Vi FUNGICIDAS Y APARATOS ' En la última parte, de esta divulgación pretendemas exponer, sucintamente, las principales característícas de los productos que en anteriores líneas hemos denominado fzurzgi^+ida^s, criptogamictida,s y a^ntic^ríptogámi.cas, pues de las tres maneras se designan las sustancias empleadas en terapéutica vegetal para co^tnbatir l^os hongos parásitos, si bien las dos primeras parecen más apropíadas para aquellas que tienen acción destructiva -caso del azufre para el "oidio"--reservando la última a• los praductos de efecto preventivo exclusivamente, como sucede con el ' sulfato de cobre respecto al "mildeu". Serán objeto d^ referencia las sales de oobre y caldos c^pricos comerciales, distintos tipos de azufres, sulfuro potásioo, caldos sulfocálci- ' cos y permanganato potásico, asf como los arsenicales, aconsejados para combatir la "apoplejfa". - 211 - Tambíén noa ocuparemos de los aparatos más convenientes para efectuar los tratar mientos, tanto líquidos como en seco, dedicando particular atencián a loa modelos aconaejables para el vi"nedo, Sales de cobre. Para nuestro objeto aólo nos interesan el aulfato de cobre, acetato, oxicloruro y carbonato del mtiismo metal. SULFATO DE COBBE. ' Este producto, conocido vulgarmente con 1os antiguoa nombres de "vitriolo", "caparrosa azul" y"piedra lipis", se expende por el comercio en cristales de un hermoso color azul intenao. o triturado en polvo. Sea una u otra la forma, interesa al agricultor su rir queza en' cobre, que es de 2b,46 por 100 para el sulfato cúprico qufmicamente puro y alg^o inferior a dicha cifra en los productos comerciales, los cualea siempre contienen impurezas. Es obligaci$n del vendedor indicar la riquezh del producto; pero, frecuentemente, en lugar de expresar aquélla de forma explfcita, bs fabricantes o comerciantes garantizan la pureza del mismo; es decir, no la cantidad de oobre que contiene la mercancfa, sino el porcentaje de aulfato de cobre correspondiente. - 212 - Asi se dice muchas veces :"Este sulfato ea dei 98 por 100", y quieren decir que contiene, en 100 kilogramos, 98 de sulfato de cobre. Para el caso es indiferente una u otra forma, porque, conocida la pureza, es fácil determinar la riqueza y viceversa, mediante la siguiente proporción : 100 _ Z-^,46 Pureza Riqueza en cobre • El sulfato de oobre de buena calidad tiene una pureza de 98-99 por 100, y esta cifra debe serle exigida al vendedor. Cuando se abriguen sospechas de posible fraude, lo mismo que al efectuar compras en gran escala Icss Sindicatos, Asociaciones, etc., deben solicitar del personal técnico agronómico que tome muestras oficiales para su oorrespondiente análisis y comprobación de riqueza, cuya determinación no puec^en efectuar los viticultores por sus propios medios ; pero sí está a su alcance realizar una somera prueba cualitativa, suficiente para denuncia'r la existencia del s^ulfato de hierro con que frecuentem^ente se impurifica el producto. Para enj ^iciar respecto a la calidad del sulfato de cobre, se disuelve una pequeña parte en agua lo más pura posible (de lluvia si las de uso corriente son duraa), tomando después un pequego volumen en un tubo de ensayo o vaso alto y estrecho ; una vez di- - sx^ suelto el producto, se vierte amonfaco hasta que el líquido adquiera intensa aoloración azul ; si transcurrido algún tiempo aparece un sedimento herrumbroso, nos demuestra que el sulfato contiene impurezas de hirero. ACETATO DE COBxE. Hay dos tipos : eI neutro (verrtet), que Be encuentra en cristales de herm^oso color verde oacuro, y el básico (verdet gria); ambos contienen mayor riqueza teórica que el aulfato de cobre (31,84 por 100 y 26,66 por 3.00, respectivamente). Tienen suficiente adhesividad y no son cá,usticos ; además, manchan poco el follaje, lo cual supone cierta ventaja en los tratamientos de uva selecta de rnesa. El acetato neutro es perfectamente soluble en agua; pero el básico es preciso e7nplearlo en suspensión, por lo cual al preparar los caldos hay que ponerlo a macerar durante cuarenta y ocho horas con diez veces su peso de agua. Los productos comerciales se expenden en panes o bajo forma granular y contienen cantidades variables de cobre. Donde má8 se han empleado estas sales cúpricas ha sido en ^el sur de Fraricia, especialmente el verdet grrtis, obtenido por acción directa de las vina^ zas sin desacetifiear sobre el cobre metálico ; sin embargo, su aplicación jamás ha podido competir con el sulfato de cobre y en España - ax4 aori casi descon^ocidos estoa productoa como mildeucidas. OXICLORURO DE COBRE. Hace unos treinta años se deacubrió por Chuard las propiedades anticriptogamicas de eata sal de cobre, y poco después ya se preparaba induatrialmente el producto; se trata de un oxicloruro tetracúprico, cuya