Actvidad: Ciclo de conferencias Descubre una obra de arte en el mubag. Mes de noviembre de 2013. Organiza: Departamento de Arte y Comunicación Visual “Eusebio Sempere, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Colabora: Mubag. Fecha: Miércoles 6 de noviembre de 2013. Obra a descubrir: Título: MONÓVAR. Técnicas: Óleo sobre lienzo. Medidas: 80 x 64,5cm. Pintor: Luis Vidal Maestre (Monóvar, 1907 – 1979) Su temprana vocación artística está relacionada con una intuitiva y destacada sensibilidad plástica, además de unas claras aptitudes para el dibujo y unas dotes de observación moldeadas durante varios años en la academia de pintura de Juan Mallebrera de su pueblo natal, Monóvar. Su vocación y empeño en adquirir una formación superior le lleva a dirigir sus pasos a Madrid para estudiar Bellas Artes, a pesar de las dificultades económicas familiares. En la capital, desde finales de los años veinte hasta principios de la década siguiente, el joven Luis Vidal –inquieto estudiante de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado– vive la intensidad de la vida cultural y artística del momento junto a sus compañeros Rafael Zabaleta, Pedro Bueno, José Luis López Sánchez o Enrique Cosín. Frecuenta los ambientes culturales y literarios de la ciudad, como la tertulia de la Granja del Henar, y en ellas conoce a escritores, ensayistas, autores teatrales o periodistas como Valle Inclán, Lafuente Ferrari, Gómez Moreno, Jardiel Poncela, Alberto Insúa o Luis de Oteyza. En 1930 expuso en la colectiva de “Artistas independientes”, en el salón del Heraldo de Madrid, y su escultura “Nadadora” fue adquirida por Gregorio Marañón. En 1932 acaba los estudios de Bellas Artes, Sección de Escultura, y consigue el título de Profesor de Dibujo. No obstante, vuelve a Monóvar para ayudar a su padre en el campo, pero Luis mantiene sus inquietudes artísticas y culturales, así como su sueño de conocer París. Más tarde, en plena guerra, se casa con Salvadora Gil (1937) y al poco tiempo fue llamado a filas, incorporándose en la 5ª Sección (cartografía) del Estado Mayor del ejército republicano, zona de Levante, donde se mantuvo hasta el final de la guerra. En la inmediata postguerra, establecido en Monóvar, consigue sacar adelante a la familia trabajando como intermediario de vinos, una actividad que conocía bien por tradición familiar, al tiempo que retoma su actividad como escultor. Varias piezas en escayola (bustos, figuras, torsos, alguna maternidad...) dan cuenta de esta etapa. A principios de los cincuenta y ya con dos hijos (Luis y Pilar) vivió un par de años en Valencia, donde montó un almacén de vinos y donde, a pesar de las dificultades, mantuvo su actividad artística frecuentando el Círculo de Bellas Artes. Cuando vuelve definitivamente a su ciudad, ya ha dejado la escultura, probablemente por las dificultades del propio material, así como el esfuerzo y la cantidad de tiempo y espacio que requiere. Comienza su actividad como pintor, una tarea que parece que se acopla mejor a sus ritmos de trabajo y en la que el contacto con el color termina por fascinarle. Son años en que, con otros amigos aficionados a la pintura (Pepe Amorós, Francisco Peiró, Luis Martínez, Luis Boix…) comienzan a montar las primeras exposiciones de pintura (“Exposiciones de Artistas Monoveros”) y a movilizar el ambiente cultural de la ciudad mediante animadas tertulias (el Rolde Literario) que consiguen ir atrayendo a otros contertulios alicantinos: pintores, periodistas, médicos, profesores… Las exposiciones de Monóvar, coincidiendo con las Fiestas patronales de septiembre, crecieron exponencialmente en cuanto a calidad y difusión durante los años sesenta y principios de los setenta, convirtiéndose en un importante foco artístico no sólo de Alicante y Valencia (Baeza, Santana, Pérezgil, X. Soler, Pérez Pizarro, Sixto, Azorín, Miró, Genaro Lahuerta, Lozano...) sino también como muestras de ámbito nacional (Arias, Lapayese, Ortega Muñoz, Dimitri Papagueorguiu, Irene Iribarren, Menchu Gal, José Caballero, Gregorio Prieto: no se olvide que muchos de estos eran compañeros, conocidos y amigos de Luis Vidal desde su etapa de estudiante de Bellas Artes en Madrid). Sobre todo, las grandes exposiciones en homenaje a destacados pintores (Vázquez Díaz, Rafael Zabaleta, Benjamín Palencia y Pancho Cossío) marcan un hito en la plástica provincial. Las animadas conferencias de inauguración y los textos de sus catálogos contaron con destacados escritores y críticos (Ramón Faraldo, Gerardo Diego, José Hierro, Gabriel Celaya, J.A. Gaya Nuño, Enrique Azcoaga… También alicantinos: Ernesto Contreras, Adrián Espí, Navarro Mallebrera…) Todo ello creó una profunda huella en la población que, agradecida, inundó las calles con sus nombres. Además de “ciudad natal de Azorín”–a quien Luis y otros monoveros visitaron ocasionalmente en Madrid–, Monóvar comienza a trasladar una imagen de lugar volcado por el arte en general, con particular incidencia entre los más jóvenes. La ciudad de Azorín había encontrado “otro narrador, otro poeta que la enaltecía” (Gerardo Diego, 1976). Pero esta imagen tiene un nombre: El Palera, mítico espacio dedicado desde los años cincuenta a taller de pintura en las faldas del castillo, volcado al barrio de la Goletja (“tierra roja”), un antiguo casino que fue comprado finalmente a mediados de los sesenta gracias