Karim Benmiloud y Alba Lara-Alengrin « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr breve genealogía de las escritoras mexicanas En el principio era Sor Juana y Sor Juana se hizo verbo, después, un silencio o un vacío textual de casi tres siglos : la colonia no es un periodo propicio para el desarrollo de la narrativa y menos aún de mujeres. Un solo gremio, el religioso, accede a la publicación, siempre y cuando ésta sea mística y solicitada y censurada por superiores masculinos 1. En el siglo xix, la emancipación política no tuvo su correlato en la escritura de las mujeres. Mientras que asis­timos por fin a un desarrollo exponencial de los géneros narrativos, apenas se registra la aparición de escritoras mexicanas y eso gracias al trabajo de rescate del « taller Diana Morán » sobre Narrativa femenina mexicana del Colegio de México 2, que dedicó una publicación a las voces olvidadas : cinco narradoras nacidas en provincia entre 1828 y 1880 3 : María Néstora Téllez (1818-1890), Refugio Barragán de Toscano (1846-1916), Laura Méndez de Cuenca (1853-1928), Dolores Bolio (1880-1950) y María Enriqueta Camarillo (1872-1968). Habrá que esperar a la narrativa de la Revolución Mexicana para encontrar en los años treinta a una escritora publicada en su época, Nellie Campobello (1900), con sus relatos reunidos en Cartucho (1931) y Las manos de mamá (1937). De hecho, se trata de la única autora que figura en la antología reunida 1. Cf. « Escritoras a pesar suyo : las monjas místicas del siglo xvii en México » de Franco J., in Las conspiradoras, la representación de la mujer en México, México, El Colegio de México/ FCE, 1994, p. 29-51. 2. El Taller de Narrativa Mexicana se constituyó en 1984 dentro de las actividades del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México. Domenella A. R., « Territorio de leonas : narradoras mexicanas en los noventa », in Domenella A. R. (coord.). Territorio de leonas, cartografía de narradoras mexicanas en los noventa, México, Universidad Autónoma Metropolitana/Casa Juan Pablos, 2001, p. 19-44. 3. Investigación realizada en el marco del Taller de Narrativa Femenina Mexicana, cf. Domenella A. R. y Pasternac N., Las voces olvidadas. Antología crítica de narradoras mexicanas nacidas en el siglo xix, México, COLMEX, 1991, 451 p. 13 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin por Antonio Castro Leal 4. La excepcionalidad de esta narradora en su contexto no es sólo de género, sus relatos desentonan con el enorme corpus de la narrativa de la Revolución, por su formato, su brevedad y su perspectiva ideológica, discursiva y narrativa 5. En efecto, Campobello opta por una visión positiva de los villistas y elige el punto de vista de una niña fascinada por la muerte. En la primera mitad del siglo xx, la literatura mexicana − en pleno desarrollo −, conocerá otro paréntesis sin la publicación de escritoras mexicanas. Entonces, ¿ a partir de qué momento se puede hablar de una generación de escritoras mexicanas ? ¿ qué se entiende por generación : los nacidos en una misma década o los que publican al mismo tiempo ? Aunque los nacidos en una misma década tienden a publicar en sincronía, tomamos como criterio de agrupamiento el de las fechas de primera publicación y no las de nacimiento ; puesto que un discurso literario se posiciona como tal dialogando con su contexto de producción. Es en los años cincuenta cuando asistimos por fin a la emergencia de una generación de escritoras, con las publicaciones de un puñado de pioneras : Josefina Vicens (1911-1988), Elena Garro (1920-1998), Guadalupe Dueñas (1920-2002), Rosario Castellanos (1925-1974) y Amparo Dávila (1928). Pioneras cuya obra sigue aún opacada por escritores de la misma camada pero no de la misma talla, pensamos en particular en la narrativa y la poesía de Rosario Castellanos, a la vez aguda, profunda y sutil. Coincidencia o no, las mujeres obtienen el derecho a voto en 1953 y en esta década el campo literario se va consolidando y especializando : los escritores se profesionalizan, surge un espacio crítico, instituciones culturales, talleres de literatura 6. De hecho, es a partir de entonces cuando se instaura un continuum entre las escritoras mexicanas. Se posicionan en los años sesenta Julieta Campos (1932-2007) ; Inés Arredondo (1928-1989) y Beatriz Espejo (1939). El relevo entre la generación de pioneras que logran obtener el reconocimiento del medio y esta generación que publica en los años sesenta es sin duda Elena Poniatowska, precoz narradora que irrumpe en la literatura en 1954, con el libro de relatos Lilus Kikus. Pero es a fines de los años sesenta cuando el discurso de Poniatowska se posiciona en las letras mexicanas con dos libros distintos entre sí, personalísimos e irremplazables : Hasta no verte Jesús mío (1969) y La noche de Tlatelolco (1971). Con ellos quedan sentadas las dos líneas que habrán de distinguir a la producción de Elena Poniatowska : la 4. Campobello N., Cartucho, in Castro Leal A. (éd.), La novela de la Revolución Mexicana, t. I., México, Aguilar, 1963, p. 923-967 ; Campobello N., Las manos de mamá, in Castro Leal A., op. cit., p. 971-989. 