El festival teatral Boulevard of Broken Dreams se hará en las

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Àmbit geogràfic: Espanya
Secció: Babelia
Periodicitat: Diari
18/09/2004
Pàg: 21
La desilusión de los magos
Tres prestidigitadores en punto de fuga protagonizan Ilusionistas, comedia de Lluïsa Cunillé en
la que Paco Zarzoso dirige a la Companyia Hongaresa en el Espai Lliure.
JAVIER VALLEJO
Ilusionistas. Barcelona. Espai Lliure. Del 22 de septiembre al 3 de octubre. Santiago. Sala Nasa. 29 y 30 de octubre.
Como los protagonistas de muchas de sus comedias, Paco Zarzoso y Lluïsa Cunillé guardan entre sí
una simetría extraña y paradójica. Ella, introvertida, delega siempre el montaje de sus obras y jamás
concede entrevistas. Él, en cambio, es asequible, y suele dirigir e interpretar cuanto escribe. Podrían ser
el haz y el envés de la misma hoja de papel. Zarzoso escribe en castellano. Cunillé, en castellano y en
catalán. A uno, le gusta envolver a sus personajes con aroma de neblina. A la otra, también, y ambos
prefieren verlos un poco a la deriva antes que siguiendo un rumbo recto y claro. Hace diez años,
decidieron crear una compañía, la Hongaresa de Teatre, junto a Lola López, actriz valenciana. Con la
Hongaresa, han ido subiendo a escena muchas de sus obras, incluso una escrita a dúo en la distancia
(Cunillé vive en Badalona y Zarzoso, en Puerto de Sagunto) y otra compuesta a dos manos, en un lugar
intermedio. Aunque ambos tienden a situar sus personajes en un tiempo abstracto, en lugares
imprecisos, y a hacerlos hablar con lenguaje ambiguo y silente, creo que, en el fondo, escriben
motivados por impulsos diferentes. Zarzoso y Cunillé son tan simétricos y distintos entre sí como las
protagonistas de su comedia Viajeras: una mujer que imagina mil mundos sin salir de casa, y otra que
no para quieta, para no sentirse ahogada.
En Ilusionistas, de Cunillé, montaje que la Companyia Hongaresa representa desde el miércoles
próximo hasta el 2 de octubre en el Espai Lliure, de Barcelona, la autora sube a escena a tres
hermanos: Alfredo, mago que no se resigna a que la edad de oro de las grandes ilusiones haya pasado
sin él; Ágata, faquir que se atraviesa el corazón con un sable desde que un amor traicionero la dejó
insensible, y Alicia, de profesión, escritora, y escapista por devoción, pues se deshace de ataduras y
compromisos al instante. Los tres se reencuentran por casualidad en una ciudad absorta en la
celebración de los Juegos Olímpicos, donde se sienten como extraterrestres en galaxia ajena. En esta
ocasión, Cunillé explota con gracia el recurso al teatro dentro del teatro: incorpora orgánicamente las
actuaciones de Ágata y los números mágicos de Alfredo, que utiliza a sus hermanas como partenaires.
La primera escena de Ilusionistas se entreteje en torno al truco de la mujer partida en dos, ejecutado
con soltura por Zarzoso y Rosa López, actriz cantante que se marca un par de bolerazos para acabar
de trenzar la metáfora de la mujer despechada. En la función que vi, hará dos meses, en el pequeño
recinto al aire libre que el equipo de El Canto de la Cabra acondiciona todos los veranos en el centro de
Madrid, el público se comportó como si asistiera a un espectáculo de variedades de verdad:
aplaudiendo cada número larga y generosamente. Incluso después del último, cuando Alicia (Lola
López) pregunta a su hermano: "¿Qué pasa, por qué no aplauden?", los espectadores se pusieron a
hacerlo de inmediato, como si la pregunta no proviniese del personaje sino de la actriz, y quisieran
ahorrarle el disgusto.
La veta lírica que atraviesa Ilusionistas de cabo a rabo resalta más el sentido del humor de Cunillé,
agudo y raro. Un ejemplo: la escritora escapista, que se hospeda en un hotel, pide por el teléfono
interno que le suban una ginebra con hielo a la habitación y, antes de que transcurra una fracción de
segundo, aparece el camarero con la bebida. Como Zarzoso asume todos los papeles masculinos sin
transformar su fisonomía, Alicia, perpleja, le espeta al camarero: "¿Sabe que se parece usted mucho a
mi hermano?". Y él responde sin pestañear: "No es la primera vez que me lo dicen". El diálogo que
sigue, chispeante y absurdo, es un cruce entre los de Karl Valentin y los de Tono, una entrada de
 EL PAÍS
Diputació de Barcelona. Institut del Teatre. Centre de Documentació i Museu de les Arts Escèniques
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18/09/2004
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carablancas reinterpretada por Franz Johan y Gustavo Re. Ilusionistas, que se estrenó en el festival
València Escena Oberta, comienza en la sala pequeña del nuevo Lliure una gira que llevará a la
Companyia Hongaresa a Santiago de Compostela, Alicante, Bilbao, Oviedo y, de nuevo a Valencia,
donde hará temporada en enero, en el teatro Rialto.
Delante, Rosa López, y al fondo, Lola López, en
'Ilusionistas'.
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