PRIMAVERA 2013 LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA 13. “EL TIEMPO VUELA, LA VIDA SE DESVANECE”. FRAGMENTOS DE LAUDAS FUNERARIAS: LAUDA DE CRONOS Y LAUDA DEL PUTTO MELANCÓLICO (CE1/13080‐a, CE1/13080‐b) El Museo Nacional de Cerámica de Valencia conserva entre sus fondos dos azulejos de temática funeraria, fechados hacia 1800‐1810, que formaban parte de sen‐ das lápidas sepulcrales de mayor tamaño. La importan‐ cia de ambas piezas estriba en la calidad de su dibujo y, especialmente, en los temas representados ya que se trata de alegorías enraizadas en la cultura barroca y en el tema de la vanitas, con elementos asociados desde antiguo a la meditación sobre la fugacidad de la vida y la llegada ineludible de la muerte. DESCRIPCIÓN Uno de los azulejos contiene la figura de Cronos (el Tiempo) que hace pompas de jabón para advertir de la fragilidad de la vida humana, varias calaveras y huesos, un jarrón humeante, un sauce llorón, un cortinaje y varias coronas de laurel. El otro azulejo contiene la representación de un putto melancólico con un reloj de arena alado y varios sauces llorones a su espalda. Los dos azulejos polícromos sobre fondo estannífero blan‐ co, de 20 x 20 cm. y 1,5 cm. de grosor cada uno, presen‐ tan marcas en el reverso para indicar su posición de‐ ntro del panel: una señal en forma de “X” y un número (“1a” en el azulejo de Cronos y “3” en el del putto). Aunque pertenecieron a dos lápidas diferentes ya que ambas muestran la esquina superior izquierda de una lápida ficticia, soporte del epitafio, probablemente 1 paneles cerámicos procedentes de la antigua Ermita de Sant Joan de Xàbia. EL TEMA DE LA FRAGILIDAD DE LA VIDA: EL HOMO BULLA EST La presencia de Cronos haciendo pompas de jabón es una de las figuraciones más originales que expresa la idea de la fragilidad de la vida. Se relaciona con el tema del homo bulla est, una metáfora que habla sobre la fragilidad de la vida humana y que fue muy habitual en la cultura visual del humanismo y el barroco europeos. Sus orígenes se remontan a la tradición clásica y a los textos de los escritores romanos Varrón y Luciano. El primero, al comienzo de su libro De rerum rusticarum, se lamenta de los achaques de la edad y las dificultades que ha tenido a la hora de terminar su obra, pues si el hombre es frágil como una burbuja, todavía lo es más un viejo (si est homo bulla, eo magis senex, Var. Re, 1,1,1.). En el caso de Luciano, la referencia se sitúa en uno de sus diálogos satíricos en el que Mercurio lleva al barquero Caronte a dar un paseo por la vida humana. 2 3 4 SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE 3. Hendrick Goltzius, Quis evadet? 1594. 4. Jean Simeon Chardin, La bulle de savon, ca. 1730. Metropolitan Museum, Nueva York. 1. Azulejo de lauda sepulcral: Cronos, decoración polícroma sobre loza estannífera, Valencia, ca. 1800-1810, Museo nacional de Cerámica, CE1/13080-a. 2. Azulejo de lauda sepulcral: putto melancólico, decoración polícroma sobre loza estannífera, Valencia, ca. 1800-1810, Museo nacional de Cerámica, CE1/13080-b. fueron realizadas por la misma fábrica y el mismo autor (Figs. 1 y 2). Ingresaron en los fondos del museo como donación junto con cinco paneles de un Via Crucis pro‐ cedentes del desaparecido Convento del Pie de la Cruz de Valencia. Estos paneles se han atribuido a las Reales Fábricas de Azulejos de Valencia y al pintor Vicente Miralles, primer oficial pintor, hombre de confianza del fundador, Marcos Antonio Disdier, y director de la fá‐ brica de 1799 a 1802. Debido a la semejanza estilística de ambos conjuntos, Via Crucis y lápidas sepulcrales, podrían atribuirse igualmente estos fragmentos a las Reales Fábricas de Azulejos de Valencia. La proceden‐ cia es igualmente desconocida, pero al estar compues‐ tas las laudas por un panel de varios azulejos y no por una sola placa, debían proceder de un recinto sagrado cerrado y no de un cementerio. El uso de azulejos para cubrir tumbas era una práctica generalizada. Sobre ellos se escribía el nombre del difunto y las fechas de nacimiento y muerte junto a algunos elementos fúnebres como la guadaña o el reloj de arena. En otros casos se empleaban temas más cultos como atestiguan estas laudas o el conjunto de Después de su periplo, Caronte expresa que la vida humana le ha parecido como un caldero lleno de bur‐ bujas de distintos tamaños que, tarde o temprano, terminan por explotar (Luc. Cont. 19). La comparación del hombre con una burbuja pervivió en la cultura medieval porque fue incluida en el Lexicon de Suidas, una compilación de sentencias y proverbios antiguos que se publicó en el siglo X. La posterior inclu‐ sión del homo bulla est en los Adagia de Erasmo de Rotterdam será el detonante para su posterior difusión en imágenes a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Será a mediados de este siglo cuando la metáfora pase de su enunciación textual a su formulación visual por medio de la imagen de unos niños que hacen pompas de jabón. Así se expresaba la idea de la vanidad del mundo y la fragilidad de la vida del hombre, pues éste es como las delicadas burbujas, que aparentan ser con‐ sistentes, brillan y flotan pero al tocarlas explotan, una sencilla metáfora que encerraba una lectura moralizan‐ te y cristiana. La creación de la imagen tiene lugar en el ámbito flamenco y nórdico, siendo el cuadro Juegos de niños de Pieter Bruegel (Kunsthistorisches Museum, Viena), fechado en 1560, el primer ejemplo conocido. Tras él, se produce una eclosión del tema en la cultura visual europea, multiplicándose los putti que hacen pompas de jabón en pinturas y grabados a lo largo del siglo XVII, y posteriores, siendo el grabado Quis evadet? de Hendrick Goltzius uno de los más difundidos (Figs. 3 y 4). 