riqueza teórica es del 59,4 por 100; pero en la fabricación ae obtiene con un máximo del 43 por 100 en cobre. Tampoco se expende corrientemente con esta riqueza, puea convíene Rnezclarlo a sustancías inertes q^ue mejoren la suspensión y adhesividad ; por esta rar zón tos productos ^comerciales contienen frecuentemente 16-18 por 140 de cobre. El oxicloruro tiene excelente auspenaión, aceptable adhesividad•y no obtura las boquillas de 1os puverizadorea. Se emplea co^n agua al 1 por 100 y, mejor, incorporando sulfato de alúmina ; au efeeto anticriptogámico ea análogo al caldo bordelés preparado con un kilogramo de suífato de cobre, lo que supone una economía de una tercera parte de znetal (25J16,5) ; no obstante, algunas veces ae usa en mayor proporción, 1,6 por 100, para provenir intensas invasiones de "míldeu". También ae utiliza en eapolvoreos--solo o mezclado con azufre-para tratamientos de loa racimos y coatra el "oidio", respectivamente. - 215 -- Parece que la acción anticriptogámica del oxicloruro es debida al desdoblamiento de sus componentes bajo la influencia de la humedad, rocío o lluvia, dando lugar a hidróxido de cobre coloidal que puede solubilizarse con rapidez y en mayor proporción de la correspondiente a los compuestos cúpricos del caldo bordelés. CAR.BONATO DE COBBE. El carbonato cúprico no es utilizado en la lucha contra el "mildeu", siendo su principal papel terapéutico la desinfección en sPco de las semillas y tratamiento de la "tinta" del castaño. Sin embargo, l.os ensayos efectuados por nuestros compañeros Urquijo .y R. Sardiña le conceden gran valor terapéutico, y por esta razón damos alguna referencia de él, si bien advirtiendo que se encuentra hoy en el campo experimental y su aplicación aupone un gaato excesivo de cobre. El producto lo expende el comercio en estado pulverulento, con riqueza máxima del 50 al 60 por 100 de cobre; pero es frecuente que sólo contenga la mitad, proporción suficiente para la desinfección de semíllas. Si la cantidad de aobre no representa deciaiva importancia en las aplicaciones actuales del producto, es indispensable, en cambio, asegurars^e de su fin,ura, característica fundamental para un producto que ha de emplear- - ais se en estado pulverulento; a este respecta debe exigirse que el 95-98 por 100 de su peso pase a través del tamiz número 200 (200 maIlas por pulgada francesa). Además del carbonato cúprico, se preparan hoy productos oomerciales a base de carbonato básico de cobre que contienen un J.0 por 100 de este metal ; se aplican en seco p^ra tratamientos pulverulentos, pero, hasta ahora, no han conseguido extender sus aplicaciones a la lucha contra e1 "mildeu". Productos cúpricoe cómerciales. Además de las sales de cobre reseiiadas, que son las primeras materias o elementos activos de las fórmulas mildeucidas, exiaten en el comercio infinidad de productos para incorporar al agua, obteniendo asf rápida y fácilmente los caldos cúpricos, o bien se ^ofrecen mezclados al azufre, bajo forma de polvos sulfocúpricos o'szufres cúpricos. De los primeros vamos a ocuparnos ahora, dejando ba últimos para más adelante, cuando tratemos del azufre y sus derivados. Muy heterogéneos son esos preparados, pues los fabricantes emplean como elementoa ^ activos diversas sales de cobre : unaa veces es el oxicloruro, como sucede con la pasta y polvo Caffaro ; otras, son lds cómpuestos cúpricos sedimentados de los caldos borgoñón y bord^elés--éste con cloruro de calcio--los que se desecan y expenden en polvo para incorporar directamente al agua; generalmente se les suele agregar otras materias q.ue aumentan su poder • mojante y adhesividad, principal y casi única ventaj a de estos pra ductos comerciales. Aparte de los elaborados con oxicloruro, cuya ^nodalidad anticriptog ^mi^a ea'diferen,t^e, los polvos para preparar caldos a base de sulfáto de • cobre no pueden competir con la fórmula clásica del caldo bordelés ejecutada en el momento de su aplicación, pues los preparados comerciales suelen contener poco más de la mitad del cobre que , tiene aquél ; además, algunas veces los caldos preparados con pnoductos comerciales quedan ácidos y producen quemaduras intensas, como hemos tenido ocasión de observar. Muchísimos son los productos que el comercio expende para este objeto, y en Francia llega al límite su profusión y diversidad, pues no hay región vitícola que nó tenga un "caldo" especial en polvo o pasta. Afortunadamente, entre nosotros no sé han difundido estos preparados, y el viticultor continúa haciendo su caldo bordelés; pero como en los tiempos actuales, de gran escasez de eobre, no es extraño que se lancen al aiercado productos de este tipo, es conveniente conocer sus defectos y las garantías que se deben exigir al adquirirlos: forma química del compuesto cúprico activo, porcentaje de co- bre que contiene y seguridad de obtener con ellos cald+os neutros. Azufre. Es el fungicida por excelencia para combatir el."oidio", y aunque su acción terapéutíca no sea conocida con toda exactitud, los efectos son indiscutibles; estos dependen de tres factorea fundamentales : apli,cació+n p^err.. fecta del pradructo; tintensidaul ^de su reaccián, y ause^ncia de sru,atam,cias noci.