Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-0571/12) Buenos Aires, 20 de Marzo de 2012 Sr. Presidente Del Honorable Senado de la Nación Dn. Amado BOUDOU S / D.- Tengo el agrado de dirigirme a Ud. a los efectos de solicitarle tenga a bien disponer la reproducción del proyecto de Ley que fuera presentado bajo el número de Expte. 85/10 (2 de marzo de 2010), “Cumplimiento de las Garantías Constitucionales de Coparticipación Federal de Impuestos”.Sin otro particular, saludo a Ud. atentamente.Rubén Giustiniani. PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... CUMPLIMIENTO DE LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES DE COPARTICIPACION FEDERAL DE IMPUESTOS Artículo 1º: El Estado Nacional cancelará a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el monto resultante de la diferencia entre la garantía establecida por el artículo 7º de la Ley 23548 y los valores efectivamente percibidos desde el mes de Mayo de 2002. Artículo 2º: Organismo de Aplicación. Designase a la Comisión Federal de Impuestos como el organismo responsable para determinar el monto referido en el artículo 1º. Artículo 3º : Plazo El Organismo de Aplicación determinará el monto a cancelar a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en un plazo máximo de 180 días corridos a partir de la sanción de la presente ley. Artículo 4º : Definición de los Recursos Tributarios Nacionales de la Administración Central A los fines referidos en el Artículo 7º de la Ley 23548 se entiende como “recursos tributarios nacionales de la Administración Central”, a los siguientes tributos y contribuciones: Impuesto a las Ganancias , Gravamen de emergencia sobre Premios de Determinados Juegos, Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta, Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social , Impuesto sobre los Bienes Personales, Contribución especial sobre el Capital de las Cooperativas, Impuestos a la Transferencia de Inmuebles de Personas Físicas y Sucesiones Indivisas , Impuesto sobre los Créditos y Débitos en Cuentas Bancarias y Otras Operatorias, Impuesto al Valor Agregado, Impuestos Internos sobre bienes e Impuestos internos sobre servicios, Impuestos sobre los Combustibles, Impuestos a la Energía Eléctrica, Impuesto Adicional de Emergencia sobre Cigarrillos, Impuesto a las Entradas de Espectáculos Cinematográficos, Impuesto a los Videogramas Grabados, Impuesto a los Servicios de Radiodifusión, Impuesto sobre el Gas Oil y el Gas Licuado para uso Automotor, . Impuesto sobre la Transferencia o Importación de Naftas y Gas Natural destinado a GNC, Derechos de Importación, Derechos de Exportación, Tasa de Estadística, Impuesto a los Pasajes Aéreos al Exterior , Régimen simplificado para pequeños contribuyentes (Monotributo) Artículo 5º : Cancelación La deuda calculado por la Comisión Federal de Impuestos conforme a los artículos precedentes, será cancelada por el Estado Nacional dentro del plazo de doce meses de su determinación. Artículo 6º: Comuníquese al Poder Ejecutivo. – Rubén Giustiniani. FUNDAMENTOS Señor Presidente: Este proyecto tiene como objeto el cumplimiento integral y efectivo de la coparticipación federal de impuestos a favor de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a través de la percepción por los mismos del monto resultante de la diferencia entre la garantía establecida por el artículo 7º de la ley 23.548 y los valores efectivamente percibidos desde el mes de mayo de 2002, que le adeuda el Estado Nacional. Debemos recordar que al firmar las provincias argentinas en 1853 la Constitución Nacional, establecieron un Estado Federal y por ende el federalismo fiscal, reservándose por ello una serie de tributos destinados a satisfacer sus propias necesidades y favorecer el desarrollo local, sin perjuicio de delegar en el Estado federal determinados recursos previstos en el art. 4 de nuestra ley fundamental. Pero lamentablemente todos somos testigos que sufrimos un claro proceso de desfederalización, profundizado desde mediados del siglo pasado, que produjo, entre otros efectos negativos, una concentración por parte del Gobierno Nacional de la administración de los recursos federales, en franco beneficio del poder central y en perjuicio directo de los intereses de las provincias y sus habitantes. Desde la aprobación de la Reforma Constitucional en 1994, por imperativo de la disposición transitoria sexta, los