Arte Anuario 3 - Biblioteca Central

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SISTEMA POLÍTICO Y CENSURA DE PRENSA.
VENEZUELA 1853
Carmen Gómez
Escuela de Historia-UCV
Resumen:
En 1853 la intensidad de los enfrentamientos entre los grupos políticos se
manifestó con toda crudeza en los órganos de opinión. El periodismo adverso al régimen
de José Gregorio Monagas (1851-1855) promovía abiertamente la rebelión contra el
orden establecido, lo que contribuía a exacerbar los ánimos y alterar la frágil paz social.
Con el fin de frenar la violencia política y contener la inminente insurrección, el Gobierno
se vio compelido a dictar y ejecutar medidas represivas, —suspensión de periódicos y
prisión de editores y articulistas—, contra la prensa sediciosa y sus responsables.
Palabras Claves:
Régimen de José Gregorio Monagas, subversión, impresos sediciosos, censura
de prensa.
******
El de 1853 fue un año de zozobra política constante, en el cual el
movimiento insurreccional interesó a las provincias de Caracas, Carabobo,
Aragua, Cumaná y Margarita. De resultas el gobierno de José Gregorio Monagas
se mantuvo alerta, con el consiguiente sobresalto e inseguridad para el complejo
social venezolano.
Apenas apaciguado un brote revolucionario surgía otro, sin dar tregua
al régimen que se veía obligado a multiplicar sus esfuerzos para enfrentar la
subversión. El aparato gubernamental en su conjunto se puso en marcha. Por
su gravedad la situación imponía la toma de decisiones rápidas por parte de los
entes centrales del Poder, que debían ser puestas en práctica con la mayor
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prontitud y eficacia por las distintas dependencias del Gobierno y por las
autoridades provinciales.
El ambiente de descontento tuvo su acicate principal en la prensa. Por
las planas de periódicos como El Bachaquero, El Cometa y El Juicio Final
desfilaban los desaciertos y arbitrariedades de los personeros de la
administración. Inclusive el Presidente de la República fue blanco del acoso
periodístico.
Dedicada con empeño a desprestigiar la gestión de José Gregorio
Monagas, la prensa de oposición tenía a la mano argumentos suficientes para
ir tejiendo los hilos de la rebelión. El tráfico de influencia, las negociaciones
ilícitas, el fraude, el usufructo de las rentas del Estado, eran conocidos por la
mayoría, y si bien eran objeto de críticas en el ánimo de la colectividad tendían
a diluirse por ser en cierta forma parte de lo cotidiano. Se trataba, además, de
situaciones que no eran de la exclusiva responsabilidad del gobierno de los
Monagas, sino producto del resquebrajamiento moral de la sociedad, como de
la incapacidad administrativa que venían afectando el funcionamiento de la
República. Por lógica estos asuntos eran exagerados por los articulistas adversos
al régimen, con miras a mantener viva la sensibilidad del público, en espera
del momento propicio para enfrentar con las armas el orden constitucional. A
su vez, el Gobierno no era indiferente a los planteamientos de la oposición y
para rebatirlos utilizó como voceros a periódicos como El Rebenque, La
Democracia y El Observador.
El careo entre El Rebenque y El Bachaquero puso sobre el tapete
importantes cuestiones reveladoras del difícil estado de la administración
pública. La primera de las publicaciones citadas atribuía las acusaciones contra
el régimen al mero afán de “despopularizar al gobierno para preparar el golpe”,
advirtiendo que: “Llegado este caso el Gobierno queda libre para obrar sin los
respetos de la Constitución y el país quedará expurgado de los revoltosos y
malvados cuya existencia es el arsénico de la República”.1 El segundo de los
periódicos insistía en sus denuncias agregando nuevos elementos de censura
en su propósito de avivar el fuego de la conspiración.
Particularmente agresivo es el contenido de El Bachaquero, Nº 8, de 5
de marzo de 1853, suerte de inventario de los presuntos actos ilícitos de los
1 Texto de El Rebenque, Nº 3 inserto en El Juicio Final, Nº 8 de 5 de marzo de 1853.
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inmediatos colaboradores de José Gregorio Monagas, que denunció también
la subordinación de los poderes públicos a la voluntad del Primer Magistrado
y del “club” gobernante. La presencia de un grupo de aduladores en torno al
Presidente fue asimismo objeto de acerbas críticas.2
Además, en el Editorial del Nº 11, del 30 del mismo mes, el citado
periódico hizo hincapié en la angustiosa situación del país, —poder legislativo
inoperante, robos y depredaciones en perjuicio de las arcas nacionales,
adjudicación ilegal de bienes de la República—, que resume el siguiente párrafo:
“¿Y no presenciamos por último la total ruina de las instituciones políticas, la
destrucción del pacto social, el imperio de la Fuerza, la persecución de la
virtud, el reinado de la arbitrariedad, del desorden y del crimen, la
preponderancia de la inmoralidad, del robo y del pillaje, y lo que es peor,
nuestra propia esclavitud, que no es otra sino el aniquilamiento de nuestro
ser?”.
En el texto en referencia también se pasó revista a las actuaciones del
Jefe de Estado, como prueba de su autoritarismo y del quebrantamiento del
orden legal, y a las irregularidades cometidas por personas representativas del
gobierno, para concluir. “Si la voz del patriotismo, santa como el pensamiento
de la nación, que la produce, fuerte en su voluntad y energía, firme como su
objeto, que es la regeneración de la sociedad ¡levántese y tórnese la ignominia
en dignidad, la esclavitud en libertad y la opresión en igualdad! sacrifíquese
todo a la verdad, a la humanidad y a la patria… y tiemblen los traidores… y
caigan los tiranos.” 3 En otro artículo, en el mismo Número del referido
periódico se reiteró el llamado a la rebelión: “¡Unámonos todos, y conservemos
su fulgor a la libertad, sus prerrogativas a la moral, sus fueros a la igualdad, y
su divinidad, a la virtud! ¡Unámonos fraternalmente y no habrá poder humano
que pueda sobreponerse a la soberana voluntad de los pueblos!
Para dar más fuerza al alegato se recurre a Simón Bolívar, palanca
capaz de inducir una respuesta favorable a los planes de insurrección:
“Demostremos una vez más, que somos dignos hijos de Bolívar y que a nuestros
pechos inflama el patriotismo. Matemos la Tiranía y mantengamos nuestra
dignidad de hombres y de firmes e independientemente republicanos”…
2 El Bacahaquero, Nº 8 de 5 de marzo de 1853.
3 El Bachaquero, Nº 11 de 30 de marzo de 1853 [Subrayado original].
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En un tono irónico El Juicio Final propagaba diversas denuncias sobre
los hechos irregulares más notorios. Valgan los siguientes ejemplos: en el Nº 2
un Aviso de venta de “obras acabadas de llegar de París” incluyó: “Obras
completas del cobro, especulación y conversión de los créditos contra el Estado”,
por Pedro Obregón; el Nº 4 en un Aviso para una función de teatro advertía
que la misma sería: “A Beneficio de los pobres arruinados Pedro Obregón,
Sancho Panza, S. Planas y J. Herrera que tantos sacrificios han hecho por esta
patria de su asendrado [sic] y argentino amor”, y continuaba: “Entrada general
2 $ en sueldos corrientes: palcos cinco $ en bonos: niños 4 rs en listas de
viudedad y montepío”.4
La gestión de José Gregorio Monagas fue igualmente cuestionada en
otros órganos del poder. En el Congreso la presentación de la Memoria de
Hacienda dio lugar a … “observaciones y cargos, que contribuyeron a aumentar
el desprestigio del Gobierno, porque, en gran parte, estaban inspirados en la
verdad y en la justicia”. (González Guinán, 1954, t. V.: 267. V.: 267).
El rechazo al grupo gobernantes germinaba. Las manifestaciones
públicas, las alianzas de parcialidades antes antagónicas, los enfrentamientos
personales, eran reveladoras del turbio contexto político del país. Un factor
coadyuvante de la inseguridad ciudadana en Caracas era el asalto nocturno a
las casas mercantiles y de particulares, delito del cual al parecer era responsable
“una numerosa cuadrilla de ladrones”, y que en medio del debate político un
amigo cercano del Presidente, Pedro Obregón, atribuyó a algunos de los
opositores del Gobierno incluidos “jóvenes hijos de muy buenos padres”.
(González Guinán, 1954, t. V,: 259).5
Ante el difícil cuadro político el Presidente de la Cámara de
Representantes, José Silverio González, en la clausura de las secciones del
Congreso (30 de abril), apeló a la conciliación de la mayoría y la minoría,
rechazó la conspiración contra las instituciones y el atentado contra los
gobernantes (González Guinán, 1954, t. V: 281-282). El diagnóstico de la
inestable situación precede al cuerpo de medidas que para conservar el orden,
afianzar la paz y asegurar la libertad y el imperio de las leyes, fue transmitido
4 El Juicio Final, Nos. 2 y 4 de 5 y 21 de febrero de 1853. El redactor del periódico …
“era el Dr. Francisco Delgado, quien fue desterrado de Venezuela, precisamente por la
campaña que había emprendido contra el Gobierno del General José Gregorio
Monagas”…(Rodríguez, 1976, t. I:.132).
5 Jueves Santo. Hoja Suelta, 24 de marzo de 1853
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a los gobernadores por Resolución de la Secretaría de Interior y Justicia de 11
de mayo. Dichas medidas tendían a procurar y garantizar la eficiencia de la
administración pública en materia judicial, orden y seguridad pública, salubridad
y ornato de las poblaciones, y a evitar y sancionar la difusión de ideas
subversivas, lo que suponía desde la remoción de empleados desafectos al
gobierno hasta la publicación de los ordenamientos sobre atentados y sobre
vagos y mal entretenidos.
Para los fines de estas Notas interesa destacar los contenidos de la citada
Resolución, relacionados con la campaña de descrédito fomentada por la prensa
opuesta al régimen. Al respecto se argumenta que en vista de “que la elevada
misión de la prensa había descendido hasta colocarse en el humillante recinto
de la difamación, de la inmoralidad y del tremendo consejo de la rebelión”, se
disponía: 7ª Adoptar cuantos medios permitan las leyes y sugiera el patriotismo,
el celo y eficacia para evitar la propagación de las malas ideas y de todo lo que
sea sedicioso, subversivo y contrario al orden, de cualquier manera que aparezca,
escrito o no escrito, ordenando a la autoridad política el estricto cumplimiento
de sus deberes, y excitando a la autoridad judicial para que llene los suyos y
coopere a tan importante objeto”. También: “8ª. Prohibir la circulación de los
pasquines, aunque sean impresos, que aconsejen la rebelión u ofendan la moral,
haciendo que sufran sus autores y cómplices el rigor de las leyes”.6
El 12 de mayo el Consejo de Gobierno acordó conceder al Ejecutivo
las facultades de llamar al servicio hasta 5.000 hombres de la milicia nacional,
negociar por la vía de empréstito hasta la suma de 500.000 pesos en dinero,
dentro y fuera de la República, y la de poder expedir órdenes por escrito de
comparecencia o arresto “para los que atentaran contra la tranquilidad o
seguridad interior o exterior del Estado”. (Art.º 118 de la Constitución).7
En virtud de estas Resoluciones las acciones represivas contra los
órganos de opinión y sus responsables se desarrollaron aceleradamente:
El 13 de mayo el Jefe Político de La Guaira, Pedro J. Bosque, remitió
al gobernador de Caracas cuatro ejemplares de El Bachaquero, treinta y siete
de El Rayo de la Libertad, veinte y dos de El Cometa y veinte y nueve de
Las Caraqueñas. Estos periódicos habían sido incautados a J. Espíndola, …
“quien vino a expenderlos en el puerto”. Desde el punto de vista de la autoridad
6 Gaceta de Venezuela, Nº 1108, Extraordinario de 11 de mayo de 1853.
7 Gaceta de Venezuela, Nº 1111, de 22 de mayo de 1853.
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guaireña dichos impresos estaban comprendidos en la 7ª y 8ª disposiciones de
la Resolución de 11 de mayo. (Interior y Justicia, t. CDLXXXIV, f. 299).
El 14 se ordenó el arresto de algunos ciudadanos, entre ellos Ramón
Landa, articulista de El Bachaquero, y Ramón Alcalde Piña, impresor del
mismo periódico y de El Cometa: Luego de ser sometidos a los interrogatorios
de rigor fueron reducidos a prisión. (t. CDLXXXV, fs. 394-397). Se dispuso
además la suspensión de El Bachaquero, El Juicio Final, El Cometa y otros
medios de prensa contrarios al régimen.
El 17 la Secretaría de Interior y Justicia remitió al Juez de la provincia
de Caracas un conjunto de impresos probatorios de la culpabilidad de Landa y
Alcalde Piña. La relación anexa al oficio de la nombrada Secretaría es la
siguiente:
Nombres de los impresos sediciosos, sus fechas
y las imprentas de donde salieron
Titulo del impreso
Fecha
Nombre de la imprenta
Las Caraqueñas a los Caraqueños
Alerta Venezolanos
Al Pueblo
El Bachaquero Nº 15
El Bachaquero Nº 16
El Juicio Final Nº 12
El Cometa Nº 25
El Rayo de la Libertad*
La Patria Núm. 2
La Patria (alcance)
La Patria núm. 5
La Patria núm. 4
—
——Abril 30
Mayo 7
Mayo 6
Mayo 11
———
Abril 17
Abril 15
Abril 26
Abril 19
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
Ramón Alcalde Piña
(t.CDLXXXIV, f.408).
El mismo día se ordenó a la Jefatura política averiguar el paradero de
los Sres. Mariano Tirado, Eliseo Acosta, Vicente Hernández de Ayala, como
sospechosos de conspiración (t. CDLXXXV, f. 143).
El 18 el Jefe político de Caracas notificó al Gobernador que a pesar de
muchas diligencias y esfuerzos no había podido obtener noticias de estas
* V. Anexo Nº 6.
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personas. Por otra parte, la orden de arresto del Dr. Eliseo Acosta derivó en un
altercado entre las fuerzas policiales y el Encargado de Negocios de España,
por cuanto se había refugiado en el departamento que en el hotel Saint-Amand
ocupaba el Ministro español, Fernando de la Vera e Isla. (González Guinán,
1954, t. V:294).
El 19 de mayo se arrestó al ciudadano alemán Adolfo Weykopt, quien
por encargo de Pablo Malpica había litografiado tres escritos sediciosos. Se
trataba de la canción “Vox Populi”, canto patriótico de los libres carabobeños;
del pasquín “Al pueblo”, en el que se excitaba a la rebelión; y de otro pasquín
con el mismo sentido8: En nombre de la libertad en estos papeles se pedía la
muerte de “Monagas, Herrera, García y sus secuaces”. En el interrogatorio
Weykopt [21 de mayo de 1853] manifestó desconocer el propósito de los
escritos, y que el Sr. Enrique Van Lansberge9 le había expresado que no temiera,
pues él asumiría la responsabilidad. Además Pablo Malpica había ofrecido
pagarle 22 pesos por la canción y 45 por los pasquines, pero no había recibido
el dinero. En relación con este asunto se ordenó que el gobernador de Caracas
averiguase quienes se habían ocupado de repartir los impresos y sancionara a
los culpables. Asimismo se ordenó arrestar a Pablo Malpica. (t. CDLXXXV,
fs. 175-190).10
El 8 de julio se dispuso el arresto de Vicente Manzo, y Tomás y Heraclio
Guardia. Al ser interrogado Manzo argumentó que era impresor, no hombre de
revolución; en su imprenta se había editado El Juicio Final hasta el Nº 8, y no
había continuado el trabajo “por no gustarme las ideas que contenía”. (t. CDXC,
fs. 351-358).
A las disposiciones gubernamentales represivas, se agrega el hecho de
la violencia llevada a cabo por individuos a la sombra del Poder público. Así
ocurrió a raíz de la publicación en El Bachaquero Nº 11 del artículo titulado
“Biografía de Sancho”11, considerado por José Gregorio Monagas y los suyos
8 V. Documentos Anexos. José Gregorio Monagas, Presidente de la República; Joaquín
Herrera, Vicepresidente; José Manuel García, Consejero de Gobierno.