5. Cf. Olivier F., « Entre les histoires vraies et la légende : Cartucho ou la mémoire des Villistes », in Benmiloud K., Lara-Alengrin A. et al., Le Mexique de l’Indépendance à la Révolution 1810-1910, Paris, L’Harmattan, p. 239-249. 6. Cf. Pasternac N., « Presentación », in Ezquerro, M. (coord.), Escritoras mexicanas. Voces y presencias. Paris, Indigo & Côté-femmes, 2004, p. 7. Esta publicación también es fruto de las reflexiones del « Taller Diana Morán ». 14 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Breve genealogía de las escritoras mexicanas narrativa centrada en los protagonistas de la cultura mexicana en el México posrevolucionario y la crónica de los movimientos sociales del México contemporáneo. Entre la generación de escritoras que se consolida entre los años cincuentasesenta – y que se siguen contando con los dedos de la mano – y la siguiente, se dará un salto cuantitativo a partir de los setenta. En el grupo de escritoras de los setenta, la mayoría universitarias, destaca un trío que rescata la memoria de la comunidad judía mexicana : Margo Glantz (1930), Angelina Muñiz-Huberman (1936), Esther Seligson (1941-2010), emblemáticas de la década son también María Luisa Mendoza (1930), María Luisa Puga (1944-2004) y Silvia Molina (1946). El salto cuantitativo del que hablamos se acompaña de un « boom » de la narrativa femenina en los ochenta. En la llamada década perdida tiene lugar el inaudito éxito de ventas y de público de las novelas de Angeles Mastretta (1949) y Laura Esquivel (1950), respectivamente, Arráncame la vida (1986) y Como agua para chocolate (1989). Calificadas en el mejor de los casos como parodia del folletín y en el peor, como paraliteratura o literatura « light 7 ». Como es bien sabido, en ambos casos el éxito comercial padeció el menosprecio de la crítica. Estas novelas escritas por mujeres, más allá de su calidad estética, son significativas porque pusieron de manifiesto el conflicto entre las instituciones literarias tradicionales y académicas y el nuevo e ineludible actor dentro del campo literario que es el mercado. En esta ola de curiosidad de los lectores y de desconfianza de la crítica, que distingue a la producción de escritoras que emergen en los años ochenta, se incluyen Brianda Domecq (1942), Carmen Boullosa (1954), Bárbara Jacobs (1947), Rosa Beltrán (1960) y la dramaturga Sabina Berman (1955). A partir de los noventa las escritoras de fin de siglo cuentan ya con una tradición estética de alto vuelo y a la vez han sorteado el cuestionamiento de la crítica frente al éxito comercial de las escritoras que publicaron en la década del ochenta. La cuestión del género de la escritora pasa a segundo plano, se trata de una generación de escritoras aliviada de la sospecha, de ser mujer y de escribir sentimental o superficialmente. Además, en los noventa, las escritoras mexicanas acceden a la difusión internacional publicadas por editoriales españolas como Alfaguara y Tusquets. Según la crítica, la producción de los noventa apunta hacia un erotismo más abierto o una « escritura del cuerpo » y se destaca por su predilección por el registro fantástico o neo-fantástico 8. Dentro de este grupo, cada vez más nutrido, podemos destacar a Ana García Bergua (1960), Ana Clavel (1961), Cristina Rivera Garza (1964), Susana Pagano (1968), Cecilia Eudave (1968) o Guadalupe Nettel (1973). 7. Cf. López González A., « Quebrantos, búsquedas y azares de una pasión nacional (dos décadas de narrativa mexicana : 1970-1980), Revista Iberoamericana, Pittsburgh, n° 164-165, julio-diciembre 1993, p. 665. 8. Domenella A. R., « Territorio de leonas : narradoras mexicanas en los noventa », art. cit., p. 38. 