Decrecimiento-Madrid #1.0 LA HUELLA ECOLÓGICA.Ante la necesidad de alejarnos de manera definitiva de los parámetros productivistas aparejados hoy en día al desarrollo salvaje y extremo, ante la sobreexplotación de los recursos naturales a nivel planetario que nos encamina de forma inminente a una destrucción ecológica irreparable y, “estos números no cuadran en un planeta de recursos naturales muy limitados…” sobre todo, porque no queremos ser eternos condenados del capital y su imperialismo, surgió el movimiento tendente a la construcción de una sociedad alejada del consumismo imperante basado en la necesidad ficticia de querer más, motivados por las constantes campañas publicitarias del mercado y las décadas de difusión de las mismas desde los centros educativos hasta los de ocio, pasando por las grandes inversiones en los medios de comunicación y de opinión, con el único objetivo de mantener el nivel de crecimiento constante de la economía de mercado y de sus variables económicas, encaminadas exclusivamente a maximizar sus beneficios, sin importar a costa de quién o de los recursos que esquilme. Hoy, y ante la más que evidente quiebra del sistema financiero que lo ha sustentado a lo largo de estos tiempos nos encontramos ante la obligatoriedad de exigirnos un cambio. Estamos ya cansados de escuchar lo malo que es dejar de crecer en los términos del capitalismo liberal, la importancia de tener un P.I.B. en constante crecimiento como sinónimo de bienestar social porque generará riqueza para todos los ciudadanos, pero a la hora de la verdad, somos nosotros los ciudadanos los que padecemos y sufrimos por sus crisis y por ese sistema nos vemos privados de poder cubrir nuestras necesidades más básicas, como la alimentación o la sanidad. Por eso hay que entender que estos números no cuadran en un planeta de recursos naturales muy limitados, siendo necesario adecuar de forma inmediata la producción y el consumo de bienes y servicios nacidos del despilfarro material y del insostenible consumo energético. Y aquí es donde cabe valorar la forma en que debemos de convivir en un planeta limitado y cómo debemos de utilizar sus recursos sin alterar la rica biodiversidad existente, ya de por sí maltrecha tras años y años de devastación incontrolada. Ya nos advirtió Georgescu-Roegen al formular la cuarta ley de la termodinámica que no sólo la energía y su consumo afectan al desarrollo socio-económico, sino que la materia disponible se degrada de manera ininterrumpida, por lo que acaba convirtiéndose, a pesar de prácticas en parte válidas como el reciclaje, en materia no disponible en el futuro, al ser La Tierra un sistema material cerrado y no intercambiable, y sólo pasando por la reutilización puede preservarse ésta. Estos motivos nos llevan a pensar en la Huella Ecológica (índice elaborado por Mathis Wackernagel) como el “indicador biofísico de sostenibilidad” más acertado para nivelar el desarrollo, la producción, el consumo energético y el nivel de desechos en consonancia a los recursos naturales de los que disponemos, sin que su uso o degradación lleven aparejada la desaparición de los mismos, porque http://decrecimientomadrid.wikispaces.com http://decrecimientomadrid.blogspot.com contacto: [email protected] han de ser adecuados al entorno físico en el que desarrollamos nuestras actividades, ya que es la única forma de conseguir que la tierra asuma ese uso y explotación y consigamos una vida plena y en equilibrio con el medio ambiente. Todo esto irá ligado siempre a la biocapacidad disponible en la comunidad para producción (superficie terrestre y acuática) y calculando así la explotación adecuada del terreno sin aparejar al mismo agotamiento ni temporal ni permanente. “en consonancia a los recursos naturales de los que disponemos, sin que su uso o degradación lleven aparejada la desaparición de los mismos…” Deberemos de construir nuestro desarrollo desde la suma de las diversas huellas que afecten al entorno, sean éstas tanto las necesarias para la agricultura y ganadería, forestales y acuáticas, como las destinadas a edificabilidad y servicios, unido a la necesaria para asumir el nivel de consumo energético y las emisiones que el conjunto de actividades conlleva. Pero actualmente su cálculo es problemático al carecer de medidas y criterios estándar para realizarlo, por lo que conviene tomarlos con cierta prudencia. Además, se plantea por algunos autores la utilización de otras magnitudes para ver el impacto medioambiental de un individuo o una comunidad, tales como el efecto del transporte, la energía a utilizar, el agua necesaria y los desechos producidos (teniendo en cuenta que el intento de reciclar estos