Rosalie Fournier y Bruno Tamba vs

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Rosalie Fournier y Bruno Tamba vs. Tynalandia
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
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2) Índice
Sección
Página
1) Portada.........................................................................................................................i
2) Índice............................................................................................................................ii
3) Bibliografía .................................................................................................................iv
3.a) Libros y Documentos Legales...............................................................................iv
3.a.i) Libros..............................................................................................................iv
3.a.ii) Documentos Legales .....................................................................................vii
3.b) Casos Legales........................................................................................................x
3.b.i) Corte Interamericana de Derechos Humanos.................................................x
3.b.i.1) Opiniones Consultivas ............................................................................x
3.b.i.2) Casos contenciosos .................................................................................xi
3.b.i.3) Medidas Provisionales............................................................................xix
3.b.ii) Comisión Interamericana de Derechos Humanos .........................................xix
3.b.iii) Tribunal Europeo de Derechos Humanos ....................................................xxii
3.b.iv) Corte Internacional de Justicia .....................................................................xxiv
3.b.v) Corte Permanente de Justicia Internacional ..................................................xxv
3.b.vi) Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores
Migrantes y de sus Familiares .................................................................................xxv
3.b.vii) Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial ...........................xxvi
3.b.viii) Comité de Derechos Humanos...................................................................xxvi
3.b.ix) Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer..............xxvii
4) Exposición de los hechos.............................................................................................1
5) Análisis legal del caso..................................................................................................2
5.a) Tynalandia violó el art. 7 en relación con el art. 1.1 de la Convención ................4
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5.b) Tynalandia violó los arts. 8, 24 y 25 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la
Convención...................................................................................................................9
5.b.i) Violación de los arts. 8.2.h y 25 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la
Convención............................................................................................................9
5.b.ii) Violación del art. 8.1 en relación con el art. 1.1 de la Convención ............12
5.b.iii) Violación del art. 8.4 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la
Convención............................................................................................................14
5.b.iv) Violación de los arts. 8.2.a, 8.2.e y 24 en relación con los arts. 1.1 y 2
de la Convención ...................................................................................................14
5.c) Tynalandia violó los arts. 9 y 22.6 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la
Convención...................................................................................................................19
5.d) Tynalandia violó los arts. 19, 17 y 11 en relación con el art. 1.1 de la
Convención...................................................................................................................22
5.e) Reparaciones (art. 63.1 de la Convención)............................................................28
6) Petitorio........................................................................................................................30
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3) Bibliografía
3.a) Libros y Documentos Legales
3.a.i) Libros
– Abramovich, Víctor, “Los estándares interamericanos de derechos humanos como marco
para la formulación y control de políticas sociales” en Abramovich, Víctor, Bovino,
Alberto y Courtis, Christian (comps.), La aplicación de los tratados sobre derechos
humanos en el ámbito local: la experiencia de una década, Del Puerto, Buenos Aires,
2007, p. 15.
– Acevedo, Domingo E., “La Decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
sobre Enjuiciamiento Penal Múltiple (Non Bis in Idem) en el Caso Loayza Tamayo”, en
AA.VV., Fix-Zamudio, Héctor, Liber Amicorum, Vol. I, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, San José, 1998, p. 14.
– Albanese,
Susana,
“La
internacionalización
del
derecho
constitucional
y
la
constitucionalización del derecho internacional” en Albanese, Susana (comp.), El control
de convencionalidad, Ediar, Buenos Aires, 2008, p. 13.
– Altolaguirre Larraondo, Marta, “Seguridad Ciudadana en el Hemisferio” en Revista IIDH,
No. 38, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, julio-diciembre de 2003,
p. 26.
– Ayala Corao, Carlos M., “Del Amparo Constitucional al Amparo Interamericano como
institutos para la protección de los Derechos Humanos”, en AA.VV., Fix-Zamudio,
Héctor, Liber Amicorum, Vol. I, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José,
1998, p. 10.
– Beloff, Mary, Los derechos del niño en el sistema interamericano, Del Puerto, Buenos
Aires, 2004, p. 22.
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– Bernhardt, Rudolf, “Thoughts on the Interpretation of Human-Rights Treaties”, en Henkin
Louis, Neuman Gerald, Orenlitcher Diane, Leebron, David, Human Rights, University
Casebook Series, Foundation Press, New York, 1999, p. 21.
– Cançado Trindade, Antônio A., Tratado de Derecho Internacional de los Derechos Humanos,
Vol. II, Ed. Fabris S.A., Porto Alegre, 1999, p. 16.
– Cançado Trindade, Antônio A., “Reflexiones sobre el desarraigo como problema de
Derechos Humanos frente a la conciencia Jurídica Universal” en Cançado Trindade
Antônio A. y Ruiz de Santiago, Jaime, La nueva dimensión de las necesidades de
protección del ser humano en el inicio del siglo XXI, 3ª edición, ACNUR, San José, 2004,
p. 23.
– Cardona Llorens, Jorge, “La función contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Consideraciones sobre la naturaleza jurídica de la función contenciosa de la
Corte a la luz de su jurisprudencia”, en Corte IDH, El sistema interamericano de
protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, tomo I, 2ª edición, San
José, 2003, p. 10.
– Felming, Thomas M., “Right of accused to have evidence or court proceedings interpreted,
because accused or other participant in proceedings is not proficient in the language used”,
American Law Reports, 32 A.L.R.5th 149, p. 17.
– García Ramírez, Sergio, “La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en Materia de Reparaciones” en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
San José, 2005, pp. 12 y 29.
– García Ramírez, Sergio, “Las reparaciones en el sistema interamericano de protección de
los derechos humanos” en Corte IDH, El sistema interamericano de protección de los
derechos humanos en el umbral del siglo XXI, tomo I, 2ª edición, San José, 2003, p. 3.
v
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– García Sayán, Diego, “Una Viva Interacción: Corte Interamericana y Tribunales Internos”,
en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 19792004, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2005, p. 3.
– Krsticevic, Viviana, “Reflexiones sobre la ejecución de sentencias de las decisiones del
sistema interamericano de protección de derechos humanos” en CEJIL, Implementación de
las decisiones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Buenos Aires, 2007, p.
14.
– López Puleio, María Fernanda, “Acceso a un defensor penal” en Abramovich, Víctor,
Bovino, Alberto y Courtis, Christian (comps.), La aplicación de los tratados sobre
derechos humanos en el ámbito local: la experiencia de una década, Del Puerto, Buenos
Aires, 2007, p. 18.
– Medina Quiroga, Cecilia, “Género y acceso a la Justicia” en AA. VV., Defensa Pública:
Garantía de acceso a la Justicia, Ministerio Público de la Defensa, Buenos Aires, 2008, p.
15.
– Medina Quiroga, Cecilia, La Convención Americana: Teoría y Jurisprudencia. Vida,
Integridad Personal, Libertad Personal, Debido Proceso y Recurso Judicial, Universidad
de Chile, Santiago, 2003, p. 11.
– Medina Quiroga, Cecilia, “Las Obligaciones de los Estados bajo la Convención Americana
sobre Derechos Humanos” en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Un cuarto de siglo: 1979-2004, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José,
2005, p. 19.
– Perruchoud, Richard, “Los derechos humanos de los migrantes – Una responsabilidad
compartida”, en Revista Migraciones, julio de 2008, OIM, 2008, p. 3.
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– Redpath, Jillyanne, “Legislación migratoria, soberanía estatal y derechos humanos” en
AA.VV., Compilación de trabajos del Seminario sobre legislación migratoria, Infoterra
Editores S.A., San José, 2008, p. 23.
– Rodríguez Pinzón, Diego, “The ‘victim’ requirement, the fourth instance formula and the
notion of ‘person’ in the individual complaint procedure of the Inter-American Human
Rights System”, ILSA Journal of International and Comparative Law, 2001, p. 11.
– Rodríguez Rescia, Víctor Manuel, “El debido proceso legal y la Convención Americana
sobre Derechos Humanos”, en AA.VV., Fix-Zamudio, Héctor, Liber Amicorum, Vol. II,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 1998, p. 17.
– Saavedra Alessandri, Pablo, “La Respuesta de la Jurisprudencia de la Corte Interamericana
a las Diversas Formas de Impunidad en casos Graves de Violaciones de Derechos
Humanos”, en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de
siglo: 1979-2004, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2005, p. 3.
3.a.ii) Documentos Legales
– Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Discurso
pronunciado durante la apertura del “Seminario de Expertos sobre recursos que pueden
usar las víctimas de actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas
de intolerancia”, Ginebra, 6-18 de febrero de 2000, p. 4.
– Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Digest of
Jurisprudence of the UN and Regional Organizations on the Protection of Human Rights
while countering Terrorism, 2003, p. 19.
– Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Conclusiones de la Mesa
Redonda de Expertos, Ginebra, 8-9 noviembre de 2001, pp. 23 y 29.
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– Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo
en lo Social, Resolución No. 24/2542, 11 de diciembre de 1969, p. 23.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, Resolución No. 34/180, A/34/46, 18 de
diciembre de 1979, p. 26.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Conjunto de Principios para la Protección de
Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión, Resolución No.
43/173, 9 de diciembre de 1988, p. 7.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre
las medidas no privativas de la libertad (Reglas de Tokio), Resolución No. 45/110, 14 de
diciembre de 1990, p. 9.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Directrices de las Naciones Unidas para la
prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad), Resolución No. 45/112, 14 de
diciembre de 1990, p. 23.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, Anexo II, Protocolo para prevenir, reprimir y
sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional,
A/RES/55/25, 8 de enero de 2001, p. 27.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Conferencia Mundial contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia,
A/CONF.189/12, Durban, 8 de septiembre de 2001, pp. 3, 4 y 5.
– Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención internacional sobre la protección
de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, Resolución No.
57/201, 16 de enero de 2003, pp. 5, 6 y 18.
viii
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– Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General, Migración
internacional y desarrollo 2006, Resolución A/60/871, 18 de mayo de 2006, pp. 5 y 30.
– Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial para los derechos
humanos de los migrantes, Sra. Gabriela Rodríguez Pizarro, E/CN.4/2000/82, 6 de enero
de 2000, p. 4.
– Conferencia Regional sobre Migración, Conclusiones del Seminario “Mujer y Migración”,
San Salvador, 19-20 de julio de 2007, p. 30.
– Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre los derechos humanos
de los migrantes, Sr. Jorge Bustamante, A/HRC/7/12, séptimo período de sesiones, 25 de
febrero de 2008, pp. 4, 9 y 16.
– Consejo Económico y Social, Grupo de Trabajo Intergubernamental de Expertos en los
Derechos Humanos de los Migrantes, Informe, E/CN.4/AC.46/1998/5, 8 de octubre de
1998, pp. 29 y 30.
– Consejo Económico y Social, Grupo de Trabajo Intergubernamental de Expertos en los
Derechos Humanos de los Migrantes, Informe, E/CN.4/1999/80, 9 de marzo de 1999, p. 4.
– Organización Internacional del Trabajo, “Hacia un trato justo de los trabajadores
migrantes en la economía global”, Conferencia Internacional del Trabajo, 92º período de
sesiones, 2004, p. 16.
– Organización Internacional para las Migraciones, Mesa Redonda sobre el respeto efectivo
de los derechos humanos y la dignidad de los migrantes: “Nuevas necesidades y
respuestas”, Ferney-Voltaire, 9-11 de febrero de 1996, p. 4.
– Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad, adoptadas por la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, Brasilia, 4-6 de
marzo de 2008, pp. 4, 16 y 18.
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3.b) Casos Legales
3.b.i) Corte Interamericana de Derechos Humanos
3.b.i.1) Opiniones Consultivas
– Corte IDH, Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica
relacionada con la naturalización. Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984.
Serie A No. 4, p. 4.
– Corte IDH, El Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de
enero de 1987. Serie A No. 8, pp. 10 y 19.
– Corte IDH, Garantías judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de
1987. Serie A No. 9, p. 12.
– Corte IDH, Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre en el marco del artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Opinión Consultiva OC-10/89 del 14 de julio de 1989. Serie A No. 10, p. 21.
– Corte IDH, El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las
garantías del debido proceso legal. Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de
1999. Serie A No. 16, pp. 16, 17 y 21.
– Corte IDH, Condición jurídica y derechos humanos del niño. Opinión Consultiva OC17/02 de 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17, pp. 22 y 23.
– Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los migrantes indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, pp. 4, 5, 12, 15, 16, 18
y 21.
x
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3.b.i.2) Casos contenciosos
– Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de
junio de 1987. Serie C No. 1, p. 10.
– Corte IDH, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Excepciones Preliminares. Sentencia de
26 de junio de 1987. Serie C No. 2, p. 10.
– Corte IDH, Caso Godínez Cruz. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de
1987. Serie C No. 3, p. 10.
– Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C
No. 4, pp. 3, 4 y 12.
– Corte IDH, Caso Godínez Cruz. Fondo. Sentencia de 20 de enero de 1989. Serie C No. 5,
pp. 3 y 12.
– Corte IDH, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Fondo. Sentencia de 15 de marzo de
1989. Serie C No. 6, p. 12.
– Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de
1989. Serie C No. 7, p. 28.
– Corte IDH, Caso Godínez Cruz. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 8, p. 28.
– Corte IDH, Caso Gangaram Panday. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
enero de 1994. Serie C No. 16, p. 8.
– Corte IDH, Caso Neira Alegría y otros. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C
No. 20, p. 4.
– Corte IDH, Caso Loayza Tamayo. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C
No. 33, p. 14.
– Corte IDH, Caso Castillo Páez. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No.
34, p. 7.
xi
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– Corte IDH, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto
de 1998. Serie C No. 39, p. 29.
– Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de
septiembre de 1998. Serie C No. 41, p. 11.
– Corte IDH, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre
de 1998. Serie C No. 42, pp. 28 y 29.
– Corte IDH, Caso Castillo Páez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
1998. Serie C No. 43, p. 28.
– Corte IDH, Caso Suárez Rosero. Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de enero de 1999.
Serie C No. 44, p. 28.
– Corte IDH, Caso Blake. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de enero de 1999. Serie C
No. 48, p. 28.
– Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30
de mayo de 1999. Serie C No. 52, pp. 3, 11 y 29.
– Corte IDH, Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Fondo. Sentencia
de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, pp. 22 y 26.
– Corte IDH, Caso Durand y Ugarte. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No.
68, pp. 3 y 8.
– Corte IDH, Caso Cantoral Benavides. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C
No. 69, p. 7.
– Corte IDH, Caso Bámaca Velásquez. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie
C No. 70, p. 8.
– Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
31 de enero de 2001. Serie C No. 71, pp. 10 y 28.
xii
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– Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
febrero de 2001. Serie C No. 72, pp. 10, 20 y 21.
– Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros). Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73, p. 29.
– Corte IDH, Caso Ivcher Bronstein. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
febrero de 2001. Serie C No. 74, p. 10.
– Corte IDH, Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Reparaciones y
Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, p. 29.
– Corte IDH, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de mayo de 2001.
Serie C No. 78, p. 28.
– Corte IDH, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, p. 4.
– Corte IDH, Caso Barrios Altos. Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de
2001. Serie C No. 87, p. 29.
– Corte IDH, Caso Cantoral Benavides. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre
de 2001. Serie C No. 88, p. 29.
– Corte IDH, Caso Las Palmeras. Fondo. Sentencia de 6 de diciembre de 2001. Serie C No.
90, p. 3.
– Corte IDH, Caso Bámaca Velásquez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, p. 29.
– Corte IDH, Caso Trujillo Oroza. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de febrero de
2002. Serie C No. 92, p. 29.
– Corte IDH, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, pp. 16 y 26.
xiii
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– Corte IDH, Caso del Caracazo. Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de agosto de 2002.
Serie C No. 95, p. 29.
– Corte IDH, Caso Las Palmeras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de
2002. Serie C No. 96, p. 28.
– Corte IDH, Caso Cantos. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de
2002. Serie C No. 97, p. 28.
– Corte IDH, Caso Juan Humberto Sánchez. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, p. 21.
– Corte IDH, Caso Bulacio. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre
de 2003. Serie C No. 100, p. 22.
– Corte IDH, Caso Mirna Mack Chang. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2003. Serie C No. 101, p. 21.
– Corte IDH, Caso Maritza Urrutia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2003. Serie C No. 103, pp. 6 y 11.
– Corte IDH, Caso Herrera Ulloa. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, p. 11.
– Corte IDH, Caso Molina Theissen. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de julio de 2004.
Serie C No. 108, p. 29.
– Corte IDH, Caso de los 19 Comerciantes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
julio de 2004. Serie C No. 109, p. 10.
– Corte IDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110, pp. 13 y 22.
– Corte IDH, Caso Ricardo Canese. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2004. Serie C No. 111, pp. 19 y 20.
xiv
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– Corte IDH, Caso “Instituto de Reeducación del Menor”. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, pp. 8, 22 y
26.
– Corte IDH, Caso Tibi. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, pp. 7 y 19.
– Corte IDH, Caso De la Cruz Flores. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de
noviembre de 2004. Serie C No. 115, p. 20.
– Corte IDH, Caso Masacre Plan de Sánchez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de
noviembre de 2004. Serie C No. 116, p. 28.
– Corte IDH, Caso Carpio Nicolle. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2004. Serie C No. 117, p. 28.
– Corte IDH, Caso Lori Berenson Mejía. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2004. Serie C No. 119, pp. 11 y 19.
– Corte IDH, Caso de las Hermanas Serrano Cruz. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 1 de marzo de 2005. Serie C No. 120, pp. 10 y 23.
– Corte IDH, Caso Huilca Tecse. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de marzo de
2005. Serie C No. 121, p. 28.
– Corte IDH, Caso Caesar. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de marzo de
2005. Serie C No. 123, p. 28.
– Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C No. 125, pp. 4 y 26.
– Corte IDH, Caso Fermín Ramírez. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de junio
de 2005. Serie C No. 126, p. 28.
– Corte IDH, Caso Yatama. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127, pp. 9 y 16.
xv
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– Corte IDH, Caso Acosta Calderón. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
junio de 2005. Serie C No. 129, pp. 7, 8 y 16.
– Corte IDH, Caso de la Niñas Yean y Bosico. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie C No. 130, pp. 15 y 22.
– Corte IDH, Caso Gutiérrez Soler. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de
septiembre de 2005. Serie C No. 132, p. 28.
– Corte IDH, Caso Raxcaco Reyes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de
septiembre de 2005. Serie C No. 133, p. 29.
– Corte IDH, Caso de la Masacre de Mapiripán. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134, p. 30.
– Corte IDH, Caso Palamara Iribarne. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2005. Serie C No. 135, pp. 7, 8 y 29.
– Corte IDH, Caso Gómez Palomino. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2005. Serie C No. 136, p. 16.
– Corte IDH, Caso García Asto y Ramírez Rojas. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, pp. 8 y 9.
– Corte IDH, Caso de la Masacre de Pueblo Bello. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, p. 10.
– Corte IDH, Caso López Álvarez. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero
de 2006. Serie C No. 141, pp. 6 y 15.
– Corte IDH, Caso Acevedo Jaramillo. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, p. 10.
– Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146, p. 26.
xvi
105
– Corte IDH, Caso Baldeón García. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de abril
de 2006. Serie C No. 147, pp. 11 y 13.
– Corte IDH, Caso de las Masacres de Ituango. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, p. 30.
– Corte IDH, Caso Ximenes Lopes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de
2006. Serie C No. 149, pp. 13, 16 y 22.
– Corte IDH, Caso Montero Aranguren y Otros (Retén de Catia). Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150, p. 28.
– Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de
septiembre de 2006. Serie C No. 151, p. 10.
– Corte IDH, Caso Servellón García y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21
de septiembre de 2006. Serie C No. 152, pp. 5, 8 y 16.
– Corte IDH, Caso Goiburú y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
septiembre de 2006. Serie C No. 153, p. 28.
– Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006 Serie C No. 154, p. 13.
– Corte IDH, Caso Vargas Areco. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
septiembre de 2006. Serie C No. 155, p. 28.
– Corte IDH, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros). Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C
No. 158, p. 28.
– Corte IDH, Caso La Cantuta. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
noviembre de 2006. Serie C No. 162, p. 28.
– Corte IDH, Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de julio de 2007. Serie C No. 167, p. 29.
xvii
105
– Corte IDH, Caso García Prieto y otros. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 168, p. 28.
– Corte IDH, Caso Boyce y otros. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, p. 13.
– Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, pp. 6, 8,
9, 13 y 18.
– Corte IDH, Caso Albán Cornejo y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2007. Serie C No. 171, p. 29.
– Corte IDH, Caso del Pueblo Saramaka. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, p. 11.
– Corte IDH, Caso Kimel. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008
Serie C No. 177, p. 29.
– Corte IDH, Caso Salvador Chiriboga. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 179, p. 12.
– Corte IDH, Caso Yvon Neptune. Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008.
Serie C No. 180, pp. 6, 7, 8 y 9.
– Corte IDH, Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”). Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182, p. 12.
– Corte IDH, Caso Castañeda Gutman. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, p. 11.
– Corte IDH, Caso Heliodoro Portugal. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, p. 29.
xviii
105
– Corte IDH, Caso Bayarri. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 30 de octubre de 2008. Serie C No. 187, pp. 7 y 8.
– Corte IDH, Caso Tiu Tojín. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre
de 2008. Serie C No. 190, p. 29.
– Corte IDH, Caso Ticona Estrada y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27
de noviembre de 2008. Serie C No. 191, p. 29.
– Corte IDH, Caso Valle Jaramillo y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27
de noviembre de 2008. Serie C No. 192, p. 29.
– Corte IDH, Caso Tristán Donoso. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de enero de 2009 Serie C No. 193, pp. 13 y 29.
– Corte IDH, Caso Ríos y otros. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194, p. 15.
– Corte IDH, Caso Perozo y otros. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195, p. 15.
3.b.i.3) Medidas Provisionales
– Corte IDH, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República
Dominicana, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República Dominicana, 18 de agosto de 2000, pp. 3 y
29.
3.b.ii) Comisión Interamericana de Derechos Humanos
– CIDH, Visita "in loco", 17-21 de mayo de 1993 Perú, OEA/Ser.L/V/II.85, Doc. 8 rev.
(1994), p. 14.
xix
105
– CIDH, Informe No. 4/94, Caso 10.517, Juárez vs. El Salvador, OEA/Ser.L/V/II.85 Doc. 9
rev. en 164 (1994), p. 10.
– CIDH, Informe No. 1/95, Caso 11.006, García vs. Perú, OEA/Ser.L/V/II.88 Doc. 9 rev. en
71 (1994), p. 14.
– CIDH,
Informe
No.
28/96,
Caso
11.297,
Hernández
Lima
vs.
Guatemala.
OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 406 (1996), p. 11.
– CIDH, Informe No. 2/97, Caso 11.205, Jorge Luis Bronstein y otros vs. Argentina.
OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 241 (1997), p. 8.
– CIDH, Informe No. 55/97, Caso 11.137, Juan Carlos Abella vs. Argentina,
OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 271 (1997), p. 11.
– CIDH, Informe No. 49/99, Caso 11.610, Loren Laroye Riebe Star y otros vs. México,
OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 724 (1998), p. 11.
– CIDH,
Informe
No.
50/01,
Caso
12.069,
Damion
Thomas
vs.
Jamaica,
OEA/Ser.L/V/II.111 Doc. 20 rev. en 1086 (2000), p. 7.
– CIDH, Informe No. 51/01, Caso 9.903, Rafael Ferrer-Mazorra y otros vs. Estados Unidos,
OEA/Ser.L/V/II.111 Doc. 20 rev. en 1188 (2000), p. 16.
– CIDH, Informe No. 56/06, Caso 8-03, Admisibilidad, Wayne Smith vs. Estados Unidos,
OEA/Ser.L/V/II.127 Doc. 4 rev. 1 (2007), pp 10 y 23.
– CIDH, Informe No. 35/07, Caso 12.553, Jorge, José y Dante Peirano Basso vs. República
Oriental del Uruguay, OEA/Ser/L/V/II.127, Doc. 42. (2007), pp. 8 y 9.
– CIDH, Informe No. 59/07, Caso 12.293, Carlos Roberto Moreira vs. Brasil,
OEA/Ser.L/V/II.130 Doc. 22, rev. 1 (2007), p. 11.
– CIDH, Informe No. 64/08, Caso 11.691, Admisibilidad, Raghda Habbal e hijo vs.
Argentina, 25 de julio de 2008, p. 10.
xx
105
– CIDH, Alegatos escritos finales presentados por la CIDH en el Caso Castillo Petruzzi y
otros, CDH-11.319/213, 8 de marzo de 1999, p. 20.
– CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en la República Dominicana,
OEA/Ser.L/V/II.104 Doc. 49 rev., 17 de octubre de 1999, p. 30.
– CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo
en el Marco del Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiado,
OEA/Ser. L/VII.106, Doc. 40, rev., 28 de febrero de 2000, pp. 18, 22 y 24.
– CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/ll.116, Doc. 5 rev.,
22 octubre de 2002, p. 6.
– CIDH, Informe especial: Situación de los derechos de la mujer en Ciudad Juárez, México:
el derecho a no ser objeto de violencia y discriminación, OEA/Ser.L/V/II.117Doc. 1 rev.
1, 7 marzo de 2003, p. 26.
– CIDH, Informe especial sobre la situación de los derechos humanos en la cárcel de
Challapalca, Departamento de Tacna, República del Perú, OEA/Ser.L/V/II.118 doc. 3, 9
de octubre de 2003, p. 27.
– CIDH, Informe Anual 2006, OEA/Ser.L/V/II.127, 13 marzo de 2007, p. 5.
– CIDH, El acceso a la justicia como garantía de los derechos económicos, sociales y
culturales. Estudio de los estándares fijados por el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, OEA/Ser.L/V/II, 7 de septiembre de 2007, p. 10.
– CIDH, Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de
Libertad en las Américas, documento aprobado durante el 131º período ordinario de
sesiones, 3-14 de marzo de 2008, p. 8.
– Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Segundo Informe de
Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en
el Hemisferio, OEA/Ser./L/V/II.111, 16 de abril de 2001, pp. 17 y 20.
xxi
105
– Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Quinto Informe de
Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en
el Hemisferio, OEA/Ser.L/V/II.118, 29 diciembre 2003, p. 12.
3.b.iii) Tribunal Europeo de Derechos Humanos
– TEDH, Engel y otros vs. Países Bajos, Sentencia del 8 de junio de 1976, Serie A No. 22,
pp. 10 y 20.
– TEDH, Tyrer vs. Reino Unido, Sentencia del 25 de abril de 1978, Serie A No. 26, p. 4.
– TEDH, Deweer vs Bélgica, Sentencia del 27 de febrero de 1980, Serie A No. 35, p. 10.
– TEDH, Artico vs. Italia, Sentencia del 13 de mayo de 1980, Serie A No. 37, p. 18.
– TEDH, Campbell y Fell vs. Reino Unido, Sentencia del 28 de junio de 1984, Serie A No.
80, p. 10.
– TEDH, Abdulaziz, Cabales y Balkandali vs. Reino Unido, Sentencia del 28 de mayo de
1985, Serie A No. 94, p. 23.
– TEDH, H. vs. Bélgica, Sentencia del 30 de noviembre de 1987, Serie A No. 127-B, p. 9.
– TEDH, Olsson vs. Suecia (No. 1), Sentencia del 24 de marzo de 1988, Serie A No. 130, p.
20.
– TEDH, Müller y otros vs. Suiza, Sentencia del 24 de mayo de 1988, Serie A No. 133, p. 20.
– TEDH, Berrehab vs. Países Bajos, Sentencia del 21 de junio de 1988, Serie A No. 138, p.
24.
– TEDH, Fox, Campbell y Hartly vs. Reino Unido, Sentencia de 26 de junio de 1990, Serie
A No. 182, p. 6.
– TEDH, Moustaquim vs. Bélgica, Sentencia del 18 de febrero de 1991, Serie A No. 193, p.
3.
– TEDH, Ezelin vs. Francia, Sentencia del 26 de abril de 1991, Serie A No. 202, p. 20.
xxii
105
– TEDH, Beldjoudi vs. Francia, Sentencia del 26 de marzo de 1992, Serie A No. 234-A, p.
23.
– TEDH, Hadjianstassiou vs. Grecia, Sentencia del 16 de diciembre de 1992, Serie A No.
252, p. 13.
– TEDH, Welch vs. Reino Unido, Sentencia del 9 de febrero de 1995, Serie A No. 307-A, p.
20.
– TEDH, McMichael vs. Reino Unido, Sentencia del 24 de febrero de 1995, Serie A No. 307B, p. 23.
– TEDH, Nasri vs. Francia, Sentencia del 13 de julio de 1995, Serie A No. 320-B, p. 3.
– TEDH, C.R. vs. Reino Unido, Sentencia del 22 de noviembre de 1995, Serie A No. 335-C,
p. 19.
– TEDH, S.W. vs. Reino Unido, Sentencia del 22 de noviembre de 1995, Serie A No. 335-B,
p. 19.
– TEDH, Gül vs. Suiza, Sentencia del 19 de febrero de 1996, 1996-I, p. 3.