argentinos nos debemos una nueva ley de coparticipación, elaborada sobre los principios de solidaridad, equidad, automaticidad y funcionalidad. Tarea difícil pero no imposible de lograr dentro del marco lógico de dificultades que conlleva consensuar la distribución de las potestades tributarias, y que necesita de la voluntad política de todos los actores, especialmente de las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el Estado Nacional. Mientras actuamos en pos de lograr dichos consensos para sancionar la tan esperada nueva ley de coparticipación federal de impuestos, no debemos olvidar, como ocurre, que sigue vigente en la materia la ley 23.548 sancionada en 1989, prorrogada hasta la actualidad en razón a lo determinado por su artículo 15, que establece una suerte de renovación automática hasta tanto no se apruebe un nuevo régimen sustitutivo. Así, el artículo 2º de dicha norma establece como regla que todos los impuestos son coparticipables, con las siguientes excepciones: a) Derechos de importación y exportación previstos en el artículo 4 de la Constitución Nacional; b) Aquellos cuya distribución, entre la Nación y las provincias, esté prevista o se prevea en otros sistemas o regímenes especiales de coparticipación; c) Los impuestos y contribuciones nacionales con afectación específica a propósitos o destinos determinados, vigentes al momento de la promulgación de esta Ley, con su actual estructura, plazo de vigencia y destino. Cumplido el objeto de creación de estos impuestos afectados, si los gravámenes continuaran en vigencia se incorporarán al sistema de distribución de esta Ley; d) Los impuestos y contribuciones nacionales cuyo producido se afecte a la realización de inversiones, servicios, obras y al fomento de actividades, que se declaren de interés nacional por acuerdo entre la nación y las provincias. Dicha afectación deberá decidirse por Ley del Congreso Nacional con adhesión de las Legislaturas Provinciales y tendrá duración limitada. Cumplido el objeto de creación de estos impuestos afectados, si los gravámenes continuaran en vigencia se incorporarán al sistema de distribución de esta Ley. Asimismo considéranse integrantes de la masa distribuible, el producido de los impuestos, existentes o a crearse, que graven la transferencia o el consumo de combustibles, incluso el establecido por la Ley Nº 17.597, en la medida en que su recaudación exceda lo acreditado el Fondo de Combustibles creado por dicha ley. Distribución de Recursos Financieros entre la Nación y las Provincias. La disputa por la apropiación de las rentas fiscales, particularmente las generadas por la Aduana de Buenos Aires, es una de las claves para entender los enfrentamientos entre federales y unitarios que se produjeron en nuestra historia, ya que la distribución de recursos financieros públicos entre la Nación y las provincias es un aspecto central que apuntala la vigencia de un régimen federal de gobierno y de su definición y forma de implementación depende en gran parte el ejercicio efectivo de la autonomía por parte de las provincias. Una breve reseña de los antecedentes históricos puede iniciarse en la década de 1930, la crisis mundial abierta en 1929 echa por tierra la privilegiada posición de nuestro país como agro-exportador, y plantea un nuevo reagrupamiento de fuerzas para dar solución a una situación hasta ahora inexplorada. En Argentina, cuyo régimen tributario estaba centrado en los impuestos al comercio exterior, la Nación empezó a quedarse sin recursos. En esa situación, se unificaron todos los impuestos internos y se estableció un sistema de distribución. En 1935 se implementó el primer sistema de coparticipación de impuestos, en ese momento, la distribución primaria establecía que la Nación se quedaba con el 82% de los recursos y las provincias con el 17,5%. La distribución secundaria, que definía el reparto entre las provincias, se realizaba de acuerdo a varios criterios: un 30% se distribuía de acuerdo a la población, un 30% de acuerdo al gasto, un 30% de acuerdo a los recursos totales de la provincia (antes de la implementación del sistema), y un 10% por partes iguales entre todas las provincias. El porcentaje que les correspondía a las provincias en la distribución primaria, desde entonces, fue aumentando progresivamente. En el año 1946 pasó a corresponderles un 21%, y ya en 1951 el 48,8% de lo recaudado se destinaba a