DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y CRECIMIENTO

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DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y CRECIMIENTO
ECONÓMICO EN ESPAÑA (1985-1995)
Salvador Pérez Moreno - [email protected]
Juan José Aranda González
Universidad de Málaga
Reservados todos los derechos.
Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT -España.
Oviedo, 22 y 23 de Junio de 2000”.
ISBN: 84-699-2357-9
SALVADOR PÉREZ MORENO
JUAN JOSÉ ARANDA GONZÁLEZ
DEPARTAMENTO DE ECONOMÍA APLICADA
(POLÍTICA ECONÓMICA)
UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y CRECIMIENTO
ECONÓMICO EN ESPAÑA (1985-1995)1
Palabras claves: crecimiento económico, distribución de la renta, pobreza, empleo
La relación entre distribución de la renta y crecimiento económico ha sido
estudiada por numerosos economistas a lo largo de la historia empleando
perspectivas muy diversas. En la mayoría de los casos, los múltiples análisis
empíricos que se han realizado han utilizado datos de corte transversal, dada la
dificultad para encontrar una serie temporal de indicadores de la distribución de la
renta. En este trabajo, nos proponemos el estudio de dicha relación en España
empleando la información estadística que proporciona las Encuestas de
Presupuestos Familiares desde 1985 para la distribución de la renta. Asimismo, nos
detenemos a analizar la incidencia de la intervención del Estado sobre la
distribución personal de la renta y el crecimiento económico, centrándonos en el
estudio de la distribución primaria de la renta y la política fiscal redistributiva
aplicada en España entre 1985 y 1995.
1 Este trabajo está vinculado al Proyecto de Investigación SEC 97/1469 de la Comisión
Interministerial de Ciencia y Tecnología.
1. INTRODUCCIÓN
Crecimiento económico, empleo y distribución de la renta son tres objetivos
finales de política económica relacionados entre sí que han merecido la atención de
legiones de economistas en nuestro país.
La mayoría de los estudios empíricos acerca de las relaciones de la distribución
de la renta con el crecimiento económico y el empleo han empleado datos de corte
transversal relativos a las comunidades o provincias españolas en un momento del
tiempo, dada la imposibilidad de contar con datos temporales de indicadores de la
distribución de la renta.
La aparición de la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares en 1985
vino a paliar esta deficiencia, al suministrar información trimestral sobre las
características relativas a las condiciones de vida de los hogares. Aunque la
metodología aplicada hasta el segundo trimestre de 1997 ha sido acusada de serios
problemas de representatividad, es la única fuente de información sistemática que
disponemos sobre los ingresos de los hogares españoles.
A partir de la información que proporciona la ECPF nos disponemos a
estudiar la evolución y relación de la distribución de la renta y el crecimiento
económico en el decenio que abarca desde 1985 hasta 1995, además de analizar la
incidencia de la intervención estatal sobre la distribución de la renta y el
crecimiento económico. Se trata de un período marcado por una etapa expansiva y
otra contractiva en el que asistimos a una serie de acontecimientos de gran
trascendencia económica para España como la adhesión a la Comunidad
Económica Europea, el desarrollo del denominado Estado del Bienestar o las
diversas reformas del mercado del trabajo.
2. RELACIÓN ENTRE DISTRIBUCIÓN PERSONAL DE LA RENTA Y
CRECIMIENTO ECONÓMICO
Para contemplar la evolución de la distribución personal de la renta podemos
recurrir a una batería de índices con variadas propiedades normativas. En nuestro
caso, vamos a considerar un indicador de desigualdad como es el índice de Gini
que, pese a poseer algunas limitaciones, es el más usado en la literatura. Asimismo,
tendremos en cuenta el indicador básico de pobreza como medida del nivel de
pobreza relativa, indicando la proporción de hogares con ingresos inferiores al
umbral de la pobreza, esto es, la mitad de los ingresos medios por hogar.
Así, en aras a analizar la evolución y relación de la distribución de la renta con
el crecimiento económico, nos parece conveniente confrontar los valores de estos
indicadores estimados por Imedio, Parrado y Sarrión (1997) con las tasas de
variación interanuales del producto interior bruto. En este sentido, en las figuras 1 y
2 recogen la evolución seguida por el crecimiento económico y la distribución
personal de la renta en este periodo, considerando el índice de Gini y el indicador
básico de pobreza debidamente normalizado, así como las series de medias móviles
centradas de estos indicadores dada la acusada estacionalidad que presentan.
