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DE
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os, ¿te cuidás? ¿Sabés cómo hacerlo? ¿Sabés cuál es la forma más segura? Uno no nace sabiendo, y el problema con la educación sexual es que
tampoco nadie te lo enseña. Porque no es como con las tareas de la casa, o manejar, o hacer un asado. Con el sexo y nuestra salud, a las jóvenes se nos
esquiva la transmisión de conocimientos. Muchas veces, las familias también padecen la desinformación, los prejuicios y tabúes frente a estos temas. En el colegio el panorama no es muy distinto. Para estas cosas, las amigas terminan siendo la principal fuente de consulta. Lo mismo para los varones, aunque entre ellos
hablen menos, porque para este sistema machista, ellos no se pueden permitir
no saber, o preguntar.
Tener sexo es una de las cosas que más hacemos, y cada vez desde más
chicos. Ante la falta de información, muchos son los riesgos que corremos. Nos podemos contagiar de todo, desde hongos hasta enfermedades tremendas como el HIV. Y la tasa de embarazo adolescente
va en aumento: 105.000 adolescentes dan a luz por año en nuestro país, y 64 de cada 1.000 tienen entre 15 y 19 años. Lo mismo la de abortos,
y la de muertes de mujeres como consecuencia de la falta de acceso a
métodos seguros. En Argentina se realizan 1.000.000 de abortos clandestinos anualmente, y casi el 14% de las muertes maternas (registradas)
corresponden a chicas de entre 10 y 19 años. El aborto sigue siendo la
principal causa de muerte entre las mujeres en todo el mundo. Para
no morir, hace falta plata, pero justo eso es lo que más nos falta.
Por lo menos 11 millones de argentinos son pobres, según la OIT
756.000 jóvenes no estudian ni trabajan, y también es entre los
pibes donde se registran las cifras más altas de trabajo en negro y súper explotación.
V
EL OXAPROST: CONSUMO MASIVO
ANTE LA DESINFORMACIÓN
Y LA FALTA DE
ANTICONCEPTIVOS,
CUIDARSE RESULTA CADA
VEZ MÁS DIFÍCIL.
MUCHAS JÓVENES SOMOS
EMPUJADAS A ABUSAR DE
MÉTODOS DE EMERGENCIA O
A ABORTOS INSEGUROS PARA
TRATAR DE SALIR DE LA
ENCRUCIJADA DE UN
EMBARAZO NO DESEADO.
Con este cuadro de situación, ante un embarazo no deseado, recurrimos
a distintos métodos para abortar. Uno de ellos (cada vez más empleado) es el
Oxaprost, un medicamento que viene en pastillas, para el que se necesita receta. El uso original de esta droga es para tratar problemas de próstata en
hombres mayores. No es para nada barata y, además, como su uso principal
es hoy la interrupción del embarazo, existe un mercado negro de pastillas.
Como con todo lo que implica resolver una situación desesperante para la
que el Estado responde únicamente con la persecución y el castigo, el negocio se monta sobre el desamparo de las mujeres que no están en condiciones
de continuar con el embarazo.
Para que resulte, este método debe ser utilizado en las primeras semanas
de gestación, y no hay indicaciones claras sobre cómo debe ser empleado. Algunas se colocan los comprimidos en la vagina, para dilatar el cuello del útero, y así provocar las contracciones que hacen perder el embarazo. Otras toman las pastillas, y las complementan con tranquilizantes. Obviamente, no
existe control médico, y las complicaciones son más que una posibilidad. Si
hace falta recurrir a un hospital o clínica, la chica no puede confesar lo que
hizo, y el médico está obligado por la ley a intentar salvar el embarazo, cuando no se niega a atender un caso como éste por temor a quedar pegado.
Aunque las pastillas salen caras, y no siempre se cuenta con la información
para que se te ocurra utilizarlas, su uso es cada vez más habitual. Lo que muchas veces pasa (porque todas tenemos casos cercanos que han salido bien) es
que se hace abuso del Oxaprost. Tanto que se descansa en este método abortivo la anticoncepción, y no se usan métodos anticonceptivos regularmente.
Algo parecido ocurre con la pastilla del día después, un anticonceptivo de
emergencia que los hospitales tienen la obligación de proveer gracias a la lucha
del movimiento de mujeres. Pero es de emergencia, por lo tanto, no puede ser
la única forma en que nos cuidemos. Además, lo único que evita es el embarazo, y quedamos a merced de cualquier enfermedad de transmisión sexual.
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MENTIRAS QUE MATAN
Hace unos años, el tema del HIV estaba súper difundido, y las campañas de prevención se multiplicaban. Pero eso dejó de pasar, y no porque se haya descubierto
la forma de curarlo. Ahora existen ciertos cócteles de drogas (carísimos) que estabilizan al enfermo, y el mensaje
es que, si bien no se cura, no te morís de SIDA. Otra gran
mentira, como la de que la droga no es tan mala como
parece (la despenalización de la marihuana viene siendo
impulsada con el argumento de que tiene propiedades
curativas). Es mentira porque el que no puede pagar ese
cóctel, se muere. Como la que no puede pagar un aborto. Por eso es necesario profundizar la lucha por anticonceptivos efectivos, que nos lleguen a todas, y que sepamos cómo usarlos. El 29% de los embarazos no
deseados se deben a no saber cómo aplicar un método
anticonceptivo. Los métodos de emergencia, si bien son
una opción válida, no pueden ser la única. Así podremos
tener relaciones sexuales seguras, plenas, y sin temores.
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LA PÍLDORA DEL DÍA DESPUÉS
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anualmente.
