Las tensiones entre los movimientos sociales y los sindicatos 1 Mauricio Vidal * María Sol Martín ** José Luis Bonifacio *** Resumen: La presente ponencia pretende reflexionar sobre las tensiones entre movimientos sociales y sindicatos. Para ello consideramos dos casos ocurridos a mediados de la década del noventa en la provincia de Neuquén-Argentina, en los cuales se verificaron fuertes tensiones entre movimientos de trabajadores desocupados y sindicatos de trabajadores estatales. Palabras-claves: neoliberalismo. Movimientos sociales; sindicatos; piqueteros; acción colectiva; On tensions between social movements and syndicates Abstract: The following paper pretends to reflect on tensions between social movements and syndicates. To that, we consider two cases occurred in the middle of 90`s decade in NeuquénArgentina cases that verified strong tensions between unemployed workers movements and state workers syndicates. El primero de ellos ocurrió en octubre de 1995 en la ciudad de Neuquén Capital, cuando un incipiente movimiento de desocupados luego de varias acciones directas ocupa la casa de gobierno y son reprimidos violentamente por la policía y sus dirigentes encarcelados. Cuando el grupo de desocupados buscó el apoyo de los sindicatos estatales se encontraron con que, en el momento de mayor tensión, éstos se mostraron reacios a solidarizarse con ellos e incluso muchos dirigentes sindicales calificaron la acción de los desocupados despectivamente como comportamiento lumpen. El segundo acontecimiento ocurrió en abril de 1997, en el contexto de un prolongado conflicto docente que llevaba más de 30 días de paro por tiempo indeterminado. En aquella oportunidad el sindicato buscó y recibió un amplio apoyo de la sociedad, a tal punto que padres y estudiantes en la ciudad de Cutral Có emprendieron un corte de ruta en solidaridad con ellos. El 12 de abril las fuerzas de seguridad intentaron desalojar la ruta con una salvaje represión en la que fue asesinada una trabajadora llamada Teresa Rodríguez. Este acontecimiento derivó en una revuelta social y, por unos días, una asamblea popular asumió el control político de la ciudad. En 1 La presente ponencia forma parte del proyecto de investigación denominado: La construcción de las identidades colectivas en las organizaciones de trabajadores desocupados de las provincias de Neuquén y Río Negro, dirigido por Maristella Svampa y José Luis Bonifacio. El mismo se lleva a cabo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue. * Trabajador estatal, Lic. en Servicio Social. End. eletrônico: [email protected] ** Lic. en Servicio Social, trabajadora estatal. End. eletrônico: [email protected] *** Profesor e Investigador Universidad Nacional del Comahue. End. eletrônico: [email protected] aquel momento el sindicato docente ATEN, en el momento de mayor tensión se retira como organización del corte de ruta e inclusive, el mismo día que asesinan a Teresa, firman con el gobernador un acta-acuerdo para comenzar a destrabar la huelga docente. Las explicaciones que encontramos a la defección de los sindicatos, generalmente en la izquierda partidaria, acentúan de manera general el carácter “burocrático y traidor” de las conducciones sindicales. Sin embargo, en este trabajo, consideramos que el comportamiento de los sindicatos en octubre del 95 y abril del 97 tiene un trasfondo estructural que compone un campo de tensión entre las demandas y los intereses de los trabajadores ocupados y los desocupados. Nuestra intención es contribuir a la unidad de la clase trabajadora, reflexionado sobre la base de otros factores que transciendan como único elemento explicativo “la traición” de las dirigencias sindicales y su capacidad para contener a los trabajadores. Apuntes sobre la situación política, económica y social de mediados de la década del noventa en Argentina El 14 de mayo de 1995 Menem fue reelecto con el 49,9% de los votos. A pesar del acelerado proceso de desindustrialización el Plan de Convertibilidad gozaba de la adhesión de gran parte de la sociedad – especialmente las clases dominantes y capas medias. Las privatizaciones, no obstante haber sufrido algunas resistencias de los trabajadores, estaban en marcha; así como la Reforma del Estado, que significaba un colosal ajuste del