– TEDH, Johansen vs. Noruega, Sentencia del 7 agosto de 1996, 1196-III, p. 23.
– TEDH, Bronda vs. Italia, Sentencia del 9 de junio de 1998, 1998-IV, p. 23.
– TEDH, Brogan y otros vs. Reino Unido, Sentencia del 29 de noviembre de 1998, Serie A
No. 145-B, p. 7.
– TEDH, García Ruiz vs. España, Sentencia del 21 de enero de 1999, p. 9.
– TEDH, Elsholz vs. Alemania, Sentencia del 13 de julio de 2000, p. 23.
– TEDH, Ecer y Zeyrek vs. Turquía, Sentencia del 27 de febrero de 2001, p. 19.
– TEDH, Franz Fischer vs. Austria, Sentencia del 29 de mayo de 2001, p. 14.
– TEDH, T y K vs. Finlandia, Sentencia del 12 de julio de 2001, p. 23.
– TEDH, Boultif vs. Suiza, Sentencia del 2 de de noviembre de 2001, p. 24.
– TEDH, Buchberger vs. Austria, Sentencia del 20 de diciembre de 2001, p. 23.
xxiii
105
– TEDH, Lagerblom vs. Suecia, Sentencia del 14 de enero de 2003, p. 17.
– TEDH, Suominen vs. Finlandia, Sentencia del 1 de julio de 2003, p. 13.
– TEDH, Benhebba vs. Francia, Sentencia del 10 de julio de 2003, p. 24.
– TEDH, Puhk vs. Estonia, Sentencia del 10 de febrero de 2004, p. 19.
– TEDH, Sisojeva y otros vs. Letonia, Sentencia del 16 de junio de 2005, p. 25.
– TEDH, Aoulmi vs. Francia, Sentencia del 17 de enero de 2006, p. 24.
– TEDH, Rodriguez Da Silva vs. Países Bajos, Sentencia del 31 de enero de 2006, pp. 23 y
24.
– TEDH, Sezen vs. Países Bajos, Sentencia del 31 de enero de 2006, p. 24.
– TEDH, Lupsa vs. Rumania, Sentencia del 8 de junio de 2006, p. 24.
– TEDH, Shevanova vs. Letonia, Sentencia del 15 de junio de 2006, p. 25.
– TEDH, Kaftailova vs. Letonia, Sentencia del 22 de junio de 2006, p. 25.
– TEDH, Üner vs. Países Bajos, Sentencia del 18 de octubre de 2006, pp. 24 y 25.
– TEDH, Kaya vs. Alemania, Sentencia del 28 de junio de 2007, p. 25.
– TEDH, Chair y J. B. vs. Alemania, Sentencia del 6 de diciembre de 2007, p. 25.
– TEDH, Maslov vs. Austria, Sentencia del 23 de junio de 2008, p. 25.
– TEDH, Korbely vs. Hungría, Sentencia del 19 de septiembre de 2008, p. 20.
– TEDH, Saviny vs. Ucrania, Sentencia del 18 de diciembre de 2008, p. 23.
– TEDH, Grant Joseph vs. Reino Unido, Sentencia del 8 de enero de 2009, pp. 24 y 25.
– TEDH, Onur vs. Reino Unido, Sentencia del 17 de febrero de 2009, pp. 24 y 25.
3.b.iv) Corte Internacional de Justicia
– ICJ, Barcelona Traction, Light and Power Co, Second Phase, Judgment, I.C.J. Reports
1970, p. 15.
xxiv
105
– ICJ, Legal Consequences for States of the Continued Presence of South Africa in Namibia
(South West Africa) notwithstanding Security Council Resolution 276 (1970), Advisory
Opinion of 21 June 1971, p. 15.
– ICJ, Application of the Convention on the Prevention and Punishment of the Crime of
Genocide (Bosnia and Herzegovina vs. Yugoslavia), Preliminary Objections, Judgment of
11 July 1996, p. 15.
3.b.v) Corte Permanente de Justicia Internacional
– P.C.I.J., Case The Factory at Chorzów, Sentencia del 26 de julio de 1927, PCIJ, Serie A,
No.9, p. 28.
3.b.vi) Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus
Familiares
– Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus
Familiares, Examen de los informes presentados por los estados partes de conformidad
con el artículo 9 de la Convención: Mali, CMW/C/MLI/CO/1, 31 de mayo de 2006, p. 30.
– Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus
Familiares, Informe Anual 2007, A/62/48, p. 30.
– Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus
Familiares, Respecting the rights of all migrant workers as a tool to enhance development
en “A contribution by the committee on migrant workers to the general assembly’s high
level dialogue on migration and development”, CMV/C4/CRP/2, 15 de diciembre de 2005,
p. 4.
xxv
105
3.b.vii) Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial
– Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, Recomendación General No. 30:
La Discriminación contra los no ciudadanos, 2004, pp. 18, 24, 25 y 30.
3.b.viii) Comité de Derechos Humanos
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 6: Derecho a la vida, 30 de abril
de 1982, p. 26.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 8: Derecho a la libertad y
seguridad de las personas, 30 de junio de 1982, p. 8.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 13: Igualdad ante los tribunales
y derecho de toda persona a ser oída públicamente por un tribunal competente establecido
por la ley (art. 14), 13 de abril de 1984, pp. 6 y 22.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 17, Derechos del Niño, 7 de
junio de 1989, p. 22.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 19: Protección de la familia,
derecho a contraer matrimonio e igualdad de los esposos, 27 de julio de 1990, p. 23.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 28: La igualdad de derechos
entre hombres y mujeres, 29 de marzo de 2000, p. 26.
– Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32: El derecho a un juicio
imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, 23 de agosto de 2007, p.
17.
– Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 560/1993: Australia. 30/04/97,
Dictamen emitido a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, CCPR/C/59/D/560/1993, p. 9.
xxvi
105
– Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 701/1996: España. 11/08/2000,
Dictamen a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo Facultativo del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, CCPR/C/69/D/701/1996 , p. 11.
– Comité
de
Derechos
Humanos,
Observaciones
Finales:
Irak.
19/11/97,
CCPR/C/79/Add.84, p. 19.
– Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 1007/2001: España. 7/08/03, Dictamen
a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, CCPR/C/78/D/1007/2001, p. 11.
3.b.ix) Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
– Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Recomendación General
No. 26 sobre las trabajadoras migratorias, CEDAW/C/2009/WP.1/R, 5 de diciembre de
2008, p. 5.
xxvii
105
4) Exposición de los hechos
La República de Evaristo (en adelante, “Evaristo”) es un estado en vías de desarrollo en el
que el 96% de la población es de ascendencia africana y habla kreyòl, y un 75% vive en la
pobreza. Asimismo, tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental y
existe un patrón de discriminación en perjuicio de las mujeres. Como consecuencia de las
recurrentes crisis económicas, millones de evaristanos han migrado hacia la República de
Tynalandia (en adelante, “Tynalandia” o “el Estado”).
El 17 de junio de 1981, Rosalie Fournier (en adelante, “R. F.”), ciudadana de Evaristo,
siendo una niña huérfana y careciendo de medios de subsistencia, fue llevada a Tynlandia,
donde trabajó en una plantación por jornadas excesivamente largas, sin descanso y sin recibir
remuneración a cambio. Luego de escaparse de allí sin documentos, aprovechando un
descuido de los guardias, comenzó a trabajar como prostituta, delito por el que fue detenida el
22 de abril de 1982 y, posteriormente, condenada, cumpliendo la pena que le impusieron.
En noviembre de 1989, al poco tiempo de nacer su hijo Bruno Tamba (en adelante “B. T.”)
se separó del padre del niño debido a los problemas de comunicación que generaba la
dificultad que ella tenía con el idioma castellano, trasladándose junto a su hijo a otra ciudad.
La crisis que afectó la economía de Tynalandia a partir de 1991 generó reacciones adversas
de la población hacia los inmigrantes y diversos eventos de violencia. En este contexto, en
marzo de 1994 se aprobó la Ley 24326 que calificó al delito de prostitución, entre otros, como
delito federal agravado. Aquellos inmigrantes que cometieran o hubieran cometido este tipo
de delitos serían sometidos a deportación obligatoria y prohibición de regresar, sin excepción
alguna. En aplicación de dicha norma fueron deportados 1.1 millones de inmigrantes.
El 27 de mayo de 2003, debido al robo de dos computadoras en su lugar de trabajo, R. F.
fue interrogada por personal policial. Cuando le pidieron sus documentos, ella entregó su
licencia de conducir y, ante una pregunta del oficial, respondió que había estado detenida por
1
105
ejercer la prostitución y que era extranjera. Inmediatamente fue llevada a la comisaría donde
le informaron que permanecería allí hasta que se decidiera sobre la aplicación de la Ley 24326
a su caso. Al día siguiente, un oficial de migración únicamente la interrogó sobre los meses
que trabajó de prostituta, su entrada al país y su estatus migratorio, a lo que ella respondió con
la verdad. Esa misma noche fue confinada al centro de detención de migrantes “Gándara”,
ubicado a trece horas de distancia de la ciudad. A su arribo, se le negó la provisión de un
abogado de oficio y se le dio una lista de letrados y organizaciones que ofrecían asistencia
legal gratuita. Recién diez días después pudo reunirse con un abogado de la Organización
“F.A.L.F.” que no hablaba kreyòl, por lo que su entrevista se realizó en castellano,
haciéndosele saber que su detención se basaba en su situación migratoria y no en el robo.
Los alegatos de la defensa durante la audiencia del 22 de noviembre de 2003- que se llevó
a cabo con la asistencia de un intérprete- no fueron tenidos en cuenta por el juez al momento
de dictar sentencia, por lo que ordenó el 18 de diciembre de 2003 la inmediata deportación de
R. F. Asimismo, dispuso que B. T. permaneciera en Tynalandia bajo la custodia de su padre.
Dado que R. F. -siguiendo los consejos de su abogado- decidió no apelar la sentencia,
finalmente fue deportada a Evaristo el 22 de enero de 2004, sin poder despedirse de su hijo.
Una vez allí, se le negó la posibilidad de iniciar un expediente de reunificación familiar.
El 10 de julio de 2004, la ONG “Fronteras” presentó una denuncia ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, “la Comisión”). Cumplidos los plazos y
trámites correspondientes, ésta decidió someter el caso ante la Honorable Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte” o “el Tribunal”).
5) Análisis legal del caso
La Comisión reconoce “que los Estados históricamente han dispuesto de una discreción
considerable en el derecho internacional para controlar el ingreso de extranjeros a su
2
105
territorio” 1 . Sin embargo, si bien es un atributo de los estados tomar decisiones soberanas
acerca de su política de migración, éstas deben ser compatibles con las normas de protección
de los derechos humanos 2 .
En este sentido, los Estados Parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(en adelante “la Convención”), en virtud del art. 1.1 de dicho instrumento, asumen tres tipos
de obligaciones de carácter general hacia los individuos bajo su jurisdicción 3 . La primera
consiste en respetar los derechos humanos, lo cual implica no violar los derechos y libertades
consagrados 4 . La segunda, garantizarlos, es decir, organizar todo el aparato gubernamental a
fin de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos 5 . Por último,
los estados deben adoptar medidas en el ámbito interno para hacerlos efectivos 6 , removiendo
“cualquier obstáculo legislativo ‘o de otro carácter’ que impida que se respeten y hagan
respetar todos los derechos consagrados” 7 . A su vez, el incumplimiento de cualquiera de ellas
1
CIDH, Informe No. 51/01, Caso 9.903, Rafael Ferrer-Mazorra y otros vs. Estados Unidos, OEA/Ser.L/V/II.111
Doc. 20 rev. (2000), párr. 177.
2
Cf. Corte IDH, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República Dominicana, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República
Dominicana, 18 de agosto de 2000, considerando 4; TEDH, Gül vs. Suiza, Sentencia del 19 de febrero de 1996,
1996-I, párr. 38; Nasri vs. Francia, Sentencia del 13 de julio de 1995, Serie A No. 320-B, párr. 41; Moustaquim
vs. Bélgica, Sentencia del 18 de febrero de 1991, Serie A No. 193, párr. 43; Asamblea General de las Naciones
Unidas, Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas
de Intolerancia, A/CONF.189/12, Durban, 8 de septiembre de 2001, párr. 38 y Perruchoud, Richard, “Los
derechos humanos de los migrantes – Una responsabilidad compartida”, en Revista Migraciones, julio de 2008,
OIM, 2008, p. 3.
3
Cf. García Ramírez, Sergio, “Las reparaciones en el sistema interamericano de protección de los derechos
humanos” en Corte IDH, El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del
siglo XXI, tomo I, 2ª edición, San José, 2003, p. 153.
4
Cf. Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez. Fondo. Sentencia del 29 de julio de 1988, Serie C No. 4, párr. 169 y
Caso Godínez Cruz. Fondo. Sentencia de 20 de enero de 1989. Serie C No. 5, párr. 178.
5
Cf. Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, cit., párr. 166; Caso Las Palmeras. Fondo. Sentencia de 6 de
diciembre de 2001. Serie C No. 90, voto razonado juez Barberis, párr. 4 y Saavedra Alessandri, Pablo, “La
Respuesta de la Jurisprudencia de la Corte Interamericana a las Diversas Formas de Impunidad en casos Graves
de Violaciones de Derechos Humanos”, en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto
de siglo: 1979-2004, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2005, p. 389.
6
Cf. Corte IDH, Caso Durand y Ugarte. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68, párr. 137 y
Caso Castillo Petruzzi y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de mayo de 1999. Serie C No. 52,
párr. 207.
7
García Sayán, Diego, “Una Viva Interacción: Corte Interamericana y Tribunales Internos”, en AA.VV., La
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, San José, 2005, p. 329.
3
105
está siempre relacionado con la violación de algún derecho específico 8 , como se analizará a
continuación.
Por último, toda vez que “los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya
interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida
actuales” 9 y que el art. 29.b de la Convención prohíbe una interpretación restrictiva de los
derechos 10 , la Comisión invocará en el presente memorial numerosos instrumentos vigentes
que forman parte del corpus iuris del derecho internacional de protección de los derechos
humanos, a la luz de los cuales interpretará las disposiciones de la Convención.
5.a) Tynalandia violó el art. 7 en relación con el art. 1.1 de la Convención
Los migrantes suelen ser injustamente calificados como delincuentes 11 y son víctimas de
prejuicios culturales 12 y actos de racismo y xenofobia 13 , lo cual es facilitado por la extrema
vulnerabilidad en que suelen encontrarse 14 , en especial, aquéllos en situación irregular 15 , los
8
Cf. Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez. cit., párr. 162; Caso Neira Alegría y otros. Fondo. Sentencia de 19
de enero de 1995 Serie C No 20, párr. 85 y Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica
relacionada con la naturalización. Opinión Consultiva OC-4/84 de 19 de enero de 1984. Serie A No. 4, párr. 53.
