CRÉDITOS – PREPAGO - CRÉDITO DE VIVIENDA Concepto 2006035004-001 del 17 de julio de 2006. Síntesis: Cuando en la operación de crédito se acuerde el pago de rendimientos a favor del acreedor no podrá exigirse a éste el recibo de la suma prestada antes del vencimiento previsto y desconocer los intereses que iba a constituir su contraprestación. Tratándose de créditos de vivienda a largo plazo la Ley 546 de 1999 prescribió que en estos créditos es posible prepagar el crédito sin que la entidad financiera cobre sanciones o intereses no causados por concepto de las cuotas que debieron cancelarse en el plazo estipulado en el pagaré. Es frecuente que las instituciones financieras establezcan en los contratos crediticios, con excepción de los préstamos para vivienda, las denominadas “primas de prepago” estipulando los condicionamientos por el prepago de obligaciones, exigencias que al ser aceptadas por el cliente se constituyen en un deber contractual. Las entidades vigiladas están en la obligación de ilustrar a sus potenciales clientes acerca de los términos y condiciones de los créditos con antelación a su otorgamiento. «(…) consulta acerca de la posibilidad legal para que un banco cobre el seis por ciento (6%) sobre el saldo del crédito al momento de cancelarlo como penalidad por pago anticipado. En primer lugar, se debe precisar que cuando un establecimiento de crédito otorga financiación a uno de sus clientes, en virtud del contrato celebrado para el efecto surge para las partes una serie de derechos y obligaciones que deben atenderse de conformidad con las condiciones pactadas (plazo, intereses, modalidad de pago, etc.), constituyendo dicho convenio en ley para los contratantes de acuerdo con lo indicado en el artículo 1602 del Código Civil. Bajo este escenario, se aclara que una vez adquirida la obligación de restituir la suma de dinero en los términos debidamente pactados contenidos en el documento que lo instrumenta, la actividad primaria del obligado se debe dirigir a la total satisfacción del crédito mediante el pago efectivo, en la forma acordada, constituyéndose ésta en la manera natural y directa por la cual se extingue una obligación pecuniaria. Ahora bien, en relación con el término al que se somete el cumplimiento de una obligación, conviene tener presente que el artículo 2229 del Código Civil, norma aplicable a los negocios mercantiles por remisión del artículo 822 del Código de Comercio, dispone para los contratos de mutuo (préstamo de dinero) que “Podrá el mutuario pagar toda la suma prestada, aún antes del término estipulado, salvo que se hayan pactado intereses”. Por su parte el artículo 1554 del mismo código que regula lo atinente a la extinción del plazo, concretamente la renuncia del plazo, aspecto acerca del cual se ha pronunciado la doctrina nacional más autorizada, así: “Causales.- El plazo de extingue de tres maneras: 1ª) por vencimiento; 2ª) por renuncia, y 3ª) por caducidad. “(...) 2ª) Renuncia.- El artículo 1554 del Código Civil faculta al deudor para renunciar el plazo, al menos que el testador haya dispuesto o las partes estipulado lo contrario. O que la anticipación del plazo acarree al acreedor un perjuicio que mediante el plazo se ha propuesto manifiestamente evitar (…). (…) Tal ocurre en el caso del mutuo con interés: la renuncia del plazo perjudica el derecho del acreedor a devengar dicho interés” (Guillermo Ospina Fernández, Régimen General de las Obligaciones, Editorial Temis, Bogotá, 1994, págs. 219 y 220). Se observa entonces, que así como el plazo otorgado en este tipo de negocios opera en beneficio del deudor quien no se verá forzado a satisfacer el compromiso adquirido antes del tiempo fijado para ello, cuando en la operación se haya concertado el pago de rendimientos a favor del acreedor tampoco podrá exigirse a éste el recibo de la suma prestada antes del vencimiento previsto y, por lo tanto, desconocer los intereses que iba a constituir su contraprestación en la ejecución del contrato. En consecuencia, el acreedor haciendo uso de la potestad que le asiste de decidir si renuncia o no al plazo, bien puede optar por aceptar el pago anticipado sin que ello implique perder los intereses pactados, cuya causación no se produciría de adelantarse la fecha convenida inicialmente para el servicio de la deuda o, si es voluntad renunciar tanto al término faltante como a los réditos que en el interregno se generarían. En ese sentido y teniendo en cuenta además que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1602 del Código Civil todo contrato legalmente celebrado se convierte en ley para los contratantes, las instituciones bancarias pueden válidamente negarse a recibir pagos que se pretendan realizar desconociendo el plazo pactado en sus operaciones de crédito, incluso si se trata de cuotas y no del total de la obligación. En forma correlativa, no es facultativo para el deudor pagar en forma anticipada el monto total del crédito a su cargo antes del vencimiento del término acordado, pues para ello requiere del consentimiento de la entidad financiera. Una situación distinta se presentaría tratándose de créditos de vivienda a largo