EL SUBEMPLEO, EL COSTO SOCIAL DE LA MANO DE OBRA Y LA

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EL SUBEMPLEO, EL COSTO SOCIAL
DE LA MANO DE OBRA Y LA ESTRATEGIA
BRASILEÑA DE CRECIMIENTO*
Edmar L. Bacha**
La creciente marginalización de la mano de obra no calificada y semicalificada del proceso de desarrollo puede ser considerada como la más grave
distorsión de la trayectoria de crecimiento de la economía brasileña en la
posguerra. La conciencia de este hecho, al nivel de la política en nuestros
días, nos ha conducido, en el ínterin, a posiciones que corren el peligro
de agravarse, sin solucionar el problema básico.
El hecho de que una parte sustancial de la población se encuentre ahora marginalizada del proceso de modernización significa que hay un
inmenso potencial productivo inexplorado en la economía, el cual, al ser
movilizado, podría contribuir en forma significativa al desarrollo económico en la próxima década. La existencia de esta mano de obra marginalizada y la necesidad de su integración en la economía y en la sociedad,
al contrario de lo que algunos quisieran, no tiene por qué implicar un retardo del desarrollo económico, lo que, de otro modo, se manifiesta hoy
en una contradicción entre los objetivos de incrementar y redistribuir la
renta.
Ésas son afirmaciones osadas y que parecen contrariar opiniones corrientemente aceptadas. La doctrina corriente parece ser la de que el proceso de crecimiento moderno es necesariamente intensivo en capital, exigiendo además, para su aceleración, la captación de una porción sustancial
de los ahorros privados, si se desea que subsista una economía mixta de
mercado. Por consiguiente, la alternativa que se ofrece para el desarrollo
es necesariamente concentradora e intensificad ora de capitalización en su
fase actual de aceleración de la tasa de crecimiento. Una vez alcanzadas
etapas más avanzadas del desarrollo, el problema de la absorción de mano
de obra se resolvería por sí solo, ya que, mediante la acumulación acelerada en el presente, se generaría en un futuro no distante un volumen aumentado de capital físico en la economía y entonces se podría emplear la
mano de obra disponible, a altos niveles de productividad y de renta. Entretanto, se deberían poner en práctica proyectos de bajo costo, para dispersar la mano de obra por el interior brasileño y así desacelerar la tasa
* Versión del portugués al castellano de Adolfo Alarcón,
** Economista del Instituto de Planeamiento Económico y Social (IPEA) y profesor de la
Escuela Posgraduada de Economía, de la Fundación Getulio Vargas, ambos en Río de Janfiro.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
de migración rural-urbana y mitigar los conflictos y costos sociales del
consiguiente desempleo en las áreas de crecimiento moderno.
Las alternativas a esta estrategia que tengan carácter redistributivo
jaodrían venir a incorporar más mano de obra al proceso productivo modernoj pero ello implicaría una desaceleración de la tasa de crecimiento
y una ampliación de la "brecha tecnológica" en la medida en que, en comparación con el curso de la política anterior, se estaría fomentando, en
el presente, el consumo más bien que el ahorro y favoreciendo las técnicas
y a los sectores menos capitalizados y de menor intensificación tecnológica, en detrimento de aquellos cuya expansión permitiría aproximar el nivel tecnológico de la economía brasileña al modelo de las naciones occidentales más avanzadas.
En esa doctrina, pues, que a primera vista parece razonable y convincente, la absorción de la mano de obra es esencialmente un problema
para el proceso de desarrollo brasileño, cuya solución necesariamente
dará lugar a la pérdida de algunos puntos, tanto en el curso de las tasas
de crecimiento, como en la marcha del progreso tecnológico.
