Sentencia de la Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil

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Sentencia de la Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil)
Sobre el Recurso de Casación
Dr. José Luis Bonnemaison W.
Magistrado ponente
En el juicio por partición de herencia que siguen los ciudadanos MANUEL GERVASIO
LUNA DIAZ, PAULINO ANTONIO LUNA DIAZ, CARIDAD DE JESUS LUNA DE
ROSAS, MERCEDES LUNA DIAZ y JOSE CONCEPCION LUNA DIAZ, representados
judicialmente por el abogado Alfredo Millán Guzmán, contra los ciudadanos ESTEBAN
JIMENEZ RIVERA, MANUEL JIMENEZ RIVERA, VICENTE JIMENEZ RIVERA,
MARCOS EVANGELISTA JIMENEZ RIVERA y CLEMENCIA JIMENEZ RIVERA DE
SALAZAR, judicialmente representados por los abogados Marlene Tirado Ortiz, Raúl
Rosales Soteldo, Efrén Gómez Medina y Alvaro Gene Sojo, el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado
Nueva Esparta, en La Asunción, en fecha 13 de agosto de 1992, declaró con lugar la excepción de inadmisiblidad por falta de cualidad en los demandantes y de interés de los
demandados para proponer y sostener el presente juicio; inadmisible la demanda de partición
propuesta por los demandantes; irrelevante el pronunciamiento acerca de las otras defensas
perentorias de prescripción veintenal y decenal esgrimidas en el acto de contestación al fondo
de la demanda e impuso las costas de ley.
Contra la decisión de alzada anunció recurso de casación el abogado Alfredo Millán Gómez,
el cual, oído, fue formalizado. Hubo impugnación tanto por el codemandado Manuel Jiménez
Rivera, asistido por el abogado Jóvito Villalba Silva, como por el abogado Efrén Gómez
Medina en representación de los ciudadanos Esteban Jiménez Rivera, Manuel Jiménez
Rivera, Vicente Jiménez Rivera, Marcos Jiménez Rivera y Clemencia Jiménez de Salazar.
Recibido el expediente en esta Sala de Casación Civil, se dio cuenta del asunto,
correspondiendo la ponencia inicialmente al Magistrado Dr. Rafael J. Alfonso Guzmán y,
posteriormente al Magistrado que con tal carácter la suscribe.
Concluida la sustanciación del recurso y cumplidas las formalidades de ley, pasa la Sala a
decidir, en los términos siguientes:
CASACION DE OFICIO
En reciente doctrina de fecha 23 de Octubre de 1996, establecida en el juicio de Pedro José
Farías Maita contra Juan Manuel Otero Reyes y otra, se ha limitado la facultad de la Sala a
dos supuestos en que puede directamente casar de oficio el fallo recurrido, sin entrar a
analizar el escrito de formalización que sustente el recurso de casación, a saber:
"3°) En el supuesto de que el escrito de formalización contenga sólo denuncias de infracción
por errores de juzgamiento y la Corte detecte un vicio procedimental o infracciones que
atenten contra el orden público o la Constitución, casará de oficio directamente el fallo
recurrido, sin analizar el escrito pertinente, en acatamiento al precepto normativo consagrado
en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil".
"4°) En los supuestos de subversiones del procedimiento que ameriten reponer la causa a la
primera instancia, porque en tales situaciones se hace innecesario el análisis del recurso de
casación interpuesto, como acontece en el caso de autos, en el que se da esta circunstancia".
Ahora bien, en el presente recurso de casación, se ha observado una especial circunstancia
que no encuadra en ninguno de los supuestos expresamente señalados por la Corte en su
referida doctrina, por lo que procede a ampliarla con base en las siguientes consideraciones:
En el presente juicio por partición de herencia, incoado por los ciudadanos Caridad Luna de
Rosas, Mercedes Luna Díaz, José Concepción Luna Díaz, Paulino Antonio Luna Díaz y
Manuel Gervasio Luna Díaz, aparece en los autos, inserto a los folios 19 al 25 y anexo al
libelo de demanda, los instrumentos que contienen la sustitución de poderes al profesional del
derecho Alfredo Millán Guzmán, que hicieran los abogados Jesús Rodríguez Caraballo y
Teodoro Orta Ordaz, inscritos en el Inpreabogado bajo los números 7727 y 9485,
respectivamente, quienes fungieron, desde el año 1977 hasta el año 1979, como
representantes legales de los actores en la reclamación de sus derechos sucesorales en la
herencia de la ciudadana Victorina Luna.