presupuesto público en perjuicio de la salud, la educación, la vivienda y el empleo estatal. En fin, el plan económico había conseguido superar el proceso hiperinflacionario2 y estabilizar la economía y sin duda esto creó las condiciones para que el gobierno gane la pulseada discursiva en torno a la legitimidad de sus políticas. Este proceso también contribuyó a una reconfiguración de la matriz sindical conformándose tres centrales sindicales la: Confederación General de Trabajo (CGT), el Movimiento de Trabajadores Argentino (MTA) y la Central de Trabajadores Argentino (CTA). La CGT en el nuevo escenario neoliberal viró hacia un sindicalismo de tipo empresarial, altamente burocratizado. La dirigencia pasó a considerar a sus afiliados más al modo de clientes que de trabajadores. Bajo esa esencia negociadora, logró el monopolio de la representación sindical, el control de fondos de obras sociales, la 2 - Vale recordar que el proceso hiperinflacionario producido durante el gobierno de Alfonsín - que en 1987 alcanzaría el 175% y en 1988 el 388% -, había dejado una profunda huella en la sociedad argentina. participación en las listas partidarias del Partido Justicialista. Del mismo modo, diversos sindicatos nucleados en la CGT, se beneficiaron con las privatizaciones, la reforma previsional y de seguro de los accidentes de trabajo. Esta central de trabajadores asumió un lugar en la estructura de poder, tomando parte en la ejecución del plan de ajuste, apoyando la aprobación de la Ley de Empleo e incluso erigiéndose en cada lugar de trabajo como los comunicadores de las implicancias de dicha ley, esto es informar sobre las nuevas condiciones de trabajo, que significaban la vulneración de derechos conquistados históricamente por la fuerza y organización colectiva de los trabajadores. La cuestión del ser parte del ajuste, se materializó en la CGT en el hecho concreto de representar únicamente al sector ocupado de los trabajadores y trabajadoras, en un momento en que las privatizaciones y el desmantelamiento del Estado, hicieron de la desocupación y precariedad laboral, una realidad obligada para miles de trabajadores. El MTA, se constituye en 1994 y se compuso fundamentalmente con sindicatos ligados a los camioneros, el transporte de pasajeros, los taxistas, los trabajadores de publicidad y televisión, etc., Esta composición expresaba la transformación de la estructura económica argentina que pasó a tener una fuerte incidencia en el sector servicios. Esta central adoptó una estrategia de presión que le permitía, sin alejarse por completo de la CGT, participar de movilizaciones y medidas contestatarias protagonizadas por la CTA y la CCC. La llegada al poder de un gobierno no peronista, la Alianza en 1999, fue la que le procuró el escenario favorable para su expansión: la ruptura con la CGT, el cuasi-desaparición del sector ferroviario, el crecimiento de los servicios, en un marco de profundización de la precarización laboral, a la vez que de un desmantelamiento del modelo industrial. La CTA se constituyó en 1992 como opositora al modelo neoliberal y se conformó principalmente por sindicatos ligados a los trabajadores estatales, sin embargo esta central obrera a partir de 1996 adoptó un estrategia innovadora que consistió en la ampliación de las formas de representación, a partir del armado de multisectoriales y de la inclusión de trabajadores y trabajadoras desocupados. Pese a la ausencia de trabajadores industriales entre sus filas, fue ganando gran visibilidad dada la expansión de su plataforma discursiva y representativa. Los sindicatos a los que se hace referencia en este trabajo forman parte de esta central sindical. En este escenario de reconfiguración económica, política y social las repercusiones en el plano de la acción colectiva comenzaron a hacerse sentir: los trabajadores estatales y los trabajadores desocupados, serían los que durante este período iniciarían un ciclo de protesta de nuevo tipo que llegaría a su punto más álgido en diciembre de 2001. Las primeras señales de descontento social se manifestaron en las provincias, siendo que el primer estallido social ocurrió tempranamente en Santiago del Estero en 1993; luego vendrían las crisis en las provincias de Salta, Jujuy, Córdoba, Río Negro. Sus principales