Para proponer una alternativa a esa posición es preciso especificar
inicialmente el concepto de marginalización que se utiliza y, entonces, sugerir algunas estimaciones aproximadas de su importancia. Para nuestros
fines se entiende por marginalidad una situación de subempleo tal que
la ocupación de un individuo en la fuerza de trabajo le proporciona una
tasa de salario y, en consecuencia, un nivel de consumo, que son considerablemente inferiores a los niveles mínimos de vida aceptados por la sociedad brasileña moderna. En principio, este nivel mínimo puede ser expresado en términos monetarios por la tasa de salario mínimo fijada por
el gobierno, aumentada por los beneficios del seguro social y otras facilidades públicas. Definido en esta forma, que se cree corresponde a los
conceptos valorativos ahora aceptados, el subempleo incluye, como límite,
el caso de desempleo franco. Lo que es más importante, la definición deja
ya en claro que el subempleo es hoy un fenómeno generalizado en la
economía brisileña, dada la incapacidad demostrada por la industrialización sustitutiva de importaciones, efectuada en gran parte por filiales de
las empresas multinacionales, de absorber directa o indirectamente la mano
de obra no calificada o semicalificada, que está de sobra hoy en los campos y en las ciudades, particularmente en la región nordestina y en el
"nuevo nordeste" de Minas Gerais y Espíritu Santo.
Los datos que figuran en los cuadros I y II sugieren la extensión que
alcanza el problema, con referencia especialmente al "Gran Nordeste",
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LA ESTRATEGIA BRASILERA DE CRECIMIENTO
que se define como incluyendo, además de los Estados nordestinos, a los
de Minas Gerais y Espíritu Santo. Los datos del cuadro I indican que
53^c de los trabajadores agrícolas en el Gran Nordeste tienen una renta
monetaria inferior a cruzeiros $ 60,00 al mes (valores del tercer trimestre
de 1969). Además, sólo el 5 % de los labradores nordestinos reciben una
remuneración monetaria superior a la media de los salarios mínimos de
la región.
CUADRO
I. Distribución de los salarios de los hombres ocupados en actividades agrícolas: Gran Nordeste y resto del Brasil
(3er. trimestre de 1969)
Grupos de salario mensual
(sólo en dinero)
CrS
Hasta 40,00
De 40,00 hasta 60,00
De 60,00 hasta 120,00
Más de 120,00
Total
Intervalo de variación del
salario mínimo en la región (CrS mensuales)
PROPORCIÓN DE LOS HOMBRES OCUPADOS EN
ACTIVIDADES AGRÍCOLAS
Gran Nordeste
Resto del país
26
27
42
5
100
3
11
59
27
100
98,40/114,00
124.80/144,00
FüEJN'TE de los datos originales: IBCE, Encuesta Nacional para la Muestra de la Vivienda.
NOTA: Gran Nordeste: Incluye Minas Gerais y Espíritu Santo, además de los Estados Nordestinos. Resto del país: Excluye el Centro-Oeste y la Región Amazónica.
Aun cuando se agregue a estas cifras una generosa porción, por la
remuneración en especie, el panorama que presentan es suficientemente
obvio: una porción sustancial de la mano de obra rural en el Gran Nordeste tiene hoy niveles de remuneración considerablemente inferiores a los
niveles mínimos, definidos como aceptables por la sociedad y el gobierno
brasileños. Nótese, además, que los datos se refieren solamente a hombres; si se incluyesen los valores referentes al trabajo femenino, los resultados serían aún más dramáticos.