01. 13. “EL TIEMPO VUELA, LA VIDA SE DESVANECE”. FRAGMENTOS DE LAUDAS FUNE‐ RARIAS: LAUDA DE CRONOS Y LAUDA DEL PUTTO MELANCÓLICO EL TIEMPO DESTRUCTOR Lo sorprendente de la lauda que nos ocupa es que sea el dios Cronos (el Padre Tiempo) el que haga las pom‐ pas de jabón porque la tradición visual estableció que fuesen niños los que las hiciesen, pues era una manera de subrayar la idea de fragilidad. Cronos, en la lauda, está representado con sus atributos habituales, como un anciano canoso, en alusión a que era el dios más viejo del panteón clásico, y con la guadaña, pues Cro‐ nos‐Saturno tenía antiguamente el patronazgo de la agricultura entre los romanos, atributo que posterior‐ mente pasó a significar que el tiempo todo lo siega y destruye (Fig. 5). Será en la edad media cuando el ca‐ rácter destructivo de la guadaña pase a manos de la Muerte para metaforizar su poder aniquilador, una muerte que se encuentra figurada en la lauda en el montón de calaveras y huesos dispuestos sobre el cor‐ tinaje negro. 5 6 5. Sebastián de Covarrubias, Fallit volatilis aetas, 1610. 6. Juan Valdés Leal, Alegoría de la vanidad, The Wadsworth Atheneum Museum of Art, Hartford. LA MANO EN LA MEJILLA Y LAS LÁGRIMAS DE LA MELANCOLÍA A la derecha de la lauda de Cronos se representa un sauce llorón, árbol relacionado con la tristeza, la muer‐ te y la melancolía ya que su morfología evoca senti‐ mientos de este tipo. Es un árbol vinculado en la tradi‐ ción cultural con la idea de pérdida, pues en los salmos se cuenta que durante el cautiverio de los judíos en Babilonia, éstos iban al río a lamentarse junto a los sauces, mientras que en el Otelo de Shakespeare, Des‐ démona canta la canción del sauce para referirse a los amores perdidos. Los sauces inundan el fondo de la otra lauda que forma parte de la pieza del trimestre, junto al putto melancóli‐ co que sostiene un reloj de arena en sus manos. La idea de tristeza, pérdida y melancolía se encuentra sugerida y representada en esta lauda por medio de los sauces pero también por la postura del putto, ya que el gesto de apoyar la mano en la mejilla se asoció desde antiguo con la idea de melancolía. La mejilla apoyada en la ma‐ no es un gesto antiquísimo que se puede encontrar en las representaciones del duelo en los sarcófagos egip‐ cios, así como las nociones de fatiga, el pensamiento creador o el sueño y constituyó el atributo por antono‐ masia de la idea de melancolía (Fig. 7). La asociación entre el gesto de la melancolía y los putti se producirá con el humanismo del siglo XV, creándose una imagen original para expresar la idea de tristeza y muerte pues, en ocasiones, se acompañarán de calaveras y objetos que aluden a lo efímero. En este caso, sostiene en sus manos un reloj de arena alado, en clara alusión a que el tiempo vuela, atributo que se asoció por primera vez con la imagen del Tiempo en las ilustraciones de los Trionfi de Petrarca en el siglo XV y que, en esos mismos años, también pasaría a manos de la Muerte. 7. Jost Amman, Melancholia, 1589. SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE LA METÁFORA DEL HUMO Frente a Cronos, y dispuesto sobre un pedestal, se en‐ cuentra un jarrón humeante y con llamas, elemento que también era habitual en las primeras representa‐ ciones de vanitas en el siglo XVI y cuyo sentido tiene que ver, precisamente, con la etimología de la palabra vanitas. El origen filosófico y cultural del concepto vani‐ tas se encuentra en el Eclesiastés de la Biblia, donde se puede leer “vanidad de vanidades, todo es vani‐ dad” (Qo 1,2). El término hebreo que se empleaba en las biblias era hebhel, que significa vacío, inconsistente, humo o vapor. Hebhel se tradujo en la Vulgata por vani‐ tas, cuyo sentido es similar, pues alude a lo hueco, a lo frágil. Vanitas hace mención, por lo tanto, a algo vacío o inconsistente, siendo el humo y las burbujas una ex‐ presión real y metafórica para subrayar la fragilidad e inconsistencia de la vida humana. LA CORONA DE LA VICTORIA Detrás de la figura de Cronos se puede apreciar la mi‐ tad de una cruz que sostiene, en su parte alta, un corti‐ naje negro que abraza toda la imagen. Sobre la cortina se disponen varias coronas de laurel, imagen del triun‐ fo, la victoria y la gloria. Su origen es mitológico, pues Apolo se corona de laurel como héroe victorioso tras vencer a la serpiente Pitón. La idea de victoria que pro‐ viene de la tradición clásica se combinará con la tradi‐ ción cristiana que convierte la corona en metáfora de la recompensa que espera al fiel tras la vida terrena. En este sentido, la epístola de Santiago habla de la corona que Dios ha prometido a los que le aman (St 1, 12), mientras que san Pedro explica que tras la muerte, recibiremos la corona de la gloria que no se marchita (1 P 5, 4). Una Vanitas de Valdés Leal tiene representada una calavera coronada de laurel, clara alusión al triunfo tras la muerte, frente al putto que hace pompas de jabón (Fig. 6). 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