paredones - Revista Rebeldía

Anuncio
editorial
Durito
y una de
paredones
Durito se lustra el caparazón mientras se prepara
para el maratón de baile que, en las montañas del
sureste mexicano, habrá de celebrar los 20 y 10 del
EZLN. Mientras se talla la espalda con una hojita
de huapac´, Durito me dice:
“La Historia, mi narizón cumpleañero, no es
mas que un largo paredón. La lucha por el Poder
no es, en realidad, más que la lucha por estar en el
pelotón de fusilamiento y no frente a él. Así van
cambiando el nombre y el rostro de esos patéticos
soldados. Sin embargo, quien da las órdenes de
‘preparen, apunten, fuego’, es el mismo”. Durito
checa el brillo de su coraza con un hilo de sol que la
nube, entre tanta lluvia, ha dejado llegar al suelo.
“Los desposeídos del mundo siguen pasando
regularmente frente al paredón y, con la misma
regularidad, reciben balas de promesas falsas,
humillaciones, olvidos. Y, claro, también reciben
balas de plomo. Los que logran pasar a ser del
pelotón de fusilamiento, alegan méritos por cada
uno de los fusilados de su bando, hacen carteles,
corridos y poemas alabando el heroísmo,… y
siguen disparando, ahora sobre el siguiente grupo
que se forma frente al paredón”.
1
“Así transcurre la historia. Pero cada tanto,
un rebelde llega frente al paredón. Él no disputa
entre estar o no en el grupo que dispara o en el que
recibe el disparo. El rebelde da la espalda al
pelotón. Y no porque tenga miedo, sino porque de
esa forma puede hacerle, con la uña, una rayita al
muro. Después viene otro rebelde y descubre la
rayita y la ahonda. Así pasan unos y otros. El muro
se va debilitando y alguna vez terminará por resquebrajarse. Los políticos seguirán discutiendo y peleando por ver quién dispara, pero ya no habrá
paredón ni fusilados. Y los tiros, pasadas sus rasancias máximas, terminarán por vencerse en un suelo
donde los paredones sólo serán un mal recuerdo”.
“Claro que, mientras eso pasa, conviene tener
un chaleco blindado y responder a las balas de plomo
con idénticos argumentos”, agrega Durito.
Yo salgo afuera de la champa. Miro con escepticismo el largo paredón de la noche en las montañas
del sureste mexicano. Después de un rato, intuyo,
más que ver, una pequeña abolladura en un costado de
la pared nocturna. Con la uña del pulgar raspo un
poco más.
Más tarde encuentro a un grupo de combatientes veteranos reunidos en torno a la fogata. Los
conozco a todos y cada uno. Hace 10 años, salieron
junto mío a un combate que prometía todo menos el
retorno. Hablan de Sub Pedro. Yo los escucho en
silencio. Cuando se dan cuenta de mi presencia, se
ponen de pie y firmes. Les indico que en descanso.
Esperan. Yo enciendo la pipa y, ya marchándome, les
digo y me digo:
“Una raspadura en la noche, ésa es nuestra
herencia…”
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Noviembre del 2003, XX aniversario.
Rebeldía. Año 2, número 13, noviembre del 2003.
Director: Sergio Rodríguez Lascano. Subdirectora: Adriana López Monjardin
Consejo editorial: Javier Elorriaga Berdegué, Raúl Jardón, Gloria Muñoz Ramírez, Fernando Yáñez Muñoz.
Fotografías de Jesús Ramírez: páginas 1. 2. 23, 43, 52 y 64.
Fotografías de Heriberto Rodríguez: páginas 10, 14, 15, 28, 30, 33, 38, 60 y 70.
Ilustraciones de Domi: páginas 12, 17, 20, 29, 35, 39, 50, 57, 58, 65, 69 y 71.
Ilustraciones de Efraín Herrera: páginas 22, 26, 32, 40, 46 y 62.
En internet: www.revistarebeldia.org y correo electrónico: [email protected]
Impresa en:
Descargar