La Estructura de la Novela de Juan

Anuncio
La Estructura de la Novela de Juan
Carlos Onetti: Juntacadiveres
He dividido el estudio de esta novela en: I) Estructura Interna, y
II) Estructura Externa, cubriendo en la primera el estudio del tiempo y del
desarrollo de la acci6n y en la segunda los temas de esta acci6n. Al final
de la primera par e se estudian separadamente las t6cnicas narrativas de
Onetti y se dedica una secci6n especial al Capitulo XII. Al final de la
segunda parte tambien se dedica una secci6n, separada para el ultimo
capitulo.
I
Este estudio seri iniciado con un examen del desarrollo de la acci6n
de esta novela en la cual la secuencia temporal ha sido organizada de
acuerdo a un orden estetico que resulta en un mayor valor artistico y
en un mayor interes para el lector que el de la simple secuencia cronol6gica de los acontecimientos.
En el caso de Jzunizcadiveres, publicada en 1964, el tiempo esti ordenado de acuerdo con la necesidad de narrar eventos que tienen lugar
en algo mas de tres meses; sin embargo hay afios y vidas enteras comprimidas dentro del otro tiempo que se limita a la acci6n con que comienza y termina la novela.
Entre las primeras preguntas que se formula a si mismo el lector de
esta novela de Onetti, se cuenta la siguiente: Cual es el objeto de esa
gimnasia novelistica que altera el tiempo cronol6gico de los hechos relatados? Una sola contestaci6n no bastaria para agotar esta pregunta, pero
ain el lector menos avezado no dejaria de observar que la novela se
inicia con la legada al pueblo de Santa Maria del nicleo de personajes
que instalarin el lenocinio y que la novela concluye con la partidaoblitgada del mismo grupo. Hay aqui, si no una vuelta al punto de partida
de la novela, por lo menos un intento de indicar la simetria falsa o ver-
264
REVISTA
IBEROAMERICANA
dadera que pueden y suelen poseer los actos humanos. De este modo,
la novela que comienza con una llegada y termina con una partida es
epilogada con una muerte, la de Julita Malabia, cuyo capitulo final devuelve al lector a la normalidad. Asi, Juntacadiveres es comparable a
un organismo viviente cuyo acto inicial es la llegada a un mundo desconocido y cuyo acto final es una partida hacia lo desconocido que es
tambien epilogo al que se llama muerte.
Esta comparacion inicial contiene y explica a Juntacadaveres, porque
como todo organismo tiene su raz6n de ser en si mismo por ser un fen6meno unico dentro del marco temporal de su comienzo y de su fin.
Retomando la pregunta inicial se comprueba que la gimnasia tem.
poral de ir y volver en el tiempo aunque neutraliza el orden cronol6gico
no lo destruye sino que lo acomoda al prop6sito est6tico. El tiempo dislocado de Juntacadaveres ameniza la acci6n proveyendola de descansos
adecuados. Asi cronologicamente el Capitulo IX, que narra los hechos
de la vida de Larsen, alias Junta, alias Juintacadaveres, corresponde a un
tiempo en que 6ste vivia en Rosario y es, ademas, una incursion al pasado
de este personaje. Como un salto atras en el tiempo, el Capitulo XXII
complementa al IX y en 61 se llega al conocimiento del origen del apodo
de Larsen:
Habia que vivir y por eso, invent6 el patronazgo de las putas pobres, viejas, consumidas, desdeiiadas. (p. 183) 1
El tratamiento del tiempo por Onetti tiende a agrandar el imbito
de la accion, porque cada visi6n retrospectiva avanza en el pasado como
series de circulos concentricos que amenazan desbordar los limites de
la accion o acciones principales de la novela. Esto se aprecia con cla.
ridad en uno de los iltimos capitulos del libro, el que Ileva el numeel narrador nos proporciona la
ro XXX (pp. 232-238), porque en 61el
historia de Villa Petrus, sus hoteles, sus casitas, su funcion social, todo
lo cual incide poco o nada en la novela. La conclusi6n es que el tiempo de
Juntacadaveres
es
un tiempo de metastasis, va cambiando de lugar, un
tiempo que afiade a cada paso personajes y circunstancias que son nuevos
para el lector. Sin dificultad puede concebirse esta novela como perteneciendo al tipo de novela en la que los episodios se multiplicarian
incesantemente como ondas concentricas. Esta concepci6n esta confirmada por la comparaci6n de Juntacadaveres con algunas de las otras no1 Juari Carlos Onetti, Juntacadaveres (Montevideo, Uruguay: 1966). Todos los
numeros de paginas que aparecen en el texto corresponden a este volumen.
E ST U DI
0
S
265
velas de Onetti, especialmente con El Astillero. Luis Harss, en su libro
Los Nuestros, comentando sobre este aspecto de la obra de Onetti, afirma
acertadamente que este es "protagonista de un libro inconcluso que ha
venido escribiendo hace anios". 2
En esta forma se aborda la estructura interna de Junwacadaveres, cuya
acci6n se desarrolla dentro de este tiempo circular mencionado antes.
