suficiente dotación de ciertos factores en regresión: infraestructuras básicas, cantidad y precio de la mano de obra... Sin embargo, el volumen de empleo y el nivel salarial son factores de localización que continúan siendo invocados por algunos empresarios agroindustriales, fundamentalmente en áreas deprimidas. Aunque, desde nuestro punto de vista, son aspectos que hoy están perdiendo vigencia frente al grado de cualificación, pensamos que las necesidades de ciertos contingentes de trabajo estacional tienen mayor incidencia en la I.A.A. de primera elaboración que en otros subsectores industriales. 1.4. EFECTOS DEL SECTOR INDUSTRIAL Y DE LA INDUSTRIA AGROALIMENTARIA EN EL DESARROLLO REGIONAL Y RURAL 1.4.1. LA INDUSTRIA Y LAS TEORIAS DE CRECIMIENTO REGIONAL La consideración de las interrelaciones de la actividad industrial con la sociedad y la economía regionales desde una óptica agregada hace dirigir también nuestra atención a las teorías de crecimiento regional. En este contexto, desde la mitad de los años cincuenta existe un amplio conjunto bibliográfico destinado a elaborar modelos teóricos que se proponen integrar el espacio y la distancia en un análisis dinámico de los desequilibrios económicos regionales: modelos de base de exportación, neoclásicos, de causación acumulativa, de polos de crecimiento, econométricos, input^utput, multisectoriales80... Dentro de este ámbito de investigación, algunos autores han centrado su esfuerzo en estudiar los efectos de las implantaciones industriales en las pautas espaciales de desarrollo económico. En este contexto, se ha apuntado la necesidad de incorporar a las teorías locacionales un punto de vista más amplio, abordando no sólo la influencia del entorno ecos° Puede consultarse en RiCti^ ^tuso^ (1977-I y 1986I, pp. 103-138) revisiones críticas de los diferentes modelos de crecimiento regional. 84 nómico en la distribución espacial de la industria, sino también, con una óptica de "feed-back", los efectos de la articLilación espacial de la industria en la diferenciación de los procesos de desarrollo regional. Sin embargo, no es mtry frecuente la literatura que analiza la j^roblemática de las implantaciones industriales en el ámbito de las teorías de crecimiento regional sr En primer término, hay que considerar las mítltiples interrelaciones de la industria, desde el pLmto de vista de los flujos productivos, monetarios y de mano de obra, con los diferentes sectores económicos. Además, es preciso evaluar los importantes efectos mtiltiplicadores de una implantación industrial en el crecimiento económico regional. Los mecanismos que se desencadenan a partir de la instalación de industrias tienen, en consecuencia, claras implicaciones en el comportamiento espacial del proceso de desarrollo $?. Dentro de este conjtuito de esquemas teóricos sobre los efectos de las implantaciones industriales en el desarrollo regional s3, el concepto de polos de crecimiento suscitó un gran interés por sus potencialidades prácticas en el ámbito de las políticas de desarrollo regiona184. Sin embargo, no ha respondido a las esperanzas depositadas, debido a que la experiencia ha mostrado a menudo que su resultado no ha sido la difusión territorial del desarrollo, sino su concentración sobre un área geográfica restringida, agudi-r.ando los deseqttilibrios territoriales. Un polo de crecimiento se define como 81 En este contexto, podemos resaltar los siguientes trabajos: Ctt^aPntn^ y N'^t.^:ee (1987-III) (PP. 151-175), M.^^z,^co^. (1980.111) (pp. 177-242) y ParcEi>o (1989-[[I) (Pp. 108-118). $" Por estos motivos, las Administraciones Públicas han formulado políticas en las que el fomento a la localización industrial y a la creación de polos de desarrollo han figurado como elementos clave en las estrategias de reducción de los desequilibrios espaciales. es Haremos referencia a aquellas teorías del crecimiento que, a nuestro juicio, tienen una ma}'or relación con el tema de los impactos de la industria en el territorio. ^ PEwtoux fue el autor que en 1955 expuso por primera s^ez el concepto de polo de crecimiento. Fueron también los economistas franceses, con Bouuevu.