9 Enrique Van Lansberge era hijo del Encargado de Negocios de los Países Bajos en Venezuela,
en 1853 publicó la obra Venezuela Pintoresca, y en 1854 fundó el periódico caraqueño La
Ilustración.
10 Pablo Malpica al ser interrogado confesó la autoría de dos artículos publicados en El Cometa
y haber participado en la facción “por el deseo de mejorar la condición moral y material de la
República”, Negó ser el autor de la Canción Vox Populi.
11 V. Anexo Nº 4.
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“como un mezquino ataque a la vida privada de éste”… A la imprenta donde
se editaba el periódico entraron un hijo del Presidente y varias personas más y
… “se apoderaron por la fuerza según parece, de los originales. Por consecuencia
de este incidente, el doctor Vicente Manso, fue agredido en la calle, y el señor
Mariano Tirado, quien también era liberal, creyéndose perseguido, se ocultó,
no quedándole más recurso al dueño de la imprenta, que era un señor Piña, que
mudarla a otra casa”… (Rodríguez, 1976: 131-132).
El control de los escritos subversivos no se limitó a la capital del país y
zonas circunvecinas. En la provincia de Coro, donde había circulado un anónimo
fechado el 10 de marzo, titulado “Los negros, zambos y mulatos de Coro a los
negros, zambos y mulatos de toda la República”, el gobernador Carlos Navarro
(17 de mayo) tomó medidas para averiguar el origen de la hoja suelta y la
difusión que había tenido. El 19 de mayo informó a la Secretaría de Interior y
Justicia que: “no ha circulado en esta capital [Coro] ni en ningún otro cantón
de la provincia según informes de personas fidedignas” (t. CDLXXXV, fs.
168-174).12
El Ejecutivo al conocer el impreso en cuestión había lamentado … “el
estado de desmoralización á que ha llegado en el país el uso de la imprenta,
convertida (…) en instrumento de desahogo de los instintos más perjudiciales
y de las más desordenadas pasiones”… El pasquín13 tenía un alcance
incalculable por excitar la lucha de los hombres de color contra el Gobierno.
Para evitar las consecuencias de un escrito, … “en el que con un estilo altamente
alarmante se exitan [sic] las clases y se les anima y convida a tomar las armas”,
se dispuso también la publicación por Bando en el territorio de Coro, de la
Nota del Encargado de negocios de España … “en la que se desmienten
completamente los falsos conceptos [sobre exportación a Puerto Rico de
esclavos comprados en Coro] que contiene el impreso”… (t. CDLXXXV, f.
172).
El afán del Gobierno por conocer detalles de los planes conspirativos,
de cuya existencia ilustraban la prensa oposición, las hojas sueltas, los rumores
y la ansiedad del público, fundamenta otra Resolución, de 11 de mayo,
disponiendo tomar declaraciones a todas las personas que conocieran algunos
12 Las medidas comprendieron la comprobación de los tipos de imprenta y la comparecencia
del impresor de la ciudad y de las autoridades.
13 Circuló también en Villa de Cura, población de la provincia de Caracas. V. Anexo Nº 5.
70
hechos al respecto …para formar juicio sobre las cosas y proceder después
como sea de justicia y en consonancia con los altos deberes que tiene el
Gobierno, de conservar la paz y dar garantías a todos los ciudadanos”.
Desde el 11 de mayo hasta el 8 de junio declararon, entre otros, Nonato
Rodríguez, Rafael Acevedo, Francisco Linares Alcántara, Segundo Rodríguez
y Hermenegildo Meleán. Señalaron como comprometidos en la conspiración a
Ramón Landa, Ramón Alcalde Piña, Rómulo Guardia, Mariano Tirado, Tomás
Martín y Heraclio de la Guardia, Francisco Soto, Vicente Hernández de Ayala.
Pablo Malpica, por citar algunos.
Las reuniones con fines subversivos se celebran en las posadas de Delfino
en la esquina de Mercaderes, de Pérez en la esquina de Llaguno, y en la de un
tal Casano. El Sr. Segundo Bolívar informó que en las viviendas de Martín
Tovar y Galindo y de Carlos Machado se reunía gente armada; también en la
hacienda Montalvan propiedad de Machado; la del Conde, propiedad del Sr.
Solórzano, y en la estancia Anauco, de William Ackers. Las parroquias
Candelaria, Santa Rosalía y San Juan eran centro de reuniones sospechosas,
según varios informantes. En palabras de Nonato Rodríguez: … “públicamente
se dice que los Generales Santiago Mariño y Carlos Castelli son los que deben
ponerse á la cabeza del movimiento y que el Gobierno no durará más que tres
días”… (t. CDLXXXIV, f. 87 vto.).
Sobre lo mismo declaró Rafael Acevedo, agregando que Juan Llamozas,
yerno de Páez, había gastado 40.000 pesos de los bienes de su suegro en menos
de año y medio, en busca de prosélitos y formando partido contra el Gobierno:
Alertaba sobre el “atentado contra el personal de la Administración.” (f. 91).
El plan de los conspiradores consistía en atacar la cárcel, ocurrir a San
Pablo, ejecutar al Presidente, Vicepresidente, y demás altos funcionarios. Los
subversivos contaban con armamento, tenían los fusiles de la Sociedad
Carbonaria, y la colaboración de unos 500 hombres de Maiquetía y La Guaira.
El 3 de junio, en interrogatorio llevado a cabo en la Secretaría del Interior,
Santiago Mariño reconoció que tenía relaciones de cortesía con varios de los
presuntos conspiradores, y que con Carlos Castelli eran estrechas dada su
condición de Jefe del Estado Mayor. Admitió que había sido vitoreado por los
facciosos en diferentes puntos de Aragua, desconocía la razón pero suponía
que lo hicieron para ganar seguidores amparados en la simpatía que aún tenía
en los pueblos.
71
Sobre el particular Rafael Acevedo había expresado que Mariño se
reunía en la posada del Delfino, donde se hospedaba en Caracas, con Francisco
Antonio Amós, Vicente Hernández de Ayala, y con un francés llamado Boullet.
Para el gobernador de Carabobo los jefes de la revuelta eran Mariño en Aragua,
Castelli en los Valles del Tuy y Justo Briceño en Carabobo. (t. CDLXXXV, fs.
4-8).
Otras medidas para enfrentar la lucha insurreccional fueron el Bando
del gobernador de Caracas, Manuel María Echeandía, de 23 de junio, donde se
dispuso considerar como conspiradores a los que propagaran noticias falsas,
alarmistas y subversivas (t. CDXC, f. 57); la vigilancia de los puertos para
impedir el aprovisionamiento de los rebeldes, la averiguación de los extranjeros
que participasen en la revuelta, etc.
La diligencia del régimen era tardía. Desde el mes de mayo la
insurrección era incontenible. Primero fue el estallido en el centro, luego en el
oriente. El Ejecutivo se apresuró a organizar la defensa del orden constitucional,
logrando a fin de cuentas someter a los facciosos. Finalizaba el mes de julio.
72
Anexo Nº 1
“Vox Populi”
(Canto patriótico de los fibres Carabobeños)
A las armas volad ciudadanos
Y con sangre los campos regad
Inmolemos los viles tiranos
En las aras de la libertad
Contemplad a la patria angustiada
Por el llanto nublada la vista
Maldición al infame egoísta
Que desoiga tu triste clamor
Noble pueblo que en lid sanguinoza
Humillaste la hueste de España
Al traidor que tus glorias empaña
Arrancad el ruin corazón
Al combate ¡marchemos unidos
Niños, viejos, el rico, el mendigo,
y reciba con digno castigo
El que roba del pueblo el sudor!
A la lid, al combate marchemos!
A cambiar de la patria la suerte
Preferible es mil veces la muerte
A entre hierros vivir con baldón
A las armas…
Coro: A las armas…
Si es morir de los libres el sino
Moriremos serenas las frentes
Alcancemos la prez de valientes
Nuestra tumba el laurel cubrirá.
En su orgullo te mira el tirano
Como débil y manso cordero
Porque tarda en tu mano el acero?
Tanto ultraje pudieras sufrir?
Otros mil volarán denodados
A vengar nuestra muerte gloriosa
Y en fin en picota horrorosa
El infame traidor morirá!
Los puñales blandid vengadores
Y que el déspota vil palidezca
Que su raza maldita perezca
Y acallad de la patria el gemir!
A las armas &ª.
Es copia. Planas. [rúbrica]”
Interior y Justicia, 1853, t.
CDLXXXV, f.182.
Anexo Nº 2
“Al pueblo”
“Soportaréis venezolanos que la negra sombra de la anarquía cubra la antorcha
esplendente de la libertad?
Sufriréis que los tiranos hoyen [sic] los fueros sagrados que nuestros padres a
fuerza de sacrificios nos han legado? No ¡Exterminad a los malvados!! Aguzad vuestro
puñales para que los clavéis en los pechos de los viles y traidores. Afilad vuestra
espadas para que echéis por tierra la cabeza de Monagas, Herrera, García y sus secuaces.
A vuestra disposición está las balas, el puñal únicos medios de salvar la libertad.
Es copia. Planas. [rúbrica]”
Interior y Justicia, 1853, t. CDLXXXV, f.181.
73
Anexo Nº 3
“La hora de redención se acerca ciudadanos! Que el cráneo de los malvados
nos sirva para libar su sangre.
Muera Monagas, Herrera, García y sus satélites
Viva la libertad
Pueblo a las armas a combatir el Gobierno traidor e infame que os vende en
playas extranjeras como viles esclavos.
A las armas! A las armas!!”
Es copia. Planas [rúbrica]
Interior y Justicia, t. CDLXXXV,f. 180.
Anexo Nº 4
“Bibliografía de Sancho”
Toda historia principia por la infancia de los juegos de la primera edad, por la
decencia del útero materno, por la educación, por los hechos gloriosos, por los románticos
amores, en fin por algo del comensamiento (según A. E. L.) que toda biografía debe
tener; pero la que tratamos de bosquejar principia por un famoso amanc… con dos
herm. A los juegos de la infancia no podemos consagrarles ni una línea, estos pasaron
en el fango de un corral vecerreando, y jalando el pezón, costumbre que no ha perdido
nuestro héroe… A la decencia del útero materno, que dicha tanta le cupo, trasladamos
al hábil conocedor de engendros Jerónimo Pompa… A educación, toda digna de sus
antepasados… A sus gloriosos hechos en campaña, en excursiones rapiñeras, sin haber
podido mandar mas que una docena de hombres… A los románticos amores, este es
nuestro comensamiento, ¿Y que tal? Mi ex-Tesorero Barbosa, el de los mil y un cuento.
Toque la sinfonía Don Esteban y sirva lo espuesto de introducción.
What ho! Sinfonía, Where are you?
He, Sinfonía donde estas?
SANCHO-CAPITULO I
Amanc… con su desenlace- Robos en la campaña del 18-Sumario formado por
B…siendo gobernador del Guárico —Otro que existe en la Corte Suprema— Su
elevación al puesto que ocupa —Misterios de la figura Carbonaria pasada— Víctimas
destinadas al sacrificio— Robos en el puesto que ocupa— Planes.
En la ciudad de Barcelona residencia del famoso Sancho que actualmente es el
Gobernador de la Ínsula Barataria (Continuará en el próximo Núm.).
El Bachaquero. Caracas, 30 de marzo de 1853, Nº 11. Hemeroteca Nacional.
74
Anexo Nº 5
“Los negros, zambos y mulatos de Coro a los negros, zambos y mulatos de toda
la República”.
¡La campanada de la ejecución ya sonó!! Se cumplió el pronóstico de la prensa.
El crimen está ya consumado!!!
El Jeneral José Gregorio Monagas traidor á la causa de la libertad, á esa causa
que en su juventud sostuvo en los campos de batalla, ha cometido por medio de su
digno socio i agente Pedro Obregón, el atentado más escandaloso que han presenciado
los siglos, el crimen más atroz que puede imajinarse.
¡La campana de la ejecución ya sonó!!!… Sediento de plata i oro el Jeneral
José Gregorio Monagas é insuficientes ya las aduanas para su réproba avaricia, mandó
a su socio i agente Pedro Obregón á esta provincia á comprar criados y jóvenes
manumisos para trasladarlos á una Colonia española y venderlos allí como esclavos!!!
¡Se cumplió el pronóstico de la prensa!
Cumpliendo Obregón las instrucciones del Jeneral José Gregorio Monagas,
sacó á estos infelices de su patria por la aduana de la Vela de una manera clandestina,
y trasladad a Puerto-Rico, de hombres libres pasaron a ser abyectos esclavos; i arrojados
en las haciendas de crueles señores, jimen hoy al compaz del látigo, del hambre i de la
desnudez.
¡El crimen está ya consumado!!!…
¡Jeneral Monagas: traidor Presidente! Si la avaricia es el vicio de la ancianidad
en vos, malvado, su desarrollo ha sido prematuro ¿No os basta el millón de pesos
recibidos por vuestro socio Obregón? ¿Quereis mas dinero?
Descorristeis, traidor el velo, i os habéis presentado á la contemplación del
mundo con toda tu ferocidad, i con todas tus flaquezas.
Antes de ascender al poder robasteis á Mier y Teran sus caballos y sus reses; al
ascender al poder robasteis las rentas públicas; i al terminar vuestro período de pillaje,
vendéis á infelices jóvenes que á vuestro ojos no tienen mas mancha, ni mas crimen
que el ser hijos de esclavas.
¡Negros, zambos i mulatos de la República! La causa es común, las ventas
siguen, las negociaciones se proyectan, i el que sea de vuestra raza, á la Habana ó
Puerto-Rico va á purgar la humildad de su cuna, ese pecado original á los ojos del
criminal i avaro Monagas.
A las armas, compañeros! Venganza é indignación contra el fiero José Gregorio
Monagas i su socio i ajente Pedro Obregón.
Coro, Marzo 10 de 1853”
Interior y Justicia, 1853, t. CDLXXXI, f. 336.
75
Anexo N° 6
ELRAYO DE LALIBERTAD
Y oro y sangre y poder!
Esas sus leyes, esa es la libertad
De que se llaman, inclitos vengadores
(Olmedo).
Oro sí, mucho oro, hasta llenar sus arcas, hasta nadar en él. Qué importa que
sea el sudor del pueblo?. Los siervos, los esclavos miserables no sudan para sus amos?.
Que tan poco que sean esos pequeños contingentes con que todos los hombres de
provecho y honrados contribuyen penosamente para el sostenimiento y lustre de la
República, arrancándoselos de la boca á sus tiernos hijos y ahorrándolos sobre propias
vigilias y necesidades? Que, todo no pertenece á los dueños y señores? Por qué no han
de tener ellos también con que celebrar en opíparos festines la cobardía y la vergüenza
de los venezolanos? Por qué no han de ostentar á los ojos del pueblo robado, espoleado,
hambriento, palacios con lujosísimos muebles, con todas las costosas futilezas; pero
cómodas de los sybaritas? Por qué no han de tener magníficos trenes, soberbios caballos
bien enjaezados con que salpicar al ciudadano pacífico que á pie y modesto se dirige á
sus negocios? Por qué no han de llevar sobre la frente, en todo lo que les rodea, la
satisfacción y el orgullo de haber sido los escogidos de la hermosa y feliz Venezuela
para ocupar sus altos puestos? No: no, callad, dejad que las supremas autoridades de la
Nación se muestren por doquier con todas las exterioridades que las hagan aparecer
como los mandatarios de un pueblo libre, feliz, rico, perfectamente bien gobernado y
seguro para en lo delante de su completa estabilidad! Quejaros, desagradecidos, porque
Obregon es el amigo íntimo de Monagas, y le sostiene con el mismo dinero que este ha
mandado dar, comprando á miserables traidores que venden la causa del pueblo en manos
del tirano? Que queréis que haga con un amigo leal y desinteresado, con el que puede
contar a todas horas y á cada momento, queréis que haga lo que vosotros, lo que tú,
pueblo, que siempre recompensas tan mal? Qué, con Herrera, Planas, Acevedo, el padre
Romero y esa otra turba de palaciegos y parásitos que le han dicho “Señor, vos os habéis
metido por un infernal camino de abismos y peligros en que tan solo la osada impudencia
de hombres sin fe, sin principios, sin moral, sin conciencia como nosotros puede salvaros;
entregadnos las rentas nacionales, el tesoro del Estado, los poderes públicos, la dignidad
nacional, dadnos carta-blanca y nosotros os buscaremos en las provincias hombres que se
nos parezcan y que no hagan en ellas otra cosa que rodearse de un círculo de servidores
leales y adictos sometidos completamente á nuestra voluntad, con los cuales podemos
prolongar nuestra dominación por largos años sobre este buen pueblo de Venezuela bastante
desmoralizado y débil para sufrir nuestro yugo sin quejarse”. Cómo despreciar semejante
apoyo?. Y por eso ellos tienen oro, mucho oro, todo el oro que la rica y fértil Venezuela ha
producido en sus pingues aduanas, en su abundantes rentas durante algunos años. Por
eso, ellos insultan al labrador industrioso, al obrero diligente, al comerciante activo, al
cumplido empleado y hasta el miserable y envilecido soldado con que cuenta, mostrándole
al lado de su fatigas y penalidades, muchas veces infructuosas para procurarse pan,
fortunas inmensas salidas de en medio de horribles deudas ó quiebras fraudulentas.
