Discurso de Pablo de Unamuno

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DISCURSO D. PABLO UNAMUNO
MEDALLA DE ORO. 11 de Junio de 2011
Ilmo Sr. Alcalde, Miembros de la Corporación y del Jurado que otorga las distinciones del
Exmo Ayuntamiento de Salamanca, distinguidas autoridades académicas y civiles, Sras y Srs,
querida familia
“Al venir, agradecido, a aceptar una medalla de oro que el Ayuntamiento de Salamanca me
confiere, me siento en la obligación de justificar mi aceptación, que es justificarme.”
Pido humildemente perdón a todos los presentes y a Miguel de Unamuno, mi abuelo, por
tergiversar toscamente las palabras con las que inició los agradecimientos al ser nombrado
Ciudadano de Honor de la República en 1935.
Tomo la palabra en nombre de los descendientes de Miguel de Unamuno, como único nieto
residente en Salamanca, para agradecer la concesión de la Medalla de Oro de Salamanca y el
nombramiento de Hijo Adoptivo de la Ciudad. En estos momentos, y como me ha ocurrido en
los últimos 4 años, echo de menos a la otra nieta, mi prima Carmen, Carmina, que vivía
también en la ciudad y con la que compartía la representación de la familia en todos los actos
que se llevaban a cabo en Salamanca.
Los descendientes y supongo que la mayoría de los presentes, nos preguntamos ¿Qué hubiera
dicho Miguel de Unamuno de/y en este acto? Habiendo leído sus intervenciones en actos
similares en las que siempre hacía algún comentario sobre problemas generales del país,
sospecho que hoy habría hecho alguna referencia a la corrupción y al fraude, tan frecuentes
actualmente.
En cualquier caso, como responder a estas preguntas es imposible, he buceado en sus textos
para saber que dijo del acto en si, en circunstancias parecidas.
En 1935 fue nombrado ciudadano de Honor de la República y en esa ocasión dijo, y ahora si
cito textualmente:
“Al venir, agradecido, a aceptar una ciudadanía de honor que la República española me
confiere, me siento en la obligación de justificar mi aceptación, que es justificarme.”
Y esto es precisamente lo que yo voy a pretender: justificar la concesión de la Medalla de Oro y
el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad y la aceptación en nombre de nuestro abuelo.
En 1905 Miguel de Unamuno aceptó la Gran Cruz de Alfonso XII que le impuso el Rey
Alfonso XIII lo que fue criticado en algún sector de la sociedad y a lo que él comentó:
“….lo que me valió las invectivas de los que tienden a monopolizarle a uno sin consentir que dé
paso alguno sin su pase. Pero es que nunca he aceptado disciplina alguna de partido…”
En esta ocasión las distinciones otorgadas a título póstumo han sido con la aquiescencia y
unanimidad de los partidos que componen el Ayuntamiento. El título “Alcalde- Presidente
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Honorario permanente” otorgado por unanimidad el 14 de Abril de 1931, que ha sufrido
diversos avatares bien conocidos, que por mi parte no quiero recordar para no enturbiar este
acto, ha sido restituido, también por unanimidad, hace unos meses.
Pero más que tratar de convencer a Uds de que nuestro abuelo aceptaría esta distinción que hoy
se le concede, prefiero justificar su concesión por parte del Ayuntamiento y de la ciudad de
Salamanca.
Miguel de Unamuno llegó a esta ciudad el 12 de Julio de 1891 y, salvo el paréntesis del
destierro y autoexilio de 1924 a 1930, permaneció en ella hasta el momento de su fallecimiento
el 31 de Diciembre de 1936. A los pocos días de venir a Salamanca, Unamuno escribe a su
amigo, Pedro Múgica, al que le dice
“Salamanca no me disgusta, unos cuantos soberbios edificios rodeados de casuchas tísicas y
callejas anémicas”.
