Enrolamiento de jóvenes soldados – Otoño, 2013 - Notas para el mensaje ¿Son ustedes salados y brillantes? Escritura «Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» Mateo 5:13-16 (NVI). I. Introducción (Hablándoles a los jóvenes soldados) Aunque ustedes no se hayan dado cuenta, todos aquí estamos contentos de que hayan decidido enrolarse como jóvenes soldados. Nos sentimos contentos de que quieran que el Ejército de Salvación sea su iglesia. Estamos aún MÁS contentos porque su enrolamiento es una expresión pública de que quieren que Jesús sea su amigo para siempre. Cuando le pedimos a Jesús que entre a nuestra vida y lo aceptamos como nuestro Salvador y Señor, nos convertimos en ciudadanos del reino de Dios (Efesios 2:1-9; Filipenses 3:20). Jesús explicó que Dios quiere que vivamos y actuemos de manera que tengamos una buena influencia en las personas que están a nuestro alrededor: nuestros amigos, nuestros familiares, nuestros vecinos, los desconocidos, y hasta nuestros enemigos; así la gente estará interesada en saber qué nos hace actuar de manera tan diferente. Entonces ustedes tendrán la oportunidad de compartir con ellos sobre el amor y el perdón de Dios. También queremos que ustedes sepan que Dios piensa que ustedes, y todos los demás, son muy importantes. ¿Alguna vez se han sentido importantes? Cuando las personas se preocupan por ustedes y piensan que son importantes, ellas quieren enseñarles cosas para ayudarlos a aprender y a hacer que su vida sea mejor. Todos nosotros aquí pensamos que ustedes son importantes y haremos lo mejor para enseñarles cómo vivir como cristianos. Les enseñaremos cómo orar, cómo dar testimonio, cómo diezmar, cómo leer y estudiar la Biblia, cómo servir, y cómo adorar y alabar al Señor. Seremos ejemplo para ustedes de cómo vivir una vida que sea agradable a Dios, y si no lo hacemos, ¡asegúrense de llamar nuestra atención sobre eso y decirnos que hagamos nuestro trabajo! Pregunta a los jóvenes soldados: Pida que algunos jóvenes soldados respondan brevemente sobre qué piensan que quiere decir la Biblia cuando nos dice que debemos ser «sal y luz». Sin que importe si somos jóvenes o viejos o de cualquier edad, Jesús quiere que sus seguidores comprendan que deben hacer una diferencia en el mundo. Como nos lo dijo la Escritura que compartimos hace un momento, nuestro llamado cristiano es a ser «sal y luz» para el mundo que está a nuestro alrededor: ¡ser salados y brillantes! Es posible que estén pensando: ¡Vamos! ¿Qué significa eso? Soy una persona, no un foco de luz ni una vela. Tengo manos y pies. ¿Cómo puede estar llamándome Jesús a que sea un salero? ¡No, no creo en absoluto que eso fuera lo que Jesús quiso decir! Cuando Jesús dijo eso, estaba haciendo una analogía, una comparación con algunos objetos comunes que la gente conocía para ayudarlos a comprender mejor lo que él quería decir. Veamos si juntos podemos comprender lo que significa ser «sal y luz». II. «Ustedes son la sal de la tierra» Hoy en día, la sal es un producto bastante común y no pensamos en ella como algo valioso (a menos que hayan comido papitas fritas de McDonald’s sin sal). En el mundo antiguo, la sal era muy costosa; era esencial para sobrevivir. Era un preservador (porque no habían refrigeradores), un condimento, tenía propiedades curativas (se hacían gárgaras con agua salada para el dolor de garganta) y se usaba para refinar el oro. La sal era importante y la gente la necesitaba y anhelaba tenerla. Era tan alto su valor que a menudo a los soldados romanos se les pagaba una parte de su salario con una porción de sal. En el Antiguo Testamento (Levítico 2:13; Números 18:19 y 2 Crónicas 13:5) hay referencias a un «pacto de sal». Esto probablemente se refiere al pacto perpetuo de Dios con Israel que no podía ser roto; sería preservado para siempre. Al compararnos a nosotros con la sal, Jesús estaba dejando en claro que se estaba refiriendo a algo muy valioso y esencial para todos. La gente necesita a Dios, y como «sal», necesitamos ayudar a las personas a ver la necesidad que tienen de Dios. Al mismo tiempo, necesitamos preservar nuestra relación con el Señor. La sal puede ser un preservador si es que permanece salada y pura, y puede penetrar la comida. Si la sal se vuelve insípida, no tiene valor. En los tiempos bíblicos, cuando la sal se volvía insípida, se tiraba a la calle para ser «pisoteada». Los cristianos debemos penetrar el mundo para ayudar a que las cosas a nuestro alrededor no se «pudran», pero también debemos mantenernos puros sin ser influenciados por la sociedad que podría causar que nos convirtiéramos en «insípidos». Como cristianos, deberíamos ser una influencia purificadora en la gente que está a nuestro alrededor. Si nos parecemos demasiado al mundo, no servimos; habremos perdido nuestro propósito de ser buenos ejemplos cristianos de manera que otros sean llevados a Jesús. La sal se