a situar en un ámbito restrictivo que contraría el espíritu humanista que entiendo, han querido darle a este nuevo código. Lo cual, se agrava aún con mayor severidad, en lo referente a los actos de disposición del propio cuerpo, con el carácter prohibitivo de la redacción del Art. 56. El derecho personalísimo a la disposición del propio cuerpo es un derecho complejo, que se puede abordar desde diferentes aspectos: desde y para sí mismo de la persona que lo ejerce; desde si frente a un derecho u obligación de otro – donde encontramos una contraposición de derechos; desde sí como un acto de donación solidaria y desde la disposición comercial del cuerpo.3 Partiendo de la premisa de que conforme al Art. 17, “Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor económico…”, el último aspecto queda descartado en su análisis. Por lo cual me explicaré escuetamente los restantes, para así concentrarme en el primero de los aspectos mencionados y su relación con la dignidad humana. La faceta de disposición del propio cuerpo desde si frente a un derecho de otro, se resuelve por vía de la aplicación de los principios generales del derecho, la ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos, estos no resultan absolutos en cuanto puedan colisionar con otros derechos, y deberán ser ejercidos regularmente conforme a la finalidad para la que fueron concebidos. 2 GHERSI, Carlos A., WEINGARTEN, Celia: Tratado del Derecho a la Salud. Tomo I. Capítulo 4 “El derecho a la salud como derecho personalísimo” Por Carlos A. Ghersi. 1ª Edición. Buenos Aires, La Ley, 2012. P.92. 3 GHERSI, Carlos A., WEINGARTEN, Celia: Tratado del Derecho a la Salud. Tomo I. Capítulo 4 “El derecho a la salud como derecho personalísimo” Por Carlos A. Ghersi. 1ª Edición. Buenos Aires, La Ley, 2012. P.95. - Pág. 5 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina La disposición del propio cuerpo frente a una obligación de otro, cuando esta disposición colisiona con la obligación de otro sujeto, se resuelve por vía de la primacía cualitativa de un derecho sobre otro. Debe respetarse y priorizarse la voluntad de aquel que dispone de su cuerpo por sobre el deber u obligación de otro, ya que por la naturaleza de los derechos en juego resulta inasequible prescindir de la voluntad de aquel que dispone de su cuerpo, la cual debe primar ante todo y resulta insustituible. La ablación de órganos es un acto de disposición del propio cuerpo hacia otro con carácter solidario y humanista, que se rige por la legislación especial, Ley 24193 – texto actualizado, a la cual el Art. 56 se refiere. Retrocediendo al primer aspecto, eje fundamental de este trabajo, el derecho a la disposición sobre el propio cuerpo desde sí y para sí mismo de la persona humana que lo ejerce, se resume en la facultad de la libre determinación sobre su propio cuerpo, en la realización de actos que exclusiva y únicamente le afectan a sí mismo. Es por todo ello, que en este último aspecto, donde la disposición únicamente atañe y concierne a quien la ejerce sobre sí, el funcionamiento de este derecho debe ser absoluto, y su relativización resultaría retrógrada. El ser humano debe tener derecho a decidir la disposición sobre su propio cuerpo, aún cuando de ella no resulte un mejoramiento en su salud o la de otra persona, incluso cuando se ocasione una disminución permanente a su integridad o resulte contraria a la “ley, moral o las buenas costumbres”. El ser humano realiza su paso por la vida inexorablemente en el “vehículo” de su cuerpo, y es por ello que la libertad que debe gozar sobre el mismo y su disposición deben ser absolutas e irrestrictas. Ninguna acción, decisión o disposición que pueda efectuar sobre su cuerpo pueden ser vistas como antagónicas de la dignidad humana, para lo cual deba restringírselas, ni perturbadoras del orden social, para lo cual el Estado deba fijar límites. El Estado no puede ni debe por medio de sus leyes restringir la libertad de disposición sobre el propio cuerpo, ya que no es concebible la idea de “abuso” del derecho a disponer sobre el propio cuerpo, porque la experiencia y situación del propio cuerpo es personalísima, única, subjetiva, y nadie puede jamás relevar al sujeto de la situación que lo aqueja, en el estado actual de la ciencia. Como tampoco puede el derecho a la disposición sobre el propio cuerpo, ser sometido a las leyes morales, que son valores instaurados