CEPAL - Comisión Económica para América Latina y el Caribe Santiago, 5 de junio de 2003 Seminario “Mujer, Envejecimiento y Género” Sesión inaugural. Palabras de bienvenida María Nieves Rico Oficial de Asuntos Sociales Unidad Mujer y Desarrollo Seminario "Mujer, Envejecimiento y Género" 5 de junio de 2003, Sede de la CEPAL, Sala 2 Sesión Inaugural. Palabras de bienvenida María Nieves Rico Oficial de Asuntos Sociales Unidad Mujer y Desarrollo. CEPAL En primer lugar quiero dar la bienvenida a la CEPAL a: Cecilia Pérez Díaz, Ministra Directora del Servicio Nacional de la Mujer − Cecilia Leiva Montenegro, Rectora de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano − Sr. Manuel Pereira López, Director del Servicio Nacional del Adulto Mayor − Sr. Lucio Díaz Dumenez, Secretario de Coordinación Regional Red TIEMPOS. - y a todas las personas presentes en este Seminario − Para la CEPAL y específicamente para la Unidad Mujer y Desarrollo es un agrado auspiciar este Seminario denominado “Mujer, envejecimiento y género” organizado por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, el que se inscribe en un proyecto que el Programa de Género de esta Universidad está iniciando, destinado a contar con una línea de investigación y de acción sobre envejecimiento y género en Chile. Nuestro interés en formar parte de esta iniciativa responde a que tanto el envejecimiento como las políticas públicas destinadas a asegurar la igualdad de género son dos preocupaciones importantes para la CEPAL, y tanto en el CELADE como en la Unidad Mujer y Desarrollo se están haciendo esfuerzos significativos para vincular ambos aspectos, tal como ustedes podrán apreciar con las exposiciones de nuestros colegas Flavia Marco y José Miguel Guzmán. Este Seminario tiene por objetivos revisar las construcciones sociales sobre el envejecimiento y sus consecuencias en términos de discriminación contra las mujeres mayores, y pretende dar cuenta de las formas en que las mujeres están socialmente determinadas desde edades tempranas para envejecer en una situación de dependencia económica y emocional. Precisamente respecto a la seguridad económica de las personas adultas mayores, conjuntamente con los estudios demográficos, se centran los aportes de la CEPAL al Seminario. El Plan de Acción adoptado por la Conferencia Mundial de Envejecimiento, realizada en Madrid el año pasado, destaca que hay en el mundo un número sobresaliente de mujeres adultas mayores en comparación con los hombres y que esta diferencia se incrementará, planteando que las políticas dirigidas a las mujeres deberían ser una prioridad, y enfatizando en la necesidad de reconocer los efectos diferenciados que tiene el envejecimiento para hombres y mujeres. La vinculación entre el envejecimiento y las relaciones de género tienen una importante base demográfica que no se puede obviar. Como resultado de la baja de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida, los países de América Latina y el Caribe atraviesan por distintas etapas de transición demográfica, pero todos ellos están envejeciendo y entre los viejos las mujeres son la mayoría. El promedio para la región muestra índices de feminidad de 111 para el tramo de 60 a 64 años y de 145 para el de 80 años y más. Por ejemplo en Argentina para el año 2000 el índice de feminidad de la población entre 60 y 64 años fue de 115, mientras que se eleva a 200 en la población de 80 años y más. En este país, la población de más de 65 años alcanza casi al 10% de la población total, y las mujeres conforman el 57% de las personas de más de 60 años. Mientras que en Chile los índices feminidad son de 114 para el tramo de 60 a 64 años y 188 para el de 80 años y más. Aquí la población mayor de 60 años constituye el 11% de la población total y entre los viejos el 57% son mujeres. Pero además de este peso demográfico, la vejez encierra múltiples cambios que por falta de una respuesta social adecuada se transforman en problemas, a la vez que se reproducen, y en ciertos casos se acentúan, ciertas desigualdades entre hombres y mujeres, lo que conduce a analizar el envejecimiento con una perspectiva de género si realmente se quiere enfrentar estos problemas y desigualdades. Entre ellos, la Unidad Mujer y Desarrollo se ha centrado específicamente en los problemas relacionados con la falta de seguridad económica y ha llevado a cabo el proyecto regional “Impacto de género de la reforma de pensiones en América Latina” donde se han analizado específicamente los sistemas de pensiones de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile y El Salvador y sus efectos sobre la calidad de vida de las mujeres adultas mayores y las inequidades de género. Según nuestro enfoque, la seguridad económica de las personas adultas mayores debe ser abordada desde una perspectiva de derechos y de ciudadanía, asimismo debe ser vista como una etapa crucial de la autonomía económica de las mujeres. Los ingresos en la vejez pueden provenir del trabajo o de transferencias familiares, pero deberían provenir de los sistemas previsionales para realmente garantizar tanto la autonomía económica como una serie de derechos que se derivan de ella, tales como el derecho a la alimentación y a