Este aspecto de toda la obra de Onetti tambien lo menciona Luis Harss
en el libro antes citado:
Onetti
mente
en el
por lo
es partidario de lo circular y lo estatico, recursos perfectalegitimos en un mundo de destinos fijados de antemano,
que cada vida es una condena retroactiva, predestinada y,
tanto, en cierto modo tautologica. 3
Se puede aceptar que Onetti sea partidario de lo circular en el orden
estetico de las cosas, pero no asi en el orden vital como lo afirma
Luis Harss al referirse al mundo de Onetti como un orbe en que cada
vida esta predestinada. El destino de los personajes de Onetti responde
al arbitrio de su creador que es Onetti mismo, y al hacer Luis Harss su
afirmaci6n confunde la ficcion con el mundo real.
La acci6n de Juntacadveres comienza un "primer lunes de las vacaciones" (p. 10) y termina alrededor de "en visperas de carnaval"
(p. 247) con una referencia adicional y oblicua de Lanza a la duraci6n
total: "Pero algun dia publicare la historia de estos cien dias que conmovieron al mundo" (p. 249). Asi, con una ligera impresi6n ir6nica,
Lanza confirma la duraci6n de la acci6n.
Sin embargo, hay tambien otra clase de tiempo en Juntacadaveres,
el tiempo subjetivo de sus personajes, que esta mas ligado a la estructura
de la frase de Onetti que a la del tiempo de su novela. Este tiempo
sicologico es lento, de un torpor estival de sangre inflamada, de letargo
y lujuria premeditada, sin violencias ni paroxismos, salvo contadas excepciones. A este respecto, Luis Harss nos dice algo que ya sospechabamos: "Onetti lleva a cuestas a un maestro que ha tenido sobre el una
enorme influencia: Faulkner". 4 Esas largas oraciones tan contorsionadas
de Onetti, como las llama Luis Harss, que a veces caen en el firuilete,
son las responsables del progreso a lo cortejo funebre caracteristico de
Juntacadaveres.
23 Luis Harss, Los Nuestros (Buenos Aires: 1968).
Harss, p. 237.
4
Harss, p. 237.
266
REVISTA
IBEROAMERICANA
Vamos a examinar ahora algunos de los recursos tecnicos de que se
sirve Onetti para controlar el tiempo en esta novela. Una manera de integrar el pasado con el presente es mediante la utilizaci6n del "flashback".
Esta mirada retrospectiva tiene lugar en algunos casos cuando el narrador omnisciente, como es el caso en el Capitulo III, se introduce en un
personaje, el Dr. Diaz Grey en este caso, y nos dice c6mo este iltimo
rememora situaciones preteritas reproduciendo dialogos o fragmentos de
los mismos. Obras veces, como en el Capitulo IV (p. 26), el narrador
omnisciente deja hablar a su personaje, en este caso tambi6n el Dr. Diaz
Grey, poniendonos en contacto no ya con la experiencia vivida, o sea
con el recuerdo de hechos pasados, sino con la intimidad del personaje
al que obliga de este modo a monologar consigo mismo, mon6logo interior dirigido al lector. Piensa Diaz Grey a prop6sito del boticario Barthe:
Naci6 aqui, en la costa... No es una persona; es como todos los
habitantes de esta franja del ro, una determinada intensidad de
existencia que ocupa, se envasa en la forma de su particular mania,
su particular idiotez. Porque s6lo nos diferenciamos por el tipo de
autonegaci6n que hemos elegido o nos fue impuesto. (pp. 26-27).
El m6todo que utiliza Onetti sirve para mostrar a un segundo personaje,
el boticario Barth6, visto a trav6s de la particular actitud vital del primero. Este pasaje es ademis interesante porque ilumina al primer persosonaje y tambien porque sin transici6n aparente expone las ideas del
narrador omnisciente. El Dr. Diaz Grey queda convertido momentinea
mente en portavoz de Onetti. Y entonces es One' ti quien afirma que la
autonegaci6n que elegimos o que nos fue impuesta es lo que sirve para
diferenciarnos. Admite Onetti entonces la libertad del ser humano a
aceptar o a rechazar algo, aunque mas no sea como una autonegaci6n.
Esto es justamente lo que le habiamos objetado a Luis Harss cuando
afirmaba que Onet i concebia cada vida como una condena retroactiva y
predestinada. El narrador omnisciente, a traves de Diaz Grey, en este
pasaje no niega la posibilidad de la contingencia de los actos humanos.
Aunque como dice DKaz Grey para aclarar lo de la autonegaci6n:
Y asi tambien este pobre hombre, al que me empeiio en querer,
dej6 de ser el aut6ntico y para siempre ignorado Euclides Bar he
hace muchos afios; y todos, sin desconfianza, lo ven representar
el boticario, el herborista, el concejal y -ahora hasta su muerte- el
profeta de los postibulos sanmarianos. (p. 27).