protagonistas serían los trabajadores estatales y sus acciones se concentraron en el cobro de los salarios adeudados. En estas provincias, los estatales llevaron adelante numerosas y explosivas manifestaciones callejeras que incluían en su repertorio, además de la tradicional movilización, la ocupación y a veces quema de edificios gubernamentales y los escraches a funcionarios públicos. También a mediados de los años noventa los indicadores de desocupación comenzaron a crecer rápidamente y con ello un sector de la sociedad comenzaba a quedar excluida y condenada a la invisibilidad social, ya que el en el marco del consenso neoliberal muchos consideraron que éste era el costo que se tenía que pagar para sostener la estabilidad económica. Sin embargo, los excluidos del mercado de trabajo, no se resignaron a esta situación y durante este período comenzaron a realizar sus primeras apariciones públicas, a través de renovadas formas de acción colectiva. A pesar del alto grado de conflictividad social, entre los trabajadores estatales y los trabajadores desocupados hubo una escasa articulación. Mas adelante analizaremos algunos factores que contribuyeron a esto. La conflictividad social en la provincia de Neuquén La provincia de Neuquén, a mediados de la década del noventa, se convierte en la cuna del Movimiento Piquetero (Oviedo, 2001) y al mismo tiempo en ejemplo de resistencia contra la “Ley Federal de Educación” que no pudo ser implementada en esta provincia por la férrea oposición del sindicato ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén). Sin embargo, estas luchas no estuvieron exentas de tensas situaciones entre movimientos de trabajadores desocupados y sindicatos de trabajadores estatales. Como ya adelantamos aquí nos ocupamos de dos casos. El primero de ellos involucra a un movimiento denominado “La Coordinadora de Desocupados”, que desde los barrios más empobrecidos de la ciudad había comenzado un proceso de reorganización de los trabajadores desocupados en Neuquén Capital. Su primera aparición pública ocurrió el 29 de agosto de 1995, cuando ocuparon la municipalidad de Neuquén y presionaron al intendente, y a través de él a todas a las autoridades provinciales, para el cobro de un subsidio a los desocupados. Esta acción resultó ser eficaz ya que alrededor de 800 trabajadores desocupados recibieron un subsidio de 200 pesos, previstos por una ley provincial para asistirlos. Sin embargo, es importante destacar que esto sólo fue posible por la fuerte presión que ejercieron los actores movilizados ya que muchos de ellos, en otras circunstancias, no hubieran podido recibirlo dado que no reunían los requisitos previstos por la ley3. Otro elemento a destacar es que el gobernador para administrar los fondos decretó la formación de una Comisión Ejecutiva Provincial para la Desocupación que quedó conformada por: CGT, CTA, MTA, el Obispado, la UOCRA, SMATA, Consejo Vecinal, y la dirección de Promoción Laboral. La ocupación de la Municipalidad posibilitó a La Coordinadora convertirse en un polo de atracción y organización de los trabajadores desocupados. Se inició entonces un rápido proceso del crecimiento del movimiento; en pocas semanas comenzó a coordinar la acción de numerosos barrios de la ciudad a través de la creación de comisiones de desocupados y la formación de un cuerpo de delegados con representantes democráticamente elegidos por barrio. En este contexto el movimiento comenzó a planificar una nueva acción directa para asegurar que todos sus integrantes cobren el subsidio “sin discriminación”. El 2 de octubre de 1995, alrededor de 1.000 trabajadores desocupados, se movilizaron y esta vez ocuparon la Casa de Gobierno, en esta oportunidad fueron recibidos por autoridades provinciales y les presentaron 50 proyectos de trabajo y les solicitaron el cobro inmediato del subsidio sin discriminación. La respuesta política fue el desalojo violento de los desocupados y el encarcelamiento de sus principales organizadores. Cuando los miembros de la Coordinadora intentaron buscar el apoyo de los sindicatos no encontraron respuestas y su acción quedó totalmente aislada del resto de la clase trabajadora. La participación de los sindicatos en la Comisión Ejecutiva sin duda contribuyó a este desenlace. El segundo caso ocurrió en abril de 1997 en el marco de un prolongado conflicto entre el sindicato de los docentes ATEN 4 y el gobierno de la provincia. En el marco de 3 - La ley 2128 en su artículo 2 establecía que para recibir el fondo había que: a) estar desempleado, b) ser único sostén de familia, c) integrar un hogar sin otros ingresos d) tener domicilio real en la provincia con una antigüedad mayor de dos años al momento de la sanción de la Ley, y en el caso de ser extranjero contar, además, con una radicación mínima de cinco. 