15 Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin Ahora bien, ¿ cuáles son las constantes o las recurrencias temáticas en la producción de las escritoras mexicanas del siglo xx ? Los estudios que se han dedicado a la producción de las escritoras mexicanas desde la crítica feminista apuntan como constantes temáticas o estilísticas de la escritura femenina la oralidad, la locura, la diferencia o la infancia. Por cierto, el taller de Narrativa Femenina Mexicana ya mencionado dedicó un volumen a la temática infantil, donde resalta la importancia de la filiación y del relato genealógico 9. Otra de las coincidencias o constantes que emergieron al elaborar este panorama es que un buen número de las escritoras mexicanas aquí mencionadas ha recibido el Premio Xavier Villaurrutia 10, o sea, el reconocimiento literario más importante en México, de hecho, la atribución de este premio coincide con el despegue de la escritura femenina en México. Las Autoras « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Elena Poniatowska En una presentación de Elena Poniatowska en Marsella 11, ésta le confió al público que las mejores lecciones de literatura las había tomado en la cárcel de Lecumberri, cuando iba a interrogar a los presos políticos 12. Además de las lecciones aprendidas en la cárcel, Elena tuvo otros dos mentores, Oscar Lewis, el célebre antropólogo y autor de Los Hijos de Sánchez, del que fue asistente, y el periodismo, en el que se inició en los años cincuenta, primero como cronista de sociales en Excélsior 13 y luego, como miembro de la redacción de 9. Gutiérrez De Velasco L. y Domenella A. R., « Introducción », in Pasternac N., Domenella A. R., Gutiérrez De Velasco L. (coord.), Escribir la infancia : narradoras mexicanas contemporáneas, México, El Colegio de México, 1996, p. 15-25. 10. El Premio Villaurrutia de escritores para escritores se fundó en 1955 y es otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, el primero en recibirlo fue Juan Rulfo por Pedro Páramo, se recompensa una obra editada en México o una trayectoria. El jurado lo componen los escritores que anteriormente han sido premiados. Las escritoras que lo han recibido son : Josefina Vicens en 1957, Rosario Castellanos en 1960, Elena Garro en 1963, Elena Poniatowska en 1969, Esther Seligson en 1973, Julieta Campos en 1974, Tita Valencia en 1976, Silvia Molina y Amparo Dávila en 1977, Isabel Fraire en 1978, Inés Arredondo en 1979, Margarita Villaseñor en 1981, Luisa Josefina Hernández en 1982, María Luisa Puga en 1983, Carmen Alardín, Margo Glantz y Lisa Block de Behar en 1984, Angelina MuñizHuberman en 1985, Bárbara Jacobs en 1987, Carmen Boullosa en 1989, Coral Bracho en 2003, Elsa Cross y Pura López Colomé en 2007, Myriam Moscona en 2012. Cf. Página del Instituto Nacional de Bellas Artes, Coordinación Nacional de Literatura, Premio Nacional Villaurrutia de Escritores para Escritores [en línea], consultado el 30 de junio de 2014 [http ://www.literatura.bellasartes.gob.mx/index.php ?option=com_content&view=article&i d=138&Itemid=98]. 11. García M., « Poniatowska cautivó al público de Marsella al presentar su obra traducida al francés », La Jornada, 16-10-2003, p. 3a. 12. Entre éstos, el líder sindical de los ferrocarrileros Demetrio Vallejo, quien, según la misma Poniatowska, se quedaba dormido cuando ella le leía los fragmentos de una novela que estaba preparando entonces, Vallejo terminará inspirando al protagonista de El tren pasa primero. 13. Schuessler M. K., Elenísima, México, Planeta, 2003, p. 95-124. 16 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Breve genealogía de las escritoras mexicanas México en la cultura, el célebre suplemento cultural del periódico Novedades, como tal, Elena Poniatowska entrevistó sin pelos en la lengua a toda la inteligentsia y los políticos hispanoamericanos del momento. La noche de Tlatelolco (1971) es, desde luego, la crónica que le dio notoriedad y autoridad moral. Con la integridad y la coherencia que la caracterizan, Elena Poniatowska rechazó el premio Villaurrutia, que se le otorgó por esta singular obra, preguntándose « ¿ quién iba a premiar a los muertos 14 ? » En la avalancha de publicaciones sobre el Sesenta y ocho, la obra por excelencia no es ni un análisis histórico ni una novela, sino esta crónica híbrida, cuya fuerza reside en el relato polifónico de lo que fue una tragedia colectiva. Desde entonces, uno de sus temas es el de la resistencia social y política frente al Estado. En esta línea se inscriben las crónicas de Fuerte es el silencio (1980), sobre las madres de los desaparecidos políticos, Nada, nadie, las voces del temblor (1988), sobre la emergencia de la sociedad civil después de los terremotos de 1985 en la ciudad de México e