^.E a la cabeza, los respoiuables de trasladar la idé^de polo de crecimiento al espacio geográfico, como queda re0ejado en la obra: - BouDevu.^.E, J. (1972).- Aménagement du territoire et polarisation.Paris: Ed. Génin. ó^ un conjunto de industrias, fuertemente interrelacionadas a través de los eslabonamientos input-output, alrededor de una industria motriz, capaz de generar un crecimiento dinámico de la economía 85. Por consiguiente, se ha comprobado empíricamente la dificultad de reconciliar la teoría de los polos de crecimiento con unos objetivos de desarrollo equilibrado entre los diferentes componentes del espacio y, más aún, en un contexto de industrialización rural. Aunque los polos. pueden tener aceptables resultados con respecto a la consolidación de un sistema de ciudades, a partir de la expansión de los núcleos intermedios gs, en nuestra opinión no sirven para activar el despegue económico de las áreas menos favorecidas con industrialización incipiente. Además, es necesario rechazar el concepto de industrias motrices para una buena parte del medio rural, ya que éstas suelen tener altos requerimientos en factores de localización, de los que a menudo no existe una dotación suficiente en dicho ámbito geográfico. Sin embargo, algunos razonamientos teóricos aparejados a esta teoría, que versan sobre el impacto industrial en el área circundante, pueden servirnos de utilidad desde una perspectiva dinámica de las repercusiones en el desarrollo regional, sobre todo en lo que concierne a los medios de transmisión del crecimiento polarizado. En este sentido, se hace hincapié en la ampliación en el polo industrial de la oferta de la gama de productos y su consiguiente disminución de costes de producción, así como en los beneficios vinculados al incremento de la demanda local. También se examina el efecto de las inversiones que implican innovación sobre la ejecución de s' La teoría parte de un contexto urbauo y se centra en los efectos del polo sobre el hinterland adyacente. Los polos de crecimiento son abordados en gran parte de los tratados de Economía Regional o en obras que abordan los sistemas espaciales de la industria. Podemos reseñar, por la claridad de su exposición, los siguientes trabajos: L^lUCie, Dr^-Fnu^ y LncouR (1979-I) (pp. 147-164); RtcHn^soN (1986I) (pp. 127-138). También destacamos el análisis realizado por MnNZncot. (1980-III) (pp. 91-101), que relaciona este tema con los complejos y ejes industriales. 86 R^cHntt^soN (198CrI). Normalmente, la política territorial los ha utilizado en regiones atrasadas, seleccionando el centro urbano de mayor entidad, pero los desequilibrios a nivel intrarregional se han hecho a posteriori más patentes. 86 inversiones complementarias. Asimis^no, es de destacar el análisis de la generación de economías externas por parte de las aglo^neraciones territoriales. En este ámbito conceptual, los "polos tecnológicos" y los "distritos industriales", examinados en las teorías de los "sistemas industriales regionales", añaden wi enfoque más centrado en la red de relaciones interempresariales vinculadas a la difitsión de tecnología y a los servicios a la producción, rebajando así el predominio explicativo de las industrias motrices $^. Por otra parte, los efectos de las implantaciones industriales en el desarrollo regional y local se transfieren a través de una secuencia de procesos recurrentes, cuya propagación se efectúa con mayor o menor intensidad en función de las características socioeconótnicas del área y del tipo de plantas a instalar. Una interesante explicación de los impactos en el territorio, que podemos adaptar en su medida a medios no urbanos, es la realizada a partir de las teorias de causalidad circular y acumulativa gg. Así, la instalación de nuevas industrias crea a nivel local un incremento de riqueza$`^. E1 crecimiento potencial de los mercados locales impulsa la aparición de nuevos comercios y servicios para la población, con el fin de satisfacer las necesidades provocadas por un incremento de rentas. Estas nuevas actividades originan también un mayor nivel de desa- R^ Sin embargo, esta litenttn•a no tiene como principal objetivo el estudio de los efectos de la industria en el desarrollo regional y rural, sino que su finalidad es el análisis general del funcionamiento de los sistemas industriales a nivel espacial. Véase a este respecto la bibliograGa recogida en la nota n.u 30. ^ Los principios de esta teoría fueron establecidos originalmente por D1^R^^^^., en su obra: - Mvan.