TEMA 3.- PRINCIPALES TEORÍAS ÉTICAS MORAL Y ÉTICA

Anuncio
TEMA 3.- PRINCIPALES TEORÍAS ÉTICAS
MORAL Y ÉTICA
1. APROXIMACIÓN ETIMOLÓGICA
ÉTICA: el sustantivo griego êthos significa “costumbre”. De este sustantivo se deriva, en su
terminación femenina, el adjetivo ethiké, que significa “relativo a las costumbres”. Así, el término
ética no es más que la transliteración al castellano del adjetivo griego que, una vez sustantivado,
significa “ciencia de las costumbres”.
MORAL: el sustantivo latino morem, calco semántico griego, significa “costumbre”. De este
sustantivo deriva, en su terminación masculina y femenina, el adjetivo moralem, que significa
“relativo a las costumbres”. Así, el término moral no es más que la evolución normal al castellano
del adjetivo latino, una vez sustantivado, significa “ciencia de las costumbres”.
2. CONCEPTOS
La actual distinción entre moral y ética es artificiosa, pero se fundamenta en su indudable utilidad.
MORAL: es el conjunto de comportamientos, normas y valores que rigen, en un determinado
momento, en una sociedad. Estos comportamientos, normas y valores son los que determinan el
modo de proceder que está socialmente admitido y pueden ser llamados costumbres.
El ser humano es un animal social. Existe, por supuesto, una moral subjetiva, que es el conjunto de
comportamientos, normas y valores de un individuo.
Pero la moral objetiva de una sociedad y la subjetiva de uno de sus miembros pueden coincidir o
no. Si no coinciden, el individuo sufrirá el reproche de la sociedad que, incluso, puede llegar a ser
penal.
La moral siempre ha existido, la sociedad siempre ha tenido unas pautas de comportamiento, que
pueden ser descritas. El conjunto de normas, creencias, valores y fines q orientan nuestro
comportamiento hacia lo bueno es el objetivo de la moral.
Ej. En la antigüedad existía la esclavitud.
ÉTICA: es la reflexión teórica sobre los comportamientos, normas y valores que conforman la
moral.
La ética no ha existido siempre. Consiste en una reflexión sobre la moral, sobre las costumbres
vigentes y su justificación. Esta reflexión supone un filosofar, por eso la ética nace, en cada
sociedad, al mismo tiempo que la filosofía.
Ej. La esclavitud, en cualquier época, es una lacra para la humanidad.
LA MORAL
1. EL ACTO MORAL
El ser humano realiza continuamente acciones que repercuten de distinta forma en sí mismo y en
otras personas. Unas pasan inadvertidas, mientas que otras son juzgadas por la sociedad. Las
acciones que son susceptibles de ser aprobadas o rechazadas por la sociedad reciben la calificación
de actos morales.
Las personas realizan acciones consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente. Por
ejemplo, respirar, ayudar a alguien, comer, mentir, juguetear con el pelo, sonrojarnos, etc., todos
estos actos son actos de la persona. Pero no todos estos actos son susceptibles de ser valorados
moralmente.
Para poder juzgar un acto como moral es necesario, primero, q este se realice de manera consciente
y voluntaria; consciente significa que el sujeto debe saber claramente lo que hace. La ignorancia
privaría al acto de su condición de humano; voluntaria significa que el sujeto debe querer hacer lo
que hace y elegirlo entre diversas opciones, y debe elegirlo sin miedo ni coacción.
Sin estos dos requisitos, la persona no es libre para elegir si actúa de una u otra forma o,
simplemente, se abstiene de hacer algo. La libertad es indispensable para que el acto sea humano.
Estos actos humanos tienen consecuencias sociales de forma directa o indirecta, y por tanto pueden
ser valorados positiva o negativamente por los demás.
La moral se encargará de juzgar aquellos actos que realicemos de manera consciente, voluntaria y
tengan consecuencias sociales directas o indirectas.
Un acto humano que no tuviera consecuencias en la sociedad no podría ser considerado un acto
moral, aunque es difícil imaginar un acto humano que, envuelto en circunstancias concretas, no
tenga una repercusión social.
2. JUICIO MORAL
El ser humano está constantemente elaborando juicios. Un juicio es toda proposición u oración en la
que se afirma o se niega algo de un sujeto. Existen varias clases de juicios:
- Juicios de hecho: son aquellos que describen un hecho o afirman algo sin expresar una opinión
personal.