incluso Amanecer en el zócalo. Los 50 días que confrontaron a México (2007) sobre la polémica ocupación del zócalo por parte de Manuel López Obrador y sus seguidores, luego de las elecciones presidenciales de 2006. Hasta no verte Jesús mío (1969) inaugura su narrativa de ficción con acento testimonial, esta novela surgió de sus entrevistas con una lavandera analfabeta, que había sido soldadera y luego desempeñó toda clase de empleos marginales. Del corpus narrativo de Poniatowska se desprende un particular interés por las protagonistas periféricas del México del siglo xx : la rusa Angelina Beloff en Querido Diego, te abraza Quiela (1978), la italiana Tina Modotti en Tinísima (1992) o la inglesa Leonora Carrington, en Leonora (2011 y Premio Narrativa Breve). En estas novelas destaca la voz y el itinerario de destinos femeninos que van a parar a México y son, en cierta forma, una proyección de la autora – de origen franco-polaco – o autobiografías por interpósita persona. Una excepción a este predominio de las protagonistas femeninas son sus novelas La piel del cielo (2001 Premio Alfaguara) y El tren pasa primero (2005 Premio Rómulo Gallegos), dos novelas inspiradas en la vida del astrónomo Guillermo Haro y del sindicalista Demetrio Vallejo, respectivamente. Como todo mundo sabe, Elena Poniatowska nació en París y su lengua materna fue el francés, al llegar a México, en cierta forma escogió escribir en español, de tal suerte que su fascinación por el habla mexicana es otra de las constantes en su narrativa. Ello queda claro con el discurso de Jesusa, la protagonista de Hasta no verte Jesús mío, la elección de ese discurso, como discurso literario autónomo, es otra forma de resistencia, en este caso estilís14. La cooptación de los intelectuales a través de los premios o los nombramientos oficiales es un recurso característico del Estado mexicano. A pesar de no haberlo aceptado, Elena Poniatowska aparece en la página del Instituto Nacional de Bellas Artes como detentora del premio Villaurrutia en el año de 1969, mientras que La noche de Tlatelolco se publicó en 1971. Este desfase cronológico queda aclarado por la autora en Schuessler M. K., op. cit., p. 229. 17 Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin tica. Otro ejemplo de ello es el inusitado adjetivo « estrellero » que aparece en el título de su más reciente publicación El universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro (2013). Por cierto, la biografía es otra de las cons­­­ tantes en su producción lo que confirma el compendio Las siete cabritas (2000), un retrato a veces lúcido, a veces patético e incluso cruel de siete protagonistas, en femenino, de la cultura mexicana. De la obra de Poniatowska se desgajan claramente el tema de la resistencia social y femenina, la memoria, las protagonistas periféricas del siglo xx, el retrato biográfico o la biografía novelada. De hecho, las dos columnas que vertebran su escritura, la crónica y la ficción, se sustentan en los mismos principios : la reelaboración del discurso del otro y la recuperación de la memoria colectiva, parafraseando a la autora misma, se trata de una literatura hecha con las voces que suben de la calle 15. Lo cual supone también una fuerte dimensión experimental, que Cristina Rivera Garza recalca con vigor en estos términos : « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr « Sigo creyendo que Elena Poniatowska tiene, al menos, dos libros en el canon de la literatura mexicana del xx, y ambos son a mi parecer libros experimen­­­ tales : La noche de Tlatelolco, y Hasta no verte Jesús mío 16. » La primera publicación de Elena Poniatowska fue un libro de relatos : Lilus Kikus (1954), que transcribe con verdad la despiadada mirada de una niña, se trata probablemente de uno de sus libros más autobiográficos, aún más que su novela La Flor de Lis (1988), donde la autora narra la conmoción provocada por la irrupción de un cura obrero en una familia de aristócratas venidos a menos. A pesar del tiempo y los descalabros que éste trae consigo, la mirada de Elena Poniatowska sigue siendo la de Lilus Kikus y, es muy probable que su capacidad de sorpresa siga intacta ante ese país al que llegó cuando tenía nueve años. Por cierto, desde Lilus Kikus − ilustrado con dibujos de Leonora Carrington −, un rasgo distintivo de su producción será la atinada aleación de texto e imagen, en particular fotografías, cuyo objetivo no es sólo ilustrar sino resignificar el texto 17. Elena Poniatowska es apenas la cuarta mujer en recibir el Cervantes 18 y la primera escritora mexicana 19, además, una escritora heterodoxa que cultiva el trasvase de géneros y que reivindica al periodismo como escuela y como oficio – hay que aclarar que Elena Poniatowska se presenta siempre como 15. Título de la conferencia pronunciada por Elena Poniatowska en la Universidad Paul Valéry, Montpellier 3 el 18 de marzo de 2011. 