Revista Dental de Chile 2015; 106 (3) 29-34 Trabajo de Investigación “Estudio de prevalencia de signos y síntomas de trastornos temporomandibulares, asociados a mordida cruzada presente en niños con dentición temporal y/o mixta primera fase”. Autores: 1 Bárbara Méndez Monsalves. Tesis para optar al título de Cirujano - Dentista Diciembre 2010. Facultad Odontología, Universidad Andrés Bello. Cátedra Ortodoncia y Ortopedia Dentomaxilar. 1 “Prevalence study signs and symptoms of temporomandibular disorders, crossbite associates with this in children with temporary teeth and/or mixed phase”. Resumen Se examinaron previa calibración según protocolo RDC/TMD a 121 niños entre 2-8 años en dentición temporal y/o mixta 1º fase de establecimientos de la comuna de Providencia y San Joaquín en Santiago de Chile, con el objetivo de estimar prevalencia de signos y síntomas de afecciones temporomandibulares asociadas a ADM (mordida cruzada), encontrándose un 23,96% de niños con evidencias de TTM de los cuales un 39,13% corresponde a saltos articulares, 30,43% limitación de apertura. El análisis de los resultados evidencia que la relación de ambas variables no indica presencia de enfermedad sino que representa mayor riesgo a desarrollar algún tipo de TTM, siendo fundamental el diagnóstico correcto a modo de prevenir, interceptar o corregir la mordida cruzada. Palabras claves: Anomalías dentomaxilares, mordida cruzada, trastornos temporomandibulares. Summary Operators with previous calibration examined by RDC / TMD protocol 121 children between 2-8 years in primary teeth and / or mixed phase 1 of establishments in the district of Providencia and San Joaquin in Santiago, Chile, in order to estimate prevalence of signs and symptoms of temporomandibular disorders associated with ADM (crossbite), being one 23.96% of children with TTM evidence of which 39.13% were joint jumps 30.43% limited opening. Analysis of the results shows that the relationships between variables does not indicate the presence of disease but represents greater risk of developing some form of TMD, the correct way to prevent, intercept or correct the crossbite diagnosis being fundamental. Key words: Dentomaxilary anomalies, crossbite, temporomandibular disorders. Introducción La articulación temporomandibular (ATM), los maxilares y los dientes constituyen una unidad funcional y armónica en equilibrio, en la que cualquier alteración puede traer como consecuencia la ruptura del mismo, manifestándose un conjunto de signos y síntomas, conocidos como Trastornos Temporomandibulares (TTM). La prevalencia de los TTM es elevada en individuos de entre 15 y 40 años de edad(36) (60% de la población mundial). Pese a que los desórdenes funcionales pueden estar presentes en niños y adolescentes, la presencia en niños con dentición temporal ha sido pobremente estudiada(21). Los signos y síntomas aparecen con frecuencia asociados a anomalías dentomaxilares, más específicamente a mordida cruzada. Es por ello que a lo largo de la historia, se ha tratado de identificar los posibles efectos nocivos de las maloclusiones a temprana edad. Es así como, el propósito de este trabajo se centra en detectar la prevalencia de signos y síntomas de Trastornos Temporomandibulares (TTM), en niños con mordida cruzada en dentición temporal y mixta primera fase. observado en el examen clínico, fue registrado en una ficha diseñada especialmente para el presente estudio, registrando datos como: presencia y tipos de mordida cruzada, signos y/o síntomas de TTM como dolor, ruido, salto articular, etc. También se determinó trayectoria y desviación de la línea media durante la apertura mandibular, presencia de mialgias, cefalea y rangos de apertura bucal. En lo que respecta al tema muscular, se realizó una evaluación registrando sintomatología dolorosa a la palpación en músculos extraorales y manipulación funcional para grupos intraorales. Junto con la aplicación de la ficha clínica, se entregó una encuesta a los padres, destinada a pesquisar principalmente experiencias previas de dolor y/o disfunción del sistema estomatognático del niño. Los individuos fueron divididos en: 1) Grupo Estudio: Niños que presenten mordida cruzada; y 2) Grupo Control: niños y niñas que no presenten mordida cruzada. Material y método Estudio descriptivo, de tipo transversal Casos y Controles. Método: Se examinaron 121 niños con dentición