-0,50
0,00%
-1,00
-1,00%
-1,50
-2,00%
-2,00
-3,00%
Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia
Tasas de crecimiento económico
1995.4
1995.3
1995.2
1995.1
1994.4
1994.3
1994.2
1994.1
1993.4
1993.3
1993.2
1993.1
1992.4
1992.3
1992.2
1992.1
1991.4
1991.3
1991.2
1991.1
1990.4
1990.3
1990.2
1990.1
1989.4
1989.3
1989.2
1989.1
1988.4
1988.3
1,00%
1988.2
0,00
1988.1
2,00%
1987.4
0,50
1987.3
3,00%
1987.2
1,00
1987.1
4,00%
1986.4
1,50
1986.3
5,00%
1986.2
2,00
1986.1
6,00%
1985.4
2,50
1985.3
7,00%
1985.2
3,00
1985.1
Índice de Gini normalizado
FIGURA 1
Índice de Gini - Crecimiento económico
Gini
MMC Gini
Crecimiento
FIGURA 2
Indicador básico de pobreza (H50) - Crecimiento económico
3,00
7,00%
6,00%
2,00
5,00%
1995.4
1995.3
1995.2
1995.1
1994.4
1994.3
1994.2
1994.1
1993.4
1993.3
1993.2
1993.1
1992.4
1992.3
1992.2
1992.1
1991.4
1991.3
1991.2
1991.1
1990.4
1990.3
1990.2
1990.1
1989.4
1989.3
1989.2
1989.1
1988.4
1988.3
1988.2
1988.1
1987.4
1987.3
1987.2
1987.1
1986.4
1986.3
1986.2
1986.1
1985.4
1985.3
1985.2
0,00
1985.1
H50
3,00%
2,00%
1,00%
-1,00
Tasas de crecimiento económico
4,00%
1,00
H50
MMC H50
Crecimiento
0,00%
-1,00%
-2,00
-2,00%
-3,00
-3,00%
Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia
En primer lugar, cabe distinguir dos grandes etapas diferenciadas atendiendo
al crecimiento económico. La primera, en la que la economía española experimentó
un fuerte crecimiento, abarca desde 1985 hasta 1991, si bien a partir de 1988 se
produce un descenso paulatino en las tasas de crecimiento. Esta bonanza
económica estaba motivada, entre otras cosas, por la favorable coyuntura
internacional, las perspectivas que se generaron a partir de la incorporación efectiva
a la CEE y los efectos que empezaron a surtir las medidas de ajuste interno llevadas
a cabo durante los años 1983 y 1984. La segunda, de menor progreso económico,
desde 1992 hasta 1995, caracterizada por la dramática crisis del bienio 1992-1993 y
por el inicio, desde el segundo trimestre de 1994, de una lenta recuperación
económica.
Estas profundas oscilaciones ponen de manifiesto la debilidad de las bases
productivas de la economía española (ver García Lizana y Rodríguez de Medina,
1997), cohabitando cotas de crecimiento superiores al 6% en 1987 con tasas
negativas de variaciones de la producción en 1992 y 1993.
En cuanto a la distribución de la renta, el rango de variación del índice de Gini
y del indicador básico de pobreza es el intervalo [0,3983 , 0,4231] y [0,1648 , 0,
2254], respectivamente. En estas representaciones se observa un ligero
decrecimiento del índice de Gini y una tendencia claramente decreciente del
indicador de pobreza a lo largo del período considerado, si bien existe un repunte
en el bienio 1992-1993 coincidiendo con tasas de crecimiento cada vez más
negativas.
Mientras que la línea de tendencia del indicador de pobreza muestra una
reducción sostenida en el tiempo, las variaciones del índice de Gini parecen más
sensibles a los ciclos económicos, mostrando una cierta relación con las
oscilaciones del crecimiento económico. En términos generales, cabe concluir que
en aquellos períodos con importante crecimiento económico, la desigualdad
disminuye. No obstante, este patrón de conducta no se mantiene durante todo el
período. Así, en los años 1987 y 1988 se alcanzan tasas de crecimiento muy
elevadas al mismo tiempo que empeora claramente la distribución personal de la
renta. Por su parte, tras un repunte de la desigualdad durante 1992, ésta disminuye a
partir del segundo trimestre de 1993, presentando las tasas de crecimiento valores
muy bajos, incluso negativos.