EsTUDIos
267
La mala fe de Barthe, su particular modo de autonegaci6n, es ignorar su
propia autenticidad y como todos los sanmarianos se conducen en igual
forma, todos pueden mirar a Barth6 sin desconfianza. Barth6 ha renunciado, hasta su muerte, su autenticidad, es decir el saberse individuo
humano mortal e insignificante, la calidad esencial de la condici6n humana. Este tema esti concebido en Juntacaddveres como principio que
gobierna toda la exposici6n de la acci6n. La trama gira en torno a la
autenticidad de sus personajes. Algunos como Jorge, Federico, Julita y
aiin Larsen son autenticos o buscan serlo; otros se han entregado a la
mala fe de creer ser la personalidad que proyectan, como lo sefiala
Diaz Grey al hablar del boticario Barthe. Sera necesario volver sobre
este punto oportunamente.
Retornando a las visiones retrospectivas, en cuanto al empleo de tcnicas, Onetti hace hablar a un personaje en el curso de un dialogo y
le fuerza a narrar su pasado. Tal es el caso de Larsen cuando hablando
con Diaz Grey dice: "Vine porque Barthe me mand6 ilamar. Yo estaba
en el Rosario y, cr6ame, estaba bien" (p. 47). Sin pretender hacer un
catilogo de las diferentes tecnicas empleadas por Onet i para manejar
el tiempo sino solamente para destacar algunas de ellas y lamar la atenci6n sobre la importancia que tienen para la estructura de esta novela,
estudiaremos ahora el Capitulo XII, que es uno de los mas complejos
y que en esta novela es la secuela temporal del Capitulo V y del VII.
El dialogo multidimensional de Onetti: El Capitulo XII ofrece un ejem
plo bien acabado de la complejidad del diilogo de Onetti. Se inicia con
la voz de Lanza en primera persona en un "flashback" hacia su propia
adolescencia. Con este principio se logra desconectar al lector haciendole
suponer que el punto de vista narrativo ha cambiado una vez mas, pero
no es asi. El narrador en primera persona sigue siendo Jorge Malabia
y el lector puede observar que intercalados en las alternativas del dialogo aparecen pensamientos de Jorge que son: 1) intimos; 2) que no
legan a ser formulados mas que como pensamientos pasajeros; 3) que
interfieren con la secuencia del dialogo y que incluso 4) afloran involuntariamente, indicando asi que 5) perlenecen a varios niveles de la
conciencia. Este dialogo entre Lanza y Jorge es entonces multidimensional porque, en conclusi6n, permite valorar a anmbos personajes desde
adentro y desde fuera, desde el presente y tambien desde el pasado,
simultineamente. Lo descriptivo y lo narrativo se alternan sin m6s orden
ni l6gica que la que tiene el foco de la conciencia al ir pasando de un
objeto a otro. Esto explica algunos de los pasajes en que Jorge describe
sus movimien os mis superfluos. Comprobemos ahora todo esto con
268
REVISTA
IBEROAMERICANA
ejemplos. Al comenzar el capitulo, cuando Lanza habla, tenemos el siguiente pasaje:
... hasta las orejas -dice Lanza; respira con la boca y la deja
abierta para que yo yea que sonrie, cuintos dientes le faltan y
c6mo manch6 el tabaco los que quedan; me molesta, nadie tiene
derecho a estar tan viejo-. Tal vez con menos sal, la boina...
(p. 100).
La descripci6n de Lanza con su boca abierta, sonrisa y correspondientes
dientes manchados, la observa Jorge junto con el introspectivo y yuxta.
puesto "me molesta.. ." que se aparta ya de Lanza y arroja a Jorge a
un autoanalisis brevisimo que recupera la visi6n de la vejez de Lanza
acto seguido. Todo esto ocurre en la conciencia de Jorge durante la pausa
momentinea que hace Lanza entre su "...hasta las
vez..." abruptisimo este ultimo para el lector.
orejas" y su "Tal
La atenci6n de Jorge conduciendo el fluir de su conciencia leva a
esta iltima a algunas descripciones sucintas y superfluas que aparecen
en el texto en un intento de mostrar c6mo lo marginal interviene y se
intercala aumentando o disminuyendo la intensidad del foco de conciencia o ya, pasando de lo puramente intelectual a 1o afectivo:
Alzo la jarra... El nazi, atris del mostrador, se rasca una axila y
conversa con el mozo; miran hacia mi mesa. (p. 101).
