Benignidad y bondad

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BENIGNIDAD Y BONDAD
Gá. 5:22­23; Col. 3:12
No. 211
INTRODUCCIÓN: La Biblia nos enseña en Gálatas 5:22­23 las nueve
facetas del fruto del Espíritu, todos tienen como principio el amor
ágape, es decir el amor nacido del Espíritu. Las palabras benignidad
y bondad quieren decir “hacer el bien”, pero sí vemos más a fondo y
leemos el original griego, observamos que benignidad y bondad son
conceptos diferentes que coinciden en el hecho de que ambos
hablan de hacer el bien, pero de forma distinta una de la otra.
DESARROLLO: Benignidad se traduce de la palabra griega kretos
que quiere decir “hacer el bien con ternura o placenteramente”,
bondad se traduce de la palabra griega aghatusune, que quiere decir
“hacer el bien, no importando la forma de ejecución, aun actuando
con disciplina”. Sí analizamos los dos términos anteriores podremos
observar que no significan lo mismo y que quedaron escritos en la
Biblia para darnos un mensaje diferente, porque en la benignidad
debemos practicar el bien con ternura sin lastimar a los demás, y en
la bondad no siempre hay que hacer el bien con ternura, sino que en
ocasiones hay que actuar con firmeza. Para comprender mejor estos
conceptos veamos algunos ejemplos:
BENIGNIDAD:
La mujer adultera, Jn. 8:1­11: Aquí vemos que los fariseos llevan ante
Jesús a la mujer que habían tomado en el hecho del adulterio, y
como el Señor le hizo el bien no condenándola, perdonándole sus
pecados y salvándola de sus acusadores; en ese momento el Señor
Jesús utilizó al benignidad (kretos), le hizo el bien con ternura y
compasión, dejándola libre y dándole una nueva oportunidad para
que no pecara más (Os.
2:19); esto nos enseña que es necesario que seamos llenos del amor
de Dios, a través de la llenura del Espíritu Santo (Ef. 5:9) y así poder
ser benignos con nuestra familia (Gn. 21:23; Col. 3:12), para que
cuando cometan alguna falta o pecado les ayudemos haciéndoles el
bien con ternura y no seamos como los fariseos que no ayudaron a la
mujer a salir de su vida de pecado, sino que la acusaron y la querían
apedrear.
BONDAD:
El hombre inmoral, 1 Co. 5:1­5 : En este caso vemos como el apóstol
Pablo entrega a Satanás a un hombre que estaba adulterando con su
madrastra, esto parece ser muy duro y cruel, pero Pablo en ese
momento esta siendo bondadoso (aghatosune) ya que era mejor que
el cuerpo fuera destruido pero que su espíritu quedara salvo, vemos
que después de ese trato el hombre se arrepintió (Ro. 2:4; 2 Co. 2:6­
8) y fue necesario restaurarlo con benignidad; esto nos enseña que
es importante que en el hogar también se aplique la bondad (Rt.
2:20), y no desequilibrarnos siendo siempre benignos porque en
ocasiones hay que firmes y hasta duros al tomar decisiones (Lm.
3:22), en el trato con el cónyuge y en la educación de los hijos, como
lo hizo Pablo, pero después el hombre se arrepintió, enseñándonos
que el resultado de ser bondadoso en positivo, porque también Dios
al que ama lo disciplina y azota (He. 12:5­6; Ro. 11:22).
EQUILIBRIO ENTRE LA BENIGNIDAD Y LA BONDAD:
El padre del hijo prodigo, Lc. 15:11­23: En este caso vemos como el
padre aplica con equilibrio la benignidad y la bondad; cuando le da la
herencia al hijo el hace el bien con ternura (kretos), pero el hijo se va
lejos y mal gasta la herencia; cuando ya se había quedado sin dinero
y sin amigos terminó apacentando cerdos; el padre a pesar de saber
que su hijo no estaba bien no lo llegó a traer a la pocilga,
posiblemente en su interior deseaba ir a traerlo pero sabía que esa
no era la forma correcta de hacerle el bien, porque el hijo tenía que
volver en sí a través del sufrimiento y luego proceder al
arrepentimiento; en esta fase el padre aplica la bondad con su hijo
(aghatosune), con firmeza y hasta pareciera
que no era un padre amoroso, pero precisamente por el gran amor
que le tenia fue que lo hizo de esa forma. Sin embargo cuando ve
regresar al hijo arrepentido y humillado corre a su encuentro, lo
abraza, lo besa y manda que lo vistan y le hace fiesta, ahí
nuevamente fue benigno (kretos) con su hijo.
De esta forma es
necesario que en el trato con el cónyuge y en el educación de los
hijos (Fil. 1:14; He. 12:5­6), podamos saber cuando ser benignos y
cuando ser bondadosos, con el propósito de conducir el hogar en el
camino del Señor.
Otra palabra que se traduce benignidad es eupeites que
significa “dispuesto a obedecer o dispuesto a complacer”. Esto nos
habla de sujeción; el esposo debe sujetarse a sus autoridades por
amor al Señor, también amar y estar dispuesto a complacer a su
cónyuge e hijos, la esposa debe estar dispuesta a obedecer a su
esposo por amor y los hijos deben sujetarse a sus padres; este es un
compromiso de doble vía, es decir, se debe dar la obediencia sí hay
complacencia y la complacencia sí hay obediencia.
CONCLUSIONES:
El amor debe ser equilibrado y debemos saber cuando ser benignos
y cuando ser bondadosos, porque es importante que lo practiquemos
con nuestra esposa, nuestros hijos, y también en la iglesia; no solo
con ternura, sino también con firmeza en decisiones que no siempre
son agradables (Ro. 15:14).
Dios como buen Padre, nos hace el bien con ternura y compasión
(Os. 2:19), en Salmos 18:35 dice: “Tu me has dado el escudo de tu
salvación, tu diestra me sostiene y tu benignidad me engrandece”,
pero como Padre bueno y equilibrado también nos hace el bien con
disciplina y firmeza, para que no nos desviemos del camino, Hebreos
12:5­6 dice: ”...Porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo
aquel que recibe como hijo”, también Hebreos 12:11 dice: “...al
presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo...”.
Para poder tener un hogar equilibrado y en sujeción el esposo, la
esposa y los hijos deben practicar la benignidad y la bondad,
también en su concepto de eupeites, es decir que los hijos y la
esposa estén dispuestos a obedecer, pero que el esposo este
dispuesto a complacer en la medida de las posibilidades de cada
miembro de la familia.
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