^a^s para bas ve^ petalea firataclo,s. La primera depende directamente, a igualdad de las restantes condiciones, de la f^ura o grado de división de las partículas, variable, ^omo Iuego veremos, en los distintos tipos de azufre. La intensidad de la reacción se encuentra íntimamente ligada-cualquiera que sea la hipótesis admitida para explicar sus efectoa criptogamicidas-a la riqueza del producto en azufre; es decir, su pureza. Y, por último, la tercera eondición resulta inneçesario encarecerla, pues el minimo exi^ g^ible a todo parasiticida es la inocuidad reapecto a Ias plantas que se pretenden curar. Desde los puntos de vista expuestos, analizaremos las características que presentan los distintos tipos de azufre de uso agrfcola. -219AZUFR,E SUBLIMADO, O FLOB DE .AZUFRE. Se obtiene vaporizando el azufre nativo, que se condensa en un polvillo finísimo de intenso color amarillo limón, constituído por partículas ovoideas o redondeadas y, por lo común, reunidas en grupos. La caracterí$tica de la fl^or de azufre es su elevada pureza, que alcanza hasta el 99 por 100; pero la f^rrcwra es menor que en los bueno^s azufres ventilados de que más adelante trataremos, pues no suele exceder del ' 70-80 por 100 expresada en grados Chancel; además, la adherencia al follaje es también menor, porque sus particulas redondestdas resbalan y caen con mayor facilidad a impulsos del viento o la lluvia. Los azufres sublimad^os contienen, como resíduos del proceso de fabricación, cantidades variables de ácido sulfúrico y sulfuroso; esta impureza, si bien se considera por algunos como favorable porque aumenta la eficacia terapéutíca del .p roducto, cuando sobrepasa cierto límite puede originar quemaduras en la tierna vegetación de la vid. A este respecto se puede fijar como tope de seguridad, según el profseor Herce, el 1 por 100 de acidez máxima total expresada en sulfúrico y 0,3 de anhídrido sulfuroso. - 220 - AZUFRE MOLIDO 0 TRITURADO. En los azufres obtenidos por trituración, las partículas son angulosas, de color amarillo claro, y su pureza es generalmente del 9899 por 100. El gran defecto de estos productos radica en su deficiente f^ur^c, caracterfstica ]a más importante para los tratamien,tos pulverulentos ; por esta razón, los antiguos azufres de este tipo aon cada día menos usados en terapéutica vegetal, no obstante su menor precio, pues sólo inconvenientes presenta su uso, ya que 1^ finura de los bue-' rios. refinados de esta clase oscila entre loe' 40-50 grados Chancel. AZUFRE VENTILADO. En sustitución de los azufres solamente molidos, hoy se fabrican nuevos tipos, obtenidos por separación de las finas partfculas de aquéllos mediante corriente de anhídrido carbónico, en lugar de aire, para evitar posibles incendios. El resultado de la operación es un polvo impalpable dot^do del más alto grado de ^tirmara, generalmente superior al propio sublimado, pues alcanza de 80 a 90 grados Chancel. Tiene mayor adherencia que la f'lor de azufre, tanto por la }'imiu^-a como debido a la forma de sus partículas de contornos angu- - 221 - losos y aristas vivas. Según experíencias efectuadas, resulta que el azufre simplemen; te molido se adhiere a las hojas en proporción de un 60 por 100, en tanto se eleva al 90-95 por 100 para el ventilado de buena calidad. Esta característica supone una impor- ^ tante economía a favor del último, porque el menor consumo supera con creces al precio más elevad^o; así se ha comprobado en loa ensayos comparativos efectuados sobre el miamo número de cepas^ que dieron los siguientes resultados: azufre ventilado de 8G'^ Ch., 1,15 kilogramos; refinado de 50° Ch., 3 kilogra'` mos, . y"Floristella" de 42° Ch., 4,75 kila gramos. Además, los azufres ventilados no contienen ácido sulfúrioo, lo cual supone una garantfa de su inocuidad al follaje y, al propio tiempo, atenúa. las molestas oftalmías que padecen los obreros ; aaí se explica la preferencia que los viticultores dan a estos azufrea, más finos, adherentea y económicos. AZUFRES NEGROS Y PAECIPITADOS. Estos tipos se obtienen directamente de los sulfuros o polisulfuros tratados por un ácido (precipitados) , o bien son subprod^uctas de determinadas industrias. Los primeras se presentan en polvo iinpalpable, de color blanquecino, y dotado de gran eficacia por - 22Z - ^a e,^t^ema diviaión de sus partículas, superiór a^os