4 - Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén. esta huelga una de las principales acciones del sindicato fue informar a la comunidad acerca de las implicancias de las medidas impuestas por el gobierno y su articulación con la Ley Federal de Educación5. Rápidamente obtuvieron el apoyo de padres y estudiantes que comenzaron a formar comisiones de apoyo a la huelga docente. Fue en este contexto que en la ciudad de Cutral Có un grupo de padres y estudiantes, el 9 de abril, cortó la ruta en solidaridad con la huelga docente, pero a las pocas horas de iniciado el corte se sumaron las demandas de trabajo, encabezadas por un grupo de jóvenes desocupados. Un año antes, en la misma localidad habían nacido los piqueteros a través de una masiva rebelión popular, ahora en el marco de la huelga docente hacían su aparición los fogoneros y el movimiento se desplegaba de manera acelerada en todo el territorio nacional. En esta oportunidad el sindicato brindó un apoyo difuso al corte aduciendo que peligraba la legalidad del mismo ya que no había acatado una conciliación obligatoria emitida por el ministerio de trabajo y algunos dirigentes consideraron que si le sumaban el corte de ruta peligraba su personería gremial. El sábado 12 de abril la justicia ordenó el desalojo de la ruta a través una brutal represión en la cual fue asesinada una trabajadora llamada Teresa Rodríguez. La represión fue resistida por cerca de 10.000 pobladores que lograron vencer a la gendarmería y tomar el control político de la ciudad a través de una asamblea popular. Sin embargo, el mismo día del asesinato de Teresa y en el marco de una masiva movilización popular la conducción sindical de ATEN firma un acta acuerdo con el gobernador para comenzar a destrabar el conflicto. Este acto provocó una importante discusión al interior de las bases sindicales docentes acerca del momento en que fue firmada el acta, sin embargo el movimiento social generado en la ciudad de Cutral Có continuó con sus demandas sin el apoyo del sindicato docente que quedó sumido en una profunda crisis interna. Las situaciones presentadas representan casos paradigmáticos de las dificultades y tensiones que se presentan entre sindicatos y movimientos sociales a la hora de enfrentar las políticas neoliberales. La pregunta que nos surge es: ¿cómo explicar la defección de los sindicatos - aún los más combativos – en momentos en que supuestamente debería primar la solidaridad entre trabajadores ocupados y desocupados? Veamos, a modo de ejemplo, el tenor de algunas respuestas: 5 - Esta Ley fue sancionada en 1993 y se encuadra en el marco de las políticas neoliberales recomendadas por los organismos internacionales de crédito. Para el caso de la Coordinadora de Desocupados, la defección de los sindicatos se debe a “el carácter antiobrero de las direcciones sindicales de la provincia, incluidas las de la «izquierda»”. Para el caso de Cutral Có, el retiro de ATEN se debió al terror sufrido la directiva de ATEN por el levantamiento popular 6. La explicación que ofrece Oviedo (2001), pone el acento en la actuación de las direcciones sindicales destacando que las mismas tienen un carácter antiobrero o se encuentran “aterrada por el levantamiento popular” y a partir de este carácter y miedo intenso se desata un proceso de traición contra los movimientos de desocupados. El argumento al destacar componentes subjetivos, el terror y la traición, crea dificultades para comprender los problemas que emergen al interior de las relaciones entre trabajadores ocupados y desocupados. En la presente ponencia pretendemos mostrar que el patrón de comportamiento de octubre del 95 y abril del 97 en donde los gremios retiran el apoyo a los desocupados tiene un trasfondo estructural