16. Arellano D. A. y Rivera Garza C., « Sí hay tal lugar. Una conversación con Cristina Rivera Garza », octubre de 2012. Disponible [http ://cuadrivio.net/2012/12/si-hay-tal-lugar-una-conversacion-con-cristina-rivera-garza/], consultado el 23 de julio de 2014. 17. Tal es el caso de Todo empezó el domingo (1963), con dibujos de Alberto Beltrán, La noche de Tlatelolco, Tinísima, Las soldaderas, por citar sólo algunos. 18. Tras María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992) y Ana María Matute (2010). 19. Los escritores mexicanos que lo recibieron antes son Octavio Paz (1981), Carlos Fuentes (1987), Sergio Pitol (2005) y José Emilio Pacheco (2009). 18 Breve genealogía de las escritoras mexicanas periodista. Con este premio Cervantes otorgado a Elena Poniatowska, las letras hispánicas se sacuden la melena y rinden un homenaje a la ficción documental, que en la pluma de Elena Poniatowska alcanza una merecida consagración. « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Ana García Bergua Hija y nieta de exiliados de la Guerra Civil española, Ana García Bergua estudió literatura francesa en la UNAM y escenografía teatral en el Centro Universitario de Teatro (CUT), de la misma universidad, antes de dedicarse a la escritura. Su primera novela, El umbral (travels and adventures) (1993), cuenta la historia de Julius, cuya vida se entreteje con la de su hermana Nati, a caballo entre realidad y ficción. Entre maravillosa y fantástica, la novela nos introduce de plano en lo que será, en adelante, el mundo narrativo de la escritora mexicana, lleno de humor y de fantasía, con una fuerte carga metaficcional o metatextual. Con esta novela, Ana García Bergua franquea el umbral, en todos los sentidos de la palabra, recorriendo este camino – a la vez tentador e inquietante – que lleva de la razón a la imaginación, de la realidad a la ficción, y de la vigilia al sueño, como Alicia, la joven heroína de Lewis Carroll, en Alice’s Adventures in Wonderland (Alicia en el país de las maravillas) y Through the Looking-Glass, and What Alice Found There (A través del espejo, y lo que Alicia encontró allí), de 1866 y 1872, respectivamente. A raíz de esta primera experiencia escritural, Ana García Bergua publica un primer volumen de cuentos, El imaginador (1996), cuyo título también es significativo de la voluntad de la autora de rechazar los límites de la verosimilitud, llevándola hasta todos los grados de la imaginación, ensoñación e irrealidad. Sin embargo, otra vertiente importante de la obra de la escritora será sin duda alguna su indagación de la Historia de México, destacando en particular el tránsito entre el siglo xix y xx, que les sirve de trasfondo histórico a tres de las siguientes novelas de la escritora. Púrpura (1999), su segunda novela, publicada a finales del siglo xx, es un brillante homenaje a la novela decimonónica, y especialmente a la novela francesa de formación o de aprendizaje (cuyas raíces se encuentran en el « Bildungsroman » alemán del siglo xviii), que hace del joven protagonista de 22 años, Artemio González, el émulo mexicano de Rastignac de Balzac, o de Julien Sorel de Rojo y negro de Stendhal, o de Frédéric Moreau de La educación sentimental de Flaubert. Con la salvedad que, más allá de su pasión por su mentora Alejandra Ledesma, Artemio también se enamora de... su elegante primo Mauro Bolívar, llevando así el modelo de la novela de formación hacia horizontes inesperados. Con esta trama, justo es señalar que Púrpura también retrata una Ciudad de México a principios del siglo xx, en plena expansión urbana y desarrollo industrial, que conoce además el auge del séptimo arte 19 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin – del que Artemio será guionista en Hollywood – que compite en la novela con la poderosa influencia de los modelos literarios decimonónicos. En Rosas negras (2004), su tercera novela, Ana García Bergua le da un nuevo giro a su producción literaria, al contar la vida de una joven y hermosa viuda, Sibila, cortejada por un dúo de doctores antitéticos y un mesero : un lúbrico ginecólogo, el doctor Murillo, un psiquiatra mojigato, el doctor