El feto siente dolor: las evidencias de la crueldad que supone aborto hacen reflexionar a los médicos Mientras más aprenden los investigadores sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente que el feto manifiesta en el útero materno El feto siente dolor. Lo ha comprobado la ciencia que se plantea ahora varias reflexiones como el hecho de que es “acientífico” tratar “la vida prenatal como si fuera de segunda clase”, según ha advertido recientemente el neonatólogo Carlo Bellieni. Ante esta realidad la ciencia no puede contradicir el hecho de que el feto sea persona. Según el doctor Bellieni el feto “no sólo siente dolor, sino que su percepción parece ser más profunda que la de un niño mayor” y esto es así, porque los científicos han constatado que al nacer se generan nuevas estrategias para no sentir dolor que en el feto no están. “Hoy sabemos que el feto dentro del útero materno percibe olores y sabores. Oye los sonidos. Los recuerda después del nacimiento. Desde luego sabemos que un feto, desde las 30 semanas de gestación, es capaz de soñar”, afirma el doctor que desarrolla su actividad en el el departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario “Le Scotte” de Siena (Italia). Bellieni explica que los neonatólogos modernos “tienen el privilegio de atender justamente a los fetos. [...] Y a ninguno de los que les atiende se le ocurre poner en duda que sean nuestros pacientes, que sean personas”, y añade: “a veces son tan pequeños que nuestros esfuerzos son inútiles. Mueren Y nosotros sólo podemos, junto a los padres, bautizarlos”. Cuando es interrogado sobre el momento en que se inicia la vida, el neonatólogo afirma con rotundidad que es en la concepción misma: “Cuando se unen los patrimonios genéticos del óvulo y del espermatozoide comienza un proceso que es único e irrepetible justamente porque nadie en el mundo tiene un ADN igual al de esa pequeña célula fecundada. Tampoco sus padres. Por lo tanto es absurdo decir que el feto es propiedad de la madre (o del padre)”. El feto responde a numerosos estímulos Un estudio presentado por los doctores Vincent J. Collins y Steven R. Zielinski evidenciaba que antes de finalizar el segundo mes del embarazo “hay una clara respuesta del feto a los estímulos” ya que “las ondas del EEG revelan que el cerebro del niño no nacido está funcionando”. “Entre la octava y la décima semana, ya se puede detectar la actividad del tálamo, donde se encuentra el centro del dolor. Los receptores sensoriales nerviosos están en la piel antes de la novena semana de gestación”, afirma el documento titulado ‘Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado’. Los doctores apuntan que “mientras más aprenden los investigadores sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente y búsqueda de preservación que se dan en el habitante del vientre materno”, y añaden: “inclusive las sensaciones desagradables leves no son bien toleradas. El valeroso pequeño responde con movimientos defensivos y correctores asombrosos”. El horror del aborto: el grito silencioso Numerosas experiencias de médicos abortistas que no volvieron a ejercer explican que cuando abortaban al feto, el mismo abría la boca en lo que se conoce como ‘el grito silencioso’. Esta macabra experiencia la recuerdan los doctores Collins y Zielinski citando al académico John Noonan que en su libro New Perspectives on Human Abortion (“Nuevas perspectivas sobre el aborto en los seres humanos”) dice: “Independientemente del método que se utilice, los niños están sufriendo el peor de los males corporales, el final de sus vidas. Están pasando por la agonía mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, están experimentando la desintegración de su ser y la terminación de sus capacidades vitales. Esta experiencia en sí es dolorosa”. El doctor Thomas Verny, autor del libro The Secret Life of the Unborn Child (“La vida secreta del niño no nacido”), afirma que si la mitad del período del embarazo (hacia la mitad del quinto mes) se coloca una luz muy luminosa sobre el abdomen de la madre, el resplandor inducirá al niño o la niña a mover sus manos para protegerse los ojos. La música a alto volumen inducirá una respuesta similar de las manos hacia la sorejas. A partir de las 19 semanas de gestación, se ha registrado el movimiento rápido de los ojos (REM por sus siglas en inglés) con el que los investigadores miden los estados de alerta, de dormir y los sueños. Todo esto indica que, mientras más aprenden los investigadores sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente que el feto manifiesta en el útero materno. La ciencia constata una y otra vez que el aborto no puede ser más que un horror que nuestra sociedad asume complaciente como parte del denominado progreso moderno. Nunca el asesinato de un ser vivo podrá serlo.