EL SUBEMPLEO, EL COSTO SOCIAL DE LA MANO DE OBRA Y LA ESTRATEGIA BRASILEÑA DE CRECIMIENTO* Edmar L. Bacha** La creciente marginalización de la mano de obra no calificada y semicalificada del proceso de desarrollo puede ser considerada como la más grave distorsión de la trayectoria de crecimiento de la economía brasileña en la posguerra. La conciencia de este hecho, al nivel de la política en nuestros días, nos ha conducido, en el ínterin, a posiciones que corren el peligro de agravarse, sin solucionar el problema básico. El hecho de que una parte sustancial de la población se encuentre ahora marginalizada del proceso de modernización significa que hay un inmenso potencial productivo inexplorado en la economía, el cual, al ser movilizado, podría contribuir en forma significativa al desarrollo económico en la próxima década. La existencia de esta mano de obra marginalizada y la necesidad de su integración en la economía y en la sociedad, al contrario de lo que algunos quisieran, no tiene por qué implicar un retardo del desarrollo económico, lo que, de otro modo, se manifiesta hoy en una contradicción entre los objetivos de incrementar y redistribuir la renta. Ésas son afirmaciones osadas y que parecen contrariar opiniones corrientemente aceptadas. La doctrina corriente parece ser la de que el proceso de crecimiento moderno es necesariamente intensivo en capital, exigiendo además, para su aceleración, la captación de una porción sustancial de los ahorros privados, si se desea que subsista una economía mixta de mercado. Por consiguiente, la alternativa que se ofrece para el desarrollo es necesariamente concentradora e intensificad ora de capitalización en su fase actual de aceleración de la tasa de crecimiento. Una vez alcanzadas etapas más avanzadas del desarrollo, el problema de la absorción de mano de obra se resolvería por sí solo, ya que, mediante la acumulación acelerada en el presente, se generaría en un futuro no distante un volumen aumentado de capital físico en la economía y entonces se podría emplear la mano de obra disponible, a altos niveles de productividad y de renta. Entretanto, se deberían poner en práctica proyectos de bajo costo, para dispersar la mano de obra por el interior brasileño y así desacelerar la tasa * Versión del portugués al castellano de Adolfo Alarcón, ** Economista del Instituto de Planeamiento Económico y Social (IPEA) y profesor de la Escuela Posgraduada de Economía, de la Fundación Getulio Vargas, ambos en Río de Janfiro. 1069 1070 EL TRIMESTRE ECONÓMICO de migración rural-urbana y mitigar los conflictos y costos sociales del consiguiente desempleo en las áreas de crecimiento moderno. Las alternativas a esta estrategia que tengan carácter redistributivo jaodrían venir a incorporar más mano de obra al proceso productivo modernoj pero ello implicaría una desaceleración de la tasa de crecimiento y una ampliación de la "brecha tecnológica" en la medida en que, en comparación con el curso de la política anterior, se estaría fomentando, en el presente, el consumo más bien que el ahorro y favoreciendo las técnicas y a los sectores menos capitalizados y de menor intensificación tecnológica, en detrimento de aquellos cuya expansión permitiría aproximar el nivel tecnológico de la economía brasileña al modelo de las naciones occidentales más avanzadas. En esa doctrina, pues, que a primera vista parece razonable y convincente, la absorción de la mano de obra es esencialmente un problema para el proceso de desarrollo brasileño, cuya solución necesariamente dará lugar a la pérdida de algunos puntos, tanto en el curso de las tasas de crecimiento, como en la marcha del progreso tecnológico. Para proponer una alternativa a esa posición es preciso especificar inicialmente el concepto de marginalización que se utiliza y, entonces, sugerir algunas estimaciones aproximadas de su importancia. Para nuestros fines se entiende por marginalidad una situación de subempleo tal que la ocupación de un individuo en la fuerza de trabajo le proporciona una tasa de salario y, en consecuencia, un nivel de consumo, que son considerablemente inferiores a los niveles mínimos de vida aceptados por la sociedad brasileña moderna. En principio, este nivel mínimo puede ser expresado en términos monetarios por la tasa de salario mínimo fijada por el gobierno, aumentada por los beneficios del seguro social y otras facilidades públicas. Definido en esta forma, que se cree corresponde a los conceptos valorativos ahora aceptados, el