Operaciones antiterroristas basadas en la inteligencia en el Reino

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Área: Terrorismo Internacional - ARI Nº 106/2006 (Traducido del inglés)
Fecha: 18/10/2006
Operaciones antiterroristas basadas en la
inteligencia en el Reino Unido durante el
verano de 2006: problemas y
consecuencias
Frank Gregory ∗
Tema: El elemento preventivo se ha convertido en parte importante de la estrategia
nacional antiterrorista del Reino Unido.
Resumen: Las operaciones antiterroristas llevadas a cabo en el Reino Unido en agosto y
septiembre de 2006, ante la sospecha de un plan islamista para perpetrar atentados
suicidas a bordo de vuelos transatlánticos y de actividades de entrenamiento de
terroristas, son ejemplos importantes del elemento preventivo de la estrategia nacional
antiterrorista del Reino Unido. Esta estrategia consume un elevado número de recursos
en términos del trabajo que exige a los servicios de inteligencia y la policía, y hace gran
hincapié en maximizar la protección pública mediante intervenciones tempranas. Se cree
que el supuesto complot terrorista para hacer estallar los aviones estaba basado en el
uso de los componentes necesarios para fabricar explosivos a base de peróxido, de fácil
obtención, pero volátiles cuando se mezclan. Esos explosivos plantean un enorme
problema para los procedimientos de seguridad aérea, que se ven obligados a buscar un
equilibrio entre unos controles de seguridad más intensos y la necesidad de que los
pasajeros puedan ser procesados lo más rápidamente posible. El caso relativo al
entrenamiento de terroristas ofrece posibles pruebas adicionales de que Europa
occidental debe mantenerse alerta ante el elemento interno de las actuales actividades
de terrorismo islamista. Por último, este análisis pone de manifiesto la utilidad de las
recientes modificaciones de la legislación británica en materia de terrorismo reflejadas en
la Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006), tales como la posibilidad de mantener
una persona detenida sin presentar cargos durante más tiempo.
Análisis:
Introducción
Los antecedentes generales de la respuesta británica al 11-S y, más concretamente, de
su respuesta a los atentados de Londres de julio de 2005, se han discutido en dos ARI
anteriores.1 La finalidad de este documento es ofrecer un análisis preliminar de dos
operaciones antiterroristas de gran prominencia, dirigidas por los servicios de inteligencia,
que se llevaron a cabo en agosto y septiembre de 2006. La primera, la operación “Overt”,
∗
Catedrático de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Southampton.
1
Frank Gregory, “Contraterrorismo respaldado por la inteligencia: Breve análisis de la respuesta del sistema
nacional de inteligencia del Reino Unido al 11-S y las implicaciones de los atentados de Londres del 7 de julio
de 2005”, ARI 94/2005, Real Instituto Elcano, Madrid, julio de 2005,
http://realinstitutoelcano.org/analisis/793.asp, y Frank Gregory, Los atentados de Londres del 7 y 21 de julio
de 2005: ¿una “nueva normalidad” o lo ya previsto?, Documento de trabajo 10/2006, Real Instituto Elcano,
Madrid, http://realinstitutoelcano.org/documentos/248.asp.
1
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Fecha: 18/10/2006
se llevó a cabo a principios de agosto y fue una operación preventiva frente a la
sospecha de un plan para hacer estallar bombas a bordo de vuelos trasatlánticos. El
Centro Conjunto de Análisis Terrorista del Reino Unido (JTAC, por sus siglas en inglés)
puso de manifiesto la potencial gravedad de la situación aumentando el nivel de alerta en
el Reino Unido al más alto posible, “crítico”, entre el 10 y el 13 de agosto, y
posteriormente reduciéndolo un grado, hasta “grave”, el 14 de agosto.2 La segunda
operación se llevó a cabo a principios de septiembre y estuvo motivada por sospechas de
actividades de entrenamiento y otro tipo de actividades preparatorias de actos de
terrorismo llevadas a cabo por un grupo diferente de sospechosos. Puesto que aún están
en curso una serie de autos procesales en relación con estos asuntos, debe entenderse
que el presente documento se limita tan sólo a comentar la información de acceso
público relativa a los motivos, hasta la fecha no probados ante un tribunal, de las
acciones preventivas emprendidas por la policía en base a información facilitada por los
servicios de seguridad e inteligencia. En algunos casos, los autos no comenzarán
previsiblemente hasta 2008.
En este documento se considerarán en particular tres. En primer lugar, el retorno a una
mayor prominencia de la posibilidad de una amenaza de actos terroristas a bordo de
aeronaves. En segundo lugar, la conciencia cada vez mayor del problema de la
radicalización de los propios ciudadanos y su conexión con la disponibilidad de diversos
tipos de capacitación en materia terrorista. Y, en tercer lugar, el hecho de que durante
esas operaciones se utilizasen por primera vez las nuevas competencias legislativas
contenidas en la Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006), que ampliaba, bajo
supervisión judicial, el período de detención permitido antes de presentar cargos de 14 a
28 días y que pasaba a considerar un delito [apartado 5] la comisión de actos
preparatorios de terrorismo. Una preocupación expresada por los grupos de defensa de
las libertades civiles era que esa prolongación del tiempo de detención suponía una
privación de libertad innecesaria que podía dar lugar a interrogatorios opresivos. Sin
embargo, el argumento de la policía para ampliar las competencias relativas a las
detenciones se basaba principalmente en que lleva mucho tiempo obtener pruebas aptas
para juicio de fuentes informáticas y jurisdicciones extranjeras. De hecho, las
investigaciones llevadas a cabo por la Policía Metropolitana de Londres mostraron que
“(...) en los casos relacionados con la Unidad Antiterrorista, bastante más del 60% de las
personas detenidas decide ejercer su derecho a permanecer en silencio (...)” y que “(...)