^t., G, (1956).- Economic Theory and Underdeveloped Regions.- London: Methuen. Segím los principios de la teoría económica, las fuerr.as del mercado deberían favorecer a las zonas desfavorecidas, debido a que los precios de los Cactores cíe producción son allí más bajos. Sin embargo, en la práctica sucede exactamente lo contrario }', además, se acrecien[an las disparidades económicas con respecto a las áreas centrales con el paso del tiempo, debido a que el proceso es acumulativo. s`^ Destacamos, por su explicación concisa sobre los efectos acumulati^^os generados por las implantaciones industriales, el trabajo de Ct^ent^.^ y H'^LRER (1987-[II), entre otras publicaciones. ó/ rrollo, lo que a su vez genera unas superiores necesidades de infraestructuras y servicios administrativos. La localización de industrias también determina, simultáneamente con el aumento de rentas, nuevas necesidades de mano de obra especializada, así como de materias primas, bienes intermedios y servicios para la industria. De este modo, la oferta de trabajo incrementa su grado de cualificación y se ubican nuevas empresas de servicios para la industria e industrias auxiliares y de bienes intermedios. Todo ello repercute en un incremento del nivel de economías externas. En una segunda fase, las mayores dotaciones infraestructurales y de economías externas, así como la existencia de mercados de consumo y de mano de obra cualificada en expansión son, entre otras, significativas razones que aumentan el poder de atracción del área para nuevas instalaciones industriales. De este modo, se produce una mejora significativa en los factores de localización industrial. No obstante, este proceso acumulativo puede no repercutir totalmente a nivel local, ya que el proceso multiplicador no se materializa en su totalidad más que en las grandes concentraciones urbano-industriales, pues en otros casos se drenan parte de los recursos productivos y de las rentas hacia otras áreas. Hay que recordar que toda una serie de actividades económicas requieren un umbral mínimo en factores locacionales, particularmente en economías de aglomeración, que deben existir previamente a la puesta en marcha de las primeras implantaciones industriales. De este modo, la mejora en los factores de atracción puede no concretarse plenamente. El enfoque causal y acumulativo tiene una continuación temática en los análisis industriales influidos por las teorías centro-periferia 90. EI proceso definido anteriormente, frecuente en las economías regionales de los países avanzados, ha tenido como resultado la creación de centros de crecimiento J0 Detenninados trabajos orientados al estudio de los procesos de desarrollo regional mediante un enfoque centro-periferia, como los de F2^EUHwNh (1972III) y de FR^enmwtvN y WrJwta (1980-III), examinan las tendencias de segregación espacial en términos de control y dominación, utilizando esquemas aplicables a los análisis industriales. óó localizados. Las fuerzas aglomerativas de la industria, más allá de un cierto estadio de desarrollo, han ido profitndizando los desequilibrios regionales, jugando en favor de las concentraciones metropolitanas y, aunque decreciendo en intensidad, en el espacio circundante próximo. Mientras tanto, este modelo expansivo ha determinado en las áreas periféricas una serie de desventajas comparativas en lo que concierne a los factores de localización industrial. Por lo tanto, el predominio de los fenómenos de aglomeración y la inducción de un crecimiento autosostenido en las zonas industriales (centro), se encuentra asociado al declive de las áreas periféricas. Estas teorías continúan verificándose empíricamente en la actualidad e incluso sigue reforzándose esta dicotomía territorial. Sin embargo, esto no quiere decir que en