socialmente por los grupos dominantes que determinan el paradigma prevalente de cada época, que tienen vigencia espacial y temporal limitada y finita, y que varían en cada sociedad y época histórica. Me opongo firmemente a la ficta complejidad que la vaguedad anacrónica de estos conceptos le imprime al “derecho de disposición sobre el propio cuerpo”, el que sin duda debiera ser absoluto, depurado de la intervención de la moral, la religión, la economía, la política, y sólo regulado por cada persona de manera individual, pues toda limitación en contrario redundaría en la inobservancia del respeto por la dignidad humana. - Pág. 6 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina A su vez, me atemoriza y consterna la amplitud de una precisión introducida por el Art. 59 del Proyecto, el cual por su vaguedad adolece de un potencial ofensivo a la dignidad del ser humano y al derecho de disposición sobre su propio cuerpo. En su texto, el Art. 594 del Proyecto reitera en su primera parte el Art. 5º de la vigente Ley 26529, a saber la definición del consentimiento informado. Y luego dice “…Nadie puede ser sometido a exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento, excepto disposición legal en contrario. …”, lo cual puede relacionarse ingenua y simplemente con lo que le sigue en lo referente a la situación del paciente que no se encuentra en condiciones para expresar su voluntad al tiempo de la atención médica o no lo ha hecho con anterioridad. No obstante, a mi entender, la amplitud y vaguedad de dicha redacción, excede la correctitud de las excepciones del Art. 9º de la Ley vigente de Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud, la que menciona acertadamente, que el profesional de la salud quedará eximido de requerir el consentimiento informado en caso que mediare grave peligro para la salud pública, o una situación de emergencia con grave peligro para la salud o vida del paciente, y este no pudiera dar el consentimiento por sí o a través de sus representantes legales. Es más, la reciente reglamentación de esta norma - Decreto 1089/2012 - establece en referencia al Inc. A) del artículo antes citado, que “…El grave peligro para la Salud Pública… deberá estar declarado por la Autoridad Sanitaria correspondiente…” Y que “…Ante tal situación, la negativa a un tratamiento o diagnóstico puede dar lugar a la pérdida de beneficios o derechos o a la imposición de algunos tratamientos o diagnósticos coactivamente, conforme a las legislaciones vigentes. …”. La redacción del Proyecto únicamente refiere a la prescindencia del consentimiento informado de la persona, si una disposición legal así lo determina, y no lo restringe a la existencia de grave peligro para la salud pública. A su vez, no lo constriñe a exámenes o diagnóstico y tratamientos clínicos, sino que también incluye aquellos quirúrgicos. 4 Artículo 59.- Consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud. El consentimiento informado para actos medicos e investigaciones en salud es la declaracion de voluntad expresada por el paciente, emitida luego de recibir información clara, precisa y adecuada, respecto a: a) su estado de salud; b) el procedimiento propuesto, con especificacion de los objetivos perseguidos; c) los beneficios esperados del procedimiento; d) los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles; e) la especificacion de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relacion con el procedimiento propuesto; f) las consecuencias previsibles de la no realizacion del procedimiento propuesto o de los alternativos especificados; g) en caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando se encuentre en estado terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situacion, el derecho a rechazar procedimientos quirurgicos, de hidratacion, alimentacion, de reanimacion artificial o al retiro de medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relacion a las perspectivas de mejoria, o produzcan sufrimiento desmesurado, o tengan por unico efecto la prolongacion en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incurable; h) el derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atencion de su enfermedad o padecimiento.- Nadie puede ser sometido a examenes o tratamientos clinicos o quirurgicos sin su consentimiento, excepto disposicion legal en contrario.