subempleo incluye, como límite, el caso de desempleo franco. Lo que es más importante, la definición deja ya en claro que el subempleo es hoy un fenómeno generalizado en la economía brisileña, dada la incapacidad demostrada por la industrialización sustitutiva de importaciones, efectuada en gran parte por filiales de las empresas multinacionales, de absorber directa o indirectamente la mano de obra no calificada o semicalificada, que está de sobra hoy en los campos y en las ciudades, particularmente en la región nordestina y en el "nuevo nordeste" de Minas Gerais y Espíritu Santo. Los datos que figuran en los cuadros I y II sugieren la extensión que alcanza el problema, con referencia especialmente al "Gran Nordeste", 1071 LA ESTRATEGIA BRASILERA DE CRECIMIENTO que se define como incluyendo, además de los Estados nordestinos, a los de Minas Gerais y Espíritu Santo. Los datos del cuadro I indican que 53^c de los trabajadores agrícolas en el Gran Nordeste tienen una renta monetaria inferior a cruzeiros $ 60,00 al mes (valores del tercer trimestre de 1969). Además, sólo el 5 % de los labradores nordestinos reciben una remuneración monetaria superior a la media de los salarios mínimos de la región. CUADRO I. Distribución de los salarios de los hombres ocupados en actividades agrícolas: Gran Nordeste y resto del Brasil (3er. trimestre de 1969) Grupos de salario mensual (sólo en dinero) CrS Hasta 40,00 De 40,00 hasta 60,00 De 60,00 hasta 120,00 Más de 120,00 Total Intervalo de variación del salario mínimo en la región (CrS mensuales) PROPORCIÓN DE LOS HOMBRES OCUPADOS EN ACTIVIDADES AGRÍCOLAS Gran Nordeste Resto del país 26 27 42 5 100 3 11 59 27 100 98,40/114,00 124.80/144,00 FüEJN'TE de los datos originales: IBCE, Encuesta Nacional para la Muestra de la Vivienda. NOTA: Gran Nordeste: Incluye Minas Gerais y Espíritu Santo, además de los Estados Nordestinos. Resto del país: Excluye el Centro-Oeste y la Región Amazónica. Aun cuando se agregue a estas cifras una generosa porción, por la remuneración en especie, el panorama que presentan es suficientemente obvio: una porción sustancial de la mano de obra rural en el Gran Nordeste tiene hoy niveles de remuneración considerablemente inferiores a los niveles mínimos, definidos como aceptables por la sociedad y el gobierno brasileños. Nótese, además, que los datos se refieren solamente a hombres; si se incluyesen los valores referentes al trabajo femenino, los resultados serían aún más dramáticos. Los datos del cuadro II representan la consecuencia urbana del dualismo de la economía: un sector urbano dinámico, que crece absorbiendo pequeños contingentes de mano de obra de origen rural, a niveles de re- 1072 EL TRIMESTRE ECONÓMICO muneración no inferiores al salario mínimo, coexistiendo con un sector rural tradicional, que sirve de reserva de mano de obra, la cual es ahí remunerada a niveles de subsistencia precarios, como puede verse en el cuadro I. A consecuencia de los desniveles de patrones de vida y a la migración rural-urbana, que continúa hasta que el desempleo urbano, franco o disfrazado, llega a ser suficientemente elevado para destruir en el emigrante potencial la esperanza de la posibilidad de encontrar empleo permanente en el sector moderno, haciendo que permanezca en el interior. Los índices disponibles de subempleo urbano figuran en el cuadro II, en el cual se distribuye la categoría funcional de: "empleadores y los que trabajan por cuenta propia, en actividades privadas no agrícolas" según clases de renta. Ahí se ve que, en el Gran Nordeste, un total de 35 % de esos trabajadores, concentrados en el artesanado, el comercio al menudeo -y la prestación de servicios, tienen remuneración inferior a Cr$ 50,00 al mes. La clase siguiente abarca al 28 % de los individuos, pero tiene un límite superior de renta, de CrS 150, que queda por arriba del salario mínimo; mediante esos datos se puede estimar, por lo tanto, que por lo menos el 14 % de los individuos tienen rentas entre CrS 50 y CrS 100 mensuales. Ello quiere decir que, en el Gran Nordeste, cerca del 50 % de los pequeños propietarios y trabajadores por cuenta propia, no agrícolas, tienen ingresos inferiores a los salarios mínimos regionales. Distribución de las remuneraciones mensuales de los empleadores j los que trabajan por cuenta propia en actividades privadas no agrícolas: Gran Nordeste y resto del país CUADRO IL (3er. trimestre de 1969) Grupos de ganancias liquidas mensuales CrS; Gran Nordeste Hasta 50,00 De 50,00 hasta 