sólo una de cada diez personas de las que se considerarían líderes o dirigentes
terroristas decide hablar”.3
Los siguientes comentarios permiten hacerse una idea de la preocupación existente en el
Reino Unido. En referencia al supuesto plan para atentar contra aviones, el ministro
británico del Interior, John Reid, declaró que la magnitud del supuesto complot
probablemente fuera superior a la del 11-S y que “de haberse llevado a término, la
pérdida de vidas civiles habría alcanzado proporciones sin precedentes”.4 El viceprimer
ministro británico, John Prescott, consciente de la preocupación de las comunidades
musulmanas del Reino Unido de estar siendo “elegidas como blanco” de las operaciones
antiterroristas, declaró: “No se trata de comunidades: se trata de criminales, de asesinos,
de personas que pretenden cometer asesinatos masivos. Se trata de personas que quizá
se disfracen como miembros de una comunidad, escondiéndose tras una fe, pero que
2
Ministerio británico del Interior: Threat Level Lowered to Severe, 13/VIII/2006,
http://www.homeoffice.gov.uk/about-us/news/threat-severe, último acceso el 11/IX/2006.
3
Comité de Asuntos Internos de la Cámara de los Comunes, 4o Informe del período de sesiones 2005-2006,
Terrorism Detention Powers, vol. II, testimonio oral del 28/II/2006 del subcomisionado adjunto Peter Clarke,
Ev 40, Q209, HC 910-II, The Stationery Office, Londres, julio de 2006.
4
Stewart Tendler, “Foiled Transatlantic Bomb Plot ‘was Ready to Go in Days’”, The Times, 10/VIII/2006,
http://www.timesonline.co.uk/article/0,,29389-2306721,00.html, último acceso el 11/IX/2006.
2
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pretenden cometer actos terroristas que ninguna persona sensata aplaudiría”.5
Naturalmente, EEUU también ha mostrado una enorme preocupación, ya que se
sospechaba que el complot iba dirigido contra aviones comerciales con destino a EEUU
procedentes del Reino Unido. En una reunión informativa celebrada el 10 de agosto,
Michael Chertoff, secretario del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense,
declaró que el supuesto complot “(...) era sofisticado, contaba con un elevado número de
participantes, era de alcance internacional y determinados aspectos de la operación
hacían pensar en un plan de al-Qaeda (...)”.6 Según se ha informado, un funcionario de
seguridad paquistaní y lo que The Times denominó “(...) altos cargos británicos y
estadounidenses (...)”7 también sugirieron algo parecido.
Conspiración terrorista contra vuelos trasatlánticos
Las acciones de las agencias británicas de contraterrorismo con respecto a esta
supuesta trama guardan plena coherencia con el hincapié hecho por la estrategia
británica antiterrorista en recurrir, siempre que sea posible, a acciones preventivas
dirigidas por los servicios de inteligencia para tratar de evitar atentados terroristas. Este
componente de la estrategia pretende hacer uso de intensas operaciones de vigilancia
como medio de gestión de riesgos. En la estrategia antiterrorista “Contest” (también
conocida como las “4P”) se refleja en la acción de Persecución, que pretende utilizar la
información de forma eficaz para desbaratar cualquier plan de comisión de atentados y
apresar a supuestos terroristas, y en virtud de la cual el Reino Unido ha incrementado las
labores conjuntas y el intercambio de información entre gobiernos y organismos policiales
de todo el mundo.8 La operación “Overt” comenzó en diciembre de 2005 y, el 10 de
agosto de 2006, el coordinador Nacional para Investigaciones Terroristas (NCTI, por sus
siglas en inglés), el subcomisionado adjunto Peter Clarke de la Policía Metropolitana de
Londres, reveló: “Anoche” (9 de agosto) “la investigación alcanzó un punto crítico cuando
se tomó la decisión de actuar de inmediato para interrumpir lo que pensábamos que se
estaba planeando”. El personal de seguridad aérea recibió la información de forma
simultánea y la policía inició una serie de detenciones y registros en Londres,
Birmingham y High Wycombe, en Buckinghamshire.9
Según Chertoff, secretario del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, a
finales de julio/principios de agosto se hizo evidente el hecho de que la operación
británica “Overt” estaba poniendo de manifiesto que los planes de individuos bajo
vigilancia “(...) se estaban orientando a atacar objetivos estadounidenses” (y también)
“(...) rutas específicas entre el Reino Unido y EEUU, operadas por aerolíneas
estadounidenses (...)”.10 Las fuentes publicadas difieren en el número de aviones
considerados objetivo de atentados; las hipótesis oscilan entre tres y 12 aviones, y otras
fuentes hablan de que el plan pretendía llevar a cabo atentados en varias series de tres
aviones cada una.11 Según fuentes británicas oficiales, la estimación de más de 10
aviones resulta bastante exagerada. Lo que está claro es que los vuelos con dirección a
EEUU procedentes de los dos principales aeropuertos británicos, Heathrow y Gatwick,
5
Ibid.