determinados puntos de la periferia no puedan producirse ciertos procesos de difusión industrial, habiéndose consolidado algunos modelos de desarrollo industrial en determinadas áreas rurales^^, como quedó reflejado en el apartado 1.2. Con el tiempo, comienzan a incidir también aquí las fuerzas aglomerativas, aunque la intensidad de los efectos multiplicadores se manifiesta a una escala mucho más reducida. Por el contrario, el resto de la periferia padece cada vez más las consecuencias de la dualidad provocada por el espacio industrial ^^. A modo de recapitulación, evaluamos el grado de adaptación de las distintas teorías al problema de la industrialización en el exterior de las aglomeraciones metropolitanas y, en particiilar, en el medio rural.• es decir, ^en qué medida sirven estos enfoques para evaluar las posibilidades de reinvertir la segregación espacial de determinadas áreas rurales?. Así, las implicaciones de los polos industriales en el aumento de los desequilibrios territoriales de ^' Según PeECeuo (1989-I11), `el desarrollo de la periferia es finalmente menos homogéneo de lo que la teoría había previsto". ^" Es necesario mati-r.ar que a partir de la crisis de los setenta se ha producido una cierta distorsión en los resultados previstos por las teorías causales y de centro-periferia. Aunque muchas aglomeraciones urbanas siguen experimentando un dinamismo creciente, la retracción de algunas antiguas regiones industriales, sobre todo las especialiradas en sectores en recesión }' con una estnictura manufacu^rera poco diversificada, ha pro^•ocado en toda su área de influencia una involución en el conjunto de las actividades económicas. De este modo, se han interrumpido bruscamente las tendencias acumulativas precedentes. 89 una región determinan una clara incompatibilidad de esta teoría con los objetivos de desarrollo rural. Las teorías de causalidad han subrayado que uno de los principales impactos de la industria es la generación de fenómenos de aglomeración, por lo que nos interesa el intento de generalización de estos efectos al medio rural: el crecimiento autosostenido se materializa en los diferentes tipos de ámbitos territoriales, pero en una magnitud que depende en cada caso de la dotación inicial en factores de localización y, muy especialmente, en economías externasy3. Las teorías de centro-periferia asumen la interpretación de los procesos acumulativos, pero incorporan también la idea de que el desarrollo del centro y la depresión de la periferia son fenómenos interrelacionados, dualidad que se agudiza actualmente. Finalmente, quisiéramos remarcar la posibilidad, aun no siendo un fenómeno mayoritario, de contrarrestar la estrecha correlación entre las tendencias de industrialización y de urbanización, mediante la movilización del potencial local endógeno. 1.4.2 INDUSTRIALIZACION RURAL, INDUSTRIA AGROALIMENTARIAYDESARROLLO LOCAL Tampoco en este caso es abundante la bibliografía que aborda explícitamente la influencia de la LA.A. en los procesos de desarrollo de los espacios regional y rural94. En este `'s Asimismo, extraemos de estos trabajos la [ipificación de los impactos de la industria sobre el territorio: rentas y bienestar, materias primas y bienes intermedios, sen^icios generales e industriales, empleo y atracción de la población, dotaciones infraestructurales y economías de urbanización y de aglomeración industrial. ^'4 Destacamos algunos trabajos sobre las consecuencias de la instalación de la LA.A. en las características de su entorno territorial, en los que se abordan tanto aspectos generales relativos al desarrollo de la sociedad y la economía locales como cuestiones relacionadas con el desarrollo agrario: Aitaovo, GoMrs de Ai.naE^oA y von der Wr:^u (1979-[II); AsSOCIA770N Poua i.^ PkoMO^'^o^ Ih^^us^'aiH:Acx^Cui.TUe^ (]974III); BAatiw (1981-II[); RousA ( 1981-]II). Sin embargo, no han existido prácticamente trabajos de carácter teórico que aborden de forma sistemática este tipo de efectos en el desarrollo rural. Por otra parte, la correlación a escala macrorregional entre los fenómenos de localización agroindustrial y el nivel de desarrollo económico o agroalimentario se obsen^a en las publicaciones de JuAti i Fetiot.i.Ae ( 1978-I11) y Rooaícuer-Zúñ^cA y Soa^A (1985-III). 