Homenaje al P. Esteban Uriburu

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Homenaje al P. Esteban Uriburu
Predica del P. Marcelo Gallardo
“Queridos hermanos: a esta misma hora a metros no más, en el Santuario de Sión está toda
la comunidad de los Padres de Schoenstatt reunida con quién en pocas horas más va a ser
ordenado sacerdote de Cristo por la imposición de manos y la oración del obispo de esta
diócesis, Manuel Lopez Naón. Y creo que es muy lindo que nos unamos a ese momento.
Los padres me pidieron por favor celebrarles la misa a todos los amigos del Padre Esteban:
“Nosotros no nos vamos a poder hacer presentes porque justamente estamos en ese
acto.”Coincidieron estos dos momentos. La ordenación de Manu iba a ser el 14 de
septiembre, pero bueno, fue la beatificación del Cura Brochero, así que lo pasamos justo para
este día y el que puso la fecha fue el obispo. Creo que el Padre Esteban que tanto nos enseñó
a leer en los hechos cotidianos la conducción de Dios es también todo un signo de la alegría
de él en el Cielo por un hermano más de comunidad de los padres de Schoenstatt que sigue
la misión mariana, la misión del Padre Esteban, en la originalidad de Manu, pero que no es
otra que tirar del carro de triunfo de la Mater. Por eso nos unimos y los Padres me pidieron
expresamente que les enviara a cada uno de ustedes su saludo -especialmente su curso- y la
participación espiritual en esta eucaristía.
Todos los que estamos aquí estamos por una razón de fondo que se llama gratitud. Es la
gratitud a Dios que llenó a un hombre, el Padre Esteban, con un fuego sagrado que no le
pertenecía. La originalidad del Padre Esteban fue eso, el fue un hombre con un fuego
extraordinario y el hecho que después de 15 años se junten tantas personas representativas,
con tantos mensajes, con tantos testimonios, más de cuatrocientos mails que nos han
llegado de todas partes del mundo…es signo de que una persona sigue viviendo y eso no
ocurre cuando la obra es humana. Cuando la obra es humana el primer año va mucha gente.
Yo siempre digo, a la misa de cuerpo presente va mucha gente, a la del mes también, a la del
año también y después queda el círculo fiel…
Cuando un hombre ha sido un hombre de Dios, ha sido un instrumento de Dios, perdura en el
tiempo, porque no es el hombre, es Dios en el hombre. Y por eso lo que estamos celebrando
hoy es gratitud a Dios porque Él- tomando como instrumento al Padre Esteban- tocó las
puertas de nuestro corazón y nos encendió con un fuego sagrado. Ese fuego sagrado se llama
santidad y la santidad no es virtud de un hombre, no lo puede ser, ni del Santo Padre, ni del
santo de los más grandes. No lo puede ser. La santidad es un regalo de Dios que un hombre
tiene la habilidad, la inteligencia y la bondad de abrirse, pero es totalmente de Dios. Y uno
responde a la santidad con una vida lo más virtuosa posible, pero no es lo importante la
virtud sino la gracia de Dios que hace maravillas, como en María, en un hombre. Y esto es lo
que estamos celebrando hoy en el Padre Esteban. Todos hemos sido cautivados no por el
carisma- y en primer lugar- por el carisma de un hombre. Hemos sido cautivados por Dios. Y
esa es la grandeza de lo que se celebra en esta misa hoy. Honramos la memoria del Padre
Esteban y pero honramos el misterio de Dios, el fuego sagrado en este hombre.
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