que crea un campo de tensión entre las demandas y los intereses de los trabajadores ocupados y los desocupados. Un análisis de algunas condiciones objetivas podría mostrar que el comportamiento de las dirigencias sindicales no alcanza para explicar los comportamientos políticos de sus bases sociales. La conformación política de una clase trabajadora unificada no puede ser llevada adelante considerando sólo el elemento explicativo que sistemáticamente acentúa “la traición” de las cúpulas dirigentes y su capacidad para contener a los trabajadores ocupados. Algunas condiciones estructurales que fragmentan a la clase trabajadora Sin pretender ser exhaustivos, ni justificar el comportamiento de las directivas sindicales y en el afán de contribuir a encontrar explicaciones que puedan servir a la praxis y a la unidad de trabajadores ocupados y desocupados, en este apartado pretendemos presentar algunas condiciones estructurales que a mediados de la década del noventa contribuyeron a fragmentar a la clase trabajadora. En primer lugar una consideración de carácter general acerca de la forma en que está estructurado el modo de producción capitalista, para muchos una verdad de perogrullo, pero que es necesario destacar. La organización de las relaciones sociales fundada en la propiedad privada de los medios de producción y en la explotación de la 6 Se presenta este caso a modo de ejemplo, siendo que el mismo fue extraído del libro de Oviedo (2001). Sin embargo pueden encontrarse explicaciones del mismo tenor en casi todos los balances de las publicaciones de la izquierda partidaria. El valioso libro de Oviedo es uno de los primeros escritos sobre el movimiento piquetero. El autor es miembro de Partido Obrero. clase capitalista sobre la clase trabajadora, no puede sostenerse simplemente sobre la base de la coerción, requiere además el consentimiento de los dominados. Y las relaciones de dominación requieren que el conjunto de ideas, representaciones e intereses de las clases dominantes sean asumidos como propias por el conjunto de la sociedad. De esta manera las clases dominantes se aseguran un ordenamiento de la vida social en el cual el sentido común juega a su favor. En la organización de la vida social en el capitalismo toda acción disruptiva generalmente aparece a los ojos de la mayoría como desviada y en contra del interés general. Por esta razón las acciones de los desocupados fueron en su emergencia calificadas, por la prensa, las élites gobernantes e incluso por los dirigentes sindicales y sus bases como un: “hecho aventurero, que provoca el rechazo de los trabajadores organizados”, “acción de marginales” “de negros y marginales inadaptados”. En este marco general y en un contexto histórico determinado, un conjunto de mediaciones permitieron mantener este ordenamiento general. Destacamos tres condiciones que a mediados de los años noventa contribuyeron a fragmentar la lucha entre trabajadores ocupados y desocupados: 1) el colosal proceso de descolectivazación que sufrió una parte importante de la clase trabajadora y las profundas diferencias internas que esto produjo en su interior. 2) La definición de la desocupación desde los sectores hegemónicos 3) Las formas en que se organizan las estructuras sindicales. 4) La forma en que se llevó adelante el proceso de Reforma del Estado. La primera condición hace referencia al proceso abrupto y vertiginoso que asumió la desocupación y a la ruptura de los marcos sociales y culturales que sostenían una relativa integración de los trabajadores al mercado y la sociedad. Si bien la clase trabajadora argentina venía sufriendo fuertes embates desde mediados de la década del setenta con la ofensiva de la dictadura militar y posteriormente en el período democrático con la inflación; a mediados de la década del noventa la desocupación generó una profunda fragmentación social que reforzó la competencia entre trabajadores ocupados y desocupados. En este contexto tanto la Coordinadora de Desocupados y más adelante las organizaciones piqueteras pasaron a ocupar el vacío dejado por los sindicatos y desarrollaron un repertorio de acciones colectivas caracterizadas por la acción directa, la toma de decisiones en asambleas y el trabajo territorial. Esta situación confluyó con una