-Si el paciente no esta en condiciones fisicas o psiquicas para expresar su voluntad al tiempo de la atencion medica ni la ha expresado anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el representante legal, el conyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompane al paciente. En ausencia de todos ellos, el medico puede prescindir del consentimiento si su actuacion es urgente y tiene por objeto evitar un mal grave al paciente. - Pág. 7 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina Nuestra humanidad ya ha transitado caminos históricos atroces, de los que quiero creer ha aprendido y ha dejado juiciosamente atrás, como para volver a introducir en textos normativos modernos, frases, que aún en el marco intelectual de un análisis doctrinario, nos remitan imaginariamente a esos tiempos decadentes donde la dignidad no era más que una palabra. Prosiguiendo con las temáticas nucleares comentadas, el Art. 1004 – Capítulo 5º Objeto, del Título II – Contratos en General, del Libro Tercero – Derechos Personales, se condensan ambas tres en lo que define el Proyecto como Objetos Prohibidos de la contratación, el cual dice: “Artículo 1004.- Objetos prohibidos. No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden publico, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17 y 56.”. Como podemos ver, la primera parte se asemeja al régimen vigente. El Art. 1167 de nuestro código actual (Capítulo III - Del Objeto de los contratos, Título I – De los contratos en general, Sección Tercera – De las obligaciones que nacen en los contratos), dice “Art. 1.167. Lo dispuesto sobre los objetos de los actos jurídicos y de las obligaciones que se contrajeren, rige respecto a los contratos, y las prestaciones que no pueden ser el objeto de los actos jurídicos, no pueden serlo de los contratos.”. Lo cual remite al Art. 953 (Título II – De los actos jurídicos, Sección Segunda - De los hechos y actos jurídicos que producen la adquisición, modificación, transferencia o extinción de los derechos y obligaciones), el que dice de modo similar a lo que reza el Proyecto “Art. 953. El objeto de los actos jurídicos deben ser cosas que estén en el comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohibido que sean objeto de algún acto jurídico, o hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que perjudiquen los derechos de un tercero. Los actos jurídicos que no sean conformes a esta disposición, son nulos como si no tuviesen objeto.”. No obstante, en lo que respecta a la precisión que efectúa el Proyecto relativa a los contratos que “…tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano” a los cuales se aplicará el régimen de los “artículos 17 y 56.”, efectúo idéntica crítica a la desarrollada oportunamente al analizar previamente dichos artículos, la que entiendo aplica en el caso de la contratación. Para finalizar, resta intentar comprender que se entiende por trato digno del paciente, corolario del derecho personalísimo al respeto por la dignidad humana, su tratamiento actual, y futuro conforme a la reforma que se aproxima. El derecho al respeto de la dignidad humana es un derecho implícito en nuestra Constitución Nacional, Art. 33, y explícitamente reconocido a partir de la incorporación del plexo de tratados de derechos humanos, en el Art. 75 Inc. 22. La Declaración Universal de Derecho Humanos dice entre otras cosas, en su Art. 1, que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”. El hombre está dotado de una dignidad intrínseca, puesto que todo ser humano es fin en si mismo y resulta único e insustituible. La dignidad es una condición inherente a la - Pág. 8 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina personalidad humana, es una característica propia y connatural de su humanidad. La dignidad sólo puede hacerse efectiva y desplegarse con libertad. El paciente, al encontrarse en una particular situación de vulnerabilidad, no posee el grado de libertad y autonomía que debiera por las circunstancias especiales en las que se encuentran, por todo lo cual a falta de su natural libertad, debe intensificarse su tutela como sujeto vulnerable, para asegurar el respeto por su dignidad. La génesis de esta relación médico-paciente es de por si asimétrica, puesto que se encuadra en un desnivel funcional que persiste más allá del correcto ejercicio de todos los derechos y obligaciones que la rigen de manera específica y genérica. El paciente concurre al