76
El tesoro está exausto, la República adeudada en mas de seis millones, la
bancarrota cierta; pero Herrera, Planas, los sostenedores del Gobierno, los cuatro reptiles
echados á los piés de su Señor mantienen lujosos palacios donde van á descansar de las
faenas tan penosas del trabajo tan árido, de gobernar bien este país.
El pueblo tiene hambre, el pueblo gime, la Constitución se despedaza, la ley
es la fuerza; pero ellos, todos ellos, tienen oro, mucho oro, mucho oro… Y hacen bien,
porque un pueblo que no sabe lo que debe hacer con los que lo roban y lo traicionan,
con los que lo insultan y desprecian hasta tratarlo como esclavo, merece su suerte y
hallar hombres que en nada se detengan y á todo se atrevan.
Y, sangre… si: sangre… mucha sangre si á este pueblo débil y humillado se
le ocurre imaginarse que puede alzar la voz a favor de sus garantías y derechos. Correrá
a torrentes¡ No están ahí los beduinos de Oriente por un lado, los genízaros reclutados
en todas las cárceles y presidios, por otro, aguzando sus lanzas y puñales para asestarlos
al seno de la Patria? Esos hombres no le dicen al pueblo en cada una de sus armas.
“Obedeced y temblad”. Esos suizos del demócrata Presidente de la República no revelan
á todos la horrible matanza por donde tiene el pueblo que pasar para llegar al altar de
sus sacrosantos derechos, de sus incontrastables garantías. No está demasiado claro
que el Bárbaro se hartará con nuestra sangre y que solo le falta un pretesto?…Sí, ellos
defenderán su presa, su propiedad, rompiendo nuestros pechos con sus lanzas, vertiendo
la sangre de la Patria al abrir las venas de sus hijos. Qué importa que la Libertad
perezca, que el pueblo sea víctima y esclavo si ellos tienen oro y mando y pueden
saborear á su placer la sangre de los amigos de la República? Pueblo, Venezolanos,
vamos á ofrecérsela toda junta, no esperemos que vengan á buscarla á nuestros hogares
y se lleven también la de nuestras mujeres, hijas y hermanas… que la nuestra sola es
bastante á ahogar su sed, á desbaratar sus ominosos planes. Pero… moriremos como
víctimas expiatorias que se ofrecen voluntariamente al sacrificio ó como perecen los
pueblos libres en la reconquista de sus derechos desconocidos y usurpados por un
bárbaro? Nos dejaremos inmolar ó alzaremos la voz tremenda, el grito vengador é
irresistible, atronador é inmenso, La vox populi ante la cual todos los tronos, todas la
tiranías, las usurpaciones todas se han desboronado y convertido en polvo y nada?
Sucumbiremos como libres ó nos entregaremos, las manos ligadas, como esclavos?
Pueblo, habla, tus tribunos te esperan —ven, que nosotros te guiaremos, el estandarte
de los libres en la mano, los primeros en morir, los últimos en procurar la recompensa,
Pueblo, nosotros no queremos nada tuyo, ni tus destinos, ni tus rentas, ni tus glorias, ni
tus honores. Hemos aceptado el apostolado de la Libertad convencidos de que mas
bien conduce al Calvario que al Altar. Nosotros queremos guiarte, conducirte á su
templo y legarte con nuestra sangre derramada en sus gradas, las prerrogativas sublimes
con que ella colma á sus hijos defensores…? Y sabes por que? porque la esclavitud nos
pesa como un remordimiento, porque la vida es una carga incómoda cuando el hombre
no puede emplearla noble y dignamente en el pleno goce de todos sus derechos y
atributos.
Si, ven con nosotros, presencia el sacrificio, préstanos el apoyo de tu fuerza
y de tu voluntad y deja que nosotros le entreguemos nuestra sangre y le arranquemos
para tí todo lo que te han robado.
77
Pueblo, ven á recojer el fruto de nuestra sangre, de toda nuestra sangre en que
nosotros los ahogaremos en beneficio tuyo.
Oro y poder… para tener Diputaciones provinciales impelidas á la arbitrariedad,
al horrible crímen de lesa patría, dominados con el poder, comprados con el oro y luego
mandados á juzgar, cuando la arbitrariedad y el crímen [ilegible] por un Congreso
también dominado por el poder comprado con el oro. Poder, oro, para comprar Cortes
de Justicia con que expropiar al ciudadano libre, al buen republicano. Oro y poder con
que establecer en cada provincia una pequeña sin Constitución, sin leyes por medio de
lo que se obliga al pueblo á ser traidor al pueblo. Poder y oro para mantener esbirros
miserables, presidiarios escapados, asesinos y ladrones con que amenazar á los buenos,
con que castigar á los que tenga valor para presentar el pecho y gritar ¡Viva la Nación!
abajo la tiranía!. Y oro y sangre y poder: esas son sus leyes, esa es la libertad, de que se
llaman vengadores! Pueblo, hasta cuándo roerás en vergonzoso silencio tus humillantes
cadenas? Donde está tu ardor por la libertad, tu amor á los principios, tus infinitos
esfuerzos?… duermes, cuando debieras velar, el fusil al hombro, el morral á la espalda?
Tú no sabes que tus enemigos no tienen mas fuerza que tu propia indolencia, tu sueño
criminal? Vamos, despierta y verás como á tu esforzado bostezo tiemblan y se esconden
tus cobardes tiranos. Alza la frente y deja que lean en ella la voluntad de una Nación
que no se deja robar impunemente sus caudales, sus libertades. El pueblo no es dueño
y Señor? Quién puede resistir cuando él habla? te has olvidado de que eres soberano y
permites que te roben tu corona para oprimirte, vejarte y tiranizarte? Tú no sabes que
tu voz es la voz de la tempestad, el trueno horrísono ante el cual todo tiembla y calla,
la voz del Señor irresistible, inmensa, á la que todo cede y obedece?.
Ven, pues, y habla por nosotros y con nosotros, que la tiranía caiga ante tu
voluntad omnipotente!.
Caracas. Imprenta de Ramón Alcalde Piña. 1853.
División de Libros raros y Manuscritos. Instituto Autónomo Biblioteca Nacional
Caracas.
FUENTES
Bibliográficas
Gómez Rodríguez, Carmen, Pedro Obregón: Política, corrupción y riqueza.
Venezuela Siglo XIX (Colección Medio Siglo de la Contraloría General de la
República). Caracas, 1992.
González Guinán, Francisco, Historia Contemporánea de Venezuela, t.V. Caracas,
Ediciones de la Presidencia de la República de Venezuela, 1954.
Rodríguez, José Santiago, Contribución al estudio de la guerra federal en Venezuela,
t. I. Caracas, O. C. I., 1976.
Documentales:
Sección Interior y Justicia. 1853 Archivo General de la Nación. Caracas.
78
Hemerográficas:
Periódicos:
El Bachaquero 1853.
El Cometa. 1853
El Juicio Final. 1853.
El Rayo de la libertad, 1853.
Gaceta de Venezuela. 1853.
Jueves Santo. Hoja Suelta, 24 de marzo de 1853.
******
POLITICAL SYSTEM AND CENSORSHIP OF PRESS. VENEZUELA (1853)
Carmén Gómez
Abstract:
In 1853, the intensity of confrontations between political groups was severely manifested through opinion bodies. Journalists adverse to José Gregorio Monagas’ regime
(1851-1855) openly fostered rebellion against the established order, what contributed
to exacerbate the situation and alter the fragile social order. With the aim of cracking
down on political violence and stopping the imminent insurrection, the Government
had no other choice than taking coercive measures –suspension of newspapers and
imprisonment of editors and journalists- against the seditious press and its leaders.
Key words:
José Gregorio Monagas’ regime - Subversion - Seditious press - Censorship of press.
*****
LE SYSTÈME POLITIQUE ET LA CENSURE DE PRESSE AU
VENEZUELA EN 1853
Carmén Gómez
Compte rendu:
En 1853, la presse rendait compte crûment des affrontements entre les groupes politiques
de l’époque. Le journalisme opposé au régime de José Gregorio Monagas (1851-1855)
favorisait ouvertement la révolte contre l’ordre établi, ce qui encourageait l’exacerbation
du peuple et mettait en danger la fragile paix sociale. Afin de freiner la violence politique
et d’éviter l’imminente insurrection, le Gouvernement a été obligé d’entreprendre des
politiques répressives contre la presse séditieuse et contre leurs responsables.
79
L’interdiction de circulation de journaux et l’incarcération de plusieurs éditeurs et
journalistes en témoignent.
Mots clés:
Régime de José Gregorio Monagas - Subversion - Documents séditieux - Censure de
presse.
*****
SISTEMA POLÍTICO E CENSURA DE IMPRENSA. VENEZUELA -1853
Carmen Gómez
Resumo:
Em 1853, a intensidade dos enfrentamentos entre os grupos políticos, manifestou-se
com uma grande força nos órgãos de opinião. O jornalismo contrário ao regime do
José Gregorio Monagas (1851-1855) promovia abertamente a rebelião contra o poder
estabelecido, exaltando os ânimos e alterando a frágil paz social. Com o objeto de
deter a violênica política e conter a iminente insurreção, o Governo foi forçado a tomar
e exercer medidas repressivas, -suspensão de jornais e prisão para editores e jornalistas, contra a imprensa sediciosa e seus responsáveis.
Palavras chave:
Regime do José Gregorio Monagas - Subversão - Impressos sediciosos - Censura de
imprensa.
*****
80
EL PROTOCOLO URRUTIA Y
EL BLOQUEO ANGLO-FRANCÉS EN LA ANTESALA
DE LA GUERRA FEDERAL
Catalina Banko
Resumen:
La firma del “Protocolo Urrutia” (1858) entre el gobierno venezolano y los
representantes de varias naciones extranjeras en apoyo a José Tadeo Monagas significó
el comienzo de graves conflictos diplomáticos. Estos hechos desembocaron en el bloqueo
anglo-francés para exigir la liberación de Monagas y otros ex funcionarios, vinculados
por intereses económicos con los representantes extranjeros. Este incidente se produjo
paralelamente a los preparativos del movimiento revolucionario federalista, cuyos líderes
habrían contado al parecer con la simpatía y el apoyo de los diplomáticos extranjeros.
Estos problemas abren interrogantes en torno a la verdadera orientación de las alianzas
políticas en la antesala de la Guerra Federal.
Palabras claves:
Protocolo Urrutia - bloqueo extranjero - intereses económicos - diplomacia federalismo.
******
La “Revolución de Marzo” de 1858
El gobierno de José Tadeo Monagas comenzó a debilitarse progresivamente en el transcurso del año 1857 como consecuencia de los embates de la
oposición frente a las medidas centralistas adoptadas por el Presidente de la
República. En ese mismo año fue aprobada una reforma constitucional que
consagró el continuismo del Caudillo Oriental, al suprimir la cláusula que
prohibía la reelección inmediata del Presidente, además de ampliar la duración
de dicho cargo de cuatro a seis años (Mariñas Otero, L., 1965: 266-267).
81
En cuanto a las autonomías provinciales dicha reforma era un retroceso
con respecto al Código de 1830. En este último se había establecido que los
gobernadores serían nombrados por el Poder Ejecutivo con base a una terna
presentada por las diputaciones provinciales. En cambio, mediante la
Constitución de 1857 los organismos legislativos de las provincias fueron
eliminados y los gobernadores serían designados directamente por el Presidente
(Ibídem: 271). De esta manera llegó a su punto culminante la tendencia
autocrática de los Monagas (García PONCE, A., 1987: 1.543).
Como agravante, al concluir el año 1857 la economía venezolana estaba
sufriendo los efectos de una honda crisis mundial que provocó la caída de los
precios de los productos exportables y la ruina de muchos hacendados, mientras
las transacciones de las casas comerciales quedaron casi paralizadas (El Foro:
01.01.1858). En breve tiempo el malestar económico y el político se conjugaron
para acelerar el proceso de descomposición del régimen autocrático, lo que a
su vez contribuyó a la consolidación del movimiento opositor.
La revolución estalló en Valencia el 5 de marzo. Inmediatamente fue
proclamada la nulidad del Código de 1857, por considerar que fue sancionado
por un Congreso que carecía de facultades legales para ello, de acuerdo a lo
establecido en la Constitución de 1830. Según el manifiesto revolucionario, el
pacto social estaba disuelto por la violación que del mismo cometió Monagas
y, por tanto, el “pueblo” tenía el derecho de reasumir la soberanía y derribar la
“tiranía” que dominó en Venezuela durante una década.
Monagas, enfrentado a un movimiento revolucionario de grandes proporciones, optó por presentar su renuncia y evitar derramamientos de sangre. El
día 19 de marzo el General Julián Castro entró a la ciudad de Caracas y asumió
la Presidencia de la República, integrando su gabinete con Manuel Felipe de
Tovar en Interior y Justicia, Fermín Toro en Hacienda, Wenceslao Urrutia en
Relaciones Exteriores y Ramón Soto en Guerra y Marina.
El triunfo de la Revolución de Marzo fue el resultado de la alianza de
oligarcas y liberales que acordaron derribar a Monagas y restablecer la legalidad
en la vida política nacional, dejando a un lado, al menos en un primer momento,
las diferencias que los habían enfrentado durante casi dos décadas. Sin embargo,
la tan proclamada “fusión” desaparecería bien pronto al comenzar a definirse el
predominio de la antigua “oligarquía” en el gobierno presidido por Julián Castro.
82
El nuevo régimen recibió rápidamente el apoyo de conocidos
comerciantes: Guillermo Espino, Marcos Santana, Calixto León, Roberto Basalo
e Isaac J. Pardo, entre otros, crearon una comisión especial con el objetivo de
recaudar fondos para el denominado “Empréstito Patriótico” destinado a
colaborar con Julián Castro (El Diario de Avisos: 24.03.1858).
El caso de Isaac J. Pardo merece especial consideración, ya que nos
sorprende la rapidez con que se adaptó a la nueva situación, después de haber
desempeñado un relevante papel económico en el gobierno anterior. Por otra
parte, de acuerdo a las afirmaciones del viajero húngaro Pal Rosti, dicho
comerciante “dio 10.000 dólares (sic) para alentar una revolución, y al mismo
tiempo 10.000 a Monagas para sofocarla, hizo traer de Europa todo un barco
cargado de armas y, sin embargo, fue el primero en denunciar —secretamente—
su arribo a Monagas”, lo cual revela el ambiguo comportamiento de Isaac
Pardo con relación al gobierno y a la oposición (Rosti, P.,1968: 37).
José Tadeo Monagas, tras su renuncia, se acogió al amparo de varias
naciones extranjeras y recibió asilo en el consulado de Francia. También Jacinto
Gutiérrez, ex Secretario de Hacienda, y Juan Giuseppi, yerno de Monagas, se
refugiaron en el mismo consulado pero, después de tumultuosas manifestaciones
“populares”, ambos decidieron abandonar la legación francesa y entregarse a
las autoridades.