Los datos del cuadro II representan la consecuencia urbana del dualismo de la economía: un sector urbano dinámico, que crece absorbiendo
pequeños contingentes de mano de obra de origen rural, a niveles de re-
1072
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
muneración no inferiores al salario mínimo, coexistiendo con un sector
rural tradicional, que sirve de reserva de mano de obra, la cual es ahí
remunerada a niveles de subsistencia precarios, como puede verse en el
cuadro I. A consecuencia de los desniveles de patrones de vida y a la migración rural-urbana, que continúa hasta que el desempleo urbano, franco
o disfrazado, llega a ser suficientemente elevado para destruir en el emigrante potencial la esperanza de la posibilidad de encontrar empleo permanente en el sector moderno, haciendo que permanezca en el interior. Los
índices disponibles de subempleo urbano figuran en el cuadro II, en el
cual se distribuye la categoría funcional de: "empleadores y los que trabajan por cuenta propia, en actividades privadas no agrícolas" según clases de renta. Ahí se ve que, en el Gran Nordeste, un total de 35 % de
esos trabajadores, concentrados en el artesanado, el comercio al menudeo
-y la prestación de servicios, tienen remuneración inferior a Cr$ 50,00 al
mes. La clase siguiente abarca al 28 % de los individuos, pero tiene un
límite superior de renta, de CrS 150, que queda por arriba del salario
mínimo; mediante esos datos se puede estimar, por lo tanto, que por lo
menos el 14 % de los individuos tienen rentas entre CrS 50 y CrS 100
mensuales. Ello quiere decir que, en el Gran Nordeste, cerca del 50 % de
los pequeños propietarios y trabajadores por cuenta propia, no agrícolas,
tienen ingresos inferiores a los salarios mínimos regionales.
Distribución de las remuneraciones mensuales de los empleadores j los que trabajan por cuenta propia en actividades privadas no
agrícolas: Gran Nordeste y resto del país
CUADRO IL
(3er. trimestre de 1969)
Grupos de ganancias
liquidas mensuales
CrS;
Gran Nordeste
Hasta 50,00
De 50,00 hasta 150,00
Arriba de 150,00
Total
Intervalo de variación del
salario mínimo regional
(CrS por mes)
FUENTE
de los datos originales:
IBGE,
Resto del país
35
28
37
7
18
75
100
100
98,40/148.80
124.80/156.00
Encuesta Nacional para la Muestra de la Vivienda.
Desgraciadamente, los datos disponibles no permiten llevar a cabo
LA ESTRATEGIA BRASILEÑA DE CRECIMIENTO
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evaluaciones adicionales del fenómeno que se analiza, como la distiibución de los salarios dentro de cada uno de los sectores de actividad económica, para expresar el desempleo como proporción de la fuerza de
trabajo y habrá que esperar los resultados del Censo de 1970. Sin embargo, lo que fue dicho y expuesto parece suficiente para establecer la situación central del fenómeno del desempleo en la economía brasileña.
Una implicación de los resultados mencionados es la de que, actualmente, el costo social de emplear mano de obra en el "sector moderno" es
bastante bajo. Por "sector moderno" se entiende el conjunto de actividades
económicas que remuneran la mano de obra no calificada y semicalificada a niveles no inferiores al salario mínimo, con derecho a los beneficios del Seguro Social. El costo es bajo debido a que las nuevas adiciones a la oferta de empleos en el sector moderno serán satisfechas, en
último análisis, por los individuos ahora en situación de subempleo. Y
el costo social de sacar a estos individuos de una situación de subempleo
está dado por el valor de la producción agrícola, artesanal, comercial, o
en los servicios, que se pierde por la "emigración" de los subempleados
de estos sectores, hacia el sector moderno de la economía. Según una primera aproximación, ese valor de la producción que se pierde en los sectores donde existe subempleo puede ser dado en forma aproximada por la
remuneración en dinero y en especie que los subempleados perciben ahí.
Investigaciones recientes del IPEA han permitido estimar que esta remuneración sea hoy del orden de los Cr$ 60 a CrS 90 por mes, un intervalor
que concuerda con los datos de los cuadros I y II. Estos costos sociales
deben compararse con los costos privados de emplear mano de obra no
calificada y semicalificada en el sector moderno, costos éstos que están
dados por la suma del salario mínimo y de las oportunidades adicionales,
que montan a cerca del 40 % del salario base. Esta suma llega a cerca
de CrS 200 por mes en Recife y a cerca de Cr$ 260 por mes en el Estado de Guanabara, de acuerdo con la investigación del IPEA. O sea, que
en virtud del subempleo generalizado, el costo de la mano de obra para
la sociedad es, en medida, inferior en cerca de Cr$ 150 por mes a su
costo para el empleador, en el sector moderno.