temporal y mixta primera fase, que no hayan sido sometidos ni se encuentren en tratamiento de ortopedia u ortodoncia, pertenecientes a dos establecimientos educacionales de las comunas de Providencia y San Joaquín, Región Metropolitana. Se realizó un examen clínico por un operador previamente calibrado, basado en las pautas específicas del protocolo RDC/TMD(18). Lo Análisis de los Resultados: Los datos fueron tabulados en formato Excel y analizados mediante Revista Dental de Chile 2015; 106(3) 29 la observación de las frecuencias de cada variable, la aplicación del test t-student para determinar si existen diferencias significativas entre las variables cuantitativas, el test exacto de Fisher para verificar la posible asociación entre mordida cruzada y la presencia de signos y síntomas de TTM, y el cálculo odds-ratio que determina la razón de probabilidad. grupo estudio se presenta un mayor porcentaje que en grupo control 30,43% y 0,82% respectivamente, existiendo una asociación estadísticamente significativa entre esta variable y la presencia de mordida cruzada. La frecuencia de casos de individuos que presentan limitación funcional al realizar movimientos protrusivos, donde aparecen valores de 24,79% en relación a la muestra total en contraste a un 75,2% de individuos que no presentan dicha limitación. En cuanto al análisis de su presencia en ambos grupos, cabe señalar que en el grupo estudio se presenta en un 30,43% de los casos y un 23,46% en el grupo control. En esta variable, no existe asociación estadísticamente significativa en su relación con la presencia de mordida cruzada. -El tipo de interferencia más frecuente ocurre en el lado de trabajo derecho (10,74%), seguido de cerca por la interferencia en protrusiva y en el lado de trabajo izquierdo (9,91% y de 9,09%) respectivamente. Al analizar la distribución de estas Resultados I) DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA: Las edades de la muestra varían entre 3 a 8 años de edad (promedio de 5 años-5 meses). En cuanto a la distribución por género un 57,85% corresponden a hombres, mientras que un 42,14% corresponden a mujeres, no existiendo diferencia significativa en edad entre géneros (p>0,05). El grupo estudio (23 casos- 19%) presenta una edad promedio de 6 años ± 1.4, y el grupo control (98 casos -80,99%) 5,2 ±1,4 años. Los individuos pertenecientes al grupo estudio muestran un 78,26% de mordida cruzada posterior unilateral, un 17,39% mordida cruzada posterior bilateral, mientras que sólo un 4,34% corresponden a mordida cruzada posterior monodentaria. La distribución de la mordida cruzada unilateral se encuentra mayormente concentrada en su forma funcional, con un 47,82%, mientras que en la mordida cruzada bilateral, 3,30% corresponden a compresiones esquelética. Un 52,89% de los casos muestra una trayectoria mandibular de apertura sinuosa. Con respecto al análisis de este tipo de trayectoria en ambos grupos muestrales, cabe destacar que en el caso del grupo estudio, los valores porcentuales son mucho mayores en relación al grupo control (78,26% y 46,93%) respectivamente. Existe una asociación estadísticamente significativa entre ambas variables. Tabla I. Frecuencia de Sintomatología de TTM en la Población Total y los Grupos Muestrales. II) RESULTADOS SIGNOS Y SINTOMAS DE TTM: 29 niños (23,96%) presentan algún tipo de sintomatología indicativa de TTM; en contraste a esto, 96 niños (76,03%) no presentan sintomatología. En ambos grupos, la frecuencia de signos y síntomas de TTM es baja existiendo una mayor prevalencia de sintomatología de TTM en pacientes con mordida cruzada, sin embargo esta diferencia no resultó ser estadísticamente significativa. Los resultados específicos para cada signo y síntoma registrado, se presentan a continuación: La frecuencia de saltos fue de 39,13 % en la muestra estudio en comparación a un 17,34% de la muestra control. Esta variable se asocia estadísticamente con la presencia de mordida cruzada en cualquiera de sus formas. G.CONTROL TOTAL 7(30,43%) 22(22,44%) 29 Sin 16(69,56%) 76(77,5%) 92 23 98 121 Sig 0,425 Tabla II. Distribución según tipos de Ruidos Articulares. TIPOS DE RUIDOS CLICK EN APERTURA MUESTRA ESTUDIO MUESTRA CONTROL TOTAL 13,04% 2,04% 5 (4,13%) CLICK EN CIERRE 8,69% 1,02% 3 (2,47%) CLICK RECIPROCO 8,69% 1,02% 3 (2,47%) Tabla III. Presencia de Salto Articular. SALTO GRUPO ESTUDIO GRUPO CONTROL TOTAL