médico (potencia) en la búsqueda de una respuesta a la misma (impotencia). Y en estas condiciones nace la RMP, en el marco de la confianza, carácter que surge ya sea por inclinación genuina o por inercia vital, al paciente inexperto no le restan más medios que confiar. En el régimen vigente de la Ley 26529, el Art. 2 establece - entre los derechos esenciales - en la relación entre el paciente y el o los profesionales de la salud, el o los agentes del seguro de salud, y cualquier efector de que se trate, el derecho del paciente al “Trato digno y respetuoso.”, el que especifica “El paciente tiene el derecho a que los agentes del sistema de salud intervinientes, le otorguen un trato digno, con respeto a sus convicciones personales y morales, principalmente las relacionadas con sus condiciones socioculturales, de género, de pudor y a su intimidad, cualquiera sea el padecimiento que presente, y se haga extensivo a los familiares o acompañantes”. Las condiciones de asimetría, debilidad y racionalidad limitada que adolece el paciente por su condición, lo colocan en una situación equiparable al sujeto consumidor, y por lo tanto, resultarían aplicables los principios que en la materia fija la Ley 24240 (modif. Ley 26361) en aquellos casos en los que aplique su régimen (relación de consumo y paciente-consumidor), y en aquellos excluidos por el párrafo 2º del Art. 2º de la misma norma, por aplicación analógica y conexidad temática, ya que entiendo, la dignidad es una cualidad única que no puede fragmentarse según el ámbito de aplicación. Dice de este modo el Art. 8º bis, de la norma antes referida, en lo concerniente: “Articulo 8º Bis: Trato digno. Prácticas abusivas. Los proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general debidamente fundadas….”. El Proyecto, por su parte, establece en su Art. 1097 el concepto de trato digno y los parámetros de su respeto, en la Sección 1ª – Prácticas abusivas, del Capítulo 2 – Formación del Consentimiento, Título III – Contratos de Consumo, Libro Tercero – Derechos personales, el cual formula “Artículo 1097.- Trato digno. Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a los consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios generales que surgen de los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben abstenerse de - Pág. 9 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.”. Todo lo nombrado resulta a mi entender un acierto, los consumidores y los pacientes como consumidores deben tener derecho a una atención y trato dignos, y que dicha dignidad sea respetada conforme los criterios generales que surgen de los tratados de derechos humanos, cuya concepción de dignidad ya he referido anteriormente, es correcto. Sumado ello a lo que establece el Art. 1098 del Proyecto respecto de la obligación de los proveedores de dar un trato equitativo y no discriminatorio a los consumidores, encontramos un sólido andamiaje para la tutela del respeto por la dignidad del paciente como consumidor. Sin perjuicio de ello, a medida que nos adentramos en el articulado del mismo Título del proyecto, enfrentamos una severa incongruencia en el régimen de cláusulas abusivas, a partir de una limitación que este Proyecto propone. Por medio de la definición genérica que nos brinda la reglamentación de la Ley 24240, Decreto 1798/94, Articulo 37, definimos como “…términos o cláusulas abusivas las que afecten inequitativamente al consumidor o usuario en el cotejo entre los derechos y obligaciones de ambas partes.” Toda cláusula o práctica abusiva, causa un trato indigno hacia el paciente como consumidor, y cuando esto sucede se viola el principio general de confianza que debe reinar en esa relación de consumo, lo cual habilita la reparación del daño moral autónomo por su simple incorporación. El Art. 1121, del Capítulo 4 – Cláusulas abusivas, del mismo Título, reza: “Artículo 1121.- Límites. No pueden ser declaradas abusivas: a) las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado; b) las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas legales imperativas.”