Nación, mientras que el 51,2% restante quedaba en manos de las provincias. Para el año 1954, la Nación contaba con el 68,8%, porcentaje que se vio reducido por la nueva ley de coparticipación, al 54% en 1958. En 1963, luego de otra reforma, se fijó el 58% para Nación y el 36% para provincias, quedando el 6% restante para Capital Federal. El porcentaje otorgado a los gobiernos provinciales siguió incrementándose hasta 1966, año en que llegó al 46%. En 1973 se planteó la necesidad de ofrecer un tratamiento diferencial para cada provincia, especialmente para aquellas con menos recursos. La ley 20.221 definía en la distribución primaria un 50% para la Nación y un 50% para las provincias; la distribución secundaria se establecía de acuerdo a tres criterios: un 65% de acuerdo a la población, un 25% de acuerdo a la brecha en el desarrollo de las provincias, y un 10% de acuerdo a la dispersión poblacional. El segundo criterio tendía a compensar a las provincias más atrasadas, cuya medida se calculaba de acuerdo a un índice que incorporaba la calidad de la vivienda, la educación y la cantidad de automóviles por habitante. El tercer criterio garantizaba mayores transferencias cuanto mayor fuese la dispersión poblacional, fundamentándose en el mayor costo de los servicios prestados por la administración provincial. La ley 23.548 de 1988 sobre Coparticipación Federal de Impuestos regula el régimen de distribución entre la Nación y las Provincias de los Recursos Fiscales. En su artículo 3 establece que la distribución primaria entre Nación y Provincias corresponde de la siguiente manera: Nación: 42.34%, Provincias: 54.66%, Fondo de Aportes del Tesoro Nacional a las Provincias: 1%, Recupero Nivel relativo de ciertas provincias: 2%. Claramente establece este régimen un criterio de distribución que refleja el reclamo en el tiempo de las provincias en el sentido de incrementar su participación en la masa total coparticipable, en consonancia con las mayores obligaciones en asignación de funciones y prestación de servicios que han venido asumiendo en forma creciente los gobiernos subnacionales. A partir de la década de 1990 se firmaron diferentes pactos que alteraron la asignación de recursos, en 1992 se establecieron fondos pre-coparticipables, que permiten a la Nación quedarse con un 15% de la masa de recursos antes de la distribución primaria, para asignarlos discrecionalmente. En el año 1993, el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento elevó el piso mínimo y dispuso que el excedente de recursos tuviese una proporción destinada a la cancelación de deudas y el financiamiento de la reforma del Estado. La Constitución reformada en 1994 exigió que el Congreso dicte en un período no mayor a un año una nueva ley de Coparticipación Federal de Impuestos. Sin embargo, más de diez años después no se han logrado los consensos necesarios para formular un acuerdo. Sin dudas, un nuevo régimen de coparticipación federal de impuestos limitará las medidas discrecionales del poder central y la consecuente conducta, hoy casi natural de los gobernadores provinciales, de mantener acuerdos políticos con el gobierno central para asegurar su apoyo financiero y consecuentemente su gobernabilidad, lo que sin duda debilita a la República, la democracia y el federalismo. La creciente centralización de los recursos tributarios. Uno de los pilares centrales del programa económico del gobierno nacional ha sido el sostenimiento de un esquema de solidez fiscal evidenciado en la consecución de un importante superávit fiscal primario. Ahora bien, este esquema de solvencia fiscal no significó un cambio en la estructura tributaria regresiva que mantiene nuestro país y se basó en un diseño fuertemente centralizador de los ingresos fiscales en manos del Poder Central. En tal sentido, si analizamos la estructura fiscal a nivel nacional, vemos que las retenciones a las exportaciones (con una recaudación estimada para el año 2008 de $24.231 Millones) representan casi el 100% del superávit primario que obtiene el Gobierno Nacional (que está previsto para el 2008 en $ 25.900 Millones, un 3% del PIB). Luego del Impuesto al Valor Agregado, y el Impuesto a las Ganancias, el tercer recurso fiscal en orden de importancia corresponde a estos Derechos de Exportación e Importación (retenciones y aranceles), y como sabemos su coparticipación a las Provincias es de “cero peso, cero