Homeland Security Briefing on UK Terror Arrests, The Washington Post, 10 de agosto de 2006,
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/08/10/AR2006081000602.html, último acceso el
14 de septiembre de 2006.
7
Airliners Plot Suspects Appear in Court, Guardian Unlimited, 22 de agosto de 2006,
http://www.guardian.co.uk/terrorism/story/0,,1855830,00.html?gusrc=rss&feed=1, último acceso el 11 de
septiembre de 2006. Véase también Stewart Tendler, op. cit.
8
Gobierno de Su Majestad: Countering International Terrorism: The United Kingdom’s Strategy, Cm. 6888,
The Stationery Office, julio de 2006.
9
Stewart Tendler, op. cit.
10
Homeland Security Briefing on UK Terror Arrests, op. cit.
11
Véase, por ejemplo, US News, “Terror Suspects Planned to Use Liquid Explosives to Blow Up Planes”,
http://www.usnews.com/usnews/news/articles/060810/10london.htm, último acceso el 10/VIII/2006, y “A Plot
to Commit Murder on an Unimaginable Scale”, The Guardian, 10/VIII/2006, último acceso el 10/VIII/2006.
6
3
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debían ser objetivos principales. Entre las aerolíneas que se han sugerido como objetivos
del plan figuran American Airlines, British Airways y United Airlines.
En general se sospecha que el supuesto complot terrorista pretendía usar explosivos
elaborados a base de peróxido en alguna forma líquida junto con dispositivos de
detonación. Se cree que esos componentes se introducirían ocultos al avión, camuflados
como bebidas u otro material aparentemente inofensivo, de ahí la prohibición inmediata
de las autoridades británicas y estadounidenses de introducir en las cabinas de los
aviones cualquier tipo de líquido en el equipaje de mano. La policía británica considera
que las redadas mostraron a primera vista que sus temores eran fundados. El
subcomisionado adjunto Peter Clarke declaró que “(...) desde el 10 de agosto hemos
venido encontrando equipos para la fabricación de artefactos explosivos, con productos
químicos como peróxido de hidrógeno [y] componentes eléctricos (...)”.12 Según el
secretario del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, Michael Chertoff,
los supuestos conspiradores británicos habrían “(...) acumulado y armado el material que
necesitaban y se encontraban ya en las fases finales de la planificación antes de
proceder a la ejecución”.13
Los explosivos elaborados a base de peróxido también fueron el material empleado para
los dos atentados de Londres del 7 y el 21 de julio de 2005. Las dos fórmulas más
comunes para este explosivo son el triperóxido de triacetona (TATP) y el hexametileno
triperóxido de diamina (HMTD). En el pasado se han empleado ya otros explosivos en
forma líquida para atentar contra aviones. El 11 de diciembre de 1994 se utilizó una
bomba de nitroglicerina escondida en una funda de lentillas para hacer explotar un avión
de Philippines Airlines que se dirigía a Tokio procedente de Manila. Y se cree que
también se planeó usar un método similar en la operación “Bojinka” de 1995, que
pretendía hacer estallar 11 aviones mientras sobrevolaban el Pacífico.14
Crear barreras de seguridad contra los explosivos líquidos en el caso de pasajeros y
equipaje de mano supone un problema considerable para las autoridades encargadas de
la seguridad del transporte aéreo. Mientras que el equipaje que va a las bodegas puede
pasar una serie de controles de seguridad con relativa rapidez, está claro que en el caso
de los pasajeros y el equipaje de mano esto resulta mucho más complicado sin provocar
retrasos excesivos. Además, las tecnologías actuales no son capaces de distinguir
fácilmente un líquido inocuo de uno potencialmente peligroso. Los detectores también
pueden provocar retrasos al generar “falsas” alarmas que obligan en cada caso a realizar
una investigación. En una prueba confidencial llevada a cabo entre octubre de 2005 y
enero de 200615 y registrada por la Oficina General de Auditoría estadounidense (GAO,
por sus siglas en inglés), cuyo fin era “(...) determinar el grado de vulnerabilidad de las
aerolíneas estadounidenses ante atentados suicidas con materiales baratos y fácilmente
obtenibles, ninguno de los 21 aeropuertos sometidos a examen lo superó. A pesar de que
el equipaje de mano de algunos de los investigadores fue seleccionado para su examen
químico, todos los materiales explosivos consiguieron llegar a la cabina de pasajeros”.16
Una consecuencia inmediata de las acciones contra el supuesto complot fue la
imposición, tanto por parte de EEUU como por parte del Reino Unido, de rigurosos
controles del equipaje de mano de los pasajeros en términos de tamaño del mismo y la
12
Policía Metropolitana, “Terrorism Charges”, Bulletin, 0000000474, 21/VIII/2006.