Bonifacio, y un discreto camarero, Ambrosio. La acción de la novela transcurre en los años 1900, cuando se entreveran y se confrontan en el México de aquellos años las influencias del positivismo, de la masonería, del marxismo y del anarco-sindicalismo, sin olvidar el desarrollo de la ciencia – con la difusión de la electricidad – y de la medicina, especialmente de la psiquiatría, pero aplicada ésta casi exclusivamente a las mujeres, víctimas indefensas de las elucubraciones normativas de los hombres, sean científicos o no. En cuanto a la trama de Isla de bobos (2007) 20, surge de una previa investigación de la autora en el marco de su trabajo como asistente de investigador en la editorial Clío, y se centra en un acontecimiento trágico acaecido en la isla de Clipperton, atolón perdido en el Océano Pacifico, en el que un pequeño regimiento del Ejército mexicano (soldados, esposas e hijos), que defendía la isla desde 1906, fue abandonado a su suerte por el gobierno revolucionario, que, en México, tenía problemas más relevantes que resolver. A modo de núcleo generador, huellas de dicha historia ya aparecían en Púrpura, pero como trama secundaria, y mediante una recreación casi fantástica del evento histórico por parte del aprendiz de novelista Artemio, que transformaba la anécdota real en guión digno de Veinte mil leguas de viaje submarino (1869-1870) o de La isla misteriosa (1875) de Julio Verne. En Isla de bobos, Ana García Bergua recrea nuevamente la anécdota histórica, transformando la isla de Clipperton en la misteriosa isla de K., y enriqueciéndola con una nutrida intertextualidad, desde el modélico Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe y todas las robinsonadas – según el término acuñado por Johann Gottfried Schnabel en 1731 – que lo siguieron 21, hasta En la colonia penitenciaria, novela corta de Franz Kafka, escrita en 1914 y publicada por primera vez en 1919, esto es en fechas cercanas a los acontecimientos aludidos en la novela de la mexicana. En efecto, en este relato breve del escritor praguense, un explorador visita a una colonia penitenciaria... situada en una anónima isla, también alejada de todo continente. En este sentido, la ficcional isla de K. (con la misma oclusiva [k] de Clipperton) de Ana García Bergua también es 20. García Bergua A., Isla de bobos, México, Seix Barral, 2007 ; 2ª ed. México, ERA, 2014. La novela fue traducida al francés : L’île aux fous, Paris, Mercure de France (Bibliothèque étrangère), 2009 (trad. Serge Mestre). 21. Sobre las robinsonadas, véase Genette G., Palimpsestes [1982], Paris, Le Seuil (Points Seuil n° 257), 1992, p. 323, 424-431 y 514-524 ; y Weber M.-H., Robinson et robinsonnades (étude comparée de Robinson Crusoë de Defoe, Le Robinson suisse de J. R. Wyss, L’île mystérieuse de J. Verne, Sa Majesté des mouches de W. Golding, Vendredi, ou, les limbes du Pacifique de M. Tournier), Toulouse, Éditions Universitaires du Sud, 1993. 20 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Breve genealogía de las escritoras mexicanas deudora del relato de Kafka, y comparte con él una honda reflexión sobre el aislamiento, la violencia y la arbitrariedad del poder – entre otras destacadas dimensiones que se pueden resaltar. En 2010, la autora publica un original volumen de cuentos, Edificio, que juega con los límites genéricos, entre recopilación de cuentos y novela, al relacionar entre sí – en forma directa o tangencialmente – todos los personajes del volumen, que no son otros que los inquilinos de un mismo edificio, un poco a la manera de Georges Perec en La vie mode d’emploi (1978), con su mítico edificio de la (imaginaria) calle Simon-Crubellier, en el « 17e arrondissement » de París. Entre ejercicio de estilo y proeza narrativa, el volumen de la mexicana ofrece una propuesta innovadora para desbordar los límites genéricos tradicionales 22. Por fin, después de Isla de bobos, la – hasta la fecha – última novela de Ana García Bergua, La bomba de San José, publicada en 2012, nos traslada a una Historia más reciente, la de los sesenta del pasado siglo, en la Ciudad de México. Con especial protagonismo de las mujeres (como en Rosas negras e Isla de bobos), la novela es, en palabras de la propia autora, « un divertido retrato de una época, en la que se dio un cambio de valores en la clase media mexicana ilustrada 23 », y subraya la revolución que vivieron las mujeres mexicanas – cuando menos las más privilegiadas – con la llegada de la píldora anticonceptiva, del divorcio, y de un acceso cada más mayor a