9
Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de
junio de 2005. Serie C No. 125, párrs. 124 y 125 y TEDH, Tyrer vs. Reino Unido, Sentencia del 25 de abril de
1978, Serie A No. A26, párr. 31.
10
Cf. Corte IDH, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 148.
11
Cf. Consejo Económico y Social, Grupo de Trabajo Intergubernamental de Expertos en los Derechos Humanos
de los Migrantes, Informe, E/CN.4/1999/80, 9 de marzo de 1999, párr. 41.
12
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los migrantes indocumentados, Opinión Consultiva OC18/03 de 17 de septiembre de 2003, Serie A No. 18, párr. 113.
13
Cf. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Discurso pronunciado durante la
apertura del “Seminario de Expertos sobre recursos que pueden usar las víctimas de actos de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”, Ginebra, 6-18 de febrero de 2000; Consejo
de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre los derechos humanos de los migrantes, Sr. Jorge
Bustamante, A/HRC/7/12, séptimo período de sesiones, 25 de febrero de 2008, párr. 25 y Organización
Internacional para las Migraciones, Mesa Redonda sobre el respeto efectivo de los derechos humanos y la
dignidad de los migrantes: “Nuevas necesidades y respuestas”, Ferney-Voltaire, 9-11 de febrero de 1996, p. 1.
14
Cf. Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial para los derechos humanos de los
migrantes, Sra. Gabriela Rodríguez Pizarro, E/CN.4/2000/82, 6 de enero de 2000, párr. 71; Asamblea General
de las Naciones Unidas, Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las
Formas Conexas de Intolerancia, cit., párr. 50 y Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad, adoptadas por la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, Brasilia, 4-6 de marzo de
2008, regla 13.
15
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los migrantes indocumentados, cit., párrs. 112 y 113;
Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familiares, Respecting the
rights of all migrant workers as a tool to enhance development en “A contribution by the committee on migrant
4
105
afrodescendientes 16 y las mujeres 17 . Por ello, es vital analizar las problemáticas migratorias
desde la perspectiva del respeto a los derechos humanos 18 .
A raíz de la crisis económica en Tynalandia, su población reclamó medidas de
endurecimiento para con la inmigración, lo que generó una situación de hostigamiento hacia
los inmigrantes, en su mayoría afrodescendientes, en la que fueron asesinados 42 evaristanos
entre 1992 y 1993. En 1994, la situación se vio agravada por la sanción de la Ley 24326, en
virtud de la cual fueron expulsados 1 de cada 3 evaristanos que vivían en Tynalandia, lo que
representa el 65% de la totalidad de los inmigrantes deportados.
En este contexto, el día de su detención R. F. notó que, pese a que el personal del hotel
donde trabajaba no estaba compuesto únicamente por afrodescendientes, la policía sólo
interrogó a éstos por el presunto robo. Ello es contrario a lo establecido por la Corte en el
Caso Servellón García puesto que “el Estado no puede actuar en contra de un determinado
grupo de personas, ya sea por motivos de género, raza, color, (…) origen nacional, étnico o
social, nacionalidad, (…) o cualquier otra condición” 19 , pues “existe un vínculo indisoluble
entre la obligación de respetar y garantizar los derechos humanos y el principio de igualdad
ante la ley y no discriminación, y este debe impregnar toda la actuación del Estado” 20 .
Por otra parte, el Tribunal ha dicho que para “evitar conductas ilegales o arbitrarias desde
el acto mismo de la privación de la libertad (…) [el detenido] tiene derecho a ser informado
workers to the general assembly’s high level dialogue on migration and development”, CMV/C4/CRP/2, 15 de
diciembre de 2005, párrs. 14 y 15.c) y Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención internacional
sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, Resolución No.
57/201, 16 de enero de 2003, preámbulo.
16
Cf. CIDH, Informe Anual 2006, OEA/Ser.L/V/II.127, 13 marzo de 2007, párr. 87 y Asamblea General de las
Naciones Unidas, Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas
Conexas de Intolerancia, cit., párr. 34.
17
Cf. Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General, Migración internacional y
desarrollo 2006, Resolución A/60/871, 18 de mayo de 2006, párr. 7 y Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, Recomendación General No. 26 sobre las trabajadoras migratorias,
CEDAW/C/2009/WP.1/R, 5 de diciembre de 2008, párr. 5.
18
Cf. Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familiares, Respecting
the rights of all migrant workers as a tool to enhance development, cit., párr. 2.
19
Corte IDH., Caso Servellón García y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de septiembre de
2006. Serie C No. 152, párr. 95.
20
Ibídem y Condición Jurídica y Derechos de los migrantes indocumentados, cit., párrs. 85, 100 y 101.
5
105
de sus motivos y razones cuando ésta se produce” 21 . Por ende, el art. 7.4 no admite excepción
y debe ser observado independientemente de la forma en que ocurra la detención 22 . El agente
que lleva a cabo la detención debe, a su vez, informar en un lenguaje simple y libre de
tecnicismos, los hechos y bases jurídicas esenciales en los que ésta se funda. No se satisface
lo dispuesto en dicha norma si sólo se menciona la base legal23 , y es necesario que las razones
de la detención sean comunicadas en un idioma que la persona detenida comprenda 24 .
Cabe agregar que la Comisión ha manifestado reiteradamente que el art. 7 prevé “garantías
encaminadas a la protección de las personas contra la interferencia ilegítima o arbitraria de su
libertad por parte del Estado, tanto en relación con procesos penales como en otras esferas en
que los Estados puedan ejercer su autoridad” 25 .
En el sub lite, R. F. fue informada de la base legal de su detención en castellano, idioma
del cual posee un nivel de comprensión y comunicación básico. Esta limitación fue más
adelante reconocida por el Estado al nombrarle un intérprete en la audiencia de deportación.
Dado que hasta la primera entrevista con su abogado ella continuaba creyendo que había sido
detenida por su presunta participación en un robo, pese a que en realidad otras eran las
razones, el Estado no satisfizo los requisitos exigidos para cumplir con la garantía del art. 7.4.
En relación con el art. 7.5 de la Convención, la Corte ha entendido que “el control judicial
inmediato es una medida tendiente a evitar la arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones,
tomando en cuenta que en un Estado de Derecho corresponde al juzgador garantizar los
21
Corte IDH, Caso Yvon Neptune. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No.
180, párr. 105 y Caso Maritza Urrutia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2003.
Serie C No. 103, párr. 72.
22
Cf. Corte IDH, Caso López Álvarez. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C
No. 141, párrs. 83 y 84.
23
Cf. Corte IDH, Caso Yvon Neptune, cit, párr. 106; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 71 y
TEDH, Fox, Campbell y Hartly vs. Reino Unido, Sentencia de 26 de junio de 1990, Serie A No. 182, párr. 40.
24
Cf. Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención internacional sobre la protección de los derechos
de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, cit., art. 16.5 y Comité de Derechos Humanos,
Observación General No. 13: Igualdad ante los tribunales y derecho de toda persona a ser oída públicamente
por un tribunal competente establecido por la ley (art. 14), 13 de abril de 1984, párr. 8.
25
CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/ll.116, Doc. 5 rev., 22 octubre 2002,
párr. 121.
6
105
derechos del detenido [y] autorizar la adopción de medidas cautelares o de coerción, cuando
sea estrictamente necesario” 26 . Tal es la importancia de este control que debe garantizarse y
respetarse ex officio 27 y, de no haber mediado ningún tipo de control judicial, un detenido
debe ser liberado o puesto inmediatamente a disposición de un juez 28 . Añadió el Tribunal que
aquél debe comparecer personalmente ante el juez o autoridad competente y deber ser oído
directamente por éste 29 .
Si bien el Estado podría alegar que el oficial de migración ha controlado la legalidad de la
detención en este caso, ello no satisface los estándares en la materia puesto que la Corte ha
expresado que un funcionario no puede revisar la legalidad de su propia orden 30 . Además,
dicho funcionario no reúne las condiciones fijadas por el Tribunal para ejercer funciones
judiciales, esto es, ser “un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley” 31 . Es evidente que un oficial de migración, parte integrante de la
Oficina de Migraciones y Censos dependiente del Poder Ejecutivo, no reúne dichas
características.
La Comisión también considera que Tynalandia violó el art. 7.3 de la Convención ya que si
bien la detención de R. F. fue en un primer momento legal, devino arbitraria al carecer de la
correspondiente revisión judicial y al no fundamentarse debidamente. En este sentido, en el
Caso Bayarri se señaló que “la arbitrariedad de la que habla el art. 7.3 tiene un contenido
26
Corte IDH, Caso Bayarri. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de octubre de
2008. Serie C No. 187, párr. 63; Caso Castillo Páez. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No.
34, párr. 108 y CIDH, Informe No. 50/01, Caso 12.069, Damion Thomas vs. Jamaica, 4 de abril de 2001,
OEA/Ser.L/V/II.111 Doc. 20 rev. en 1086 (2000), párrs. 37 y 38.
27
Cf. Corte IDH,. Caso Yvon Neptune, cit., párr. 114 y Asamblea General de las Naciones Unidas, Conjunto de
Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión,
Resolución No. 43/173, 9 de diciembre de 1988, Principio 4.
28
Cf. TEDH, Brogan y otros vs. Reino Unido, Sentencia del 29 de noviembre de 1998, Serie A No. 145-B, párr.
59.
29
Cf. Corte IDH, Caso Bayarri, cit., párr. 65; Caso Acosta Calderón. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 78.
30
Cf. Corte IDH, Palamara Iribarne. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005.
Serie C No. 135, párr. 223.
31
Corte IDH. Caso Tibi. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párr. 119 y Caso Cantoral Benavides. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000.
Serie C No. 69, párrs. 74 y 75.
7
105
jurídico propio, cuyo análisis sólo es necesario cuando se trata de detenciones consideradas
legales” 32 , como ocurre en el presente caso. Asimismo, se ha advertido que esta garantía
adquiere particular relevancia en casos de detenciones en el marco de controles migratorios 33 .
La Corte ha establecido que nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por
causas y métodos que -aún calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con
el respeto a los derechos fundamentales del individuo por ser irrazonables, imprevisibles, o
faltos de proporcionalidad 34 , debiendo por tanto respetarse los siguientes requisitos: i) que la
finalidad de las medidas que priven o restrinjan la libertad sea legítima, basada en que el
acusado impedirá el desarrollo del procedimiento o eludirá la acción de la justicia 35 ; ii) que
sean idóneas para cumplir con el fin perseguido 36 ; iii) que sean necesarias, es decir,
absolutamente indispensables para conseguir el fin deseado, no existiendo una medida menos
gravosa 37 ; y iv) que sean estrictamente proporcionales 38 , de tal forma que el sacrificio
inherente a la restricción del derecho a la libertad no resulte exagerado o desmedido frente a
las ventajas que se obtienen mediante tal restricción, debiendo todos estos requisitos valorarse
periódicamente 39 . Así, cualquier restricción a la libertad que no contenga una motivación
suficiente que permita evaluar si se ajusta a las condiciones señaladas será arbitraria y, por
32
Corte IDH, Caso Bayarri, cit., párr. 62 y Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, cit., párrs. 93 y 96.
Cf. Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 8: Derecho a la libertad y seguridad de las
personas, 30 de junio de 1982, párr. 1.
34
Cf. Corte IDH, Caso Bámaca Velásquez. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70, párr.
139; Caso Durand y Ugarte, cit., párr. 85 y Caso Gandaram Panday. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 21 de enero de 1994. Serie C No. 16, párr. 47.
35
Cf. Corte IDH., Caso Servellón García y otros, cit., párr. 90; Caso Acosta Calderón, cit., párr. 111 y CIDH,
Informe No. 2/97, Caso 11.205, Jorge Luis Bronstein y otros vs. Argentina. OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en
241 (1997), párr. 28.
36
Cf. Corte IDH, Caso Yvon Neptune, cit., párr.98 y Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, cit., párr. 93.
37
Cf. Corte IDH, Caso García Asto y Ramírez Rojas. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 106; Caso Palamara Iribarne, cit., párr. 50 y
CIDH, Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las
Américas, documento aprobado durante el 131º período ordinario de sesiones, 3-14 de marzo de 2008, principio
3.
38
Cf. Corte IDH, Caso "Instituto de Reeducación del Menor". Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 228.
39
Cf. Corte IDH, Caso Bayarri, cit., párr.74; Caso Palamara Iribarne, cit., párr. 198 y CIDH, Informe No.
35/07, Caso 12.553, Jorge, José y Dante Peirano Basso vs. República Oriental Del Uruguay,
OEA/Ser/L/V/II.127, Doc. 42 (2007), párr. 108.
33
8
105
tanto, violará el art. 7.3 de la Convención 40 , incluso si la entrada del migrante al país ha sido
ilegal 41 .
Además, se ha recomendado a los estados que formulen y apliquen sistemas alternativos a
la privación de libertad en el contexto de los flujos de migración de personas indocumentadas,
garantizando que un juez resuelva sobre la legalidad y subsistencia de los motivos de la
medida de manera que ésta opere únicamente como último recurso 42 .
En virtud de lo señalado, el Estado violó el art. 7.3 de la Convención porque no sólo no
tuvo en cuenta las condiciones personales de R. F. y su arraigo en Tynalandia, entre otros
factores que hubieran podido motivar la adopción de una medida cautelar menos gravosa, sino
que tampoco dictó resolución alguna que contenga un fundamento razonado y objetivo sobre
la procedencia de la detención como medida cautelar en el caso concreto con los límites
establecidos por la Corte.
Por último, la Comisión entiende que también se infringió el art. 7.1 del tratado ya que el
Tribunal ha manifestado de manera constante que “cualquier violación de los numerales 2 al 7
del art. 7 de la Convención acarreará necesariamente la violación del art 7.1 de la misma” 43 .
5.b) Tynalandia violó los arts. 8, 24 y 25 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención
5.b.i) Violación de los arts. 8.2.h y 25 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención
Las garantías judiciales enumeradas en el art. 8 de la Convención “sirven para proteger,
asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho” 44 . Por su parte, el art. 25 del
40
Cf. Corte IDH, Caso García Asto y Ramírez Rojas, cit., párr. 128; Caso Yatama. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127, párr. 152; TEDH, García
Ruiz vs. España, Sentencia del 21 de enero de 1999, párr. 26 y H. vs. Bélgica, Sentencia del 30 de noviembre de
1987, Serie A No. 127-B, párr. 53.
41
Cf. Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 560/1993: Australia. 30/04/97. Dictamen emitido a
tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, CCPR/C/59/D/560/1993, párr. 9.4.
