MISA DE NOCHEBUENA II, CICLO C 1. MONICION DE ENTRADA Después de haber intentado vivir piadosamente el tiempo el adviento, y de habernos reconciliado con Dios en el sacramento de la Penitencia, estamos comenzando esta noche la Navidad del Año de la Fe. Estamos reunidos para celebrar, con un gozo inmenso, la Misa de Nochebuena, llamada popularmente Misa del gallo. En el silencio de la noche, contemplaremos el Nacimiento en un portal del Dios hecho Niño y recostado en un pesebre. Tras un breve pregón de Navidad, la celebración de la Eucaristía hará presente el Gran Hecho que divide la historia humana en dos partes: antes de nacer Jesús y después de su Nacimiento de Jesús. Escuchemos ahora el pregón de Navidad 2. PREGON DE NAVIDAD: Oh dichosísima noche, oh noche santísima, inundada de gozo, oh noche que se hace día por el resplandor del Mesías prometido. Oh noche santa, en la que, en el corazón de la humanidad, una súplica ferviente se levanta hasta la altura para dar gloria al Dios vivo y verdadero. Oh noche santa, en la que el coro de los ángeles anuncia a los pobres, a los humildes, a los sencillos de corazón, la llegada de la vida y de la paz. Hoy nosotros, reunidos en la Iglesia santa, cantamos las alabanzas del rey niño, del salvador de los hombres, del Emmanuel prometido, del cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Noche santísima, en la que, unidos de modo admirable el cielo y la tierra, las criaturas de este mundo contemplan con amor aquel glorioso instante en el que María y José vieron el rostro del Verbo Encarnado. Noche santísima, en la que la Iglesia, extendida por toda la tierra, mira con amor hacia Belén y, dos mil y ocho años después, sigue cantando y glorificando el nacimiento del Mesías. Noche sin par, en la cual las estrellas abren paso a la luz que inunda el Oriente con el resplandor de su gloria. Noche que se hace día, porque el Sol de justicia brilla sereno recostado en un pesebre. Noche, en la que se inicia la redención del hombre, preludio de aquella otra noche santa en la que el Niño, que ahora contemplamos en la humildad de su nacimiento, se levantará victorioso de la muerte. Noche llena de gozo. En esta noche, cuantos esperan creyendo, cuantos creen amando, cuantos aman alabando, se unen como nosotros ahora, desde la humildad de esta tierra, al coro de los ángeles que inundan con su canto los confines del universo. Noche santa, que a todos nosotros nos invitas a cantar con júbilo, porque nos “ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Aceptamos tu invitación y cantamos al Niño con todo el corazón: - El sacerdote canta el villancico: “Hoy ha nacido en Belén”. - El pueblo repite: “Hoy ha nacido en Belén”. 3. ACTO PENITENCIAL: Tú, Hijo eterno del Padre enviado al mundo: Señor, ten piedad. Tú, Hijo de la Virgen María según la carne y nacido en Belén: Cristo, ten piedad. Tú, Salvador y hermano de todos los hombres, recostado en un pesebre: Señor, ten piedad. 4. ORACIÓN DE LOS FIELES: En la Nochebuena del Año de la Fe, presentamos, al que se ha hecho Dios-connosotros, algunas de nuestras necesidades, esperando redención y gracia: 1. Pedimos por la Iglesia que en su oración y su memoria recuerda, celebra y actualiza hoy el Nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, en Belén de Judá : Señor, que tu Iglesia en este Año de la Fe y siempre sea signo de tu presencia en el mundo, y lugar de encuentro y de comunión entre los hombres y los pueblos: ROGUEMOS AL SEÑOR. 2. Recordamos a los más pobres y necesitados y a todos los que sufren soledad, injusticia o violencia o paro: Señor, que también para ellos sea una Buena Noticia tu Nacimiento; y que, en ti y en los que te celebramos, encuentren acogida y defensa. ROGUEMOS AL SEÑOR. 3. Oramos en esta celebración por la paz en el mundo y, en concreto, en Israel, donde nació el Hijo de Dios y de la Virgen María: Señor, que el anuncio y la promesa de paz en Belén puedan ser pronto gozo y delicia de todos los hombres, especialmente de los que no la disfrutan: ROGUEMOS AL SEÑOR. 4. Pedimos al Señor por las familias en general y, en especial, por nuestras familias de sangre: Señor Jesús, que quisiste nacer dentro de la Sagrada Familia, protege a nuestras familias para que vivan siempre unidas en el amor. ROGUEMOS AL SEÑOR. 5. Pedimos por nuestros familiares cercanos y lejanos, vivos y difuntos: Señor, que todos podamos gozar de ti en las moradas eternas y cantar con los ángeles y los santos los villancicos del cielo: ROGUEMOS AL SEÑOR. 6. Oremos por los que estamos participando en esta fiesta de Navidad, y por los que nos han pedido o necesitan nuestra oración: Señor, que en medio de nuestro mundo seamos testigos fieles y creíbles de tu presencia entre nosotros. ROGUEMOS AL SEÑOR. Oración: Señor, Padre de todos los hombres que quisiste que tu Hijo acampara entre nosotros, naciendo en Belén; al celebrar con gozo su Nacimiento, te rogamos que atiendas lo que te hemos pedido. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén. 5. PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS: Zambomba y pandereta (Dos adultos, tocándolas): Presentamos ante el altar una zambomba y una pandereta, expresión de la alegría con que debemos celebrar el Nacimiento de Jesús en Belén. Luz de la paz de Belén. Acercamos la “Luz de la paz de Belén”, encendida en el portal donde nació Jesús y trasladada a muchas naciones del mundo. Nos comprometemos a dejarnos inundar por la luz de la verdad de Cristo, y a ser luz en medio de las tinieblas del error y la mentira de nuestra sociedad. Pan y vino: Cuando, en la consagración, el pan y el vino se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo, el Niño Jesús de Belén estará realmente presente entre nosotros. Digámosle con todo el corazón: Señor mío y Dios mío, te adoro y te amo con todo el corazón. 6. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNION: Gracias, Señor, por permitirnos, en esta noche, ser zagales –frágiles y pecadores- y ofrecer ante tu portal el queso de nuestra bondad, la leche de nuestra caridad, el pan de nuestro perdón, el agua de nuestra transparencia, la vara de nuestra disponibilidad y el alma que, hoy más que nunca, se siente llena de todo, porque el TODO eres tú, Señor. Hoy, la oscuridad de la noche ha sido vencida por la gran luz que Tú, el Emmanuel, el “Dios con nosotros”, nos ha traído. ¡Que nada, ni nadie -nosotros tampoco- oculte ni entierre el tesoro que encierra la Navidad y que no es otro que Tú, Jesús, el Hijo de Dios hecho un Niña para salvarnos a todos! Amén.