ADS1: Nueva calidad de las materias primas para la

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NUEVA CALIDAD DE LAS MATERIAS PRIMAS
ADS1: Nueva calidad de las materias primas para la
elaboración de medicamentos individualizados
Carmen Bau2
“Una fórmula magistral es un medicamento destinado a un paciente en específico, preparado por
el farmacéutico, o bajo su dirección, para cumplimentar expresamente una detallada prescripción
médica donde se definen las sustancias con actividad farmacológica que debe incluir y su
dosificación, dispensada en una farmacia o servicio farmacéutico y con la debida información al
usuario”, bajo esta definición se define la formulación magistral en la legislación vigente del
Estado Español.
Por lo tanto una fórmula magistral es un MEDICAMENTO individualizado, un medicamento para
un paciente específico. Eso plantea una reflexión, ¿como medicamento debe cumplir todos los
parámetros de calidad exigidos a los medicamentos? Está claro que sí.
Actualmente hay un avance imparable de la terapéutica personalizada, donde la formulación
magistral es el máximo exponente y con frecuencia el único tratamiento al que pueden acceder
pacientes con problemas específicos, alergias, situaciones interpersonales, para los que no existe
una opción terapéutica comercializada. La preparación del medicamento por el farmacéutico
evita la marginación terapéutica del diferente, del que no puede tener una alternativa
comercializada.
La formulación magistral es una actividad altamente técnica, depende de la prescripción
facultativa, la elaboración de un farmacéutico, tiene una gran importancia en el campo de la
farmacoterapia, y de una trascendencia incuestionable en el campo de la clínica. Sobre todo,
cuando la finalidad es la solución de problemas especiales individuales que no tiene una
alternativa comercializada, problemas de alergias individuales, en asociaciones sinérgicas, en el
tratamiento de enfermedades raras y en todos aquellos casos donde la industria no ha visto una
necesidad suficiente como para justificar la rentabilidad de la fabricación de una especialidad
farmacéutica. Es la solución que el médico y farmacéutico aportan para resolver una necesidad
posológica, terapéutica o galénica individual. No existe nada más actual y tradicional. Este nivel
de desarrollo de la formulación no ha generado ningún conflicto, salvo la capacidad técnica para
desarrollar productos con la calidad exigida, y ha ofrecido importantes soluciones en el campo
de la pediatría, dermatología, oftalmología y geriatría.
Esta calidad requerida ha ido evolucionando a lo largo de los años de modo que actualmente el
farmacéutico puede dispensar una fórmula magistral con un altísimo estándar de calidad, con
seguridad y con la eficacia que permite y requiere la legislación vigente. Los farmacéuticos de
oficina de farmacia se han especializado en la elaboración de fórmulas magistrales, han
adecuado las instalaciones, los laboratorios de las oficinas de farmacia, los han dotado de todos
los medios técnicos y tecnológicos necesarios para realizar una correcta elaboración, para evitar
contaminación cruzada y para poder asegurar la calidad, del medicamento individualizado
dispensado. Han ampliado sus conocimientos farmacotécnicos y de galénica. Revisan las dosis,
estudian cada receta, buscan efectos secundarios e incompatibilidades, de modo que puedan
garantizar la elaboración de un medicamento en óptimas condiciones, seguro y eficaz.
Para garantizar la calidad en la elaboración de las fórmulas magistrales, el artículo 42.3 de la Ley
de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios establece la necesidad
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Asociación Española de Distribuidores de Sustancias para Fórmulas Magistrales.
Directora técnica de ACOFARMA.
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de observar las Normas de Correcta Fabricación (NCF) y Control de Calidad, publicadas
mediante el Real Decreto175/2001 de 23 de febrero.
Las fórmulas magistrales han de ir correctamente etiquetadas y con el nombre de la farmacia
que las prepara, el nombre del paciente y el plazo de validez, aparte de otras informaciones, tal
como detalla el Real Decreto 175/2001 de 23 de febrero. En dicho Real Decreto se explicita
como debe asegurar el farmacéutico la calidad de las materias primas. El farmacéutico tiene la
responsabilidad de adquirir las materias primas con la calidad farmacéutica exigida la
elaboración de medicamentos de uso humano y veterinario. Dichas materias primas deben
controlarse mediante la realización de todos los parámetros descritos en la Real Farmacopea
Española, Farmacopea Europea o monografía de reconocido prestigio donde venga descrita. Solo
se exime la realización de dicho control a las materias primas si las adquiere a una empresa
autorizada fraccionadora y distribuidora de sustancias que las analiza y le suministra un
certificado de análisis con todos estos parámetros realizados.