Inmediatamente comenzaron a difundirse denuncias relativas a actos
de corrupción cometidos por miembros de la familia Monagas y del círculo de
sus allegados. Según esta versión, los Monagas, Jacinto Gutiérrez y Juan
Giuseppi se habrían enriquecido gracias al saqueo del tesoro público (El Diario
de Avisos: 24.03.1858). Al respecto, es importante destacar que Juan Giuseppi,
nacido en Trinidad, había actuado junto a Modesto Urbaneja en calidad de
comisionado en Londres para llegar a un arreglo con los tenedores de vales
venezolanos, además de formar parte de la Compañía de Accionistas, fundada
durante la segunda Presidencia de José Tadeo Monagas. Precisamente, Isaac J.
Pardo y Juan Giuseppi ejercieron altos cargos directivos en esa entidad bancaria,
mientras Modesto Urbaneja era uno de sus principales accionistas. Estos datos
nos indican el entrelazamiento de intereses económicos que se había tejido en
torno al gobierno de José Tadeo Monagas.
De acuerdo a la versión de El Diario de Avisos, la fortuna de Juan
Giuseppi, una parte de la cual pertenecía a su suegro, había sido remitida al
83
Banco de Londres, a otros “bancos de plazas de primer orden”, a Trinidad y
otra porción, calificada como una especie de “caja de reserva”, fue colocada
“bajo la salvaguardia del Sr. Ministro inglés”, la misma que estaba depositada
en el Consulado de Francia. A todo ello se agregaban “contratos fraudulentos,
letras y órdenes” contra “todas las aduanas a favor de sociedades anónimas o
personas que corrían con negocios de la misma familia; emisiones de billetes
de todas clases, hechas con el propósito de arruinar más y más a la nación”
(Ibídem).
La información anterior revela solamente una parte de los actos de
corrupción cometidos durante el gobierno de los Monagas, a lo que se debe
agregar los beneficios obtenidos durante ese período gracias a la Ley de Tierras
Baldías, sancionada en 1848, que favoreció la consolidación del sistema
latifundista.
Las presiones diplomáticas y el Protocolo “Urrutia”
Habían transcurrido pocos días desde el derrocamiento de Monagas,
cuando varios cónsules extranjeros comenzaron a exigir que al ex presidente
le fuera concedido un salvoconducto para su salida del país. Para evitar un
conflicto, el gobierno decidió suscribir un compromiso con los representantes
diplomáticos para garantizar la integridad física del Caudillo Oriental. El día
26 de marzo de 1858 se celebró una reunión con la presencia de Wenceslao
Urrutia, Secretario de Relaciones Exteriores, y los encargados de negocios y
cónsules de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Brasil, España y los
Países Bajos. En esta ocasión Urrutia planteó que era base “imprescindible de
la negociación, que el general Monagas se pusiera a la disposición del nuevo
gobierno” (Cortés, Santos Rodulfo, 1971: 582).
Resulta curioso que Inglaterra se preocupara por la protección de José
Tadeo Monagas, cuando en 1849 había sostenido con éste un serio conflicto
por la reforma de la Ley de Espera. En tales circunstancias, la potencia europea
amenazó con bloquear las costas venezolanas, en el caso de no hacerse efectivo
el pago de indemnizaciones para los súbditos británicos afectados por la
mencionada ley. Por otro lado, en 1856 el Cónsul de los Países Bajos había
solicitado la destitución y enjuiciamiento de varios funcionarios de Coro, entre
los que sobresalía el Comandante de Armas Juan Crisóstomo Falcón, quienes
presuntamente habrían estado involucrados en los ataques perpetrados en 1855
84
contra los comerciantes judíos residentes en dicha ciudad. Holanda llegó a
exigir en aquella ocasión la entrega de la Isla de Aves, sin justificación alguna,
y amenazó con el bloqueo del puerto de La Guaira para amedrentar a las
autoridades venezolanas. Finalmente Monagas firmó un avenimiento en torno
a las demandas holandesas, aunque al mismo tiempo sostuvo firmemente la
soberanía venezolana sobre la Isla de Aves. De modo que la protección
dispensada por Inglaterra y los Países Bajos a José Tadeo Monagas en 1858
resulta sorprendente, si tomamos en cuenta los graves incidentes promovidos
por estas naciones en el transcurso de sus dos períodos presidenciales.
Después de una serie de discusiones, el gobierno venezolano y los
representantes de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, los Países Bajos,
España y Brasil acordaron firmar el 26 de marzo de 1858 un convenio con la
finalidad de preservar la “seguridad de la persona del general Monagas”. De
acuerdo a lo establecido en el documento, Monagas sería puesto a disposición del
gobierno, pero bajo el compromiso de que no sería sometido a juicio, “ni en
manera alguna vejado, sino que antes bien se le tratará con todo decoro y
miramiento”. El ex presidente fue trasladado a una casa particular bajo la custodia
de una guardia especial para evitar cualquier agresión. Sin embargo, Urrutia no
especificó el tiempo que duraría dicha detención, aunque prometió que sería breve
y que posteriormente Monagas recibiría pasaporte y salvoconducto para salir del
país y dirigirse al “punto del extranjero que elija, mientras que el nuevo Gobierno
lo estime necesario a la tranquilidad del país” (Idem). Entre los firmantes del
denominado “Protocolo Urrutia” se encontraban: Richard Bingham, Encargado
de Negocios de Gran Bretaña, Charles Eames, Ministro Residente de los Estados
Unidos y Leoncio Lévraud, Encargado de Negocios de Francia.
La negociación con las naciones extranjeras se convirtió en motivo de
conflicto en el propio seno del Poder Ejecutivo, cuando los secretarios Toro y
Tovar tuvieron conocimiento del contenido del “Protocolo Urrutia”, en cuyas
discusiones no habían participado. Ambos funcionarios se mostraron indignados
por los términos del documento y decidieron dimitir a sus respectivos cargos.
Urrutia, por su parte, también presentó la renuncia a su cartera, la cual fue
aceptada, mientras que las de Toro y Tovar fueron rechazadas. A juicio de Luis
Level de Goda, este hecho tuvo gran relevancia ya que desde este momento
quedó definida la política gubernamental: “Castro se había entregado en cuerpo
y alma a la oligarquía y comenzó a romperse la fusión de los partidos” (Level
de Goda, L., 1976: 93).
85
Las afirmaciones de Luis Level de Goda tenían serios fundamentos, ya
que poco tiempo después el gobierno de Julián Castro comenzó a perseguir a
los miembros del Partido Liberal, tal como ocurrió con Juan Crisóstomo Falcón
y Ezequiel Zamora, entre otros. A consecuencia de ello, ambos iniciaron la
organización de un plan revolucionario. El primero fue designado Jefe Supremo
del movimiento que adoptó la bandera del federalismo como eje de su programa
político. Inmediatamente Falcón y Zamora tomaron el camino del exilio en las
Antillas, donde comenzaron los preparativos bélicos.
Amenazas de los diplomáticos extranjeros
Ante la tardanza del gobierno en dar cumplimiento a lo estipulado en el
“Protocolo Urrutia”, el día 9 de julio los Encargados de Negocios de Gran
Bretaña y Francia suspendieron intempestivamente las relaciones diplomáticas
con Venezuela y exigieron la libertad de José Tadeo Monagas, Jacinto Gutiérrez
y Juan Giuseppi, bajo la amenaza de adoptar medidas más drásticas aún si no
se lograba una pronta satisfacción a sus requerimientos (El Foro: 24.08.1858).
Lo significativo de esta última comunicación radica en que la liberación
de Gutiérrez y Giuseppi no estaba contemplada en el “Protocolo Urrutia” y,
por tanto, no formaba parte de ningún compromiso diplomático anterior. En
cuanto a José Tadeo Monagas, éste fue trasladado desde la legación francesa a
una casa particular, según lo acordado en el convenio. Sin embargo, con respecto
a su salida del país no se había especificado el tiempo preciso para otorgar la
autorización, pero ello no justificaba de ninguna manera la agresiva conducta
de los representantes extranjeros.
Como puede apreciarse, el documento firmado por Bingham y Lévraud
significaba una intromisión en los asuntos internos de la República.
Inexplicablemente, Venezuela se hallaba envuelta nuevamente en un conflicto
de carácter internacional y sus autoridades eran presionadas para satisfacer
exigencias que correspondían al ámbito de la política nacional y nada tenían
que ver con problemas de orden diplomático.
Pocos días después, Bingham y Lévraud enviaron otra amenazadora
comunicación, manifestando que esperaban una rápida y amistosa solución al
conflicto antes de la llegada a La Guaira de las escuadras de sus países para
respaldar las reclamaciones mencionadas (Ibídem). Resulta sorprendente que
la libertad de los personajes mencionados se hubiera convertido en un motivo
86
para adoptar acciones violentas contra Venezuela, modalidad que aunque era
una práctica constante en aquel entonces, generalmente respondía a
motivaciones de carácter económico.
El 30 de julio Mauricio Berrisbeitia, Secretario de Relaciones Exteriores
en reemplazo de Wenceslao Urrutia, se dirigió desde Valencia a los Encargados
de Negocios de Gran Bretaña y Francia afirmando que la “anticipación con
que llamaron fuerzas anglo-francesas a La Guaira” y la suspensión de las
relaciones con el gobierno sin aguardar una respuesta a los cargos presentados,
había dificultado la posibilidad de llegar a un justo avenimiento, además de
constituir todo ello una clara intervención “en los asuntos domésticos de
Venezuela” (Ibídem).
Con respecto a Jacinto Gutiérrez y Juan Giuseppi, el Secretario de
Relaciones Exteriores informó que ambos debían comparecer ante los tribunales
venezolanos y, en consecuencia, el Poder Ejecutivo no podía sustraer a los
acusados del ámbito del poder judicial, “que según la Constitución y leyes
declaradas vigentes, forma una rama independiente de la soberanía” (Ibídem).
Es necesario destacar que, en medio de tan graves circunstancias, el gobierno
estaba intentando resguardar la soberanía nacional, al no admitir la intervención
extranjera en asuntos domésticos ni satisfacer demandas totalmente
injustificadas.
Durante ese agitado día, 30 de julio, el Secretario de Relaciones Exteriores
envió una carta a los representantes de España, Estados Unidos, Brasil y los Países
Bajos, aclarando que no existía justificación alguna para “la intervención anglofrancesa en el asunto de la libertad del General Monagas, (...) ni la añadidura de
nuevas y extraordinarias demandas que sin embargo de presentarse ahora por
primera vez, vienen ya en forma de intimación y acompañadas de la amenaza
de que serán apoyadas por las fuerzas navales que han de llegar muy en breve
al puerto de La Guaira”. A pesar de la evidente injusticia de tales reclamaciones,
el gobierno propuso que el problema fuera sometido al “fallo arbitral de una o
más potencias neutras en la contienda” con la finalidad de conservar vínculos
de amistad con las naciones extranjeras (Ibídem).
La respuesta de Bingham y Lévraud no se hizo esperar. El 4 de agosto
ambos enviaron una nota al Ministro de Relaciones Exteriores manifestando
su oposición al arbitraje propuesto para dirimir el conflicto: “Así, después de
cuatro meses de esfuerzos para obtener un resultado que concilie la justicia, la
humanidad, los intereses comunes, se invita a los infrascritos a someter las
87
ofensas hechas al honor de sus pabellones, a árbitros que no han sido testigos
de los actos que los constituyen y comprueban”. En consecuencia, insistieron
en las demandas presentadas el 9 de julio y en especial las vinculadas con la
libertad de Monagas, Gutiérrez y Giuseppi, y dieron al gobierno un plazo de
24 horas para responder a tales reclamaciones (Ibídem).
Mientras se cruzaban las mencionadas comunicaciones, el asunto ya
había sido discutido por los miembros de la Convención Constituyente reunida
en Valencia. Algunos diputados liberales presentaron un proyecto solicitando
la salida del país de los hermanos Monagas y la proclamación de una amplia
amnistía para los acusados por “delitos políticos”. Dicho proyecto fue rechazado
por la Convención el 12 de julio y el día 15 se difundió la noticia sobre la
muerte de José Gregorio Monagas en el Castillo de Maracaibo, hecho que
contribuyó a agudizar las tensiones políticas (Level de Goda, L.: 103).
En cuanto a los entretelones de este curioso incidente, resulta de gran
interés una carta firmada por un “antiguo tenedor de vales”, quien cuestionaba
la conducta seguida por los diplomáticos británico y francés. En dicha
correspondencia se pretendía dar a conocer “los actos más extraordinarios y
más increíbles” de Bingham. Este último había celebrado en 1854 un convenio
con Monagas para formalizar el arreglo del pago de la deuda pendiente,
resultando de ello que los tenedores de vales perdieron cerca de las dos terceras
partes del capital e intereses. El autor de la nota informaba que durante diez
años los acreedores no habían recibido sus dividendos, de una deuda que ya
montaba a 5.000.000 de libras. Sin embargo, era muy distinta la posición oficial
de Gran Bretaña, ya que a través del ministro Lord Palmerston se prestó debida
atención al problema, a diferencia de la cuestionada conducta de Bingham en
Venezuela (El Foro: 23.07.1858).
En el texto mencionado se indicaba que ese mismo diplomático inglés,
en unión con el de Francia, decidió asumir en 1858 la defensa de Monagas,
llegando al extremo de amenazar con el empleo de la fuerza a “una nación
joven y pequeña, cuando ejercía su soberanía para despedazar la pesada mano
del despotismo y la práctica general del deshonor y de corrupción”. También
se denunciaba que una “caja o cajas de dinero robado a los bolsillos de los
tenedores de vales en diez años que no pagaron los dividendos fueron
transportados y protegidos” por los ministros extranjeros (Ibídem). Esta última
acusación era sumamente grave porque involucraba a diplomáticos, cuyos
intereses personales habrían estado presuntamente vinculados con funcionarios
88
del gobierno de José Tadeo Monagas. Las opiniones del escritor anónimo
coinciden con las denuncias publicadas en El Diario de Avisos del 24 de marzo,
a las que hicimos referencia anteriormente.
Poco después, la Convención de Valencia se ocupó nuevamente de este
grave conflicto en su sesión del 5 de agosto y decidió autorizar al Jefe de
Estado para que cumpliera con su promesa de liberar al General Monagas,
cuando hubieran “desaparecido de nuestros puertos los buques de guerra
ingleses y franceses”, dando a “la cuestión internacional la dirección más
conforme al decoro e independencia nacional” (El Foro: 24.08.1858).
El bloqueo anglo-francés
Ante la gravedad de la situación, Berrisbeitia se dirigió a los Encargados
de Negocios de Gran Bretaña y Francia, manifestando que la promesa del 26
de marzo con relación a la libertad del General Monagas nada tenía que ver
con la demanda planteada en los casos de Jacinto Gutiérrez y Juan Giuseppi.
El ex Secretario de Hacienda debía responder ante los tribunales competentes
por la administración de su despacho, mientras Giuseppi sería enjuiciado por
“varios crímenes infamantes cometidos para servir de mediador de las
dilapidaciones del tesoro público”. En cuanto a la salida del país de Monagas,
el titular de la cartera de Relaciones Exteriores informó acerca de la decisión
adoptada por la Convención para que se cumpliera con la promesa del 26 de
marzo, siempre y cuando se hubieran retirado de los puertos los buques de
guerra ingleses y franceses, ya que tal medida no podría ejecutarse bajo el
imperio de la fuerza (Ibídem).
Al parecer la respuesta oficial no satisfizo a Bingham y Lévraud, quienes
el 11 de agosto se trasladaron precipitadamente a La Guaira, donde estaban
anclados los barcos pertenecientes a las escuadras británica y francesa.
Inmediatamente comenzaron las hostilidades, resultando apresadas cuatro
goletas y un bergantín nacionales (El Foro: 13.08.1858). Una vez más, las
potencias extranjeras estaban recurriendo a la vieja práctica de utilizar la
violencia contra las naciones débiles.
En El Foro se afirmaba que Bingham y Lévraud “no representan
únicamente a la Inglaterra y la Francia, sino, que bajo falsos pretextos
diplomáticos, hacen servir el poder de esas naciones, a la ignominiosa causa
de los Monagas” (Ibídem). A juicio de José Santiago Rodríguez, los funcionarios
89
extranjeros estaban actuando por su cuenta, sin contar con el apoyo de sus
respectivos gobiernos, opinión que coincide con las anteriores aseveraciones
(Rodríguez, J. S., 1976: 155).