Abruptamente la inseguridad del adolescente aflora luego del iltimo
"miran hacia mi mesa" y la conciencia de Jorge registra lo siguiente:
"Entraron mujeres, tal vez quieren pedirme que me quite la boina"
(p. 101). Luego prosigue Jorge con el mismo movimiento de vaiven
entre lo externo y lo intimo: "Junta Cadiveres esta sentado en el fondo
con el tipo de la distribuci6n de los diarios. No me voy a quitar la boina;
le voy a decir al patr6n... (p. 101). En el pasaje precedente se comprueba c6mo lo afectivo profundo cede el paso al impulso de lo volitivo
y premeditado, present6ndosenos articuladamente otra nueva modalidad
de la conciencia: lo volitivo pensado y formulado mentalmente seguido de
un corolario l6gico: ".. .que si Junta Cadiveres puede poner los pies en el
Berna tambi6n yo puedo estar".
Lo que falta aqui es un eslab6n 16gico que qued6 sin formular.
La conciencia de Jorge ha dado por sentado algo que no pas6 de ser una
imagen fugaz. Reconstruyamoslo hipot6ticamente como lo que podria
haber sido: "No me voy a quitar la boina"; (si me piden que abandone
EsTUDIOS
269
el local) "le voy a decir al patr6n que si Junta Cadiveres puede poner
los pies en el Berna tambien yo puedo estar".
En su inseguridad de adolescente, Jorge adopta una actitud automitica de desaffo: no quitarse la boina. Fugazmente concibe una imagen
del patr6n conminindole a descubrirse o a hacer abandono del local.
Inmediatamente surge una actitud de defensa y justificaci6n de su derecho a quedarse por no ser e1 menos que Junta Cadveres. Res'ablecido
precariamente el equilibrio emocional, la conciencia de Jorge sigue narrando dentro del diilogo con Lanza: "Llamo al mozo y pido mas cerveza,
un paquete de cigarrillos. Julita me puso cien pesos en la mano..."
En una yuxtaposici6n violenta para el lector, pero normal y enteramente habitual para la conciencia en acci6n, Jorge nos Ileva de los cigarrillos a un "flashback" que nos retrotrae a su encuentro con Julita
esa misma noche antes de su conversaci6n con Lanza. El fin de este
"flashback" es tambi6n abrupto; sin mediar transici6n alguna la atenci6n de Jorge se vuelve hacia su interlocutor: "baj6 hasta la puerta del
jardin, me bes6 en la boca mientras metia el billete en mi pufio y me
empuj6 hacia afuera. Dijo algo antes de cerrar. Lanza me vio mirar
a Junta..."
Sera necesario cque en el proceso de la lectura el lector siga las alternativas de este fragmentarismo durante otras tres paginas para poder
reci6n saber que fue lo que dijo Julita a Jorge antes de cerrar.
El Capitulo XII es, a nuestro criterio, el mejor de toda la novela
porque presenta una cantidad de refinamientos tecnicos con los que
Onetti busca superarse en un intento de combinar las tecnicas literarias
con las cinematogrificas. En los pasajes que hemos discutido al tratar
de este capitu'o, hemos mostrado c6mo Onetti combina la tcnica del
mon6logo interior directo con desaparici6n de autor con la tecnica del
montaje en el tiempo y la del montaje en el espacio. En realidad, Onetti
no consigue en ningin momento inmovilizar al tiempo en beneficio del
espacio pero lo que si consigue es dar al pasaje una atm6sfera de tiempo
detenido al hacer que el foco de la conciencia vaya pasando de una descripcian a la siguiente en intervalos sumamente breves. Onetti no ha
detenido al tiempo pero si lo ha retardado hasta que los instantes se hacen larguisimos. Como consecuencia de este procedimiento la prosa de
Onetti ha sufrido y esto ha llevado a Luis Harss a afirmar que hablar
del estilo de Onetti es tratar un tema penoso y que a veces su estilo
es insufriblemente eliptico. Tal vez esto sea tal como lo afirma Luis
Harss, pero es tambien indudable que este estilo gana en calidad con las
complejidades tecnicas que hernos seiialado presentes en l1.
270
REVISTA
IBEROAMERICANA
El Capitulo XIV ofrece otra tecnica diferen e del manejo del tiempo. En e1 se narra retrospectivamente el empleo que Larsen hace en la
capital de sus diez dias de licencia sin goce de sueldo que ya habian sido
mencionados anteriormente en el Capitulo VIII. Esta manera de presentar una acci6n constituye una vuelta a un tiempo anterior al del comienzo de la novela en su Capitulo I. Lo interesan e es que dentro de
este "flashback" que es todo el Capitulo XIV se halla otro "flashback"
cuyo objeto es explicar en que 6poca, forma y circuns ancia Larsen lleg6
a ser proxeneta.
II
Dentro de la estructura interna de Juntacadaveres se hace necesario sciialar el paralelismo irregularmente alternado a trav6s de sus capitulos de dos series de acciones que, como tra aremnos de probar, si bien
contrastan entre si, tambien se integran y se complementan una con otra.
