hutsa Imágenes de la Casa de los Espejos de Clarence Schmidt y de la sorprendente vivienda del cortometraje “Una Semana” de Buster Keaton. A la derecha, La Fabrique, del estudio Bureau A, un pabellón de jardín edificado con elementos reciclados. Instrucciones de montaje a arquitectura, al igual que otras artes creativas, busca inspiración en otros mundos, en otros campos cercanos, intentando establecer relaciones con las inquietudes del mundo contemporáneo. Al mismo tiempo, la teoría de la disciplina se va construyendo con estas aportaciones, realizando un esfuerzo por salir de la estricta endogamia que la arquitectura construye a su alrededor. Seguramente el actor y director de cine mudo Buster Keaton jamás imaginó que sus películas de los años 20 y 30 podrían servir de base y referencia para la arquitectura de vanguardia del siguiente siglo. En el cortometraje titulado “Una Semana”, de 1920, Buster Keaton describe cómo una pareja de recién casados intenta construir una casa prefabricada en una pequeña parcela de tierra que habían adquirido para formar su futura familia. La casa desmontable, concebida para ser auto-construida en siete días, es descargada en diferentes embalajes a modo de un gran rompecabezas de la actual Ikea. La casa, que es uno de los regalos que han recibido por su reciente boda, se convierte en la protagonista de la cinta. Las dificultades comienzan cuando un antiguo amor despechado de ella decide vengarse de la pareja alterando los códigos que numeran las cajas de los diferentes componentes de la casa. Keaton, desconocedor de la treta, L 4 2 zazpika comienza a construir la casa siguiendo escrupulosamente las instrucciones que vienen con las piezas: la 1, ahora la 2, encima la 3, al lado la 4, etc. Las piezas parecen no ser las adecuadas o no encajan según el esquema esperado, pero él sigue montándola con la seguridad que le otorgan las instrucciones. El resultado final es sorprendente: la puerta de entrada está en el segundo piso y abre directamente al cuarto de baño, las ventanas están desencuadradas, el tejado girado y la barandilla es una escalera. La amuebla y la habita; al fin y al cabo, su construcción, aunque extravagante, es su casa. De la alteración de esas normas, al igual que en la película de Buster Keaton, se nutre por ejemplo el movimiento deconstructivista, que Frank Gehry o Peter Eisenman consagraron con edificios como el Guggenheim de Bilbo, en el caso del primero. Probablemente sin lo narrado en la cinta “Una Semana” tampoco la obra de Clarence Schmidt hubiese existido. Cuando tenía 31 años, Schmidt adquirió un terreno en las montañas de Catskill, cerca de la ciudad de Woodstock. Desde que se asentó en aquellas montañas, comenzó una actividad artística muy alejada de la ortodoxia predominante. Schmidt, que había sido cantero y escayolista, comenzó a construir una cabaña. En ella ensayó la construcción con materiales de desecho y de poca calidad, como traviesas de ferrocarril, cortezas