De la sentencia recurrida, de fecha 13 de Agosto de 1992, dictada por el Juzgado Superior en
los Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del
Estado Nueva Esparta, resalta que la misma se encuentra suscrita por el abogado JESUS
RODRIGUEZ CARABALLO, quien para la fecha se desempeñaba como Juez Temporal en
dicho Tribunal, como consta de Oficio N° 4103 y de sus anexos, de fecha 18 de Abril de
1997, remitidos por el Consejo de la Judicatura a solicitud de esta Sala. De allí, también se
pudo constatar que el ciudadano abogado JESUS RODRIGUEZ CARABALLO es la misma
persona que, con anterioridad a este juicio por partición de herencia, representaba
extrajudicialmente a los actores en la reclamación del mismo asunto que se ventila
judicialmente en este proceso.
En relación con la situación planteada, doctrinariamente se ha considerado que el juzgador ha
de inhibirse cuando exista en él una prevención que afecte su imparcialidad, constituida por la
simpatía -o antipatía- con la causa que una vez patrocinó. En este sentido, también se expresa
el contenido del artículo 82, ordinal 9° del actual Código de Procedimiento Civil, cuando
declara la procedencia de la recusación o inhibición en los casos en que el Juez se encuentre
en situaciones como las ya descritas. Además, en estudios hechos sobre esta materia, se ha
expresado lo que se transcribe a continuación:
"La causal 9º declara procedente la recusación del funcionario que haya dado recomendación
o prestado su patrocinio en favor de alguno de los litigantes en el pleito en que está
interviniendo. Ya sea que antes de entrar el magistrado en el ejercicio de su cargo, pero
pendiente ya el proceso en que ha intervenido, o bien sea, lo que es más grave, que estando
ya conociendo del pleito, haya encargado o encomendado a otro que tome a su cuidado el
asunto de uno de los litigantes, o que personalmente le haya prestado a éste o le preste sus
servicios profesionales de abogado o procurador o de mero auxiliar o consejero, la presunción
es vehemente de que tal funcionario simpatiza con la causa del expresado litigante, y de que
existe en él una prevención que le hace parcial". (Arminio Borjas, Comentarios al Código de
Procedimiento Civil, Tomo 1, pág 293).
En la actualidad, el tratadista Arístides Rengel-Romberg, en su obra "Tratado de Derecho
Procesal Civil Venezolano", según el nuevo Código de 1987 (Tomo 1, Teoría General del
Proceso), comparte el criterio precedente y expresa:
"Para que la jurisdicción pueda cumplir su finalidad jurídica y social de la justa composición
de la litis, es indispensable no solamente sacar la controversia del ámbito privado de las
partes interesadas, para entregarla a un ente público (tribunal) que la solucione, sino también
asegurarse de que este órgano, extraño a la controversia, sea además imparcial, por no estar
interesado en ella, pues así como las partes, por el interés recíproco que hacen valer, no
pueden ser los jueces de sus propio causa... del mismo modo, el ejercicio de la Jurisdicción
del Juez en un caso concreto debe quedar excluido cuando su imparcialidad se vea
comprometida por las especiales relaciones en que se encuentre el Juez con las partes o con el
objeto de la controversia concreta que le corresponde decidir...". (Subrayado de la Sala).
La competencia subjetiva del juez en la controversia se adecúa a la circunstancia de que no
existan vinculaciones de tipo personal con las partes o con la causa. Así lo ha expresado
Arístides Rengel Romberg, quien la conceptúa como: "...la absoluta idoneidad personal del
Juez para conocer de una causa concreta, por la ausencia de toda vinculación suya con los
sujetos o con el objeto de dicha causa...". (Subrayado de la Sala).
En aplicación de los criterios doctrinales anteriormente transcritos al caso que se examina,
observa la Sala que el Juez que dictó la sentencia recurrida, estaba obligado a inhibirse
porque en su persona existían dos causales de inhibición, fundadas en su relación con el
objeto de la cual, por tener un interés directo en el pleito y haber dado su patrocinio o su
recomendación, pues aunque haya sustituido el mandato, fungió como apoderado judicial de
la parte actora, lo que, ajuicio de esta Sala, comprometía su imparcialidad. De allí, emerge su
incompetencia subjetiva, más propiamente dicho, su inhabilidad para intervenir en este pleito,
que también se hace evidente si se aplica el contenido normativo del artículo 85 del Código
de Procedimiento Civil, que prevé la posibilidad de que el funcionario implicado pueda
continuar en sus funciones si las partes convinieren en ello, excepto, entre otros, cuando la
causal se relacione con el interés directo que pueda tener el juez en el juicio. En ese caso, no
se permite el allanamiento porque la parcialidad del juez comprometería la seriedad y el
decoro de la administración de justicia.