Juntacadaveres es la historia de dos crisis que ocupan el tiempo mencionado por Lanza al cual ya nos hemos referido: "estos cien dias que
conmovieron al mun do". Una de estas crisis, la que afecta a la comunidad de Santa Maria, es al fin y al cabo ilusoria si asi se quiere, ya
que Santa Maria con su colonia, su villa Petrus, su fibrica de conservas
y su precario prostibulo es una y la misma, an es, durante y despues de
su crisis. Ya dijimos que esta crisis tiene por motivo central la autenticidad, pero es tambien una historia de mediocridad e hipocresia. Esto
condice con la afirmaci6n que hacemos ahora de que el lenocinio, Larsen,
y las tres sacerdotisas profesionales del amor son factores accesorios para
la crisis de la comunidad de Santa Maria pero no para la novela; y esto
porque los elementos mencionados tienen funci6n esencial cuando se trata
de medir la impor ancia de la crisis para la comunidad y tambi6n porque
ellos confieren dimensi6n a las acciones huranas. Asi dice al respecto
el critico Luis Harss: "aquellos que luchan, afn en vano, contra el orden
de las cosas, son al menos dignos de un piadoso respeto. Tal es el caso del
abominable Larsen". Con esto Luis Harss nos dice que Larsen lucha
en vano contra el "orden de las cosas" en Santa Maria y por lo tanto no
afecta el "orden de las cocas" que es lo que constituye la crisis. El mundo
de Santa Maria es un mundo anemico y falseado por los sanmarianos
mismos que no se pueden ver tal cual son porque se han convertido y
se han identificado con las im.genes que proyectan en su tiempo vital,
en su circuns'ancia. Las crisis entonces estan ligadas at temna de la autenSHarss, p. 248.
Esru
I
)S
271
ticidad ya introducido anteriormente al discutir a Diaz Grey y al boticario
Barth.
Resumiendo un poco, se puede afirmar que en Juntacadiveres hay
dos series de acontecimientos principales y paralelas: 1) crisis de una
comunidad, Santa Maria; 2) la crisis JorgeoJulita. Ademis de esto hay
un catalizador pasivo constituido por Larsen y las tres mujeres.
La primera crisis, la de la comunidad, es estatica porque no progresa
y tenemos la evidencia de esto en la novela misma porque el estado de
cosas en Santa Maria es el mismo antes, durante y despubs de la desaparici6n del prostibulo. Todo el esfuerzo comunitario de la cruzada moralizadora va dirigido a proteger algo que no existe sino en la imaginaci6n de los habitantes de Santa Maria. Ese algo es la salud espiritual que
estin lejos de poseer. Sin embargo, Santa Maria vive feliz con este estado
decadente de cosas porque a pesar de ello la comunidad posee una estabilidad que, real o imaginada, puede ofrecer un respaldo c6modo cuan,.
do se hace necesario justificar la existencia del sistema en que se apoya
la vida de la comunidad. El prostibulo es pues una amenaza tanto mis
cierta por cuanto, si la comunidad esti realmente podrida por dentro,
su colapso sera mucho mis ripido y evidente. Que la comunidad de
Santa Maria esti podrida queda probado ante la imposibilidad de neutralizar la influencia del prostibulo que desaparece bajo la influencia de
factores ajenos a la comunidad: Ia orden del gobernador. No olvidemos
que fueron los jerarcas de la comunidad en representaci6n de 6sta quienes
autorizaron la instalaci6n del prostibulo. Por lo tanto, frente a la prueba
de la crisis interna, Santa Maria termina por afirmar su respetabilidad
y con este gesto deja limpia la fachada del edificio social relegando la
podredumbre moral a un interior en donde, por ser un mal general,
se convierte en los altos principios de la comunidad.
Parad6jicamente entonces, el prostibulo, que normalmente es una imperfecci6n social aparece en esta novela como un instrumento de redenci6n que podria servir para probar la resistencia a la debilidad de la
camrne. Todo valor para estar probado debe aparecer como triunfando
sobre una cierta cantidad de oposici6n negativa. Con la expulsi6n del
prostibulo, Santa Maria arroja fuera del seno de la comunidad su finica
oportunidad de sanear los espiritus. Es por esto que hemos preferido
sefialar al prostibulo y a los personajes que viven en el como elementos
catalizadores dentro de la estructura interna de Juntacaddveres.
La segunda crisis, lamada de Jorge-Julita, es por naturaleza una
anti-crisis que se origina en el anti-conformismo de Jorge Malabia y de
Julita Bergner. El anti-conformismo de Jorge y Julita nace de un impera-
272
REVISTA
IBEROAMERICANA
tivo de autenticidad que, realizado o no, se opone a la inautenticidad,
l6ase hipocresia, de la comunidad sanmariana. La locura de Julita puede
ser definida como de enajenaci6n por distanciamiento, y tambien la de
Jorge, aunque exteriormente en 6ste tenga una diferente manifestaci6n.