una nutrición adecuada, a la salud, al esparcimiento y a la integración social. El proyecto llevado a cabo en la Unidad Mujer y Desarrollo de la CEPAL ha mostrado ampliamente que los sistemas previsionales no son neutros en términos de género y que existen una serie de prejuicios y estereotipos en su formulación y prestaciones, e importantes sesgos de género en las normas, reglamentos e instituciones. En consecuencia, las mujeres de la región tienen más posibilidades de caer bajo la línea de pobreza dado que están sobre representadas entre las personas adultas mayores que no cuentan con una pensión, y enfrentan obstáculos para alcanzar una mejor calidad de vida. Parte de los efectos diferenciales de género sobre el envejecimiento están dados porque las mujeres tienen menos posibilidades de acceder a las pensiones en tanto que han estado tradicionalmente más desvinculadas del mercado de trabajo. Aunque en la actualidad esta tendencia se está revirtiendo, la inserción laboral femenina tiene particularidades que dificultan su acceso y permanencia en el sistema previsional. Un ejemplo de estas particularidades es que el monto de sus prestaciones es inferior al de los hombres debido a que sus ingresos son también inferiores y la brecha salarial sigue siendo uno de los grandes desafíos para superar la discriminación de género en el ámbito económico. Esto se ve potenciado en aquellos sistemas que son de capitalización individual, donde es notable que la mayor esperanza de vida femenina se convierte en una desventaja para las mujeres debido a las fórmulas de cálculo de pensiones. Por ejemplo en Chile, según la Encuesta CASEN de 2000- el 61% de las mujeres ocupadas se encuentra cotizando, pero hay que recordar que del total de mujeres sólo el 39.3 % son económicamente activas y por lo tanto potenciales destinatarias del sistema previsional. En Bolivia tan solo el 10 % de las mujeres de más de 60 tienen derecho a pensión, mientras que en Colombia hasta el 2001 sólo el 22% de la población de más de 60 años estaba pensionada. En El Salvador las mujeres conforman el 44% del total de afiliados y se recalca que se trata de afiliadas y no cotizantes activas, por lo tanto nada garantiza que lleguen a reunir la densidad de cotizaciones requerida para acceder a una pensión. De hecho, de los actuales perceptores de jubilación por vejez 306 son hombres y tan sólo 59 mujeres. Estas cifras tan reducidas se deben a que el sistema de pensiones vigente en El Salvador es relativamente nuevo. Por otra parte, los estudios realizados evidencian que las reformas de pensiones no han logrado la ampliación de la cobertura, en ninguno de los países del proyecto, excepto en Bolivia. La información disponible permite aseverar que las mujeres son la mayoría entre las personas adultas mayores y sin embargo son la minoría de los titulares de las prestaciones previsionales de vejez. La propuesta interagencial de Naciones Unidas para el seguimiento de la Asamblea Mundial de envejecimiento destaca que la seguridad económica y la calidad de vida de las personas adultas mayores se debe construir desde edades tempranas. En este marco, en la CEPAL creemos que los temas del envejecimiento y la equidad de género no pueden aislarse de aquellos que afectan a otras etapas del ciclo de vida, y en este sentido no sólo se debe considerar la calidad de la inserción en el mercado laboral, sino también el trabajo doméstico no remunerado llevado a cabo por las mujeres, y la necesidad de plantear políticas públicas que aseguren que las personas inactivas accedan al sistema previsional en su calidad de ciudadanas. Esto tiene varias implicancias. En primer lugar se presta atención tanto al acceso y mantenimiento de las personas en edades jóvenes a los sistemas previsionales, como a la cobertura de éstos respecto de las personas adultas mayores. En segundo lugar, se reivindica el estatus ciudadano como origen del derecho a las pensiones y a la seguridad económica. Con el proyecto se pretende contribuir a promover la equidad de género en los sistemas de pensiones, y así asegurar que las mujeres se beneficien del desarrollo al que constantemente contribuyen. Estos aspectos representan también dos medidas claramente explicitadas por el Plan de Acción de Envejecimiento. Por otra parte, los hallazgos de los estudios conducen a proponer explorar nuevas combinaciones público - privadas tanto para el acceso como para el financiamiento de los sistemas de pensiones, así como el establecimiento de pensiones mínimas. También se propone recuperar una visión de seguridad social basada en los principios de universalidad, solidaridad y eficiencia. Para ello, se sugiere establecer tablas de mortalidad unisex para el cálculo de las pensiones y establecer formas de compensación en el cálculo de años de cotización exigidos, así como homologar la edad de jubilación de forma gradual. Además de los aspectos económicos, esperamos que este Seminario constituya un aporte para esclarecer los efectos diferenciados del envejecimiento sobre las mujeres y los hombres en las distintas dimensiones que serán abordadas. Finalmente, quisiera reiterar una vez más la bienvenida a la CEPAL y manifestarles que están en su casa.