En este marco la realidad de la Oficina de farmacia comunitaria es que tiene poco o nulo acceso a
la Industria farmacéutica fabricantes de materias primas para la elaboración de medicamentos
de uso humano y veterinario, debido a la altísima variabilidad de referencias existentes y la
necesidad de muy poca cantidad de dicha materia prima, ese problema lo contempla la ley
Española y Comunitaria permitiendo que existan empresas fraccionadoras y distribuidoras de
sustancias para la elaboración de fórmulas magistrales, que pueden comprar materias primas
necesarias, con la calidad requerida, controlarla bajo las especificaciones descritas en la
farmacopea o monografías y fraccionarla para su distribución. De modo que las farmacias
elaboradoras de fórmulas magistrales tienen acceso de dichas sustancias a menor volumen de
compra y sin la necesidad de realizar el control de calidad íntegro requerido por la normativa
vigente.
Sin este tipo de empresas la elaboración de medicamentos indivualizados no sería viable tanto
desde el punto de vista de gestión de sustancias, adquisición, volumen, y control.
El fraccionamiento a partir de graneles de sustancias medicinales y otras materias primas para
su envasado y distribución al detalle a oficinas y servicios de farmacia en España ha estado
regulado, hasta el año 2010, exclusivamente por el Real decreto 2259/1994 (Real Decreto
2259/1994, de 25 de Noviembre, que regula los almacenes farmacéuticos y la distribución al por
mayor de medicamentos de uso humano y productos farmacéuticos (BOE núm. 12, de 14 Enero
1995).
No obstante, con la publicación del Real Decreto 824/2010 (Real Decreto 824/2010, de 25 de
Junio, por el que se regulan los laboratorios farmacéuticos, los fabricantes de principios activos de
uso farmacéutico y el comercio exterior de medicamentos y medicamentos en investigación, BOE
núm. 165, de 8 de Julio de 2010), se ha integrado ya en una única disposición los requisitos
establecidos en las directivas europeas, relativos a la fabricación e importación de
medicamentos de uso humano y veterinario y principios activos de uso farmacéutico,
completando con ello la transposición al ordenamiento interno de la normativa comunitaria en
la materia, y que ya se había iniciado con la Ley 29/2006 (Ley 29/2006, de 26 de Julio, de
garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios (BOE núm. 178, de 27 de
Julio de 2006)). Esta Ley ya establecía en su artículo 64.2 que “los fabricantes de principios
activos utilizados como materias primas deberán cumplir las normas de correcta fabricación de
materias primas, publicadas por el Ministerio de Sanidad y Consumo. A tales efectos, se entiende
por fabricación de principios activos utilizados como materias primas la fabricación completa o
parcial o la importación de un principio activo utilizado como materia prima, tal y como se define
en el artículo 8 de esta Ley, así como los diversos procesos de división, acondicionamiento y
presentación previos a su incorporación en un medicamento, incluidos el reacondicionamiento y
reetiquetado, realizados por almacenes mayoristas de materias primas”.
Este principio ha quedado incorporado también en el Real Decreto 824/2010, dedicando
diversos artículos del mismo a la regulación de la fabricación e importación de Principios
Activos Farmacéuticos.
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De acuerdo con lo que establece este Real Decreto (824/2010), el estándar a aplicar en la
fabricación, total o parcial, así como la importación de principios activos utilizados como
materias primas de medicamentos, ha de ser las Normas de Correcta Fabricación (NCF) de
medicamentos, publicadas por el Ministerio de Sanidad y Política Social. Estas directrices son las
recogidas en la parte II de la guía detallada de Normas de Correcta Fabricación, así como los
anexos que les sean de aplicación.
El capítulo de las NCF parte II aplicable a la fabricación parcial e importación de APIs es el
capítulo 17, aunque éste remite también al cumplimiento general de las NCF que sean de
aplicación (NCF p. II, 17.11).
De acuerdo con lo que se indica en el punto 17.10 de las NCF parte II, el capítulo es aplicable a
todo aquel que comercialice o tome posesión, reenvase, reetiquete, manipule o almacene un
intermedio o un API.
Desde la aparición del RD 824/2010 las empresas fraccionadoras de materias primas para la
elaboración de medicamentos individualizados han sufrido un profundo cambio, conversión
desde las instalaciones hasta la gestión global de compra, análisis, gestión, sistema de calidad
fuertes inversiones tanto económicas como humanas se han requerido para poder trabajar bajo
los requerimientos de las normas de correcta fabricación de medicamentos, pero tras dos años,
se ha conseguido que las farmacias españolas puedan obtener con total garantía y seguridad
materias primas de calidad farmacéutica con todos los requerimientos que la legislación vigente
exige.
Para ello las empresas fraccionadoras deben tener unas instalaciones farmacéuticas adecuadas,
con flujos de trabajo definidos y procesos que eviten la contaminación cruzada. Con proveedores
controlados, homologados y autorizados que trabajan con similares sistemas de calidad, con un
férreo control de calidad, análisis completos según farmacopea europea o monografía de
reconocido prestigio, sólido sistema de garantía de calidad, trabajo con procedimientos de
trabajo normalizados, plan de calibración anual, plan de mantenimiento preventivo, plan de
validaciones, control de cambio, autoinspecciones, etc.