En apariencia la locura de Julita data de la fecha de la muerte de Federico el que, segin sabemos, muere a resultancia de una pulmonia contraida luego de una caida de un caballo. Pero 6sta no es la realidad.
Realmente el mal de Julita es anterior a la muerte de Federico y encuentra su justificaci6n en algo mucho mas radical que la simple viudez de
iuna mujer reci6n casada. Esto viene confirmado en la novela por Marcos
Bergner cuando le dice a Jorge Malabia: "Est5 loca. Loca desde siempre.
Lo tengo observado. Ya era rara antes de la viudez, desde antes de conocer a tu hermano" (p. 215). Tambin Ant6n Bergner tenia conocimiento de esta situaci6n y asi se lo dice a Marcos Bergner: "iEsperar
que? Esperar a que Julita, sola y rodeada por ustedes termine aceptando
para siempre la locura que eligi6 como refugio" (p. 230). La locura de
Julita, ese desequilibrio tan normal que consiste en la desidentificaci6n
con el grupo comunitario, es del mismo tipo del que padece Jorge. Para
sobrellevar la autenticidad interior, en pugna con un medio social al que
ella no puede someterse ni adaptarse, Julita finge un tipo de locura mas
normal y Jorge, por su parte, escribe poemas y se autoestudia. Es por
esto que en Jorge y Julita la crisis es progresiva y va dirigida a buscar
salidas o escapes a la presi6n de la comunidad, o si se quiere, para
decirlo de otro modo, es un fen6meno de evasi6n. Ni Jorge ni Julita
quieren claudicar aceptando una falsa mediocridad que les viene impuesta
desde afuera. Por tlo tanto ni se amoldan ni conforman a los cinones
sociales. Federico Malabia, el hermano mayor de Jorge, era tambien asi
y por esto mismo Jorge admira a su hermano ain despubs de muerto.
Federico tambi6n habia buscado la evasi6n como soluci6n, igual que
Julita, igual que Jorge, "cuando. .. dej6 la administraci6n del diario y
dijo que queria casarse y trabajar en el campo" (p. 189). Federico se
evade del mundo de su padre y accidentalmente la muerte le proporciona
la forma final de la evasi6n. Para Julita la evasi6n existe en un g6nero de
locura aceptable para la comunidad y en ultimo termino el suicidio como
epilogo y inica soluci6n. Para Jorge otro tipo de evasi6n: la afirmaci6n
de su unicidad inalienable y de su protesta: "Yo soy yo, este ser, este
'muchachito' de ellos, triste, distinto, tan inseguro y firme como ninguno
de ellos podria sospechar; tan aparte y por encima de todos ellos. Yo soy
este al que miro vivir y hacer, con simpatia, sin exceso de amor; 6ste
ESTUD
10
OS
273
de la paciencia cortes e inagotable para cada una de las comedias tediosas
y sin gracia en que ellos se empefian en complicarse. . ." (p. 33).
Poco a poco, Jorge ire pasando de la evasi6n al desafio abierto cuando
junto con Marcos se instale en el prostibulo. Tambien Julita en crisis
dinAmica eligira la muerte como liberaci6n.
Si cediendo a la bsqueda de causas y efectos se intentar:a determinar
cual es el factor decisivo en el suicidio de Julita, este se encontraria en
la disyuntiva que tiene entre convertirse en una de las muchachas de la
Acci6n o persistir en su fingida locura. Frente a esta interpretaci6n tiene
nuevo sentido la confesi6n de Jorge en el ltimo capitulo: "Desde tanto
tiempo atras, ahora inmensurable, desde la muerte de mi hermano, sabiamos cque Julita estaba muerta" (p. 253). Claro que Julita estaba
muerta, era previsible. Julita habia muerto con Federico pues junto con
6ste tenia su grupo comunitario. La reconstituci6n de la comunidad espiritual con Jorge es precaria y efimera para Julita. Esta vive entonces
un tiempo gratuito en el tiempo de la novela, en "esos cien dias que conmovieron al mundo", su leit mnotiv. Como ser aut6ntico, Julita muere y
su muerte ratifica la muerte perpetua de la comunidad sanmariana. Y al
morit Julita por lo tanto quedan vinculadas estas dos crisis paralelas de
la novela que ya seiialamos. La comunidad sanmariana tambien esti
muerta y su redenci6n por medio de la expulsi6n del grupo prostibulario s61o es un rito, una forma vacia, una catharsis que salvaguarda la
mediocridad espiritual de los directores de la comunidad y por ende de
todos sus miembros. Entonces la funci6n del proxeneta Larsen y sus oficiantes del amor es puramente catalizadora porque su presencia en Santa
Maria no produce nada que se acerque a ser una acci6n o una reacci6n
autbntica. La comunidad sanmariana funciona automAticamente y el mismo
status quo autentifica su falsedad cuando se libra pasivamente del prostibulo.