- Juicios de valor: afirman o niegan el valor de algo determinado, según esté o no de acuerdo con
unas normas de referencia que quien emite el juicio considera como válidas. Ej: “esta película es
entretenida”.
- Juicio moral: es un juicio de valor cuyas normas de referencia son morales y, como consecuencia,
valora una acción o una conducta determinadas. Por ejemplo, la afirmación de “un hurto es
reprobable” sería un juicio moral.
Cuando juzgamos moralmente un hecho debemos tener en cuenta, además del hecho que juzgamos,
otra serie de circunstancias que pueden cambiar la moralidad del hecho. Estas son:
- El motivo, es decir, la causa que mueve a actuar.
- El fin, esto es, la representación mental del resultado que se pretende conseguir.
- Los medios, son los instrumentos, procedimientos o estrategias que se usan para lograr el fin.
3. LOS VALORES MORALES
Cualquier sistema moral propone una escala de valores morales. Estos valores hacen que prefiramos
unas cosas y rechacemos otras. En nuestra sociedad aceptamos, por ejemplo, que tanto hombres
como mujeres ejerzan responsabilidades políticas, porque ese hecho representa el valor de la
igualdad, o aceptamos la existencia de diversos medios de comunicación porque se refuerza el valor
de la libertad de expresión.
El valor moral es la cualidad que poseen las acciones humanas según hagan avanzar o no al sujeto
en su proceso de humanización.
Las acciones que favorecen el proceso de humanización son buenas, y se califican como positivas o
valiosas, mientras que las que no lo favorecen son malas y se definen como valores negativos o
contravalores. Así pues, una acción que favoreciese la igualdad o la libertad sería una buena acción;
otra que buscase la igualdad o el sometimiento sería una mala acción.
HACIA LA REFLEXIÓN ÉTICA
No todos los sistemas morales reconocen los mismos valores ni defienden de la misma manera el
proceso de humanización; tampoco proponen las mismas normas de actuación ni entienden por
“bien” lo mismo.
Para unos existen normas que todos deben obedecer, mientras que para otros la cuestión de las
normas es algo relativo. Algunos sistemas morales se fundamentan en Dios, hay quienes defienden
la necesidad de estudiar la naturaleza para saber cómo debemos comportarnos, otros afirman que el
ser humano posee unos derechos básicos.
La ética nació para reflexionar sobre estas y otras cuestiones. Tuvo su origen en la Grecia antigua, y
su actividad dura hasta la actualidad. Tenemos dos grandes grupos de éticas:
- Éticas de fines: afirman que el ser humano tiene un fin determinado en la vida, la tarea de la ética
será descubrirlo y proponer los medios para lograrlo.
- Éticas del deber: buscan la manera de garantiza que las normas morales puedan ser universales y
obligatorias.
ÉTICAS DE FINES
1. ARISTOTELISMO
Aristóteles es, junto con Platón, el filósofo que mayor influencia ha tenido en nuestra cultura
occidental. Su ética es finalista, pues, según su doctrina, el interés de las acciones humanas se
orienta a conseguir unos fines concretos. Sigue, también el eudemonismo, porque el fin sumo que se
persigue es la felicidad. El punto de partida para Aristóteles es la idea de que el ser humano se
distingue de los demás seres del mundo porque, con su naturaleza racional, puede alcanzar los
bienes practicando la virtud.
LOS BIENES.
Aristóteles observa que, igual que los órganos de los seres vivos tienen una finalidad, los seres
humanos, cuando piensan y actúan, lo hacen para conseguir unos fines que el filósofo llama bienes.
Los bienes son aquello por lo que los seres humanos trabajan, no como medio para conseguir
algo, sino como fin en sí mismo. Los bienes no son algo subjetivo, no dependen de cada individuo,
sino que todos los seres humanos tienden hacia ellos. Y, como toda actividad humana tiende hacia
algún bien, cabe entonces preguntarse, ¿cuál es el bien supremo al que puede aspirar el ser humano?
LA FELICIDAD. VIRTUDES INTELECTUALES.
El bien supremo al que puede aspirar el ser humano es la felicidad. El problema consiste en definir
qué es la felicidad. El filósofo, muestra una visión finalista de la naturaleza: la felicidad de cada ser
consiste en el ejercicio de la actividad que le es más propia. Ahora bien, vivir, sentir…, son
actividades que el ser humano comparte con animales y vegetales; por el contrario, la actividad de
la razón le es propia y exclusiva, y lo diferencia de todos los demás seres de la naturaleza.