42
Cf. CIDH, Informe 35/07, cit., párr. 107; Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre
los derechos humanos de los migrantes, Sr. Jorge Bustamante, cit., párr. 65 y Asamblea General de las Naciones
Unidas, Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad (Reglas de
Tokio), Resolución No. 45/110, 14 de diciembre de 1990, Regla 6.2.
43
Corte IDH, Caso Yvon Neptune, cit., párr. 91 y Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez., cit., párr. 54.
9
105
tratado consagra un derecho-garantía de obtener la protección o tutela judicial de los derechos
humanos 45 . Cançado Trindade ha propuesto la indisociabilidad entre las garantías del art. 8 y
el derecho a la protección judicial consagrado en el art. 25, afirmando que ambos se
complementan y se completan 46 . En igual sentido, la Corte ha destacado que “los Estados
Partes se obligan a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de violaciones de
derechos humanos (art. 25), los cuales deben ser sustanciados de conformidad con las reglas
del debido proceso legal (art. 8.1)” 47 .
Es preciso tener en cuenta que las sanciones administrativas son, como las penales, una
expresión del poder punitivo del estado y que tienen, en ocasiones, naturaleza similar a la de
éstas 48 , por lo que las garantías mínimas del art. 8 se aplican también a los procesos
administrativos 49 , incluidos los de expulsión tanto de nacionales como de extranjeros 50 .
44
Corte IDH, El Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 25.
45
Cf. Ayala Corao, Carlos M., “Del Amparo Constitucional al Amparo Interamericano como institutos para la
protección de los Derechos Humanos”, en AA.VV., Fix-Zamudio, Héctor, Liber Amicorum, Vol. I, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, San José, 1998, p. 345.
46
Cf. Corte IDH, Caso Acevedo Jaramillo. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, voto razonado juez Cançado Trindade, párr. 6 y Caso de la Masacre
de Pueblo Bello. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006, Serie C No. 140, voto
razonado juez Cançado Trindade, párr. 29.
47
Corte IDH, Caso de las Hermanas Serrano Cruz. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de marzo de
2005, Serie C No. 120, párr. 76; Caso de los 19 Comerciantes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
julio de 2004. Serie C No. 109, párr. 194; Caso Godínez Cruz. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de
junio de 1987. Serie C No. 3, párr. 93; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Excepciones Preliminares. Sentencia
de 26 de junio de 1987. Serie C No. 2, párr. 90 y Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones Preliminares.
Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie C No. 1, párr. 91; CIDH, Informe No. 4/94, Caso 10.517, Juárez vs. El
Salvador, OEA/Ser.L/V/II.85 Doc. 9 rev. en 164 (1994), p. 181 y Cardona Llorens, Jorge, “La función
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Consideraciones sobre la naturaleza jurídica de la
función contenciosa de la Corte a la luz de su jurisprudencia”, en Corte IDH, El sistema interamericano de
protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, tomo I, 2ª edición, San José, 2003, p. 321.
48
Cf. Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de
2006. Serie C No. 151, voto razonado juez García Ramírez, párr. 8 y Caso Baena Ricardo y otros. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párrs. 106 y 124.
49
Cf. Corte IDH, Caso Ivcher Bronstein. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001.
Serie C No. 74, párr. 105 y Caso del Tribunal Constitucional. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
enero de 2001. Serie C No. 71, párr. 69; CIDH, El acceso a la justicia como garantía de los derechos
económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, OEA/Ser.L/V/II, 7 de septiembre de 2007, párr. 99; TEDH, Campbell y Fell vs. Reino Unido,
Sentencia del 28 de junio de 1984, Serie A No. 80, párr. 68; Deweer vs. Bélgica, Sentencia del 27 de febrero de
1980, Serie A No. 35, párr. 49 y Engel y otros vs. Países Bajos, Sentencia del 8 de junio de 1976, Serie A No.
22, párr. 82.
50
Cf. CIDH, Informe No. 64/08, Caso 11.691, Admisibilidad, Raghda Habbal e Hijo vs. Argentina, 25 de julio
de 2008, párr. 54; Informe No. 56/06, Caso 8-03, Admisibilidad, Wayne Smith vs. Estados Unidos,
10
105
En este contexto, el derecho a que un tribunal superior examine o reexamine la legalidad
de toda sentencia adversa busca asegurar que ésta pueda ser revisada por un juez o tribunal
distinto y de superior jerarquía orgánica 51 que satisfaga las exigencias de competencia,
imparcialidad e independencia que la Convención establece 52 . De este modo, se debe poder
controlar la corrección del fallo tanto material como formalmente53 , pudiendo así el inculpado
impugnar la sentencia y lograr un nuevo examen integral de la cuestión, la totalidad de los
hechos y el acervo probatorio 54 , más allá de la denominación que se le dé al recurso 55 .
En Tynalandia, las sentencias de deportación pueden ser recurridas ante las Cortes de
Apelaciones. Sin embargo, “el derecho de recurrir del fallo, consagrado por la Convención, no
se satisface con la mera existencia de un órgano de grado superior” 56 , sino que estos recursos
deben ser efectivos, es decir, “deben dar resultados o respuestas al fin para el cual fueron
concebidos” 57 . No se considerarán efectivos aquéllos recursos cuya inutilidad haya quedado
demostrada en la práctica 58 , sin importar cuál sea la causa59 . Además, cuando los recursos son
OEA/Ser.L/V/II.127 Doc. 4 rev. 1 (2007), párr. 51 e Informe No. 49/99, Caso 11.610, Loren Laroye Riebe Star y
otros vs. México, OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 724 (1998), párr. 71.
51
Cf. Corte IDH, Caso Herrera Ulloa. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2
de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 158.
52
Cf. Corte IDH, Caso Lori Berenson Mejía. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de
2004. Serie C No. 119, párr. 193 y Rodríguez Pinzón, Diego, “The ‘victim’ requirement, the fourth instance
formula and the notion of ‘person’ in the individual complaint procedure of the Inter-American Human Rights
System”, ILSA Journal of International and Comparative Law, 2001, párr. 51.
53
Cf. CIDH, Informe No. 59/07, Caso 12.293, Carlos Roberto Moreira vs. Brasil, OEA/Ser.L/V/II.130 Doc. 22,
rev. 1 (2007), párr. 53; Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 1007/2001: España. 7/08/03,
Dictamen a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo Facultativo del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, CCPR/C/78/D/1007/2001, párrs. 7 y 8 y Comunicación No. 701/1996: España.
11/08/2000, Dictamen a tenor del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, CCPR/C/69/D/701/1996, párr. 11.1.
54
Cf. Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros, cit., voto concurrente juez Roux Rengifo, párr. 11.
55
Cf. Corte IDH, Caso Herrera Ulloa, cit., párrs. 165 y 167 y CIDH, Informe No. 55/97, Caso 11.137, Juan
Carlos Abella vs. Argentina, OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 271 (1997), párr. 259.
56
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de septiembre de 1998.
Serie C No. 41, párr. 161 y Medina Quiroga, Cecilia, La Convención Americana: Teoría y Jurisprudencia. Vida,
Integridad Personal, Libertad Personal, Debido Proceso y Recurso Judicial, Universidad de Chile, Santiago,
2003, p. 272.
57
Corte IDH, Caso Castañeda Gutman. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 78 y Caso del Pueblo Saramaka. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párr. 177 y CIDH, Informe No.
28/96, Caso 11.297, Hernández Lima vs. Guatemala. OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 406 (1996), párr. 72.
58
Cf. Corte IDH, Caso Baldeón García. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de abril de 2006. Serie C
No. 147, párr. 145 y Caso Maritza Urrutia, cit., párr. 116.
11
105
rechazados sin llegar al examen de la validez de los mismos o por razones fútiles, se exime la
necesidad de agotarlos dado que no pueden alcanzar su objeto 60 . La Relatoría sobre
Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias ha enfatizado la importancia de lo
señalado supra a los fines de garantizar el acceso de los extranjeros a un recurso judicial
efectivo para poder controvertir las decisiones de las autoridades migratorias, más allá de su
estatus migratorio 61 .
Las Cortes de Apelaciones de Tynalandia tardan dos años en promedio para tramitar un
recurso, lo cual genera un innegable efecto disuasivo. En el cas d’espece, de haber interpuesto
el recurso, R. F. hubiese debido permanecer privada de su libertad durante todo ese lapso de
tiempo. Asimismo, todos los recursos interpuestos hasta el momento en casos de deportación
han sido rechazados in limine, sin mayor fundamento. Por ello, deberá desestimarse todo
argumento del Estado con relación a que R. F. no recurrió el fallo de primera instancia, en
virtud de que ha quedado de manifiesto que dicho recurso no ha sido eficaz, violándose así los
arts. 8.2.h y 25 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención.
5.b.ii) Violación del art. 8.1 en relación con el art. 1.1 de la Convención
El deber de motivar las resoluciones es una de las garantías para salvaguardar el derecho a
un debido proceso 62 . Al respecto, ha dicho la Corte que la motivación “es la exteriorización
59
Cf. Corte IDH, Caso Salvador Chiriboga. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 6 de mayo de 2008.
Serie C No. 179, párr. 88 y Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9,
párr. 24.
60
Cf. Corte IDH, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Fondo. Sentencia de 15 de marzo de 1989. Serie C No. 6,
párr. 93; Caso Godínez Cruz. Fondo, cit., párr. 71; Caso Velásquez Rodríguez. Fondo, cit., párr. 68 y García
Ramírez, Sergio, “La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Materia de
Reparaciones” en AA.VV., La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2005, p. 135.
61
Cf. CIDH, Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Quinto Informe de Progreso
de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en el Hemisferio,
OEA/Ser.L/V/II.118, 29 diciembre 2003, párr. 307 y Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los
Migrantes Indocumentados, cit., párr. 121.
62
Cf. Corte IDH, Caso Apitz Barbera y otros. (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”). Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 78.
12
105
de la justificación razonada que permite llegar a una conclusión” 63 sin la cual las decisiones
serían arbitrarias 64 . De este modo, la argumentación de un fallo debe mostrar que han sido
debidamente considerados los alegatos de las partes, que el conjunto de pruebas ha sido
analizado y, cuando las decisiones son recurribles, proporcionar la posibilidad de criticar la
resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las instancias superiores 65 .
Siendo que Tynalandia ha ratificado la Convención, su Poder Judicial además debe ejercer
una especie de “control de convencionalidad” entre las normas internas y aquélla66 de modo
que los efectos de sus disposiciones no se vean mermados por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin 67 , evitando así la responsabilidad internacional del Estado68 .
En el sub lite, el juez que entendió en el proceso de deportación de R. F. no ejerció dicho
control toda vez que aplicó una norma violatoria del tratado. En efecto, la Ley 24326 al
prescribir la deportación de los inmigrantes que hayan cometido un delito federal agravado en
forma “obligatoria” y “sin excepción alguna”, frustró todo intento de sopesar las
circunstancias particulares del caso y redujo la tarea del magistrado a una mera verificación
de supuestos, dados los cuales cabía ineludiblemente la sanción de deportación.
Consecuentemente, no se tuvieron en cuenta argumentos presentados por la defensa, tales
como las obligaciones como madre soltera de R. F. en Tynalandia, el tiempo que había vivido
en ese país, los lazos que tenía con la comunidad local y la falta de conexiones con su país de
63
Corte IDH, Caso Tristán Donoso. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
enero de 2009 Serie C No. 193, párr. 152 y TEDH, Hadjianstassiou vs. Grecia, Sentencia del 16 de diciembre de
1992, Serie A No. 252, párr. 23.
64
Cf. Corte IDH, Caso Tristán Donoso, cit., párr. 153 y Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, cit., párr. 107.
65
Cf. TEDH, Suominen vs. Finlandia, Sentencia del 1 de julio de 2003, párr. 37.
66
Cf. Corte IDH, Caso Boyce y otros. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 78 y Caso Almonacid Arellano y otros. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr. 124.
67
Cf. Albanese, Susana, “La internacionalización del derecho constitucional y la constitucionalización del
derecho internacional” en Albanese, Susana (comp.), El control de convencionalidad, Ediar, Buenos Aires,
2008, p. 15.
68
Cf. Corte IDH, Caso Ximenes Lopes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C
No. 149, párr. 172; Caso Baldeón García, cit., párr. 140 y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110, párr. 72.
13
105
origen, lo cual tornó la sentencia carente de fundamentación suficiente. Por ello, la Comisión
entiende que el Estado violó el art. 8.1 en relación con el art. 1.1 de la Convención.
5.b.iii) Violación del art. 8.4 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención
El Tribunal Europeo ha manifestado que la garantía del ne bis in idem impide que una
persona sea “perseguida” dos veces en razón de la misma infracción 69 . Sin embargo, el art.
8.4 de la Convención ha ido más allá al utilizar la expresión “los mismos hechos”, término
más amplio en beneficio de la víctima 70 , “sin que importe la calificación abstracta que se
asigne a tal comportamiento en el segundo proceso” 71 . Se prohíbe así reiterar un nuevo
proceso y enjuiciamiento en base a los hechos respecto de los cuales ha recaído sentencia
firme 72 .
En 1982, siendo migrante indocumentada, R. F. fue condenada a la pena de seis meses de
libertad condicional y al pago de una multa de 500 pesos por haber cometido el delito de
prostitución, las que cumplió en tiempo y forma. Por lo tanto, al deportarla en 2004 en virtud
de los mismos hechos por los cuales ya había sido juzgada por los tribunales de Tynalandia, el
Estado vulneró el art. 8.4 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención.
5.b.iv) Violación de los arts. 8.2.a, 8.2.e y 24 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la
Convención
69
Cf. TEDH, Franz Fischer vs. Austria, Sentencia del 29 de mayo de 2001, párr. 29.
Cf. Corte IDH, Caso Loayza Tamayo. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33, párr. 66
y Acevedo, Domingo E., “La Decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre Enjuiciamiento
Penal Múltiple (Non Bis in Idem) en el Caso Loayza Tamayo”, en AA.VV., Fix-Zamudio, Héctor, Liber
Amicorum, Vol. I, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 1998, p. 286.
71
Acevedo, Domingo E., ob. cit., p. 293.
72
Cf. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo, cit., párr. 66; CIDH, Visita "in loco", 17-21 de mayo de 1993 Perú,
OEA/Ser.L/V/II.85, Doc. 8 rev. (1994), p. 516 e Informe No. 1/95, Caso 11.006, García vs. Perú,
OEA/Ser.L/V/II.88 Doc. 9 rev. en 71 (1994), pp. 107’-09 y Krsticevic, Viviana, “Reflexiones sobre la ejecución
de sentencias de las decisiones del sistema interamericano de protección de derechos humanos” en CEJIL,
Implementación de las decisiones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Buenos Aires, 2007, p. 58.