“Homeland Security Briefing on UK Terror Arrests”, op. cit.
14
Véase A. Lechner, “Gunpowder, Treason and Plot”, The Journal of International Security-Intersec, vol. 16
(5), septiembre de 2006, pp. 26-28, y Stewart Tendler, op. cit., citando al director del Centro de Estudios de
Defensa del King’s College, Londres.
15
Véase GAO, “Aviation Security – TSA Oversight of Checked Baggage Screening Procedures Could be
Strengthened”, GAO-06-869, julio de 2006.
16
A. Lechner, op. cit., p. 28.
13
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prohibición de subir a bordo cualquier tipo de líquido a excepción de medicamentos
esenciales que puedan verificarse y comida y leche para bebés, que deberá ser
comprobada por el pasajero delante del personal de seguridad. Tal y como declaró el
secretario Chertoff: “Estamos adoptando la medida de impedir introducir líquidos en la
cabina para darnos tiempo a realizar ajustes en nuestros procedimientos actuales de
control en base a la información que obtengamos de la investigación sobre la naturaleza
de los dispositivos que estaban fabricando esos individuos”.17 Una reunión ministerial
informal UE/JAI también recalcó la necesidad “(...) de investigar los explosivos
especialmente destinados a ser utilizados en forma líquida”.18 La consecuencia inmediata
para el transporte aéreo fue un grado de trastorno que, a menos que fuera a mantenerse
el estado de alerta “crítico”, resultaba insostenible a largo plazo debido al coste que
supondría para unas normales actividades económicas. Por ejemplo, el 13 de agosto, el
30% de los vuelos con salida de Heathrow se cancelaron para aliviar la presión a la que
estaban siendo sometidos los controles de seguridad, y se calcula que el coste que
tuvieron que asumir las aerolíneas como consecuencia de los retrasos del primer día fue
de 175 millones de libras. Dicho esto, desde el 22 de septiembre, TRANSEC, la autoridad
de seguridad aérea, está permitiendo a los pasajeros introducir en la cabina maletas más
grandes y bolsos de mano, aunque se ha mantenido la prohibición de introducir
líquidos.19 Además, a partir de principios de noviembre los pasajeros podrán subir al
avión pequeños botes de líquidos, pastas y geles en virtud de un acuerdo alcanzado el
27 de septiembre por el Comité Reglamentario para la Seguridad de la Aviación Civil de
la Comisión Europea, que proporcionará normas para el equipaje de mano uniformes
para todos los Estados de la UE.20
Los supuestos conspiradores
Una preocupación fundamental del Reino Unido y otros Estados de la UE es entender y
tratar de combatir la forma en que un individuo puede llegar a radicalizarse y ser
reclutado para su participación en actividades terroristas.21 Según se ha afirmado, el
ministro británico de Gobierno Local, Phil Woolas, declaró que se tardarían
“generaciones” en vencer a los extremistas que querían destruir la sociedad.22 En este
contexto, se está examinando minuciosamente el entorno de los sospechosos para tratar
de encontrar patrones de comportamiento o puntos en común entre ellos. Todos los
detenidos en el Reino Unido en agosto eran ciudadanos británicos, muchos de ellos de
origen paquistaní. De hecho, se cree que existen pruebas que vinculan a los supuestos
conspiradores británicos con extremistas de Pakistán, y las autoridades paquistaníes
detuvieron a dos ciudadanos británicos entre una serie de detenciones llevadas a cabo
en Karachi y Lahore a principios de agosto de 2006. Uno de los dos detenidos, Rashid
Rauf, es hermano de uno de los detenidos en el Reino Unido. La policía británica realizó
aproximadamente 25 detenciones el 10 de agosto o en torno a esa fecha, si bien cinco de
las personas detenidas fueron posteriormente liberadas sin cargos. Ocho de esos
detenidos, Ahmed Abdullah Ali, Tanvir Hussain, Umar Islam, Arafat Waheed Khan, Assad
ali Sarwar, Adam Khatib, Ibrahim Savant y Waheed Zaman, fueron acusados el 22 de
agosto de conspiración para el asesinato de acuerdo con la Ley de Derecho Penal de
1997 (Criminal Law Act 1997) y de preparación de actos de terrorismo de acuerdo con la
Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006) [apartado 5]. La mayor parte de ellos dio
direcciones londinenses y sus edades abarcaban desde los 19 a los 28 años.
17
“Homeland Security Briefing on UK Terror Arrests”, op. cit.
Presidencia finlandesa de la UE, “Fight Against Terrorism: The EU Response to the Terror Plot Disrupted in
the UK”, Reunión Ministerial informal de JAI, Tampere, Finlandia, celebrada el 20-22/IX/2006, cita de una
reunión multipresidencial informal celebrada en Londres el 16/VIII/2006.
19
Ministerio británico del Interior, “Airport Travel Restrictions Ease Slightly”, 21/IX/2006,
http://www.homeoffice.gov.uk/about-us/news/restrictions-eased, último acceso 21/IX/2006.
20
“Member States Agree on Stricter Rules for Air Passengers”, http://www.euractiv.com/en/security/memberstates-agree-stricter-rules-air-passengers/article-158295?Source=RSS, último acceso el 29/IX/2006.