Para el ser humano, la felicidad consiste en el ejercicio de la actividad de la razón.
Aristóteles llama virtudes intelectuales a los medios de que se vale el ser humano para ejercer la
actividad de la razón, que no es otra que la búsqueda de la verdad.
LOS BIENES EXTERIORES. VIRTUDES MORALES
Los seres humanos no son sólo razón; no todos ponen la felicidad en la actividad de la razón, sino
en otros bienes ajenos a esta actividad contemplativa. Incluso el mismo Aristóteles lo reconoce:
“parece que la felicidad no puede ser completa sin los bienes exteriores y corporales”, y llama
virtudes morales a los medios de que se vale el ser humano para conseguir esos bienes.
La virtud moral es la fuerza que lleva al ser humano a actual de modo que consiga alcanzar el
bien propuesto.
Si la virtud del ojo hace que sea bueno para la visión y la del caballo hace que sea bueno para la
carrera, para llevar al jinete y para sostener el ímpetu de los enemigos, la virtud en el ser humano
hace de él un hombre bueno, para realizar la obra propuesta.
Aristóteles define la virtud moral como el término medio entre dos extremos.
Dicho equilibrio no es entendido como una media matemática, sino como algo establecido por el
entendimiento; es un hábito que se adquiere con la práctica continuada. Piensa que el justo medio es
aquel que no se pasa por exceso ni por defecto, de forma que a una obra realizada de acuerdo con su
virtud propia no se le puede quitar ni poner nada. Por ejemplo, la valentía sería el punto medio entre
la cobardía y la temeridad; la generosidad, el punto medio entre el desinterés y la avaricia, etc.
Contrariamente a las virtudes intelectuales, que tienen su origen en la enseñanza, las virtudes
morales nacen del hábito y de las costumbres, es decir, de su uso continuado.
2. EPICUREÍSMO
Esta escuela filosófica fue fundada por Epicuro (341-270 a.C) y un grupo de amigos que hacían
vida común con sencillez, alejados de las riquezas. Consideró que lo importante era tranquilizar a
los suyos en los problemas que les preocupaban y les impedían gozar de la felicidad que todo ser
humano busca. De hecho, los filósofos del jardín, como también se les conocía, solo buscaban una
vida tranquila. Se les llamó hedonistas porque el fin que buscaban era el placer, aunque esta
búsqueda debía estar guiada por la razón y la prudencia.
Los epicúreos buscan el placer por medio de la razón y de la prudencia.
NATURALEZA
Los epicúreos pensaban que los cuerpos se componen de partículas muy pequeñas e indivisibles
llamadas átomos, que caen de forma aleatoria en el vacío; en su caída se unen en función del peso,
tamaño y forma, dando lugar a los cuerpos que vemos y que se forman de modo espontáneo. Esto
significa que el universo se rige por el azar y no por leyes establecidas; el mundo surgió del choque
azaroso de átomos y es perecedero.
Creían en la existencia de los dioses, que eran ajenos al mundo, y consideraban que el ser humano
podía liberarse de los tres grandes temores que le aquejan:
- el miedo a los dioses
- el miedo a la muerte
- el miedo al más allá
PLACER
Superados los temores que inquieran al ser humano, la felicidad está en la ausencia de
preocupaciones (ataraxia) y de dolor, únicas causas por las que el alma no goza de paz interior. En
realidad, el placer solo consiste en que el alma esté tranquila y en que el cuerpo no tenga dolor; así
se produce el perfecto equilibrio de los átomos que lo componen.
Solo el cuidadoso cálculo de los placer de hoy puede hacer que el individuo no se convierta en
esclavo de las necesidades de mañana; con igual cálculo, ha de evitar placeres que puedan llevarse a
dolores o enfermedades.
VIRTUD
La virtud es el camino para conseguir el estado de placer y consiste en la tranquilidad de ánimo,
más que en el deseo de placeres; persona virtuosa es quien posee la técnica para conseguir el
máximo placer con el mínimo dolor. La mejor fórmula para ser feliz consiste en tener una vida
austera, sin necesidades, y contentarse con lo que se tienen. Sus seguidores cultivaron virtudes
sociales como la amistad, la amabilidad, la dulzura, la beneficencia, etc.