conlleva nuevas necesidades de transporte, consumo energético añadido, nuevos residuos no reutilizables). “adoptar una simplicidad tendente a dejar de valorar la acumulación de bienes materiales y de utilizar servicios innecesarios, al estar construidos sobre los cimientos culturales del miedo al futuro y a la insuficiencia material” En un estudio más profundo de la Huella Ecológica nos encontramos ante la necesidad de prescindir del sobreconsumo actual, junto a la necesidad intrínseca de adoptar una simplicidad tendente a dejar de valorar la acumulación de bienes materiales y de utilizar servicios innecesarios, al estar construidos sobre los cimientos culturales del miedo al futuro y a la insuficiencia material, haciendo inalcanzable un futuro ecológico digno. Y es que la Huella Ecológica, desde hace al menos dos décadas, se encuentra en niveles superiores a la carga soportable por nuestro espacio físico, no pudiendo abastecernos ya con los recursos que nos hacen creer necesarios para nuestro normal desarrollo, siendo el resultado la incapacidad de nuestro planeta para asumir la cantidad de residuos y desechos causados por dicho desarrollo. Se traduce, por lo tanto, en la necesidad de disponer de más de un planeta para el nivel de consumo productivo, aunque los únicos causantes sean los países occidentales y su eje, ya que el resto no utilizan todas las posibilidades de su ecoespacio, es decir, son coherentes con el entorno a nivel productivo, energético y de desechos, no siendo esto suficiente para el mantenimiento de los recursos naturales limitados puesto que son utilizados por el proceso productivo de los países ricos al carecer de ellos. A la hora de traducir estos datos en nuestra vida cotidiana no significa necesariamente que consumamos más alimentos o tengamos más ropa, simplemente antes no eran necesarios los transportes o el consumo energético que estos desplazamientos acarrean y que forman parte del cálculo de la huella ecológica. Por eso hablar de consumo responsable o de cambios en los hábitos de consumo va íntimamente relacionado con la necesidad de interiorizar los transportes mediante la relocalización de las actividades productivas, buscando la reducción de consumo energético y la reorientación del camino a seguir en el desarrollo de la tecnología aplicable a los servicios a cubrir, pasando a ser éstas consideradas únicamente como meras herramientas destinadas a cubrir necesidades reales y a facilitar una vida digna y sostenible, dejando de ser un exponente del desarrollo económico, sin límites, alcanzado por determinadas sociedades. Puedes consulta tu Huella Ecológica en http://www.miliarium.com/formularios/Huella EcologicaA.asp http://www.earthday.net/footprint/flash.html Hemos observado, dada la dificultad de interpretación de las variables a estudiar para el cálculo de la huella ecológica, que se deben mantener ciertas reservas a la hora de interpretar algunos datos facilitados por organismos no objetivos. Aun así, cabe reseñar a nivel del Estado, según datos recogidos en 2007 por un estudio de carácter preliminar encargado por el antiguo Ministerio de Medio Ambiente, que se cifraba la huella ecológica del español medio en 6,4 hectáreas por habitante, siendo la capacidad de carga de tan solo 2,6 Ha/habitante, causando un déficit ecológico estatal de 3,8 Ha/habitante o, lo que es lo mismo, necesitaríamos de un territorio con una extensión física tres veces mayor a la actual para mantener ese mismo nivel de producción y consumo. A pesar de “un cambio de mentalidad es el único camino para alcanzar que producción, consumo y biocapacidad alcancen un nivel óptimo” esos datos, la política estatal sigue encaminada al constante crecimiento económico sin recapacitar sobre los daños que el agotamiento de los recursos materiales limitados y no regenerables implica. A modo de conclusión, significar que sólo un cambio de mentalidad es el único camino para alcanzar que producción, consumo y biocapacidad alcancen un nivel óptimo basado en la virtud y no en la renuncia, que permita no prescindir de la biodiversidad y los recursos que el planeta alberga. George b7, Decrecimiento-Madrid. Julio de 2009. Clasificación por regiones de la Huella Ecológica por persona en Ha. globales (años 2003 y año 2005) Región MUNDO Países de ingresos altos Países de ingresos medios Países de ingresos bajos Población (2003) 6.301,5 955,6 3.011,7 2.303,1 Huella ecológica¹ (2003) 2,23 6,4 1,9 0,8 Millones de personas Ha global/persona *Tabla de de Global Footprint Network en datos dados en hectáreas per cápita Población (2005) 6.476 972 3.098 2.371 Huella Ecológica (2005) 2,7 6,4 2,2 1,0 Millones de personas Ha global/persona