70
14
105
Hace ya 40 años, la Corte Internacional de Justicia indicó que la prohibición de la
discriminación racial, como así también de toda práctica directamente asociada a ésta,
constituyen normas erga omnes 73 . El mismo tribunal destacó la existencia de un vínculo
inescindible entre la no-discriminación y la vigencia efectiva de los derechos humanos. Así,
las distinciones, exclusiones, restricciones y limitaciones que sólo se fundan en la raza, la
ascendencia o el origen nacional o étnico, constituyen una denegación de los derechos
humanos y una violación flagrante de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
Unidas 74 e impiden “que una sociedad llegue a ser completamente democrática” 75 .
Dentro del Sistema Interamericano, el art. 24 de la Convención prohíbe todo tratamiento
discriminatorio de origen legal. En virtud de dicha disposición, interpretada en conjunto con
el art. 2 del tratado y el principio de no discriminación, es deber de los estados adoptar
medidas tendientes a la supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que
entrañen violación a las garantías allí previstas y eliminar las regulaciones de carácter
discriminatorio, absteniéndose de introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones
discriminatorias referentes a la protección de la ley 76 o de realizar acciones que, de cualquier
manera, vayan dirigidas, directa o indirectamente, a crear situaciones de discriminación de
jure o de facto 77 , combatiendo efectivamente las prácticas discriminatorias 78 . A su vez, los
estados deben expedir normas y desarrollar prácticas conducentes a la efectiva observancia de
73
Cf. ICJ, Barcelona Traction, Light and Power Co, Second Phase, Judgment, I.C.J. Reports 1970 y Application
of the Convention on the Prevention and Punishment of the Crime of Genocide (Bosnia and Herzegovina vs.
Yugoslavia), Preliminary Objections, Judgment of 11 July 1996, párr. 31.
74
Cf. ICJ, Legal Consequences for States of the Continued Presence of South Africa in Namibia (South West
Africa) notwithstanding Security Council Resolution 276 (1970), Advisory Opinion of 21 June 1971.
75
Medina Quiroga, Cecilia, “Género y acceso a la Justicia” en AA. VV., Defensa Pública: Garantía de acceso a
la Justicia, Ministerio Público de la Defensa, Buenos Aires, 2008, p. 239.
76
Cf. Corte IDH, Caso Perozo y otros. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
28 de enero de 2009. Serie C No. 195, párr. 379 y Caso Ríos y otros. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194, párr. 348.
77
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párr. 103.
78
Cf. Corte IDH, Caso López Álvarez, cit., párr.170; Caso de la Niñas Yean y Bosico. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie C No. 130, párr. 141 y Abramovich,
Víctor, “Los estándares interamericanos de derechos humanos como marco para la formulación y control de
políticas sociales” en Abramovich, Víctor, Bovino, Alberto y Courtis, Christian (comps.), La aplicación de los
tratados sobre derechos humanos en el ámbito local: la experiencia de una década, Del Puerto, Buenos Aires,
2007, p. 239.
15
105
dichas garantías 79 y revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus
sociedades, en perjuicio de determinado grupo de personas 80 . Tan crucial resulta el principio
de igualdad ante la ley que la Corte lo ha reconocido como parte integrante del jus cogens 81 ,
no pudiendo ser eludido en circunstancia alguna 82 . A partir de estas obligaciones, el Grupo de
Trabajo Intergubernamental de Expertos en los Derechos Humanos de los Migrantes ha dicho
que en ningún caso la nacionalidad de los migrantes puede eximir a los estados de la
obligación que les incumbe en virtud del derecho internacional de otorgarles las debidas
garantías procesales y un trato digno 83 , puesto que la protección de los derechos humanos
deriva de los atributos de la persona humana por el solo hecho de serlo y no por ser ciudadano
de un determinado estado 84 .
El Tribunal ha agregado que para alcanzar sus objetivos, “el proceso debe reconocer y
resolver los factores de desigualdad real de quienes son llevados ante la justicia” 85 . Si no
existieran esos medios de compensación, difícilmente se podría decir que quienes se
encuentran en condiciones de desventaja disfrutan de un verdadero acceso a la justicia y se
benefician de un debido proceso legal en condiciones de igualdad con quienes no afrontan
esas desventajas 86 , superándose así las limitaciones que implican la extrañeza cultural, la
ignorancia del idioma, el desconocimiento del medio y otras restricciones reales de las
79
Cf. Corte IDH, Caso Ximenes Lopes, cit., párr. 83 y Caso Gómez Palomino. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 136, párr. 91.
80
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párr. 104.
81
Cf. Corte IDH, Caso Servellón García y otros., cit., párrs. 94 y 95; Caso Yatama., cit., párr. 185 y Condición
Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párrs. 100 y 101 y Cançado Trindade, A. A., Tratado
de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Vol. II, Ed. Fabris S.A., Porto Alegre, 1999, pp. 76-82.
82
Cf. Corte IDH, Caso Acosta Calderón, cit., voto razonado juez Cançado Trindade, párr. 9.
83
Cf. Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre los derechos humanos de los
migrantes, Sr. Jorge Bustamante, cit., párrs. 43 y 71 y Organización Internacional del Trabajo, “Hacia un trato
justo de los trabajadores migrantes en la economía global”, Conferencia Internacional del Trabajo, 92º período
de sesiones, 2004, p. 91.
84
Cf. CIDH, Informe No. 51/01, Caso 9.903, Rafael Ferrer-Mazorra y otros vs. Estados Unidos,
OEA/Ser.L/V/II.111 Doc. 20 rev. en 1188 (2000), párr. 178.
85
Corte IDH, Caso Hilaire, Constantine y Benjamín y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 146 y Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados,
cit., párr.121.
86
Cf. Corte IDH, El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del
Debido Proceso Legal. Opinión Consultiva OC-16/99 del 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16, párr. 119.
16
105
posibilidades de defensa 87 . Por ello, si un acusado no comprende o no habla el idioma
empleado en un tribunal, el derecho a ser asistido por un intérprete provisto gratuitamente por
el estado 88 , consagra otro aspecto de los principios de la equidad y la igualdad de medios. En
el Caso Lagerblom vs. Suecia se destacó que la asistencia del intérprete debe permitir al
inculpado comprender el caso que se lleva en su contra y poder defenderse, especialmente
gracias a la posibilidad de poner al tribunal en conocimiento de su propia versión de los
hechos 89 . El Comité de Derechos Humanos ha añadido que este derecho existe en todas las
etapas del procedimiento y se aplica tanto a los extranjeros como a los nacionales 90 .
Teniendo en cuenta que la lengua es el principal medio de comunicación en el proceso
legal, la capacidad del inculpado de comprenderla y hablarla es crucial para la imparcialidad
del proceso 91 . Debe pues garantizarse que el inmigrante, “cualquiera sea su estatus, entienda
el procedimiento al que está sujeto, incluidos los derechos procesales que le asisten. A tal fin,
de ser necesario, deben ofrecerse servicios de traducción e interpretación en el idioma que la
persona entienda” 92 .
En el sub lite, R. F. no fue provista de un intérprete de kreyòl en ninguna de las instancias
previas del proceso llevado en su contra sino hasta la audiencia de deportación, lo cual la ha
colocado en una clara situación de inferioridad para desarrollar su defensa tan sólo por no
dominar el idioma castellano, violándose, de este modo, el art. 8.2.a de la Convención.
87
Ídem, voto concurrente razonado juez García Ramírez, párr. 7.
Cf. Rodríguez Rescia, Víctor Manuel, “El debido proceso legal y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos”, en AA.VV., Fix-Zamudio, Héctor, Liber Amicorum, Vol. II, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, San José, 1998, p.1308 y Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición
de vulnerabilidad, cit., regla 32.
89
Cf. TEDH, Lagerblom vs. Suecia, Sentencia del 14 de enero de 2003, párr. 61.
90
Cf. Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32, El derecho a un juicio imparcial y a la
igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, 23 de agosto de 2007, párr. 40.
91
Cf. Felming, Thomas M., “Right of accused to have evidence or court proceedings interpreted, because
accused or other participant in proceedings is not proficient in the language used”, American Law Reports, 32
A.L.R.5th 149, párr. 1.
92
Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Segundo Informe de Progreso de la
Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en el Hemisferio, OEA/Ser./L/V/II.111,
16 de abril de 2001, párr. 99.b.
88
17
105
Además, todo inculpado tiene el derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor
proporcionado por el estado, remunerado o no según la legislación interna, si no se defendiere
por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley 93 de conformidad
con lo dispuesto en el art. 8.2.e de la Convención.
Al llegar al centro de detención, R. F. solicitó hablar con un abogado pero le informaron
que ninguno sería designado de oficio por el Estado para casos de deportación. La Corte ha
sostenido que “los Estados pueden establecer distinciones objetivas y razonables, [siempre y]
cuando éstas se realicen con el debido respeto a los derechos humanos y de conformidad con
el principio de la aplicación de la norma que mejor proteja a la persona humana” 94 . La
Comisión entiende que la exclusión de los casos de migración del sistema público de defensa
legal no constituye una distinción que cumpla con esos requisitos 95 , máxime cuando el
Tribunal ha establecido que la negativa de la prestación de un servicio público gratuito de
defensa legal a los migrantes vulnera el derecho a las garantías y a la protección judicial 96 .
En el hipotético caso que se pretenda justificar tal omisión en razón de la existencia de
ONG’s y abogados que eventualmente proveyeran dicha asistencia, la Comisión debe
recordar que la Convención pone en cabeza del Estado el deber de proveerla, en tanto está
obligado a adoptar todas las medidas adecuadas para que la defensa provista sea efectiva 97 y
subsanar las deficiencias de que pudiere adolecer la asistencia prestada 98 . Debe, pues, montar
“un sistema de defensa verdadera y eficiente que batalle por los derechos del inculpado,
93
Cf. López Puleio, María Fernanda, “Acceso a un defensor penal” en Abramovich, Víctor, Bovino, Alberto y
Courtis, Christian (comps.), ob. cit., p. 544 y Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención
internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, cit.,
art. 18.2.d.
94
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párr. 105.
95
Cf. CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el Marco del
Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiado, OEA/Ser. L/VII.106, Doc. 40, rev., 28 de
febrero de 2000, párr. 127.
96
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párr. 126 y Comité para
la Eliminación de la Discriminación Racial, Recomendación General No. 30: La Discriminación contra los no
ciudadanos, 2004, párr. 4.
97
Cf. Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, cit., párr. 159 y Reglas de Brasilia sobre acceso a la
justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, cit., regla 30.
98
Cf. TEDH, Artico vs. Italia, Sentencia del 13 de mayo de 1980, Serie A No. 37, párr. 3.
18
105
garantizando su independencia, suficiencia, competencia, gratuidad, plenitud y oportunidad, y
proveer los medios para que la haya” 99 .
En el presente caso, si bien en Tynalandia existen letrados con conocimiento de kreyòl, el
abogado de R. F. hablaba únicamente castellano, por lo que la comunicación entre defensor y
defendida se vio claramente limitada. Como afirmó el juez García Ramírez, “las deficiencias
en la defensa se traducen, a fin de cuentas, en violación del mismo derecho, mal disimuladas
por un ejercicio aparente, que no resiste el menor análisis” 100 .
5.c) Tynalandia violó los arts. 9 y 22.6 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención
La insoslayable relevancia de los principios de legalidad e irretroactividad se materializa
en su calidad de “garantías inderogables” 101 , no sólo en virtud de la Convención sino también
a la luz de otros instrumentos internacionales de derechos humanos 102 . Estos principios
“presiden la actuación de todos los órganos del estado, en sus respectivas competencias,
particularmente cuando viene al caso el ejercicio de su poder punitivo” 103 . El Tribunal
Europeo, a su vez, ha enfatizado que propician una efectiva salvaguarda contra el
procesamiento, condena y castigo arbitrarios 104 . Se ha destacado, incluso, la necesidad del
respeto de las garantías mínimas del debido proceso y los derechos asociados a éste, como lo
99
Corte IDH, Caso Tibi, cit., voto concurrente razonado juez García Ramírez, párrs. 48 y 49.
Ídem, párr. 49.
101
Corte IDH, El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías, cit., párr. 13 y Medina Quiroga, Cecilia, “Las
Obligaciones de los Estados bajo la Convención Americana Sobre Derechos Humanos” en AA.VV., La Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004, ob. cit., p. 262.
102
Cf. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Digest of Jurisprudence of the
UN and Regional Organizations on the Protection of Human Rights while countering Terrorism, 2003, p. 4 y
Comité de Derechos Humanos, Observaciones Finales: Irak. 19/11/97, CCPR/C/79/Add.84, párr. 9.
103
Corte IDH, Caso Lori Berenson Mejía. cit., párr. 126 y Caso Ricardo Canese. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 177.
104
Cf. TEDH, Puhk vs. Estonia, Sentencia del 10 de febrero de 2004, párr. 24; Ecer y Zeyrek vs. Turquía,
Sentencia del 27 de febrero de 2001, párr. 29; C.R. vs. Reino Unido, Sentencia del 22 de noviembre de 1995,
Serie A No. 335-C, párr. 32 y S.W. vs. Reino Unido, Sentencia del 22 de noviembre de 1995, Serie A No. 335-B,
párr. 34.
100
19
105
es el de la irretroactividad de la ley más gravosa, en los procesos donde intervengan grupos
vulnerables como, por ejemplo, los migrantes 105 .
Por otra parte, tiene dicho el Tribunal que el Estado se encuentra impedido de ejercer su
poder punitivo en el sentido de aplicar de modo retroactivo leyes que aumenten las penas,
establezcan circunstancias agravantes o creen figuras agravadas de delito 106 . En igual sentido,
la Comisión ha manifestado la relación de complementariedad entre la garantía de
irretroactividad de la ley y el principio de certeza y de seguridad jurídica 107 , merced a la cual
es necesario que la norma punitiva “exista y resulte conocida, o pueda serlo antes de que
ocurra la acción o la omisión que la contravienen y que se pretende sancionar” 108 . De lo
contrario, los particulares no podrían orientar su comportamiento conforme al orden jurídico
vigente en el que se expresan el reproche social y las consecuencias de éste 109 .
En el Caso Baena y otros, la Corte ha interpretado además que los principios de legalidad e
irretroactividad de la norma desfavorable “son aplicables no sólo al ámbito penal, sino que su
alcance se extiende a la materia sancionatoria administrativa” 110 . En efecto, es preciso tener
en cuenta que, a diferencia de su par europeo, que ha restringido el campo de aplicación de
esta garantía, en principio, al ámbito penal -corroborando en cada caso si una medida concreta
tomada por un estado es sustancialmente equiparable en la práctica a una pena 111 -, para la
Corte Interamericana las sanciones administrativas y las penales “son equiparables al efecto,
105
Cf. CIDH, Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Segundo Informe de
Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en el Hemisferio, cit.,
párr. 91.