SI 9 (39,13%) 17 (17,34%) 26 (21,48%) NO 14 (60,86%) 81 (82,65%) 95 (78,51%) 23 (100%) 98 (100%) 121(100%) TOTAL Sig. P Fisher 0,044 Tabla IV. Presencia de Limitación de Apertura bucal y su distribución en los grupos muestrales. LIMITACION GRUPO ESTUDIO GRUPO CONTROL TOTAL SI 7 (30,43%) 1 (0,82%) 8 (6,61%) NO 16 (69,56%) 97 (98,97%) 113 (93,38%) 23 (100%) 98 121 TOTAL Sig. P Fisher 0,000 Tabla IV. Trayectoria Sinuosa y su Representación en ambos grupos. La limitación funcional de la apertura bucal es poco frecuente (6,61%). En cuanto a su distribución en los grupos muestrales, cabe señalar que en el 30 G.ESTUDIO Total Del total de 121 niños, el 9% presenta algún tipo de ruido articular, la frecuencia de ruidos aparece en un 30,43% del grupo estudio; mientras que el grupo control presenta una baja prevalencia, presentándose en un 4,08% de los casos, (p<0,05). El porcentaje más elevado lo tienen aquellos ruidos que revestirían una menor complejidad de un eventual cuadro patológico (“Click”), siendo el click en apertura el más frecuente. No se observó otros tipos de ruidos que podrían reflejar alteraciones temporomandibulares que implican un mayor daño: (Popping y Crepitaciones). TTM Con Revista Dental de Chile 2015; 106(3) TRAYECTORIA SINUOSA GRUPO ESTUDIO GRUPO CONTROL SI 18 (78,26%) 46 (46,93) NO 5 (21,73%) 52 (53,06%) TOTAL 23 (100%) 98 (100%) TOTAL Sig 64 (52,89%) 57 (47,10%) 0,006 121 (100%) en los grupos estudio y control, se puede establecer que la mayor frecuencia está representada por la interferencia en protrusión, manifestada en el grupo estudio con un 34,78% de los casos; siendo ésta la única en tener una asociación estadísticamente significativa con la presencia de mordida cruzada. -Los diferentes tipos de hábitos disfuncionales en la población infantil en estudio, así se observa que la prevalencia de estos es de un 35,53% en relación a la muestra total, lo cual corresponde a un número de 43 casos positivos; de estos 16 individuos pertenecían al grupo estudio (69,56%). Se puede decir que existe una relación estadísticamente significativa entre los hábitos parafuncionales y la mordida cruzada. clínica funcional de la mordida cruzada se origina por interferencias dentarias, las que obligan a adoptar posiciones mandibulares de acomodo posibilitando así la presencia de dicha anomalía intermaxilar(3), (43), (47), (48), (87), la alta presencia de interferencias tendría también relación con la inmadurez del esquema oclusal que presentan los niños, el cual recién termina su conformación una vez que se cuente con dentición permanente completa(3), (43), (47), (48), (87). Al observar la distribución de la mordida cruzada según el tipo de dentición, se observa que presenta mayor prevalencia en dentición mixta primera fase, tal como fue planteado por Labranque y Col.(44) , posiblemente debido al hecho que en este período se producen los mayores cambios en la dentición. No se observó presencia alguna de dolor articular espontáneo, a la palpación ni durante la apertura bucal máxima tanto en la modalidad asistida como en la no asistida, lo cual concuerda con lo obtenido por diversos autores(67) que establecen que la presencia de sintomatología de TTM generalmente cursa de modo silencioso, enmascarado por los procesos de crecimiento y desarrollo presentes en etapas infantiles. En contraste, se observa que la presencia de dolor articular aumentaría con la edad desenmascarando la real prevalencia de TTM. Respiración bucal y la Interposición Lingual en Reposo, aparecen como los hábitos disfuncionales. Discusión La mordida cruzada se presentó en un 19% de los casos, siendo mayor a lo encontrado por Gutiérrez y Col.(87) en el 2006 (6,5%) y Thilander y Col.(88) en 1984 (9,6%), quienes estudiaron muestras de 337 y de 1.046 niños respectivamente. Así mismo, los resultados muestran, que la presencia de mordida cruzada tendría una mayor prevalencia en el grupo de niños de entre 6 a 8 años, y una mayor frecuencia en la población masculina, aunque ambos hallazgos no son estadísticamente significativos (p>0,05). Estas cifras difieren a las reportadas por: Helm(94) 14,1% en la población femenina en contraste a un 9,4% en la población masculina; esta diferencia podría ser explicada por la mayor cantidad de hombres presentes en la muestra total del presente estudio. Sin embargo, no existe diferencia significativa (p>0,05) en la distribución