ti)aos oorrientes; no obstante, en Españá carecen de verdadera aplicación agrícola. ^ Gener^t}te los azufres negros que se eneuentr^tr en el comercio proceden de la puri,ficaciórt del gas dei alumbrado. Se presentan también en polvo fino, de color gris azulado o verdoso, pero siempre oscuro y, a veces, casi negruzco; su riqueza es muy variabla, puea osciIa entre 32 y fi8 por 100-frecuentemente del 40 al 5U por 100---, y tíenen la desventaja dé contener muchas veces, da- ; bido a defectuoao lavado, ciertas impurezas '" (ferro, ferri y sulfo^ianuros, y cianuros) dafiinas para Ja vegetación, cuya sola presencia hace recnsable un azufre. Para los viticultores resulta aparentemente ventajosa muchas veces la adquisic,^ión de estos productos, más baratos que los tipos ventilados corrientes; pero conviene no olvi,dar ^que su porcentaje en ^elemento activo es aproximadamente la mitad, y en la misma relación, cuando menos, debe estar el precio, pues Ia eficacia terapéutica, a igualdad de ríqueza, suele aer menor en los azufres neS'ros. Frecuentemente se utilizan estos azufres para preparar con sales de cobre las mezclas que el comercio ' expende con el nombre de "azufres cápricos", _. ^g __._ AZUFRES COI.OH?ALES. Modernamente existe la t.e enci char contra las enfer^nedades^ de las ^,t; con el mfnimo^ de sustancia áe^^ y^^`"^bfiiré^ esta base-oblígada en los pafsé^f^^ ^I^t,^', tores de azufre-^ae han efectuát^+^ts^p para obtener productos de mayor éfic`^cia terapéutica que permitan reducir su conaumo en los tratamientos. Con esta orientación se fabrican los azufres ooloidales--empleando diversos procedimientos industriales - que reúnen las siguientes ventajaa: gran finura, pues sus partícuIas son mucho más pequeñas que las` de los mejores azufres ventilados; máxima di$pergión en el medio líquido utilizado para el tratamiento; superior adherencia al follaje, y activa accíón antiparasítaria, debida a la rápida oxidación de sus partfou, las en contact,o con 1os agentes atmosféricos. Ofrecen, en. cambio, el inconveniente de que ^ su precio elevado no suele estar en relación con la economía de consumo, y pueden resultar los tratamientos más caros que con los azufres corrientes; además, la aplicación en f^orma líquida, si-bien es ventajosa para combatir aimultáneamente el "mildeu", presenta los defectos que hemos señalado anteriormen te y está en pugna con costumbres muy arraigadas en nuestros viticultores. . En el comercio se encuentran diversos preparados, dosificables según indica:ión ,del fab^icante, y en este grupo tambíén se ineluyen Ios llamados "azufres liquidos", densos caldos, más o menos pastosos y de color blanco amarillento, que se incorporan directa^menie al agua para emplearlos en pulverización ; pem tantos unos como otroa no han pasado en Eapafia del terreno experimental. A2uFxES cfiPxicos. Para los tratamient^os mixtae co^itra el "mildeu" y"oidio" se expenden en eI comereio esto$ productos, que son generalmEente nna aimple mezela de ^tzufre y salee c^e cobre. Coa este objeto se ha venida usando el aulfato de cobre; pero, como la mezcla no es perfectamente homogénea, puede suceder que las p^rtículas de éste, que son más pesadas, se separen, ori'ginando.algunas veces quemadurás en las hajas. Este inconveniente se salva si sustitufmos el sulfato por oxicloruro de cobre en polvo impalpable, que, además, es bastante adhesivo, y por esta razán es preferido hoy para preparar los azufres cúpricos. Estos productos contienen del 5 al 10 por 10U de sales de cobre; pero no deben emplearse con riqueza inferior al 7-8 por 100, expresada en oxicloruro o sulfato, A1 adquiririos ea indiapensable que el fabricante garantice la riqueza en sales de cobre que el producto • contiene. '. - 226 --ANALISIB DE AZUFRES. Sobre este punto hemoa de repetir lo dicho al ocuparnos del sulfato de cobre ; esto es, la conveniencia de que los viticultores o entidades soliciten de los vendedores la garantía de las ^principales características de sus azufres : f inura^ riQruexa y groparci^án ^de im^^ rezas m.o perjudicia.les que pued^an conteryeer; también aconsejamos, en l^os casos de duda y si el volumen de la "operación lo merece, que la campra se efecteíe previa toma de mueatra oñcial por el Servicio Agronómico y análisis corre^ondiente. . No obstante, el viticultor puede, por sf mismo, apreciar áe un modo aproximado la calidad de un azufre, y como corrientemente sólo se utilizan los tipos sublimado, triturado o ventilado, a é$tos. nos circunscribiremos para reseñar aus características, resumidas en eI siguiente cuadro : Huruedad Impuresas Por 100 Por 100 T[po de uu8^e Subtima,do 0 8or de esulra ...................... Veatila.do ...... .............. ^olido corrteate ......... O,b 0,6 O,b Menor de 1 Menor de 1 Menor de 2 Finura en gradw l:Lanoel 70-SO SO-90 l0-60 Además, l^os azufrea sublimados no deben cantener más del 1 por 100 de acidez expreVID 1$ ..... Zgg - sada en sulfúrico, y los denominados "nagros" han de estar exentos de ferro, ferri y sulfocianuros, y cianuros. De las determ,naciones necesarias para comprobar e^tas características, el viticultor sólo puede efectuar, en la generaiidad de los casos, las correspondientes a finura y riqueza, y ambas de modo rudimentario, si bien sufi^ciente casi siempre para orientarse aobre la calidad del azufre. El grado ^de división de estos azufres se determina mediante el aul f ur^ímetra de Cha^n.