Lo cierto es que algunos personajes, como es el caso de Giuseppi, tenían
estrechas vinculaciones económicas con los ingleses, y lo mismo se decía del
ex secretario Jacinto Gutiérrez. Algunos de los aspectos señalados nos permiten
inferir que este bloqueo, que por primera vez no se realizó en los últimos años
como medio de presión para satisfacer reclamaciones económicas, estaba
vinculado a los intereses particulares de Bingham y Lévraud en connivencia
con algunos representantes del monaguismo. Una apreciación semejante fue
planteada en el periódico El Foro, en cuyas columnas se señalaba que las
demandas extranjeras ya no se limitaban al salvoconducto para Monagas, sino
que pretendían evitar que se sustanciara el “juicio criminal” que se estaba
siguiendo contra Juan Giuseppi y Jacinto Gutiérrez (El Foro: 13.08.1858). En
consecuencia, la insistencia en exigir la libertad de estos últimos reafirma la
idea de que los diplomáticos estaban defendiendo ciertos negocios vinculados
al gobierno de Monagas que podrían ser calificados de “turbios”.
Al día siguiente de haberse iniciado el bloqueo extranjero contra
Venezuela se reunieron los súbditos británicos residentes en Caracas. El acto
fue presidido por Thomas Nevett y Thomas Mawdsley, ambos comerciantes
de reconocida trayectoria en el país. Los concurrentes explicaron que no habían
considerado prudente involucrarse en el conflicto mientras se efectuaban las
negociaciones. Pero, una vez abiertas las hostilidades optaron por expresar su
rechazo a tal medida y solicitar a Gran Bretaña que se limitara a exigir a
Venezuela solamente “condiciones compatibles con sus leyes, y no aquellas
que admitidas los forzarían a violarlas, sustrayendo por ejemplo personas
sometidas a un juicio criminal”. Es evidente la alusión a Juan Giuseppi sobre
quien pesaba una demanda por enriquecimiento ilícito (Ibídem).
Las consecuencias del bloqueo fueron sumamente negativas para el
comercio de la región central. Durante las hostilidades, quedaron paralizadas
las transacciones mercantiles en La Guaira y Puerto Cabello, lo que ocasionó
grandes pérdidas a comerciantes y hacendados. El conflicto internacional se
solucionó finalmente el 27 de agosto mediante un convenio firmado por
Mauricio Berrisbeitia, Carlos Soublette, Jefe de Operaciones de la Provincia
de Caracas, y Federico Orme, funcionario diplomático de Gran Bretaña (El
Foro: 31.08.1858).
90
En el acuerdo se estipulaba el cumplimiento del “Protocolo Urrutia” en
lo concerniente a José Tadeo Monagas. Jacinto Gutiérrez sería restituido a la
Legación de Francia, hasta tanto fuera solicitada su comparecencia ante las
autoridades venezolanas para responder a las acusaciones presentadas en su
contra. Con respecto a Juan Giuseppi se estableció que si los cargos existentes
contra él “no permitiesen ponerlo en libertad, se seguirá su juicio por los
tribunales competentes en el menor término posible”. A partir de la vigencia
del convenio cesarían las hostilidades, las fuerzas navales serían retiradas de
las costas venezolanas y se restablecería la “buena inteligencia entre las tres
Naciones” (Ibídem).
Monagas obtuvo autorización para salir del país el día 31 de agosto,
concluyendo así este conflicto en el que estuvieron involucrados representantes
de potencias extranjeras y varios miembros del gobierno depuesto. En breve
tiempo, también Jacinto Gutiérrez fue embarcado para el extranjero. Entre
tanto, Giuseppi continuó preso hasta marzo de 1859, y como consecuencia de
las presiones del Encargado de Negocios de Gran Bretaña fue puesto en libertad
(Arcaya, P. M., 1964: 242-243). Esta afirmación ratifica la estrecha relación
existente entre el representante inglés y el yerno de Monagas, quien fue absuelto
a pesar de las múltiples acusaciones por actos de peculado que se habían
presentado en su contra.
El intrincado camino hacia la Guerra Federal
El bloqueo anglo-francés se desarrolló paralelamente a los preparativos
de la Guerra Federal en algunas islas del Caribe. La coyuntura fue aprovechada
por la oposición liberal para asestar un golpe contra el gobierno mientras los
extranjeros estaban bloqueando costas venezolanas. Sin embargo, los
revolucionarios fueron descubiertos, siendo apresados y deportados muchos
de sus promotores. Este era el caso de Antonio Guzmán Blanco, quien fue
detenido en los sucesos de la asonada conocida como “Galipanada”.
Es significativo que en setiembre de 1858 se haya celebrado en la isla
de Martinica una reunión entre José Tadeo Monagas y Juan Crisóstomo Falcón,
jefe del movimiento revolucionario, con el fin de establecer algunos acuerdos
para la obtención de recursos. Resulta llamativo que dicha entrevista se realizara
en territorio perteneciente a una de las naciones que había bloqueado costas
venezolanas. Precisamente Pedro Manuel Arcaya destacó la extraña circunstancia
91
de que el general Falcón se hubiera refugiado en una posesión francesa de las
Antillas, ya que aparentemente los revolucionarios contaban con las simpatías
de Lévraud y Bingham, quienes además habían apoyado a Monagas tras su
derrocamiento (Arcaya, P. M., 1964: 241-242).
Al respecto es importante recordar que Monagas había impuesto durante
su segunda presidencia un régimen centralista absolutamente contrario a los
postulados del movimiento federal que se estaba organizando en las Antillas,
comportándose sin embargo como aliado de los revolucionarios, a quienes
suministraba auxilios económicos. Claro está, es necesario destacar también
que tanto Falcón como Ezequiel Zamora fueron leales en todo momento al
gobierno de Monagas, a pesar de las tendencias centralistas del ex presidente.
Por tanto, resulta bastante complejo dilucidar el sentido profundo de las alianzas
y compromisos políticos que condujeron a la Guerra Federal.
Lo que parece más evidente es que los integrantes del movimiento
revolucionario respondían a intereses bastante heterogéneos. Las desavenencias
entre los principales jefes fueron claras desde el estallido de la guerra en febrero
de 1859. La iniciativa fue tomada en Coro por Ezequiel Zamora quien se
convirtió en la figura clave de la causa federal. Mientras tanto Falcón quedó al
margen de la dirección de la contienda hasta el mes de julio tras su desembarco
en Morón. A partir de este momento, se acentuaron las rivalidades entre ambas
figuras en torno a la conducción de la guerra. El panorama se hace más confuso
aún si tomamos en cuenta la conducta de José Tadeo Monagas, quien en nombre
de un “auténtico federalismo” volvió a tomar el poder tras el triunfo de la
denominada “Revolución Azul” en 1868, desplazando así a algunos de sus
antiguos aliados políticos. Muchas interrogantes surgen de esta intrincada trama
política, principalmente en cuanto al papel desempeñado por los representantes
extranjeros, la aparente “protección” o “neutralidad” de ciertas naciones con
relación a los revolucionarios venezolanos y la verdadera orientación de las
alianzas y compromisos que sirvieron de base de sustentación al movimiento
que protagonizó la Guerra Federal.
REFERENCIAS
I. Fuentes hemerográficas
El Comercio. La Guaira, 1859.
Diario de Avisos. Caracas, 1858-1859.
92
El Federalista. Caracas, 1858.
El Foro. Caracas, 1858.
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II. Fuentes bibliográficas
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93
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1955.
******
THE “URRUTIA PROTOCOL” AND THE ENGLISH AND FRENCH
BLOCKADE AT THE DAWN OF THE FEDERAL WAR
Catalina Banko
Abstract:
The signature of the “Urrutia Protocol” (1858) between the Venezuelan government
and representatives of other nations supporting José Tadeo Monagas set the stage for
serious diplomatic conflicts. As a result of such conflicts an English and French blockade was imposed so as to demand the release of Monagas and other former officials,
who shared economic interests with the international representatives. Such event and
the preparations for the federalist revolutionary movement took place simultaneously;
its leaders apparently having the sympathies and support of international diplomats.
These problems question the real orientation of political alliances at the dawn of the
Federal War.
Key words:
Urrutia Protocol - Foreign blockade - Economic interests - Diplomacy - Federalism.
*****
LE “PROTOCOLE URRUTIA” ET LE BLOCAGE ANGLO-FRANÇAIS À
L’AUBE DE LA GUERRE FÉDÉRALE
Catalina Banko
Compte rendu:
Le “Protocole Urrutia” (1858), établi entre le gouvernement vénézuélien et les
représentants de plusieurs pays étrangers en vue de soutenir José Tadeo Monagas, a
engendré de sérieux conflits diplomatiques, tels que le blocage anglo-français. Par le
biais du blocage, les Anglais et les Français exigeaient la libération de Monagas et
d’autres anciens fonctionnaires liés aux représentants étrangers par des intérêts
économiques. Cet événement est survenu parallèlement à la préparation du mouvement
révolutionnaire fédéraliste, dont les dirigeants avaient le soutien des diplomates
étrangers. De ces problèmes il ressort des questions sur la véritable orientation des
alliances politiques à l’aube de la Guerre Fédérale.
94
Mots clés:
“Protocole Urrutia” - Blocage étranger - Intérêts économiques - Diplomatie Fédéralisme.
*****
O “PROTOCOLO URRUTIA” E O BLOQUEIO ANGLO-FRANCÊS NOS
PREPARATIVOS DA GUERRA FEDERAL
Catalina Banko
Resumo:
A assinatura do ´´Protocolo Urrutia´´ (1858) entre o governo venezuelano e os
representantes de várias nações estrangeiras, como apóio a José Tadeo Monagas, foi o
começo de profundos conflitos diplomáticos. Estes factos resultaram no bloqueio anglofrancês, para exigir a liberação de Monagas e de outros ex–funcionários, vinculados
por interesses econômicos aos representantes estrangeiros. Este incidente foi paralelo
aos preparativos do movimento revolucionário federalista, cujos líderes aparentemente
tinham contado com a simpatia e o apóio dos diplomatas estrangeiros. Estes problemas
fazem surgir interrogantes sobre a verdadeira orientação das alianzas políticas nos
preparativosda Guerra Federal.
Palavras chave:
Protocolo Urrutia - Bloqueio estrangeiro - Interesses econômicos - Diplomacia Federalismo.
*****
95
UN FISIÓLOGO MEXICANO
Y SU “MONTAÑA MÁGICA”*
Ana Cecilia Rodríguez de Romo
Resumen
Este trabajo se refiere a la investigación en fisiología de las alturas, que se realizó
en México durante la segunda mitad del siglo XIX. El médico mexicano Daniel Vergara
Lope desarrolló una intensa labor experimental para probar que los pobladores del
altiplano mexicano no eran inferiores por respirar un aire con menor cantidad de oxígeno.
En su investigación fueron determinantes el profundo sentimiento nacionalista de esa
época y el concepto de ciencia que tenía el Presidente Porfirio Díaz. El trabajo del
investigador mexicano puede ser tomado como modelo de la manera como los factores
personales, sociales y políticos, determinan el desarrollo científico de un país.
Palabras clave:
México, fisiología de las alturas, investigación científica, siglo XIX, Daniel
Vergara Lope.
******
Introducción
¿Existe una tradición científica en los países en vías de desarrollo?, si
en esas naciones se hace ciencia, ¿es también ciencia de “tercer mundo”?.
De una forma u otra, estas preguntas flotan en la mente de esos países,
influyendo indirectamente en la autoestima de su pueblo.
Por otro lado, independientemente del nivel de desarrollo de un país, su
labor científica muestra la interdependencia del factor humano y el social, es
*
Esta investigación ha sido apoyada por la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico DGAPA-IN402996,UNAM.
Resultados parciales de esta investigación se presentaron en el I Congreso Internacional de
Historia de la Medicina Hispanoamericana, Valencia, Venezuela, 14-16 octubre 1998.
97
decir, el trabajo de las comunidades científicas, refleja el momento histórico
que les tocó vivir. Aunque en los últimos tiempos la disputa entre internalistas
y externalistas ha ocupado a los historiadores de la ciencia, es claro que ambas
posturas son mutuamente complementarias. Volver los ojos al pasado mexicano
y asomarse a la vida del fisiólogo Daniel Vergara Lope y su esfuerzo por entender
la fisiología humana en la altura, pueden brindar posibles respuestas a las
interrogantes con las que inicia este ensayo y además demostrar que los
científicos dependen de su contexto de modo importante.
La vida
Al evocar la figura del médico mexicano, es difícil decidir cual aspecto
resaltar.
Su obra científica en Fisiología de las Alturas, su papel importante en la
creación de instituciones de enseñanza e investigación en fisiología, las cartas
de sus últimos años que tan vívidamente muestran su romántica visión de la
docencia y la ciencia fisiológica; o solamente su vida personal, que por lo
trágica y azarosa, bien pudiera ser tomada como argumento de telenovela.
Aquí mostraré una visión integral de Daniel Vergara Lope a través de su vida
y de su obra. En una primera parte se abordará muy brevemente su vida y
después se hará un somero relato de su labor en la Fisiología de las Alturas.
La investigación acerca de su desempeño científico y profesional es
relativamente sencilla, ya que publicó abundantemente y en las mejores revistas
de su época.
Su vida personal es difícil de delinear porque nunca menciona aspectos
familiares o particulares. Lo que se apunta aquí son inferencias producto de la
lectura de algunas fuentes documentales y de escasos testimonios familiares.
Me parece que aunque aparentaban éxito, tanto su vida profesional como
personal fueron desafortunadas, tantas circunstancias fortuitas desagradables
le sucedieron, que no puede menos que cuestionarse si en realidad existe la
mala suerte.
Daniel Vergara Lope nació en 1865 en la provincia de Hidalgo y murió
en la ciudad de México en 1938. Es significativo decir que su abuelo fue
licenciado, su padre ingeniero y él mismo médico; una familia de profesionales
a mediados de siglo pasado no era usual.
98
Siendo estudiante de medicina, pasaba por la plaza principal de la capital
cuando había una manifestación contra el dictador Porfirio Díaz, el joven
Vergara Lope fue encarcelado y expulsado de la Universidad, lo que le causó
perder medio año y tener que dirigirse personalmente al Presidente Díaz para
poder ser readmitido en la Escuela de Medicina. No se distinguió por ser
adulador, conciliador y oportunista, a pesar de su inteligencia y dedicación
obsesiva al laboratorio, no pasó de ayudante y demostrador y nunca se insertó
de manera firme en la élite político-científica del Porfiriato.
Después de 30 años al frente del Instituto Médico Nacional, principal
centro científico del país al finalizar el siglo XIX, su director murió. El nuevo
dirigente colocó como jefe de la Tercera Sección de Fisiología a una persona
que sin ser inepta, no tenía la experiencia de Daniel Vergara Lope en la
experimentación fisiológica. La situación se hizo crítica cuando tuvo que realizar
sin el justo crédito, el trabajo que el nuevo jefe no sabía hacer.
Vergara Lope protestó ante el entonces Secretario de Educación Pública
y Bellas Artes. El responsable fue removido de su cargo y Daniel Vergara
Lope colocado como jefe de la Tercera Sección de Fisiología. La protesta fue
una clara cruz en su expediente. Desgraciadamente poco después el Instituto
desaparecería por orden del presidente en turno.
En una ocasión atendió como médico a una nuera del usurpador
Victoriano Huerta, éste en recompensa, lo hizo diputado sin imaginar que le
causaba un problema. Cuando en 1915 el usurpador cayó, Daniel Vergara Lope
fue despedido de la Escuela de Medicina y proscrito socialmente. Tuvo que
abandonar la ciudad de México y cambiar su domicilio a Cuernavaca, a 100
kilómetros de la capital, donde volvió los ojos a la clínica. El gran científico,
finalmente también era hombre. Ya viejo y con buena posición económica,
perdió a su esposa por una joven paciente con quien después formalizó su
relación. Desafortunadamente ésta murió y la familia de ella lo despojó de sus
bienes y también de su razón. Viejo, enfermo del cuerpo y la mente, sin dinero,
regresó a la ciudad de México, donde al cuidado de familiares falleció en 1938
a la edad de 73 años.