Aunque esa primera descripción que hace de Salamanca, no fue muy elogiosa, no cabe duda
que se sintió íntimamente unido a la ciudad desde el primer momento. Aquí desarrolló por
completo su vida académica, una buena parte de su actividad política y literaria y totalmente su
vida familiar. Todos sus hijos, sus 9 hijos, se criaron en Salamanca.
En palabras del actual Alcalde, D. Alfonso Fernández Mañueco: “La ciudad no se entendería sin
Miguel de Unamuno, ni Unamuno se entendería sin la urbe salmantina”
Hay quien ha llegado más lejos diciendo que Miguel de Unamuno ha contribuido a colocar la
ciudad de Salamanca en el mapa.
Unamuno se sintió atraído muy rápidamente por la ciudad, por la Universidad de Salamanca y
por todos los ciudadanos. Se sintió identificado con los problemas de la ciudad y de sus gentes y
también con los de la provincia y sus gentes. Salamanca y sus campos y, en general, los campos
castellanos tuvieron una influencia importante en Unamuno…a lo que él llamaba “su patria
espiritual”
Sin renunciar a su bochito, sin renunciar a su condición de vasco en ningún momento,
recordemos que uno de los motivos de crispación del 12 de Octubre del 36 fue el ataque contra
vascos y catalanes, digo que sin renunciar a su País Vasco se identifica por completo con
Salamanca, lo que se puede recoger en estas palabras:
“Nací, me crié, me eduqué y viví hasta mis veintisiete años en un puerto, y después me vine a
esta ciudad interior, de la meseta, por donde corre un río que no trae ni lleva más que sus
aguas; pero puedo aseguraros que si allí, en mi nativo Bilbao, se me despertó y aguzó el
sentido de la curiosidad universal, de la inquisitividad -páseseme la palabra- aquí no me ha
faltado materia en que ejercerlo. Y acaso con ventaja.
¿Pero a qué he de hablaros más de esta ciudad? Siempre que os hablo de mí, de mi España, de
cualquier otra cosa, os estoy hablando de ella.
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No la juzguéis por mí solo, pero creed que si hay algo en mí y en mis escritos que os satisfaga,
a esta ciudad de Salamanca se debe ello en mucha parte.”
En opinión de Cirilo Flórez la filosofía de Unamuno, como filosofía agónica y trágica se
empieza a configurar a partir del encuentro con Salamanca, culminando con la publicación de
su gran obra filosófica en 1913 “Del sentimiento trágico de la vida”.
El amor que siente por Salamanca, la admiración por sus calles, sus monumentos y sus gentes
los refleja con mucha frecuencia en sus escritos…
En un momento en que se está justificando porque le dicen que escribe poco de Salamanca
dice:
“Además, ¿no están todas mis correspondencias llenas de esta Salamanca en que vivo y escribo
y trabajo?¿ No vibra en ellas su ambiente todo? Porque si no es así, os declaro que estas mis
correspondencias no valen nada, absolutamente nada.”
Miguel de Unamuno quería pasar a la historia como poeta y hoy día alguno de sus estudiosos
reconocen que este género literario es el más importante de su obra.
Probablemente es con la poesía con el género que mejor y más canta a la ciudad
Estas son unas estrofas de
ATARDECER DE ESTÍO EN SALAMANCA
Del color de la espiga triguera
ya madura,
son las piedras que tu alma revisten,
Salamanca;
y en las tardes doradas de junio
semejan tus torres,
del sol a la puesta,
gigantescas columnas de mieses
orgullo del campo
que ciñe tu solio.
Probablemente (desgraciadamente) cuando salgamos de este acto, en esta tarde de junio de
Salamanca, (no) podamos ver el escenario descrito por él en este poema.
Salamanca es cantada reiteradamente por el poeta en momentos de euforia
Alto soto de torres que al ponerse
tras las encinas que el celaje esmaltan
dora a los rayos de su lumbre el padre
Sol de Castilla;
bosque de piedras que arrancó la historia
a las entrañas de la tierra madre,
remanso de quietud, yo te bendigo,
¡mi Salamanca!