a la participación desinteresada de decenas y decenas de suscriptores. En ese obrador no sólo pintaron Luis Vidal y, más tarde Enrique Cosín –un verdadero tándem de reconocida valía artística e intelectual–, sino puntualmente otros pintores locales y, sobre todo, algunos jóvenes que alternaban pintura, teatro o música a principios de los setenta y que, incluso, formaron sus propios grupos (Palera Joven, Grup El Pou, Grupo de Teatro Palera…) No obstante, hay que recordar a algunos pintores foráneos que también frecuentaron y pintaron en El Palera: Pancho Cossío, José Luis López Sánchez, José Pérezgil, el alemán Paul Lau, el noruego Reidar Kolbrek… Las exposiciones y los certámenes en los que participó Luis Vidal no fueron muy numerosos. Quizás, porque fue un artista reacio a prodigarse en ese sentido. También, porque el panorama expositivo en la época no era el más propicio. No obstante, Luis Vidal se presentó al I Concurso de Artes Plásticas de la CAPA (1962), en el que obtuvo Mención y Medalla de Plata. Más tarde consiguió la Primera Medalla de Plata en el V Salón Nacional de la CAAM (1967). Varias exposiciones personales en Alicante completan su recorrido expositivo en la capital (CASE, 1970; CAPA, 1973…) En cuanto a su presencia en la pinacoteca provincial, cabe señalar que Luis Vidal fue seleccionado desde 1955 en varios certámenes de Pintura de la Diputación Provincial de Alicante (una de las escasas convocatorias que mantenían abiertas algunas posibilidades a los artistas) y, concretamente obtuvo una Mención Honorífica en 1956. El MUBAG conserva varias obras de Luis Vidal, entre ellas un “Paisaje de la Golecha” (1973) que puede ser el referente pictórico para este “Descubre una obra de arte…” Es una obra de madurez en la que Luis Vidal domina todos sus recursos expresivos. Una obra que se inscribe en un momento de diálogo entre la pintura paisajista no ligada a la estela de Varela y, por otra parte, el anhelo de las nuevas generaciones, que apuntan a un cambio de los paradigmas culturales y de los referentes artísticos en todo el ámbito nacional, no sólo en Alicante. En este caso no se trató de un corte radical, sino que muchos valores (la honestidad artística; la reflexión; la generosidad; el espíritu humanista… más allá de otras consideraciones sociales y políticas) fueron protegidos y asimilados en gran medida por los que siguen reclamando la valía y el magisterio de esa generación. Ahora cabe analizar y reconocer esos trazos casi invisibles que nos unen como un puente inmaterial entre dos etapas bien distintas de nuestra historia artística. Como escribió Ernesto Contreras en 1970: “La significación de los paisajes de Luis Vidal […] margina por igual el empeño de renovación constante de las vanguardias artísticas y la codificación de un lenguaje al que se ha habituado la demanda artística comercial, para erigirse como un instrumento de defensa del viejo humanismo ante los embates simultáneos de la técnica y del consumo”. La calidad de la obra de Luis Vidal está fuera de toda duda, si bien es preciso proclamarla después de tantos años transcurridos. Es preciso situar y valorar correctamente su trayectoria artística, cultural y social. En este sentido ha habido algunas actuaciones relevantes, como los estudios y tesis doctoral del joven profesor Mario Rodríguez Ruiz. Pero hay que continuar con la labor de investigación, conservación y difusión de su obra. Luis Vidal, desde su pausada investigación –como la volcada en sus poco conocidos cuadernos de notas– y la proyección de su mirada reflexiva a través de las ventanas-paisaje de El Palera (o desde sus incursiones por Mallorca, Alcoy, Albarracín, La Vila…), consiguió sortear desde el principio la atracción por lo pintoresco hasta situarnos directamente en el ámbito de lo pictórico. Luis se desprendía del referente real, bien se tratase de unos objetos sobre la mesa, de sus espléndidos autorretratos o, con frecuencia, de unos tejados. Y es que Luis, “sobre una mínima estructura configuradora, sin apenas dibujarla, ordenaba las tierras rojas, los verdes descendentes de les figueres de pala, los blancos de las cuevas enjalbegadas, los ocres de los tejados y los violetas diluidos” de las montañas. (José Piqueras, 1994). El pintor, en esos momentos, sólo necesitaba hacer luminosas las sombras, cruzar y quebrar los colores, aplicar valientes veladuras. ¿Nada más? Nada más. Conferenciante: José Piqueras Moreno Licenciado en Arte por la Universidad Autónoma de Madrid. Al llegar a Alicante con su familia, se afinca en Monóvar, donde comienza su formación con los artistas locales y a participar en muestras colectivas. En sus comienzos realiza escenografías teatrales y en su obra se aprecia esa tendencia expresiva de influencia muralista. Desde 1979 vive en La Vila Joiosa, donde desarrolla su actividad como catedrático de Instituto, pintor, grabador y diseñador. En la actualidad es profesor de la Universidad de Alicante de asignaturas relacionadas con el cartel y el diseño publicitario y el arte contemporáneo en la Licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas. Ha realizado muchas exposiciones en las que se refleja su reflexión pictórica sobre el “proceso de construcción y destrucción del paisaje”. También investiga sobre la relación dual de la mirada y el espejo. Destaca su investigación y actividad como grabador.