Luego, si tal es el caso, el empresario privado no tendrá estímulo para
emplear mano de obra a tasas correspondientes a la baratura de su costo
social, porque para él, como empresario, la mano de obra resulta relativamente cara. Antes al contrario, ya que la alternativa con que cuenta el
empresario para hacer una inversión que emplee mucha mano de obra
consiste en hacer una inversión intensiva en capital. Y, al contrario de lo
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
que sucede con la mano de obra, cuya utilización resulta penalizada por
las aportaciones adicionales al salario, el costo del empleo de capital es
abaratado por el gobierno en innumerables formas, tales como: tasas de
interés bajas e incluso negativas en términos reales, generación de fondos
de 34/18 por deducciones fiscales, de costo insignificante para las inversiones en el Nordeste, exención de impuestos para la importación de
equipos, etcétera.
La instigación a la baja generación de empleos a que dan lugar esos
incentivos al uso de capital y por esas penas al empleo de mano de obra
es agravada aún más por los incentivos y penas intersectoriales de la política de sustitución de importaciones. Esa política, al congelar la tasa de
cambio, auyentó a las inversiones de los sectores exportadores agrícolas
y manufactureros, que hacen un uso relativamente intensivo de mano de
obra y, al erigir barreras aduanales insuperables, atrajo las inversiones
a los sectores de industrias de sustitución que generalmente hacen uso intensivo de capital.
Además, por haber sido efectuado en gran parte por filiales de empresas extranjeras, esa industrialización sustitutiva de importaciones incorporó a la economía, técnicas y procedimientos típicos de los países de
origen en los que, al contrario de lo que sucede en el Brasil, el capital es
abundante y la mano de obra escasa.
En vista de ese gran número de circunstancias, no es de asombrar
que la industria brasileña tenga hoy una de las más bajas capacidades
en el mundo, para absorber mano de obra. El gran fracaso de la industrialización brasileña está dramáticamente ilustrado en el cuadro III, el
cual contiene las relaciones entre la proporción del empleo total y la proporción del producto total, generados en la industria, para varios países.
Para el Brasil, esta relación es de 0,28, en tanto que la media para los
demás países es de 0,82. Esto quiere decir que, en tanto que para los países contenidos en el cuadro, excepto el Brasil, 10 % de industrialización
significa 8,2 % de los empleos industriales, en el Brasil la relación es de
10 para sólo 2,8. Además, en los países que industríalmente han tenido
éxito, el 8 %, como mínimo, de los empleos industriales, son generados
por cada 10 % de industrialización. Las cifras originales utilizadas para
la elaboración del cuadro III indican que la proporción de em.pleo industrial sobre el empleo total en el Brasil es de 8,3 %. Puede admitirse que
ese porcentaje haya sido subestimado y que la proporción correcta sea
de, digamos, 12 %. Aun así, como el grado de industrialización de la
economía brasileña es de cerca del 30 %, se deduce de esta nueva esti-
LA ESTRATEGIA BRASILEfíA DE CRECIMIENTO
1075
mación que por cada 10 % de industrialización se estarían generando en
el Brasil solamente un 4 % de empleos industriales, esto es, la mitad
de la relación mínima encontrada en los países industriales que han tenido
éxito.
Ésta es la situación en que se encuentra la economía. Parece obvio
que es preciso diseñar una estrategia de crecimiento sustancialmente diferente a la de los últimos veinticinco años, para rectificar esta situación.