Por otra parte, si observamos la nube de puntos resultante de las variables PIB
per capita e índice de Gini, se puede apreciar que existen dos conjuntos de puntos
diferenciados. Por un lado, se encuentran los relativos al período 1985-1987 y, por
otro, el resto de las observaciones. Sin duda, las fuertes tasas de crecimiento de
1987 ocasionaron un cierto desplazamiento ascendente de la nube de puntos, si
bien en ambos casos la relación entre las variables es claramente negativa (ver
Figura 3).
FIGURA 3
Índice de Gini - Crecimiento económico
280.000
270.000
260.000
PIBpc
250.000
240.000
230.000
87,4
87,3
87,2
220.000
87,1
86,4
210.000
86,3
86,2
86,1
85,3
85,4
85,2
85,1
200.000
0,39500
0,40000
0,40500
0,41000
0,41500
0,42000
0,42500
0,43000
Gini
Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia
En definitiva, de estos datos parece desprenderse que la relación entre la
distribución de la renta, medida a través del índice de Gini, y el PIB per capita es
inversa para estos años, con las salvedades reseñadas. Sin embargo, al relacionar
dicho indicador de desigualdad con las tasas de crecimiento del PIB, aunque existe
una correlación negativa en términos generales, ciertas situaciones coyunturales nos
impide concluir acerca de la existencia de una determinada relación más o menos
constante entre el crecimiento económico y la equidad en la distribución de la renta
durante todo el período analizado.
3. LA INCIDENCIA DE LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO
La distribución personal de la renta esta determinada por la remuneración de
los factores productivos asignada en el mercado, así como por las transferencias e
impuestos que el Estado adopta en aras a conseguir una mayor equidad en la
distribución de la renta. Sin duda, en ambos casos la política económica aplicada es
crucial para dilucidar la distribución primaria de la renta y su posterior
redistribución. Por tanto, parece evidente que el análisis de las líneas generales de la
política económica aplicada entre estas fechas puede ayudarnos a comprender la
relación entre distribución de la renta y crecimiento económico que hemos descrito
con anterioridad.
Los principios rectores de la política seguida por el gobierno sostenían que el
crecimiento económico y la generación de empleo debían basarse en la
recuperación del excedente empresarial y en la mayor competitividad de las
empresas españolas. Esto dio lugar a una permanente llamada a la contención
salarial en un intento por controlar los costes laborales. De esta forma, el gobierno
vinculaba la mejora de la distribución factorial de la renta con la creación de empleo
y no con el crecimiento de los salarios. Las propias palabras del entonces presidente
del gobierno Felipe González son muy elocuentes al respecto: “alguien me dirá que
hago una política económica que sólo favorece a las empresas y yo le diré: tiene
usted razón, queremos que las empresas vayan saneándose, vayan recuperando su
excedente para que se llegue a ese punto de inflexión en que las empresas empiecen
a generar empleo” (Estruch Majón, 1996, p. 71)
Así las cosas, cabría pensar en la existencia de una cierta conexión entre la
evolución del mercado laboral en términos de ocupación y la distribución personal
de la renta, en la medida en que el gobierno consideraba la creación de empleo
como medio para alcanzar una mejor distribución de la renta.
En este sentido, parece oportuno analizar la relación entre la tasa de
desempleo proporcionada por la EPA y el índice de Gini, dado que este indicador
de la distribución de la renta parece mostrar más sensibilidad a las oscilaciones de
los ciclos económicos que la tasa de pobreza.
FIGURA 4
Índice de Gini - Tasa de desempleo
3,00
27,00%
2,50
25,00%
2,00
1,50
0,50
21,00%
Tasa de paro
1,00
G (norm.)