^ cel, que consiste en un tubo de vidrio, con tapón esmerilado, de longitud detérminada y graduado de 0 a 100; su sencillo manejo permite que cualquier viticultor pueda utilizarlo para averiguar la finura de un azufre. Para ello, se introduce en el tubo una muestra de 5 gramos y se añade éter etílico hasta la divísión 75 ; se agita y agrega más éter hasta enrasar con la 100 ; en seguida se cierra con el tapón y se agita con fuerza dos o tres minutos, al cabo de los cuales se coloca el tubo en posición vertical y se le mantiene asf cinao minutos; después ae ve el número de la grar duación que ocupa el azufre y tendremos directamente el "grado Chancel". La finura de los "azufrea negros" no puede determinarse por este procedimiento, y es preciso recurrir a tamizados con cribas de . díferentes malIas. La purexa del producto, o sea la cantidá,d ' de azufre que contiene, se determ:na aproximadamente del siguiente modo : En una cápsula, de peso conocido, se colocan 10 gramos de la muestra; se quema el azufre y, una vez frío, se pesa de nuevo el recipiente con las cenizas que oontenga; restando del peso inicial, aumentado en 10 gramos, ei último obtenido, y multiplicando la diferencia por 10, áe obtendrá el tanto por ciento de azufre del producto ensayado; ea un méto8o rudimentario, pues #o _se tiene en cuenta la humedad ni las sustanciag bituminosas que a veces acompañan a 1os azufrea. Po^ ú^timo, -no es raro que los azufres subliznadoa o venti:ados se mezclen con los triturados corrientes - más baratos -; pero este fraude sólo puede deacubrirse con exactitud mediante el examen microscópico de la muestra, si bien el grado de finura ya ea in,dicio de la adulteración. Polisulfuros alcalinoe. En este grupo se incluyen los de sodio y potasio, obtenidoa por simple disolución en agua de los "hígados de azufre" que el comercio expende; se trata de unas sustancias sblidas, verdosas al exterior, que, cuando eatán recién preparadas, presentan por dentro un color seme^ante al hígado y huelen intensamente a huevos podridos. Estos productos hay que guardarlos en recipientes bien cerrar dos, pues la acción del aire y la humedad los descompone, perdiendo así buena parte de su eficacia. Los efectos terapéuticos se atribuyen a la reacción con el anhídrido carbónico y humedad del aire, cuyo resultado final es la formación de ácidQ sulfhídrico con depósito de azufre impalpable, que revaloriza así sus cualidadea anticriptogámicas. No obstante, presentan graves inconvenientea : causticidad superior a los poliaulfuros de caleio--debida a la elevada alcalinid^d de loa compueatos engendrados en la anterior reacción y Rnayor solubilidad también lo que motiva aean arrastrados fácilmente c^el follaje por las lluvias o rocfos intenaos. Eatas razones no permiten aconsejar su aplicación, limitada en la mayor parte de los casoa a la mezcla con el caldo bordelés para los tratamientos mixtos. En el comercio se encuentran preparados pulverulentos a base de sulfuros y polisulfuros alcalinos con adhesivos, como son algunos productos denominados "azufrea solubles" o regiatradoa bajo marca industrial ; suelen emplearse a dosis del 3 por 1.000 para tratamientos al follaje y del 3 al 5 por 100 en invierno; pero sobre este punto los viticultores deben atenerse estrictamente a las indicacia nes del fabricante. - aae Polisulfuros de calcio. Con el nombre de caldo y mixtura sulfacálcicas, el cornercio expende estos praductos en forma líquida y pulverulenta, preferiblea siempre, sobre todo los primeros, a los preparados por los viticultores a base de la fórmula Savastano u otra equivalente, pues, aparte de evitar las molestias que supone tan engorroea operación, existe la seguridad de utilizar preparados de composición conocida, sin peligro para la v^getación y con ga^rantfa de eficacia. Estos productos comerciales, ' que ae obtienen industrialmente por diversos procedimientcxs además de la clásica reacción de azufre y cal, si están bien preparados y conser, vados sólo contienen azufre en estado de monoaulfuro, polisulfuro y tiosulfato; bajo la acción del aire se transforman en carbonato y sulfato c^ilcico y azufre coloidal, a cuya eficacfsima acción antieriptogámica deben los polisulfuros su yalor terapéutico. Conforme decfamos al principio, se venden corrientementé estoa productos en forma de caldos concentrados, aunque también ae preparan en polvo, para lo cual evapóranse aquáílos hasta sequedad y se añade ^un eatabilizador (azúcar de caña, por lo general) ; de esta manera se reduce el volumen y facilita el tranaporte, per-o su eficacia ea menor reapecto a los primeros. 