21
Presidencia finlandesa de la UE, op. cit.
22
Pat Hurst, “Britain ‘Faces Terrorism for Generations’” The Independent, 11/IX/2006.
18
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Por otra parte, un joven de 17 años de edad fue acusado de posesión de artículos útiles
para la preparación de actos de terrorismo según lo dispuesto en la Ley de Terrorismo de
2000 (Terrorism Act 2000). Cossar Ali, casada con Ahmed Abdullah Ali, y Mehran Khan
fueron acusadas de ocultar información que podría suponer una “ayuda importante” para
la prevención de actos de terrorismo, en base a lo dispuesto en la Ley de Terrorismo de
2000 (Terrorism Act 2000).23 Otros once sospechosos permanecieron posteriormente
bajo custodia, entre ellos Tayib Rauf, hermano de Rashid Rauf, arrestado en Pakistán.
En una declaración acerca de los otros 11 sospechosos, Susan Hemmings, jefa de la
División de Contraterrorismo del Servicio de la Fiscalía de la Corona, afirmó: “Hemos
estado examinando y evaluando minuciosamente las pruebas disponibles contra cada
uno de los individuos con la ayuda de agentes antiterroristas para tomar decisiones lo
antes posible con respecto a los cargos que les serán imputados”.24 A pesar de lo
controvertido de su naturaleza en términos de libertades civiles, la policía está,
claramente, haciendo pleno uso de las oportunidades de obtención de pruebas brindadas
por la ampliación a 28 días del período de detención antes de presentar cargos
concedida por la nueva Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006).
Debido a la concepción entre las comunidades musulmanas de que la policía está
deteniendo a personas sin pruebas reales, las autoridades han facilitado un nivel de
detalles relativamente sin precedentes acerca de los tipos de pruebas que, en su opinión,
podrá presentar en juicio. El subcomisionado adjunto Peter Clarke mencionó pruebas
obtenidas en actividades de seguimiento y vigilancia, entre las que se incluían
grabaciones de vídeo y audio obtenidas antes del 10 de agosto, equipos de fabricación
de bombas y grabaciones de vídeos de “mártires”. Se realizaron registros en 69 lugares
(casas, apartamentos, vehículos y espacios abiertos), y entre otras posibles fuentes de
pruebas decomisadas figuran 400 ordenadores, 200 teléfonos móviles y 8.000
dispositivos de memoria extraíbles, tales como memorias USB y discos compactos. Peter
Clarke declaró que, “hasta la fecha, sólo de los ordenadores hemos extraído ya alrededor
de 6.000 gigabytes de datos”.25
Este material exigirá muchos meses de análisis informático forense y ése es uno de los
motivos por los que no está previsto que los autos comiencen hasta quizá 2008. Algo que
se sigue debatiendo en el Reino Unido a este respecto es la cuestión del uso en juicios
de pruebas obtenidas mediante la interceptación de comunicaciones. En la actualidad
ese tipo de pruebas no se usan, en parte para proteger las fuentes y los métodos de
obtención y en parte porque facilitar el acceso a grandes volúmenes de material de
trascripción, en cumplimiento de la obligación de revelar a la defensa datos y pruebas,
exigiría muchos recursos. Dicho esto, el fiscal general, Lord Goldsmith QC, declaró al
parecer que esas pruebas supondrían una “herramienta fundamental en la lucha contra el
terrorismo” y Sir Ian Blair, comisionado de la Policía Metropolitana de Londres, afirmó: “Mi
opinión profesional es que deberían empezar a utilizarse ese tipo de pruebas en los
juicios”.26
Capacitación de terroristas
Durante las investigaciones de los atentados terroristas perpetrados en Londres el 7 de
julio se sugirió que algunos de los terroristas que murieron podrían haber sido sometidos
a algún tipo de “entrenamiento” en el Reino Unido, y esa posibilidad, junto con las
pruebas de que algunos de los involucrados en el actual ciclo de terrorismo en ese país
recibieron formación en el área de Pakistán, ha hecho que la lucha contra posibles
actividades de capacitación se haya convertido en un elemento importante de la
23
“Airliners Plot Suspects Appear in Court”, op. cit. Véase también Policía Metropolitana, op. cit.
Servicio de noticias MSNBC, 22/VIII/2006.
25
Policía Metropolitana, op. cit.
26
The Times, 22/IX/2006.
24
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estrategia británica antiterrorista. En ese contexto resulta de importancia general una
operación llevada a cabo a principios de septiembre de 2006, aunque no guarde relación
con los anteriores atentados de Londres de julio de 2005 ni con el complot de atentar
contra líneas aéreas de 2006. Durante esa operación 14 hombres fueron detenidos en
Londres, en base a la Ley de Terrorismo de 2000 (Terrorism Act 2000), tras –en palabras
del corresponsal de la BBC Keith Doyle– “meses de seguimiento de personas
sospechosas de reclutar o alentar a otros a participar en actividades terroristas”.27
También se llevaron a cabo registros en una escuela para jóvenes en una propiedad de
gran tamaño de Jameah Islameah cerca de Crowborough, en East Sussex, y en diversas
casas de Londres. Gordon Corera, corresponsal de seguridad de la BBC, declaró que las
detenciones estaban relacionadas con acusaciones relativas a la existencia de campos
de entrenamiento en el Reino Unido para quienes deseasen participar en actividades
terroristas.28 Los hombres detenidos tenían edades comprendidas entre los 17 y los 48
años, y se cree que muchos de ellos son musulmanes británicos de origen paquistaní.
