Tema: La obediencia para dar I. Base bíblica II. Texto de desarrollo

2 Cuatrimestre: mayo-agosto 2015 - Serie: La obra redentora
Hasta lo último de la tierra
Tema: La obediencia para dar
Unidad: La permanencia en la Verdad
I.
Base bíblica
Mateo 2:11
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron;
y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
1º Samuel 15:22
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en
que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que
los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
II.
Texto de desarrollo
2ª Corintios 9:13
pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que
profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos
y para todos
III.
Introducción
Dios es santo, por lo que toda la relación que se establezca con Él debe ser en esa
misma sintonía, aunque la obediencia es un aprendizaje, es el regreso de los adanes
nacidos de nuevo a una relación expedita con Dios.
Todos los seres humanos son enemigos de Dios, por lo tanto, todo lo que ellos quieran
hacer de ninguna manera podrá agradar a Dios. Es por eso que Dios extendió su
gracia, enviando a Jesucristo, a fin de que por la fe en el Hijo de Dios pudiésemos
entrar en Él como contrapartida de lo que hizo el primer Adán, como está escrito: por
la desobediencia de un hombre entró el pecado y por el pecado la muerte, y todos
fueron constituidos pecadores; asimismo, por la obediencia de uno, el postrer Adán,
Jesucristo, todos los que a Él se acercan son constituidos justos. (Romanos 5:19).
Es a partir de esa imputación de justicia que el hombre comienza a aprender a
obedecer, primero los rudimentos o las bases del Evangelio, y luego, a medida que
el creyente avanza en su conocimiento y en su práctica del Evangelio tendrá que
enfrentarse a entregar voluntariamente lo que más ama, o aquello de lo cual
depende, a fin de que los nacidos de nuevo aprendan a depender de Dios
solamente.
Aprender a dar parece ser una de las lecciones más avanzadas del Evangelio, puesto
que la mayoría da porque le piden, y en algunos casos reaccionan ante la presión
para dar, sin embargo, esas no son las ofrendas que Dios espera, sino aquellas que
nacen de una voluntad libre, en fe y por amor. (Ap. Isauro Vielman)
La obediencia para dar es el último género que aprenden los mortales.
1ª Corintios 9:5-7
San Salvador, Jueves 2 de julio 2015
www.misioncristiananuevopacto.org
Predicador: Apóstol Isauro Vielman
Tel. (503) 2205-7400
Hasta lo último de la tierra
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Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros
y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como
de generosidad, y no como de exigencia nuestra. 6 Pero esto digo: El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Hechos 20:35
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y
recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que
recibir.
1º Reyes 17:13-14
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de
ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para
ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja
no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la tierra.
IV.
Definiciones:
Obediencia
Del griego Jupakoé (G5219): escuchar con atención, acatamiento o sumisión. (Dicc.
Strong)
V.
El camino a la obediencia
a)
Vencer el mal con el bien
Para explicar la nueva vida en Cristo Jesús es necesario abordar la alegoría del olivo
natural, cuya rama principal, Israel, fue desgajada, y en su lugar, se implantó la
iglesia, es decir, los nacidos de nuevo, que una vez empiezan a ser nutridos por la
savia del olivo natural, necesariamente tendrá que dejar de funcionar la savia
silvestre, a fin de que con el correr del tiempo la nueva rama dé también frutos como
los del olivo natural.
Ese es un largo proceso en la vida práctica, de tal manera que en el cambio de
fructificación tendrá que jugar la voluntad un papel preponderante, puesto que el
dejar de producir obras adámicas no es nada fácil, aunque sabemos que esas obras
no son agradables a Dios y producen muerte.
Sin embargo, no es con nuestra fuerza humana que vamos a suprimir esa
fructificación, sino permitiendo que la provisión de la vida que Cristo nos dispensó,
tome control gradualmente de nuestras habilidades. Solo se puede vencer la mala
fructificación, inclinando nuestra voluntad a hacer el bien, como está escrito: sino
venciendo con el bien, el mal. (Ap. Isauro Vielman)
Romanos 11:17
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido
injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia
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del olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la
raíz, sino la raíz a ti.
Romanos 12:20-21
20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber;
pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Romanos 5:10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Romanos 7:21
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
1ª Pedro 3:10-11; 17
El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios
no hablen engaño; 11 Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo
quiere, que haciendo el mal.
b)
De forma voluntaria
El desarrollo del nuevo hombre es un proceso complejo, puesto que debe crecer en
medio de los resabios adámicos. Es algo parecido a una planta delicada que tiene
que crecer en medio de espinas. Sin embargo a pesar de esto el nuevo hombre
crece solamente en medio de un ambiente de libertad, donde pueda formar su
propio carácter, como el de Cristo, dejando al margen todas las características del
viejo hombre, es por eso que cualquier acción de entrega a Dios en materia de
obediencia debe ser voluntariamente. (Ap. Isauro Vielman)
La medida para dar es conforme a lo que propuso en su corazón.
Al entrar a rendirle culto a Dios deberíamos llevar propósitos bien definidos.
1º Crónicas 29:9; 14
9 Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo
corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente.
14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer
voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano
te damos.
2ª Corintios 9:7
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre.
Isaías 32:8
Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.
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c)
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Con fe
Toda acción tendiente a una entrega personal en el altar debe ser a través del
vínculo de la fe. Aquello que no viene de fe es pecado.
Romanos 14:23
Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y
todo lo que no proviene de fe, es pecado.
Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
d)
En amor
La fructificación del nuevo hombre debe ser motivada siempre por el fruto del amor
a través de la fe, de ninguna manera deben ser acciones humanas que requieran
algo a cambio de sus bondades, precisamente por eso es que el amor, como fruto
es sufrido y todo lo soporta.
1ª Corintios 13:4-5
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no
se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor.
Conclusión
2ª Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.
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