ni tan pronto ni tan rápido como es posible

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01/06/2016
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Aunque Barack Obama y Angela Merkel digan públicamente que el TTIP se firmará este año, lo cierto es que EEUU empieza a sentirse nervioso ante los «constantes reparos de
Mikel ZUBIMENDI | DONOSTIA
Invitados por el Gobierno, la
confederación sindical y la patronal de Suecia, la comisaria
europea y el representante estadounidense de Comercio, Cecilia Malmström y Michael Froman, respectivamente, junto
con los jefes negociadores para
el TTIP, Ignacio García Bercero
(UE) y Dan Mullaney (EEUU),
acudieron ayer a Estocolmo para participar en un nueva ronda
de diálogos públicos. En otra
muestra del cambio de rumbo
que tácticamente han tomado
las negociaciones, tras la lluvia
de críticas por el secretismo, la
opacidad y la acusación de bailar al son que marcan poderosos
lobbies, los diálogos de Estocolmo se proyectaron como otra
«muestra concreta de apertura
y transparencia». En palabras de
Froman, «como otra prueba de
que avanzamos hacia el TTIP
tan pronto como podemos y tan
rápido como somos capaces».
No obstante, más allá de los titulares y los lugares comunes,
de vender progresos decisivos
en los últimos seis meses y
anunciar a bombo y platillo
«una aceleración total que disipe los mitos y clarifique lo que
es y lo que no es el TTIP», lo cierto es que EEUU está empezando
a sentirse nervioso ante los
«constantes reparos europeos».
El objetivo anunciado por Barack Obama y hecho suyo por
Angela Merkel de concluir el
acuerdo este año se ve cada día
más difícil, aunque sigue considerándose materializable.
Eso sí, más allá de que la UE se
niegue a una extensión del herbicida glifosato –la Comisión
propuso renovar la autorización
de este producto para todos los
usos y sin restricciones por 15
años más, el máximo posible–.
Sin embargo, el Parlamento votó a favor de que dicha autorización se renueve solo para siete
años y solo para uso profesional
y esto ha irritado a EEUU, aunque le preocupa más que líderes
de estados miembros o algunos
comisarios europeos cuestionen
públicamente si el TTIP debería
firmarse.
Concretamente son tres los
dirigentes europeos que los estadounidenses han puesto en el
V.PUB.: 4.179
COMPETENCIA
los europeos». Las críticas de jefes de Estado y comisarios
de la UE a la marcha de las negociaciones son interpretadas
por Washington como una «falta de voluntad real».
Las negociaciones del TTIP
no avanzan «ni tan pronto ni
tan rápido como es posible»
«BUSINESSEUROPE»
La patronal europea,
BusinessEurope, ha
pedido afrontar con
«argumentos» las
críticas al TTIP de
sectores «populistas»
ante la proximidad de
elecciones que pueden
condicionarlo «en
España, Francia,
Alemania y EEUU».
BUY AMERICAN ACT
Esta ley de 1933 que
obliga a las compañías
extranjeras a comprar
bienes producidos en
EEUU para poder
establecerse allí, hace
que el mercado público
esté casi cerrado para
estas. El argumento de
que el TTIP tumbará esa
ley es muy utilizado por
el lobby pro-TTIP.
Estatuas del Rembrandt's Nachtwacht de Amsterdam decoradas por manifestantes con símbolos anti-TTIP.
centro de sus críticas: el presidente francés, François Hollande; el ministro de Economía de
Alemania, el socialdemócrata
Sigmar Gabriel, y el comisario
europeo de Agricultura, el irlandés Phil Hogan.
«Algo a cambio de nada»
GEOPOLÍTICA
El TTIP, según sus
defensores, tendría un
gran impacto
geopolítico. A saber:
«fortalecería la UE al
hacer frente a las
fuerzas centrífugas que
la están dividiendo» y
«haría más fuerte a la
OTAN frente a Rusia».
A los estadounidenses no les
han gustado nada las palabras
que Hollande pronunció al concluir la cumbre del G7 de Japón:
«va a ser muy difícil el acuerdo
a menos que haya reciprocidad». Tampoco las manifestaciones de Gabriel, en las que criticaba a Merkel por decir
eufórica, en el marco de la visita
de Obama a Alemania, que «en
todos los escenarios, llegaremos
al acuerdo este año» y advertir
que «el TTIP colapsará si EEUU
no hace más concesiones»; o la
carta que Hogan envió a los embajadores de la UE en EEUU
mostrando su «frustración» por
la falta de progreso en temas
sustanciales para la agricultura
como «las denominaciones de
origen, el vino o las barreras no
arancelarias».
Estas declaraciones y correos
indicarían que la voluntad de
cambiar posiciones es necesaria
si el acuerdo del TTIP va a cerrarse antes de que Obama deje
su cargo. Además, señalan otra
cuestión: entre los europeos gana fuerza la idea de que los estadounidenses quieren conseguir
«algo a cambio de nada».
Por otra parte, en relación a la
agricultura, EEUU insiste en el
desequilibrio existente en el comercio de productos agrícolas,
«muy favorable a la UE». Los europeos rechazan de plano esa
sugerencia y defienden que
«nuestras exportaciones son de
productos de alto valor, que no
pueden ser facilmente sustitui-
M. VAN DIJL | AFP
dos (por las preferencias de los
consumidores), mientras que
los productos de los estadounidenses son bienes estandarizados facilmente sustituibles». Según la UE, la balanza comercial
favorable de productos agrícolas
sería esencialmente el resultado
de las exportaciones de vinos, licores y cerveza a EEUU.
En este contexto de negociaciones frenéticas y de críticas
públicas al TTIP por parte de los
europeos, que pueden servir como estrategia negociadora, a la
UE se le abren nuevos frentes y
no parece que los encare desde
la unidad. En contra de la opinión de Gran Bretaña, que apoya el libre comercio con China,
la UE se muestra contraria a bajar las barreras comerciales con
el gigante asiático. Las sanciones a Rusia, un socio comercial
clave, son también un factor de
división en la UE.
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