El prostibulo de Santa Maria que se identifica para los sanmarianos
con la invasi6n del mal, lo pecaminoso, estA muy bien contrastado con
la experiencia comunitaria de Marcos Bergner y su "falansterio". El relato que Lanza hace a Jorge sobre el "falansterio" permite al lector concluir que Marcos habia realizado con su "falansterio" el suefio del prostibulo propio. La comunidad de Santa Maria se niega a evaluar las
acciones de Marcos Bergner por sus resultados y el "falansterio" cumple
su misi6n corruptiva ante la indiferencia general. Esta indiferencia indica
la pasividad ovejuna del rebailo de Ant6n Bergner R. P. y tio de Marcos.
Larsen y sus tres mujeres s61o ofenden al pudor superficial, falso pudor
de la comunidad, que nunca se sinti6 ofendida ante las fechorias de
274
REVISTA
IBEROAMERICANA
Marcos porque en realidad Ia comunidad de Santa Maria no tiene pudor.
Para salvaguardar una apariencia de salud espiritual, la comunidad pone
en marcha su campaiia anti-prostibularia pero ain esta acci6n es una acci6n enmascarada porque los defensores del bien moral no proceden
abiertamente, ocultindose bajo una campaia de an6nimos. S61o despues
de que 1Ilega la orden oficial de cerrar el establecimiento de Larsen, de
parte del gobernador, es que los detractores del mal organizan su desfile
casi carnavalesco portando piblicamente la divisa "Queremos novios castos y maridos sanos" (p. 245).
La procesi6n "revindicadora" ocurre casi en visperas de Carnaval y
6ste queda iniciado con aqulla. En esta forma la pantomima procesional
se patentiza con mas fuerza para el lector.
Hemos discutido ya dentro de la estructura externa de esta novela algunos de los temas que dominan la acci6n: la mediocridad, la autenticidad,
la buena fe y la mala fe, y la hipocresia ambiental. Tambi6n de algunos
personajes nos hemos ocupado oportunamente, y ahora volvemos sobre
este punto.
La volubilidad creativa que demuestra Onetti en Junwacadiveres es fecunda y se aprecia en la cantidad y variedad de personajes asi como tambien en la facilidad que 6stos tienen para rodearse de una circunstancia
de existencia. Hay apenas un solo personaje en esta novela que sin set
propiamente su protagonista es algo mas importante que los demis, no
tanto por su dimensi6n sicol6gica sino por la significaci6n de sus actos.
Este personaje es Jorge Malabia que en la bisqueda del ser autentico,
en su esfuerzo de ontologizarse se singulariza entre los demis. Contribuye a esta afirmaci6n el hecho de que en muchos de los capitulos
Jorge es el narrador en primera persona, aunque no parece que pueda
ser 61 tambi6n el narrador-protagonista de la mayor parte de la obra y
mucho menos el casual y esporadico narrador omnisciente de ciertos pasajes. Pero por las razones enumeradas, Jorge tiene mis importancia que
su cufiada Julita. Nos parece acertada la elecci6n de Jorge como cuasiheroe, pero hay que decir que esto no es una novedad en la historia de
la novela. Lo principal en Jorge es su incontaminaci6n y ademas el hecho
de que con 61 se cumple una vez mis la ley de que los mas grandes
2nemigos de los valores burgueses nacen y se educan en el seno de este
sector social.
En piginas anteriores nos hemos ocupado de Julita y algo tambi6n
de Federico, que sin aparecer como personaje, se da como una fuerza
motivadora. Federico es parte del dinamismo hist6rico de la acci6n de la
novela.
2S
E sTUDOS
Con cierto enfoque
particular nos animariamos
275
a proponer que
los
personajes de Onetti en Juntacadhveres son personajes-islas, cuyo aislamiento no es tan feroz como el de algunos de los de Eduardo Mallea.
Asi Lanza, Larsen, o Diaz Grey, o Barth6, son existencias encapsuladas.
Barthe sobre todo adquiere una descarnada dimensi6n por el ensafiamiento
con que Onetti lo va destruyendo a trav6s de su novela cuando nos dice
que Barth6 es:
gordo y horizontal, con blanduras femeninas que rodeaban y suavizaban la cabeza calva en reposo, pr6ximo a la respiraci6n del
muchacho empleado. (p. 17).
... su voz aguda y acariciante... (p. 18).
Con su voz de matrona y. . . con los carnosos dedos sin vello.
(p. 25).
Debe ser eunuco... (p. 27).
Ciertas escenas y capitulos de Juntacaddiveres son centros de irradiaci6n
que confieren dimensi6n a los personajes. Asi el Capitulo XXIX se
ocupa de la entrevista entre Ant6n Bergner y su sobrino Marcos. El di.
rector y responsable de almas y su disipado sobrino alcanzan un perfecto
acuerdo en una entrevista que no pasa de ser un convenio entre caballeros. Ant6n Bergner acta entre telones y todas sus apariciones son teatrales. En cada una de ellas busca utin efecto dramitico o se asoma a
recoger la aprobaci6n piblica. Ant6n Bergner confirma la teoria de Diaz
Grey cuando ilegamos a entender que aqu6l es otro tipo de auto negaci6n cuyo pasatiempo consiste en creer ser el cura que representa. Nos
deja convencidos de su inautenticidad.