150,00 Arriba de 150,00 Total Intervalo de variación del salario mínimo regional (CrS por mes) FUENTE de los datos originales: IBGE, Resto del país 35 28 37 7 18 75 100 100 98,40/148.80 124.80/156.00 Encuesta Nacional para la Muestra de la Vivienda. Desgraciadamente, los datos disponibles no permiten llevar a cabo LA ESTRATEGIA BRASILEÑA DE CRECIMIENTO 1073 evaluaciones adicionales del fenómeno que se analiza, como la distiibución de los salarios dentro de cada uno de los sectores de actividad económica, para expresar el desempleo como proporción de la fuerza de trabajo y habrá que esperar los resultados del Censo de 1970. Sin embargo, lo que fue dicho y expuesto parece suficiente para establecer la situación central del fenómeno del desempleo en la economía brasileña. Una implicación de los resultados mencionados es la de que, actualmente, el costo social de emplear mano de obra en el "sector moderno" es bastante bajo. Por "sector moderno" se entiende el conjunto de actividades económicas que remuneran la mano de obra no calificada y semicalificada a niveles no inferiores al salario mínimo, con derecho a los beneficios del Seguro Social. El costo es bajo debido a que las nuevas adiciones a la oferta de empleos en el sector moderno serán satisfechas, en último análisis, por los individuos ahora en situación de subempleo. Y el costo social de sacar a estos individuos de una situación de subempleo está dado por el valor de la producción agrícola, artesanal, comercial, o en los servicios, que se pierde por la "emigración" de los subempleados de estos sectores, hacia el sector moderno de la economía. Según una primera aproximación, ese valor de la producción que se pierde en los sectores donde existe subempleo puede ser dado en forma aproximada por la remuneración en dinero y en especie que los subempleados perciben ahí. Investigaciones recientes del IPEA han permitido estimar que esta remuneración sea hoy del orden de los Cr$ 60 a CrS 90 por mes, un intervalor que concuerda con los datos de los cuadros I y II. Estos costos sociales deben compararse con los costos privados de emplear mano de obra no calificada y semicalificada en el sector moderno, costos éstos que están dados por la suma del salario mínimo y de las oportunidades adicionales, que montan a cerca del 40 % del salario base. Esta suma llega a cerca de CrS 200 por mes en Recife y a cerca de Cr$ 260 por mes en el Estado de Guanabara, de acuerdo con la investigación del IPEA. O sea, que en virtud del subempleo generalizado, el costo de la mano de obra para la sociedad es, en medida, inferior en cerca de Cr$ 150 por mes a su costo para el empleador, en el sector moderno. Luego, si tal es el caso, el empresario privado no tendrá estímulo para emplear mano de obra a tasas correspondientes a la baratura de su costo social, porque para él, como empresario, la mano de obra resulta relativamente cara. Antes al contrario, ya que la alternativa con que cuenta el empresario para hacer una inversión que emplee mucha mano de obra consiste en hacer una inversión intensiva en capital. Y, al contrario de lo 1074 EL TRIMESTRE ECONÓMICO que sucede con la mano de obra, cuya utilización resulta penalizada por las aportaciones adicionales al salario, el costo del empleo de capital es abaratado por el gobierno en innumerables formas, tales como: tasas de interés bajas e incluso negativas en términos reales, generación de fondos de 34/18 por deducciones fiscales, de costo insignificante para las inversiones en el Nordeste, exención de impuestos para la importación de equipos, etcétera. La instigación a la baja generación de empleos a que dan lugar esos incentivos al uso de capital y por esas penas al empleo de mano de obra es agravada aún más por los incentivos y penas intersectoriales de la política de sustitución de importaciones. Esa política, al congelar la tasa de cambio, auyentó a las inversiones de los sectores exportadores agrícolas y manufactureros, que hacen un uso relativamente intensivo de mano de obra y, al erigir barreras aduanales insuperables, atrajo las inversiones a los sectores de industrias de sustitución que generalmente hacen uso intensivo de capital. Además, por haber sido efectuado en gran parte por filiales de empresas extranjeras, esa industrialización sustitutiva de importaciones incorporó a la economía, técnicas y procedimientos típicos de los países de origen en los que, al contrario de lo que sucede en el Brasil, el capital es abundante y la mano de obra