El caso Mairion 1 (Caso extraído de la prensa) Mairion, una joven alemana de 18 años, vivía en Munich donde trabajaba como ayudante de un dentista. Quería tener un hijo, pero no quería un marido ni convertirse en un ama de casa. Un día encontró a un joven en una discoteca que la dejó embarazada y del que no quiso saber nada más. El pasado 5 de octubre de 1992, Mairion sufrió un grave accidente empotrándose contra un árbol. Cuando ingresó en el hospital su cerebro daba un encefalograma plano; estaba clínicamente muerta aunque, gracias a la ayuda tecnológica de la unidad de cuidados intensivos, seguía respirando y se mantenía su circulación sanguínea. Reunido el consejo directivo del hospital junto con una comisión de juristas acordó que el problema ya no era Mairion, sino el feto que llevaba dentro, por lo que decidió “la utilización de la madre a favor del niño”. Tres veces al día recibe siete hormonas diferentes, imitando y sustituyendo lo que haría su cuerpo estando vivo. Es la primera vez que algo así sucede en Alemania y, por ello, los médicos apuntan a que hay falta de experiencia en casos semejantes. Ante este caso las opiniones están divididas. El doctor Scheele, jefe médico del hospital de Erlngen, explica así la decisión que tomó: “Bajo el aspecto de la proporcionalidad es exigible de la madre muerta la utilización del cuerpo de la madre a favor del niño”. Gabriele, la madre de Mairion, que en un primer momento se negó a que se mantuviera artificialmente con vida el cuerpo de su hija, cambió de opinión dando su consentimiento y manifestándose dispuesta a hacerse cargo del bebé. Grupos feministas han protestado por el uso del cuerpo de la madre diciendo “los niños tienen derecho a nacer de su madre, ¿qué se están considerando a las mujeres como máquinas de parir?; lo que hacen es algo profundamente perverso”. En los últimos días, teólogos y científicos de la universidad germana han criticado el “experimento de Erlangen” y han escrito un comunicado titulado “Contra el abuso del ser humano por parte de la tecnología”. Los docentes, tanto católicos como protestantes, se inclinan por dejar morir al feto “que no es capaz todavía de mantener una vida propia, y está por lo tanto, ligado al fallecimiento de la madre” 1 José Cantillo Carmona, Los dilemas morales, Valencia, NAU Libres, 1995.