280 - Loa caldos sulfocálcicoa presentan el inconveniente de descomponerse fácilmente en contacto con el aire. y hasta en los mismos envases, si no cierran hermbticamente, puede estropearse el producto. Esto obliga a conservarlos en recipientes de hojalata, vidrio o gres-las bombonas y latas petroleras son muy. prácticas--que se llenarán por completo, y cuando ño se utilice su contenido totalmeníe, es necesario cubrir el resto con una capa de cualquier aceite para aislarlo del ambiente: La dosis a que deben emplearse estos productos es variable, según la planta, época del año y ob^eto del tratamiento; sobre este p^^nto los vitfcultores deben atenerse estrictamente a las indicacionea del fabricante; pero para csombatir el "oTdio" se suelen emplear disueltos en agua al 2•3 por 100. Generalmente se aplican mezc^ados a los caldos cúpricos para tratamientos mixtos, aegún vimos anteriormente. con ob.ieto de economizar cobre en la lucha contra el "mildeu^. Los polisulfuros de calcip son productos tan complejos que los viticultores no pueden intentar ni un análisis someró valiéndose de sus propi^os medios y, en consecuencia, deben acudir a los laboratorios agronómicos para conocer la composición de ellos. Sin embargo, al comprar el producto sf exigirán del comerciante la garantfa de determinadas caracterfsticas que los ^aldos salfocálcioos d^eben reuriir, ^ ^ - Z81 - A este respecto, es frecuente .índica^r ta^ sólo la densidad del producto e^`presada e^; grados Beaumé,. que detre estar cbmprét^did^ entre 28 y 34°, pero cuyo límite in^ri^pr álgunos elevan hasta 32; corrientementi^..Xera ^ eaí: dos aulfocálcicos que presenta el com^neip eapañ^ol tienen una densidad de 28-30°. Este dato aislado es insuficiente para enjuiciar sobre su calidad y ha de ir acompañado de los porcentajes de azufre de monosulfuro, polisulfura y tiosulfato; si la relación del segundo a1 primero está comprendida entre 4 y S, el caldo sulfocálciQO ofrece garantía, porque el valor terapéutico de estos prepttrados se ^tebe a su porcentaje de azufre de polisulfuro. Permanganato potásico. En su lugar dijimos el papel que este producto desexripefia en la lucha contra el "oidio" y las especiales indicaciones del miamo como sustitutivo del azufre o sus derivádos, Réstanos ahora reooger sus principales características. EI permanganato de potasa se obtiene cristalizado en agujas de color violáceo oscuro con reflejos metálicos. El producto purifica^ío no se emplea para estos fines y, en su lugar, el comercio ofrece un permanganato para usos agrícolas-genef^almente pulverulenLo-r.iá.s impuro y económico. En }os último^ aiios se hacía en el sur de Francia gran prE^paganda de este último para embadurnado de los troncos de las cepas, can objeto de fa^ilitar su desoortezado, efecto que debía lograrae merced a la aetiva acción oxidante del producto sobre las rnaterías orgánicas ; sin embargo, las experiencias que hemoa realizado con ese objeto rindieron mediano reaultado, y deade luego no estimamos aconsejable la aplicación deI permanganato potásico a dicha finalidad. Conforme ya expusizr^o$, eate producto ae emplea diauelio en agua, a Ia que ^ incorpora una lechada dé eal. El caldo no p^ede prepararse en vaaija de madera, y debe usarse inmediatamente después de hecho, ai bien puede guardarse"el reaiduo en recipiente cerrado cuando sea indiapensable conservario. Sulfato de hierro. Producto clásico para el tratamiento de la "clorosis" o amarillez no parasitaria de la víd, y éuyá acción correetiva, dosis y mod^o de aplicación ya expusimos en lugar oportuno. Se encuentra en el comercio con el nombre de "caparrosa verde", que se expende en criatales de dicho calor; ea fácilmente soluble en vez y media su pe^o de agua. Arsenicalea. Eatos insecticidas se dividen , en dos grupos : salubles y prácticamente insolubles ; al - asa primero pertenecen el anhídrido arsenioso y arsenito sódico, de los que nos ocuparemos ^ Fig. 35.-$ulfatadora de palanca. porque se utilizan en los tratamientos contra la "yesca" o "apoplejía parasitaria". ANHÍDftIDO ARSENIOSO. Con este nombre, y sobre tod^o con ]os de "arsénico blanco" y"polvo mata raton•es", se - 284 - expende en el comercio bajo forma pulverulenta, si bien industrialmente se obtiene una variedad vítrea incolora. AI adquirirlo debe Fig. 36.