El papel que hasta el momento han estado aportando las empresas fraccionadoras y
distribuidoras de materia prima para formulación magistral ha sido clave para el mantenimiento
de la calidad en la elaboración de fórmulas magistrales y preparados oficinales, aportando un
valor añadido de servicio a los profesionales sanitarios y a los pacientes. A través de estas
empresas las farmacias y servicios de farmacia hospitalaria consiguen materias primas de
calidad avalada por un extenso análisis y control de calidad con proveedores seguros y de origen
conocido, en cumplimiento a la legislación vigente, sin la necesidad de tener que recurrir a la
obtención de la materia prima a través de especialidades comercializadas que muchas veces
dificultan la dosificación o bien aportan materias primas desconocidas y que pueden interferir
en la biodisponibilidad del principio activo (recubrimientos especiales) o modificarla.
Sin duda alguna la aplicación de la parte II de las NCF de medicamentos ha significado un paso
más en la mejora continua de la calidad y búsqueda de la excelencia en la distribución y
suministro de las materias primas para formulación magistral, aproximando la actividad que
desarrollan las industrias farmacéuticas.
Este mismo Real Decreto que afecta también a las empresas que sintetizan los principios activos
ha provocado un mayor conocimiento de los mismos y mayor grado de definición de la fecha de
caducidad. Fecha que fijan los propios fabricantes de la materia prima en base a un estudio de
estabilidad realizado y que en ningún caso puede ser modificada por ninguno de los
fraccionadores o brokers de la cadena de suministro.
La fecha de caducidad de una materia prima se basa en una evaluación de los datos derivados de
los estudios de estabilidad, que realiza el fabricante de la misma y que registra junto al dossier
autorizado de la materia prima.
Una vez definidas las Especificaciones de un producto el fabricante del mismo tiene la obligación
de realizar un estudio de estabilidad que garantice la vida útil del mismo. O sea que garantice el
tiempo en el que el producto mantiene las Especificaciones dentro del rango definido. Estas
Especificaciones miden las propiedades físicas, químicas y biológicas del producto, por lo tanto
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definen la actividad del producto (cuantificación de la actividad) y su conservación a nivel
químico (degradación por incremento de impurezas), físico (aspecto, y caracteres
organolépticos) y biológico (presencia o ausencia de microorganismos). Cuando alguna de las
especificaciones sale del rango de aceptación se considera que el producto ha acabado con el
tiempo de vida útil, HA CADUCADO.
Para realizar un estudio de estabilidad existe una norma internacional, al igual que en el caso
anterior, que corresponde a la ICH: Stability Testing of New Drug Substances and products, mas
concretamente la ICH Q1E: Evaluation for stability data.
Estas normas internacionales mundialmente reconocidas (En EEUU por la FDA, en Europa por la
EMEA y en Japón) se aplican a todas las sustancias químicas destinadas a la fabricación de
medicamentos de uso humano y veterinario; y a producto acabado, los medicamentos
comercializados.
Las Especificaciones y la caducidad son inherentes a cada materia prima, de tal modo una
vitamina fotosensible tiene una caducidad más corta que un pigmento químicamente muy
estable. No es posible unificar criterios de aceptación general, ni una caducidad global a todas las
materias primas. Cada producto tiene unas Especificaciones propias que lo definen (similar a
una huella dactilar) y una evolución a lo largo del tiempo variable en base a su naturaleza
química.
Tras la obligación de registro y de trabajo bajo normas de correcta fabricación, los fabricantes de
materia prima han definido de modo más conciso y concreto la fecha de caducidad de cada
producto, de modo que queda perfectamente definida la vida de ese producto.
Este cambio mucho más restrictivo ha condicionado la gestión de compra tanto de las farmacias
como de las empresas fraccionadoras que se han visto absolutamente obligadas a fijar fechas
relativamente cortas en sus productos, tal y como define el fabricante en el envase de origen.
Ello garantiza la estabilidad y la perfecta calidad de las materias primas mientras están vigentes
y se encuentran en el periodo de vida útil, pero ha condicionado al gestión de compra y stocks
debiendo tener en cuenta este parámetro.
La suma de la experiencia adquirida con la aportación de los nuevos estándares europeos de
calidad supone, una mejora en la calidad de las materias primas utilizadas en la elaboración de
fórmulas magistrales y preparados oficinales, ya se trate de principios activos farmacéuticos
como de excipientes utilizados en la fabricación final de medicamentos.
Las empresas fraccionadoras de materias primas llevan 2 años realizando un inmenso esfuerzo
económico y humano, en un momento crítico en cuanto a financiación y costes, para pode
suministrar estas materias primas con el máximo grado de calidad farmacéutica, completamente
analizada y a pequeño volumen.
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