parece al azúcar. Hasta que se prueba, no se puede percibir la diferencia. Por fuera, los cristianos se ven como los demás; sin embargo, los cristianos no deben mezclarse con los demás. Jesús no quiere que ocultemos el hecho de que somos cristianos, ni que finjamos ser cristianos cuando no lo somos. Dios habla muy enérgicamente en contra de ser hipócritas. En Mateo 23:27 dice: «¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre». Nuestras palabras y nuestros hechos deberían honrar a Dios. Deberíamos afectar a otros positivamente, así como la sal saca a relucir el mejor sabor de la comida. La sal no se usa sola. Por lo regular, las personas no hacen una comida de sal solamente. La sal es un condimento que añade un sabor delicioso. Nuestro comportamiento y ejemplo cristiano debería realzar la vida de quienes están a nuestro alrededor. Debemos mostrarles a los demás el «sabor» de Cristo y de su amor. III. «Ustedes son la luz del mundo» El símbolo de la luz se usa a menudo para representar la naturaleza de Dios y la naturaleza de un cristiano. 1 Juan 1:5-7: «Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado». Somos la luz del mundo porque Dios hace brillar su luz por medio de quienes la han recibido a través de su Hijo, Jesucristo. Aunque Cristo es la única luz verdadera, nosotros debemos ser reflejos de él en lo que decimos y hacemos. ¡Debemos brillar como la luz y mostrarles a los demás cómo es Jesús! ¿Les gusta la oscuridad? ¿Se les hace fácil caminar en total oscuridad? Puede que hasta sea peligroso si no han recogido sus juguetes y sus cosas. Hasta un pequeño rayo de luz puede hacer una gran diferencia. Jesús nos dijo que el mundo está en oscuridad y que, como cristianos, necesitamos ser portadores de la luz. En Juan 12:35-36 Jesús les estaba hablando a las multitudes que habían ido a Jerusalén durante la Fiesta de la Pascua. Dice: «“Ustedes van a tener la luz sólo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tienen la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz”. Cuando terminó de hablar, Jesús se fue y se escondió de ellos». Jesús es la luz en este pasaje. Las personas que no conocen a Jesús está atrapados en la oscuridad hasta que alguien llega con algo de luz. Nosotros podemos y debemos ser esa luz con nuestra actitud, con lo que decimos, por la manera en que tratamos a otros y por cómo demostramos el amor de Dios. IV. Ser sal y luz Es una declaración contundente. No dice: ustedes no TIENEN sal, ni DAN sal, sino que ustedes SON la sal. Jesús dice: «Ustedes SON la sal» y «Ustedes SON la luz». El énfasis está en ser lo que son como cristianos. ¿Cuáles son algunas maneras en que pueden ser sal y luz? La primera parte de la Escritura (lean todas o parte de las Bienaventuranzas, Mateo 5:1-12) es un buen comienzo. Hacer aquello que nadie más quiere hacer: recoger la basura, compartir con otros y ayudarlos, demostrarles bondad a todos, tener una buena actitud, ser puros de corazón, ser amables aún cuando no tenemos ganas de serlo, no chismear, no mentir, orar con y por otros, darse cuenta de las necesidades de los demás, alentar a otros, hablar cuando ven que algo está mal y obedecer lo que se enseña en la Palabra de Dios. Después de comer algo salado, es probable que les de sed. Deben tener sed después de conocer más de Dios y su Palabra, y su voluntad para ustedes. Cómo viven su vida también debería hacer que otros se den cuenta y eso los haga «sedientos» de descubrir por qué ustedes son diferentes. Si sus amigos les preguntan, entonces ustedes tienen una buena oportunidad para hablarles de cuán maravilloso es Jesús y la diferencia que él hace en sus vidas. Como nuevo cristiano, su luz pudiera ser solamente un destello; pero al vivir la Promesa del Joven Soldado y aprender más sobre Dios y su amor, su luz se hará más fuerte y más brillante. V. Conclusión Jesús hizo comparaciones sobre ser sal y luz de manera que sus seguidores pudieran comprender que ellos deberían hacer una diferencia en el mundo. Deberían ser como la sal y como la luz. El peligro está en que nuestra sal puede ser contaminada por impurezas, por estar saliendo con la gente equivocada, por observar y escuchar música o películas o conversaciones malas; por mentir, por no ser amables, por ser impacientes, por ser flojos y por no ser lo suficientemente comprensivos. ¿Son salados?, ¿o están permitiendo que los no creyentes influyan en ustedes en lugar de ustedes influir en ellos? ¿Cuánto brillo tiene su luz?, ¿o están escondiendo su luz? No permitan que el pecado disminuya su luz o contamine su sal. Dios no quiere que ocultemos el hecho de que somos cristianos; quiere que compartamos nuestro amor por Él con otros, que se lo mostremos con nuestro ejemplo y con nuestros hechos. No solo vivimos nuestra fe cuando estamos aquí en la iglesia. ¿Tienen la luz de Jesús en su vida? Si se lo piden, Jesús hará que su vida brille.