Según se ha afirmado, un portavoz de la Policía Metropolitana declaró que “las
detenciones realizadas en el sur y el este de Londres son resultado de meses de
seguimiento e investigación en una operación conjunta en la que han participado la
Unidad Antiterrorista, la Unidad Especial y el Servicio de Seguridad”.29
En esta operación se pasó con bastante rapidez a la fase de presentación de cargos
después de las detenciones. El 11 de septiembre, cuatro hombres, de edades
comprendidas entre los 22 y los 47 años, fueron acusados de delitos en base a lo
dispuesto en la Ley de Terrorismo de 2000 (Terrorism Act 2000). A Yassin Mutegombwa
se le imputaron tres cargos de recibir formación en materia terrorista sobre utilización de
armas en Hampshire y Berkshire, y a su hermano, Hassan Mutegombwa, se le acusó de
obtener fondos para actividades terroristas; a Musa Akmet y Mustafa Abdullah se les
acusó de poseer información de utilidad para la comisión de actos terroristas, y a Akmet
se le acusó además de posesión ilegal de armas de fuego en base a lo establecido en la
Ley de Armas de Fuego de 1968 (Firearms Act 1968).30
El 13 de septiembre otros seis hombres, con edades comprendidas entre los 17 y los 42
años, fueron acusados de una serie de delitos en virtud de la Ley de Terrorismo de 2000
(Terrorism Act 2000) y otras leyes. A continuación se citan algunos ejemplos de los
supuestos delitos. Mohammad Al-Figari fue acusado de delitos relacionados con
capacitación en materia terrorista en virtud de los apartados 6 o 54 de la Ley de
Terrorismo de 2000 (Terrorism Act 2000), y de participar en la preparación de actos de
terrorismo en virtud de lo dispuesto en los apartados 6 y 2 de la Ley de Terrorismo de
2006 (Terrorism Act 2006). A Attila Ahmet se le acusó, entre otras cosas, de incitar o
alentar a personas a asesinar a no musulmanes, en base al apartado 4 de la Ley de
Delitos contra la Persona de 1861 (Offences Against the Person Act 1861). Kadar Ahmed
y otro joven de 17 años fueron acusados de delitos relacionados con actividades
terroristas en base a los apartados 6 o 54 de la Ley de Terrorismo de 2000 (Terrorism Act
2000), y además Ahmed fue acusado también de poseer información de posible utilidad
para la comisión de actos terroristas, en base a lo dispuesto en el apartado 58 de la Ley
de Terrorismo de 2000 (Terrorism Act 2000). Moussa Brown fue acusado de proporcionar
formación relativa a la fabricación o utilización de armas de fuego en virtud del apartado
54 de la Ley de Terrorismo de 2000 (Terrorism Act 2000) y Saloum Joh fue acusado de
27
BBC News, “Terror Police Swoop on Restaurant”, 2/IX/2006,
http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/5307818.stm, último acceso el 14/IX/2006.
28
Ibid.
29
Nick Morris, “14 Arrested as Anti-terror Police Swoop in on UK Targets”, New Criminologist, edición online,
3/IX/2006, http://www.newcriminologist.co.uk/news.asp?id=-1750611008, último acceso el 14 /IX/2006.
30
BBC News, “Four Charged with Terror Offences”, 11/IX/2006, http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk/5336360.stm,
último acceso el 21/IX/2006.
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poseer un arma de fuego prohibida en virtud del apartado 5 de la Ley de Armas de Fuego
de 1968 (Firearms Act 1968).31
El 14 de septiembre otros dos hombres fueron acusados en relación con la operación
antiterrorista llevada a cabo los días 1 y 2 de septiembre. Mohamed Hamid (de 48 años)
fue acusado –entre otras cosas– de incitar o alentar a personas a asesinar a individuos
que “no cumplan la Ley de Alá”, en base al apartado 4 de la Ley de Delitos contra la
Persona de 1861 (Offences Against the Person Act 1861), y de publicar una declaración
para alentar, directa o indirectamente, al público, o para inducirle de cualquier otra forma,
a cometer o instigar actos de terrorismo o delitos tipificados en la Convención, en base a
lo dispuesto en el apartado 1.20 de la Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006).
Kibley Da Costa (de 23 años) fue acusado, entre otras cosas, de instruir o formar en el
uso de métodos o técnicas para hacer algo que pueda tener un fin terrorista, en base a lo
dispuesto en el apartado 6.1 de la Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006).32
Queda claro, a partir de los detalles de los cargos, que existen efectivamente pruebas
prima facie suficientes para juzgar en los tribunales a una serie de individuos, lo cual
corrobora la preocupación general de las agencias británicas de contraterrorismo con
respecto a la amplia gama de actividades asociadas a posibles incidentes de terrorismo
islamista en el Reino Unido u originadas en el Reino Unido. Sin embargo, una pregunta
crucial que se plantea en conexión tanto con el supuesto complot para atentar contra
objetivos aéreos como con las supuestas actividades de promoción del terrorismo y
capacitación terrorista es si las pruebas disponibles en el momento de llevarse a cabo las
acciones preventivas y obtenidas posteriormente servirán para convencer a un jurado.