3. CRISTIANISMO
La vida y predicación de Jesús, a quien sus discípulos consideraron el Cristo o enviado de Dios,
coincidió con el inicio del Imperio romano y con cierto momento de crisis en el pensamiento
filosófico y religioso. Estas razones y la personalidad de Jesús, hombre con arraigo y surgido del
pueblo, que expresaba de forma sencilla, ayudaron a expandir su doctrina. Exponía su mensaje con
ejemplos y los acompañaba con prodigios que llamaban la atención.
EL FIN ÚLTIMO Y LA FELICIDAD
La predicación de Jesús supuso un cambio de valores y de prácticas morales en su época. Difundió
la novedosa noticia de que el fin último para el ser humano es Dios mismo. Además, este fin último
no es un bien más entre otros, sino el máximo bien al que los humanos pueden aspirar, cuya
posesión supone la felicidad plena. La única condición para lograrlo es tener fe en Jesús y seguir su
mensaje.
EL FIN ÚLTIMO Y LA GRACIA
Frente a otras concepciones morales que consideran el bien como algo alcanzable en este mundo, la
fe cristiana sostiene que el bien último, la posesión de Dios, es un regalo de la divinidad, una gracia.
Por mediación de Jesús, Dios permite que los seres humanos consigan lo que les resultaría
imposible lograr con sus solas fuerzas naturales.
MORAL CRISTIANA
El compromiso con Jesús lleva a una moral, o práctica de vida, basada en su mensaje, cuyo resumen
es amor a todos. De aquí surgen personalidades como San Agustín o Santo Tomás de Aquino.
4. UTILITARISMO: STUART MILL
Stuart Mill (1806-1873), filósofo y economista, es uno de los autores más representativos de la
corriente utilitarista inglesa. Está cerca de la moral aristotélica y epicúrea, porque reduce los valores
éticos y el bien a la consecución de ciertos bienes útiles y convenientes.
FELICIDAD
La máxima felicidad para el ser humano es la consecución de lo útil para el individuo y para la
sociedad, siempre que como tal se entienda lo más elevado.
La utilidad es la capacidad de las cosas o acciones tanto para producir un beneficio, un placer o la
felicidad, como para evitar el daño, una pena o la infelicidad.
PRINCIPIO UTILITARISTA
El principio utilitarista afirma que las acciones son buenas en la medida en que producen
bienestar y malas en la medida en que producen malestar; por supuesto, el bienestar es el placer
o la ausencia de dolor.
Toda persona busca la felicidad como fin último, de igual forma que la felicidad de todos es la
felicidad común. Mil postula que cada ciudadano, cuando busca satisfacer sus propios intereses,
coopera al bien de todos en conjunto. Según este principio, el utilitarismo tiende al altruismo y
pretende ajustar los intereses individuales a los comunes, al disfrutar una mayoría de personas de la
felicidad.
ÉTICAS DEL DEBER
1. DEONTOLOGÍA KANTIANA
Inmanuel Kant (1724-1804) elaboró una ética pura o formal; su objetivo fue conseguir una moral
donde la razón organizara la vida humana, estableciendo cómo debe actuar el sujeto moral, al
margen de influencias externas.
ÉTICA FORMAL FRENTE A ÉTICA MATERIAL
Kant crítica toda ética material, porque tiene normas que han de ser observadas para llegar al fin
propuesto y, consecuentemente, son normas sin validez universal, solo válidas para quienes desean
tal fin. Por otra parte, son normas extraídas de la experiencia, no de la razón. Por ejemplo, una
norma de la ética epicúrea puede ser el siguiente imperativo hipotético: “si quieres ser feliz, no te
dediques a la política”; en esta norma se puede considerar:
- El mandato: “no te dediques a la política”
- La condición: “Si quieres ser feliz”. Esta condición restringe la validez del mandato: está
destinado solamente a quienes quieren ser felices y piensan dedicarse a la política.
- La norma en su totalidad: “si quieres ser feliz, no te dediques a la política” tiene su origen en la
experiencia: la dedicación a la política le ha impedido a alguna persona ser feliz.
Frente a ella, Kant propone una ética formal, sin preceptos concretos, que no dice lo que hay que
hacer sino cómo ay que actuar, que pretende ser universalmente válida y que utiliza la razón como
única fuente de moralidad. En esta ética una acción es meritoria solo si el sujeto actúa por el sentido
del deber.
EL DEBER
El deber es la única motivación auténticamente moral, porque solo ella es expresión de una
buena voluntad.