. El Inciso a) del artículo aludido, puede sin dudas suscitar en la práctica situaciones inequitativas y por ende, configurarse en tratos indignos hacia el paciente-consumidor. No se me ocurre una situación más inequitativa que una relación desproporcionada entre el precio y el bien o servicio procurado, lo cual resulta en un trato indudablemente indigno para el paciente-consumidor, en el marco del análisis desarrollado. El Inciso b) a su vez, origina un interrogante, a saber: porqué habría de solicitarse la declaración de abusividad de una cláusula que reproduzca una disposición vigente en un tratado internacional o norma legal imperativa, si estas fueren constitucionales y acordes al respeto por la dignidad humana. No concebimos en nuestra buena fe que un tratado internacional o norma legal imperativa, tenga una teleología de abuso, no obstante, la realidad dista de ser esta idealización. Bien puede el Proyecto sembrar las bases para que a futuro, de firmarse un tratado internacional, del tipo que fuere (Ej.: comercial), o de sancionarse una norma legal imperativa, estos resultaren de algún modo perjudiciales para el consumidor y/o paciente-consumidor, este no pudiere solicitar la declaración de su abusividad. - Pág. 10 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina Conclusión El derecho a la salud es, luego del derecho a la vida el presupuesto de su ejercicio, y requisito para el disfrute de todo otro derecho humano, lo cual brinda el marco necesario para que la persona, pueda vivir una vida digna. El Proyecto plantea un avance en el reconocimiento de derechos que antes nuestro Código Civil no contenía, tales como: el Art. 17: Derechos sobre el cuerpo humano, Art. 51: Inviolabilidad de la persona humana, Art. 52: Afectaciones a la dignidad; Art. 55: Disposición de derechos personalísimos; Art. 56: Actos de disposición sobre el propio cuerpo; Art. 59: Consentimiento informado; Art. 1097. Trato Digno; Art. 1098: Trato equitativo y no discriminatorio; mencionados a lo largo de este trabajo. Empero dicho esfuerzo, encuentro desatinos en este novedoso texto normativo, inconsistentes con los fundamentos y el espíritu de su escritura, estado actual de la legislación, realidad y necesidad social. La precisión que el Proyecto realiza respecto de los valores que habilitan la disponibilidad de los derechos sobre el cuerpo humano, integrada a la redacción prohibitiva del Art. 56, y la vaguedad del extracto mencionado del Art. 59, son desaciertos que a mi profundo entender, debieran ser corregidos, porque atentan contra la dignidad y libertad del ser humano, y en particular y con mayor gravedad, del paciente como sujeto minusválido en el acto de disposición sobre su propio cuerpo. A su vez, la recurrencia en la utilización de la “moral y buenas costumbres” bien podría haber sido dejada de lado y superada, si realmente se intencionaba la realización de un código único en su modernidad. En lo que respecta a los contratos, su objeto, en particular – en aquellos de consumo, refiriendo a las obligaciones de brindar un trato digno, equitativo y no discriminatorio, es positiva y fructífera su incorporación al código. Sin embargo, un artículo como el Art. 1121, pone en duda la inocencia y teleología final y velada del sistema. Deberemos ser pacientes y aguardar, al precioso momento en el que la sociedad se encuentre con este cambio súbito y total normativo, para ver su reacción y la adaptación recíproca que atravesarán juntos en la búsqueda de una armonía que intente, más no logre, conciliar y resolver los intereses de ambas partes. - Pág. 11 de 12 - FALIERO, Johanna Caterina Bibliografía • GHERSI, Carlos A.:“Daño a la persona y al patrimonio”. 1ª Edición. Rosario. Nova Tesis Editorial Jurídica, Año 2011. II “El derecho a la salud y el daño a los pacientes” – “El paciente, la salud, y la dignidad. Sobre el derecho al trato digno del paciente en la ley 26529. Págs. 239-253. • GHERSI, Carlos A., WEINGARTEN, Celia: Tratado del Derecho a la Salud. Tomo II. Capítulos 8 “La obligación de trato digno y equitativo” Por Celia Weingarten y Carlos A. Ghersi, Pág. 97; y 9 “Las prácticas abusivas como violación de los derechos de los pacientes” Por Celia Weingarten. 1ª Edición. Buenos Aires, La Ley, 2012. • GHERSI, Carlos A., WEINGARTEN, Celia: Tratado del Derecho a la Salud. Tomo I. Capítulo 4 “El derecho a la salud como derecho personalísimo” Por Carlos A. Ghersi, Pág. 65 a 106. 1ª Edición. Buenos Aires, La Ley, 2012. • L.24240 – texto actualizado. • L.26529 – texto actualizado. • Decreto 1089/2012. • Decreto 1798/1994. • Código Civil de la Nación Argentina. • Texto del Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación. • Fundamentos del Proyecto. - Pág. 12 de 12 -