-Pulverizador de preeíón prevla. exigirse el 99 por 100 de pureza mínima o un porcentaje del 74 por 100 de arsénico. ARSENITO SODICO. El arsenito de sodio lo expende el comercio en forma de polvo blanco, con riqueza va- ^ ^^ riable de anhfdrido arsenioso. Hay tres tipos : el disódico, que contiene alrededor del b6 por 100; el monosódico, del 60-62 por 100, y productos comple.ios con 80-82 por 100. En los tratamientos contra la "yesca", única aplicación como criptoaamicida, deben preferírge los dos últimos tipos; pero cuando se utilicen los de mayor graduación, habrá que reducir en una cuarta parte la dosis indicada al o^supxrnos de dicha enfermedad.. Pulveriza^dores y espolvoreadorea. Casi tanta im^^o^tancia como la elección de ant:criptogámico y preparación de la fórmula correspondiente, tiene el disponer de maquinaria eficiente ' para, efectuar los tratamientos. Los aparatos necesarios para luchar contra los hongos de que nos hemos ocupado son de dos clases : pulverizadores y espolvoread^orea. Los primeros para distribúir los lfquidos (caldos cúpricos, sulfocáleicos y arsenicales, cuando éstos no se apliquen con brocha), y deátinados los segundos a esparcir los productos pulverulentos (azufre, polvos cúpricos, etc.). Los pulverizadores que frecuentemente tiene el viticultor son las clásicas sulfatadoras de mochila y palanca ; estos aparatos se caraeterizan porque ^el líquido sale de la ba quilla a impulsos de la presión momentánea ílue recibe durante el trabajo, en tanto los 238 modelos modernos, denaminados de presión previa, ]a acumulan a ^rriari, actuando para ello el obrero sobre el émbolo de fa bomba Fig. 3L--Esquema de una sulfatadora de palanca: A, en_ irada del liquido a1 cuerpo de bomba; P, váivula de admistón (do porcelana) ; V, v5lvula de impulsión (de caucho). una vez lleno de líquido el depósito y antes de cargarse el pulverizádor. Aunque estos aparatos ofrecen me,jores condiciones de tra- •287- bajo, se^ún luego veremos, pueden emplearse 1as sulfatadoras corrientes, siendo preferí- Fíg, 39.-Detalle de un pulverízador de preslón previa: 1, orificío para Ilenar el depdsito; 2, palanca de giro del ta pó n; 3, depósito; 4, cuerpo de bomba; 5, émbolo; 6, pufio de la varílla; 7, manómetro; 8, tornillo aforador de nível; 9, tubo de salida; 10, man gu era; il, ]lave; 12, ]anza; 13, boquilla; 14, embudo can Sltro para llenar el depóslto. ( C1isó "Penta".) bles los tipos que dispongan de agitador interno para remover el caldo cuando se actúe sobre la palanca; además, ^n caso de emplear polisulfuroa, es indispensable que el depósito sea de cobre estañado, latón o esté revestido de plomo. Lus pulverizadores de presiótr previa ofrecen las siguientes ventajas: el obrero tiene constantemente libre una mano para mover los racimoa y separar el follaje; alguna economía de líquido; mayor y uniforme presión, lo que permite extender el caldo en fina niebla sobre las plantas, iogrando al propio tjempo que penetxe mejor en el interior de los racimos. No es, pues, d^idosa la preferencia por estos aparatos, cuyo único inconveniente reaide en el mayor precio. Entre ellos existen varios modelos de mochila de 9-12 litros de cabida y 45 atmósferas de presión, muy adecuados para los tratamientos del viñedo. A1 adquirirlos debe comprobar el viticultor los siguientes extremos : 1,° Que disponga de boquilla de chorro y otras dos pulverizadoras--curvas o acodadas-con orificios de distinto diámetro y una de ellas regulable, de ser posible. 2° Fácil limpieza de las boquillas, pues se obatruyen freeuentemente y su arreglo su^ pone apreciable pérdida de tiempo. S° La lanza debe tener filtro y obturador de palanca, mejor que llave, 4° En general, no deben adquirirse aparatos que tengan las válvulas de la bomba de cuero o caucho, y, en el caso de tener que - 289 - utilizar frecuentemente los polisulfuros, el depósito será de cobre estañado, latón o revestido de plamo. 5.° Deben elegirse los modelos dotados de agitación automática por corriente de aire u Fig. 39.-Bote azufrador. otro dispositivo que permita remover el caldo en el interior del depósito. 6.