En cuanto a Larsen, creemos que es un ser autentico pero degradado,
y tambi6n esteticamente para la novela un personaje que lieva el contrapunto con el cura Bergner. El dilema que zanja la distancia entre ambos
personajes es el que plantea la disyuntiva que media entre prostituir
almas o prostituir cuerpos. Larsen es una situaci6n existencial limitrofe
porque esti entre la vida y la muerte. Su edad y la de los cadaveres
que prohija los pone a todos al borde de la vida, pero ain asi su auten-
ticidad los salva de la mediocridad, pues no dicotomizan su existencia
como Barthe, como Diaz Grey, o como el padre de Jorge.
El padre de Jorge es otro personaje falso. Su hijo Jorge lo sabe y,
haciendo una transferencia de afectos, adopta secretamente a Lanza, el
corrector de galeras de El Liberal como padre aut6ntico. De hecho, Lanza
lo es porque le presta su sinceridad a Jorge tratando de inspirarle la se-
276
S
VISTA
VRE
IB E R O A M E RICANA
guridad que su propio padre no sabe ni puede proporcionarle. Jorge
mismo afirma esto de Lanza en el Capitulo XII cuando dice: "Lo quiero
sin ternura, y hasta los vidrios sucios de sus anteojos, las bocamangas
comidas, la corbata grasienta me sirven para respetarlo infinitamente mas
que a mi padre" (p. 161). En este pasaje observamos la combinaci6n
caracteristica y verdadera del amor filial que es el respeto y el amor
"sin ternura".
Lanza es tambien otra situaci6n limite, como si en la novela se afirmara que la vejez o Ia edad no se oponen a los ideales renovados. Lanza
tiene fe en los hombres y en si mismo, y a trav6s de estas cualidades se
autentifica permanen emente. Ahora podemos afirmar que el mismo dualismo por oposici6n ya sefialado entre Larsen y Ant6n Bergner se manifiesta entre Lanza y el padre de Jorge. Mientras que Lanza es un padre
funcional, el duefio del peri6dico El Liberal es solamente un padre nominal. Uno tiene para Jorge paternidad autentica, y el otro slo representa el papel de padre frente a la sociedad.
El iltimo capitulo de Juntacaddveres merece una atenci6n especial.
Aqui lo clasificamos como epilogo para la novela pero posee caricter
sumario porque en el queda sintetizado Jorge y ademis esti contenida
una escena artisticamente estilizada que es la del entierro de Julita. Esta
escena, narrada por Jorge en primera persona, nos enfrenta otra vez con
esa dicotomia de los opuestos que hemos venido sefialando. La oposici6n
aparece ahora en la visi6n ltima de Julita que brota con una dimensi6n
simb6lica. El suicidio de 6sta, ltimo desaflo y p6stuma acusaci6n a la
comunidad sanmariana, redime a Jorge frente a si mismo. Sin poder
negarse a si misma, Julita elige el suicidio como evasi6n final y definitiva. En la cinica complicidad del complot de la mutua conveniencia, los
triunfadores del mundo son generalmente los que renuncian a su antenticidad; toda la vida entera es para ellos pero no el minuto de vida.
Julita los deja a ellos con su bello mundo. Esta dimensi6n de Julita-simbolo coincide con la visi6n superrealista de Jorge y de esta forma llega
a decirnos que: "Todo era un suefio" (p. 254).
La verdad, la experiencia revitalizadora de Jorge en este momento
es Julita muerta, colgada de una viga. La verdad, la anica verdad, la
verdad subjetiva, es el encuentro con esa visi6n de la muerte que es
Julita. Todo lo demis, "todo era un sueiio": el entierro burgues y conformista, el padre de Jorge, y la madre rodeada de "varonas fuertes"
(p. 253); Marcos babeando su "corta entrega espiritual de un borracho"
(p. 253); el cura, "terco, de espaldas a todo" (p. 255); y finalmente
"las heredadas frases moscas" (p. 255).
ESTUDIO
277
s
La experiencia simbolica de Jorge queda condensada en lo siguiente:
"Solo el!a (Julita) podia ver como me alejaba para
bajar,
sin remedio,
hacia un mundo normal y astuto" (p. 256).
La adolescencia pertenece al pasado, Jorge ha completado su educacion
sentimental, ese "mundo normal y astuto" es el mundo adulto en
el que Jorge seguira viviendo solo, sin Julita, en medio de ese rechazo
sin compromisos que ha elegido libremente.
ALBERT DE LA FUENTE
Southwestern University,
Georgetown, Texas
Descargar