La obra, antecedentes
En relación al aspecto científico-profesional, entre 1890 y 1930, Daniel
Vergara Lope publicó tres libros y 40 trabajos que se refieren a diversos temas,
99
todos relacionados con la Fisiología de las Alturas. De ellos, quizá los más
importantes son los siguientes libros; 1) su tesis para graduarse de médico que
publicó en 1890, 2) un libro que apareció en 1893 y 3) otra obra monumental
de 800 páginas publicada en 1899 y que en 1895 ganó la medalla Hodgkins del
concurso sobre Fisiología de las Alturas, organizado por el Instituto
Smithsoniano de Washington.
Para entender la investigación en Fisiología de las Alturas al finalizar
el siglo XIX, es necesario tener una idea general del momento histórico que
México vivía entonces. El siglo XIX fue de particular importancia en la
construcción de un país independiente y moderno. La Independencia de España
se consumó en 1821 y para la década de 1870 las invasiones francesa y
norteamericana ya habían pasado.
A pesar de casi cuatro siglos de existir, México era todavía muy joven
como nación y su identidad no era clara en lo político, en lo social e incluso ni
en lo biológico. La mayoría de la población era indígena, había una proporción
importante de mestizos y la minoría eran extranjeros, sobre todo europeos. En
1880 Porfirio Díaz subió a la presidencia, gobierno que se prolongó hasta
1910 cuando fue derrocado con la Revolución Mexicana. Con la dictadura de
Porfirio Díaz el país desarrolló los problemas típicos de los regímenes
totalitarios, pero también hubo un período de paz que permitió el florecimiento
de las ciencias y las artes, actividades muy difíciles de realizar en un continuo
estado de guerra.
Porfirio Díaz era admirador de la cultura francesa y estaba convencido
de dos ideas: la utilidad de la ciencia y la necesidad de crear una identidad
nacional. Así que apoyó a la ciencia creyendo firmemente en el Positivismo
francés; el abordaje de la fisiología de las altitudes satisfacía los dos puntos de
su proyecto de nación. De acuerdo al Presidente Díaz, los países que hacían
ciencia eran desarrollados y el conocimiento de la fisiología del cuerpo
mexicano participaría en la construcción de una identidad médica para México.
La élite médica tuvo un peso muy importante en el Porfiriato. Los
principales grupos científicos-políticos con poder en el país estaban fundamentalmente constituidos por médicos, pero los médicos de entonces tenían una
posición ambigua hacia la medicina experimental, por un lado pensaban que el
arte médico no podía ser sometido a las reglas del método científico, pero por
otro, estaban convencidos de que la experimentación era la única manera de
100
conocer las funciones básicas del organismo y así de modo indirecto, validar la
aplicación social de la medicina.
Con estas ideas en mente, es necesario señalar que el proyecto de nación
del Presidente Díaz, daba un gran peso al concepto de higiene nacional entendida
en el sentido de lo moral. Bajo esta perspectiva, la investigación en fisiología
experimental, sólo tenía sentido dentro del proyecto político que identificó
con la ciencia, los conceptos de identidad nacional y progreso. Ante una nación
desordenada por la enfermedad y la conflictiva racial, el saber médico ofrecía
la solución.
En el contexto imperialista de la ciencia francesa, el médico Denis
Jourdanet fue a México con la Comisión Científica Franco-Mexicana. Los
objetivos de la Comisión eran múltiples, uno de ellos era conocer de que manera
la altitud y la diversidad geográfica, afectaban anatómica y fisiológicamente a
los individuos. Los resultados de esas investigaciones enriquecieron la colección
de la Sociedad Antropológica de París y además, un año antes de la intervención
francesa, Jourdanet publicó Les altitudes de la Amerique Tropicale (1861). En
el estilo del relato del viajero, el francés expone sus impresiones sobre la
influencia de la altitud en la vida de los habitantes del Anáhuac. Una de las
conclusiones más importantes del libro era la teoría de la Anoxihemia
Barométrica. Para la época y el momento mexicano, la teoría del francés
Jourdanet resultaba sumamente desestabilizante. Denis Jourdanet decía que
debido a la baja presión (585 mm de Hg) y elevada altura, (2277 m), sus
habitantes respiraban un aire enrarecido con menor concentración de oxígeno,
lo que era causa de anemia cerebral. Su hipótesis establecía que a menor presión
atmosférica, mayor predisposición patológica de los individuos que respiraban
esos aires empobrecidos, así, las consecuencias más importantes de esa relación
entre presión y patología eran higiénicas. Textualmente Jourdanet afirma:
La sangre, empobrecida de oxígeno, no estimula más que imperfectamente el sistema nervioso, cuyas funciones se ejercitan sin energía,
causando apatía física y el abatimiento moral de las altitudes. El carácter
se agría o ablanda, el pensamiento es un trabajo, el juicio es el resultado
de una apreciación injusta (Vergara Lope 1890: 18-19).
Por lo tanto, se requería poner especial atención a la influencia en la
medicina, de habitar en las alturas. Especialmente se necesitaba analizar como
se afectaba el carácter y en general, las posibilidades de civilización y evolución
moral.
101
Pero según el médico francés, no todos padecían la altura del mismo
modo; los indios eran los que más sufrían la anoxihemia a nivel intelectual y
desarrollaban mejor el trabajo físico, los mestizos estaban perdidos en los dos
sentidos y los españoles conservaban la máxima capacidad intelectual.
Por otro lado, había quien pensaba, que en los habitantes de las altitudes
existía un fenómeno llamado de “aclimatación”, que permitía compensar el
déficit de oxígeno captado en la respiración. Aquí hay que apuntar que la
ciencia actual permite saber que existe un complejo fenómeno de adaptación
que permite la vida normal a grandes alturas.
En conclusión, a mediados del siglo pasado, la Fisiología de las Alturas
vivía dos posturas irreconciliables. O bien se consideraba que se trataba de una
respiración defectuosa que conducía al envilecimiento de las razas autóctonas,
o bien se aceptaba un fenómeno de “aclimatación” que podía compensar el
déficit de oxígeno. La solución que se le diera a estas posturas médicas en
conflicto, afectaría lo que se pensara sobre la higiene y la civilización en las
regiones altas del mundo.
Primeros pasos
Así las cosas, desde estudiante de medicina, el joven Daniel Vergara
Lope intuyó la importancia de resolver este reto. Frente al ideal de normalidad
europeo a nivel del mar y concentración estándar de oxígeno, había que oponer
la normalidad mexicana a gran altura y oxígeno bajo. El problema no podía
tener una solución fisiológica cualquiera, de ello dependía la normalidad de la
sociedad de las alturas.
Desde el principio, su investigación buscó encontrar la razón más
convincente para refutar la teoría de Jourdanet y la respuesta a las preguntas de
la fisiología respiratoria de su tiempo. Según Vergara Lope, si se guiaba por la
objetividad científica, era posible terminar con las interpretaciones erróneas
de la fisiología francesa, que carecían de rigor científico y estaban plagadas de
prejuicios sobre la fisiología de las alturas.
Lo primero que encontró Daniel Vergara Lope, fue que Jourdanet no se
había ocupado seriamente de medir a los mexicanos y había usado las medidas
francesas como si fueran las universales. Durante muchos años, el fisiólogo
mexicano se dedicó a medir la amplitud del tórax de los mexicanos, la talla, el
102
peso, la capacidad respiratoria y cardíaca, el volumen de aire y del oxígeno
inspirado, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, la tensión arterial,
los glóbulos rojos, los fenómenos químicos de los gases. Todas estas eran
variables medidas, y por lo tanto, sujetas a investigación científica. En uno de
sus libros, el mexicano escribió:
¿Buscó Jourdanet la amplitud del tórax en los mexicanos? ¿midió que
cantidad de aire penetra en cada inspiración? Creo que no, por nada se
que haya hecho una sola experiencia neumatométrica. ¿Observó la cifra
que representaba la frecuencia por minuto de los movimientos
respiratorios y circulatorios? Si hubiera observado en este sentido, no
dijera tal cosa (Vergara Lope, 1890: 22-23).
Daniel Vergara Lope aceptó que existiera anemia en México, pero no
por anoxihemia barométrica. La anemia podía ser de múltiples causas,
principalmente tuberculosis, paludismo y mala higiene. Esta última según él,
se debía a la aglomeración en la ciudad, mala alimentación, pobres salarios y
alcoholismo. Era cierto que la anemia entre los indios podía ser mayor, pero no
por la altura, sino por las pobres condiciones de vida que no les permitían
alimentarse adecuadamente.
Respecto a la tuberculosis, Vergara Lope dice que si bien es causa de
anemia, la altura la contrarresta en lugar de fomentarla.
La Ley de la Compensación
En conclusión, la teoría de la anoxihemia era falsa y esa falsedad se
podía resumir en lo que él llamó la Ley de la Compensación. Para fines
prácticos, la ley se simplifica diciendo que a mayor altura y por lo tanto a
menor presión, el número de respiraciones aumenta en dos o tres por minuto.
La rarefacción de las alturas, quedaría compensada con un aumento del número
de respiraciones proporcional a la altura. El aumento de la profundidad no era
obligado, pero podía darse en determinadas circunstancias. De este modo, era
posible recuperar la cantidad de oxígeno en que tanto insistía el médico francés.
La rarefacción del aire en las alturas, quedaría compensada con un aumento
proporcional de respiraciones y pulsaciones. La herencia y la aclimatación
temprana, junto con el trabajo físico despertaban ese proceso. Para el doctor
Vergara Lope había una regla fisiológica; un órgano se desarrolla en proporción
directa al trabajo físico que se le impone, la teoría de la anoxihemia de las
alturas era totalmente incorrecta, él lo había probado por la experimentación,
103
único medio de negar la degeneración o la patología por efecto de la altitud.
De acuerdo a sus estudios, existía un sujeto mexicano que no estaba condenado
por su situación geográfica o climatológica, según él, la fisiología experimental
había aportado conclusiones precisas.
Apunta Vergara Lope que los europeos que llegan a México, pueden
experimentar transitoriamente fatiga respiratoria, sequedad de boca y garganta,
laxitud, cefalea, lipotimias, y anorexia, sin embargo, pronto vuelven a la
normalidad y el clima les parece benigno, grato y a veces están mejor que en
sus países de origen.
Según Vergara, los fenómenos fisiológicos se rigen por el principio
universal de la compensación entre los excesos y las carencias. De este modo
se mantiene el equilibrio. Él pensaba que la diferencia entre lo patológico y lo
normal era cuestión de grado y no se trataba de diferentes estados de la
naturaleza. Por eso, los organismos siempre buscaban el punto medio que
elimine lo que sobre y restituya lo que falta. Esta idea no es nueva, de hecho
este principio de equilibrio bajo diferentes abordajes, explicó el binomio saludenfermedad durante muchos siglos. La fisiología de los fenómenos era un trabajo
de proporcionalidad.
De acuerdo al fisiólogo mexicano, ese era el caso de la respiración. El
sistema respiratorio sufría modificaciones a causa de la altitud, pero estas
modificaciones siempre eran proporcionales a la conservación del equilibrio
funcional lo que además se detectaba con los aparatos. El mismo decía que una
de las modificaciones que había visto en el trazo del plastimógrafo, lo impulsaba
a creer que todo tiene su compensación, demostrando cada vez más que la
sabia naturaleza busca la estabilidad y el equilibrio.
Para conocer ese principio biológico de geometría o equilibrio innato,
había que medirlo. Razón por la que Daniel Vergara Lope usó una gran variedad
de instrumentos en su investigación, variedad que a veces se antoja fantasiosa:
ortodiógrafo, toracógrafo, cirtómetro, hemodomógrafo. Algunas eran
adaptaciones suyas de la versión francesa como el caso del cardiógrafo, otras
eran de su propia invención como el toracómetro.
A veces Vergara advertía que a la hora de hacer las mediciones de un
mismo parámetro, se obtenían diferentes resultados, de paciente a paciente.
Este problema, que él llamó de la variabilidad de los fenómenos biológicos, no
era un impedimento para la investigación, pues estaba consciente de que en
104
medicina, cada individuo es único. Solamente se necesitaba demostrar que
también había otras variaciones destinadas a preservar el equilibrio funcional
de las razas. De hecho, la variación perdía su valor ya que las diferencias eran
poblacionales y no individuales. Esto se verificaba con los promedios, lo que
ofrecía la posibilidad de hacer estándares comparables.
La fisiología requería encontrar un criterio que justificara esas diferencias
funcionales y Vergara Lope concluyó que ese criterio podía ser matemático, que
mejor que los números para definir al hombre promedio mexicano que estaba
buscando. Su obra está llena de proporciones, gráficas y demostraciones
aritméticas.
En un principio, el experimentalista mexicano se dedicó más a la
fisiología experimental, después se abocó a la antropometría. El objetivo y el
método siempre fueron los mismos: validar la raza mexicana desde el punto de
vista científico y usando el método experimental. Sus ideas antropométricas
también tuvieron una interpretación científica. Así los promedios fisiológicos
se traducían también en modificaciones anatómicas; por ejemplo, había una
mayor amplitud de las medidas del pecho a expensas del crecimiento del
esternón y la clavícula, con objeto de aumentar la capacidad respiratoria y por
lo tanto la capacidad vital. Estas variaciones antropométricas que ya Jourdanet
había señalado, también estaban sometidas a la Ley de la Proporcionalidad. A
nivel anatómico, los mexicanos tenían medidas casi iguales a las de los franceses,
pero ni el francés era superior al mexicano, ni el indio al mestizo como había
dicho Jourdanet. Todos estaban sujetos a las mismas leyes. Así pues, la
antropometría también daba una respuesta complementaria apoyando su Ley
de la Compensación.
La poliglobulia
Hasta aquí me he referido a los estudios fisiológicos y antropológicos
que hizo Daniel Vergara Lope para probar la falsedad de la teoría de la
anoxihemia. Un aspecto que no desarrolló inmediatamente y que también
formaba parte de su fenómeno de compensación, fue lo que llamó la
“poliglobulia de las alturas”, en un principio dijo que otra respuesta a la altura
era la mayor formación de glóbulos rojos para transportar más oxígeno. Después
afirmaría que la poliglobulia no se debía a un aumento en la producción de
glóbulos rojos, sino a la disminución de agua en la sangre lo que la hacia más
105
espesa. La poliglobulia a su vez, era causa de aumento de hemoglobina y por
lo tanto de la capacidad respiratoria de la sangre .
Teórica, experimental y estadísticamente, el doctor Daniel Vergada Lope,
había demostrado la normalidad de los mexicanos, además, la ciencia le permitía
afirmar con todo el orgullo del mestizo mexicano, que el Valle de México no
solamente no era mórbido, sino que era una especie de Montaña Mágica,
excelente para la curación de males respiratorios, las tuberculosis
principalmente. Según Vergara Lope, la luz y la temperatura del Altiplano
afectaban al bacilo tuberculoso. La teoría de la anoxihemia ya se había probado
falsa, ahora había que afirmar la bondad de las altitudes.
Nuestros hermosísimos crepúsculos, con sus mil y mil brillantes tintas,
la irradiación extraordinaria de la luz que derrama a torrentes llenándolo
todo con una claridad deslumbradora cuando el sol ocupa la mitad de
su carrera. El brillo límpido de la luna y demás astros de nuestras noches
claras. La capa atmosférica que atraviesan los rayos luminosos del sol
es poco densa, generalmente poco cargada de polvos y vapores,
ofreciendo por tanto, un grado de transparencia excepcional respecto a
todos aquellos puntos donde se han hecho estudios de climatología
(Vergara Lope, 1893: 64).
¡Qué lejos estaba el orgulloso mexicano de imaginar en lo que se
convertiría el Valle de México!
Ultimas reflexiones a manera de conclusión
Los trabajos de Daniel Vergara en la Fisiología de las Alturas en México,
no solamente son importantes desde el punto de vista del avance médico o las
implicaciones sociales, hay que ubicarlos en el contexto del sistema político
mexicano a finales del siglo pasado.