Si el cuadro presentado refleja los hechos, esa nueva estrategia, en vez de
ser concentradora e intensiva en el empleo de capital, deberá ser integradora e intensiva en el uso de mano de obra. Y, aun cuando ello no sea
discutido aquí, esa estrategia probablemente deberá ser también autónoma
y promotora de exportaciones, en lugar de ser dependiente y sustituidora
de importaciones.
Es preciso ahora demostrar que esa nueva estrategia no padecería de
los males atribuidos, por algunos técnicos, a alternativas de desarrollo
de carácter redistributivo.
CUADRO III. Relación entre la participación del empleo industrial en el
empleo total y la participación del producto industrial en el producto
total: el Brasil y otros países
Ya DEL EMPLEO INDUSTRIAL
% del producto industrial
Países y periodo
Brasil
Argentina
México
Italia
Holanda
Canadá
Estados Unidos
Dinamarca
Noruega
Grecia
España
Irlanda
Portugal
Media simple, excluido el Brasil
(1964)
(1964)
(1964)
(media 1949-59)
tí
■>■)
0,28
0,74
0,63
0,80
0,97
0,90
0.84
1,09
0.82
0,90
0,78
0.80
0,57
0.82
FUENTE; Calculado a baí-e de los datos del cuadro 2, p. 72, de La industríalizíicióa brasileñii:
Dlugnóstico y perspectivas (Ministerio de Planeamiento: Estudio Especial para el Programa Estratégico de Desarrollo, 19684970; enero de 1969).
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Tomemos, en primer lugar, la cuestión de la tasa de crecimiento. Supóngase que el volumen total de inversiones en el periodo inicial fuera
dado. La cuestión es saber si se escogerían sectores y técnicas en que, por
cada unidad de inversión se incorporen, en promedio, x trabajadores al
sector moderno o a los sectores y técnicas en que se incorporen, digamos,
2x trabajadores. Supóngase que en la situación actual se estén incorporando en media x trabajadores por unidad de inversión. Ahora bien, cada
nuevo trabajador incorporado sale de una situación de subempleo rural
o urbano, en donde deja de producir una cierta cantidad, cuyo valor aproximado puede estar dado por su salario anterior. Éste, como vimos, es
del orden de Cr$ 60 a Cr$ 90 mensuales. En el sector moderno, sin embargo, si el trabajador es contratado por un empresario privado, deberá
producir un valor por lo menos igual a su costo para este empresario, o
sea, algo como CrS 200 a Cr$ 260 por mes. Más eso quiere decir que si
se contratan nuevos trabajadores, además del número que los empresarios
privados contratarían, se pierde, por cada nuevo trabajador, un producto
del orden de sólo Cr$ 60 a Cr$ 90 por mes en los sectores de donde los
trabajadores se retiran, pero se gana en el sector moderno un valor de
cerca de Cr$ 200 a Cr$ 260 por mes. £"5^0 implica que en una estrategia
que trate de incorporar más mano de obra al proceso productivo moderno
generará un valor líquido de producción agregada, por unidad de inversión, más alto que la alternativa de que se emplee menos mano de obra.
Para ver esto con mayor claridad supóngase que cuando se incorporen
X trabajadores por unidad de inversión en el sector moderno, la productividad marginal de éstos sea de Cr$ 230 por mes; en tanto que la productividad marginal de los trabajadores en los sectores de subempleo sea
de, digamos, Cr$ 75 (un valor intermedio entre CrS 60 y CrS 90). Ello
quiere decir que los primeros trabajadores adicionales que se incorporen
al sector moderno implicarán una pérdida de CrS75 mensuales por trabajador, en los sectores de subempleo y una ganancia de CrS 230 mensuales
por trabajador en el sector moderno. Esto es, el producto agregado de la
economía se habrá incrementado en 230 — 75 = 155 cruzeiros por mes,
multiplicados por el número de nuevos trabajadores incorporados. Naturalmente, en la medida en que se emplee más mano de obra por unidad
de inversión, se obtendrán adiciones cada vez menores al producto del
sector moderno, pues se tendrán que activar sectores y técnicas sucesivamente menos productivos. Así, pues, un segundo reclutamiento adicional
de trabajadores que abandonen los sectores de subempleo tendrá una productividad, en el sector moderno, inferior a CrS 230 por trabajador al
LA ESTRATEGIA BRASILEfíA DE CRECIMIENTO
1077
mes, o algo como Cr$ 200 por mes. Un tercer reclutamiento tendrá una
productividad de sólo, digamos, Cr$ 170 por mes, y así sucesivamente.