° Asegurarse del buen funcíonamiento del manómetro que sirve para indicar la presión. En fincas de alguna extensión pueden ser convenientes los pulverizadores de carretilla o carro con tracción animal ; pero, si el terreno es movido, quizá resulten ventajosas ]as baterías de pulverizad^ores individuales con bomba de carga independiente. Los aparatos a lomo _ 2^1t1 ^ de caballería no sue]en ser prácticos, y los accionados por motor rebasan general^nente los lfmites de nueatras explotaciones vitico,las. Cada caso es un problema particular, cuya distinta solución exige un estudio previo que no podemos abordax dada la fndole de este trabajo. Para obtener satisfactorios resultad,os es preciso practicar bien los tratamientos. Antes de llenar los depásitos de los aparatos debe agitarse el caldo en las tinas, cualquiera que sea la clase de aqu^él, e igual cuidado debe observarse durante la pulverización; para ello, $i el aparato no dispone de agitador, efe^tuará el obrero frecuentes bazuqueos, con objeto de remover el líquido dentro del depósito. ^ En los tratamientos generales se mojará con el caldo las dos caras de las hojas, especialmente la inferior, que debe quedar comnpletamente cubierta ; con este objeto se empleará boquilla curva o acodada, pero de orificio grande para que prroyecte un cono de Fulverización abierto ; la -distancia entre el extremo de ella y el follaje se conservará a unos 60 centímetros, moviendo la lanza de derecha a izquierda y de delante hacia atrás, tanto por la parte superior de la cepa como invirtiéndola despu^ para; dirigir el chorno de abajo a arriba. En algu^os casos puede ser eonve^niente pulverizar principalmente el fruto, q para economizar lfquido se debe utilizar bor -Z41- Fig. 40.-Fuelle azufrador. Fig. 41.-Espo3voreador de mochila. "^^ I6 242 quilla de orificio fino, que se aproximará a unos 30 centímetros de aquél, separando a] propio tiempo el f^ollaje con la mano libre y abriendo los racimos para que el líquido pe- Fig, 42.-Esquema de un espolvoreador de simple efecto: A, agitador; PA, palanca de éste; F, fuelle; P, au palanca; V, válvulas; T, tubo de salida del polvo. netre en su interior. Cuando el tratamiento contra la "yesca" no se efectúe con brocha, es aconsejable emplear.boquilla d^e chorro en sustitución de las pulverizadoras usuales. L^os productos pulverulentos (azufre, polvos cúpricos, etc.) exi^en el uso de espolvo- readores; de esta clase de maquinaria, los viticultores poseen casi exclusivamente ^^eS arcaioos "botes" o"cajas" y los fuellea-á^tt= fradores, unos y otros tan pooo pr como antieconómicos, La principal ventaja de estos tratam consiste en esparcír el producto bajo de nube para que se deposite fácilmenté bre el follaje y penetre en 1oa racimoa, finá dades que no puede lograr la brusca ealida del polvo a impulsos dé unaa sacudidas mecá^ni1cas--caed de loa uboteá"-a provocada por corriente de aire irregular; téngase, ádemás, preaente que eatos tratamientos, de mayor costo que las pulverizaciones, se encarecen hasta hacerse impracticables cuando el producto se arroja al suelo en l^ugar de cubr^r los órganos de la planta. Con eate criterio analizaremos seguidamente los ínconvenientes de cada tipo. En los "botea" no puede regularse la salida de azufre, y dómo el producto ^cae vérti; calmente, apenag álcanza ^1 envés de las hojaa; además, no permite practicar el trata^tniento euando sopla algo de viento, y tanto el consunio de azufre conno la mano de obra necesaria son mucho más eleva^os que en los espolvoreadores ^ de mocl^ila. Las éxperiencias comparativas efectuaáas por el ingenieró agrónomo Sr. Mestre (C.) dieron los siguientea resultados, referidos a la hectárea : Con "bote" (azufre, 58,4 kilogramos; tiempo, die- Figa. 43 y 44.-Pulverizadnr y eapolvoreador tilla. de carre- ciaéiá horas quihce minutos) ; con espolvoreador (azufre, 46,4 kilogramos; tiempo, doce horas treinta y cuatro minutos) . El reducido precio de estos artefactos ^es la única razón que explica su actual uso, que, en caso extremo, sólo está justificado para el primer tratamiento del "oidio" al oomienzo de la bro- tación, Los fueAes-azu-fradóreg, ^con o sin depósita independiente, realizan mejor trabajo; péro el conaumo de producto hemos observado que supera en un 30 por 100 al de un espolv^oreador de mochila; por otra parte, el coeficiente horario es casi la mitad en aquéllos. Existen también espolvoreadores de carro que permiten tratar 8 a 10 hectáreas diarias, pero estos tipós, y más aún los de tracción mecánica, superan las necesidades de nuestras explotaciones vitico/as de extenaión media y, por tanta, resultan antieconómicos cuando no inadaptables a la configuración del terreno. Con • las precedentes consideraciones nos proponemos convencer a los viticultores de que deben adoptar los espolvoreadores de mochila-de ser posible los tipos a doble efecto-, cuyas ventajas han quedado bien patentes ; estos aparatos, regulados al mínimo, economizan tal cantidad de azufre, que su importe, al precio ac6ual del producto, puéde amortizar en dos campañas la diferencia ex^ -^ $4ó - tre su precio y el de un fuelle corriente de ^nano. Para terminar diremos que los espolvoreos no deben efectuarse con tiempo lluvioso 0 cuando soplen vientos intensos; tratándose de aztífrados, -ee evitará también realizarlos en horaa de alta temperatura, estando indi^cadas p,ara ello las primeras de la mañana o últimas de la tarde de los días calurosos.