106
Cf. Corte IDH, Caso Ricardo Canese, cit., párr. 175.
107
Cf. CIDH, Alegatos escritos finales presentados por la CIDH en el Caso Castillo Petruzzi y otros, CDH11.319/213, 8 de marzo de 1999, p.3.
108
Corte IDH, Caso De la Cruz Flores. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de noviembre de 2004.
Serie C No. 115, párr. 104 y TEDH, Korbely vs. Hungría, Sentencia del 19 de septiembre de 2008, párr. 70.
109
Cf. Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros, cit., párr. 106; TEDH, Ezelin vs. Francia, Sentencia del 26 de
abril de 1991, Serie A No. 202, párr. 45; Müller y otros vs. Suiza, Sentencia del 24 de mayo de 1988, Serie A
No. 133, para. 29 y Olsson vs. Suecia (No. 1), Sentencia del 24 de marzo de 1988, Serie A No. 130, párr. 61(a).
110
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros, cit., párr. 106 y Caso Ricardo Canese, cit., párr. 176.
111
Cf. TEDH, Welch vs. Reino Unido, Sentencia del 9 de febrero de 1995, Serie A No. 307-A, párr. 27 y Engel y
otros vs. Países Bajos, cit., párrs. 82 y 83.
20
105
en tanto implican menoscabo, privación o alteración de los derechos de las personas, como
consecuencia de una conducta ilícita” 112 .
En el presente caso, la Ley 24326 impone la sanción administrativa de deportación
automática y prohibición de regresar, sin excepción alguna, a aquellos inmigrantes que
“hayan cometido” delitos federales agravados, entre los que incluye a la prostitución. El
tiempo verbal utilizado en la norma es la más clara muestra de sus efectos retroactivos. Por
ello, al deportar a R. F. en virtud de la aplicación retroactiva de la ley, Tynalandia violó el art.
9 en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención.
En otro orden de ideas, la interpretación de los tratados de derechos humanos debe ser
dinámica 113 y “atender al conjunto del sistema jurídico vigente en el momento en que se
practica” 114 , por lo que la Comisión entiende que el artículo 22.6 de la Convención protege el
derecho de todos los extranjeros, independientemente de su estatus migratorio, a no ser
expulsados sino en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la ley. Ello se deriva
de la Opinión Consultiva OC-18/03 donde el Tribunal afirmó que la obligación general de
respetar y garantizar el ejercicio de la totalidad de los derechos contemplados por la
Convención se impone a los estados en beneficio de los seres humanos bajo sus respectivas
jurisdicciones independientemente del estatus migratorio de las personas protegidas 115 .
Toda vez que ya se ha demostrado que la Ley 24326 es violatoria de la Convención, la
decisión de expulsar a R. F., adoptada de conformidad con la misma, origina que el Estado
también haya violado el artículo 22.6 de la Convención.
112
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros, cit., párr. 106.
Cf. Corte IDH, Caso Juan Humberto Sánchez. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No 99, párrs. 172; Caso Mirna Mack Chang. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C No 101, voto concurrente razonado juez García Ramírez,
párr. 57 y Bernhardt, Rudolf, “Thoughts on the Interpretation of Human-Rights Treaties”, en Henkin Louis,
Neuman Gerald, Orenlitcher Diane, Leebron, David, Human Rights, University Casebook Series, Foundation
Press, New York, 1999, pp. 313 y 314.
114
Corte IDH, El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido
proceso legal, cit., párr. 113 e Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre en el marco del artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva
OC-10/89 del 14 de julio de 1989. Serie A No. 10, párr. 37.
115
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, cit., párr. 109.
113
21
105
5.d) Tynalandia violó los arts. 19, 17 y 11 en relación con el art. 1.1 de la Convención
Durante el proceso de deportación de R. F., Tynalandia tampoco garantizó las medidas de
protección que B. T. -por su condición de niño- requería. Al analizar el art. 19 de la
Convención, el Tribunal ha afirmado que tanto la Convención Americana como la
Convención sobre los Derechos del Niño forman parte de un muy comprensivo corpus juris
internacional de protección de los niños 116 , que debe tender a respetar su interés superior 117 .
Así, el art. 12.1 de ésta última establece que el niño tiene derecho a participar en los
procedimientos en que se discuten sus propios derechos y cuya decisión es relevante para su
vida futura, lo que implica necesariamente que sus intereses sean tomados en cuenta 118 . La
Corte ha precisado que las condiciones en las que participa un niño en un proceso no son las
mismas en que lo hace un adulto, por lo cual deberán tomarse en consideración a los fines de
acordar tal participación, el grado de desarrollo físico e intelectual, la experiencia y la
información que posee el niño y en dicha ponderación se procurará su mayor acceso -en la
medida de lo posible- al examen de su propio caso 119 . En este sentido, ha establecido que “la
capacidad de decisión de un niño de 3 años no es igual a la de un adolescente de 16 años”, en
virtud de lo cual “debe matizarse razonablemente el alcance de la participación del niño en los
procedimientos, con el fin de lograr la protección efectiva de su interés superior” 120 .
Sin embargo, en el cas d´espece, pese a que B. T. tenía casi 14 años al momento de
iniciarse el procedimiento de deportación de su madre, nunca le consultaron si deseaba
116
Cf. Corte IDH, Caso de la Niñas Yean y Bosico, cit., párr. 185; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri,
cit., párr. 166; Caso de los “Niños de la Calle”. (Villagrán Morales y otros). Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 194 y Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión
Consultiva OC-17/02 del 28 de agosto de 2002, Serie A No. 17, párr. 24.
117
Cf. Corte IDH, Caso Ximenes Lopes, cit., voto razonado juez García Ramírez, párr. 8; Caso Bulacio. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C No. 100, párr. 134 y Comité de
Derechos Humanos, Observación General No. 17, Derechos del Niño, 7 de junio de 1989, párr. 39.
118
Cf. CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el Marco del
Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiado, cit., párr. 163.
119
Cf. Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, cit., párrs. 93, 101 y 102; Comité de
Derechos Humanos, Observación General No.13, cit., párr. 2 y Beloff, Mary, Los derechos del niño en el
sistema interamericano, Del Puerto, Buenos Aires, 2004, pp. 109 y 110.
120
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, cit., párr. 101.
22
105
permanecer con ella -quien lo crió desde su nacimiento- o irse a vivir con su padre -a quien
durante todos esos años no vio frecuentemente, pudiendo en ocasiones pasar meses sin que lo
visitase-, pese a que por su grado de madurez podría haber expresado su opinión.
Tynalandia también violó los arts. 17.1 y 11.2 de la Convención, tanto respecto de B. T.
como de R. F. Siendo la protección de la familia un principio fundamental del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, el estado se halla obligado a disponer y ejecutar
directamente medidas de protección de los niños y a favorecer el desarrollo y la fortaleza de
su núcleo familiar 121 . En igual sentido, se ha señalado que el disfrute mutuo de la convivencia
entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida familiar 122 . Por ello, el
niño debe permanecer en su núcleo familiar, y en función de su interés superior, la separación
sólo “debe ser excepcional” 123 . En efecto, el Tribunal Europeo sostuvo que cuando la
expulsión de un extranjero genera una separación de los miembros de la unidad familiar, ello
puede acarrear una violación del art. 8 del Convenio Europeo. Por consiguiente, los Estados
Partes en este último ya no tienen discrecionalidad total de expulsar de su territorio
extranjeros que ya hayan establecido un “vínculo genuino” con ellos 124 e incluso en el Caso
Rodríguez Da Silva vs. Países Bajos manifestó que “el bienestar económico del país no puede
121
Cf. Corte IDH, Caso de las Hermanas Serrano Cruz, cit., voto disidente juez Ventura Robles, párr. 6; Comité
de Derechos Humanos, Observación General No. 19: Protección de la familia, derecho a contraer matrimonio e
igualdad de los esposos, 27 de julio de 1990, párr. 1; Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaración
sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social, Resolución No. 24/2542, 11 de diciembre de 1969, art. 4; Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Conclusiones de la Mesa Redonda de Expertos,
Ginebra, 8-9 noviembre de 2001, párr. 1 y Asamblea General de las Naciones Unidas, Directrices de las
Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad), Resolución No. 45/112, 14
de diciembre de 1990, art. 12.
122
Cf. TEDH, Saviny vs. Ucrania, Sentencia del 18 de diciembre de 2008, párr. 47; Buchberger vs. Austria,
Sentencia del 20 de diciembre de 2001, párr. 35; T y K vs. Finlandia, Sentencia del 12 de julio de 2001, párr.
151; Elsholz vs. Alemania, Sentencia del 13 de julio de 2000, párr. 43; Bronda vs. Italia, Sentencia del 9 de junio
de 1998, párr. 51; Johansen vs. Noruega, Sentencia del 7 agosto de 1996, párr. 52 y McMichael vs. Reino Unido,
Sentencia del 24 de febrero de 1995, párr. 86.
123
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, cit., párr. 77.
124
Cançado Trindade, Antônio A., “Reflexiones sobre el desarraigo como problema de Derechos Humanos
frente a la conciencia Jurídica Universal” en Cançado Trindade Antônio. A. y Ruiz de Santiago, Jaime, La nueva
dimensión de las necesidades de protección del ser humano en el inicio del siglo XXI, 3ª edición, ACNUR, San
José, 2004, p. 50; TEDH, Abdulaziz, Cabales y Balkandali vs. Reino Unido, Sentencia del 28 de mayo de 1985,
párr. 30; Beldjoudi vs. Francia, Sentencia del 26 marzo de 1992, párr. 79 y Redpath, Jillyanne, “Legislación
migratoria, soberanía estatal y derechos humanos” en AA.VV., Compilación de trabajos del Seminario sobre
legislación migratoria, Infoterra Editores S.A., San José, 2008, p. 20.
23
105
estar por encima del derecho a la vida familiar de la demandante, sin perjuicio de que estaba
residiendo ilegalmente al momento del nacimiento de su hija”125 .
La Comisión también ha afirmado que cuando la toma de decisiones implica la potencial
separación de una familia, esta interferencia puede justificarse solamente si existe una
necesidad apremiante, realmente seria, de proteger el orden público y cuando los medios son
proporcionales al fin buscado 126 . Al respecto, el Tribunal Europeo ha establecido una serie de
requisitos para evaluar si la deportación de una persona, y la consecuente interferencia en su
vida privada y familiar es proporcional y necesaria en una sociedad democrática, entre los
cuales cabe mencionar la naturaleza y gravedad de la ofensa cometida, el tiempo que ha
vivido la persona en el país del cual será deportada, el tiempo transcurrido desde la comisión
de la ofensa y su comportamiento en ese período, si ha tenido hijos y la edad de los mismos y
el interés del niño 127 . A raíz de ello, en el Caso Lupsa vs. Rumania determinó que contando
con una completa integración del migrante a la vida del país y teniendo una familia genuina,
su deportación implicaría una interferencia en su vida privada y familiar imposible de ser
subsanada siquiera con visitas regulares de su hijo 128 .
No obstante lo expuesto, debe advertirse que dentro del sistema europeo, en los casos de
deportación, se ha valorado negativamente el hecho de que el extranjero a deportar no hubiera
intentado regularizar su situación migratoria 129 . La Comisión entiende que dicho análisis no
es aplicable al sub lite, pues no existe en Tynalandia mecanismo alguno que le hubiese
125
TEDH, Rodriguez Da Silva vs. Países Bajos, Sentencia del 31 de enero de 2006, párr. 44; Cf. CIDH, Informe
No. 56/06, cit., párr. 50.
126
Cf. CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el Marco del
Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiado, cit., párr. 166. En igual sentido, TEDH,
Berrehab vs. Países Bajos, Sentencia del 21 de junio de 1988 y Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial, Recomendación General No. 30, cit, párr. 28.
127
Cf. TEDH, Onur vs. Reino Unido, Sentencia del 17 de febrero de 2009, párr. 54; Grant Joseph vs. Reino
Unido, Sentencia del 8 de enero de 2009, párr. 37; Üner vs. Países Bajos, Sentencia del 18 de octubre de 2006,
párrs. 57 y 58; Sezen vs. Países Bajos, Sentencia del 31 de enero de 2006, párr. 42; Aoulmi vs. Francia,
Sentencia del 17 de enero de 2006, párr. 83; Benhebba vs. Francia, Sentencia del 10 de julio de 2003, párr. 32 y
Boultif vs. Suiza, Sentencia del 2 de de noviembre de 2001, párr. 48.
128
Cf. TEDH, Lupsa vs. Rumania, Sentencia del 8 de junio de 2006, párr. 27.
129
Cf. TEDH, Rodriguez Da Silva vs. Países Bajos, cit., párr. 43.
24
105
permitido a R. F. regularizar su situación migratoria a pesar de haber vivido allí 23 años, por
cuanto no reunía los requisitos para acceder a una residencia permanente o a la naturalización.
Ello ocurrió aunque se ha señalado que los estados deberían permitir el acceso a residencias
permanentes o naturalizaciones a quienes han vivido largo tiempo en un país 130 .
En este orden de ideas, el art. 11.2 de la Convención consagra el derecho de toda persona a
no sufrir injerencias arbitrarias en la vida privada ni en la de su familia. Con respecto a este
derecho, el Tribunal Europeo estableció que todos los vínculos forjados por un individuo,
sean personales, sociales o económicos, forman parte de su vida privada 131 . Es así que, en su
más reciente jurisprudencia, ha determinado que la expulsión de un migrante que se ha
integrado constituye una interferencia con su derecho a que le sea respetada su vida
privada 132 . En efecto, a partir del Caso Üner vs. Países Bajos, el grado de solidez de los
vínculos que el migrante ha desarrollado en el país que pretende deportarlo y aquéllos que
tiene en el país al cual se lo deportará fue consagrado como uno de los criterios a tener en
cuenta al momento de sopesar la necesidad y proporcionalidad de la deportación 133 .
La Comisión entiende que Tynalandia no debió haber deportado a R. F. toda vez que en
Evaristo no tendría posibilidad de acceder a una vida digna ni de desarrollar proyecto de vida
alguno, no sólo por la inexistencia de vínculos con aquel país sino también por su condición
social. Es dable recordar, que los estados tienen la obligación de garantizar a hombres y
mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos económicos, sociales, culturales, civiles
y políticos, teniendo además en consideración que “en situaciones de pobreza la mujer tiene
un acceso mínimo a la alimentación, la salud, la enseñanza, la capacitación y las
130
Cf. Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, Observación General No. 30, cit., párr.15.