Esto será debido, téngase en cuenta, no a una menor habilidad de los
nuevos trabajadores, sino a un agotamiento progresivo de la oportunidad
de inversión con alta productividad en el sector moderno. En esos términos, tal vez no valga la pena pasar de una medida de x trabajadores, a
una media tan alta como 2x trabajadores por unidad de inversión, pues
a ese último nivel de incorporación de mano de obra, tal vez bajase mucho
la productividad marginal del trabajo en el sector moderno, llegando a
ser aún más baja que CrS 75 por mes. No obstante, esto no puede determinarse a priori.
De modo que se engañan quienes afirman que la mayor incorporación
de mano de obra implicará en sí misma, una tasa menor de crecimiento de
la economía; ya que, en virtud de la existencia del subempleo, para una
tasa dada de inversión, lo válido es exactamente lo contrario: la relación
producto-capital y, en consecuencia, la tasa de crecimiento del producto
agregado (computados en el producto todos los sectores de la economía)
será tanto mayor, cuanto mayor sea la incorporación de mano de obra.
No obstante, por sus efectos sobre la distribución de la renta, una
estrategia incorporadora de mano de obra podría de hecho reducir la tasa
de inversión y, también, la de crecimiento (si la reducción en la tasa de
inversión fuese superior al aumento de la relación producto-capital). Ello
es así porque, a niveles de salario mínimo, el ahorro voluntario es prácticamente nulo. Por consiguiente, cuanto más mano de obra se incorpore,
más se gastará en consumo y quedará menos para inversiones. Aun cuando este razonamiento tenga un fondo de verdad, es simplista, además de
selectivo. Es simplista porque ignora la posibilidad de que el gobierno
cree programas de ahorro forzado, tales como los inventados en el Plan
de Integración Social, mediante los cuales se recuperan, por lo menos en
parte, las tasas de ahorro anteriores. Es selectivo porque: a una situación
que, a pesar de la mayor tasa de ahorro, se caracteriza por una alta tasa
de consumo suntuario, prefiere una situación que, a despecho de una menor tasa de ahorro se caracterizaría por una mayor tasa de consumo popular. Dados los objetivos de redistribución de la renta, no es nada claro
que una situación con mayor tasa de crecimiento y mayor consumo proporcional de los ricos sea a priori preferible a una situación de menor
tasa de crecimiento y mayor consumo proporcional de los pobres.
No obstante, aun cuando se admita el argumento en los términos simplistas y selectivos en que se coloca, todo lo que el mismo implica es
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
que, en lugar de que, por ejemplo, se incorporen 2x trabajadores por
unidad invertida, tal vez se deban incorporar un poco nieno?, para evitar
una caída en la tasa de ahorro. Pero seguramente, dados los razonamientos anteriores, el argumento no invalida la conclusión de que, exclusivamente en función del objetivo de aumentar la tasa de crecimiento, se
debe procurar incorporar un número sustancialmente mayor que el de los
actuales x trabajadores por capital invertido.
Incidentalmente, no se debe olvidar que si la estrategia incorporadora
de mano de obra viniera acompañada de una estrategia promotora de las
exportaciones se ayudaría a una importante mejoría en la asignación de
recursos en el sector industrial, en comparación con la situación de sustitución de importaciones, y esto vendrá a sumar, y no a sustraer, puntos
a la tasa de crecimiento del producto en la próxima década.