La ciencia médica del Porfiriato tenía un fuerte tinte moral y político,
y aunque entonces Vergara Lope demostró que el mexicano no era anormal
por vivir en un medio geográfico diferente, sólo tenía sentido si eran vista a
través de una mirada higiénica y moral. Ante todo había que responder si
había patología propiamente mexicana y si las enfermedades en México tenían
un curso diferente a las reportadas en Europa. Era necesario encontrar la
medida normal del mexicano y así poder establecer criterios propios de
curación de toda la nación, curación que no era sólo física, también higiénica
en el sentido de lo moral.
106
En relación a la posición de Daniel Vergara Lope frente a su propia
ciencia, hay que decir que el fisiólogo mexicano mitificó su propia labor
experimental, fue víctima de sus propias investigaciones y siempre estuvo
convencido de su verdad.
Hasta el final defendió sus ideas, ya no consideradas tan válidas en su
propio tiempo. El número aumentado de respiraciones, la poliglobulia, los
baños de aire enrarecido y las inyecciones de oxígeno, después probadas falsas,
no eran la respuesta realmente científica, pero como todos los mitos, tuvieron
algo de verdad, al grado que cimentaron la fisiología mexicana. Las creaciones
científicas de Daniel Vergara Lope terminaron por atraparlo y acabó obsesionado
con aquello que su época y su tiempo le exigían, una fisiología que reivindicara
científicamente a la raza mexicana y a su Montaña Mágica.
La obra de Daniel Vergara Lope claramente resume la modernización
de la medicina mexicana: al mismo tiempo que integró la fisiología al uso de
instrumentos, de las matemáticas, de los laboratorios no sólo de investigación
también de enseñanza, desvirtuó en su favor la falsa teoría de la anoxihemia,
para afirmar la normalidad del mexicano de las alturas, su perfil antropométrico
y racial.
¿Existe una ciencia latino-americana y además es periférica? La
compleja respuesta está en el análisis profundo de nuestra historia, antropología,
idiosincrasia e incluso economía. En el caso que me ocupa, el fisiólogo mexicano
hizo ciencia en el más estricto marco metodológico y su investigación fue
original porque se adecuó a la circunstancia social y científica del México de
finales del siglo XIX, pero quizá en su propio país estuvo la causa de su
anonimato personal y científico.
A mi modo de ver, los países con tradición científica arraigada, tiene
una forma “científica” de concebir al mundo, lo que se traduce en apoyo político,
económico y de la misma sociedad para entender y hacer a la ciencia. En el
México Porfiriano, la ciencia era una moda, un escalón para alcanzar un estatus.
Ni el gobierno y mucho menos el pueblo, tenía una genuina inclinación científica.
El sistema apoyó aquellas líneas de investigación que de modo inmediato
satisfacían su proyecto de nación, no había un plan científico a largo plazo.
Además, desde entonces la continuidad ha dependido más de la amistad que
de la capacidad. Con los cambios políticos, desaparecieron los laboratorios de
fisiología y se fue así el esfuerzo institucional y personal de años. Aunque el
doctor Daniel Vergara Lope era muy capaz profesionalmente, no tenía la
107
personalidad que a veces se requiere para tener puestos de poder y hacerse la
vida más fácil.
La ciencia en los países en vías de desarrollo no puede ser calificada
con la misma escala que la ciencia de “primer mundo”, más que periférica,
debía ser considerada paralela. Las circunstancias son diferentes.
La Fisiología de las Alturas de Daniel Vergara Lope es parte importante
de la historia y las ciencias mexicanas, es la pequeña verdad del mito de la
“Montaña Mágica”.
Bibliografía
Archivo General de la Nación, Fondo Instrucción Pública y Bellas Artes, Instituto
Médico Nacional.
HERRERA ALFONSO, L. y VERGARA LOPE, Daniel (1899). La vie sur les Hauts
Plateaux. Influence de la Pression Barometrique sur la Constitution et le
Devélopemment des Etres Organisés. México, Imprimerie Y. Escalante.
JOURDANEt, Denis (1861). Les Altitudes de l’Amerique Tropicale comparée au
niveau des mers au point de vue de la constitution médicale. Paris, Bailliere et.
RODRÍGUEZ DE ROMO, A. C (1997). “Fisiología Mexicana en el Siglo XIX: la
investigación”. Asclepio. (1998) 49,133-145.
RODRÍGUEZ DE ROMO, A. C. y Cházaro García L. (1998) Daniel Vergara Lope:
ciencia y adversidad en la Montaña Mágica, premio “Vidas para Leerlas”,
FONCA, CONACULTA.
VERGARA LOPE, Daniel (1890). Refutación Teórica y Experimental de la Teoría
de la Anoxihemia del Doctor Jourdanet. México, Oficina Tipográfica, de la
Secretaría de Fomento.
VERGARA LOPE, Daniel (1893). La Anoxihemia Barométrica. Medios Fisiológicos
y Mesológicos que ayudan al hombre a contrarrestar la acción de la atmósfera
rarificada de las altitudes. México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento.
******
A MEXICAN PHYSIOLOGIST AND HIS “MAGIC MOUNTAIN”
Ana Cecilia Rodríguez de Romo
Abstract:
The present article deals with the research on physiology of heights, carried out in
Mexico during the second half of the XIX century. The Mexican physician Daniel
Vergara Lope developed an intense experimental work so as to prove that the low
108
oxygen air breathed by the inhabitants of the Mexican plateaux did not made them
inferior. The deep nationalism of that time and President Porfirio Diaz’s concept of
science were of the essence for his research. The work of this Mexican researcher can
be taken as an example of the important role of personal, social and political factors in
the scientific development of a country.
Key words:
Mexico - Physiology of Heights - Scientific research - XIX Century - Daniel Vergara
Lope.
*****
UN PHYSIOLOGISTE MEXICAIN ET SA “MONTAGNE MAGIQUE”
Ana Cecilia Rodríguez de Romo
Compte rendu:
L’étude porte sur la recherche en physiologie des habitants des hautes régions, faite au
Mexique durant la deuxième moitié du XIXe siècle. Le médecin mexicain Daniel Vergara
Lope a entrepris de nombreuses recherches afin de prouver que les habitants des hauts
plateaux mexicains n’étaient pas inférieurs à cause de l’air à moindre teneur d’oxygène
qu’ils y respiraient. Deux facteurs ont été considérés d’une valeur inestimable pour
cette recherche: le grand sentiment nationaliste de l’époque et le concept de science
qu’avait le Président Porfirio Díaz. Le travail du chercheur mexicain témoigne de
l’influence des facteurs personnels, sociaux et politiques sur le développement
scientifique d’un pays.
Mots clés:
Mexique - Physiologie des habitants des hautes régions - Recherche scientifique XIXe siècle - Daniel Vergara Lope.
*****
UM FISIÓLOGO MEXICANO E SUA “MONTANHA MÁGICA”
Ana Cecilia Rodríguez de Romo
Resumo:
A presente obra faz referência às pesquisas em fisiologia das alturas, realizadas no
México durante a segunda metade do século XIX. O doutor mexicano Daniel Vergara
Lope desenvolveu um intenso trabalho experimental para demonstrar que os povoadores
do planalto mexicano não eram inferiores por respirar ar com menores quantidades de
oxigênio. O profundo sentimento nacionalista dessa época e o conceito de ciência do
109
Presidente Porfírio Díaz, foram fatores determinantes na sua investigação. O trabalho
do Dr. Vergara Lope pode ser tomado como exemplo para provar como os fatores
pessoais, os sociais e os políticos, determinam o desenvolvimento científico de um
país.
Palavras chave:
México - Fisiologia das alturas - Investigação científica - Século XIX - Daniel Vergara
Lope.
*****
110
AUGUSTO PINAUD.
RETRATO DE JUVENTUD
Jesús Saturno Canelón
Facultad de Odontología, UCV
Resumen:
El dentista Augusto Pinaud nació en Guasipati (Estado Bolívar) en 1874, y
murió en Caracas en 1961. Durante su juventud, ayudó a su padre, quien se desempeñaba
como Cónsul de Venezuela en Demerara, Guayana Británica. Después de su regreso a
Venezuela, se distinguió como filántropo: desde 1918 fue directivo de la institución
benéfica La Gota de Leche, y en 1928 fue uno de los refundadores de la Cruz Roja
Venezolana, en la que también ocupó posiciones directivas.
La presente indagación parte de un curriculum vitae comentado impreso en
una publicación de la Cruz Roja posterior a su muerte, en el cual se destacan sus
numerosas actividades filantrópicas (1918-1961) pero se minimizan datos sobre sus
cuatro décadas previas y, en particular, sobre su pasantía por el consulado venezolano
en Demerara, para la cual nos fue muy útil el extraordinario archivo de nuestra
Cancillería.
Palabras claves: Venezuela - Cruz Roja - Augusto Pinaud - Dentista.
******
El vocablo latino curriculum vitae significa curso de la vida. Un
diccionario lo describe como “Conjunto de datos relativos al estado civil, la
situación y el historial profesional de un candidato”, y una vieja enciclopedia
le asigna el sinónimo de biografía, sin dudas, bastante exagerado.
En efecto, visto desde los actuales territorios de Clío, el solo ajuar de
ropa planchada constituido por la suma de credenciales y otros logros, y la
paralela omisión de datos menos relevantes o inconvenientes que suelen
caracterizar a un curriculum vitae, difícilmente encajaría en el género histórico
111
de la biografía, la cual –según Leon Halkin– debe estudiar, junto al individuo,
a su época y su medio. Según él, “la biografía es el relato de un personaje que
lleva los vestidos de su tiempo, y que se destaca sobre un fondo que es su
tiempo mismo” (Halkin, L., 1968: 67-69).
Aunque breve, creo que esa comparación entre ambos conceptos me da
suficiente soporte para entrar en la materia del presente trabajo, el cual realiza
un viaje desde lo que alguna vez debió ser el curriculum vitae de un hombre
bueno, hasta el primer esbozo de su biografía, esbozo que luego debí adecuar
a los límites espaciales de un portentoso diccionario.
A finales de 1993 recibí el encargo de escribir, en una cuartilla, la
biografía del odontólogo Augusto Pinaud, para la segunda edición del
Diccionario de Historia de Venezuela, la hermosa iniciativa de la Fundación
Polar. En la década de 1950 yo había escuchado elogiosos conceptos sobre la
bonhomía y laboriosidad del doctor Pinaud, de boca de varios compañeros de
mi promoción que trabajaban con él en el Servicio Odontológico de la Cruz
Roja. Fue uno de ellos –el Dr. Jesús Romero Guzmán– quien me proporcionó
la primera bibliografía sobre el personaje, proveniente de dicha institución.
Antes de recibir ese material, lo único que yo había averiguado era la fecha del
grado de Augusto (1902) y la existencia de otro Pinaud dentista: su padre
Ernesto, graduado en 1884 (Febres-Cordero, F., 1967: Tomo I). Munido de
tan escasos datos comencé a estudiar la información de la Cruz Roja.
2
Algo que pensé me facilitaría el trabajo fue una nota con el título de
“Augusto Pinaud” que, a manera de curriculum vitae comentado, había sido
publicada en 1963, dos años después de su muerte (1863.1963. Orientaciones
sobre la Cruz Roja Venezolana, 1963). Sin embargo, la cosa no resultó tan
sencilla.
En efecto, aunque no fuera esa la intención de su autor, dicho texto
parece dividir la vida de nuestro biografiado en dos etapas netamente
diferenciadas por su metodología: mientras la primera apenas anota una fecha
y navega en la imprecisión, la segunda inscribe nueve referencias temporales y
abunda en datos concretos.
En todo caso, según dicha nota, los dos períodos socialmente importantes de la vida de Augusto Pinaud serían: uno desarrollado en Demerara
112
(Guayana Británica) durante un lapso no precisado, y el otro en Caracas, entre
1918 y 1961, año de su muerte. Es este último el que mejor nos muestra el
rasgo que marcó su vida: una honda sensibilidad social expresada en actividades
a favor de los sectores más necesitados. Dentro de ese período, la nota registra
datos precisos al respecto, así como sus bien ganados reconocimientos dentro
de dos instituciones benéficas: la Gota de Leche y la Cruz Roja nacional e
internacional. Allí se citan hechos como su búsqueda de recursos para enfrentar
los estragos de la “gripe española” y la participación como miembro de la
Junta Administradora de la Gota de Leche, en 1918; su condición de componente
del equipo reorganizador de la Cruz Roja y portador de auxilios para los
damnificados del terremoto de Cumaná, en 1928, y sus designaciones como
Consejero Vitalicio de la Cruz Roja Venezolana en 1935, Presidente de la
misma en 1937-38 y Director de la Cruz Roja Juvenil desde 1937, además de
varios galardones latinoamericanos y nacionales en 1944, 1947 y 1952, así
como designaciones con su nombre a una biblioteca en Upata, al ala derecha
del Hospital “Carlos J. Bello” y a promociones de enfermeras e higienistas
dentales.
Vemos así como la acuciosidad que iluminó el recuento de quehaceres
y logros de la segunda etapa, no alumbra el relato de la primera. En ésta hay
notables vacíos y aparentes transposiciones que debí indagar a través de otras
fuentes.
3
Para explicar mejor la necesidad de esa búsqueda, copio de seguidas la
breve descripción de la primera etapa contenida en la nota antes citada:
Este ilustre venezolano nació en Guasipati, Estado Bolívar, el año 1874.
Estudió Odontología en la Universidad Central de Venezuela y, después
de graduado, ejerció esta profesión en Caracas y en Demerara (Guayana
Británica) adonde lo llevó su designación como Adjunto al Consulado
de Venezuela. Sus servicios diplomáticos fueron reconocidos por el
Gobierno al concederle el Busto del Libertador en Cuarta Clase, por el
minucioso examen de los archivos de la Colonia que aportó valiosos
datos para la demarcación de los límites entre Venezuela y la Guayana
Inglesa (Diccionario Biográfico de Venezuela, 1953).
Obsérvese que, al contrario del detallado recuento de fechas de la
segunda etapa, en ésta, la única que aparece es la del nacimiento, en 1874.
Desde entonces hasta 1918, se omiten las de su graduación, de su nombramiento
113
diplomático, del lapso en ejercicio de ese cargo, de su condecoración y su
regreso a Venezuela.
Salvo el año del grado (1902) que conseguí previamente, había que
buscar en otras fuentes para llenar esos vacíos y lograr que el personaje
“aterrizara” en la época y medio de su juventud. El Diccionario Biográfico de
Venezuela de 1953 apenas añadió el cargo de Secretario de Gobierno de Nueva
Esparta, en 1937, y su breve pasantía como Presidente (Encargado) en dicho
Estado. Además, precisó la fecha de su nacimiento (9 de octubre de 1874) y de
sus funciones en la Gota de Leche (1917-1924), así como los nombres de sus
padres (Ernesto Pinaud y Eleuteria Lezama de Pinaud) y de sus hijos: Federico
y Margarita.
Mejor suerte tuve en el Archivo de la Cancillería. Allí conseguí
materiales muy importantes en dos legajos titulados Orden Busto del
Libertador. (Años 1891-93) y Gran Bretaña. Correspondencia con los
cónsules de Venezuela en Demerara (1890-1910). Con ellos pude percibir
como la biografía juvenil de Augusto acompañó fielmente a la madurez de su
padre, y no solo en el campo profesional.
4
Del primer legajo obtuve la fecha de su condecoración: había sido el
19 de abril de 1893 (Archivo M.R.E., I.G.G.B., Vol. XVIII, fs. 247-286). En el
segundo pude leer 24 informes manuscritos; veinte firmados por Ernesto Pinaud
(Cónsul a partir del quinto) y cuatro por su hijo (Archivo M.R.E., Gran Bretaña,
C.C.V.D., Tomo XXII, 1890-1910: Vol. 63). El primero data del 18 de mayo
de 1893, es decir, un mes después de la condecoración de Augusto. Las fechas
anotadas hasta aquí (del nacimiento, la condecoración y el primer informe) me
permitieron llegar a tres conclusiones tentativas: 1) Que la condecoración fue
obtenida antes de asumir el cargo de Adjunto al Consulado, 2) Que nuestro
biografiado debió llegar a Demerara mucho antes de abril de 1893 para poder
realizar el estudio que le ganó ese reconocimiento, y 3) Que otro mérito de
Augusto Pinaud (también omitido en el curriculum vitae) había sido recibir
dicha distinción a los 18 años de edad.
