Annie Hall, de Woody Allen. Una comedia un tanto peculiar como muestra de cine moderno. Por: Daniel Pilot Combarro Annie Hall (Woody Allen, 1977) es una de las películas más relevantes del conocido cineasta producida por United Artists y que sin duda ha significado un punto de inflexión en su carrera en el mundo de la gran pantalla. Si pudiésemos definir a Annie Hall en un género, sería en el de la comedia romántica, sin embargo, incluso utilizar una clasificación como esta no le haría honor a la película. En ella se nos muestra la vida de un cómico neoyorkino llamado Alvy Singer (Woody Allen) y en concreto enfocándola a su relación con Annie Hall (Diane Keaton), su evolución y la influencia que han tenido el uno sobre el otro. Quizás uno de los detalles que más llevan a considerar esta película como una de las mejores jamás hechas por el cineasta y en la historia del cine es más la técnica y la forma de expresar las diferentes situaciones y emociones que el propio argumento e idea en sí. Sabemos que existen muchas comedias románticas, cada mes podemos ver diferentes en el cine, sin embargo, ninguna suele marcar la diferencia y suele tratar siempre los mismos temas de la misma forma. En Annie Hall no es así, nos muestra a un Alvy Singer incapaz de expresar emociones de una forma simple, muy frío en algunas ocasiones, muy superficial, con miedo a dar pasos de los que pueda arrepentirse, y para ello nos muestra su evolución en el día a día, su rutina (siempre ir a ver la misma película) y sus miles de manías. La película a nivel técnico rebosa de sencillez: no requiere de efectos especiales, lo importante es la imagen y, sobre todo, la palabra. El guión, lleno de segundos significados e ironías, es posiblemente la parte más importante de la película: nos transmite una gran cantidad de información, de una forma quizás indirecta, de la personalidad y forma de ser de los personajes, las situaciones que tienen y cómo se enfrentan a ellas. En “Annie Hall” podemos ver claramente como Woody Allen rompe las reglas del clasicismo, por ejemplo, que no todo lo que ocurre tiene un fin (quizás en muchos casos para reflejarnos una vida cotidiana que no tiene nada de extravagante ni extraordinario) o incluso una de las grandes peculiaridades de esta película: Woody Allen conversa directamente con el espectador, aunque sepa que éste no le vaya a contestar, intenta establecer una especie empatía con él y explicarle el por qué de todo lo que ha hecho (sobre todo, si se trata de algo que la mayoría de la gente considera extravagante). También aparece en sus propios flashbacks y se pone a discutir con la gente que aparece en él, por ejemplo, en una escena de niñez aparece sentado (con Woody Allen de mayor en sustitución a Woody Allen de niño) en su pupitre discutiendo con sus compañeros y su antigua maestra, quienes se habían quedado congelados en ese recuerdo de Alvy Singer. Quizás podemos interpretar estos momentos como una introspección del personaje principal y un viaje al mundo de los recuerdos, en el que da su opinión como adulto que se ha vuelto. También se incluyen críticas a la política y a la sociedad, reflejados en la forma en la que el resto del mundo actúa y ve a los personajes e incluso en los propios chistes de Alvy. El elemento psicológico y del psicoanálisis están muy presentes en toda la obra. La película empieza con un chiste de Freud y acaba con una broma acerca de un psiquiatra y su paciente, además de que en toda la obra primero Alvy Singer y luego Annie Hall asisten a un psiquiatra, para contarle sus problemas desde diferentes puntos de vista. Por otra parte, la personalidad del propio director se ve reflejada en la película. Alvy, pudiendo tener oportunidades de trabajo en otras ciudades, y en concreto California, a la que todo el mundo huiría sin dudar, se niega a desplazarse de Nueva York y considera un suplicio el hecho de tener que salir de la ciudad (como la ocasión en la que tiene que ir con Annie en California, ciudad en la que ésta se acaba quedando, aunque al final acabe volviendo a Nueva York). El propio Woody Allen es un gran amante de su ciudad, Nueva York, en la que ha vivido desde siempre. También es un gran amante de la música, y quizás eso se ve influenciado en el trabajo de Annie como cantante en la película. Al final, los dos personajes se separarán, pero Woody Allen nos quiere mostrar otra visión: los dos personajes han aprendido el uno de otro. Esto se ve sobre todo como, tras una separación, Alvy y Annie se reencuentran mientras ésta lleva a su pareja a ver una película a la que Alvy tanto le había llevado y de la que ella estaba totalmente harta. En conclusión y ya para terminar, podemos decir de “Annie Hall” que es una de las grandes películas del cineasta y de la historia del cine debido a la introspectiva dada por Woody Allen y a la fuerza de los sentimientos de ésta, la búsqueda de la felicidad por parte de los diferentes personajes de la película, cuya representación otorga una gran singularidad y originalidad a la película.