la cultura y a la política. Merecedora del Premio Sor Juana 2013 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 24, la novela permite trazar otra prestigiosa y rica genealogía entre Ana García Bergua, y las anteriores merecedoras del Premio Sor Juana, como son Angelina Muñiz-Huberman (1993), Elena Garro (1996), Margo Glantz (2003) o Cristina Rivera Garza (2001 y 2009). Cristina Rivera Garza Poeta, cuentista, novelista y teórica, Cristina Rivera Garza se desenvuelve por los amplios campos de la investigación académica, de la reflexión teórica y de la creación literaria. Se graduó en la UNAM en Sociología y es doctora en Historia Latinoamericana por la Universidad de Houston, gracias a una tesis titulada The Masters of the Streets. Bodies, Power and Modernity in Mexico, 22. Como trató de hacerlo también Álvaro Enrigue en su Hipotermia, en 2005, pero con otros recursos. 23. Paul C., « La bomba de San José, retrato de mujeres desobedientes con vida propia », La Jornada, 29 de agosto de 2012. Disponible [http ://www.jornada.unam.mx/2012/08/29/ cultura/a07n1cul]. 24. El jurado lo constituían Anamari Gomís, Antonio Ortuño y Edmundo Paz Soldán. Este premio fue creado en 1992 durante el Tercer Simposio Escritura de mujeres de América Latina organizado por la escritora y editora nicaragüense Milagros Palma, directora de la editorial Indigo & Côté-femmes de París (fundada en 1986). Cada año, el premio Sor Juana galardona el trabajo literario de mujeres de lengua española de América Latina y el Caribe, otorgándole su reconocimiento a una novela publicada en español el año anterior. 21 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin 1867-1930 (1995), que tendrá importantes repercusiones en su trayectoria como novelista, justo después de la publicación de su primera novela Desconocer, finalista del Premio Juan Rulfo para primera novela (1994). Precisamente basada en la documentación y la reflexión reunidas en su tesis doctoral sobre el manicomio de La Castañeda (inaugurado por Porfirio Díaz en 1910 en la Ciudad de México), la novela de Cristina Rivera Garza, Nadie me verá llorar (1999) tuvo una amplia repercusión en el mundo editorial mexicano e internacional. Merecedora de cuatro premios importantes, el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero (1997, por una versión titulada Yo, Modesta Burgos I.), el IMPAC-CONARTE-ITESM (1999), el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2001), y el Premio Roger Caillois, a raíz de su traducción al francés (2013) 25, la novela fue elogiada por Carlos Fuentes, marcó un hito en la producción de Cristina Rivera Garza y dio inmediatamente a luz a una cantidad impresionante de trabajos académicos, amén de otros libros, suyos o ajenos, siempre en torno al manicomio de La Castañeda, entre los cuales La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General, 1910-1930 (2010), y, más recientemente, en 2014, una nueva edición de la novela, con un prólogo inédito, con motivo del XV aniversario de su publicación. En esta novela ambiciosa, la escritora trenza los destinos de Joaquín Buitrago, un fotógrafo, y los de tres mujeres principales, Albertina, una apasionada obrera italiana, Diamantina, una pianista revolucionaria, y Matilda, la prostituta que acaba como loca en el manicomio, donde coincide con las dos anteriores. Tres destinos eminentemente rebeldes, que no encajan con la visión de la mujer, abnegada y sumisa, que promueve el Porfiriato, que pretende sanar la sociedad de sus taras en aras del progreso y del desarrollo de la nación entera. La novela demuestra, si cabe, las grandes limitaciones del proyecto modernizador e higienizante del Porfiriato y los inicios más que balbuceantes de la psiquiatría, que se practicó primero a expensas de mujeres que sólo querían su autonomía y libertad. También autora de las novelas La cresta de Ilión (2002), homenaje a la escritora mexicana Amparo Dávila, Lo anterior (2004), La muerte me da (2007), homenaje a la argentina Alejandra Pizarnik, Verde Shangai (2011) y El mal de la taiga (2012), la escritora aúna y armoniza, según los contextos, ficción documental, novela histórica, narrativa metaficcional, prosa poética, literatura conceptual y escritura experimental, explorando sin tregua las fronteras de la legibilidad y de la textualidad. Prueba de ello es también su gusto inextinguible por el ensayo, la reflexión y la teoría, que se lee por ejemplo en las siguientes producciones : como coordinadora, en Romper el hielo : novísimas escrituras al pie de un volcán (2006) y La novela según los novelistas (2007), que reúne a varios autores de su generación (entre los cuales, por lo que a escritoras se refiere, Ana García Bergua, Rosa Beltrán, Ana Clavel, Susana Pagano y 25. Rivera Garza C., Personne ne me verra pleurer, Paris, Phébus, 2013 (trad. de José Maria Ruiz-Funes Torres y Karine Louesdon). 