Este método debe ser utilizado dentro
de las 72 horas de haberse mantenido
una relación sin protección (son más
efectivas cuanto antes se tomen), y su
eficacia es de un 75% de reducción de riesgo de embarazo. La anticoncepción de
emergencia NO protege de las enfermedades de transmisión sexual como el HIV.
Si bien este es un método que usualmente
no causa problemas, es importante estar
alerta y hacer una consulta médica si se
presentan algunos de los siguientes síntomas: dolor intenso en una pierna, dolor abdominal intenso, dolor de pecho, tos
o dificultades para respirar, intensos dolores de cabeza, mareos, debilidad, adormecimiento, vista borrosa, pérdida de visión
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A CUIDARSE
1- MÉTODOS DE BARRERA
Son los que impiden la llegada de los espermatozoides al
óvulo, evitando la fecundación. Son tres:
• Forro: debe colocarse desde el inicio de la relación. Se desenrolla hasta la base del pene que debe estar erecto. Hay
que dejar un espacio libre y sin aire en la punta para que se
deposite el semen en el momento de la eyaculación. Hay
que usar uno nuevo para cada relación (nunca se debe volver a usar). Es muy seguro si se lo usa correctamente y es
el más efectivo para prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
• Preservativo femenino: es como una funda, más amplio
que el forro y se coloca dentro de la vagina de la mujer. Tiene dos anillos que lo mantienen desplegado: uno en el fondo de la vagina en contacto con el cuello del útero y otro por
fuera, sobre los labios. Se debe colocar antes de la penetración y hay que quitarlo ni bien se termina. Ayuda a prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
• Diafragma: es como un “tapón” circular con piso de látex. Se debe colocar dentro de la vagina y queda como un capuchón sobre el cuello del útero. Viene en distintos tamaños y hay que colocarlo con cremas espermicidas. No sirve
para evitar enfermedades.
2- MÉTODOS HORMONALES
Son los que evitan la ovulación. Muy eficaces
para evitar embarazos, no evitan enfermedades. Pueden ser
orales, como las pastillas (que deben estar indicadas por un
médico), los anticonceptivos de emergencia -la píldora del
día después-, y los inyectables mensuales. No todas las mujeres pueden tomar pastillas, y es necesario informarse
sobre cómo tomarlas
3- MÉTODOS MECÁNICOS
Al igual que los orales, evitan el embarazo, pero
no el contagio de enfermedades. El espiral (DIU) es uno de
ellos.
o problemas en hablar, ictericia (color amarillento de los blancos del ojo o piel).
¿CÓMO FUNCIONA?
El mecanismo de acción de la anticoncepción
de emergencia es inhibir o retrasar la ovulación
y alterar el movimiento de los espermatozoides
en las Trompas de Falopio disminuyendo la posibilidad de la fecundación y modificar el endometrio (la capa de mucosa que recubre el útero).
De esa manera se inhibe la implantación de un
huevo fecundado, si ya existió fecundación. Este no es un método abortivo, sino que evita el embarazo. Cuando una mujer ya está embarazada,
la anticoncepción de emergencia no daña ni al feto ni
a la madre.
EN AUMENTO
En el 2004 se realizó una investigación sobre la utilización de la droga
misoprostol (la que contiene el Oxaprost) como método abortivo. En ese momento, el ginecólogo y obstetra Mario Sebastiani, presidente de
la Asociación Argentina de Ginecología y Obstetricia Psicosomática, decía: “El uso del misoprostol se ha extendido, aunque
aún no tengamos cifras nacionales. La impresión que tienen los
médicos de hospitales públicos es que su uso disminuyó notablemente la incidencia del aborto infectado, pero también es probable que por la misma razón haya aumentado el número de las
internaciones por aborto, que tradicionalmente era de 50 mil por
año y hoy estamos en 78 mil, ya que las mujeres toman la pastilla y después concurren al hospital con un aborto incompleto para que allí se los terminen”.
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NUESTRO MERECIDO
Esa libertad que nos merecemos, que necesitamos y por la que luchamos no se
conquista sólo con anticonceptivos. También hace falta que se nos proteja ante las
violaciones y abusos, que podamos acceder a abortos seguros cuando no podemos
hacernos cargo de un bebé, que se nos respete y garantice el derecho a la educación,
la salud y el trabajo.
La píldora del día después es una conquista de las mujeres que hemos luchado para que el Estado se ocupe de lo que le corresponde. Lo mismo el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable lanzado por el Ministerio de Salud en el año 2003. Se supone que se deben
crear servicios gratuitos multidisciplinarios para adolescentes en temas de salud sexual, procreación y anticoncepción, además de entregar gratuitamente anticonceptivos e incorporar educación
sexual en los colegios primarios y secundarios. Pero como todo en la era K, nada es lo que parece. Menos para los jóvenes, que seguimos engrosando las filas de la desocupación y el trabajo en
negro, además de las cifras de muertes por abortos mal realizados y por drogadicción.
Para que las leyes aprobadas no sean sólo letra muerta en el Boletín Oficial, hace falta un presupuesto que permita que los anticonceptivos lleguen a quienes tienen que llegar, y que haya
ginecólogos suficientes para informar cómo se usan y atender a las mujeres. O que realmente
se de educación sexual en los colegios, y que los contenidos sirvan. Mientras tanto, no es posible que las jóvenes vivamos plena y libremente nuestra sexualidad. Así no elegimos nada. Somos víctimas de un sistema que nos oprime. Pero como nos merecemos otra cosa, vamos a luchar todo lo que haga falta para conseguirlo.
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