MMCGn
Tasa paro
0,00
1995.4
1995.3
1995.2
1995.1
1994.4
1994.3
1994.2
1994.1
1993.4
1993.3
1993.2
1993.1
1992.4
1992.3
1992.2
1992.1
1991.4
1991.3
1991.2
1991.1
1990.4
1990.3
1990.2
1990.1
1989.4
1989.3
1989.2
1989.1
1988.4
1988.3
1988.2
1988.1
1987.4
1987.3
1987.2
1987.1
1986.4
1986.3
1986.2
1986.1
1985.4
1985.3
1985.2
1985.1
Índice de Gini normalizado
23,00%
19,00%
-0,50
-1,00
17,00%
-1,50
-2,00
15,00%
Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia
En la figura 4 se aprecia que la evolución de la tasa de desempleo se puede
dividir en dos períodos claramente diferenciados, en consonancia con la evolución
del crecimiento económico. El primero va desde 1985 hasta el primer semestre de
1991, en el que la tasa de paro muestra una tendencia descendente, pasando de un
21,71% hasta un 15,91%. El segundo, muestra una fuerte destrucción de empleo
que alcanza su cenit en el primer trimestre de 1994 con una tasa de paro del
24,58%, a partir de cual empieza a descender lentamente. Como puede apreciarse,
una primera ojeada de la figura nos permite afirmar que existe una escasa relación
entre el índice de Gini y la tasa de paro, dado que la distribución de la renta muestra
una tendencia claramente independiente de la evolución que sigue la tasa de
desempleo.
Estas divergencias pueden encontrar parte de explicación en el hecho de que
la distribución de la renta hace referencia a los ingresos de los hogares y no a la
situación de los individuos, como es el caso de la tasa de paro. Pero conviene
analizar otros frentes importantes que explican asimismo estas diferencias y que
nos puede permitir comprender la contribución de la distribución primaria de la
renta y la política fiscal redistributiva a la evolución de la distribución personal de la
renta entre 1985 y 1995.
A este respecto, cabe reconocer que las diversas reformas del mercado laboral
emprendidas durante estos años trajeron consigo mayor precariedad en el empleo
para un creciente segmento de la población, lo cual desvaneció progresivamente el
papel del empleo como garantía de ingresos dignos para ciertos colectivos. Así, de
acuerdo con la Contabilidad Nacional, la masa salarial en porcentaje del PIB varió
ligeramente en el período considerado mientras que el porcentaje de ocupados
asalariados aumentó en más de cinco puntos porcentuales. De aquí se desprende
que los trabajadores asalariados redujeron sus ingresos monetarios en términos
medios en relación con los ocupados no asalariados durante esta década2. Por su
parte, los ocupados no asalariados mantuvieron el peso del excedente bruto de
explotación respecto al PIB (rentas del capital y mixtas) pese a pasar de representar
el 31,31% del total de ocupados al 25,73% (ver Cuadro 1).
CUADRO 1
Distribución funcional de la renta
Remuneraciones Excedente bruto de
salariales en
explotación en
porcentaje del PIB porcentaje del PIB
1985
46,55%
46,42%
1986
45,77%
45,51%
1987
45,83%
45,51%
1988
46,15%
45,67%
1989
46,41%
45,24%
1990
47,82%
44,03%
1991
48,78%
43,15%
1992
48,98%
42,34%
1993
49,32%
43,37%
1994
47,49%
44,74%
1995
46,50%
45,90%
Fuente: Contabilidad Nacional, EPA y elaboración propia
2
Porcentaje de
ocupados
asalariados
68,69%
70,34%
70,13%
70,94%
72,44%
73,72%
74,33%
73,21%
73,37%
73,54%
74,26%
Porcentaje de
ocupados no
asalariados
31,31%
29,66%
29,87%
29,12%
27,56%
26,28%
25,67%
26,60%
26,63%
26,46%
25,73%
En efecto, el salario mínimo interprofesional pasó, en pesetas constantes de 1995, de
63.805 pesetas en 1985 a 62.700 en 1995, mientras que la denominada ganancia media mensual
disminuyó desde 175.464 a 172.425 pesetas durante este decenio (ver Ramames, 1995, p. 551)).
Esta tendencia implica que el excedente bruto de explotación por ocupado no
asalariado aumentó en mayor medida que la masa salarial por trabajador asalariado.
En concreto, mientras que el excedente bruto de explotación por ocupado aumentó
un 41,54%, la masa salarial por trabajador asalariado creció un 8,73%, cifra muy
inferior al crecimiento del PIB por ocupado durante esta década que alcanzó el
17,67% (ver Figura 4).
FIGURA 6
Evolución del excedente bruto de explotación por ocupado no asalariado,
remuneración del trabajo por asalariado y PIB por ocupado
6.500.000
6.000.000
5.500.000
5.000.000
4.500.000
RA/asa
EBE/no asa
PIB/ocu
4.000.000
3.500.000
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
Año
Fuente: Cuadro 2 del Anexo.