Todos estos hechos determinan que la sentencia recurrida fue dictada por un juez cuya
competencia subjetiva estaba comprometida, razón para anular el fallo por él proferido, por
resultar violado, por falta de aplicación, el artículo 82, ordinal 4° y 9° del Código de
Procedimiento Civil, cuya infracción declara de oficio la Sala.
En este orden de ideas, se estima oportuno indicar que también se puede oficiosamente casar
el fallo recurrido, sin analizar el recurso de casación sometido a consideración de la Sala, en
el supuesto en el que el sentenciador de la recurrida no tenga atribuida competencia funcional
para decidir un determinado asunto, es decir, cuando carezca de los poderes y atribuciones
que previamente le confiere la Constitución y las leyes de la República.
Para Arístides Rengel Romberg, la incompetencia "...es una determinación de signo negativo
que excluye al juez del conocimiento de la causa...", y puede declararse de oficio por el valor
de la acción, en cualquier momento del juicio en primera instancia. En cambio, la vinculada
con la materia y con el territorio podrá declararse, oficiosamente, en cualquier instancia o
estado del proceso. (Artículo 11 y 60 del Código de Procedimiento Civil).
Así también lo ha expresado este Alto Tribunal en sentencia de 10 de noviembre de 1993,
que textualmente dice:
"Empero, tratándose que la competencia por la materia es del más eminente orden público,
que puede declararse de oficio en cualquier estado y grado de la causa, según lo previsto en
los artículos 11 y 60 del Código de Procedimiento Civil vigente, y en atención a que la Sala
tiene la facultad de casar de oficio un fallo, cuando encuentre infracciones de orden público y
constitucionales, aunque no se las haya denunciado, a tenor del artículo 320 eiusdem, aun
cuando en esta Sala no se ha planteado el punto de la incompetencia por la materia del
Tribunal que dictó la decisión recurrida, de conformidad con las precitadas normas legales, se
declara...".
De esta manera queda ampliada la doctrina de la Sala relativa a los supuestos en que puede
casar de oficio el fallo recurrido, a saber:
"1°) Recurso de casación por defecto de actividad declarado sin lugar y casado de oficio por
la Sala, por encontrarse en el fallo recurrido vicios procedimentales".
"2°) Recurso de casación declarado con lugar y además casado de oficio por la Corte".
"3°) En el supuesto de que el escrito de formalización contenga sólo denuncias de infracción
por errores de juzgamiento y la Corte detecte un vicio procedimental o infracciones que
atenten contra el orden público o la Constitución, casará de oficio directamente el fallo
recurrido, sin analizar el escrito pertinente, en acatamiento al precepto normativo consagrado
en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil".
"4°) En los supuesto de subversiones del procedimiento que ameriten reponer la causa a la
primera instancia, porque en tales situaciones se hace innecesario el análisis del recurso de
casación interpuesto, como acontece en el caso de autos, en el que se da esta circunstancia".
"5°) Cuando exista la incompetencia subjetiva del juez por encontrarse incurso en alguna de
las causales previstas en los ordinales 1° y 4° del artículo 82 del Código de Procedimiento
Civil".
6°) En los casos en que exista la incompetencia objetiva en los términos previstos por la ley
procesal civil.
Como consecuencia de lo expuesto, resulta inoficioso el conocimiento del contenido del
recurso de casación formulado por la actora, ya que la recurrida fue dictada por un Juez
Superior que carecía de las atribuciones necesarias para conocer del presente litigio. Así se
decide.
Igualmente, es conveniente puntualizar en este fallo que la ampliación de la doctrina aquí
establecida, no altera o modifica el criterio mantenido por esta Sala en sentencia de fecha 27
de Junio de 1996, acerca de la imposibilidad de recurrir en casación las decisiones sobre
recusaciones e inhibiciones que se produzcan en la instancia, pues este pronunciamiento se
refiere a hechos distintos, como el de autos, en donde la Corte puede casar de oficio por
infracción de normas de orden público sobre la competencia objetiva o subjetiva del juez ante
el cual se tramite el juicio. Así se establece.
DECISIÓN
En mérito de las anteriores consideraciones, esta Corte Suprema de Justicia en Sala de
Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
CASA DE OFICIO el fallo recurrido. En consecuencia, se ordena al Juez que resulte
competente dictar nuevo pronunciamiento, ateniéndose en su decisión a la doctrina
establecida en el presente fallo. No ha lugar a condenatoria en costas debido a la naturaleza
del fallo.
Publíquese y regístrese. Bájese el expediente al Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta,
en La Asunción.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Corte Suprema de Justicia en Sala de
Casación Civil, en Caracas, a los veinticuatro (24) días del mes de abril de mil novecientos
noventa y ocho. Años: 188° de la Independencia y 139° de la Federación.
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