Quien actúa de forma correcta en su provecho, quien teme represalias por su obrar incorrecto o
quien tiene una conducta bondadosa ayudando a alguien solo por pena no son personas virtuosas.
Para la moral kantiana, una acción solo es correcta moralmente cuando así lo indica la ley y, solo
por ello, la quiere el sujeto.
EL IMPERATIVO CATEGÓRICO
En cualquier ámbito, un imperativo categórico es un mandato que debe cumplirse sin condiciones.
En el ámbito de la ética kantiana, este imperativo es expresión del deber y puede formularse así:
“Actúa de modo que desees que tu forma de obrar pueda convertirse en norma universal”.
Es un precepto formal, porque no obliga a acciones concretas, pero sugiere un modo de actuar que
pueda servir como principio de legislación universal. El sujeto está en condiciones de actuar o no de
cierto modo, siempre que los demás puedan seguir su ejemplo. Consecuencia de la moral kantiana
es la dignidad del ser humano que, en tanto que racional, es el único ser que debe considerarse
como fin en sí mismo y nunca como medio.
2. ÉTICA DE LA CONCIENCIA: EL EXISTENCIALISMO DE SARTRE
El existencialismo es una corriente filosófica con autores diversos e importantes diferencias de
pensamiento, por lo que no se puede hablar de una doctrina común. Su moral se basa en : “Dios ha
muerto, todo está permitido”, lo que le lleva a eliminar de su moral todo valor absoluto al margen
del ser humano.
INDETERMINACIÓN DE LA EXISTENCIA
Para los existencialistas el término existencia no significa el hecho de existir, como opuesto a la
esencia, aquello que una cosa es.
Los existencialistas defienden que la existencia es el modo de ser propio del ser humano.
Por ello centran su reflexión en el individuo concreto y en el mundo en que vive, aunque cada autor
ofrece respuestas distintas.
Para Sartre, convencido de que la existencia humana depende de la elección de cada uno, el ser
humano es radicalmente libre, cuya característica es sus total indeterminación. Cuando nace a un
mundo que no ha elegido, el ser humano es una naturaleza indefinida que ha de hacerse de forma
progresiva, eligiendo en cada momento lo que desea ser.
RADICALISMO DE SARTRE
Frente a quienes admiten la libertad subjetiva y en ella fundamentan el deber moral, Sartre
radicaliza su postura afirmando que el individuo se encuentra solo y abandonado; es completamente
libre para crearse a sí mismo, pero en un mundo carente de sentido, es decir, en un mundo absurdo.
El ser humano está desorientado porque Dios no existe ni hay valores que sirvan de referencia
posible para ordenar su conducta.
La única norma moral es la que cada uno se imponga a sí mismo, sabiendo que en cada acción
compromete a los demás.
ÉTICA SARTRIANA
En estas circunstancias, cada individuo elige libremente y, al hacerlo, crea sus propios valores, sin
necesidad de que existan los valores absolutos que Dios representaría si existiera. Cuando el ser
humano decide hacer algo, la única justificación de su elección es haber sido querida, es decir,
procede de un acto libre, lo que hace a tal situación angustiosa.
Cada acción vale por el uso que el sujeto hace de su libertad, no por sumisión a normas o por su
valor establecido anteriormente.
Sin embargo, la libertad individual debe coincidir con la de los demás porque, al elegir, no se puede
prescindir de los otros.
3. LA ÉTICA DE LA JUSTICIA DE RAWLS
John Rawls (1921-2002), filósofo norteamericano, es un clásico de la filosofía política y del
derecho del siglo XX.
LA SOCIEDAD
Rawls parte del hecho de que en las sociedades democráticas se da una gran diversidad de
convicciones morales y religiosas, es decir, son plurales. Por otra parte, cada individuo tiene unos
deseos y objetivos propios que quiere cumplir. Ahora bien, como los recursos son escasos, es
necesario buscar principios que favorezcan la colaboración y suavicen los posibles conflictos de
interés.
EL VELO DE IGNORANCIA
Pero si somos tan distintos, ¿dónde podremos encontrar un punto de vista que sea compartido por
todos, a pesar de las distintas concepciones morales? Tendremos que poner restricciones a nuestro
propio interés. Mediante el experimento mental del velo de la ignorancia Rawls pretende responder
a esta pregunta.
Imaginemos que los individuos de una sociedad se reúnen en asamblea para decidir cuáles van a ser
las normas e instituciones de esta sociedad. Estos individuos, además, no conocerían las
características de esta sociedad, ni su propio estatus social, ni su situación económicas, ni siquiera
sabrían qué aptitudes naturales poseen; estarían detrás del velo de ignorancia.