escasa. En vista de ese gran número de circunstancias, no es de asombrar que la industria brasileña tenga hoy una de las más bajas capacidades en el mundo, para absorber mano de obra. El gran fracaso de la industrialización brasileña está dramáticamente ilustrado en el cuadro III, el cual contiene las relaciones entre la proporción del empleo total y la proporción del producto total, generados en la industria, para varios países. Para el Brasil, esta relación es de 0,28, en tanto que la media para los demás países es de 0,82. Esto quiere decir que, en tanto que para los países contenidos en el cuadro, excepto el Brasil, 10 % de industrialización significa 8,2 % de los empleos industriales, en el Brasil la relación es de 10 para sólo 2,8. Además, en los países que industríalmente han tenido éxito, el 8 %, como mínimo, de los empleos industriales, son generados por cada 10 % de industrialización. Las cifras originales utilizadas para la elaboración del cuadro III indican que la proporción de em.pleo industrial sobre el empleo total en el Brasil es de 8,3 %. Puede admitirse que ese porcentaje haya sido subestimado y que la proporción correcta sea de, digamos, 12 %. Aun así, como el grado de industrialización de la economía brasileña es de cerca del 30 %, se deduce de esta nueva esti- LA ESTRATEGIA BRASILEfíA DE CRECIMIENTO 1075 mación que por cada 10 % de industrialización se estarían generando en el Brasil solamente un 4 % de empleos industriales, esto es, la mitad de la relación mínima encontrada en los países industriales que han tenido éxito. Ésta es la situación en que se encuentra la economía. Parece obvio que es preciso diseñar una estrategia de crecimiento sustancialmente diferente a la de los últimos veinticinco años, para rectificar esta situación. Si el cuadro presentado refleja los hechos, esa nueva estrategia, en vez de ser concentradora e intensiva en el empleo de capital, deberá ser integradora e intensiva en el uso de mano de obra. Y, aun cuando ello no sea discutido aquí, esa estrategia probablemente deberá ser también autónoma y promotora de exportaciones, en lugar de ser dependiente y sustituidora de importaciones. Es preciso ahora demostrar que esa nueva estrategia no padecería de los males atribuidos, por algunos técnicos, a alternativas de desarrollo de carácter redistributivo. CUADRO III. Relación entre la participación del empleo industrial en el empleo total y la participación del producto industrial en el producto total: el Brasil y otros países Ya DEL EMPLEO INDUSTRIAL % del producto industrial Países y periodo Brasil Argentina México Italia Holanda Canadá Estados Unidos Dinamarca Noruega Grecia España Irlanda Portugal Media simple, excluido el Brasil (1964) (1964) (1964) (media 1949-59) tí ■>■) 0,28 0,74 0,63 0,80 0,97 0,90 0.84 1,09 0.82 0,90 0,78 0.80 0,57 0.82 FUENTE; Calculado a baí-e de los datos del cuadro 2, p. 72, de La industríalizíicióa brasileñii: Dlugnóstico y perspectivas (Ministerio de Planeamiento: Estudio Especial para el Programa Estratégico de Desarrollo, 19684970; enero de 1969). 1076 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Tomemos, en primer lugar, la cuestión de la tasa de crecimiento. Supóngase que el volumen total de inversiones en el periodo inicial fuera dado. La cuestión es saber si se escogerían sectores y técnicas en que, por cada unidad de inversión se incorporen, en promedio, x trabajadores al sector moderno o a los sectores y técnicas en que se incorporen, digamos, 2x trabajadores. Supóngase que en la situación actual se estén incorporando en media x trabajadores por unidad de inversión. Ahora bien, cada nuevo trabajador incorporado sale de una situación de subempleo rural o urbano, en donde deja de producir una cierta cantidad, cuyo valor aproximado puede estar dado por su salario anterior. Éste, como vimos, es del orden de Cr$ 60 a Cr$ 90 mensuales. En el sector moderno, sin embargo, si el trabajador es contratado por un empresario privado, deberá producir un valor por lo menos igual a su costo para este empresario, o sea, algo como CrS 200 a Cr$ 260 por mes. Más eso quiere decir que si se contratan nuevos trabajadores, además del número que los empresarios privados contratarían, se pierde, por cada nuevo trabajador, un producto del orden de sólo Cr$ 60 a Cr$ 90 por mes en los sectores de donde los trabajadores se retiran, pero se gana en el sector moderno un valor de cerca de Cr$ 200 a Cr$ 260 por mes. £"5^0 implica que en una estrategia que trate de incorporar