LOS CAMBIOS ESPERADOS ES EL PRIMER MES DE EMBARAZO, la primera falta. Es una sensación general de que está próxima la regla, quizás los síntomas algo más acusados: tirantez y tensión en las mamas, cierto cansancio, náuseas o vómitos, molestias pélvicas… , te hacen sospechar que te va a bajar la regla, pero no viene. Es una hormona del embarazo la responsable de los síntomas que van generándose, su detección en orina positiviza los test de gestación. Aumenta la secreción vaginal, se orina con más frecuencia. Aumenta el cansancio y la flojedad. Suele haber temor y cierta ansiedad ante la nueva situación, desborda la responsabilidad, el desconocimiento sobre qué se debe hacer o no hacer. EL SEGUNDO MES. Ahora ya está claro. El útero sigue creciendo y es una sensación de peso en la pelvis, incluso en la vagina incómoda, hay retención de líquidos, la cadera se ensancha y molesta. Las hormonas siguen aumentando, son fundamentales para el desarrollo de tu hijo, y revolucionan tu organismo: náusea y vómitos, aumento de salivación, pérdida de apetito, incluso se puede perder peso, otras sensaciones digestivas como ardores, mala digestión, estreñimiento por el enlentecimiento intestinal …suele ser muy caracterísitico, y te angustia pensar que esa famosa alimentación sana y equilibrada no la puedes llevar a cabo. No te agobies, en estos primeros compases tu hijo no depende de lo que tú comes, sino de ese ambiente hormonal que te tiene así. El pecho sigue con tensión y tirantez. Puede aparecer escozor perianal, en relación con el estreñimiento y las hemorroides, suele ser por congestión de vasos sanguíneos en la zona, también son más frecuentes las varices. Algún que otro calambre en las pantorrillas, cansancio y fatiga. Es caracterís tico el aumento en la pigmentación de la piel, las estrías. El sueño se hace más ligero. Te encuentras más sensible y emotiva, habla y comparte tus temores. Es una periodo de desgana, de un cansancio raro, de un querer estar descansando todo el día., de cierta sensación de inestabilidad o mareos. EL TERCER MES. Aumentará el flujo vaginal y notarás más frecuencia en la necesidad de evacuar la vejiga de la orina, y es que el útero le quita espacion en su crecimiento. El aumento de hormonas sigue haciendo de las suyas. Son muy típicos cambios en la piel como el aumento de la pigmentación de determinadas áreas (frente, pómulos y mentón, abdomen y la vulva). Especialmente cuidado en esta época con la exposición al sol, usar factor de protección alto. Son típicos los cambios bruscos de humor, la inflamación de las encías (recuerda, visitaste al odontólogo?) sangran con facilidad. La glándula tiroides aumenta de tamaño se nota en la base del cuello. La circulación venosa en el abdomen, mamas y piernas se hace llamativa por el aumento del volumen sanguíneo. Puedes empezar ya a notar la mejoría en la tolerancia de las comidas, van despareciendo las náuseas y vómitos. EL CUARTO MES. Es el mes de un cambio espectacular, parecen superadas todas las dificultades iniciales. Es como si nos vuelven a dar la vida, se podría decir que se empieza a disfrutar del embarazo de verdad. EL QUINTO MES. No olvides la hidratación de la piel (podemos hablar de alguna crema o aceites), la piel irá dando de sí, se estiraza, aparecen las famosas estrías, y suele producir picazón. Empieza la sensación de movimientos fetales, que nadie te confunda, la primeriza hasta las 18-20 semanas no lo va a notar, cuando ya se tiene algún hijo esta sensación aparecerá una o dos semanas antes. La retención de líquidos puede empezar a ser algo incómoda, sobre todo por la sensación de pesadez en las piernas, cuando estés acostada apóyate en unos almohadones en las piernas para favorecer el retorno venoso, tacones moderados, ni zapato plano ni demasiado tacón, masajea desde los tobillos hacia la rodilla y muslo, verás como alivia. Es buen momento para empezar con las clases de preparación, pregunta por los ejercicios de Kegel. EL SEXTO MES. El vientre irá aumentando de forma llamativa. Empieza a ser llamativo el endurecimiento en determinadas zonas del útero, es indoloro, y se trata de contractura muscular que no tiene otro significado que el entrenamiento y fortalecimiento de ese músculo motor del parto. La duda que podría generarse sería si estamos ante contracciones de parto. En condiciones normales hablaríamos de amenaza de parto prematuro, y supondría un aumento