Los resultados del “ricin case” ponen de manifiesto el problema de tener que probar algo
“más allá de toda duda razonable”.
En lo que podría considerarse un nuevo caso de amenaza terrorista prominente de
carácter químico, biológico, radiológico y nuclear (QBRN), el “ricin case” concluyó en abril
de 2005, si bien sólo un sospechoso, Kamal Bourgass, fue declarado culpable y
sentenciado a 17 años de prisión por planear actividades destinadas a perturbar el orden
público mediante el uso de explosivos y/o sustancias venenosas con vistas a ocasionar
trastornos, miedo y daños personales. Bourgass cumplía ya condena perpetua por el
asesinato del agente de policía Oake en Manchester en 2003. Otros cuatro acusados
fueron absueltos de los cargos de conspiración y se suspendió un segundo juicio conexo.
Algunos de esos sospechosos fueron detenidos posteriormente por motivos de seguridad
nacional. Comentando los resultados de los juicios, una nota informativa de la Unidad
Antiterrorista decía que si se hubiera dispuesto de más tiempo para investigar antes de
presentar cargos, “la calidad de dichos cargos habría sido mejor y probablemente el
sospechoso que escapó del país mientras se encontraba bajo fianza y que en última
instancia demostró ser uno de los principales conspiradores, habría sido sometido a juicio
en el Reino Unido. De haber sido así, el resultado del proceso judicial podría haber sido
muy distinto”.33 En su valoración general, el subcomisionado adjunto Peter Clarke dijo
que se había evitado “una amenaza real y de funestas consecuencias”.34
31
Servicio de Policía del Reino Unido – Incidentes importantes, “Anti-terrorist Branch Arrests Update”,
http://www.police.uk/content/viewarticle.asp?xslfile=~xsl~transform_article.xsl&xmlfile=~_content~xml~inciden
t~SO13arrest1Septnew1.xml, último acceso el 21/IX/2006.
32
Servicio de Policía del Reino Unido – Noticias, “Anti Terrorist Operation 1st September”,
http://www.police.uk/content/viewarticle.asp?xslfile=~xsl~transform_article.xsl&xmlfile=~_content~xml~news~
SO13OverAMP.xml, último acceso el 22/IX/2006.
33
Carta publicada dirigida por el Comisario Adjunto de Operaciones Especiales Andy Hayman al ministro
británico del Interior con el documento informativo de la Unidad Antiterrorista de la Policía Metropolitana
(SO13) titulado “Three Month Pre-charge Detention”, 6/X/2005, véase nota a pie de página nº 7, Ev. 75, HC
910-II, op. cit.
34
BBC News online, http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk/4433709.stm, último acceso el 4/X/2005.
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Área: Terrorismo Internacional - ARI Nº 106/2006 (Traducido del inglés)
Fecha: 18/10/2006
Conclusiones: Considerando en primer lugar el último punto del apartado anterior, la
Ley de Terrorismo de 2006 (Terrorism Act 2006) ha proporcionado esa prolongación del
período de investigación permitido antes de presentar cargos que se solicitaba. Y
claramente se han aplicado las disposiciones de esa ley a algunos de los acusados en
relación con el supuesto complot para atentar contra líneas aéreas. Sin embargo, esas
competencias no parecen haber sido necesarias en el caso de los acusados de delitos
relacionados con la capacitación terrorista. En ambos casos se ha hecho uso, en la
presentación de cargos, del nuevo delito previsto en la Ley de Terrorismo de 2006
(Terrorism Act 2006) de llevar a cabo actos preparatorios de actividades terroristas. Ese
delito suscitó gran polémica durante las etapas legislativas, ya que los grupos de presión
para la defensa de las libertades civiles sugirieron que podría quedar sujeto a una
interpretación demasiado amplia.
Las detenciones también parecen reflejar la preocupación de las agencias antiterroristas
británicas en torno a la magnitud y el alcance de las actividades relacionadas con el
terrorismo islamista en el Reino Unido. En septiembre de 2005 el ministro británico del
Interior hizo referencia a “cientos de individuos que hemos estado vigilando, y seguimos
vigilando, muy de cerca”.35 Dentro de esa cifra habría individuos en las categorías de
investigación “esencial” y “deseable”, en términos de asignación de recursos de
contraterrorismo,36 algunos de los cuales probablemente figurasen entre los detenidos
recientemente. Además, cada vez se tiene mayor constancia en el Reino Unido de la
existencia de una serie de “elementos periféricos” que podrían llevar a cabo actividades
de apoyo o que podrían dejar de ser meros facilitadores para convertirse en posibles
perpetradores. El subcomisionado adjunto Clarke comentó que “en líneas generales, la
cifra de personas en las que debemos interesarnos gira en torno a los miles”.37 No
obstante, es importante que se entienda que ese comentario, que recibió amplia
cobertura, no se refiere a miles de terroristas activistas en el Reino Unido sino que, como
el propio Clarke aclaró de hecho posteriormente, esa cifra hace referencia al número de
personas que podrían estar involucradas en un espectro de actividades muy amplio que
podrían vincularse al terrorismo.