plazo. En efecto, con la expedición de la Ley 546 de 1999 –Ley de Vivienda-, se dictaron disposiciones en materia de vivienda se prescribió que es en esta clase de créditos únicamente, en los que es posible prepagar el crédito sin que la entidad financiera cobre sanciones o intereses no causados por concepto de las cuotas que debieron cancelarse atendiendo el plazo estipulado en el pagaré. En efecto, desde el pronunciamiento de la Corte Constitucional contenido en la Sentencia C-252 del 26 de mayo de 1998, M. P. Carmenza Isaza Mejía y, posteriormente, con la expedición del nuevo régimen de vivienda, la Ley 546 de 1999 en el numeral 8 del artículo 17, al referirse a los créditos para vivienda a largo plazo, expresamente dispuso que "Los créditos podrán prepagarse total o parcialmente en cualquier momento sin penalidad alguna. En caso de prepagos parciales, el deudor tendrá derecho a elegir si el monto abonado disminuye el valor de la cuota o el plazo de la obligación". Así las cosas, el usuario de un crédito de vivienda que quiera prepagar su obligación puede acudir a la entidad acreedora con el propósito de llevar a cabo el trámite tendiente a que bajo las condiciones a que hace referencia el precepto citado y a los términos pactados por las partes en el documento que instrumentó la obligación se proceda de conformidad, sin perder de vista que no puede haber lugar a aplicar por parte de la entidad acreedora ninguna penalidad. Conforme a lo anteriormente expuesto, para los demás tipos de crédito diferentes de los de vivienda, si se prepaga una obligación es legalmente viable que el acreedor cobre los intereses dejados de causar con el prepago, los que pueden consistir en el porcentaje que menciona en su consulta, de manera que resulta perfectamente legal cancelar anticipadamente la obligación pero a este pago es posible en virtud del artículo 1554 del Código Civil cargar sanciones o intereses no causados correspondientes al plazo inicialmente estipulado. Por lo expuesto, es frecuente que las instituciones financieras establezcan en los contratos contentivos de operaciones crediticias, con excepción de los préstamos para vivienda, las denominadas “primas de prepago” o similares para precaver el pago anticipado, total o parcial, de las sumas adeudadas, estipulando la posibilidad de aplicar sanciones o condicionamientos por el prepago de obligaciones, exigencias que al ser aceptadas por el cliente al momento de la celebración del respectivo negocio se constituyen en un deber contractual. Finalmente en lo referente al punto tercero de su solicitud, debemos informarle que las entidades vigiladas están en la obligación de ilustrar a sus potenciales clientes acerca de los términos y condiciones de los créditos con antelación a su otorgamiento, para que con el conocimiento pleno de los mismos decidan si aceptan sus obligaciones, aspecto que ha sido materia de expresa instrucción por parte de esta Entidad de Control en el numeral 1.3.2.3.1 del Capítulo Segundo de la Circular Externa 100 de 1995 (Básica Contable y Financiera) de esta Superintendencia en los siguientes términos: “1.3.2.3.1. Etapa de otorgamiento El otorgamiento de crédito de las entidades debe basarse en el conocimiento del sujeto de crédito o contraparte, de su capacidad de pago y de las características del contrato a celebrar entre las partes, que incluyen, entre otros, las condiciones financieras del préstamo, las garantías, fuentes de pago y las condiciones macroeconómicas a las que pueda estar expuesto. Como mínimo en el proceso de otorgamiento se deben considerar los siguientes parámetros: a. Información previa al otorgamiento de un crédito Las entidades vigiladas deben facilitar el entendimiento por parte del deudor potencial de los términos y condiciones del contrato de crédito. Por lo tanto, antes de que el deudor firme los documentos mediante los cuales se instrumente un crédito o manifieste su aceptación, la entidad acreedora debe suministrar al deudor potencial en forma comprensible y legible, como mínimo, la siguiente información: - Tasa de interés, indicando la periodicidad de pago (vencida o anticipada) y si es fija o variable a lo largo de la vida del crédito, indicando su equivalente en tasa efectiva anual. Si la tasa es variable, debe quedar claro cuál es el índice al cual quedará atada su variación y el margen. - La base de capital sobre la cual se aplicará la tasa de interés. - Tasa de interés de mora. - Las comisiones y recargos que se aplicarán. - El plazo del préstamo (períodos muertos, de gracia, etc.). - Condiciones de prepago. (Negrilla extratextual) - Los derechos de la entidad acreedora en caso de incumplimiento por parte del deudor. - Los derechos del deudor, en particular los que se refieren al acceso a la información sobre la calificación de riesgo de sus obligaciones con la entidad acreedora, de acuerdo con lo dispuesto en el numeral 2.4.4 de este capítulo. - En general, toda la información que resulte relevante y necesaria para facilitar la adecuada comprensión del alcance de los derechos y obligaciones del acreedor y los mecanismos que aseguren su eficaz ejercicio.” (…).»