22 « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Breve genealogía de las escritoras mexicanas Patricia Laurent Kullick) ; y como autora única, en Dolerse : Textos desde un país herido (2011) ; Rigo es amor. Una rocola de dieciséis voces (2013) y Los muertos indóciles. Necroescrituras y desapropiaciones (2013). Muy significativamente, en un brillante ensayo titulado « Escribir un libro que no es mío », y al evocar los complejos procesos de apropiaciones y desapropiaciones, y de logros y fracasos relacionados con la escritura, la ensayista no duda en escribir : « Un libro es, incluso, la imposibilidad del libro. Un libro, en todo caso, no es una culminación sino el proceso que impide culminarlo 26 », en un ensayo en el que cita a Virginia Woolf y Marguerite Duras, con esas palabras que hubiera podido escribir Salvador Elizondo, uno de los escritores mexicanos más experimentales y radicales de los años sesenta. Por fin, Rivera Garza es también autora de varios volúmenes poéticos, entre los cuales destacan La más mía (1998) y Los textos del Yo (2005), que propician el nacimiento de una poesía corpórea, material y eminentemente matricial. A nivel internacional, Cristina Rivera Garza también fue galardonada por el Premio Internacional Anna Seghers (Berlín, 2005), del que ya había sido merecedora otra gran escritora mexicana, Carmen Boullosa, ocho años antes, en 1997. Y es actualmente profesora de escritura creativa en el Departamento de Literatura de la Universidad de California en San Diego. En « Geste », su luminosa introducción al monumental y precursor Dictionnaire universel des Créatrices (2013), la filósofa, escritora, sicoanalista y editora Antoinette Fouque, fundadora de las Éditions des femmes en 1973, escribe : « Il était urgent qu’après avoir pris la parole, les femmes prennent le stylo. Si l’on considère que les peuples sans écriture n’ont pas d’histoire, il fallait passer à l’écriture pour entrer dans l’histoire. Donner lieu au non lieu, lever le refoulement sur la création des femmes. Lutter contre l’effacement permanent, accomplir une révolution du symbolique... Création et procréation sont toutes deux des transgressions de l’interdit qui pèse sur le matriciel et sa connaissance, mais la poésie et la grossesse comme expériences y ramènent sans cesse... Elles sont issues d’une pulsion commune. Le génie artistique et la création génésique brûlent de chanter la vie d’avant la vie, la mémoire et l’avenir... la création des femmes est ce qu’il y a de plus universel, car elles sont en constante production de vivant, au sens culturel comme au sens de l’évolution de l’humanité 27. » Con sus líneas comunes y sus especificidades, con sus orientaciones colectivas y sus infinitas variaciones propias, es lo que ejemplifican, a nuestro parecer, las polifacéticas obras de Elena Poniatowska, Ana García Bergua y 26. Rivera Garza C., « Escribir un libro que no es mío », en La novela según los novelistas, México, Fondo de Cultura Económica – Conaculta (Biblioteca Mexicana), 2007, 9-16, p. 13. 27. Fouque Antoinette, « Geste », en Didier Béatrice, Fouque Antoinette, Calle-Gruber Mireille, Le Dictionnaire universel des Créatrices, Paris, Éditions des femmes – Antoinette Fouque, 2013, XIX-XXVIII, p. XX y XXIV. 23 Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin « Tres escritoras mexicanas », Karim Benmiloud et Alba Lara-Alengrin ISBN 978-2-7535-3462-9 Presses universitaires de Rennes, 2014, www.pur-editions.fr Cristina Rivera Garza, como podrán comprobarlo las lectoras y los lectores del presente volumen, a lo largo de los tres textos que las generosas autoras nos han hecho el inmenso honor de obsequiarnos para este libro, y de los diecinueve ensayos firmados por académicos y especialistas procedentes de doce universidades francesas distintas (Albi, Aix-Marseille, Montpellier III, Nice, Paris IV, Paris VIII, Perpignan, Poitiers, Rouen, Toulon, Toulouse, La Réunion). A todas y a todos, les agradecemos infinitamente por su valiosa participación en este intento de difundir y profundizar el conocimiento de la literatura mexicana escrita por mujeres, que significa, en realidad, la literatura mexicana universal. 24