90 apartado comenzámos por hacer una breve exposición de aquellos efectos de la industrialización que no tienen únicarnente una incidencia en el sector agrario, sino más bien en el desarrollo general y en la revitalización de la sociedad y de la economía de las áreas rurales. Regulación del mercado de trabajo local En un contexto de excedentes de mano de obra agraria y, consiguientemente, de procesos de subempleo y éxodo rural, la dinamización del mercado de trabajo local ha sido considerado generalmente como el principal itnpacto de la industrialización rural. La industria puede crear, sin considerar los efectos de encadenamiento en otros sectores, ttna serie de empleos a tiempo completo donde se integren los miembros de las unidades familiares que se encuentran habitualmente subempleados (mujeres, jóvenes...). El empleo en la industria suele combinarse también, en mayor o menor grado, con la agricultura a tiempo parcial9', pudiendo afectar en último extremo a los cabezas de explotación. De cualquier modo, el objetivo de la industrialización es reducir el subempleo y no el nivel de paro, ya que esta última es una finalidad mucho más difusa y más dibcil de conseguir en el medio rural. Se pretende conseguir de esta manera una cierta estabilización del tejido socioeconómico y reducir el éxodo rural, sobre todo en lo que respecta a la población más joven, más que inducir una expansión demográfica y económica. Santacana (1987-III) demuestra que en las comarcas españolas donde se han llevado a cabo procesos estables de industrialización local, los núcleos de población examinados tienen una dinámica demográfica significativamente más estable que en otras áreas rurales de similares características geográficas, así como una pirámide de repartición por edades bastante 9' A pesar de que un gran incremento de la a.t.p. produce inflexibilidades que pueden impedir los procesos de reestn^cturación agraria, lo cual puede con^^ertirse en una des^^entaja a partir de un cierto límite. 91 más equilibraday`'; incluso las tres cuartas partes del número de zonas analizadas tienen tasas positivas de crecimiento de la población. Efecto de arrastre sobre otras actividades y com filemento de rentas agrarias Las principales consecuencias de la industrialización rural no son, según los expertos, los impactos de las propias implantaciones fabriles, sino el impulso a la diversificación productiva y los efectos de encadenamiento a m^edio plazo sobre otras actividades. Hay que tener en cuenta las escasas potencialidades de que el desarrollo de muchas áreas rurales provenga de la expansión del sector agrario y que otros sectores, como el turismo rural, no disponen del mismo poder de arrastre. Así, la industrialización, junto con el desarrollo equilibrado de actividades de servicios a la producción, restilta ser una actividad adecuada en el despegue de las transformaciones estructurales, debido a la generación de economías externas. Esto puede repercutir en una revalorización del artesanado y del comercio tradicional. Aparte de dicha función de encadenamiento, la industria contribuye a más corto plazo a constituir un valioso complemento de las rentas agrarias. El Instituto del Territorio y Urbanismo (1987-III) verifica que los niveles de renta de las áreas españolas de industrialización endógena son, por regla general, superiores a la media dé la provincia donde se ubican. Otros estudios también señalan que en las zonas rurales con un cierto grado de diversificación productiva, los salarios industriales, así como los de otros oficios inducidos, acaban por convertirse, frente a las rentas agrarias, en la principal fuente de ingresos de las unidades familiares. 9^ Este trabajo también comprueba que el empleo temporal y el lemenino, así como la a.t.p., son muy elevados en dichas áreas. Asimismo, todas las afirmaciones expnestas coinciden en líneas generales con las conclusiones obtenidas empíricamente por los estudios aplicados realizados por autores franceses. 