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Son dos estrofas de la Oda Salamanca escrita en 1907
Pero también, en momentos de crisis, es en Salamanca donde MU encuentra sosiego y ayuda, la
ciudad es para él un regazo, lo que expresa en el poema: “El regazo de la ciudad”, del que leo
una estrofa
Es, mi ciudad dorada, tu regazo
como el regazo amado en que reside
el corazón que por el nuestro late;
regazo de sosiego
preñado de inquietudes,
sereno mar de abismos tormentosos.
Durante los periodos de ausencia de Salamanca hay dos cosas que añora por encima de todo:
Salamanca y la familia
Con motivo de una estancia de 12 días en Madrid escribió a su regreso:
“He vuelto a este mi retiro activo, a esta mi fecunda y agitada soledad de Salamanca, con
mayor apego a ella que el que antes tuviera. Y he comprendido una vez más que si alguna
fuerza tengo, si alguna acción espiritual ejerzo en esta mi patria, se lo debo al confinamiento
corporal en esta vieja ciudad académica ceñida por tierras de panllevar y donde solo salgo
para recorrer pequeñas ciudades, tranquilos lugares, aldeas y campos, sobre todo campos,
campos y montañas.”
Durante su autoexilio en Paris está describiendo lo que tiene cerca de su pensión, un parque que
él define como provinciano, en la Plaza de Estados Unidos y dice:
” Allí sin tener que cerrar los ojos, sueño y reveo aquel Campo de San Francisco, de mi
Salamanca, donde tantos ensueños he brizado, donde tantos porvenires he soñado. Porvenires
míos y de los míos, porvenires de mi Salamanca, porvenires de mi España.”
Recordemos que, salvo un periodo pequeñísimo de tiempo, su primera vivienda en Salamanca
fue junto al Campo de San Francisco. Decía que en el Campo de San Francisco
“¡ Allí si que estaba en el centro del Universo!
Desde Hendaya en 1927 escribe:
¡ Ay que en estas negras noches,
Salamanca, Salamanca,
Viene a visitarme en sueños
La vida que di a mi España
Que en las noches del destierro,
Salamanca,
Me pueblan las soledades
Las vergüenzas que ahí se pasan
Que aquí está mi fortaleza,
Salamanca,
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¿Cuál ha sido la recepción de los salmantinos por la figura de MU?
En estos 75 años que han transcurrido desde su muerte, la figura de MU se ha mantenido viva
en nuestra ciudad y a ello han contribuido desde luego algunas instituciones como la
Universidad de Salamanca, el Ayuntamiento de Salamanca y por supuesto los ciudadanos de
Salamanca.
Es el momento de recordar las actuaciones de la USAL con la designación de un aula con su
nombre en el edificio histórico, la designación con su nombre de la ampliación del Campus
universitario, la publicación periódica de “Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno”, la
realización periódica de la Jornadas unamunianas a las que asisten investigadores
internacionales de reconocido prestigio, pero sobre todo el mantenimiento de la Casa Museo
donde los investigadores de su vida y obra pueden encontrar no solamente sus manuscritos, sino
también los libros que él manejó con sus anotaciones. Y este es el mejor momento para
agradecer a su Directora Ana Chaguaceda, los desvelos por la Casa Museo, el cariño y
diligencia con que trata todos los asuntos de nuestro abuelo.
El Ayuntamiento de Salamanca también ha dado sus pasos para revitalizar su figura: En 1968
con la magnífica escultura de Pablo Serrano adquirida por suscrición popular. En 1979, con el
primer Ayuntamiento democrático presidido por D. Jesús Málaga, se inicia el Homenaje anual
del 31 de Diciembre que el Ayuntamiento y la Ciudad de Salamanca rinden al que hoy es
nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad y Medalla de Oro, homenaje que no se ha suspendido
desde entonces incluso algunos años que no hemos tenido el consentimiento del tiempo
atmosférico. En 1986 se coloca el medallón en la Plaza Mayor realizado por Oscar Alvariño y
ya hemos citado la restitución del acta de concejal y el título de Alcalde-Presidente Honorario
de hace unos meses. Culmina hoy con la concesión de esta Medalla de Oro y nombramiento de
Hijo Adoptivo de la Ciudad a título póstumo.