Considérese en seguida la cuestión de la brecha tecnológica. Tal como
se le entiende a ciertos niveles tecnocráticos, este problema probablemente
signifique que se prefiera producir una computadora, con valor en el
mercado de un millón de dólares que, digamos, un millón de latas de
aceite vegetal que valgan un dólar cada una. Las preferencias son las preferencias, y ésa en particular no parece muy tolerable, especialmente si
se tienen en cuenta dos factores. El primero es que el país puede obtener
computadoras mediante la importación, a costos sociales probablemente
bastante inferiores a los que resultarían si decidiese producirlas domésticamente. En segundo lugar, los aceites vegetales pueden ser producidos
por empresarios nacionales con tecnología nacional, en tanto que la producción de computadoras exigiría una intervención aún mayor de empresas y tecnologías multinacionales en la industria doméstica, aumentando
la dependencia externa del país. Además, racionalmente entendida, la
brecha tecnológica es problema para ser resuelto dando apoyo más sólido
a las universidades e institutos de tecnología brasileños y con políticas
idóneas de transferencia del conocimiento tecnológico. No es algo que deba
ser resuelto con instalaciones productivas cuya ineficiencia económica y
dependencia del exterior sólo serviría para perpetuar los males actuales
de la industrialización brasileña. Una política científica autónoma, dirigida en forma selectiva hacia el desarrollo de nuestros recursos naturales
y para la creación y adaptación de técnicas adecuadas a nuestra dotación
de factores, es sin duda indispensable, por ese tipo de ataque al problema de la "brecha tecnológica", tendería no a reducir, sino a aumentar, la
incorporación de mano de obra al proceso productivo siendo, por lo tanto,
complementaría de una estrategia de ese tipo.
LA ESTRATEGIA BRASILEÑA DE CRECIMIENTO
1079
En conclusión, una estrategia incorporadora de mano de obra, además
de su carácter humanista, es económicamente viable y capaz de dinamizar
tanto la tasa de crecimiento como la de progreso tecnológico. Una vez
aducidos esos hechos principales, y analizada minuciosamente la naturaleza del problema, se pueden encontrar, sin mayores dificultades, soluciones para los problemas de aplicación, si existieran motivaciones políticas para aplicar tal estrategia. En particular la discusión de los costos
sociales de la mano de obra y del capital, sugiere las líneas fundamentales
de una política de incentivos fiscales a las inversiones privadas que sería
fundamentalmente diversa de aquella adoptada corrientemente. Deben
modificarse los incentivos en forma de darles la máxima capacidad de
persuasión para la incorporación de mano de obra. Por ejemplo: los fondos 34/18 ligados en forma fuerte y exclusiva a la relación capital-mano
de obra de los proyectos; el pago por la SuDENE de las aportaciones adicionales al salario en las industrias del Nordeste, con fondos 34/18; sustitución de por lo menos parte de las aportaciones adicionales por impuestos indirectos a semejanza del Pis, etcétera. Al nivel de las inversiones
públicas, se deben iniciar contabilidades de costos que consideren como
cargas a los costos sociales de mano de obra y de capital y no a sus costos
privados. Esto ciertamente producirá la rentabilidad de innumerables proyectos de expansión agrícola y, en particular, tenderá a hacer que las
técnicas de construcción y conservación de obras civiles se vuelvan más
intensivas en mano de obra de lo que son en la actualidad y así sucesivamente. Sin embargo, el detalle de la estrategia al nivel de política de las
inversiones no tiene cabida en este trabajo, cuyo objetivo fue simplemente
el de discutir la viabilidad económica de una trayectoria de crecimiento
en la próxima década, que sea integradora e intensiva en mano de obra, en
oposición a la corriente actual del crecimiento que es concentrador y de
capitalización intensiva.
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