92 Modernización de las estructuras sociales Como consecuencia de la industrialización, hay que considerar, aparte de los efectos estrictamente económicos, la paulatina conexión de la familia campesina con actividades no agrarias, cumpliéndose una función de reanimación social. La inercia productiva es norma común en muchas zonas agrarias, que muestran en buena parte de la población rural una falta de vinctilación al mercado y a las innovaciones tecnológicas. El trabajo de los componentes de la unidad familiar en la industria modifica los hábitos de comportamiento tradicionales, desde el punto de vista de las iniciativas económicas frente al mercado. La modernización de las estructuras sociales beneficia incluso a la transformación del propio sector agrario. Efectos en el carácter policént^rzco del territorio Los efectos inducidos por la industrialización sobre la mejora en las infraestructuras y en los servicios pueden servir, como hemos señalado, para generar un nivel incipiente de economías externas, lo que tiene la misión de reforzar el carácter policéntrico del territorio. En las zonas con una escasa dinámica socioeconómica, la formación de pequeños centros industriales y de servicios es íitil para contrarrestar los impactos negativos de marginalización provocados por un desarrollo polarizado. Es, en este sentido, una pequeña contribución a la formación de una red de níicleos mejor repartidos en el territorio, aunque los resultados sólo pueden verificarse a medio o largo plazo. Por otra parte, la agricultura continúa siendo el sector dominante en la economía del medio rural y casi el exclusivo en muchas áreas desfavorecidas. De este modo, la industrialización rural en base a recursos locales tiene en ocasiones casi como única alternativa la transformación de productos agrarios. Debido a su adecuación a las necesidades de desarrollo y a las restricciones sociales y productivas del medio rural, existen una serie de razones que explican la buena adaptación de 93 la LA.A. a los procesos de industrialización rural, sobre todo en el caso de las actividades de primera transformación 97: - La I.A.A. puede suponer la prolongación natural de las actividades agrarias, tanto desde el punto de vista empresarial como sociocultural, por lo que se adapta mejor que otras actividades fabriles a la escasa mentalidad industrial de los agricultores, que de esta manera se incorporan más fácilmente al trabajo en la industria. - Asegura el mantenimiento de una mayor proporción de valor añadido a nivel local que otros subsectores industriales, pues una proporción cada vez más importante del valor del producto alimentario final es acaparado por los sectores de "aval", en detrimento del sector agrario. Esto tiene una mayor repercusión en el caso, no demasiado habitual, de formación de cooperativas que integren verticalmente las fases primaria y transformadora, e incluso de distribución. Por otra parte, sus efectos multiplicadores sobre el empleo o sobre los ingresos suelen ser superiores a la mayoría de los sectores económicos. - La pluriactividad a la que dan lugar las implantaciones agroindustriales permite combinar en cierta medida sus puntas de empleo con las correspondientes al sector agrario. Asimismo, la LA.A. permite usos alternativos de determinadas producciones agrarias destinadas al consumo en fresco y con elevados costes de transporte en comparación con su escaso valor en origen. - Los requerimientos tecnológicos y dimensionales tienen en algunas actividades sólo un nivel moderado. Algunos subsectores de primera elaboración pueden utilizar mano de obra intensiva, con no demasiado nivel de cualificación y de carácter familiar 98. ^^ Algimos argumentos sobre la favorable adaptación de la LA.A. a los procesos de desarrollo rural, aunque no son abordados de manera exhaustiva, pueden COnSUltarSe en: A)^ ^ ^I98I-III • y ASSOCIATION POUR IA PROMOTION INDUSTRIP: ncRlcul-TUR^ (1974II7). `'H Con respecto a los aspectos tecnológicos y de mano de obra, algunos autores opinan que en ocasiones el grado de tecnificación de algimos establecimientos agroindustriales actuales resulta excesivamente bajo y que éstos se encuentran ligados en cierto modo a la decadencia de.la agricultura tradicional local, no habiéndose adaptado adecuadamente al mercado. 