generalizado de presión en todo el abdomen, molesto y casi doloroso, con una duración intermitente y repetitiva. En las clase de preparación te enseñarán a distinguir las contracciones de parto. De cualquier forma, ante la duda, lo mejor acercarte a tu hospital de referencia y consultar la situación. La presión sobre el diafragma te provocara cierta dificultad respiratoria. EL SEPTIMO MES. Ahora notarás la variabilidad de tu vientre según la postura de tu hijo. Lo más frecuente que la cabeza esté sobre la pelvis apoyada, esto hará que las posturas cómodas no sean fáciles. La columna sufre ahora sobrecarga por lo que no es raro el dolor de espalda. La natación, el colchón firme, y en algunos casos la faja premamá pueden ser útiles. Cuidado con los calambres en los gemelos, son sobrecargas musculares y también es frecuente e incómodo. No puedes evitar pensar en el parto, ¿verdad?. La mayoría de las veces asisten pensamientos muy negativos, que te hacen pasarlo mal, y ver de una forma dudosa el que el parto pueda ir bien, el fin que puedas tener tú y tu hijo…es importantísimo que los deseches, y tienes muchas y buenas razones. Primero de todo que es un proceso natural y que por sí la inmensa mayoría acaban satisfactoriamente por la vía vaginal, y excepcionalmente hay que elegir otra vía, que siempre la verás como un recurso obstétrico para salvar una posible dificultad. Piensa que la obstetricia moderna vela porque haya un fin feliz, y que tú y tu hijo muy pronto estéis en casa. Confía en ella y en sus recursos EL OCTAVO MES Hay que ir preparando las cosas. Bueno el vientre alcanza su máxima cota en altura, a partir de ahora irá bajando a medida que la presentación (te confirmarán que es la cabeza)esté apoyando y entrando en la pelvi. Esto es lo que se conoce como las molestias de encajamiento, y realmente es así, resulta incómodo, incluso doloroso, se bloquea la pelvir en ese proceso de dar de sí, a veces hablamos de un andar de pato, como si tuvieras que ir echando las piernas casi en bloque, no encuentras postura de descanso, la presión hacia abajo te agobia…ten paciencia, todo esto está preparando un momento muy importante. Esa altura también te dejará sin aliento en alguna ocasión, pero al bajar la cabeza encontrarás cierto alivio. Las contracciones que acompañan a la situación de encajamiento, también llamadas falsas contracciones se diferenciarían de las de parto por no presentar regularidad, ser más débiles, y no todas las mujeres las sienten. Pero recuerda si hay la más mínima duda, o sospecha de bolsa rota, llegaros y consultarlo en el hospital EL NOVENO MES. EL PARTO. Hablamos de signos que nos pueden anunciar el momento del parto. En la mayoría de los casos , el parto se inicia con las contracciones que se asemejan bastante al dolor que se siente con la regla, se presenta de forma regular, al principio cada 1520 minutos, y posteriormente a intervalos más cortos. Hablar de expulsar un flujo diferente, el posible “tapón mucoso”, con alguna marca de sangre (señalarse) , esto puede ocurrir hasta una semana antes del parto, por lo que debemos tomarlo como algo anecdótico, más que como un signo para salir a la carrera. Pero nunca dudéis en consultarlo. El tapón mucuso suele expulsarse cuando el cuello de la matriz comienza a entreabrirse y se desprende ese flujo o mucosidad que ocupaba el interior. No obstante, en una de cada diez mujeres se desencadenará el parto con la ruptura de membranas, con expulsión de líquido sin previo aviso. Al poco tiempo se irán desencadenando las contracciones, y el propio proceso de dilatación. La fase de dilatación que precede al parto tiene una duración variable, en una primeriza puede abarcar aproximadamente entre 5 y 6 horas. Hay una fase previa que implica el borramiento del cuello, supone un tiempo no tan definido, en el que las primeras contracciones, y por tanto las primeras horas, consiguen borrar el cuello, es decir, de un cilindro pasarlo a un anillo, sin que todavía hablemos de dilataicón. Esta fase suele llevarse lo mejor posible en casa, andando, descansando, con una ducha, masaje. Hay que elegir lo que alivie y beneficie. Y llega un momento que ya te sentirás mejor, y más segura, marchando al hospital. Hoy por hoy se pretende que este periodo sea lo más natural posible, sabiendo que siempre estará como recurso de alivio la anestesia epidural, anestesia que tú solicitarás voluntariamente.