Esas actividades quedan plasmadas en los diversos cargos imputados a los sospechosos
en esas dos operaciones. Con respecto al reciente grupo de sospechosos acusados cabe
destacar que el rango de edad abarca desde los 17 a los 40 años, mientras que en los
casos anteriores la edad máxima de los sospechosos se situaba en la treintena. La
existencia de este número de elementos periféricos, en crecimiento aparentemente, se
reconoce desde hace ya muchos años.38 No obstante, tras los atentados de julio de 2005
el Gobierno ha tratado de cooperar más estrechamente con las comunidades
musulmanas para combatir la radicalización con tintes terroristas.39 Ese imperativo de
colaborar más estrechamente se ha visto claramente reforzado por los comentarios de
las partes desclasificadas de la “Estimación Nacional de Inteligencia” estadounidense de
2006 (NIE, por sus siglas en inglés), que sostiene que “los yihadistas consideran Europa
un campo importante para el ataque de intereses occidentales. Las redes extremistas
integradas en las amplias diásporas musulmanas en Europa facilitan el reclutamiento y
los ataques urbanos”.40
35
Rt.Hon. Charles Clarke, testimonio oral ante el Comité de “Contraterrorismo y Relaciones Comunitarias” del
Ministerio británico del Interior, 13/IX/2005, HC 462-I, Q.5, The Stationery Office, Londres.
36
Comité de Inteligencia y Seguridad, “Report into the London Terrorist Attacks on 7 July 2005”, Cm. 6785,
The Stationery Office, Londres, mayo de 2006, p. 8.
37
Reuters, “UK Police Say Suspected Thousands of Terrorism Links”, cita de una entrevista de la BBC al
subcomisionado adjunto Clarke, 1/IX/2006, http://www.alertnet.org/thenews/newsdesk/L01103315.htm, último
acceso el 25/IX/2006.
38
Comité de Inteligencia y Seguridad, “Annual Report 2004-2005”, Cm. 6510, para. 23, p. 12, abril de 2005.
39
Ésta es también una prioridad de la UE. Véase Presidencia finlandesa de la UE, op. cit.
40
“Declassified Key Judgments of the National Intelligence Estimate on Global Terrorism”, New York Times,
http://www.nytimes.com/2006/09/27/world/middleeast/27itext.html, último acceso el 28/IX/2006.
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Área: Terrorismo Internacional - ARI Nº 106/2006 (Traducido del inglés)
Fecha: 18/10/2006
Hoy por hoy, los grupos musulmanes consultados entre julio y septiembre de 2005 no
consideran que el Gobierno haya dado una respuesta demasiado visible y se muestran
preocupados por el efecto sobre las comunidades musulmanas de acontecimientos como
el infructuoso registro a gran escala llevado a cabo por la policía en busca de una posible
arma química, en el que resultó herida una persona a causa de un disparo de un policía
en Forest Gate, Londres, en junio de 2006. En ese contexto, se ha planteado la
posibilidad de facilitar información previa a las operaciones a figuras concretas de las
comunidades musulmanas autorizadas por los organismos competentes de seguridad, lo
cual podría servir para gestionar mejor las tensiones en el seno de dichas comunidades.
No obstante, cuando en una reunión celebrada el 20 de septiembre en el este de
Londres, el ministro del Interior, John Reid, trató de sugerir a los padres musulmanes que
estuvieran atentos ante posibles signos de radicalización en el comportamiento de sus
hijos, vio como la reunión se volvía “en ocasiones acalorada”, en palabras del Ministerio
del Interior.41 Y ello a pesar de que el ministro trató de sugerir que todos los ciudadanos
británicos compartían “los principios de devoción a la familia y la sociedad, a la fe y las
buenas obras, […] a los valores de Gran Bretaña”.42
Para concluir, la labor de seguridad preventiva en los aeropuertos y el transporte aéreo
seguirá representando un continuo problema por lo que respecta a la consecución de un
equilibrio entre la necesidad de imponer “barreras” de seguridad y la necesidad de hacer
funcionar de forma comercialmente viable un medio de transporte moderno de amplio
uso. A ese respecto, tanto nuevas tecnologías de detección como los perros
especialmente adiestrados para detectar explosivos y el aumento de las medidas de
seguridad a bordo de los aviones tienen un papel que desempeñar. Como declaró el
secretario Chertoff: “Soy más partidario de aumentar la protección y luego reducirla en
todo caso a medida que se vaya tranquilizando la situación que de infravalorar el
problema y posteriormente descubrir... que hemos cometido un error de trágicas
consecuencias”.43
Frank Gregory
Catedrático de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Southampton.
41
Ministerio británico del Interior, “Home Secretary Calls for Unity in Meeting with Muslim Group”, 20/IX/2006,
http://www.homeoffice.gov.uk/about-us/news/home-sec-speech, último acceso el 21/IX/2006.
42
Ibid.
43
“Homeland Security Briefing on UK Terror Arrests”, op. cit.
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