Las partes no saben cómo las diversas alternativas afectarán a sus propios casos particulares,
viéndose así obligadas a evaluar los principios únicamente sobre la base de consideraciones
generales.
En estar circunstancias habrá que escoger siguiendo la regla del maximin, es decir, el máximo entre
los mínimos. Ante elecciones de resultado incierto, lo más racional es escoger la opción cuyas
consecuencias sean las mejores entre las peores posibles.
La decisión adoptada será la justa cuando los individuos, que están detrás del velo de la ignorancia,
consideren la mejor para ellos. De esta manera el velo de la ignorancia, nos obligaría a negociar
bajo la perspectiva del universalismo moral, ya que en esta situación no sabríamos qué lugar nos
tocaría ocupar en la sociedad.
PRINCIPIO DE JUSTICIA Y DIFERENCIA
De la situación descrita anteriormente se extraen dos principios formales:
- Principio de justicia: los bienes primarios pueden distribuirse tomando como referencia el interés
de los más desfavorecidos.
- Principios de la diferencia: pueden existir desigualdades en la distribución de bienes siempre que
redunden en beneficio de los menos favorecidos.
Aunque es difícil decidir qué bienes son primarios, Rawls consideró que son los bienes que se
pueden suponer deseables para todo ser humano racional sea cual sea el plan de vida que escoja.
Los bienes primarios son los medios para satisfacer las necesidades de los ciudadanos en cuanto
ciudadanos. Ej: el poder, oportunidades, libertades básicas, ocio…
EQUILIBRIO REFLEXIVO
Este modelo nos permite decidir cuándo una norma es justa. Si la decisión se ajusta a los principios
expuestos, será válida; si no, deberemos reajustarla hasta que concuerde y lograr así un equilibrio
reflexivo. Tal estrategia nos permite razonar conjuntamente.
Por lo tanto, un sistema político que acepte las libertades básicas, que favorezca la igualdad de
oportunidades y facilite un mínimo vital para todos los sectores sociales será aceptable.
4. LA ÉTICA COMUNICATIVA
La ética comunicativa no establece normas, sino que pretende encontrar un procedimiento que nos
sirva para evaluar normas y que tenga validez universal. Uno de sus principales representantes es el
filósofo alemán Jürgen Habermas (1929).
LA COMUNICACIÓN
Los seres humanos nos comunicamos a través del lenguaje. Cada vez que nos comunicamos hemos
de presuponer que lo que nuestro interlocutor nos dice es verdadero, veraz, inteligible y correcto. Es
posible que nos miento, o que nos diga o haga cosas sin sentido; pero, si no hay nada en la situación
que nos lleve a sospechar, aceptaremos que nuestro interlocutor no nos miente ni nos engaña. En
toda comunicación se presuponen las bases de un comportamiento justo y correcto.
EL DIÁLOGO
También puede suceder que cuestionemos la verdad de lo que nuestro interlocutor nos dice o la
corrección de las normas que nos propone. En ese caso la única salida racional es estar dispuesto a
argumentar y replicar a través del diálogo, sin coacciones ni engaños. Podríamos acudir a la fuerza,
pero en ese caso nuestra acción no sería racional. En el discurso, la fuerza del argumento vale más
que el argumento de la fuerza.
LA SITUACIÓN IDEAL DE HABLA
Para que el discurso sea válido tiene que darse una comunicación en la que todos participen
libremente y sin coacciones. Se define por las siguientes reglas del discurso:
- cualquier sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en el discurso.
- cualquiera puede problematizar cualquier afirmación
- cualquiera puede introducir en el discurso cualquier afirmación
- cualquiera puede expresar sus posiciones, deseos y necesidades
- no puede impedirse a ningún hablante hacer valer sus derechos, establecidos en reglas anteriores,
mediante coacción interna o externa al discurso.
El objetivo del discurso no es llegar a un pacto, sino a un entendimiento. La situación ideal de habla
funciona como una idea regulativa, es decir, tiene que orientar nuestro diálogo y servirnos de
criterio para juzgar los distintos discursos reales. Si al dialogar con alguna persona no respetamos
alguna de estas reglas, el acuerdo al que lleguemos puede decirse que no es plenamente válido. No
será válido porque no será fruto de un consenso, sino de una imposición más o menos camuflada.
Descargar