Editorial La salud, responsa',ilidod mutuo del Estado fI de la población DR. RENALDO GUZMÁN OROZCO· La evolución de nuestro país durante los últimos cincuenta años, consecuencia de la lucha por hacer realidad los ideales de justicia social, ha hecho recorrer a México un significativo trecho del camino hacia la liberación de un pasado incierto y la consolidación de un presente en plena expansión. El desarrollo del país no es ya una ilusión, sino proceso de incontenible avance cuyos beneficios han modificado el nivel de vida y, por tanto, las condiciones de salud de sectores cada vez más amplios de la población. El esfuerzo del Estado por crear una infraestructura de salud congruente con su política de beneficio social, ha hecho posible poner al servicio de la población los resultados del avan· ce de la ciencia, con el propósito de satisfacer la creciente demanda de servicios, buscar cambios en las actitudes incompatibles con la vida sana y lograr modificaciones del ambiente para hacerlo menos hostil. Las condiciones epidemiológicas resultantes del mejoramiento del nivel de vida y la acción continuada de los programas de salud, han disminuido los índices de algunas enfermedades que tradicionalmente mermaron la salud de la población. La erradicación de la viruela; el abatimiento del paludismo, la dif• Subsecretario de Salubridad. 325 teria y la tos ferina; la disminución notable de muertes por tuberculo~is, por tifo y por poliomielitis, han influido para abatir la mortalidad general que en 1930 era de 26.6 por cada mil habitantes, hasta 9.9 en esta década. Empero, otros padecimientos en cuya génesis quedan involucrados complejos problemas ambientales y socioeconómicos, como la desnutrición, las diarreas, las neumonías, los accidentes, siguen constituyendo un reto a la eficiencia de nuestros programas. La disminucián de la mortalidad general ha contribuido a que la esperanza de vida se haya elevado a 61.3 años para los hombres y 63.3 para las mujeres. La prolongación en la expectativa de vida ha incrementado la proporción de ancianos y, con ello, la oportunidad de padecer enfermedades como consecuencia de exposiciones prolongadas a los riesgos de la vida moderna ~ y de la declinación orgánica y funcional del hombre. :::C; Este panorama de transición donde coexisten condiciones de pobreza, ignorancia e insalubridad con problemas de salud característicos del México moderno, en franca industrialización, sometido a las presiones de un crecimiento demográfico acelerado y de migraciones internas hacia el atrayente medio urbano, hace difícil atender íntegramente problemas tan variados sin la colaboración decidida de la comunidad. Sin ella, la satisfacción de las crecientes demandas de salud requeriría recursos superiores a las posibilidades del país. De aquí la trascendencia de la política sanitaria actual, para convertir el cuidado de la salud en una responsabüidad mutua del Estado y de la población. Es indispensable esta participación para que los esfuerzos desarrollados por el Estado no pierdan eficacia, al encontrarse una población sin conciencia de su responsabilidad individual y social en el cuidado de la salud. De otra manera se retrasarían los programas de la Secretaría en el área rural y en algunas zonas urbanas con grandes carencias; la extensión de la seguridad social al campo como en el Estado de Yucatán; la protección de los trabajadores al servicio del Estado y la de otros sectores de la población. Fomentar la acción individual y de grupos interesados en el bienestar colectivo, utilizar mejor a los profesionales, técnicos, auxiliares y voluntarios, cuya preparación es impostergable, creará un verdadero ejército para la salud. Multiplicará los esfuerzos y facilitará que las actividades preventivas y de asistencia médica continúen extendiéndose; lo mismo a quienes disfrutan de una economía equilibrada como a aquellos sectores de la po326 SALUD PÚBLICA DE MEXICO blación con bajo poder adquisitivo. Preocupación fundamental es la protección de quienes no alcanzan a pagar con sus recursos las exigencias de un cuidado satisfactorio de su salud. Los constantes avances científicos y técnicos de las disciplinas para la salud implican aumento creciente de costos, especialmente en la asistencia médica, originado por el encarecimiento constante del material y el equipo y por la necesidad de contar con recursos humanos capacitados. Cumplir con tales propósitos es un proceso lento. En su avance ha de participar decididamente la población, con actitudes que aseguren el óptimo aprovechamiento de nuestros programas de salud. La experiencia reciente obtenida en la campaña contra la poliomielitis ha demostrado la eficacia de los recursos y la cooperación con que contribuye la comunidad. Esta participación debe comprender dos aspectos claramente definidos: Uno de ellos es la protección de los niños. Los niños no pueden decir qué cuidados convienen a su salud. Dependen íntegramente del sentido de responsabilidad paterna para obtener los beneficios de los programas de vacunación, de vigilancia periódica de su crecimiento y desarrollo, así como de adquisición de hábitos higiénicos que normarán posteriormente su vida. El otro, igualmente importante, es la participación de la juventud y de los adultos en la conservación de la salud; no sólo con criterio personal, sino considerando que la apatía para cumplir las reglas de higiene y de vigilancia de su salud afecta el bienestar y la productividad de su comunidad y del pais. En México, como en el resto del mundo, las enfermedades transmisibles que representaron las principales causas de muerte, están siendo sustituidas por los problemas cardiovasculares, las neoplasias y las enfermedades metabólicas, todas ellas características de la edad adulta; lo que hace que quienes comparten la responsabilidad de velar por la salud de la población en todo el mundo, mediten sobre las condiciones que integran el panorama actual y conformen el que ha de presentarse en un futuro no lejano, que señala cuál será el nuevo horizonte de los problemas de la salud, en el que ha de trocarse el tributo al subdesarrollo por el tributo al progreso. La necesidad de prestar atención al futuro sin descuidar el presente ha motivado un planteamiento nuevo en los programas de salud, a fin de poder anticiparnos a los problemas que se avecinan. Es un acierto fomentar la expansión de los servicios de asistencia médica y, crear un organismo específico, la Subsecre327 taría de Mejoramiento del Ambiente, para evitar que se convierta en una realidad trágica la amenaza de la contaminación del aire, del agua y del suelo. Las metas de los programas de salud que tenemos en desarrollo, son congruentes con los principios de una política distributiva de los beneficios que el trabajo del pueblo ha generado. Conuiene recordar lo que en alguna ocasión proclamara el maestro Alejandro Celis: "Debemos luchar para que desaparezca la patología de la pobreza". Si son injustas las diferencias en cuanto a oportunidades económicas y educacionales, resulta inadmisible cualquier desigualdad en el campo de la salud; donde no deben existir privilegios ni sectores olvidados, ya que la salud es un derecho indiscutible del hombre, 328