Así las cosas, frente a esta tendencia desigualitaria en la distribución funcional
de la renta, cabe considerar el aumento del gasto público de acuerdo con las líneas
de actuación del denominado Estado del Bienestar, incrementando paulatinamente
los recursos dedicados al gasto social durante este período desde un 22,84% del
PIB en 1985 hasta un 27,42% en 1995. En este sentido, hay que tener presente que
el apartado presupuestario “Seguridad y Protección Social”, constituido
principalmente por los gastos dedicados a las prestaciones económicas y a los
servicios sociales, suponía en torno al 60% del gasto social en este período, lo cual
significa que un volumen muy importante de recursos se estaba dedicando a
programas dirigidos a situaciones de contingencia social (ver González Temprano,
1998).
Sin duda, los incrementos presupuestarios del gasto social tuvieron una
incidencia muy relevante en la tendencia de la distribución de la renta durante este
decenio. En este sentido, cabe reseñar que, de acuerdo con los datos de LIS
(Luxembourg Incomes Studies), el indicador básico de pobreza, una de las dos
medidas que estamos utilizando para valorar la distribución de la renta, se situaba
en España en el 15,6% en 1991, mientras que su valor ascendía al 41,4% en el caso
de considerar la distribución de la renta antes de la recepción de las transferencias
sociales y del pago de los impuestos sobre la renta. Es decir, la política fiscal
redistributiva suponía 25,8 puntos porcentuales menos en la tasa de pobreza en
1991. Por su parte, en 1981 esta reducción se cifraba en 19,4 puntos, siendo la tasa
de pobreza superior a 1991 (18,5%) y la resultante de la distribución de la renta
antes de transferencias e impuestos inferior (37,9%)3.
Estos datos vienen a confirmar el empeoramiento que sufre la distribución
primaria de la renta entre 1981 y 1991 y la mejora de la distribución personal de la
renta gracias a la política fiscal redistributiva aplicada, que actuaba como
mecanismo compensador de las desigualdades generadas por los cambios en las
remuneraciones de los factores productivos.
4. CONCLUSIONES
En este trabajo se pone de manifiesto que en aquellos períodos con altas tasas
de crecimiento, la equidad en la distribución personal de la renta tiende a aumentar,
si bien este patrón presenta algunas excepciones. A este respecto, cabe decir que el
índice de Gini guarda una mayor relación con el crecimiento económico que el
3
Estos valores del indicador básico de pobreza toman en consideración como umbral de la
pobreza la mitad de la renta familiar media equivalente del país, aplicando como escala de
equivalencia las siguientes ponderaciones: 1 para el cabeza de familia, 0,7 para los otros adultos de
la familia y 0,5 para los niños.
indicador básico de pobreza, en la medida en que parece ser más sensible a los
ciclos económicos a tenor de los datos analizados.
Por otro lado, al margen de la escasa relación existente entre la distribución de
la renta y la tasa de desempleo, cabe señala r el empeoramiento sufrido en la
distribución funcional de la renta en el período considerado con motivo, entre otras
cosas, de la política de contención salarial adoptada por el ejecutivo y la
precarización del mercado de trabajo derivada de las distintas reformas laborales.
Frente a este hecho, se contrapone la política fiscal redistributiva aplicada al
amparo del Estado del Bienestar, lo cual permitió mejorar la distribución personal
de la renta en España entre 1985 y 1995.
Desde nuestro punto de vista, no parece este el mejor modelo para alcanzar
resultados importantes en términos de crecimiento y equidad simultáneamente. La
reducción de las desigualdades sociales debe empezar en los propios mecanismos
del mercado, amén de las necesarias actuaciones del sector público con objeto de
paliar los fallos del mercado. Sin duda, el uso desmesurado del gasto social, aunque
estimula el crecimiento económico al aumentar la propensión a consumir de una
sociedad, puede proporcionar desequilibrios en el cuadro macroeconómico, al
mismo tiempo que puede reducir los incentivos a trabajar, la tasa de actividad, la
autonomía de los sujetos, etc.