Pero lo más emotivo para la familia es que los ciudadanos de Salamanca han recordado
vivamente a nuestro abuelo. Supongo que, como me ha ocurrido a mi, mis hermanos y primos
habrán tenido ocasión de escuchar de alguien aquello de “ en una ocasión tuve la oportunidad
de ver e incluso hablar con tu abuelo…” y nos cuenta la situación que vivió ahora hace ya más
de 75 años. Desgraciadamente esta situación es cada vez menos frecuente porque van
desapareciendo los que le conocieron en vida. Sin embargo hace 20 días, con motivo de un
homenaje que la Asociación Cultural Tierno Galván hizo a Unamuno, había en la sala dos
personas que pudieron contar pequeños encuentros en su niñez con aquel personaje que ellos
describieron como alto y todo vestido de negro. Y el viernes pasado, El Adelanto le dedicaba
una página entera a una ciudadana salmantina, Ángela-Justa en la que contaba su apasionante
historia personal y la experiencia vivida alrededor de Miguel de Unamuno.
Los que no tuvieron la oportunidad de tener estos encuentros personales, fortuitos o no, le
recordaban paseando por las calles de Salamanca, por la Plaza Mayor, por la carretera de
Zamora o sentado en el café Novelty . Lo que si es muy frecuente todavía es que muchos
salmantinos han oído contar a sus mayores como veían pasear a Unamuno por las calles de
Salamanca. Estoy convencido de su sinceridad, y de que están orgullosos de guardar estos
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recuerdos. Confiemos que una vez desaparecidas estas generaciones, la que convivió con él, ya
muy escasa, y la siguiente que recibió ese legado verbal, las siguientes generaciones sean
capaces de mantener vivo su recuerdo.
Un hecho cotejable de este interés y cariño por Miguel de Unamuno es haber comprobado que
en la reciente 32 Feria del Libro la sala de conferencias instalada en la Plaza Mayor estaba
diariamente llena de público. A esto contribuyeron dos circunstancias, el tema, vida, obra y
pensamiento de Unamuno y por supuesto los ponentes, perfectamente elegidos por la
coordinadora del evento Charo Ruano.
Todos Uds. son conscientes que yo no puedo tener recuerdos personales de mi abuelo. Nací
algunos años después de morir él. De los familiares que viven solamente 4 nietos (dos nietas y
dos nietos, sentados entre Uds) nacieron antes de su fallecimiento pero no pueden tener
recuerdos porque eran demasiado pequeños. Solamente el nieto mayor, Miguel, hijo de su hija
Salomé, también fallecido, tenía recuerdos de su abuelo. Los aspectos familiares que esperan
oír de mí en este momento me han sido trasmitidos por mis mayores.
Como decía antes, he vivido una niñez y juventud durante las que, con mucha frecuencia, en
Salamanca, alguien me decía que había tenido ocasión de conocer a mi abuelo. Recuerdo que
cuando yo era niño, si alguien me preguntaba ¿Y tu abuelo, qué era? Yo contestaba muy serio
“Un sabio”; después he aprendido que a él no le gustaba mucho que lo tacharan de sabio, le
gustaba más ser conocido como poeta.
Miguel de Unamuno conoció a seis de sus trece nietos a los que dedicó varios poemas, uno de
ellos dice:
Aquí mis nietos se quedan
alentando mientras puedan
respirar
la vista fija en el suelo
¿Qué pensarán de un abuelo
singular?