por sexo entre los grupos estudio y control. De las mordidas cruzadas, el 78,26% presentó mordida cruzada posterior unilateral y 17,39% mordida cruzada posterior bilateral, lo cual fue similar a lo encontrado por Labranque y Col. (44) y Keski-Nisula y Col(91) en que un 82,35% y un 86,4% correspondieron a mordida cruzada unilateral respectivamente. Esta mayor frecuencia estaría fundamentada por el carácter multifactorial de dicha anomalía, junto a la diversidad de formas en que puede presentarse: dentaria, esquelética y funcional, versus el carácter principalmente genético, y al factor crecimiento relacionado con la mordida cruzada bilateral. En cuanto a la mordida cruzada mono o uni dentaria, se encontró una baja prevalencia (4,34%), lo cual difiere en gran medida con la mayoría de los estudios epidemiológicos disponibles(42), que muestran que una simple desviación del eje eruptivo es capaz de provocarla, lo que explicaría su mayor frecuencia. La mayor parte de las mordidas cruzadas unilaterales reportadas corresponden a aquellas de origen funcional (47,82%), lo cual coincide con la alta frecuencia de interferencias dentarias encontradas 52,17% en la muestra, siendo más frecuente la interferencia en protrusiva (34,78%). De esta manera, se ha podido establecer que la variable “interferencia” se asocia a la presencia de mordida cruzada, de manera que un niño con mordida cruzada tendría un riesgo 2,47 veces mayor de manifestar interferencias dentarias. Esta relación se fundamentaría en que la forma La presencia de signos y síntomas relacionados con TTM llega a un 23,96% en contraste a la población infantil sana que alcanza un 76,06%. Estas cifras presentan divergencias respecto a diversos estudios publicados por otros autores: Tecco y Col(1) reportaron un valor aproximado de 35,6% de signos y un 60% que representaba a los síntomas clínicos, siendo estas más prevalentes en la población femenina; es así como también Arroyo(76) encontró que un 46,8% de su muestra presentaban sintomatología de TTM, siendo los ruidos articulares y la cefalea los signos y síntomas más prevalentes respectivamente; estas variaciones pueden ser atribuidas a errores inter e intra examinadores, metodología diagnóstica aplicada, tipo y número de muestra, etc. En el grupo estudio un 30,43% presentó algún tipo de sintomatología indicativa de TTM, en contraste a un 22,44% en el grupo control, pese a ello, no se logra establecer una relación estadísticamente significativa; dado que en términos generales en ambos grupos muestrales se reportó signos y/o síntomas de TTM en un porcentaje no menor. Por otro lado, estudios epidemiológicos(67) revelan que la presencia de TTM es un tema controversial, haciendo énfasis en que tales desórdenes se pueden originar en forma muy temprana en las etapas de crecimiento y desarrollo cráneofacial, presentando altos porcentajes de signos y no así de síntomas, lo cual hace que estos sean muy susceptibles a pasar desapercibidos si a ello se suma la falta de un examen clínico integral. Corroborando esta arista, cabe señalar que estos resultados encontrados concuerdan con los reportados por Tecco y Col. (1) , que muestran una mayor prevalencia de signos y síntomas de TTM en relación a la presencia de mordida cruzada. De los signos clínicos más relevantes por ser el de mayor prevalencia en este estudio, se encuentran los ruidos articulares (30,43%) en el grupo estudio, mientras que en el grupo control se presenta sólo en un 9% de los casos. Esta evidencia permite establecer la existencia de una asociación entre la presencia de ruido articular y mordida cruzada, de manera que un niño con mordida cruzada tendría 10,28 veces mayor riesgo de presentar ruidos articulares. Esto difiere a lo encontrado por Tecco y Col.(1), el cual reporta que el signo clínico más prevalente corresponde al bruxismo con un 12,4% seguido del dolor (síntoma) miofascial con un 7,5% en su población total, signos que también aparece como más prevalentes en el grupo que presentaba mordida cruzada. En contraste a Tecco y Col.(1) , Campos y Col.