ANEXO
CUADRO 1
1985.1
1985.2
1985.3
1985.4
1986.1
1986.2
1986.3
1986.4
1987.1
1987.2
1987.3
1987.4
1988.1
1988.2
1988.3
1988.4
1989.1
1989.2
1989.3
1989.4
1990.1
1990.2
1990.3
1990.4
1991.1
1991.2
1991.3
1991.4
1992.1
1992.2
1992.3
1992.4
1993.1
1993.2
1993.3
1993.4
1994.1
1994.2
1994.3
1994.4
1995.1
1995.2
1995.3
1995.4
Distribución de la renta
Indice de
Indicador
Indicador
Gini
pobreza
pobreza
0,42810
0,225443
0,056350
0,41200
0,207243
0,043943
0,41900
0,209918
0,047537
0,41190
0,203685
0,042691
0,41930
0,220611
0,050431
0,40790
0,197322
0,039178
0,40850
0,197033
0,039110
0,40730
0,198350
0,038885
0,41550
0,205416
0,044000
0,40470
0,194694
0,036815
0,41150
0,202504
0,041451
0,40960
0,199153
0,039745
0,41860
0,201231
0,043932
0,41140
0,220206
0,045758
0,42020
0,166065
0,035490
0,42060
0,195407
0,043126
0,41930
0,203527
0,044526
0,41760
0,221596
0,048595
0,41120
0,174257
0,033803
0,41710
0,198622
0,042123
0,41520
0,201299
0,041736
0,41310
0,200795
0,040891
0,40210
0,187822
0,032744
0,40510
0,190558
0,034668
0,40580
0,198093
0,036352
0,41270
0,200852
0,040380
0,40130
0,187836
0,032058
0,40350
0,188500
0,033258
0,40380
0,191814
0,033871
0,40790
0,189520
0,035131
0,40490
0,187568
0,033319
0,40880
0,191977
0,035946
0,41040
0,196974
0,037730
0,40760
0,192286
0,035608
0,40800
0,187792
0,034532
0,40280
0,178147
0,030224
0,40580
0,187804
0,033430
0,40130
0,186705
0,031596
0,40130
0,183608
0,030761
0,39830
0,192858
0,031618
0,40560
0,189312
0,033557
0,40410
0,187194
0,032647
0,40110
0,188850
0,031589
0,40740
0,187438
0,034074
Crecimiento económico
Tasa de
PIBpc’86
crecimiento
2,16%
202.009
2,54%
203.447
2,87%
205.095
2,88%
205.814
2,83%
206.991
2,94%
208.734
3,13%
210.833
3,89%
213.177
4,81%
216.315
5,56%
219.728
6,07%
223.040
6,11%
225.650
5,67%
228.031
5,35%
230.954
4,88%
233.393
4,77%
235.885
4,89%
238.668
4,75%
241.415
4,72%
243.915
4,60%
246.263
4,30%
248.467
3,91%
250.429
3,65%
252.402
3,12%
253.568
2,56%
254.415
2,32%
255.811
2,19%
257.484
2,02%
258.228
1,84%
258.599
1,29%
258.588
0,28%
257.648
-0,63%
256.021
-1,32%
254.633
-1,67%
253.729
-1,38%
253.569
-0,28%
254.795
1,01%
256.712
2,10%
258.587
2,84%
260.316
3,06%
262.166
3,02%
264.038
2,92%
265.722
2,65%
266.808
2,28%
267.731
Empleo
Tasa de
paro
21,71%
21,68%
21,50%
21,67%
21,91%
21,26%
20,84%
20,93%
21,34%
20,58%
20,21%
20,03%
20,21%
19,85%
19,39%
18,48%
18,35%
17,32%
16,57%
16,89%
16,74%
16,26%
15,89%
16,11%
16,14%
15,91%
16,36%
16,97%
17,45%
17,74%
18,35%
20,06%
21,74%
22,25%
22,99%
23,90%
24,58%
24,29%
23,88%
23,91%
23,52%
22,73%
22,73%
22,77%
Fuente: Imedio, Parrado y Sarrión (1997), Contabilidad Nacional y EPA
CUADRO 2
Remuneración Excedente bruto
Producto interior
salarial por
de explotación
bruto por
ocupado
por ocupado no
ocupado
Año
asalariado
asalariado
1985
1.994.763
4.364.143
2.943.466
1986
1.933.122
4.558.601
2.970.722
1987
1.962.678
4.576.516
3.003.599
1988
1.984.370
4.783.621
3.050.291
1989
1.965.914
5.035.553
3.068.241
1990
2.011.922
5.197.911
3.101.916
1991
2.076.623
5.319.289
3.164.603
1992
2.173.352
5.171.065
3.248.961
1993
2.254.798
5.464.507
3.354.592
1994
2.235.489
5.852.395
3.461.517
1995
2.168.868
6.176.990
3.463.492
Fuente: Contabilidad Nacional y EPA
BIBLIOGRAFÍA
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