construcción ideológica, sustentada centralmente por los medios masivos de comunicación, en donde la desocupación fue presentada como un fenómeno que podía ser explicado desde procesos individuales: falta de capacitación, desincentivo al trabajo. Se obvió en esta construcción las íntimas vinculaciones con la imposición de un programa económico social como es el neoliberal. Esta explicación fue parte del sentido común de la época y el discurso que politizaba esta problemática todavía no había logrado un espacio significativo en la disputa discursiva. Amplios sectores de las clases subalternas asumieron como propio esta explicación llegando a autoculparse por la situación de desempleo. Tanto este aspecto como las profundas diferencias en las condiciones concretas de existencia y en los repertorios de acción colectiva fragmentaron la lucha de clases: los sectores ocupados se visualizaban en gran parte alejados de los sujetos que con palos y rostros cubiertos cortaban las rutas, y éstos últimos inmersos en una situación de semejante exclusión que la posición de los ocupados no pocas veces fue percibida como privilegiada. Los sindicatos de trabajadores representan una respuesta histórica, a la «asociación» que anteriormente ya ha producido el capital, a saber, bajo la forma de una fusión de numerosas unidades de trabajo «muerto» bajo el mando de un patrono capitalista; y en el caso de los trabajadores estatales una respuesta a la forma como el Estado estructura las relaciones de dominación a los efectos de reproducir relaciones sociales que se subordinen a la lógica de la sociedad capitalista. Por lo tanto, han tenido que establecer estructuras organizativas para enfrentar la tarea de organizar las necesidades que los trabajadores tienen cuando están empleados como asalariados. A modo de ejemplo, los sindicatos que forman parte de la CTA se rigen a partir de sus estatutos, allí emergen las reglas y formalidades que estructuran la organización y a su vez son elementos que son utilizados al momento de desarrollar la política sindical. Su principal afiliado la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) establece en su artículo 3°: “La Asociación Trabajadores del Estado propenderá a la creación de Consejos Directivos Provinciales, Consejo Directivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Seccionales, Delegaciones, Juntas Internas de Delegados, y Departamentos necesarios para su actividad, las que tendrán a su cargo el mejoramiento de las condiciones laborales, sociales, económicas, técnicas, culturales, deportivas, de sus afiliados, a cuyo fin son sus propósitos inmediatos y mediatos. Mientras que para debatir y tomar decisiones en el artículo 23° señala “Constituyen la Asociación Trabajadores del Estado, los siguientes cuerpos orgánicos: a) Los Congresos Nacionales; b) El Consejo Federal; c) El Consejo Directivo Nacional; d) Los Consejos Directivos Provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; e) Plenario de Secretarios Generales; f) Las Comisiones Revisoras de Cuentas; g) Los Congresos Provinciales; h) La Asamblea de Afiliados de Seccionales y de Consejo Directivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; i) Las Comisiones Administrativas de Seccionales; j) El Plenario de Delegados Generales; k) Las Juntas Internas de Delegados; l) Las Juntas Electorales; m) El Centro Nacional de Jubilados; n) Las Comisiones y Departamentos creados por los Cuerpos Orgánicos Estatutariamente. El Secretariado del Consejo Directivo Nacional es el órgano que ejerce la dirección y representación jurídica y gremial para todos sus efectos en el orden nacional. Si bien las formalidades que se describen son espacios donde se discute la política del sindicato, estás conviven con una marcada burocratización de sus dirigentes. En reiteradas oportunidades son quienes a través de acuerdos centralizados y de cúpulas, deciden medidas que no han sido acordadas con las bases militantes y con los afiliados. Sin embargo más allá de esta dura realidad a modificar, aún en los sindicatos que han democratizado más sus relaciones la toma de decisiones requiere un duro trabajo a fin de lograr la participación activa, consciente y coordinada de sus miembros, es decir, como recurso final, la disposición a ir a la huelga. La