Cf. TEDH, Kaftailova vs. Letonia, Sentencia del 22 de junio de 2006, párr. 63; Shevanova vs. Letonia,
Sentencia del 15 de junio de 2006, párr. 66 y Sisojeva y otros vs. Letonia, Sentencia del 16 de junio de 2005,
párr. 102.
132
Cf. TEDH, Üner vs. Países Bajos, cit., párr. 59; Onur vs. Reino Unido, cit., párr. 46; Grant vs. Reino Unido,
cit., párr. 32 y Maslov vs. Austria, Sentencia del 23 de junio de 2008, párr. 63.
133
Cf. TEDH, Üner vs. Países Bajos, cit., párr. 58; Onur vs. Reino Unido, cit., párr. 54; Grant vs. Reino Unido,
cit., párr. 37; Maslov vs. Austria, cit., párr. 48; Chair y J. B. vs. Alemania, Sentencia del 6 de diciembre de 2007,
párr. 59 y Kaya vs. Alemania, Sentencia del 28 de junio de 2007, párr. 55.
131
25
105
oportunidades de empleo, así como a la satisfacción de otras necesidades” 134 . En igual
sentido, se ha destacado que la desigualdad que padecen las mujeres en el mundo en el
disfrute de sus derechos está profundamente arraigada en la tradición, la historia y la
cultura 135 , siendo el principal factor de violencia contra la mujer la discriminación de
género 136 , debiendo este fenómeno ser erradicado para que las mujeres puedan ejercer libre y
plenamente sus derechos humanos 137 .
Los hechos del presente caso demuestran que en Evaristo las mujeres se encuentran en
condiciones de desigualdad, tienen oportunidades de desarrollo limitadas y son relegadas al
mercado informal con ingresos muy inferiores respecto de los hombres, volviendo casi
imposible que una mujer sin parientes, trabajo y patrimonio como R. F. tuviese garantizado el
acceso a una vida digna. Debe advertirse que la Corte ha afirmado que el derecho a la vida
comprende “no sólo el derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida
arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que
le garanticen una existencia digna” 138 , entendiendo por tal las condiciones de vida mínimas
compatibles con la dignidad de la persona humana, como ser el acceso a una alimentación
adecuada, agua limpia y atención a la salud139 , y el respeto de los derechos de contenido
económico, social y cultural 140 .
134
Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, Resolución No. 34/180, A/34/46, 18 de diciembre de 1979, Preámbulo.
135
Cf. Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 28: La igualdad de derechos entre hombres y
mujeres, 29 de marzo de 2000, párr. 3.
136
Cf. Altolaguirre Larraondo, Marta, “Seguridad Ciudadana en el Hemisferio”, en Revista IIDH, No. 38,
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, julio-diciembre de 2003, p. 303.
137
Cf. CIDH, Informe especial: Situación de los derechos de la mujer en Ciudad Juárez, México: el derecho a
no ser objeto de violencia y discriminación, OEA/Ser.L/V/II.117Doc. 1 rev. 1, 7 marzo 2003, párr. 99.
138
Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
marzo de 2006. Serie C No. 146, párr. 21; Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa, cit., voto disidente
conjunto jueces Cançado Trindade y Ventura Robles, párr. 2; Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, cit.,
voto concurrente juez Cançado Trindade, párr. 3 y Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros),
cit., párrs. 80 y 144 y voto concurrente conjunto jueces Cançado Trindade y Abreu Burelli, párr. 4.
139
Cf. Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa, cit., párr. 162 y Caso “Instituto de Reeducación
del Menor”, cit., párr. 159 y Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 6, Derecho a la vida, 30
de abril de 1982, párr. 5.
140
Cf. Corte IDH, Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, cit., párr. 174.
26
105
A lo expuesto debe añadirse que la vida privada y familiar de R. F. y B. T. también se ha
visto vulnerada de manera injustificada al ser aquélla confinada en un centro de detención
ubicado a trece horas de distancia de la ciudad, lo cual le impidió recibir visitas, en especial la
de su hijo, imponiéndosele así un “castigo adicional” 141 injustificado. Además, al deportarla y
otorgarle la custodia de B. T. a su padre, Tynalandia privó a R. F. de manera absoluta y
definitiva de la convivencia con el niño, pese a que ella expresamente solicitó que no se los
separase puesto que sus obligaciones como madre estaban junto a él.
Por último, el Estado no ponderó, tal como se lo exigían sus compromisos internacionales,
todos los elementos que demostraban la existencia de un “vínculo genuino” entre la presunta
víctima y Tynalandia. En efecto, R. F. fue ingresada al país luego de quedar huérfana y siendo
una niña víctima de trata 142 , viviendo en Tynalandia más de la mitad de su vida y formando
allí una familia. Asimismo, en todo ese extenso período de tiempo cometió una única falta, de
carácter no violento y en un intento desesperado por proporcionarse un sustento, cuya pena
cumplió en el plazo establecido. Luego, no volvió a cometer delito ni infracción alguna. Por el
contrario, tenía dos trabajos estables, pagaba sus impuestos, obtuvo su licencia de conducir y
solventó los gastos de su hijo procurándole educación, alimento y vivienda.
En función de lo expuesto, su deportación también importó una injerencia arbitraria en su
vida privada y familiar, toda vez que cercenó irremediablemente todos los vínculos familiares,
sociales, culturales y económicos que hubo establecido y afianzado en Tynalandia durante 23
años.
141
CIDH, Informe especial sobre la situación de los derechos humanos en la cárcel de Challapalca,
Departamento de Tacna, República del Perú, OEA/Ser.L/V/II.118 doc. 3, 9 de octubre de 2003, párr. 117.
142
Cf. Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, Anexo II, Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, A/RES/55/25, 8 de enero de 2001, artículo 3(a).
27
105
5.e) Reparaciones (art. 63.1 de la Convención)
En virtud de la norma consuetudinaria 143 que consagra que toda violación de una
obligación internacional que haya producido daño compromete la responsabilidad del estado
y comporta el deber de reparar adecuadamente y de hacer cesar las consecuencias de la
violación 144 , la Comisión solicita a la Honorable Corte que ordene a Tynalandia que:
i) otorgue una justa indemnización pecuniaria a R. F. y B.T. en razón de las pérdidas
económicas sufridas a raíz de la detención arbitraria de la primera 145 , contemplando el tiempo
que se vio impedida de trabajar y cobrar su salario. Dicha indemnización deberá a su vez
considerar los sufrimientos y padecimientos que les generaron a R. F. y B. T. el sometimiento
a detención arbitraria, su posterior deportación, la separación de ambos sin siquiera poder
despedirse y sin haberse escuchado al niño 146 y la imposibilidad de iniciar un expediente de
reunificación familiar, de conformidad con el concepto de daño inmaterial desarrollado por el
Tribunal en su jurisprudencia constante 147 ;
143
Cf. P.C. I. J., Case The Factory at Chorzów, Sentencia del 26 de julio de 1927, PCIJ, Serie A, No. 9, p. 21.
Cf. Corte IDH, Caso García Prieto y otros. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 168, párr. 163; Caso Trabajadores Cesados del Congreso
(Aguado Alfaro y otros). Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2006. Serie C No. 158, párr. 141; Caso Carpio Nicolle. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2004. Serie C No. 117, párr. 85; Caso Cantos. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 28 de noviembre de 2002. Serie C No. 97, párr. 67; Caso Las Palmeras. Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 noviembre de 2002. Serie C No. 96, párr. 37; Caso Cesti Hurtado. Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
mayo de 2001. Serie C No. 78, párr. 32; Caso Blake. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de enero de 1999.
Serie C No. 48, párr. 33; Caso Castillo Páez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998.
Serie C No. 43, párr. 50; Caso Godínez Cruz. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 8, párr. 23 y Caso Velásquez Rodríguez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 7, párr. 25.
145
Cf. Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional, cit., párr. 121 y Caso Suárez Rosero. Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de enero de 1999. Serie C No. 44, párr. 59.
146
Cf. Corte IDH, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C
No. 42, párr. 140.
147
Cf. Corte IDH, Caso La Cantuta. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006.
Serie C No. 162, párr. 216; Caso Vargas Areco. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre
de 2006. Serie C No. 155, párr. 149; Caso Goiburú y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
septiembre de 2006. Serie C No. 153, párr. 156; Caso Montero Aranguren y Otros. (Retén de Catia). Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150, párr. 130; Caso
Gutiérrez Soler. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 132, párr.
82; Caso Fermín Ramírez. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de junio de 2005, Serie C No. 126,
párr. 129; Caso Caesar. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia 11 de marzo 2005. Serie C No. 123, párr. 125;
Caso Huilca Tecse. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de marzo de 2005. Serie C No. 121, párr. 96;
Caso Masacre Plan de Sánchez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de noviembre 2004. Serie C No. 116,
144
28
105
ii) publique la presente sentencia como medida de satisfacción 148 en el Diario Oficial y en
otro diario de circulación nacional en Tynalandia;
iii) deje sin efecto la sentencia dictada el 18 de diciembre de 2003 149 haciendo pública tal
anulación en el Diario Oficial, a los fines de restituir y garantizar el goce de los derechos y
libertades conculcados 150 , permitiendo el retorno inmediato de R. F. a Tynalandia y
procurando, a la mayor brevedad, la reincorporación a sus antiguos puestos de trabajo u otros
homólogos y la reunificación familiar con su hijo 151 ;
iv) adecue su legislación interna para garantizar la igualdad de todos sus habitantes en el
goce de los derechos reconocidos por la Convención, adaptando su normativa interna a lo
prescripto en la misma 152 , de manera de modificar o eliminar aquéllas disposiciones que
restrinjan injustificadamente dichos derechos 153 . En particular, deberá efectuar las reformas
necesarias a la Ley 24326 a fin de evitar su aplicación retroactiva, distinciones irrazonables y
párr. 80; Caso del Caracazo. Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C No. 95, párr. 94
y Caso Trujillo Oroza. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de febrero de 2002. Serie C No. 92, párr. 77.
148
Cf. Corte IDH, Caso Valle Jaramillo y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 192, párr. 15; Caso Ticona Estrada y otros. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2008. Serie C No. 191, párr. 160; Caso Tiu Tojín. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26
de noviembre de 2008. Serie C No. 190, párr. 106; Caso Heliodoro Portugal. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 248; Caso Kimel. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008 Serie C No. 177, párr. 125; Caso Albán Cornejo y otros.
Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2007. Serie C No. 171, párr. 157; Caso
Cantoral Huamaní y García Santa Cruz. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10
de julio de 2007. Serie C No. 167, párr. 192 y Caso Barrios Altos. Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de
noviembre de 2001. Serie C No. 87, punto resolutivo 5(d).
149
Cf. Corte IDH, Caso Palamara Iribarne, cit., párr. 253; Caso Cantoral Benavides. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No. 88, párr. 64; Caso Castillo Petruzzi y otros, cit., párr. 215 y
221 y Caso Loayza Tamayo. Reparaciones y Costas, cit., párr. 119.
150
Cf. García Ramírez, Sergio, “La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Materia
de Reparaciones” en AA.VV., ob. cit., p. 43.
151
Cf. Corte IDH, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República Dominicana, cit., pto.
resolutivo 5; Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Conclusiones de la Mesa Redonda
de Expertos, cit., p. 301; Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus
Familiares, Respecting the rights of all migrant workers as a tool to enhance development, cit., párr. 15(g) y
Consejo Económico y Social, Grupo de Trabajo Intergubernamental de Expertos en los Derechos Humanos de
los Migrantes, Informe, E/CN.4/AC.46/1998/5, cit., párrs. 44 y 104.
152
Cf. Corte IDH, Caso Raxcacó Reyes. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005.
Serie C No. 133, párr. 132; Caso Molina Theissen. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie
C No. 108, párr. 89; Caso Bámaca Velásquez. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002. Serie
C No. 91, párr. 85; Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 98 y Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C No. 39, párr. 68.
153
Cf. Corte IDH, Caso Tristán Donoso, cit., párr. 176 y Caso “La última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos
y otros). Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73, párr. 98.
29
105
condicionamientos al actuar del Poder Judicial, garantizando la asistencia letrada oficial para
casos de deportación y la presencia de un intérprete a lo largo de todo el proceso en el que
participen personas que no comprendan el idioma castellano. Asimismo, deberá adoptar las
medidas necesarias para que se ponga fin al grave retraso procesal que pesa sobre las Cortes
de Apelaciones. Por último, deberá idear mecanismos que permitan regularizar la situación de
aquellos inmigrantes que se encuentren en una condición similar a la de R. F. 154 ;
v) adopte medidas efectivas para erradicar las prácticas discriminatorias contra la
población extranjera, que deberán incluir la organización de una campaña pública para abolir
las actitudes y conductas xenófobas de los ciudadanos respecto de las personas
afrodescendientes 155 , capacitando además en el respeto a los derechos humanos a las
autoridades públicas y, en especial, a los agentes de migración 156 y fuerzas de seguridad 157 ; y
vi) pague las costas y el reembolso de los gastos en que debieron incurrir las víctimas ante
las autoridades de Tynalandia y ante los órganos del sistema interamericano.
6) Petitorio
Por las consideraciones expuestas precedentemente, la Comisión solicita respetuosamente
a la Honorable Corte que declare que el Estado es responsable internacionalmente por la
violación de los arts. 1.1, 2, 7, 8, 9, 11, 17, 19, 22, 24 y 25 de la Convención y haga lugar a las
reparaciones solicitadas en el apartado 5.e) del presente memorial.
154
Cf. CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en la República Dominicana,
OEA/Ser.L/V/II.104 Doc. 49 rev., 17 de octubre de 1999, párrs. 363 y 364; Consejo Económico y Social, Grupo
de Trabajo Intergubernamental de Expertos en los Derechos Humanos de los Migrantes, Informe,
E/CN.4/AC.46/1998/5, cit., párr. 105; Conferencia Regional sobre Migración, Conclusiones del Seminario
“Mujer y Migración”, San Salvador, 19-20 de julio de 2007, p. 6 y Asamblea General de las Naciones Unidas,
Informe del Secretario General, Migración internacional y desarrollo 2006, cit., párr. 88.
155
Cf. Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, Recomendación General No. 30, cit., párr. 11.
156
Cf. Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familiares, Informe
Anual 2007, A/62/48, párr. 37 y Examen de los informes presentados por los estados partes de conformidad con
el artículo 9 de la Convención: Mali, CMW/C/MLI/CO/1, 31 de mayo de 2006, párr. 15.
157
Cf. Corte IDH., Caso de las Masacres de Ituango. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 409 y Caso de la Masacre de Mapiripán. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134, párr. 316 y Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial, Recomendación General No. 30, cit., párr. 12.
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