más mano de obra al proceso productivo moderno generará un valor líquido de producción agregada, por unidad de inversión, más alto que la alternativa de que se emplee menos mano de obra. Para ver esto con mayor claridad supóngase que cuando se incorporen X trabajadores por unidad de inversión en el sector moderno, la productividad marginal de éstos sea de Cr$ 230 por mes; en tanto que la productividad marginal de los trabajadores en los sectores de subempleo sea de, digamos, Cr$ 75 (un valor intermedio entre CrS 60 y CrS 90). Ello quiere decir que los primeros trabajadores adicionales que se incorporen al sector moderno implicarán una pérdida de CrS75 mensuales por trabajador, en los sectores de subempleo y una ganancia de CrS 230 mensuales por trabajador en el sector moderno. Esto es, el producto agregado de la economía se habrá incrementado en 230 — 75 = 155 cruzeiros por mes, multiplicados por el número de nuevos trabajadores incorporados. Naturalmente, en la medida en que se emplee más mano de obra por unidad de inversión, se obtendrán adiciones cada vez menores al producto del sector moderno, pues se tendrán que activar sectores y técnicas sucesivamente menos productivos. Así, pues, un segundo reclutamiento adicional de trabajadores que abandonen los sectores de subempleo tendrá una productividad, en el sector moderno, inferior a CrS 230 por trabajador al LA ESTRATEGIA BRASILEfíA DE CRECIMIENTO 1077 mes, o algo como Cr$ 200 por mes. Un tercer reclutamiento tendrá una productividad de sólo, digamos, Cr$ 170 por mes, y así sucesivamente. Esto será debido, téngase en cuenta, no a una menor habilidad de los nuevos trabajadores, sino a un agotamiento progresivo de la oportunidad de inversión con alta productividad en el sector moderno. En esos términos, tal vez no valga la pena pasar de una medida de x trabajadores, a una media tan alta como 2x trabajadores por unidad de inversión, pues a ese último nivel de incorporación de mano de obra, tal vez bajase mucho la productividad marginal del trabajo en el sector moderno, llegando a ser aún más baja que CrS 75 por mes. No obstante, esto no puede determinarse a priori. De modo que se engañan quienes afirman que la mayor incorporación de mano de obra implicará en sí misma, una tasa menor de crecimiento de la economía; ya que, en virtud de la existencia del subempleo, para una tasa dada de inversión, lo válido es exactamente lo contrario: la relación producto-capital y, en consecuencia, la tasa de crecimiento del producto agregado (computados en el producto todos los sectores de la economía) será tanto mayor, cuanto mayor sea la incorporación de mano de obra. No obstante, por sus efectos sobre la distribución de la renta, una estrategia incorporadora de mano de obra podría de hecho reducir la tasa de inversión y, también, la de crecimiento (si la reducción en la tasa de inversión fuese superior al aumento de la relación producto-capital). Ello es así porque, a niveles de salario mínimo, el ahorro voluntario es prácticamente nulo. Por consiguiente, cuanto más mano de obra se incorpore, más se gastará en consumo y quedará menos para inversiones. Aun cuando este razonamiento tenga un fondo de verdad, es simplista, además de selectivo. Es simplista porque ignora la posibilidad de que el gobierno cree programas de ahorro forzado, tales como los inventados en el Plan de Integración Social, mediante los cuales se recuperan, por lo menos en parte, las tasas de ahorro anteriores. Es selectivo porque: a una situación que, a pesar de la mayor tasa de ahorro, se caracteriza por una alta tasa de consumo suntuario, prefiere una situación que, a despecho de una menor tasa de ahorro se caracterizaría por una mayor tasa de consumo popular. Dados los objetivos de redistribución de la renta, no es nada claro que una situación con mayor tasa de crecimiento y mayor consumo proporcional de los ricos sea a priori preferible a una situación de menor tasa de crecimiento y mayor consumo proporcional de los pobres. No obstante, aun cuando se admita el argumento en los términos simplistas y selectivos en que se coloca, todo lo que el mismo implica es 1078 EL TRIMESTRE ECONÓMICO que, en lugar de que, por ejemplo, se incorporen 2x trabajadores por unidad invertida, tal vez se deban incorporar un poco nieno?, para evitar una caída en la tasa de ahorro. Pero seguramente, dados los razonamientos anteriores, el argumento no invalida la conclusión de que, exclusivamente en función del objetivo de aumentar la