cuarta condición que se destaca es la capacidad que tuvo el sistema político, durante este período, de procesar la protesta acotándola a su dimensión local y particular. Esta capacidad de procesamiento del conflicto devenía de la forma en que había sido encarado el proceso de reforma estatal. Una suerte de desdoblamiento entre el poder político nacional y los estados provinciales permitió que se mantuviera durante los años del menemismo una dinámica de descentralización del conflicto, a pesar de las diversas estrategias de nacionalización ensayadas por algunos actores movilizados7. Incluso a nivel provincial la protesta consiguió ser fragmentada ya que los reclamos municipales, tendieron a ser escindidos de los provinciales y los reclamos de los trabajadores estatales se diferenciaron de los trabajadores desocupados. En la sociedad capitalista, en un contexto de marcada desocupación, con sindicatos con cúpulas históricamente anquilosadas y en el caso de los más democráticos con estructuras que demandan un dificultoso trabajo para generar los consensos para actuar, los movimientos sociales aparecen como una respuesta ante las dificultades precedentemente señaladas. Es por ello que entre sindicatos y movimientos 7 - Una explicación clara de las temporalidades de la movilización entre los diversos actores en lucha: centrales sindicales, trabajadores estatales y trabajadores privados se encuentra en Svampa y Pereyra (2003:26-30) sociales reconocemos dos lógicas de acción colectiva que presentamos en el siguiente esquema a manera de síntesis. Sindicatos Movimientos Sociales La acción condicionada por los estatutos La acción es directa y desinstucionalizada de donde emergen las reglas para la toma surge de las demandas inmediatas de los de decisiones y la acción. sujetos organizados Al estar regidas por normas burocráticas Las relaciones tienden hacia las relaciones a su interior tienden a horizontalidad y el rechazo a asumir un carácter vertical. estructuración de burocracias. la la Desde los más burocratizados o los más La toma de decisiones se realiza en democráticos eligen a sus representantes. asambleas y se defiende la democracia directa. Los dirigentes movilizan a sus afiliados en La movilización surge de activistas que sus lugares de trabajo. militan en el territorio. En el caso de los movimientos de desocupados en el barrio. Los sindicatos y los movimientos sociales son dos respuestas históricas de la clase trabajadora al capital, por lo tanto esta síntesis no pretende indicar que la lógica de acción de unos es más efectiva y mejor a la otra, simplemente pretendemos llamar la atención sobre algunas características que diferencian sus lógicas de acción y que las mismas generan conflictos y tensiones que se convierten en tareas históricas que la clase trabajadora debe resolver en la lucha por su emancipación. Procesos emergentes En otro contexto, pero imaginamos apremiado por las mismas preocupaciones, Antunes (2003:67-68) llama la atención sobre las siguientes cuestiones que también las hacemos nuestras: ¿Serán capaces los sindicatos de romper la barrera social que separa a los trabajadores “estables”, más “integrados” al proceso productivo y que están en retroceso numérico, de los trabajadores de tiempo parcial, “terciarizados”, precarios, subempleados, de la economía informal, etc. que están en expansión en el actual proceso productivo”? ¿Serán capaces de organizar sindicalmente a los desorganizados? ¿Serán capaces de romper con el nuevo corporativismo, que defiende exclusivamente sus respectivas categorías profesionales, abandonando los contenidos clasistas?, ¿serán capaces de tejer acciones solidarias y clasistas, capaces de aglutinar a estos contingentes de trabajadores, excluidos de toda representación? ¿Serán capaces de estructurar un sindicalismo horizontalizado, mejor preparado para incorporar al conjunto de la claseque-vive-del-trabajo, superando de ese modo al sindicalismo verticalizado que predominó en la era del fordismo y que hasta hoy no pudo aglutinar a los nuevos contingentes de asalariados, como tampoco a los desempleados? ¿Serán capaces de romper con la tendencia creciente hacia una excesiva institucionalización y burocratización que ha marcado fuertemente al sindicalismo a escala