La primera de esas conclusiones se afirmó gracias a una visita posterior
al Archivo de la Cancillería, cuando fue posible precisar que su designación
como Adjunto al Consulado se produjo en agosto de 1896 (Archivo M.R.E.,
114
I.G.G.B.: Vol. 19, fs. 1-24), más de tres años después de obtenida la Orden
“Busto del Libertador”. El cargo de su padre databa de septiembre de 1893
(Archivo M.R.E., I.G.G.B.: Vol. 18, fs. 247-286).
La cronología de esos acontecimientos y el texto de las cartas (en especial
las cuatro primeras, que aún no tenían el membrete del consulado) alimentan la
conjetura de que aquella distinción fuera por labores de inteligencia en favor
de su país (entre ellas el estudio de los archivos de la Colonia) hecho que si
bien multiplica los méritos de Pinaud, no permite comprender las razones de
su ocultamiento, medio siglo después, tras el eufemismo de “servicios
diplomáticos”, así como con la omisión de la fecha de la condecoración.
Aquí es oportuno hablar brevemente de la delicada situación fronteriza
existente cuando la familia Pinaud estuvo en Demerara. Desde 1870 Inglaterra
venía aumentando su penetración en el territorio venezolano al oeste del río
Esequibo. Los británicos hacían caso omiso a la propuesta de arbitraje hecha
por Venezuela, y para 1886 ya pretendían apoderarse del rico territorio aurífero
del Yuruari hasta las cercanías de Upata, es decir, de la sexta parte del país
(Salcedo-Bastardo, 1970: 496). De esas penetraciones en la década del 1890,
y de las posibles medidas para controlarlas hablaban con frecuencia las cartas
de los Pinaud que analizaremos brevemente a continuación. Después, en 1899,
se produjo el tramposo laudo arbitral de París promovido por los Estados
Unidos, que favoreció a Inglaterra y arrebató más de 140.000 Km. cuadrados
a Venezuela.
5
Vayamos, pues, a las cartas. La primera (del 18 de mayo de 1893, firmada
por Ernesto Pinaud) comienza con un ingenuo pero sugestivo encabezamiento
escrito a mano –Ajencia Confidencial de los EE.UU. de Venezuela en
Demerara (sic)– que da fuerza a la conjetura sobre labores de inteligencia
antes señalada. Aunque sin entrar en detalles, allí se denuncia el mal
comportamiento del Cónsul venezolano Krogh y del señor F. Garcira (Inspector
del río Cuyuní y sus afluentes), se informa sobre la cantidad de oro llegada de la
zona en disputa, y de la fundación de una compañía para explotar una mina de
cuarzo en el río Demerara. En la segunda comunicación (9 de junio de 1893) se
renueva la crítica a F. Garcira (Encargado del Consulado) por haberse ido a Ciudad
Bolívar dejando la oficina en manos del “portugués bebedor” dueño de una taberna
115
ubicada en la misma casa donde la representación consular funcionaba. Envía
periódicos y nuevos datos sobre la llegada quincenal de oro.
En general, casi todas las restantes comunicaciones, antes y durante el
consulado de Ernesto Pinaud, mezclaban informaciones clasificables como de
Inteligencia con otras propias de dicho cargo (comercio exterior, fundación
de empresa mineras, extracción quincenal y anual de oro, etc.). Citaremos solo
algunos ejemplos del primer rubro, indicando la fecha de la comunicación
respectiva:
* 7 de agosto de 1893 - Se plantea la conveniencia de establecer una estación
venezolana en el río Acarabisi, cuya margen derecha ya está tomada por los
ingleses. Transmite, además, noticias llegadas de Nueva York, sobre la
formación de un Comité Revolucionario donde figuran los señores Monagas,
Sarría y Duarte Level, con posibles ramificaciones en Trinidad y Curazao.
* 22 de agosto de 1893 - Informa del abastecimiento de víveres y fuerzas
llevado a la estación inglesa del Yuruari.
* 4 de noviembre de 1893 - Habla del movimiento de personal policial inglés
hacia el Cuyuní y de la apertura de un nuevo distrito minero en su margen
derecha .
* 5 de diciembre de 1893 - Reseña el movimiento de venezolanos en la
región: F. Garcira, General Daniel Briceño y Juan Signarini .
* 8 de febrero de 1894 - Informa de una nueva penetración inglesa en territorio
venezolano.
Las actividades de Ernesto y Augusto Pinaud en la Guayana Británica
abarcan los períodos presidenciales de Joaquín Crespo (1892-94 y 1894-98) e
Ignacio Andrade (1898-99), el cual fue derrocado por Cipriano Castro en
octubre de este último año (León, O. E., 1983: 75-76).
6
Acerca de la formación profesional de Augusto, todo nos conduce a
inferir que –como era frecuente entonces– durante ese extenso período en la
Guayana Británica, aprendió y practicó la dentistería al lado de su padre. No
pudo ser de otra manera, ya que la primera escuela dental venezolana, creada
en junio de 1897 e instalada en la UCV en noviembre de 1898, no llegó a
funcionar por falta de recursos y de reglamentación oficial. Para resolver
provisionalmente ese problema, en diciembre de 1900 el Ministro de Instrucción
116
Pública autorizó al Consejo de Médicos de la República para verificar los
exámenes correspondientes (Febres-Cordero, F., 1967: Tomo I). A esa
resolución debió acogerse Augusto en 1902, cuando ya había regresado a su
país.
También por esa época (1895-1910) la economía venezolana se vio
afectada por una crisis ligada a la depreciación de sus principales rubros de
exportación: cacao, café y ganado en pie (Salcedo-Bastardo, 1970: 478).
Algunas de otras catorce cartas halladas en el “Índice General de Gran Bretaña”
revelan los efectos de esa coyuntura en el Consulado de Demerara:
* En 1897, el Banco de Venezuela de Ciudad Bolívar retiene algunos sueldos
de ambos funcionarios;
* En marzo de 1898, Ernesto Pinaud, enfermo en Caracas, pide al Ministerio
de Relaciones Exteriores que autorice a su hijo para que ocupe su cargo,
mientras él se recupera.
* Dos meses después, dicho despacho elimina el cargo deAdjunto al Consulado
por reajuste presupuestario, y en julio Augusto recibe un sueldo reducido en
20%.
* El 11 de abril de 1899, ya en Caracas, el ex-Adjunto reclama al Ministerio
sus sueldos atrasados y el viático de su regreso.
Ocho meses más tarde, el 16 de diciembre de 1899, Raimundo Andueza
Palacio, Ministro de Relaciones Exteriores en el recién instalado gobierno de
Cipriano Castro, le informa a Ernesto Pinaud, de nuevo en Demerara, que “el
gobierno anterior, en atención al mal estado del tesoro público” suspendió el
sueldo de los funcionarios consulares “lo que no obsta para que la administración
actual se ocupe de regularizarlos hasta donde fuere posible”. Sin embargo, ese
mismo diciembre fue nombrado un nuevo Cónsul: el señor Juan Arcia. Cinco
meses después, desde Caracas, Ernesto Pinaud reclamaba sus sueldos atrasados,
exigencia que planteó una vez más en junio de 1901.
La última carta de Augusto Pinaud contenida en el “Índice de Gran
Bretaña”, está fechada en Caracas el 20 de junio de 1904 y dirigida al Ministro;
allí expone las razones para que el Despacho cancele los sueldos atrasados de
su ya desaparecido progenitor: “Durante varios años mi finado padre se
desempeñó en Demerara en una época especialmente laboriosa (...) por
ventilarse entonces el asunto de los límites con la Guayana Británica, lo que
motivó grandes investigaciones en los archivos de la Colonia, como también
constantes y minuciosos informes sobre la usurpación llevada a efecto por las
autoridades inglesas” (Archivo, M.R.E., I.G.G.B: Vol. 19, f. 24).
117
7
A medida que avanzo hacia el final de este relato, de nuevo asoman las
dudas que me acompañaron desde mi primera visita al Archivo de la Cancillería.
Es evidente que el autor de la nota sobre Pinaud publicada en 1963, debió
basarse en un currículum vitae más o menos reciente. Entonces, ¿por qué quien
redactó con notable rigurosidad la cronología de sus actuaciones a partir de
1918, no hizo lo mismo con el lapso 1892 -1902?
Esta pregunta reapareció con más fuerza cuando leí una información
titulada “El Dr. Augusto Pinaud en Upata” (Cruz Roja Juvenil Venezolana,
1953: N° 16), donde se comentaba su viaje al Estado Bolívar el 8 de mayo de
1953, en funciones de Director de la Cruz Roja Juvenil. Allí visitó, entre otras
instituciones locales, el Comedor Popular, el Centro Comunal, la Unidad
Sanitaria, la Biblioteca “Augusto Pinaud” y la Cruz Roja upatense, donde, por
cierto, fue recibido por su Director, Dr. José Luis Canelón, desaparecido
Individuo de Número de esta Sociedad. Al día siguiente, Pinaud aprovechó
para visitar Guasipati, su pueblo natal, del cual dijo estar ausente desde hacía
sesenta y cinco años. Es decir, que había partido (hacia Caracas, imagino) en
1888, a los catorce de edad. Cuatro años más tarde iba a estar en Demerara
estudiando los archivos de la colonia británica, donde permanecería hasta 1898...
¿Podría haber olvidado todos los detalles de aquel período por efectos de la
edad? Digamos que el olvido es una hipótesis para responder a mis dudas.
Otra sería la omisión intencional –propia de todo curriculum vitae– de
algunos hechos considerados inconvenientes, mediante una descripción muy
vaga de la etapa. En este caso se trataría de evadir las citas de fechas claramente
contradictorias referidas a los binomios condecoración (1893)-ingreso al
cuerpo consular (1896) y práctica profesional en Demerara (antes de 1899)graduación (1902). Vista desde nuestros días, tal actitud puede parecer ingenua.
Sin embargo, mirada con los ojos de un anciano que hace medio siglo era
reconocido por su bondad y rectitud, quizá resulte comprensible. En efecto, a
su juicio, las labores de espionaje y el ejercicio empírico de la odontología
bien pudieron ser percibidos como actividades que no armonizaban con más
de media vida plena de virtudes.
Aquí vale la pena que volvamos a la comparación anotada al comienzo,
entre el uso de la “ropa planchada” para el curriculum vitae y la definición de
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Halkin sobre la biografía como “relato de un personaje que lleva los vestidos
de su tiempo, y que se destaca sobre un fondo que es su tiempo mismo”.
Hipótesis aparte, debemos convenir en que hay un notable contraste
entre el Augusto Pinaud apacible de la madurez y este recuperado aunque
incompleto retrato de sus años mozos, cuando escrutaba archivos y vigilaba
los movimientos y artimañas del enemigo que terminaría por usurpar lugares y
riquezas de la Guayana donde había nacido. Sin embargo, ambas imágenes
tienen un área de contacto, un punto en común: el amor a su país. El juvenil
amor a la patria agredida por la trapacería imperial, y el sereno amor senil a los
pequeños hijos de la tierra que ya lo esperaba. Describámoslo con palabras del
doctor Pedro J. Alvarez: Un hombre así no podía actuar sino al lado de los
niños. Era en el ambiente de la juventud donde Augusto Pinaud podía encontrar
campo propicio para echar a andar el generoso empeño que lo animaba.(...)
Su risa se hacía entonces mas fresca, sus ojos brillaban con mejores luces y
sus músculos adquirían esa fortaleza que solo puede lograrse cuando se va
por buena ruta y se goza hasta con las más sencillas nimiedades.
No en balde, la principal distinción que otorga la Cruz Roja Venezolana
lleva el nombre de Augusto Pinaud.
Referencias bibliográficas
HALKIN, León. Iniciación a la crítica histórica, Caracas, Ediciones Biblioteca
Universidad Central de Venezuela, 1968.
FEBRES-CORDERO, Foción. Historia de la Facultad de Odontología de la U.C.V.
Caracas, Tipografía Vargas, Tomo I, 1967.
“Augusto Pinaud”, 1863-1963. Orientaciones sobre la Cruz Roja Juvenil Venezolana,
Caracas, Montaña Gráfica, s/f.
Diccionario Biográfico de Venezuela, 1953.
M.R.E., Archivo, 1890-1910.
SALCEDO BASTARDO, J. L. Historia Fundamental de Venezuela, Caracas,
Ediciones OBE, UCV, 1970.
LEÓN, O. E. Agenda Histórica de Venezuela, Caracas, Edit. Alfadil, 1983.
Cruz Roja Juvenil Venezolana, Caracas, N° 16, Marzo-junio 1953.
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AUGUSTO PINAUD. A PORTRAIT OF HIS YOUTH
Jesús Saturno Canelón
Abstract:
Augusto Pinaud, dentist, was born in Guasipati (Bolivar State) in 1874, and died in
Caracas in 1961. In his youth, he helped his father, who worked as the Consul of
Venezuela in Demerara, Guyana. After his return to Venezuela, he excelled in his work
as a philanthropist: from 1918 he directed the welfare foundation La Gota de Leche,
and in 1928 became one of the founders of the Venezuelan Red Cross, where he participated in the board of directors.
The present research is based on a “commented curriculum vitae” which appeared on
a Red Cross journal after his death. Such work highlights his several philanthropic
activities (1918-1961) but offers few information about the four previous decades,
particularly, his work at the Venezuelan Consulate in Demerara. Finally, the extraordinary archives of our Ministry of Foreign Affairs was of great help for our research.
Key words:
Venezuela - Red Cross - Augusto Pinaud - Dentist.
*****
AUGUSTO PINAUD. Portrait de jeunesse
Jesús Saturno Canelón
Compte rendu:
Le dentiste Augusto PINAUD naquit à Guasipati (État Bolívar) en 1874 et mourut à
Caracas en 1961. Pendant sa jeunesse, il aida son père qui était Consul de Venezuela à
Demerara, en Guyane Britannique. Après son retour au Venezuela, il s’est distingua en
philanthropie. En effet, depuis 1918 il fut dirigeant de l’institut de bienfaisance La
Gota de Leche et en 1928, il devint l’un de nouveaux fondateurs de la Croix Rouge
vénézuélienne dont il fut dirigeant aussi.
L’étude est fondée sur un “curriculum vitae commenté” paru après sa mort dans une
publication de la Croix Rouge. Le CV contenait les nombreuses activités
philanthropiques qu’il avait entreprises depuis 1918 jusqu’en 1961 mais il manque
des renseignements sur ses travaux des quatre décennies précedentes, et plus
particulièrement sur son stage dans le Consulat vénézuélien à Demerara. Les magnifiques
archives du Ministère des Affaires Étrangères du Venezuela se sont avérées très utiles
pour cette étude.
Mots clés:
Venezuela - Croix Rouge - Augusto Pinaud - Dentiste.
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AUGUSTO PINAUD – RETRATO DE JUVENTUDE
Jesús Saturno Canelón
Resumo:
O dentista Augusto Pinaud nasceu em Guasipati (Estado Bolívar) em 1874, e morreu
em Caracas em 1961. Durante sua juventude ajudou ao seu pai, que era o Cônsul da
Venezuela em Demerara, Guiana Britânica. Após sua volta à Venezuela, Pinaud se
destacou como filantropo: apartir de 1918 foi diretor da instituição benéfica chamada
´´La Gota de Leche´´, e em 1928 foi um dos que impulsionou a Cruz Vermelha
Venezuelana, onde igualmente desempenhou posições diretivas.
O presente estudo parte de um curriculum vitae comentado impresso em uma publicação
da Cruz Vermelha, que apareceu depois do falecimento do Pinaud. Este trabalho destaca
suas inúmeras atividades filantrópicas (1918-1961), mas minimiza outros dados sobre
as suas quatro décadas prévias, particularmente, sua época no Consulado venezuelano
em Demerara. Os extraordinários arquivos da nossa Chancelaria foram muito úteis
para a realização deste trabalho.
Palavras chave:
Venezuela - Cruz Vermelha - Augusto Pinaud - Dentista.
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