Pues bien, yo también me quiero ver reflejado en ese poema, y como a mí me gustaba aquello
de que mi abuelo era “un sabio” y a él le gustaba ser un poeta, pues ahora pienso que mi abuelo
singular era un “poeta sabio”
El 28 de Septiembre de 1993 en La Gaceta de Salamanca su nieto mayor, Miguel Quiroga de
Unamuno, el único nieto que podía tener recuerdos de su abuelo, declaraba: “Fue el mejor
abuelo que se puede tener”
Otro poema de nuestro abuelo dedicado a nosotros, sus nietos, dice:
Los hijos de mis hijos
si llegan han de ver
las obras de mis obras
llevando mi alma en pie
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Los deseos de MU se ven cumplidos puesto que los hijos sus hijos seguimos aquí, leyendo su
obra, y transmitiendo nuestros sentimientos con respeto a ella, con el fin de contribuir, en lo que
podamos, a revitalizar su figura.
Durante sus estancias fuera del entorno familiar, que fueron frecuentes por su labor política y las
múltiples conferencias que impartía y en una ocasión muy prolongada por el destierro y exilio,
la correspondencia con toda la familia fue muy fluida, aunque, por lo general la demanda de
cartas por su parte, era muy frecuente porque escribió más que recibió, me refiero a la
correspondencia con la familia. El afecto y añoranza de la familia y de la casa es indudable, y el
escritor, ya famoso, aunque no con fortuna, no duda en invertir su tiempo en mantener lazos de
comunicación con su casa, a veces con cada uno de los de su casa, como un sencillo y
afectuoso padre de familia.
Nuestro abuelo no quería que su mujer, nuestra abuela, o sus hijos leyeran lo que escribía
porque sentía pudor cuando leían sus cosas. Cuando estos replicaban que lo leerían después de
publicado, él respondía que no era lo mismo porque en ese momento ya era de todos .
Recientemente se han publicado las cartas de la etapa del destierro. En una de ellas, d el 22 de
Junio de 1927, desde Hendaya, escribe a su hija Salomé; carta en la que están concertando una
inmediata visita de la familia a su lugar de exilio, dice:
“Aquí nos diremos todo, y eso que yo entre vosotros suelo enmudecer. En casa me ata un
pudor que no suelo tener fuera de ella. Es algo que no ha llegado a comprender del todo tu
madre, y díselo. Por eso muchas veces prefiero escribir”
El 28 de Diciembre de 1980 Maria de Unamuno, hija de MU en declaraciones a El Correo
Español/El pueblo vasco decía “Era muy entrañable y nada rígido…Todo lo contrario de lo que
la gente se imagina..”, aunque reconoce en la entrevista que no jugaba mucho con los hijos por
falta de tiempo, al menos con los últimos, pero si lo tenía para dedicarles un poema, aunque
fuera pequeño:
En el fondo, las risas de mis hijos
Yo, sentado al amor de la camilla
Se cuentan muchas anécdotas de nuestro abuelo, la mayoría falsas. Una de ellas, y esta
totalmente veraz, es que en una ocasión una de sus hijas le pregunta:
¿Papá todas esas cosas que cuentan de ti son ciertas? Él responde : No, pero algunas están
bien.
Quisiera terminar esta pobre intervención con otras dos estrofas de la oda Salamanca escrita en
1907
Del corazón en las honduras guardo
tu alma robusta; cuando yo me muera
guarda, dorada Salamanca mía,
tú mi recuerdo.
Y cuando el sol al acostarse encienda
el oro secular que te recama,
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con tu lenguaje, de lo eterno heraldo,
di tú que he sido.
La petición de mi abuelo a su Salamanca se ha estado cumpliendo a lo largo de estos pasados
75 años, se está cumpliendo intensamente este año 2012 y se cumple ya de una forma oficial y
solemne en la fecha de hoy con la imposición de esta Medalla de Oro y el nombramiento de
Hijo Adoptivo de la Ciudad.
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