(3) reportan datos similares al presente estudio en cuanto a prevalencia de ruidos articulares; ellos citan que los chasquidos y ruidos articulares son los signos más comunes y frecuentes. Así mismo Williamson(27) y Aguirre(2) reportaron que el 35% de los niños estudiados en rangos etarios similares a los investigados en el presente estudio tenían algún tipo de chasquido o ruido articular. Mientras que Thilander(88), señala que la mayoría de los estudios disponibles muestran la alta prevalencia de signos clínicos en niños no así de síntomas, dado que los niños no los reportarían de manera fidedigna. Thilander(88) señala además que, los ruidos articulares son signos comunes de encontrar en la población infantil con TTM, y que estos estarían relacionados a eventos intracapsulares producto de las variaciones morfológicas internas. Tal como revelaron los resultados obtenidos en este estudio, los sonidos articulares se presentaron generalmente sin otros signos o síntomas de TTM asociados. La presencia de salto articular como signo clínico indicativo de algún tipo de TTM presentó una mayor prevalencia en el grupo estudio (39,13%) Revista Dental de Chile 2015; 106(3) 31 en comparación al grupo control (17,34%). Esto permite establecer una asociación estadísticamente significativa, de manera que los pacientes con mordida cruzada presentarían un riesgo 3,06 veces mayor de manifestar salto articular. Con respecto a la limitación de la función mandibular, se obtuvo una alta frecuencia de limitación en la apertura bucal (30,43%) en la muestra estudio, existiendo una asociación significativa (p<0,05), pudiéndose establecer un riesgo 42,43 veces mayor de presentar limitación de la apertura en un niño con mordida cruzada en contraste a uno sin esta anomalía. Estas cifras fueron coincidentes con las publicaciones de otros autores: Agerberg(92) y Morawa(93) que encontraron que las limitaciones del movimiento de apertura o cierre junto a casos de traba mandibular (con menor frecuencia), y las desviaciones durante los movimientos mandibulares eran frecuentes con valores similares a los encontrados en el presente estudio: traba mandibular 4,34% y trayectorias sinuosas 78,26% de la muestra estudio, cuyo porcentaje se presentó como el más alto dentro de la categoría de desviaciones mandibulares, pudiendo establecerse una asociación estadísticamente significativa y un riesgo 4 veces mayor de presentarla en los individuos de la muestra estudio. Por otro lado, la trayectoria deflectiva alcanzó valores bajos (4,34%), no observándose asociación estadísticamente significativa en relación a la mordida cruzada. En cuanto a los síntomas encontrados, tal como relata Padamse y Col. en la publicación de Mejia(3), la principal queja de los niños en estudio fue la otalgia o el dolor en el área preauricular, los cuales fueron revelados mediante el cuestionario aplicado a los padres de los individuos en estudio (17,39%). En contraste a esto Rounge, M y Col. en la publicación de Mejia(3), consideró que los síntomas otológicos eran una característica sintomática en relación con los TTM, pero no la principal complicación de los pacientes con este tipo de problemas, llegando a dificultarse el diagnóstico diferencial de estos, ya que se podrían tratar de infecciones u de otro tipo de patologías. En el ámbito muscular, la presencia de sintomatología dolorosa a la palpación presentó cifras estadísticamente similares tanto en la muestra estudio como en la muestra control (8,69% y un 9,18% respectivamente). Dichos valores presentan una baja frecuencia en el contexto general, lo cual fue coincidente con los reportes realizados por otros investigadores: Soto, Hernández y Col.(79) en los cuales el dolor muscular aparece con un 5,2% de casos positivos, referente a dolor durante la palpación de la musculatura perioral y masticatoria. En contraste a ello, Tecco y Col.(1) reportaron que la presencia de sintomatología dolorosa de origen muscular aparecía con valores estadísticamente más elevados, llegando a afirmar que dichos casos eran más prevalentes en la población femenina. Esta diferencia puede deberse a que las herramientas utilizadas para el diagnóstico y registro de dolor muscular fueron muy disímiles a las utilizadas en el presente estudio. Cabe señalar que las cifras más altas registradas corresponden a dolor muscular del grupo muscular cervicales posteriores. Con respecto a los resultados obtenidos en la encuesta aplicada a los padres, se puede establecer que la información más relevante es aquella que muestra una alta frecuencia de malos hábitos orales, tanto en la muestra total como en la muestra estudio, llegando a alcanzar una prevalencia de un 69,56% de individuos en esta última, dato que queda en evidencia tras la exploración clínica y que es corroborado con los resultados obtenidos en la encuesta. Los hábitos disfuncionales más frecuentes fueron: succión en el rango etario de 3 a 5 años y el de interposición en el rango de 6 a 8 años; mientras que el bruxismo como hábito parafuncional de presión aparece manifestado en un 17,39% de los individuos pertenecientes a la muestra estudio al tabular los datos de dicha encuesta. Este último se corresponde con los datos publicados en estudios con respecto al tema: Barbosa y Col.