global, que los distancia de sus bases sociales y aumenta todavía más la brecha entre las instituciones sindicales y los movimientos sociales autónomos? ¿Serán capaces los sindicatos, respetando sus especificidades, de avanzar más allá de una acción marcadamente defensiva, buscando un proyecto más ambicioso, dirigido hacia la emancipación de los trabajadores? En la Argentina actual encontramos algunos elementos que contribuyen positiva y relativamente a la superación de las tensiones encontradas entre sindicatos y movimientos sociales. Sin pretender que el análisis incluya a todas las experiencias, hay una incipiente presencia de “nuevos sujetos sociales” que han transitados por distintos movimientos sociales (Movimientos de Trabajadores Desocupados, Movimiento Estudiantil, Asambleas de Pueblos Originarios), que en la actualidad se encuentran desarrollando la militancia en el terreno sindical y allí intentan instalar las prácticas políticas aprendidas en los movimientos. Estos nuevos sujetos estarían buscando, construyendo sus espacios y fortaleciendo su identidad de clase en el marco de las actuales relaciones de poder que se manifiestan en la organización sindical. En este proceso se producen fuertes tensiones donde los mismos hacen explícito todo el repertorio de experiencias acumuladas en los movimientos sociales. Su reclamo a nivel sindical ya no es pura conciencia económica, sino que está marcado por una concepción del mundo que como totalidad integra elementos políticos que tienen como horizonte una sociedad postcapitalista. Estos elementos políticos no están exentos de valores y conceptos impuestos por las clases dominantes, pero en la lucha han encarnado valores y conceptos políticos que son parte de su recorrido histórico por los movimientos sociales, a saber: discusión horizontal, democracia directa, la necesidad de la formación política, que hacen referencia a esfuerzos por construir relaciones sociales con una perspectiva emancipatoria. Saben que las estructuras sindicales tienen componentes diferentes a la de los movimientos y que en la mayor parte de los casos “viejos” dirigentes se aferran a sus tradiciones políticas, sin embargo el viraje histórico ofrece una oportunidad que no puede ser desperdiciada. El segundo elemento que se quiere destacar hace referencia a la formación política que algunos movimientos de trabajadores desocupados han desarrollado. A partir de un constante intento de poner en práctica los principios de democracia de base, tomando las más importantes decisiones políticas en las asambleas. Allí se aspira alcanzar importantes niveles de síntesis, en cuanto a: análisis teóricos de coyuntura, sucesos políticos históricos y actuales que hacen referencias a los intereses de las clases subalternas. También se debate sobre lo organizativo intentando mejorarlo. Para ellos lo organizativo presupone dar forma a una concepción política, implica fortalecer el vínculo de la génesis de esa concepción y los espacios concretos donde se desarrolla la misma. Es así que frente al surgimiento de inevitables luchas internas que alimentan diferencias y personalismos intentan disminuirlas a partir de que esas dificultades y obstáculos sean abordadas colectivamente. Sin duda el camino a recorrer es dificultoso, pero la clase trabajadora ha demostrado en este oscuro tiempo histórico que las mujeres y hombres que la componen son capaces de prefigurar y luchar por otro mundo posible. Referências: ANTUNES, Ricardo. ¿Adios al Trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y el rol central del mundo del trabajo. Buenos Aires: Ediciones Herramienta, 2003. BONIFACIO, José Luis. “Las formas de protesta y organización de los trabajadores desocupados en la provincia de Neuquén” En (Taranda, Mases, Bonifacio) La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas. Neuquén: Educo, 2007. OVIEDO, Luis. Una historia del movimiento piquetero. De las primeras coordinadoras a las asambleas nacionales. Buenos Aires: Ediciones Rumbo, 2001. PETRUCCELLI, Ariel. Docentes y Piqueteros. De la Huelga de Aten a la pueblada de Cutral Có. Buenos Aires: Ediciones El Cielo por Asalto – El Fracaso, 2005. SVAMPA Maristella; PEREYRA, Sebastián. Entre la Ruta y el Barrio. 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