tasa de crecimiento, se debe procurar incorporar un número sustancialmente mayor que el de los actuales x trabajadores por capital invertido. Incidentalmente, no se debe olvidar que si la estrategia incorporadora de mano de obra viniera acompañada de una estrategia promotora de las exportaciones se ayudaría a una importante mejoría en la asignación de recursos en el sector industrial, en comparación con la situación de sustitución de importaciones, y esto vendrá a sumar, y no a sustraer, puntos a la tasa de crecimiento del producto en la próxima década. Considérese en seguida la cuestión de la brecha tecnológica. Tal como se le entiende a ciertos niveles tecnocráticos, este problema probablemente signifique que se prefiera producir una computadora, con valor en el mercado de un millón de dólares que, digamos, un millón de latas de aceite vegetal que valgan un dólar cada una. Las preferencias son las preferencias, y ésa en particular no parece muy tolerable, especialmente si se tienen en cuenta dos factores. El primero es que el país puede obtener computadoras mediante la importación, a costos sociales probablemente bastante inferiores a los que resultarían si decidiese producirlas domésticamente. En segundo lugar, los aceites vegetales pueden ser producidos por empresarios nacionales con tecnología nacional, en tanto que la producción de computadoras exigiría una intervención aún mayor de empresas y tecnologías multinacionales en la industria doméstica, aumentando la dependencia externa del país. Además, racionalmente entendida, la brecha tecnológica es problema para ser resuelto dando apoyo más sólido a las universidades e institutos de tecnología brasileños y con políticas idóneas de transferencia del conocimiento tecnológico. No es algo que deba ser resuelto con instalaciones productivas cuya ineficiencia económica y dependencia del exterior sólo serviría para perpetuar los males actuales de la industrialización brasileña. Una política científica autónoma, dirigida en forma selectiva hacia el desarrollo de nuestros recursos naturales y para la creación y adaptación de técnicas adecuadas a nuestra dotación de factores, es sin duda indispensable, por ese tipo de ataque al problema de la "brecha tecnológica", tendería no a reducir, sino a aumentar, la incorporación de mano de obra al proceso productivo siendo, por lo tanto, complementaría de una estrategia de ese tipo. LA ESTRATEGIA BRASILEÑA DE CRECIMIENTO 1079 En conclusión, una estrategia incorporadora de mano de obra, además de su carácter humanista, es económicamente viable y capaz de dinamizar tanto la tasa de crecimiento como la de progreso tecnológico. Una vez aducidos esos hechos principales, y analizada minuciosamente la naturaleza del problema, se pueden encontrar, sin mayores dificultades, soluciones para los problemas de aplicación, si existieran motivaciones políticas para aplicar tal estrategia. En particular la discusión de los costos sociales de la mano de obra y del capital, sugiere las líneas fundamentales de una política de incentivos fiscales a las inversiones privadas que sería fundamentalmente diversa de aquella adoptada corrientemente. Deben modificarse los incentivos en forma de darles la máxima capacidad de persuasión para la incorporación de mano de obra. Por ejemplo: los fondos 34/18 ligados en forma fuerte y exclusiva a la relación capital-mano de obra de los proyectos; el pago por la SuDENE de las aportaciones adicionales al salario en las industrias del Nordeste, con fondos 34/18; sustitución de por lo menos parte de las aportaciones adicionales por impuestos indirectos a semejanza del Pis, etcétera. Al nivel de las inversiones públicas, se deben iniciar contabilidades de costos que consideren como cargas a los costos sociales de mano de obra y de capital y no a sus costos privados. Esto ciertamente producirá la rentabilidad de innumerables proyectos de expansión agrícola y, en particular, tenderá a hacer que las técnicas de construcción y conservación de obras civiles se vuelvan más intensivas en mano de obra de lo que son en la actualidad y así sucesivamente. Sin embargo, el detalle de la estrategia al nivel de política de las inversiones no tiene cabida en este trabajo, cuyo objetivo fue simplemente el de discutir la viabilidad económica de una trayectoria de crecimiento en la próxima década, que sea integradora e intensiva en mano de obra, en oposición a la corriente actual del crecimiento que es concentrador y de capitalización intensiva.