(95) y Pergamalian y Col(96), que asocian al bruxismo con la presencia de TTM, posicionando a este mal hábito como uno de los factores de riesgo dentro de la etiología multifactorial de los TTM; aunque los reportes frente a este tema son todavía poco claros y controversiales, puesto que la asociación entre ambas situaciones (bruxismoTTM) en niños podría deberse a otras causas, como lo es la inmadurez neuromuscular del sistema masticatorio(95),(96), por lo que no es posible establecer una asociación entre este y la presencia de mordida cruzada. Aunque la mayoría de los actuales resultados corresponden con los observados en otros estudios, éste tiene ciertas limitaciones que corresponden a alteraciones provenientes de datos pesquisados con cierto grado de error producto de factores derivados del difícil manejo y aplicación del examen clínico en niños como de variaciones en las encuestas realizadas a los padres. Indistintamente a ello, en términos generales los resultados obtenidos son congruentes con los múltiples hallazgos epidemiológicamente encontrados, pudiendo llegar a la conclusión de que existe una asociación entre la presencia de mordida cruzada y la presencia de algún tipo de sintomatología predisponente a desarrollar algún trastorno temporomandibular, dándose sólo relaciones estadísticamente significativas aisladas de algunos tipos de signos y/o síntomas. Estos hallazgos plantean la necesidad de profundizar el estudio en diversos aspectos y circunstancias, para conocer mejor la interrelación existente entre estos dos trastornos (TTM y ADM), tratando de desarrollar medidas educativas, preventivas e interceptivas tendientes a la disminución del número de casos positivos para ambas patologías. Conclusiones 1.La prevalencia de mordida cruzada encontrada en la muestra total corresponde a un 19%, siendo la mordida cruzada posterior unilateral, de origen funcional, la forma clínica más prevalente, lo cual se atribuiría, a la gran frecuencia de “Interferencias dentarias” que pudiesen, eventualmente, estar llevando a la mandíbula a posiciones de acomodo, manifestándose así esta anomalía. 2.Basado en las evidencias encontradas, se puede establecer una mayor prevalencia de signos y síntomas indicativos de trastornos temporomandibulares en la población infantil con dentición temporal y/o mixta primera fase en presencia de mordida cruzada; aunque sólo se 32 pudo establecer una asociación entre cinco de las variables estudiadas y la presencia de mordida cruzada: Ruidos articulares, salto articular, limitación en apertura bucal, desviación de la trayectoria mandibular (sinuosa) e interferencias dentarias en protrusiva. de manera poco relevante: síntomas de tipo otológicos y dolor muscular (cervicales posteriores). Esta baja frecuencia podría estar fundamentada por la subjetividad de los relatos de los individuos de la muestra debido a la edad de estos, lo cual dificulta su diagnóstico. 3.Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre la presencia de mordida cruzada y la alta frecuencia de hábitos parafuncionales (respiración bucal entre los 3 a 5 años e interposición lingual en reposo entre los 6 a 8 años). 5.Finalmente es importante señalar que si bien, la presencia de los signos y síntomas que resultaron tener una asociación con la mordida cruzada, no implican la presencia de enfermedad, podrían aumentar el riesgo futuro de desarrollar algún tipo de trastorno temporomandibular; por ello es fundamental un correcto diagnóstico que permita prevenir, interceptar o corregir la mordida cruzada. 4.En cuanto a los síntomas clínicos, la presencia de estos no fue significativa, sobresaliendo Revista Dental de Chile 2015; 106(3) Bibliografía 1. 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Depto 1110, Ñuñoa- Santiago Celular: 97869069 e-mail: barbarita_nicole@ hotmail.com