Los productos agrícolas eran la base de la alimentación de la sociedad y, por lo tanto, un elemento importante de la economía del Antiguo Régimen. El gasto en pan podía significar la mitad del dinero dedicado al consumo de una familia de los sectores populares; en consecuencia, los aumentos en el precio del pan solían provocar motines en las ciudades. Una mala cosecha, a su vez, condenaba al hambre a numerosos campesinos. Estos datos muestran con claridad el tipo de sociedad característica del Antiguo Régimen. Así, el historiador Georges Lefebvre afirma en su obra El gran pánico de 1789. La Revolución Francesa y los campesinos que “En vísperas de la Revolución, para la inmensa mayoría de los franceses el gran enemigo era el hambre”. Los grupos sociales durante el Antiguo Régimen Desde el punto de vista jurídico, la población de la Francia del Antiguo Régimen estaba dividida en órdenes o estados, que reunidos conformaban los Estados Generales. Los órdenes privilegiados eran el clero y la nobleza: estaban eximidos de las obligaciones legales —por ejemplo, no pagaban impuestos— y contaban con derechos especiales. El clero se hallaba dividido en alto y bajo clero. Los miembros del alto clero eran, en general, nobles y los del bajo clero provenían de los sectores populares. La nobleza también incluía grupos diversos. Una parte estaba integrada por nobles por nacimiento, algunos de los cuales poseían inmensas fortunas y otros, entradas modestas. Otra parte era la nobleza de toga, integrada por altos funcionarios de origen burgués, y ciertamente ricos, que habían obtenido títulos de nobleza junto con sus cargos administrativos. Ambos grupos habían ido enlazándose mediante matrimonios.