centavo”. También es muy bajo (solo el 14.5%) lo que se distribuye a las provincias por el impuesto a los débitos y créditos bancarios, que es el cuarto impuesto nacional en nivel de importancia y su recaudación está prevista par el año 2008 en $ 17.196 Millones. Así vemos que de los recursos tributarios que ocupan el tercer y cuarto lugar en monto de recaudación, su coparticipación a las provincias es mínima. Estos son factores que explican en parte la reticencia del gobierno nacional a discutir una reforma del sistema impositivo y del régimen de coparticipación: las retenciones son recursos no coparticipables, y sustituirlas o diseñar un esquema de participación de las provincias, implicaría la resignación de recursos de la Nación a favor de las provincias. Por otra parte, como ejemplo de la pérdida de participación de las provincias en los ingresos públicos, podemos destacar que la recaudación total a nivel nacional de ingresos del año 2007, ascendió a $ 199.780 Millones (considerando las contribuciones de seguridad social), de los cuales se coparticiparon por el esquema normado a las provincias $54.676 Millones, que representa solo el 27,37 % porcentaje que nos revela la insuficiente participación, incluso comparado en términos históricos. Este dato pone en evidencia el patente incumplimiento del artículo 7 de la ley 23.548 que detallaremos en el título siguiente. A este esquema de centralización de los recursos, se suma la problemática de la estructura del gasto público, en donde a nivel provincial, los gastos salariales tienen un peso significativamente superior a los de la Nación, hecho que transforma sus presupuestos en más rígidos, y por lo tanto más dependientes del nivel de transferencias del Gobierno Nacional. Vemos de esta forma que el superávit de las provincias ha ido disminuyendo desde el año 2004 hasta el 2007, estimándose un déficit del conjunto de las provincias para el año en curso del 0.3% el PIB; mientras que a nivel nacional el superávit se mantiene en el mismo período en torno al 3% del PIB. Este panorama de holgura fiscal en la Nación y restricción en las provincias deriva en una perversa dependencia, que el Gobierno Nacional explota a través de transferencias discrecionales a las provincias para paliar sus necesidades. Así, todas las provincias argentinas son fuertemente dependientes de los recursos provenientes del gobierno nacional, con lo cual éste logra imponer criterios que limitan la autonomía provincial en el diseño de políticas públicas locales. Según estimaciones de la ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública) en el Presupuesto Nacional 2008 existen partidas asignadas a distintos programas de los ministerios que se ejecutan como transferencias discrecionales a las provincias por $11.915 Millones. En definitiva, todas estas cuestiones centrales en el desenvolvimiento económico de la Nación en lo relativo a los ingresos públicos, evidencian una política signada por un fuerte un sesgo hacia la centralidad en la relación de poder entre el Gobierno Federal y las provincias. La ley 23.548 de Coparticipación Federal de Impuestos. Su incumplimiento. Ya vimos que la ley 23.548 de Coparticipación Federal de Impuestos regula el régimen de distribución entre la Nación y las Provincias de los Recursos Fiscales. Claramente, este régimen establece un criterio de distribución que refleja el reclamo en el tiempo de las provincias en el sentido de incrementar su participación en la masa total coparticipable, en consonancia con las mayores obligaciones en asignación de funciones y prestación de servicios que han venido asumiendo en forma creciente los gobiernos provinciales. Por supuesto que la ley de coparticipación determina asimismo qué tipo de recursos no se encuentran comprendidos en este régimen y por lo tanto son apropiados totalmente por la Nación (como los derechos de exportación e importación) o son objeto de una distribución específica establecida por otra ley. Sin embargo, a modo de garantía y con el objeto de que las distribuciones al margen de la ley de coparticipación no desvirtúen el espíritu de la misma, la norma en su artículo 7 determina que: “El monto a distribuir a las provincias, no podrá ser inferior al treinta y cuatro por ciento (34%) de la recaudación de los recursos tributarios nacionales de la Administración Central, tengan o no el carácter de distribuibles por esta