94 - Una de las razones de mayor peso es que determinadas actividades de primera elaboración tienen menores requerimientos en factores de localización que la mayor parte de los subsectores industriales. Además, las materias primas pueden constituir por sí mismas un importante elemento de atracción locacional. Por último, exponemos a continuación cuáles son los efectos más específicos de las implantaciones agroindustriales en zonas rurales sobre el desarrollo ágrario local `^y. Se señala generalmente que una de las principales consecuencias es el impulso a la modernización del sector primario. La I.A.A. ayuda a mantener un cierto nivel de especialización de las explotaciones, sobre todo en las áreas desfavorecidas que tenían previamente ciertos rasgos de agricultura de subsistencia. EI establecimiento de plantas agroindustriales en ciertas zonas rurales otorga a las unidades de producción agraria una eficaz vía de conexión con el mercado y asegura la colocación de su oferta; es de todos conocido que una de las mayores dificultades de estas explotaciones es la búsqueda de canales adecuados de distribución. En este sentido, los productores necesitan adaptar su oferta, partiendo de un mayor grado de policultivo, a unas materias primas especializadas, con unos ciertos requisitos .de calidad y más homogéneas 10°. Otra contribución de la I.A.A. es la regulación temporal de una producción bastante estacional y perecedera, lo que en algunos casos puede repercutir simultáneamente en una mejora de la calidad de las mercancías destinadas al mercado en fresco. Como consecuencia de las mencionadas relaciones entre la agricultura y la I.A.A., se incrementa y generaliza el grado de mecanización y de incorporación de inputs, dando lugar generalmente a una mayor intensificación productiva y obte- ^`^ Entre las aportaciones bibliográficas sobre los efectos de la LA.A. en los sistemas agrarios locales, podemos destacar: Axrtoio, Gontt's ue At.ateiD^ y vo^ uee N'etD (1979-Ill); Roua,^ (1981-I1I). 10° En el caso de áreas marginales donde predominaba anteriormente la agricultura de subsistencia, las implantaciones agroindustriales provocan wia desintegración de la misma, }^+ que a partir de ese momento los agricultores se ven obligados a tener en cuenta los costes de producción }' la orientación al mercado. 95 niendo cotas superiores de productividad. En el caso de las áreas desfavorecidas, este proceso repercute en ocasiones en una mayor diferenciación económica entre las explotaciones, en función de su capacidad de adaptación a la reconversión estructural y a las innovaciones tecnológicas. Esta dinámica se acelera cuando existen acuerdos contractuales con la firma, o cuando se produce una integración de carácter cooperativo, aunque estas fórmulas de coordinación vertical no son frecuentes en muchos subsectores agroalimentarios españoles. En cuanto a los trasvases intersectoriales de fuerza de trabajo provocados por las implantaciones agroindustriales, no suelen repercutir en el abandono de las explotaciones agrarias, sino, como hemos señalado, en la reducción del subempleo y en el complemento de rentas familiares. Por estos motivos, se insiste generalmente en que es difícil que las instalaciones agroindustriales determinen a corto plazo una transformación significativa de las estructuras agrarias, salvo en alguna excepción donde estos fenómenos adquieran gran intensidad y en situaciones cercanas al pleno empleo real. No obstante, la I.A.A. puede llegar a inducir una disminución en el número de candidatos al acceso futuro a la gestión de las explotaciones, lo que podría tener implicaciones en las estructuras agrarias a medio y largo plazo. Asimismo, las posibilidades que tiene la LA.A. de crear cierta cantidad de trabajo eventual, a causa de la estacionalidad productiva de sus actividades, fomenta el hecho de que se produzca un ajuste paulatino de las necesidades de mano de obra en la explotación, teniendo en cuenta a su vez la reorientación de la propia producción agraria. 96