Ley.” Se establece de esta manera un piso en términos porcentuales del monto coparticipado sobre el total de los recursos tributarios recaudados a nivel nacional cualquiera sea la características de estos (coparticipables o no). Más allá de la discusión jurídica de si determinados pactos fiscales han dejado sin operatividad este artículo, lo cierto es que el mismo no ha sido expresamente derogado y resulta imprescindible su cumplimiento a los efectos de que opere como garantía mínima de asignación de recursos a las provincias frente a la creciente centralización del poder nacional. Vemos que el incumplimiento de esta garantía ha significado una importantísima resignación de recursos por parte de las provincias a favor del Estado Nacional. En el cuadro a continuación se refleja la situación para el período comprendido entre los años 2003/2007. Recaudación Tributaria Total y Coparticipación a las Provincias (en millones de pesos) Años 2003 2004 2005 2006 2007 1 Impuestos 51.270 72.088 86.734 106.565 136.982 2 Derechos s/Comercio Exterior 9.668 12.662 16.190 19.840 27.468 3 Contribuciones Seguridad Social 11.304 13.533 16.327 23.602 35.330 4 Total Recursos Tributarios (1+2+3) 72.242 98.283 119.251 150.007 199.780 5 34% s/total Recursos Tributarios 24.562 33.416 40.545 51.002 67.925 6 Total Coparticipado a las Provincias 16.220 23.144 28.128 34.717 54.676 7 Efectiva Participación de las Provinc. (6/4) 22,45% 23,55% 23,59% 23,14% 27,37% 8 Diferencia anual (5-6) 8.342 16.285 13.249 10.272 12.417 9 Diferencia acumulado años 2003/2007 60.566 Fuente: Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal. Ministerio de Economía de la Nación Se puede observar que en cinco años esta resignación de fondos de las provincias, por el incumplimiento de la garantía del 34% establecida en el artículo 7 de la Ley de Coparticipación, asciende en valores nominales sin actualización a la suma de $ 60.566 millones. Si tomamos las cifras solo del año 2007, a modo de ejemplo podemos señalar que para la Provincia de Santa Fe la pérdida de coparticipación de acuerdo a los porcentajes vigentes fue de $1.484 Millones, equivalente a mas 10% de su presupuesto anual. Incluso, no considerando la inclusión en el régimen de garantía de los recursos de la seguridad social, para el año 2007, la nación adeudaría a la provincia de Santa Fe la suma de $ 370 millones. Si consideramos el acumulado para el período 2003 – 2007, Santa Fe recibió de transferencias nacionales por todo concepto $ 16.100 millones. El no cumplimiento de la garantía establecida en el artículo 34, significó para nuestra provincia resignar recursos (sin actualización) por este período de cinco años en la suma de $ 4.079 millones. Igualmente se verifica pérdida de coparticipación aun en el caso de no considerar para el cálculo de la garantía a los recursos de la seguridad social, en este caso por $ 921 Millones. El cumplimiento de la legislación vigente y la sanción de una nueva ley de coparticipación. Por todo lo expresado, resulta imprescindible comenzar a revertir esta situación. Sin dudas la solución definitiva pasa por el cumplimiento del mandato constitucional de sanción de una nueva ley de Coparticipación Federal de Impuestos. El país atraviesa una coyuntura económica altamente positiva en virtud del contexto internacional, y es dable aprovecharla para consensuar esta ley que en momentos de estrechez fiscal generaría tensiones imposibles de sortear. Entendemos que la Comisión Federal de Impuesto, es el órgano natural de aplicación y control para la presente Ley, puesto que está integrada por representantes de la Nación, del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de los Ministerios de Hacienda, Economía y Finanzas de todas las provincias de nuestro país. Entre sus funciones centrales, se encuentra el cumplimiento del Régimen de Coparticipación Federal de Impuesto y el contralor del Régimen Transitorio de Distribución de Recursos Fiscales entre la Nación y las Provincias. Un paso inmediato que se debe dar en dicho camino es cumplir cabalmente con la letra y el espíritu de la legislación vigente poniendo en práctica en forma inmediata el artículo 7 de la Ley 23.548. La puesta en práctica de este artículo aliviaría en parte la delicada situación fiscal de gran parte de las provincias y significaría un elemental sinceramiento de las relaciones fiscales Nación-Provincias. Rubén Giustiniani.